♪Dotes de abogado♪
A primera hora de la mañana no hay tantos estudiantes o profesores andando en el campus, puesto que la apertura es de 7:30 am hasta las 8:30 pm. La mayoría de los que tenían clases a primera hora, llegaban a eso de las ocho debido al horario de entrada a los salones.
Yeonjun entra a las nueve aquel día, pero ya a las siete y cuarenta estaba delante de la oficina de profesores, con expresión decidida y nervios acumulados en su estómago al tocar la puerta.
Como es de esperarse, la señorita Jung se hallaba con una taza de café organizando unos apuntes en el pizarrón de actividades. Era la única docente que llegaba primero que el resto, estando tan temprano y puntual, su reputación era la de una profesional comprometida e intachable; es lo mismo que inculca en sus alumnos.
––Choi Yeonjun, ¿A qué se debe tu visita tan temprano por aquí? –– comenta sin detener sus anotaciones, dándole apenas una mirada por sobre sus lentes.
Inhaló profundamente para prepararse, no quiso ser negativo, lo diría y ya.
––Vengo por la prueba de Choi Soobin.
––¿Quién?
––Su alumno, el cursante de primer año, Choi Soobin.
La mujer se ríe entre dientes, continuando lo suyo.
––Yeonjun, trabajo con muchísimos Soobins y Chois en este campus, y dicto clases en otra universidad a la vez. ¿Podrías ser más preciso con tu petición?
La verdad, sabía a quién se refería, es muy buena memorizando a sus estudiantes. Por algo reconoce al joven que nunca antes había solicitado nada, no en su clase, ni con otros profesores, tiene entendido. Yeonjun era tranquilo, reservado y buen estudiante, solitario, así que era natural que le diera curiosidad y quiera más detalles sobre su petición tan repentina.
––Ayer impartió un examen con una alta ponderación para los alumnos del primer año de derecho, equivalente a cinco puntos –– informa con serenidad, diplomático ––. Soobin no pudo asistir y vino a pedirle una repetición, pero no se la autorizó. ¿Lo recuerda? –– traga saliva y mantiene su cabeza en alto una vez la mujer afirma con desdén ––. Vine hasta aquí para pedirle que reconsidere su decisión, con todo respeto, profesora.
––¿Por qué lo haría? –– inquiere sin inmutarse, aún concentrada.
Aquello irritó un poquito a Yeonjun. No le gusta que le ignoren y tomen a la ligera asuntos tan importantes como aquel.
––Estudió para ello, se esfuerza mucho en todas sus asignaturas porque le importa su carrera.
––Y te envió a ti para que lo representaras, eso no es involucrarse mucho en algo que le importa tanto.
––No, no es de ese modo. Yo vine por mi propia cuenta, él no sabe que estoy aquí.
––Ok, entonces dime tú, ¿Por qué faltó a la prueba?
Jun cerró su boca y apartó la vista, su voz saliendo menos fuerte:
––Porque tuvo un inconveniente.
Fue entonces que la profesora detuvo su actividad y dejó de lado el marcador y su libreta, encarando al peliazul.
––Choi Soobin, casi dieciocho años, pelinegro con lindos hoyuelos, apuesto a que mide casi un metro noventa porque es el más alto de la clase, es atractivo y un buen estudiante, en efecto, pero flaquea un poco en mi materia. Eres su tutor, sé de quien me hablas desde que lo mencionaste –– expone con total seguridad, tomando desprevenido al muchacho. Ella se cruza de brazos después de colgar sus lentes en la cuerda de su cuello ––. ¿Tienes idea de cuántos alumnos han faltado a mis evaluaciones por percances e inconvenientes? Unos mayores, otros menores, a unos ni les interesa siquiera arrastrar la materia, pero si les diera una oportunidad tan fácilmente a los que me llegan suplicando y llorando, cualquiera se acostumbraría y no sé esforzaría en tener responsabilidad. No sería justo ni profesional de mi parte dar beneficios extras a algunos, ni tampoco les estaría dando una valiosa lección para que tengan más compromiso en sus deberes.
––Soobin tiene responsabilidad y compromiso, es un buen alumno y un buen chico. Conoce esa valiosa lección, se lo aseguro, profesora –– afirma con aplomo, pero la mujer no parecía dar su brazo a torcer. Tomó una medida desesperada, tragando su vergüenza y arriesgando su pellejo para apelar: ––. Fue por mi culpa, cometí un error al quedarme dormido en uno de los salones mientras estábamos en nuestra sesión de tutoría. Soobin se quedó a cuidarme para que nada me sucediera y no quiso despertarme porque no estaba durmiendo adecuadamente estos días.
O semanas.
––A mí me dijo que fue él quien se durmió –– comentó con una ceja enarcada ––. Una mentira no lo hace tan buen estudiante ni un chico confiable, joven Choi.
Yeonjun se sintió más culpable.
¡El niño metiche mintió por él! Soobin es un idiota entrometido y...
Sabía que era arriesgado seguir presionando a la señora, pero no iba a flaquear, no cuando ya estaba ahí y se sumergió tanto en el asunto. No es alguien que deja las cosas a medias, sin luchar.
––Usted alega que no nos enseñaría sobre responsabilidad al darle una oportunidad a él por su falta, pero también comentó, durante el primer día de clases en el que entré a la universidad, acerca de lo injusto que era el sistema judicial en algunas ocasiones –– mantuvo su convicción a pesar de los nervios, exponiendo su punto para la que le observa con seriedad ––. Dijo que, si tuvieran un poco más de fé en las personas, no habrían tantos inocentes condenados con sentencias injustas, que no siempre se trata sólo del lado profesional, sino generar un equilibrio con nuestra parte humana y comprender al otro.
Yeonjun le dio en un punto débil, porque no era un secreto la historia de una de las mejores profesionales en la facultad.
Ella había perdido la defensa de su sobrino, el único caso en el que falló en toda su carrera -por ahora-. No obstante, meses después, se demostró que el chico era inocente, y tuvieron que pedirle disculpas a todos. Fue un caos revocar una sentencia ya dictaminada, pero la señora Jung lo consiguió con su ardua labor.
La mujer no sólo se dedica a la defensoría en la corte, con sus clientes, pues escogió igual la docencia cuando las universidades más famosas del estado comenzaron a llamarla por su impecable trayectoria. Siempre que puede, remarcaba la importancia en sus clases acerca de no quedarse con una sola teoría, la importancia de explorar, y el guiarse de la intuición de seres humanos.
Sobre todo, en la libertad de exigir no ser juzgados sin una segunda oportunidad para demostrar la inocencia.
Sí, Soobin no era inocente del todo, pero quería rectificar su fallo, ¿No merece apoyo?
––¿Dices que soy injusta por no permitirle una repetición sólo por dársela de chaperona con su tutor? –– cuestiona, pero no molesta, sino intrigada por esa chispa en el muchacho –– Hay chicos que tienen problemas más serios, y aún con ello no tienen derecho a repetición.
Yeon sabe que no es caso perdido, debe persistir un poco más...
––No en todos los casos funciona la misma regla, aunque suene mal por los otros chicos. Todos los casos importan, claro, lo que digo es que sería una gran lección para alguien como Soobin si, a pesar de todo, le da el privilegio de presentar su examen. Créame que él se va a arrepentir y nunca lo repetirá, será un buen ejemplo para el resto.
Hubo un leve silencio antes de que la rubia sonriera con labios sellados, acercándose un poco.
––Eres muy persuasivo, un gran dote de abogacía, haces que consideren tu punto a pesar de estar reacio a verlo.
––Bien...
––No prometo nada, pero lo pensaré.
Yeonjun tuvo una esperanza, dio una reverencia rápida en medio del asombro, todavía asombrado por haber logrado su objetivo.
––Muchas gracias, señora Jung.
Espera que eso funcione.
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––En unos tres meses es el primer partido de la temporada, estamos entrenando para ello –– indica, trazando descuidadamente figuras imaginarias con su dedo en el aire. El teléfono estaba en altavoz, al lado de su cara, justo sobre la almohada.
––Seguro lo harás genial, aunque me sigue asombrando verte en un equipo –– aporta Jay.
––Seh, pero es bueno tener los créditos –– chasquea con pereza ––. De hecho, voy a necesitar eso y un milagro para recuperar una de las materias principales.
––¿Cuál?
––Derecho internacional.
––Creí que sería inglés –– se mofa con una risita que hace resoplar quedo a su amigo ––. ¿Vas tan mal? Apenas inicias.
Soo talló su rostro con una palma, en señal de frustración.
––Pero acabaron los primeros periodos de exámenes y no presenté uno con alta ponderación.
Jay se extrañó al segundo, su amigo no era un estudiante de malas calificaciones, menos alguien que falta a clases, no por cosas que no lo ameriten; por Dios, casi tenía récord de asistencia en la preparatoria, de no ser por las veces que enfermaba, pudieron haberle dado el mérito al alumno sin inasistencias.
––¿Por qué? ¿Tuviste algún inconveniente o no estudiaste?
––Estudié, igual creo que no saldría tan bien, pero el problema fue que me salté la prueba –– vacila de decirle el motivo, pero termina por hacerlo en voz baja: ––. Yeonjun se quedó dormido en plena tutoría, y yo me quedé a cuidarlo.
––¿Qué? –– exclama con diversión al haber captado lo que le dijo el otro. Fue una excusa tan boba que no evita reírse incrédulo –– Es un chiste.
––De ser un chiste me estaría riendo, Jay –– gruñe malhumorado, ya siente sus orejas calientes.
––¿No te estás tomando este papel de niñera muy en serio? Debiste despertarlo o despertarlo, hermano.
––No quiero hablar sobre eso, hombre –– excusa para zafarse de las burlas––. Más bien cuéntame sobre tus parciales.
Un gemido y un golpe a la almohada resuenan por la línea.
––Siguiente pregunta.
Soobin se sentó apoyándose del cabezal de su cama, poniéndose más serio.
––Jay Park.
––¿Qué quieres que te diga? Es lo mismo de siempre –– refunfuña de mala gana ––. Estoy haciendo un esfuerzo descomunal para poder tener todo al día sin arrastrar ninguna materia. Es pasable, mínimamente soportable, pero no es lo mío.
No es para menos, estudiar por obligación una carrera que ni siquiera le gusta, es una tortura para cualquiera.
––Quisiera ayudarte –– suspira pesado.
––Gradúate, sé mi abogado y dile a mi padre que deje de joderme tanto la existencia.
––Espero poder hacerlo, amigo.
––Si lo dices por lo del examen, se puede resolver –– simplifica con perspicacia––. Ofrécele a la profesora una ronda.
Era obvio a qué se refiere.
––Eres un asqueroso, si Jeongmin te mataría de estar escuchándote.
––Oídos que no oyen, pene que no sufre~
Choi negó con una risa, su amigo a veces suena a todo un descarado, pero cuando está frente a su novia, es distinto.
––No te soporto, no sé cómo somos amigos.
––Fácil, soy el único que te soporta quejándote de Choi Yeonjun.
Su sonrisa se borró, pero a diferencia de antes, no era por puro desprecio.
––Voy a colgarte.
––Pero-
Soobin finalizó la llamada sólo porque le gustaba molestar a Jay, pero más allá de eso, el que le nombrara a Yeonjun hacia que volviera a esa rutina de pensamientos diarios:
¿Cómo estará? ¿El irresponsable habrá comido? ¿Estará dormido?
El teléfono sonó, para suerte, borrando ese hilo de preguntas de su cabeza. Contestó a sabiendas de que era su amigo. Cuando, en efecto, Ja se quejó de haberle colgado antes, fue su turno de regocijarse:
––Siempre has caso a la advertencia de un futuro abogado.
Al menos Jay no dijo nada más respecto a Yeonjun, por esa noche.
A la mañana siguiente, despertó con el estómago revuelto a causa de los molestos nervios, hoy tendría clases con la señora Jung y estuvo practicando cómo rogarle una repetición del dichoso exámen, así tuviese que llorar como escena digna para ganar el mismísimo Oscar.
Sus padres no sabían de la falta, temía que le regañaran y prolongaran su castigo, bastante tenía ya con su constante vigía desde lo de la fiesta.
Sin embargo, no esperó, en lo absoluto, que fuera la mismísima profesora Jung la que lo llamase para un intercambio verbal, incluso antes de la clase.
––Choi Soobin, presentarás un proyecto de recuperación para dentro de un mes, abarcarás todo lo que hemos dado en esos meses de clase, incluso más de lo que se trató en la prueba que perdiste, y no hay excepciones –– recitó casi en automático, leyendo su libreta y apenas dándole una mirada por sobre sus lentes ––. ¿Entendido?
––S-sí, sí, señora Jung –– asintió apresurado, aunque no conseguía reprimir su asombro, estaba muy intrigado ––. ¿Qué la hizo cambiar de opinión?
Ella tomó una boconada y miró directamente a los ojos al chico, haciendo que éste se enderezara.
––Lo que debe importarte es conseguir un buen tutor para que refuerces tus conocimientos. Espero que esto te haga reflexionar sobre tus actos, todo tiene consecuencias, y no siempre tendrás una oportunidad de reparar las cosas. Cabe decir que no es algo que permitiré que se repita en ninguna otra ocasión.
––Tengo una opción en mente para la tutoría, espero que acepte –– musita, más para sí mismo, la primera persona en su cabeza fue un cierto chico de segundo año bastante complicado de tratar. Sale de su cabeza y se endereza mejor ––. No lo daré por sentado, se lo prometo, señora Jung –– da una reverencia y sonrisa radiante, mostrando sus hoyuelos, a pesar de que la mujer tenía cara de poker ––. Muchas gracias, no la defraudaré.
"No lo defraudes a él, chico" Pensó la profesora mientras asentía -tan estoica como usualmente es- mientras lo mandaba a sentarse, puntual, pues justo la clase daría inicio y empezaron a entrar los estudiantes.
Por su parte, después de sus clases, Soobin tuvo el impulso de ubicar a la melena azul entre los estudiantes que están en la cafetería.
Quería contarle su logro, no sabe bien por qué, pero no le daba tantas vueltas al asunto y simplemente actuaba por sus ganas. Por ello, no perdió chance apenas lo alcanzó en las máquinas dispensadoras, corriendo entusiasmado hasta él.
––¡Yeonjun! La señora Jung me hará un trabajo de recuperación por el examen que perdí, ¿No es genial?
Yeon, quién no esperó para nada esa intervención, quitó su típica expresión de aburrimiento para reemplazarla con sus ojos tan abiertos como su boca. Atropelló las palabras con rápidez, incapaz de contener su interés:
––¿En serio? ¿Cuándo te lo dijo? ¿Qué te dijo?
––Antes de la clase me lo dijo, también me sorprendió mucho–– explica con gesticulación de sus manos, seguía emocionado por la oportunidad ––. Dijo que debo estudiar mucho y que tome esto como una lección, en un mes debo presentar todo, es mucho más contenido de lo que había en el examen, pero supongo que es algo.
––Es una buena noticia, Soobin –– reconoce con un peso menos de encima, intenta no sonreír como un tonto o cometer una ridiculez como abrazar al más alto, porque realmente se sentía en una victoria.
¿En serio él convenció a la profesora más complicada de su curso?
Soo afirma con la cabeza, todavía impresionado, ajeno a lo que transita por la mente del peliazul.
––Lo es. Me pregunto qué le haría cambiar de opinión.
Yeon lo medita, al menos la profesora cumplió su parte y no lo delató. Se encogió entonces de hombros, haciéndose el desentendido.
––Quizás te vio lloriquear y le removiste el corazón. Lo importante es que te lo permitió, aprovéchalo.
––Claro que lo haré –– omite lo demás, mantenía su lengua aprisionada para pensar en cómo ahora hacer su petición.
Durante la clase, Soobin hizo mil cálculos mentales para proponerle al mayor que lo asesorase en su recuperativo, estaba casi seguro de que sería rechazado -y quizás burlado-, pero...
––Podría ayudarte un poco, era el mejor en su materia durante el primer año –– ofrece cauteloso, rascando su nuca. La idea había surgido al segundo y tuvo que obligarse a decirla sin pena ––. Ahora me dicta otra asignatura, pero...
Bin estaba impactado, no había tenido que pedírselo siquiera, jamás imaginó que sería Yeonjun quien se lo propusiese.
––¿Por qué lo harías?
––Porque te quedaste por mi culpa en el salón.
Y con ello, automáticamente bajó el ánimo del azabache.
––No sigas con eso, no tienes que hacerlo por remordimiento.
En realidad, para Yeonjun no era sólo por remordimiento. Verdaderamente quiere ayudarlo, quiere convencerlo, y para ello, le guste o no, tiene que tratar de bajar un poquito su muralla impenetrable.
––Quiero hacerlo. Será como un refuerzo de lo que ya vi, me servirá también –– cedé un poco más al percibir que el menor quería zanjar el asunto por causa de su vagues. Sonríe un poco más para restarle seriedad a todo, rehuyéndole a la mirada del ojos negros ––. Además, es sólo un mes que deberé soportarte, no es diferente a lo que veníamos haciendo.
Soobin logró relajarse un poquito con el discurso, más convencido de que el mayor sí tenia intenciones de asesorarlo, por más que se haga el duro y lo disfrace.
No podía ser alguien tan odioso y rechazar su ayuda, ¿No?
––Soportarme un año, querrás decir, si agregas las tutorías –– corrige con un entornar.
––Sí, sí, ya ––lo imita, conteniendo una pequeña risa ––. ¿Aceptas?
El pelinegro sonrió ladino y estiró su mano para que el otro la estrechase, quizás para molestarlo un poquito. Insistió, y el peliazul tuvo que aceptarlo con una mueca de fastidio.
––De acuerdo.
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Las prácticas eran dos veces por semana, con una duración de tres horas. La entrenadora era estricta y sumamente perfeccionista, sin embargo, para chicas como Lia - acostumbrada a la gimnasia y a un estilo de vida atlético-, no era tan agotador como para algunas otras.
Muchas animadoras se quejaban y lloriqueaba en las gradas y bancas, otras charlaban y secaban su sudor tomando agua, incluso unas dos seguían estirándose como si no tuviesen cansancio corporal alguno.
Lia formaba parte del segundo grupo, guardando sus pertenencias entre risas y bebiendo de su termo. En ese preciso momento que se alejaba con dos amigas de su clase, un chico les silbó por la espalda y trotó hasta ellas con una toalla pequeña en sus manos.
––Princesa, dejaste esto.
––Gracias –– la de cabello cobrizo contestó, tomando con simpleza su prenda ––. Ah, y me llamo Lia, no princesa.
––Vaya, chica difícil –– rió complacido, entre dientes. Escaneó brevemente a la muchacha, discreto ––. Entiendo, soy Eunwoo.
––Ah, un gusto –– no tiene mucho que agregar, el chico la miraba y, para qué mentir, era bastante apuesto, pero no tiene mucho interés en proseguir una incómoda charla con un desconocido. Se percata de su uniforme y de las señas que hace el profesor desde el campo a las espaldas del chico, y lo comprende al segundo –– Eh, me parece que el entrenador te está llamando.
Eunwoo volteó y, en efecto, su entrenador le solicitaba con el silbato y señas. Volvió a ver a la chica y le guiñó con una sonrisa encantadora y perfecta.
––Hablamos luego.
El jugador de fútbol americano regresó por su camino y las amigas de Lia soltaron un gritito antes de ir hasta ella, jalando su brazo con insistencia.
––¡Dios, que guapo!
––Te guiñó el ojo, creo que ya te ha anotado, amiga.
––No exageren, sólo me trató como a cualquier chica –– sinceriza con una sonrisita, no negaría que se sonrojó un poco, pero no es la gran cosa ––. Seguro es un fuckboy de campus, los más guapos siempre son idiotas.
Las chicas desisten por ahora en convencerla, se van hasta las duchas y se cambian, saliendo totalmente de los vestidores y práctica por aquel día.
Sunoo divisó a la pelirroja en el pasillo y no tardó en ir con ella, sonriendo como es usual.
––Lia, justo iba a mandarte un texto.
––Sunsun, ¿Qué tal? –– corresponde con mismo gesto.
––Ahora mismo ando muriendo de nervios por una exposición –– confesó con un puchero ––. La que les mencioné ayer.
––Lo harás bien, no te preocupes tanto –– insiste con dulzura, dándole unas palmaditas en apoyo. Casualmente preguntó: ––. ¿Y Soob?
––Gracias por tu apoyo –– suspira tendido, tratando de ser positivo y contagiarse del buen ánimo de la chica ––. Creo que Soobinssi está en entrenamiento en este instante.
Lia tuerce sus labios.
––Estará ocupado por un buen tiempo, parece que tiene un recuperativo con la señora Jung.
––Me contó también esta mañana. No sé cómo la convenció, pero nadie debe enterarse o se pondrá feo.
––Así es. Fue un milagro en realidad.
––Ojalá un milagro me pase a mí también.
Los dos comparten risas por un rato más. No tenían conocimiento de que aquel "milagro" era el mismo que les pasó por un costado y los observó con desdén, ajeno a ellos.
Los estudiantes de primero y segundo año estaban reunidos en una de las aulas más grandes, divididos en dos filas entre las largas sillas horizontales de madera. Fueron convocados sin mucho detalle.
Yeonjun estaba sentado junto a Beomgyu mientras éste parloteaba con otros compañeros acerca de lo que podría estar pasando, creando hipótesis de la causa para haberlos juntado con los del curso menor. El peliazul sólo estaba aburrido y de vez en cuando bostezaba, jugando con su lápiz, ignorando lo que hablaba el grupo.
Soobin, en cambio, estaba charlando jovialmente con Sunoo, y también chequeando a su tutor de vez en cuando, le era siempre tan intrigante su actuar que no podía dejar de verlo sin motivo, sólo porque sí.
¿Por qué nadie lo incluye en las charlas? ¿Por qué él no participa, aunque sea mínimamente? Literal estaba ahí como un npc, un personaje más del fondo.
La señorita Yang entró y confirmó a que todos estuviesen presentes, pasando rápidamente lista, para comenzar su explicación en el pizarrón.
––Buen día a todos los presentes hoy aquí. He juntado a los cursantes de primero y segundo año de Derecho con la finalidad de plantear una actividad en colaboración con ambas partes. Todos aquí tienen un tutor, por lo que ya se conocieron con anterioridad, así que están familiarizados entre ustedes.
» La universidad quiere promover la integración y colaboración entre cursos, crear lazos entre compañeros unuversitarios, por lo que la actividad es un proyecto en parejas, entre un alumno de primer año y uno de segundo año. Yo les asignaré el tema y ustedes deben montar todo para una exposición a finales de este primer semestre. Les estaré impartiendo las pautas y explicaciones a todos, y cualquier duda pueden hacermela conocer para orientarles.
Los murmullos y miradas se hicieron presentes, pero no demasiado, por respeto a la docente. Las preguntas empezaron cuando varios levantaron sus manos.
––¿Tenemos que estar obligatoriamente con nuestro tutor?
––Para esta ocasión, no es necesario estar en pareja con su tutor –– ella confirma, con genuina sonrisa ––. Yo elegí las tutorías, ustedes libremente pueden escoger a su compañero, siempre que sean de dos años distintos, está bien.
La profesora planteó que los temas serían distintos por parejas, pero que la base era armar un trabajo investigativo de campo que se expondría al final del semestre.
Así comenzó el tiempo donde cada uno anotaba su dúo en una hoja para entregarlo a la mujer, y que esta asignara el trabajo a realizar mediante un sorteo de papelillos doblados en una pecera.
Felices juegos del hambre, decía ella con diversión, y los alumnos reían un poco intimidados.
Sunoo no duda en elegir a su pareja, con sencillez.
––Iré con Beomgyu hyung, ya estamos familiarizados y trabajamos bien.
––¡Sunssi!
Tal cual, Beom se acercaba sonriente al lindo chico de anteojos, quien le corresponde y va con él para anotarse, dejando a sus amigos en la mesa.
––Yo me juntaré con Soyeon unnie –– Lia sonrió agitando la mano hacia la mencionada que la llamó para que se acercase a su mesa ––. Creo que la mayoría hará pareja con su asesor, es lo más lógico.
Soobin asintió lentamente en lo que era dejado solo en la mesa, observa cómo varios estaban buscando a su compañero y se anotaban, sin tanto conflicto. Él era de los únicos tres de su año que ni pista tenían del qué harían.
Su mirada se cruzó con Yeonjun por inercia, y éste estaba en la misma situación.
Para sorpresa de ambos, se levantaron a la par para ir hasta el otro, en un acuerdo tácito. Estando cara a cara, no coordinaban quién iniciaría el intercambio verbal en los primeros breves segundos.
––Supongo que escogerás a alguien más –– inició Yeon con cierta inseguridad, guardando sus manos en los bolsillos, mostrando confianza; pero estaba curioso por las acciones de Soo, atento, en realidad ––. Te recomiendo que no lo hagas con Kim ni Lee, son terribles con la responsabilidad. Me gustaría asesorarte mejor, pero Beom ya está con tu amigo y no trato a nadie más en mi año.
"O en ninguno" Quiso decir Soobin, pero de seguro el mayor lo golpearía, o mínimo le daría un insulto y le pondría mala cara antes de dejarlo bochornosamente ahí.
Claro, no es ese asunto el que le importune.
No va a decir que no estaba decepcionado, creyó que el peliazul le pediría ser compañeros de proyecto, ¿No era lo más lógico? Si ya antes hasta fue quien se ofreció para ser su asesor con Derecho internacional.
Estúpido Yeonjun bipolar.
––¿Tu no me pedirás que te asesore? –– inquiere con leve amargura.
Jun se quejó con un sonido dramático.
––Capaz me recomiendas a otro mocoso peor que tú. gracias.
Entonces, los dos se observaron y compartieron una pequeña risa que no sabían de dónde salió, o cómo se coordinó.
––Esto es un poco patético ––resopló el de primero ––. ¿Por qué no lo hacemos juntos?
––¿Y tener que soportarte en tres trabajos juntos? ¡Ni hablar!
Otra vez, Yeonjun mentía, su única opción viable era emparejarse con Soobin, pero le apena decirlo en alto.
––¿Tan malo soy? –– entrecerró sus ojos de forma acusatoria –– Yo también tengo que soportarte.
Yeonjun exhaló más tendido de lo que era normal, dándole un gesto con la cabeza para ir a anotarse.
––Mejor un fastidioso conocido que uno por conocer.
A pesar de sus constantes burlas, ambos coincidieron, muy a su manera, de estar juntos sin que los obligaran.
Es un buen paso, ¿No?
––¿Eligieron estar juntos por su propia cuenta?
Sí, aún había gente que no lo podía procesar.
Como, por ejemplo, Sunoo y Beomgyu.
––También me sorprendió. Recuerdo que el primer día que nos conocimos, Soobin llegó tarde y Yeonjun quedó mudo frente a él –– Beom se regocijó ante la memoria ––. Después hasta se peleaban por quién respiraría primero y por quién merecía hacerlo más, ahora tienen una especie de bandera blanca alzada y se juntan por elección, ¿No es loco?
Sunoo negó con una risa.
––Diciéndolo así suena como un drama de los que ve mi hermana menor, hyung.
––Más bien de los que ve mi cuñada –– rebatió con gracia.
Sin embargo, a pesar de lo divertido que era mofarse a costa de sus amigos, había cierta preocupación que se nota luego de que acaban las risas.
––¿Piensas que no terminarán ahorcándose?
Gyu lo meditó por unos instantes. Había algo que le llamó la atención del asunto, y es que, desde que conoce a Yeonjun -hace un año y unos meses-, había sido bastante difícil de llevar, aún le asombra haberse vuelto su amigo.
La verdad, es que Yeonjun no era tan complicado si lo sabes llevar, pero con Soobin era sumamente más difícil.
¿Por qué? No tiene idea, pero eran como perro y gato.
––Si Yeonjun lo ha dejado estar con él hasta ahora, y ha aceptado tener más trabajos con él, es porque le cae decentemente bien –– concede finalmente para el inseguro menor ––. Ya eso es un gran logro.
El de cabello negro suelta el aire, deseando que su asesor tuviese razón.
––Soobin es una gran persona, es un amigo genial.
Beomgyu concedió:
––Yeonjun también, aunque es duro de roer.
Esperaban que esos dos no se desquicien por compartir más tiempo juntos.
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La universidad poseía áreas amplias y abiertas, tenía diversas actividades extracurriculares, se realizaban varias salidas de campo -tanto por fines académicos como recreativos-, competencias, presentaciones y demás. Dictaban una variedad de carreras en las facultades además, son reconocidos por el deporte y su excelencia académica, por ello era catalogada como una de las mejores del estado, no la mejor, pero sí entraba en el top nacional.
Soobin es participe de que es afortunado al ser estudiante en aquel lugar, por eso estudiaba y mantenía su promedio, no fue fácil la prueba de admisión, por algo estudió por un año entero; eso es algo que la mayoría hace, porque se puede estar por años fallando el examen, y las becas son super difíciles de obtener, básicamente se debe igual pasar la prueba y contar con más requisitos. Si es honesto, la adaptación no estaba siendo tan dura como imaginó.
Aunque, vamos, sólo es primer año, muchos dicen que esa es la punta del iceberg. O quizás sean unos exagerados.
A veces se distrae en sus ratos libres con facilidad, tenía un análisis pendiente para dentro de dos días, aún tenía tiempo y no es un tema tan complejo, pero quería adelantar para jugar una partida de su videojuego favorito, puesto que hace mucho no lo hacía, y necesita desestresarse de todo por un rato.
Sin embargo, su distracción apareció en una de las áreas del campus, porque ahí, sentado en la banca cercana a la cafetería, justo debajo de un árbol, estaba un chico con audífonos, su mirada filosa puesta en un libro.
¿Estudia con música? Vaya don de concentración, a él le estallaría la cabeza.
Soobin estuvo dos minutos parado en su mismo puesto con curiosidad, hasta que el peliazul guardó el libro y se limitó a teclear algo en su teléfono, donde los audífonos estaban conectados.
Como también tenían detalles que coordinar con respecto a los trabajos pendientes, se aproximó al mayor con toda serenidad.
––¿Qué escuchas? –– supo que el chico le escuchó, y hasta vio cuando se sentó a su lado, pero éste fingía como si no fuese cierto. Bufó, empujando un poquito su hombro con el suyo –– Te estoy hablando, Yeonjun.
––¿Disculpa? –– reaccionó con pereza, sacando de su oído derecho el aparato y haciendo énfasis en el mismo objeto al mostrarlo –– Tengo audífonos, por lógica no te escuché.
Soo prefirió no refutar, no tiene ganas de discutir por una bobería como aquella. Trató de visualizar con discreción la pantalla del móvil, pero la pista de audio decía "artista desconocido", típico, ¿No arreglarán eso en los dispositivos? Es pleno 2011...
––Preguntaba que qué música escuchas.
––Escuchaba, se me agotó la batería –– corrige con un mohín, guardando el celular en su bolsillo.
––Hay teléfonos con baterías más duraderas, no son tan costosos si reúnes por un tiempo –– no lo comentó por nada malo o presuntuoso, sencillamente era una opinión.
––Como si fuera tan fácil –– defiende de malas, en ocasiones Bin le suena a un niño pretencioso, tal vez no es su intención, pero le irrita un poquito ––. Además, mi teléfono no tiene nada de malo, los flips son la moda.
Bin sonrió con diversión, en realidad, no tenía nada en contra de los aparatos, pero los gestos del mayor eran hilarantes de ver.
––A inicios del dos mil.
––Ja, ja –– espetó en seco, sin pizca de humor ––. ¿Para qué crees que usaba los audífonos? No quiero sostener conversaciones muy prolongadas con gente boba, estaba muy entretenido.
––¿Alguna vez serás dulce conmigo?
––Sueña –– burló, dispuesto a sacar su libro de nuevo, hasta que el contrario rebuscó entre su bolsillo y sacó su teléfono, junto a un par de audífonos medio enredados. Tardó un minuto y medio arreglando el caos de cables, arrugando su nariz y moviendo sus dedos con agilidad, notoriamente concentrado al asomar ligeramente su lengua a un costado de su boca; no puede creer que estuvo observándolo todo el rato. Cuando está dispuesto a dejarlo así, antes de avergonzarse por prestar atención a una tontería así, Soobin le extendió uno de los audífonos al conectarlos, y ahora sí estaba confundido, inevitablemente regresando su interés al chico ––. ¿Ah?
Soobin se encogió de hombros como si nada, por más que por dentro se tragaba un poco de su nata timidez.
––Ignoremos juntos al resto.
––¿Están limpios? –– cuestiona, examinando desconfiado el aparato. No es que los mirase sucios o algo a primera vista, pero quizás quería provocar ese gesto enfadado del menor.
Volver a ver esa nariz de conejo arrugada.
––No seas patán –– siseó poniendo la música una vez el otro se colocó el auricular.
Bin seleccionó la pista y la playlist comenzó a pasar. Yeon le dio una mirada de reojo a la segunda canción, con interés.
––¿Te gusta Aerosmith?
––Por supuesto –– afirma, subiendo el volumen al notar que, gratamente, parece agradarle al contrario.
Pocas canciones de varios grupos y artistas fueron pasando, pero nunca hubo quejas. De hecho, Yeonjun admitió como si nada:
––No tienes tan mal gusto, después de todo.
––¿Quiere decir que te caigo bien? –– incitó con tal vez un tono de emoción oculto.
Yeonjun sonrió burlesco y negó, cerrando sus ojos para seguir oyendo.
––Te falta mucho para llegar ahí, niño.
Sin esperarlo, aquello de escuchar música juntos, ignorando al mundo con un par de mundanos audífonos, se volvió una tradición, de vez en cuando y como algo esporádico, pero un hecho real.
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El salón estaba aún vacío debido a que faltaban diez minutos para que la hora de la clase iniciará oficialmente. No obstante, Yeonjun fue antes por elección propia, para tratar un asunto con su profesora.
––Señora Jung.
La aludida correspondió el saludo desde su escritorio, extrañada de que el muchacho viniese tan temprano.
––Yeonjun, ¿Pasa algo?
––Quise darle las gracias por haber reconsiderado lo que le dije, acerca de Choi Soobin –– explica sin rodeos, dando una respetuosa reverencia en señal de respeto y gratitud.
La de blusa púrpura asintió en comprensión.
––No lo hice por ustedes, que te quede constancia de ello. Lo hice porque mi deber de docente, y persona, es saber identificar el potencial y pulirlo –– contestó con su peculiar tono tajante ––. Ambos lo tienen, pero no quiere decir que eso les dé beneficios, ¡Varios de estudiantes también lo poseen!
––Lo tengo en cuenta, y se lo agradezco mucho –– respondió de inmediato, se sintió grandioso por el hecho de ser estimado por ella, quien es una gran profesional ––. Si quiere que la ayude a organizar sus papeles o a que le traiga algo, no sé, cualquier cosa para demostrarle que no doy por sentado su considerada generosidad...
La docente bajó un poco ese porte intimidante, sonriendo discreta y cómplice, negando ante la propuesta y cambiando el enfoque:
––Ustedes no se llevan bien.
Asertiva es su segundo nombre, tal parece.
––¿Cómo lo sabe?
¿Eran tan obvios?
––Soy una abogada con veinticinco años de experiencia, he divorciado parejas como ustedes –– dijo con naturalidad, organizando sus carpetas.
Casi le dio un paro cardíaco a Yeonjun debido a la perplejidad, ¿Ella...?
––¿C-como? Nosotros no...
Jung dirigió su atención de nuevo hacia el muchacho que casi parecía trabarse con su propia lengua, con ojos grandes y con signos de clara vergüenza en su rostro.
Tuvo que soltar una carcajada al entender el motivo.
––Me refiero a la manera en la que se tratan, Yeonjun. Como mi nieto de cuatro años diría, parecen como una naranja azul, pero funcionan de alguna extraña forma. Estás siendo buen asesor, y él te escucha, es por eso que le ofreciste tu ayuda y viniste hasta aquí para retribuirme.
Yeonjun no tenía pista mínima de qué decir, o cómo tomarse sus palabras. Lo que sí, es que estaba atónito, se sentía expuesto.
––¿Usted es vidente?
––La señorita Yang es mi amiga, una de las únicas docentes a las que puedo considerar más que una colega de trabajo –– simplifica, bebiendo de su café ––. Me contó su historia en lo que llevan de curso.
––¿Y cuál es su veredicto? –– pregunta al analizar todo, actuando como si fuese un asunto gracioso –– ¿Nos terminaremos matando?
––Se respetan, a su manera. Tienen un largo camino que recorrer, pero van por buen rumbo –– concluye pensándolo por un corto instante ––. Mientras no dejen que sus diferencias les dominen, sepan dejar el orgullo de lado para reconocer sus errores, y no se mientan, creo que estarán bien.
Era de esperarse que una mujer con experiencia y buena intuición, opinara tal cosa.
Yeon se dirigió a su asiento para esperar lo que faltaba para empezar la asignatura, la señora se incorporó para arreglar el escrito en la pizarra.
Las palabras de ella le dejaron cavilante, todo estaba yendo tan deprisa ahora, y aquello no le solía agradar por su personalidad metódica. No estaba seguro de que las cosas con Soobin funcionaran, pero tampoco quiere desistir sin intentarlo.
No le queda claro si lo que la mujer dijo es verdad o no, espera que puedan sobrellevarlo.
Una última duda hace que exprese en alto:
––¿Usted de casualidad le recomendó un tutor?
Jung estuvo esperando aquella pregunta.
––Lo hice, y tomó mi consejo. Pero no le dije que te escogiera a ti, y tampoco te dije a ti que te postularas por tu cuenta –– para culminar, aventura: ––. Intuyo que ya te tenía en mente, seguramente.
La campana sonó y la charla murió ahí, los estudiantes de a poco se adentraron a tomar sus lugares, Beomgyu saludó a su hyung peliazul y tomó asiento en el puesto a su lado.
Durante el resto de la clase, Yeonjun estuvo pensando acerca de lo que expresó la profesora, tanto así que, saliendo del salón, le escribió un mensaje al pelinegro.
Yeonjun:
¿Puedes pasarme unas canciones?
La respuesta no tardó ni cinco minutos en llegar.
Mocoso Bin:
Hola, yo estoy bien, gracias.
¿Sólo me escribes para eso?
Yeonjun:
No seas susceptible, igual tenía que hablarte para reunirnos. Hay que coordinarnos.
Y sé que estás bien, te vi en la cafetería riendo con tus amigos.
Mocoso Bin:
No todos los que ríen están bien, Yeonjun.
Yeon sonrió ladino, claro que es consciente de aquello.
Yeonjun:
No seas dramático.
Mocoso Bin:
Eres imposible TT
Nos vemos en media hora para coordinar los horarios.
Pero me vas a acompañar a comer, tengo hambre y voy a ir por pizza.
Yeonjun:
☺???
Que molesto eres.
No te tardes.
Eran perro y gato, pero se llevaban, a su manera. En el fondo, estaban agradecidos con el otro.
Sí, se estiman, pero a nadie más le incumbe saber eso.
Disculpen la demora TT
¿Cómo están? ¿Qué tal el cap?
El plan es actualizar más seguido, pero no podemos prometer fechas fijas, igualmente estamos intentando tener todo al día para las actualizaciones, para darles un fic de calidad, que la espera valga la pena.
Poco a poco el ritmo irá aumentando, este fic es un slowburn total, paciencia iadsjidj
NO ESTAMOS BIEN CON THE KILLA Y CON LOS HAIRCOLORS, BASTA.
En fin, cuídense muchooo.
¡Voten y comenten! 💙💟
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