―allen + whitmore


・:*:・゚☆∥ 00. allen + whitmore

❝ There are friends, there
is family, and then
there are friends that
become family. ❞ *

*:・゚✧*:・゚✧

― act Ⅰ. the alliance

HENRY ALLEN Y PIERO WHITMORE ERAN EL DÚO PERFECTO.

            Como todas las cosas buenas, su amistad había venido sin avisar como algo tan trivial a simple vista. En un salón de clases y con una actividad en equipos, Piero había hecho un chiste sobre el extravagante peinado de la maestra. Cuando Henry se atragantó de la risa con su jugo de uva hasta sacarlo por la nariz, el resto fue historia.

            El pasar de los años solía alterar muchas cosas, pero no para ellos. Nunca se vieron lejos el uno del otro. Para todos los que los rodeaban, al pensar en uno de ellos, la imagen del otro venía conjunta ineludiblemente. Eran el dolor de cabeza de sus padres, la pesadilla de sus profesores y el interés principal de todas las chicas (o al menos así era como ellos lo contaban cada vez).

            Sus años de adolescencia los alcanzaron. Experimentaron el tormento del vello facial simultáneamente, así cómo un puñado de cosas banales como es aprender a anudar las corbatas usando un folleto de tutorial. No solo eso, también se acompañaron en cosas de más peso como lo fueron sus primeros enamoramientos acompañados de sus primeros corazones rotos. Y cómo olvidar los regaños por parte del padre de Piero, cuando intentaban aprender a manejar estándar:

            No puedo creer que ninguno de ustedes posea las neuronas necesarias como para sacar el clutch correctamente y meter primera, es lo que les había dicho como parte de su primera lección de manejo.

            Esas lecciones les forjó carácter. Piero llegó a llorar del estrés frente al volante, pero eso es algo que jamás admitiría en voz alta por más que Henry se burlara de él.

            Su unión también llegó a traerles problemas. Como cuando la familia de Piero organizó una intervención para discutir las excesivas visitas del joven Allen. Asimismo, cuando la primera novia oficial de Henry también cruzó un límite parecido. No podía soportar más citas con el mejor amigo de mal tercio. Piero suele sentirse solo por las tardes y tú le agradas, Henry solía intentar justificarlo.

            Tenían tantas historias bajo su cinturón. Con confianza, Piero podría decir que las únicas dos veces en las que se había roto un hueso habían sido culpa de Henry. De igual manera, fue Piero quien se metió en tantos problemas por una chica, que junto a su amigo tuvieron que enfrentarse a cinco chicos a la vez, recibiendo la golpiza de su vida. A Henry todavía le quedaba una pequeña cicatriz en la ceja por eso.

            Detenciones, borracheras, graduaciones y más castigos de los que podrían contar, todo lo hacían acompañados. Estuvieron para el otro en todos sus momentos valiosos de la juventud, así como en los más incómodos y penosos.

            Eran tan inseparables que hasta a la universidad se siguieron. Uno queriendo ser doctor y el otro queriendo ser ingeniero físico, empacaron sin pensarlo dos veces y continuaron con su amistad durante los largos años de su carrera. Al graduarse ya no solo eran ellos en total, sino que terminaron siendo acompañados por las mujeres que llamarían el amor de sus vidas: Nora Thompson y Angelique Rawson.

― act Ⅱ. full bloom and parenthood

LA ENTRADA A LA ADULTEZ NO FUE SENCILLO: perseguir oportunidades de trabajo, conseguir salarios, comprender cómo funcionaban los impuestos; sobre todas las cosas no se abandonaron.

            Sus respectivas bodas llegaron con el tiempo, donde ambos tuvieron el honor de ser nombrados best man del otro. Henry se comprometió con su papel: regresó a Piero a casa a buena hora y en una pieza después de su despedida de soltero (en su mayoría sobrio), lo persiguió para que asistiera a todas y cada una de las clases de baile que Angelique había contratado y al dar su discurso en la cena logró sacar lágrimas a todos los asistentes. Piero fue todo lo contrario, lo único que obtuvo fue estresar a Nora y dar el peor discurso imaginable. Eso sí, en la pista de baile no defraudó.

            Poco después, la noticia del embarazo de Nora Allen alegró a todos sus hogares. Fueron 9 coloridos meses de regocijo, emoción y preparativos que llevaron al nacimiento de Bartholomew Henry Allen. Al parecer las insensatas velocidades a las que Piero llegaba a manejar terminaron siendo lo que consiguió hacer que Henry llegara a tiempo al nacimiento de su hijo. También fue este, quién se ocupó de llevar café y comida a los padres primerizos en su estancia en el hospital, haciendo su papel de alivio cómico.

            La misma experiencia caería sobre los Whitmore, no obstante este no sería un embarazo tan llevadero. Angelique experimentó muchas complicaciones con la salud intrauterina del bebé, lo que redujo las visitas entre ambos amigos. La pareja se aisló, viéndose únicamente rodeados de doctores, terapeutas y familiares cercanos, intentando lidiar con la posibilidad de perder a su bebé en intimidad. Venciendo todas las expectativas, Morgan Ayn Whitmore llegó al mundo prematura, pero completamente sana.

― act Ⅲ. tragedy

TARDE O TEMPRANO, las familias volvieron a reunirse y ésta vez con esas dos nuevas adiciones. Era de esperar, pues el apellido Allen y Whitmore iban juntos por naturaleza. Todo parecía volver a lo que una vez era entre cenas y reuniones hasta la noche en la que Nora Allen fue asesinada. Henry fue directamente a la cárcel, después de un juicio de aproximadamente 50 minutos. Barry, su pequeño hijo, lo había presenciado todo y aseguraba que el verdadero asesino se había presentado como un borrón amarillo con rojo. Eso no fue convincente para ninguna autoridad, pero sí lo fue para Piero. Él sabía que Henry era inocente con completa certeza, solamente no encontraba manera de probarlo.

            Perder a Nora fue devastador para los Whitmore, quienes habían llegado a quererla tanto como a Henry, pero ninguna tragedia fue más grande que la que tuvo que pasar Barry. Después de perder a sus dos padres, Barry pasó a vivir con el detective Joe West y su hija Iris.

            La primera persona en visitar a Henry en Iron Heights fue Piero, apareciéndose en cuánto supo que se lo permitirían. Se presentó con los ojos húmedos e imagen descuidada, igual de devastado que su mejor amigo al otro lado del cristal. Dio su más sentido pésame, seguido de asumir la completa responsabilidad de la planificación para el funeral de Nora. Juntos organizaron unos cuantos detalles, asegurándose de que todo fuera justo como ella hubiera querido. Cuando decidieron dejar el tema de lado, hubo un silencio corto, donde las lágrimas en la cara de Piero comenzaron a caer, soltando todo tipo de disculpas.

            Piero Whitmore fue el primero en querer darle un hogar a Barry. Después de todo era el hijo de su mejor amigo, claro que quería dar un paso adelante y apoyar a esa familia luego de tanta desgracia. Por eso se disculpó: por no poder ser su mejor amigo en un momento de tanta necesidad. Desafortunadamente, tenía un impedimento. Algo que había escondido de sus familiares y amigos por unos cuántos meses, siendo Henry el primero en enterarse: Piero había sido diagnosticado con cáncer de riñón. Con toda la pérdida que Barry había experimentado, Piero sabía que era irracional y cruel invitarlo a su hogar, si había alguna posibilidad de que él no fuera una constante en su vida. No quería hacerlo pasar por más daño.

            Henry se vio abrumado ante la noticia, pero le aseguró una y otra vez que él no lo culpaba por no acoger a Barry. Sería demasiado pedir, Piero no debería cargar con toda esa culpa. Nada de esto debería estar pasando. Henry ya había perdido a su mejor amiga y el solo pensamiento de ahora perder a su mejor amigo, le partía el corazón.

            —Tienes que decirle a tu familia, Piero —determinó Henry, mirándolo dejar el teléfono que los comunicaba de lado para poder limpiarse la cara con ambos dorsos de las manos en un intento de recobrar postura. Cuando volvió a pegar el auricular a su oído, él continuó—: Necesitas que te acompañen durante el tratamiento y necesitas su apoyo. Prométeme que les dirás.

            Él asintió, respirando hondo.

            —Sí, lo haré.

            Se miraron un par de segundos más en los que las palabras no hacían falta. Sus vidas comenzaban a teñirse de un melancólico gris profundo, cuando sentados ahí todavía podían ver a los jóvenes que algún día fueron. El contraste era tanto perturbador como desolador. Era una silenciosa despedida hacia la vida de amor y felicidad que tenían planeada para la familia Allen y la familia Whitmore. Ambos se preguntaban cómo es que habían terminado en ese preciso momento, pues nada parecía ser justo o tener sentido. Era más dolor del que podrían consolar hablando, así que solo se acompañaron en silencio.

            La visita terminó con Piero prometiéndole que regresaría cada dos semanas y así cumplió, siempre puntual hasta el último día en el que sus capacidades se lo permitieron. Aún en sus visitas, Piero siempre encontraba maneras de traer la comedia al triste área de visitas. Hacía bromas sobre los beneficios del cáncer, como él los llamaba, y bromeaba sobre la preocupación de sus doctores. Bromeaba sobre su pérdida de cabello, sobre tener que apoyarse de un bastón para caminar y de todas las medicinas que se tenía que tomar.

            Cuando la última visita llegó, el par lo sabía. Piero apenas podía mantenerse de pie. Había comenzado a llevar a su hija Morgan con él, pero esta vez ella no estaba, solo lo acompañaba uno de sus enfermeros. Piero se veía pálido, ojeroso y enfermo, el intentar mantener la vitalidad en su cara era una batalla que parecía no ganar. La visita comenzó con lo usual, una plática como cualquier otra hasta que el tema que intentaban evitar se apoderó del silencio.

            —Me internarán en el hospital este viernes –anunció Piero con una extraña calma en su voz—. Dicen que hay deficiencias que no pueden tratar con medicamentos, así que van a operarme otra vez.

            Henry asintió, esperando una noticia de esa naturaleza.

            —Pero me negaré.

            Su amigo frunció el ceño a través del cristal.

            —¿Cómo que te negarás?

            —No me quitarían el cáncer, es inoperable. Solo sería buscar más maneras de alargar mi vida unos cuantos meses.

            —¿Y tu familia?

            —Mi familia lleva lidiando con la idea de mi muerte por un año, sería aplazar lo inevitable.

            Henry negó con la cabeza con mil pensamientos cruzándose unos con otros. Sentía terror.

            —No puedes simplemente rendirte, Piero. Piénsalo. Morgan debe saber que su padre le está dando lucha a ésta enfermedad.

            —¡He estado luchando! –proclamó Piero llenándose de sentimentalismo y presión en el pecho—. Cada día he estado luchando y si algún día pregunta, eso tienes que decirle a Morgan. Esta decisión ya no es para mi familia. No puedo más. No es la vida que yo quería para mí, ni para Angie ni para Morgan.

            Henry comprendió que querer convencerlo de que se sometiera a otra operación era completamente egoísta. Lo quería hacer, porque lo quería ahí. Porque esos pocos meses más que le asegurarían, serían pocos meses invaluables más con él. Henry conectó la mirada con la de su mejor amigo, quien reflejaba nostalgia y tristeza mezclada con una extraña calidez que siempre lo acompañaba. Las palabras le faltaban.

            —Acepto cualquiera que sea tu decisión. Siempre tendrás mi apoyo, Piero.

            —Sabía que entenderías. —Se esforzó por darle una sonrisa—. Gracias, Henry. Quiero que sepas que has sido el mejor amigo que pudiera haber pedido.

            Los ojos del mencionado se humedecieron, mientras éste apretaba los puños.

            —Lamento no poder estar contigo en estos momentos.

            Piero soltó una risa entre tosidos.

            —No hay nada qué lamentar, idiota. Me has acompañado en los momentos suficientes, ¿no crees? Ésta es la parte fácil, me toca hacerlo solo.

            Henry soltó un suspiro tembloroso con su corazón hecho un nudo.

            —Te quiero, amigo. Nunca quedaré completo sin ti, quiero que lo sepas. No sabría cómo agradecerte todo. Yo... no sé qué decir.

            —No tienes que decir nada. Yo también te quiero, hermano. Nos vemos pronto.

           Semanas después, Henry llegaría a enterarse de que Piero sí había aceptado la operación. Desafortunadamente, ésta le trajo más complicaciones de las que esperaban: no cumplió su cometido de garantizarle meses adicionales, sino lo contrario. Había decidido luchar por su vida una vez más y con esa última lucha, falleció.

* "Hay amigos, hay familia y luego están los amigos que se convierten en familia."

(n/a) ¡hola! ya por fin algo de texto. mañana publicaré la segunda parte de prólogo.

¡estoy súper feliz con este proyecto! quiero que sepan que ya voy muy adelantada (ya tengo 12 capítulos escritos) y con más ideas. lo digo para que tengan la seguridad de que no voy a dejar de escribirla o algo jaja

¡muchísimas gracias por todo el apoyo, los votos y comentarios! <3

les manda muchísimo cariño,
niam roca (;

[ editado 30 de agosto, 2021. ]

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top