25. is it over?


・:*:・゚☆∥ 25. is it over?

❝ I have fought the worlds that have tried to separate us; if need be, I will fight the heavens as well.❞ *


Meredith T. Taylor

THAWNE HABÍA PASADO LOS ÚLTIMOS MINUTOS LLENANDO LA HABITACIÓN DE SU PROPIA RISA. Golpeaba su rodilla y negaba con la cabeza, balbuceando una serie de cosas incomprensibles. Mientras más parecía disfrutarlo, más crecía la impaciencia en Morgan por no saber qué estaba pasando.

            ―No te sigo, ¿pasó qué? ―lo detuvo de una buena vez por todas.

            El hombre recuperó el aliento paulatinamente.

            ―¿Recuerdas lo que te dije sobre los meta-humanos en el acelerador de partículas?

            ―¿Lo de que todos iban a morir si permanecían ahí?

            ―Justo eso, sí. Intentaron trasladarlos con la ayuda de Snart. ―No pudo terminar la oración correctamente, viéndose alcanzado por la risa.

            ―Ajá, ¿y?

            ―Todos escaparon. Esa necedad de Allen es impresionante. Ya puedo entender por qué te gusta tanto. ―Morgan alzó una ceja en su dirección, recibiendo una falsa inocencia de su parte―. Disculpa, ¿tema sensible?

            ―¿Te diviertes mucho?

            ―Bastante. Hay muchos peces en el mar, Morgan. Lo superarás ―dijo como si fuera algo insignificante. Estaba a punto de dejar pasar el tema, cuando recordó el otro lado de la historia―. Falta la mejor parte. Barry eliminó todos los récords criminales e información que se tenía sobre Snart. Todo. Cuando se dio cuenta de que Snart lo había engañado... Debiste haber visto su cara. Ese Barry, es formidable ―Morgan lo miró con una expresión vacía en la cara, lo que hizo que el hombre borrara su sonrisa―. Vaya. No solo absorbes energía, sino que también absorbes la diversión de todo.

            ―No, no. Internamente estoy sacando la carcajada de mi vida ―le dijo con sarcasmo evidente a lo que él respondió mirándola con severidad casi en reprimenda. La castaña se mordió el interior de su mejilla, antes de añadir a duras penas―: Mejoraré mi actitud.

            ―Buena chica.

            Con esto se dio por terminada su breve conversación. Después de todo tenían un lugar en dónde estar.

            Morgan se buscó un rincón con privacidad, agradeciendo los momentos que tenía para ella misma. Mecánicamente, comenzó a ponerse el traje de Sapphire. Le quedaba algo suelto ya, consecuencia de sus pobres hábitos alimenticios regidos por su estado de ánimo. Se ocupó en hacer sus propios arreglos lo mejor que podía, hasta que éste logró ajustarse a ella casi decentemente.

            Con sus manos procuró peinar su largo cabello castaño, para posteriormente ocultarlo dentro de la capucha de su traje. Teniendo una extraña sequedad de boca, terminó por colocarse su máscara sobre los ojos, quedando relativamente lista para continuar con el plan de Thawne. Y con su propio plan también.

            ―Estoy lista ―anunció saliendo de su escondite.

            Él sonrió con complacencia. Era hora.

            ―Antes de que nos vayamos ―la detuvo, poniéndose exactamente frente a ella.

            Morgan inspiró profundamente y alzó la cabeza para conectar con sus calculadores orbes azules.

            ―Solo quiero decir que a pesar de todo, estoy orgulloso de ti. ―El ceño de Morgan se tensó involuntariamente, creyendo no haber escuchado correctamente. El hombre alzó un poco las cejas y asintió ante su incredulidad, sorprendiéndose a sí mismo de la sinceridad de sus palabras―. Me has dado un nuevo propósito, donde antes solía haber únicamente odio como motivación. Sé que no ha sido una transición fácil, pero yo jamás dudé en que podrías con todo esto. Viéndote aquí... Es un honor.

            La castaña respiró pesadamente con indignación arañándole la piel por dentro. ¿Cómo se atrevía a decir todas esas cosas después de todo lo que había pasado?

            La forma en la que la miraba... Era casi paternal. Sentía todo tipo de sentimientos encontrados. Una parte era asco. Desagrado de producir ese efecto en un asesino. La otra cara de la moneda era mucho más problemática: la parte de ella que recordaba que nadie la había visto de esa manera en más de 10 años.

            ―Hay algo que no me estás diciendo ―soltó quedamente, hasta poder ver un extraño brillo en los ojos del velocista―. ¿Qué es?

            ―Eres muy intuitiva.

            ―Siempre hay algo más contigo, ¿no es cierto?

            No respondió. Con un guiño de ojo siguió con su camino.

            Tan solo unos momentos más tarde, Morgan se encontraba afuera de la entrada oeste de S.T.A.R. Labs, escondida encima de unos enormes contenedores de reserva. El aire frío de la noche impactaba contra sus mejillas, haciéndola sentir completamente despierta.

            Thawne y Barry estaban intercambiando palabras a unos metros lejos de ella, uno amenazando al otro y básicamente queriendo reclamar su propio poder en la situación. Sabía que esa parte era importante: la comunicación. No serviría de nada que ambos se lanzaran a la garganta del otro en cuanto se vieran. Sin embargo, ella estaba pidiendo con todas sus fuerzas que se apuraran. Su pierna comenzaba a acalambrarse.

           ―Lo sé. Me ves como el villano, pero, Barry, si tan solo miraras cuidadosamente todo lo que hice... Cada cosa, lo que puse en marcha... Tú entenderías que solo hice lo que tenía que hacer. Nada más, nada menos ―recitó, caminando lentamente hacia el frente.

            El velocista escarlata simplemente negaba ante sus palabras, sin creer un poco su falsa solemnidad.

            ―¿Secuestrar a Morgan? ¿Eso tenías que hacer? ―lo acusó achicando los ojos en su dirección. Una sonrisa se asomó lentamente en el rostro de Thawne. Al ver que él no respondía, simplemente chasqueó la lengua con incredulidad―. El acelerador de partículas también, ¿cómo se ajusta todo esto en tu gran plan?

            ―¿Por qué no me acompañas y te lo enseño?

            ―¿Sabes? Justo aprendí a no confiar en el malo.

            ―Aun así, te he mostrado una y otra vez que no me vencerás, Barry.

            Un estruendo llamó la atención sobre sus cabezas, cortando el intenso contacto visual que mantenían los velocistas.

            Era Firestorm. Esa flameante figura que volaba por los aires aterrizó a un lado de Barry.

            ―¡Wow! Trajiste a un amigo contigo ―exclamó Thawne sin mostrar ninguna señal de abatimiento. De hecho, parecía deleitado, sosteniendo una amplia sonrisa en su rostro.

            El sonido del aire siendo cortado anunció la llegada de otro acompañante de Flash. Green Arrow ahora formaba parte de su formación.

            ―Bienvenido, señor Queen ―saludó con una risa de emoción.

            ―Espero no llegar tarde ―respondió el encapuchado con una voz grave, perfectamente audible.

            Morgan suspiró desde su escondite, viendo los sucesos por debajo de ella.

            ―¡No me importa que tan rápido seas! No puedes pelear con los tres al mismo tiempo ―amenazó Barry con una creciente confianza en él.

            Thawne asintió sin quitar la prefabricada felicidad de su rostro.

            ―Oh, ¿no puedo? ―alzó las cejas, claramente entretenido por la situación que estaría por desarrollarse. Se aclaró la garganta―. Sapphire, querida, ven a ver esto.

            Que Thawne hubiera volteado en su dirección había logrado que todos los presentes siguieran su mirada hasta dar con ella. La castaña se puso de pie lentamente, queriendo parecer serena. Saltó del contenedor sobre el que estaba, controlando la energía gravitacional de su cuerpo para poder aterrizar con gracia de una caída tan alta. Truco enseñado por Eobard. Había tomado un riesgo al querer hacerlo, pues nunca antes lo había logrado con éxito. No escapó fácilmente de la mirada de orgullo del velocista amarillo.

            Con la cabeza alzada, caminó hasta quedar a un lado del hombre, encarando a sus tres contrincantes. Barry no pareció realmente sorprendido de verla.

            ―Créeme, esto será divertido ―afirmó Thawne con sus rasgos abandonando su aparente diversión para ser reemplazada por una severidad nueva.

            Alzó su mano, formó un puño con ella y mostró el anillo que cargaba con su traje. El trío frente a ellos reaccionó de inmediato: las flamas de Firestorm volvieron a arder con intensidad, Barry subió su máscara para cubrir su cara y tomó posición de correr en cualquier momento, y Oliver Queen apuntó una flecha en su dirección. Morgan solo vio propio responder iluminando sus ojos y manos de un fuerte azul eléctrico, extendiendo sus brazos a sus costados, lista para atacar.

            Los primeros en precipitarse al enfrentamiento fueron Flash y Reverse Flash, sumiéndose en una carrera sin fin, dando círculos y círculos. Eso la dejaba a encargarse de Arrow y Firestorm sola.

            Genial. Este plan apesta, pensó con urgencia.

            Antes de que el arquero pudiera ponerla en la mira correctamente, Morgan se transportó a la corriente eléctrica que conectaba los faroles de su zona. Sin previo aviso, apareció justo encima del encapuchado. Su plan era derribarlo, pero el hombre reaccionó más rápido, atrapando a la meta-humana en el aire y echando su peso hacia delante, lanzándola por enfrente de él. Morgan rodó en el suelo hasta que pudo retomar su balance, quedando en cuclillas frente a su oponente.

            ―Tanto tiempo, Oliver ―saludó, incorporándose para quedar de pie.

            ―Morgan ―murmuró secamente como saludo―. La capucha no te queda.

            Ella puso una mano en su pecho, formando una "o" con sus labios en un intento de actuar estar ofendida de forma dramática. Al mismo tiempo, un sentimiento caluroso comenzó a cosquillear su nuca. Sin pensarlo dos veces volvió a doblar sus rodillas, esquivando por segundos un flameante ataque por parte de Firestorm. No se tomó ninguna pausa, cuando ya estaba respondiendo en contra del hombre en llamas.

           Los entrenamientos clandestinos con Eobard no habían sido completamente inservibles. Una de las cosas que había aprendido era el cómo hacer transiciones más veloces entre el manejo de distintas energías. Cada tipo de energía tenía sus niveles de complejidad y tecnicismos, pero poco a poco lograba emplearlas con mejor precisión.

            Así fue como manejó la energía cinética de Firestorm, produciendo un impulso lo suficientemente fuerte como para alejarlo de ella. Seguido de esto, usó su mano libre para afectar su energía gravitacional, fijándolo directo al suelo. Estos segundos en los que perdió de enfoque a Oliver, provocó que recibiera un golpe de su arco por la espalda, para después ser derribada de una patada.

            Un quejido salió de los labios de la castaña, generando un ruido seco al caer al suelo. Sus sentidos se dispararon al sentirse en desventaja ante la habilidad del hombre. Anticipando su próximo ataque, Morgan cruzó ambos brazos por su pecho con sus manos hechas puños, formando un campo de fuerza que la protegió del golpe del mayor. Asimismo, aprovechando el campo formado, tomó impulso y le golpeó con la aglomeración de energía azul. Este golpe alejó a Oliver lo suficiente para permitir que Morgan regresara a posicionarse sobre ambos pies, lista para el siguiente ataque.

            La agilidad del hombre no le concedió ni un segundo más, cuando ya estaban a la ofensiva nuevamente. El estruendoso sonido de cristal haciéndose añicos desvió su atención, dándose cuenta de que Barry acababa de impactar con fuerza contra el brillante letrero de S.T.A.R. Labs. El impulso de ir a revisar el estado del héroe la gobernó por un momento en el que dirigió sus pasos en su dirección. Eso no duró mucho. La alerta de haber perdido de vista al arquero en esos significativos segundos volvió a retomarla. Para cuando Morgan regresó la mirada a su contrincante, este ya había dejado ir la cuerda de su arco, acertando en clavar su flecha en la pierna de Reverse Flash.

            Al mismo tiempo, una potente ráfaga de fuego impactó cerca de la meta-humana, anunciando el regreso de Firestorm y obligándola a retroceder en tropiezos. Con el ceño fruncido y sintiendo su cara ahogarse en el bochornoso calor, Morgan alzó ambas manos en su dirección, haciendo que sus dos disparos de poder chocaran fuertemente: azul eléctrico contra los lengüetazos de las llamas.

            Morgan sentía el peso de la gran arremetida de Firestorm queriendo llegar a ella, aumentando su desesperación. Viéndose en una encrucijada, soltó el disparo de energía cerúlea que estaba disparando para crear un fuerte campo de fuerza frente a ella. El flameante ataque de Firestorm se vio reflejado por este escudo, soltando un fuerte estallido de luz de un tono esmeralda.

            Para ese entonces, Reverse Flash ya había intervenido para defender a la castaña. Con sus brazos comenzó a crear remolinos a gran velocidad, generando una corriente de aire tan potente que empujó a Firestorm completamente lejos en el celaje, hasta parecer solo un punto en la oscura noche. Flash reaccionó de inmediato, desapareciendo al ir en su auxilio.

            Finalmente, Morgan se vio inmovilizada, cuando el arquero la tomó desprevenida pasando uno de sus brazos a través de su cuello.

            ―Para ser la mala ahora, tienes que actuar como que no te importan las cosas. En especial Barry, ¿sabes? ―Oliver le susurró al oído, sosteniéndola con más fuerza al sentirla removerse en un intento de zafarse―. Y el papel te sale jodidamente mal.

            Con fuerza, el arquero encajó una jeringa en la garganta de la meta-humana. La castaña soltó un sonido gutural en el que se cortó su respiración. El gritó de Thawne se escuchó lejano, muy lejano.

            ―Eres... ―musitó como si fuera un suspiro―. Un idiota, Oli...

            Ni siquiera pudo terminar de pronunciar su nombre, cuando perdió la conciencia. 



ϟ



LA CÁMARA DEL ACELERADOR DE PARTÍCULAS CAMBIABA MUCHO UNA VEZ QUE ESTABAS DENTRO. Tanto tiempo encerrando a otros meta-humanos en esas celdas y tan solo le había costado perderse a sí misma para vivirlo en primera mano y poder admirar los detalles.

            Mientras trazaba con su dedo los rombos azules que la rodeaban, se puso pensar sobre su desempeño en la pelea que la había llevado a ese punto. Le pudo haber ido mucho peor. Al menos sabe que ha mejorado. Eso es lo único que había querido siempre. Ser mejor.

            Su celda se sacudió sacándola de su ensoñación. Se estaba poniendo en movimiento, lo que solo significaba una cosa: le prestarían una visita. Cuando por fin frenó y regresó a su estabilidad, Morgan no pudo animarse a girarse. Estaba sentada en el suelo, dándole la espalda al cristal y mirando la pared como si esta tuviera que acaparar su atención entera.

            ―Confiaba en que te volveríamos a tener por aquí, pero esto no era exactamente lo que imaginaba ―la voz de Cisco le causó escalofríos de inquietud.

            Se ponía peor.

            ―¿Morgan? ¿Estás bien? ―Caitlin la llamó con preocupación en su voz.

            A pesar de todo lo que había pasado, ¿cómo podía dirigirse a ella con un tono tan dulce? ¿No se había enterado de que horas antes había peleado contra su querido Ronnie?

            ―¡Morgan! ―Cisco insistió.

            Sabiendo que literalmente no tenía dónde esconderse, ella se puso de pie y los miró por primera vez en semanas. El ingeniero la miraba con aire suspicaz, mientras que su amiga la miraba como si fuera un cachorro lastimado.

            ―Cisco, Caitlin ―los mencionó simultáneamente en forma de saludo.

            ―Sabemos que esta no eres tú ―saltó de inmediato la doctora. Continúo casi suplicante―: Morgan, tienes que decirnos lo que está pasando.

            Ella los miró inexpresiva sin cederles ningún tipo de respuesta.

            ―Eobard Thawne habló con Barry ―Cisco hizo énfasis al iniciar la oración, dando a entender que ya estaban enterados de la verdadera identidad del hombre―. Le está dando la oportunidad de salvar a Nora a cambio de que lo dejemos regresar al futuro.

            ―Quiere llevarte con él ―añadió su amiga consternada.

            Morgan suspiró con una reprensión evidente. Succionó sus dientes con algo de fuerza antes de reunir el valor de pronunciar lo siguiente con la mayor franqueza posible.

            ―No importa nada lo que crean saber o lo que no saben. Tienen que dejarme ir. No tengo explicaciones ni nada que pueda satisfacerlos, pero tendrán que conformarse.

            Cisco y Caitlin se miraron entre ellos. Era justo como la habían descrito, Morgan estaba distinta. Se sentía fuera de lugar.

            ―No nos has de conocer en lo absoluto si de verdad crees que vamos a escucharte y abandonarte solo porque sí. ―El ingeniero declaró con frustración.

            La meta-humana no volvió a pronunciar palabra y sus amigos tomaron una decisión. Tenían que encontrar a Barry. Comprendían lo difícil que era para él, pero necesitaban de su ayuda.

            Morgan los vio desaparecer en silencio, absorbiendo cada detalle de ellos. No la regresaron al rincón donde solía estar esa celda. La dejaron ahí, expuesta al pasillo vacío que se extendía a unos cuantos metros de profundidad. Se preguntó si regresarían.

            Después de unos minutos en los que ella escrudiñó ese rojizo corredor con atención, alguien apareció frente a ella. Barry Allen, a tan solo unos metros lejos, la miraba con detenimiento. Había cierta severidad en sus facciones, algo que no le había visto en mucho tiempo.

            Morgan tragó grueso.

            ―Entonces... ―intervino ella primero, queriendo evitar lo que sea que él tuviera que decirle―. Snart te engañó, ¿eh?

            Él asintió sin verse muy participativo en su tono de broma.

            ―Sí, me engañó. Últimamente me han tomado preferencia para eso.

            ―Barry, yo...

            ―Te fuiste ―la cortó de inmediato, evidentemente dolido―. Cuando estábamos en el desagüe, después de Grodd. Te fuiste y yo ya te tenía. Te tenía, Morgan. 

            Ella parpadeó perpleja sintiendo como si su garganta ahora fuera de hierro. Sin esperar una respuesta, Barry se acercó a pasos lentos hasta llegar al monitor a su derecha. Morgan reconoció los botones que él presionaba, se los sabía de memoria.

            ―¿Qué haces? ―preguntó algo ronca, delatando su terror―. ¿Qué haces? ―repitió más alto.

            ―Te estoy dejando salir ―dijo sin más.

            ―N-no, Barry...

            ―Confío en ti ―sentenció sin inmutarse ante el miedo que ella emanaba.

            ―¡No!

            En cuanto la puerta comenzó a abrirse, Morgan sintió sus poderes listos para ser usados, cancelando la neutralización que la celda ejercía en ella. Su respiración se aceleró al ver el cristal frente a ella levantarse, hasta que no quedaba nada entre ella y el velocista.

            Morgan alzó sus manos a la defensiva, iluminándose de azul en cuanto Barry dio un par de pasos en su dirección.

            ―No te acerques ―le advirtió―. No des ni un paso más.

            Él suspiró con impotencia. Sabía con certeza que Morgan no le haría daño. Podía ver la cobardía manifestarse en sus manos temblorosas y en su débil tono de voz. No era su intención alterarla de esa manera.

            ―Morgan...

            ―Cierra la puerta ―le ordenó señalando el monitor―. Por favor, no hagas esto más difícil ―añadió con un tono más suave.

            No podía dejar que Barry se acercara demasiado. Alejarse de él la última vez que la sostuvo en sus brazos había sido lo suficientemente doloroso como para vivirlo de nuevo.

            Él cedió. En cuánto la puerta volvió a acomodarse en su lugar, el brillo abandonó las manos de la castaña y ella volvió a respirar propiamente. Su cansancio físico y emocional se evidenció, cuando sus piernas flanquearon y ella cayó de rodillas, apoyando una mano sobre el cristal.

            Barry la miró completamente lastimado por su rechazo. Se puso en cuclillas frente a ella e imitó su gesto, apoyando su palma en el cristal.

            ―Dime qué hacer, ¿qué necesitas? ―le pidió suavemente―. Habla conmigo, Morgan. Quiero ayudarte, pero cada vez que me acerco, me alejas. Ayúdame a entender.

            Ella miró sus manos pegadas al cristal, mordisqueando su labio inferior. Había algo que moría por preguntarle.

            ―Barry... ¿Mi mamá...? ―su voz se debilitó impidiéndole terminar su oración.

            ―Ella está bien. Hice lo que me pediste ―aseguró con confianza. La honestidad emanaba de sus ojos verdes―. Yo no dejaré que le pase nada, Morgan. Ni a ti.

            Morgan no se había percatado del peso que tenía la preocupación que sentía por Angelique, hasta que sintió una liberación en su pecho. Tomó una bocanada de aire que le llenó los ojos de lágrimas y asintió con alivio. En un momento de claridad, restregó sus manos sobre sus ojos para reunir sus pensamientos.

            ―Muy bien. Muy bien, Barr ―murmuró, respirando irregularmente―. Ahora, tienes que regresar a salvar a Nora. Lo sabes, ¿verdad? No hay duda sobre el tema.

            Thawne le había presentado a Barry una oportunidad: la de salvar a su madre de ser asesinada con el precio de despedirse de Morgan para siempre.

            ―No es tan simple.

            Ella soltó lo que pareció un gemido de frustración.

            ―¡Pero sí lo es!

            Morgan no era la única frustrada, él también lo estaba. Ella solía ser la optimista empedernida que afirmaba que todo tenía solución y que todo era posible. ¿Un meta-humano de acero? Fácil. ¿Enfrentarse a todo tipo de criminales poniendo su vida en riesgo por otros? Sin problema. Él no entendía dónde había quedado su apreciación por la vida. ¿Por qué se estaba dando por vencida sin luchar? Peor aún, ¿por qué le era tan fácil abandonarlo sin rechistar?

            Así se sentía cada que ella le pedía que se alejara, se sentía abandonado.

            ―¿Recuerdas la noche en la que Thawne te secuestró? Tú y yo en Jitters.

            Morgan parpadeó lentamente y finalmente asintió. En esos momentos le parecía algo tan distante, pero por supuesto que lo recordaba. Lo recordaba tan vívidamente que su corazón se hacía un doloroso nudo.

            ―Sí ―susurró.

            ―No sé lo que pasó. No sé lo que Thawne te dijo o con qué te habrá amenazado. Lo único que sé es que... ―Barry tomó una corta pausa―. Te quiero. No sé cómo ayudarte ni qué hacer para que me creas.

            Los ojos de Morgan se suavizaron, mientras mostraba una mueca lastimera.

            ―Te creo. No tienes que "salvarme", Barr. No tienes que hacer nada. Estoy aquí por mis propias acciones, las cuales no tienes que cargar en tus hombros. Te parecerá difícil de asimilar, pero a veces simplemente hay cosas que no puedes solucionar.

            Barry la miró genuinamente dolido y Morgan no pudo encontrar las palabras para disculparse.

            ―Sé que no te he dado ninguna razón para hacerlo, pero tienes que confiar en mí. Salva a Nora.

            ―Morgan...

            ―Hazlo ―lo interrumpió con más voluntad―. Salva a Nora y yo me encargaré de Eobard Thawne. Yo estaré bien, de verdad. Tienes que confiar en mí.

            El velocista achicó sus ojos, escrutando el rostro de la castaña como si así pudiera leer sus intenciones. Quería preguntarle qué tenía en mente, pero sabía que no conseguiría una respuesta satisfactoria.

—No hay manera de que pueda convencerte de no hacer lo que sea que tienes en mente, ¿verdad?

Ella negó.

            Entonces a esto se había resumido. Su mejor apuesta sería confiar en el otro ciegamente y esperar lo mejor.

            Ambos se miraron por unas pausas más, disfrutando de la compañía del otro a pesar de ser separados por un grueso cristal. Por unos momentos Morgan comenzó a arrepentirse de no haberle permitido al velocista mantener la puerta que los distanciaba abierta.

            En silencio, Barry le dio un corto asentimiento a la castaña, para después alejarse a pasos confiados. El peso de ese momento recayó en los hombros de Morgan, haciéndola ponerse de pie cuál resorte.

            ―¡Espera, Barry!

            Él la escuchó, girándose para escucharla con atención.

            ―¿Sí?

            ―Hay algo que quiero que sepas, antes de que te vayas.

            La latente probabilidad de que esa podría ser su última despedida cayó sobre Morgan con gran peso. Su labio inferior tembló ligeramente, mientras buscaba entre sus pensamientos qué podría decirle a Barry; qué tendrían el valor suficiente como para contar. Tenía que elegir sus palabras sabiamente.

            ―Dime.

            Ella se aclaró la garganta antes de hablar.

            ―Recuerdo lo que mi papá me dijo la noche que nos conocimos. ―Una sonrisa floreció automáticamente en sus labios ante el recuerdo del maravilloso Piero Whitmore―. Era la tercera vez que se cambiaba la corbata, estaba muy emocionado. Me habló de lo importante que era crear lazos afectivos con personas que valían la pena. Me dijo que tener a Henry Allen a su lado había cambiado toda su vida para bien y que esperaba que a la larga tú representaras lo mismo para mí. En ese momento no entendí del todo a lo que se refería, ni le di ningún tipo de importancia, pero ahora lo sé. Realmente lo hiciste, Barr. Con todo el significado de la expresión, cambiaste mi vida para bien. Y valió toda la pena.

            Sostuvo una bocanada de aire en su pecho unos momentos al sentir sus ojos picar, para proseguir:

            ―Sé que nuestros caminos han divergido y que en este punto es completamente mi culpa, pero igual necesito que sepas que yo... Yo jamás te mentí. Ni a Caitlin o Cisco, nada de esto fue realmente mi intención.

            ―No hagas esto.

            Morgan lo ignoró.

            ―Y creo que eres demasiado bueno para todos nosotros, siempre lo fuiste. ―Su voz adoptó un tono agudo, debido a la emoción que comenzaba a embargarla―. Te mereces salvar a tu mamá. Yo estaré bien, puedes tomar la decisión en paz. No es egoísta, quiero que lo hagas. Yo no puedo frenar tu decisión, ¿entendiste? Quiero esto para ti. Barr, yo...

            Te amo, las palabras se quedaron atoradas en su garganta, cuando el héroe la cortó.

            ―No hagas esto ―repitió con más persistencia.

            Morgan soltó un suspiro de frustración, pasando un par de dedos por su mejilla derecha, limpiando una lágrima que había escapado de sus ojos.

            ―¿Hacer qué? ―respondió algo molesta de no ser escuchada correctamente.

            ―Despedirte.


*"He luchado contra los mundos que han tratado de separarnos; si es necesario, lucharé contra los cielos también."

(n/a) AYYYYY, HOLA, CHIQUINENESSSSS.

primero lo primero, GRACIAS POR 8.3K LEÍDOS Y 1.3K VOTOS, están cabrones en todo el buen sentido de la palabra. me hacen tan feliz, dvd. se los diré siempre.

YA NOS ACERCAMOS AL FINAL. Nos faltan unos dos/tres capítulos (todavía no me decido juasjuas) PERO IGUAL, ES TAN POCO.

gracias por seguir acompañándome en mi obra primogénita.

con muchísimo amor,
NIAM ROCA


[ editado 26 de abril, 2022 ]

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