18. like it never happened


・:*:・゚☆∥ 18. like it never happened

❝ Impossible is just another tuesday for us, remember? ❞ *

COMO LO HABÍA PROMETIDO, Cisco buscó la coincidencia entre el Dr. Wells y la muestra de sangre de los velocistas que habían encontrado. La coincidencia se dio, pero no con el científico, sino con Barry adulto. La única conclusión posible era que ahora estaban lidiando con viajes en el tiempo.

¿Había algo que Barry Allen no pudiera hacer?

No solo eso, Mark Mardon había regresado para vengar la muerte de su hermano. Para su mala suerte, iba en busca de Joe West y era un meta-humano peligroso. Controlaba el clima, igual que Clyde, solo que era mucho más preciso. Su primer ataque ocurrió, mientras Barry y Joe almorzaban en el coche. Los dos estaban embotellados en una conversación sobre la vida amorosa del menor: Barry quería un consejo sobre si ir o cancelar la cita con Linda Park.

―En lo que a mí respecta, quiero que vayas a esa cita. Yo estaré bien, de verdad. Mardon no me preocupa y sabes que siempre dejaré que manejes tus asuntos como creas correcto ―dijo, mirándolo de reojo desde el volante con media sonrisa―. Pero no entiendo por qué saldrías con ella, cuando todos sabemos que te gusta Morgan.

―Estar con Morgan no sería correcto.

Eso tomó desprevenido al detective, borrando su sonrisa burlona.

―¿No sería correcto? ¿A qué te refieres?

―Involucrar sentimientos a lo que hacemos nos puede poner en peligro. Créeme, es una pésima idea ―murmuró con desánimo, mirando la lluvia golpear la ventana.

Joe dejó escapar una carcajada a expensas del abatimiento de su hijo.

―¿Escuchas lo que dices? Barr, temo ser yo el que te lo diga, pero eso te pasará siempre, lo quieras o no. Con Iris, Caitlin, Cisco, Morgan, hasta conmigo. Sean sentimientos románticos o no, siempre tendrás algo que perder allá afuera, lo que es una maldición, tanto como es una bendición. ―Claro que él sabía de lo que hablaba, habiendo trabajado tantos años como policía, y aunque lo decía entre risas, lo decía con una honestidad que se encajaba debajo de la piel del velocista―. Me parece gracioso que de todas las personas en tu vida, decides "proteger" a una meta-humana que controla la energía. ¿La has visto? ¿Crees que necesita tu protección?

Con esto último, él estalló en risas, encontrándolo realmente divertido. Barry bufó, riendo junto a él, pero con menos gracia.

Joe tenía razón, pero no arreglaba su situación. Quizás no estaba protegiendo a Morgan, sino protegiéndose a sí mismo. La había visto correr directo a su muerte con una admirable osadía, sin siquiera mirar atrás, y eso lo asustaba hasta los huesos. Es decir, si alguna de esas veces ella no saliera exitosa, ¿qué sería de él? ¿A esa castaña no le importaba qué pasaría con él si la perdiera?

La lluvia azotaba las ventanas con fuerza, distrayéndolos de su conversación. Solo había un pequeño detalle: en Central City no estaba lloviendo, era Mark Mardon quien orquestaba ese fenómeno meteorológico. Afortunadamente, ambos salieron de esa encuentro sin heridas, lo que no podría decirse por el coche; su auto blanco fue alcanzado por un rayo y explotó violentamente.

La noche cayó y dentro de Jitters, en el último turno de la noche, se encontraba Morgan nuevamente. Su disco favorito sonaba por los altavoces, aprovechando los pocos clientes que solían tener esos días a esas horas. Con lo desierta que estaba la cafetería, el tiempo no hacía más que atormentarla, recordándole que Barry estaría saliendo con alguien más en esos mismos momentos.

Para intentar distraerse, Morgan había comenzado a dibujar sobre una de las libretas que usaban para pedir órdenes con trazos rápidos de su pluma. Su obra de arte mostraba a Barry Allen siendo alcanzado por un rayo. Admiró su dibujo con una pequeña risa, hasta que con un movimiento torpe de la mano tiró su bolígrafo debajo del mostrador. Suspiró con una mueca y se puso de rodillas para buscar el pequeño objeto.

―¿Hola? ―habló un cliente a unos pasos lejos de ella.

Se olvidó de su pluma, poniéndose de pie rápidamente para dar servicio.

―¡Hola, bienvenido a Jitters! ¿En qué puedo... ―se frenó a sí misma al ver a Barry frente a ella. Traía el famoso saco que Cisco le había prestado, encima de una camisa blanca y lo acompañaba con unos vaqueros oscuros―... ayudarte? Hola.

―Hola, Morgan, no sabía que trabajabas a esta hora ―murmuró extrañado. Un par de mechones caían enmarcando el rostro de la joven y sus ojos azules relucían en curiosidad al verlo ahí.

―Oh, sí lo hago, de vez en cuando. Se suponía que Sara cubriría el turno, pero su perro enfermó y creo que tiene diarrea explosiva ―explicó sin poder parar las palabras que salían de su boca. Pudo ver que los ojos del velocista bajaban a la libreta sobre el mostrador, donde ella lo había dibujado electrocutándose. Controlando la energía cinética del objeto sin ningún disimulo, Morgan provocó que la libreta saliera volando violentamente al otro lado de la habitación, lejos de la vista del joven. Barry subió su mirada enarcando una ceja interrogante, pero ella se limitó a darle una sonrisa inocente sin mostrar sus dientes, mientras levantaba un pequeño vaso de cartón―. ¿Qué vas a querer?

Barry carraspeó, escondiendo una risa.

―Un café americano, por favor. Mediano.

Ella asintió con determinación y se dispuso a prepararlo.

―¿No lo quieres descafeinado? ―preguntó, dándole la espalda y ocupándose de la cafetera.

―No es para mí, es para Joe. Por cierto, dice que has mejorado mucho. Manda sus felicitaciones a la barista.

Morgan se rio, recibiendo el cumplido con bastante entusiasmo.

―Gracias, dile que esta va por mi cuenta ―propuso al ponerle la tapa correspondiente al vaso desechable de café.

―¿Estás intentando ponerte en su lado bueno? ―la acusó con diversión―. Tú sabes cuánto aprecia su café.

Con otra risa deslizó la bebida en su dirección, apoyando los codos sobre la barra con despreocupación.

―Basta de acusaciones ―le ordenó, mientras él tomaba el vaso del mostrador―. ¿Listo para tu cita?

Barry echó una ojeada rápida a su atuendo, pasando una mano sobre su saco como si quisiera eliminar arrugas inexistentes y asintió.

―Sí, eso parece.

―Te ves muy bien, Barr. Y perdón por lo de... ―Ella hizo una mueca, usando mímica con sus manos para recrear la acción de ahorcar a alguien―. Por lo de la corbata. Y por lo del dibujo en el que te estás electrocutando también.

El héroe rio, pasando una mano por su cuello como si recordara la sensación fantasma.

―Ni lo menciones. Es bueno ver más sobre tu faceta artística, me gustó la atención que le pusiste al detalle.

―Gracias, eso mismo pensé. Entonces... ¿Quién es la afortunada?

―Linda Park ―relató con complacencia, sacando una fotografía de su celular que Iris le había mandado para enseñarsela a la castaña―. Es reportera de deportes en Picture News.

―Uuuh ―exclamó con una sonrisa, satisfecha de que Barry pudiera hablar de eso con ella―. Es bonita. Es muy bonita... ¿Seguro que quieres ir a la cita? Porque yo podría hacerle el favor a Iris con gusto, mi turno acaba en cosa de nada...

Barry le arrebató el celular y la señaló con un dedo acusador, haciendo que soltara una carcajada.

―Ni se te ocurra. Todos sabemos que si quisieras, podrías ganartela. Ser tan presumida no es nada atractivo.

La meta-humana arrugó la nariz, agitando la cabeza, y utilizó uno de los trapos de la barra para golpear su brazo.

―Tú y tus halagos. Fuera de aquí, no quiero que le entregues un café frío a Joe.

―Bien, pero esta es tu última oportunidad ―anunció con exageración, lentamente dirigiéndose a la salida―. Si quieres detenerme y profesar tu eterno amor por mí, ahora es tu oportunidad.

Morgan se vio tentada a crear un puchero que combinara con el repentino agujero en su pecho, pero lo aplastó con una sonrisa.

―Mmmmh, mal. Eso lo tengo programado hasta la siguiente semana.

El velocista rio cortamente, teniendo una mano ya sobre la puerta de salida.

―Algún día será.

Ella suspiró con aire de nostalgia, pasando sus manos nerviosamente por su mandil, mientras asentía.

―Sí, algún día será.

Una vez con Barry fuera de la cafetería, ella se dejó soltar un pequeño gruñido. Aplastó sus manos en el mostrador y dejó caer su cabeza sobre estas.

Su turno terminó, cerró la cafetería y usando su nueva forma de transporte a través de los circuitos eléctricos, apareció en corto tiempo dentro de su piso. Ni siquiera se molestó en cambiarse de ropa, cuando se desplomó sobre su amada cama. Cada músculo de su cuerpo parecía estar siendo aprisionado por la suavidad de su colcha y el cansancio mental que experimentaba. Llevaba ahí inerte un tiempo, cuando escuchó su puerta abrirse con fuerza.

―¿Nicholas? ―murmuró en un sonido ahogado, pues su boca se encontraba pegada en la almohada. Sin recibir respuesta, sintió a alguien tirarse a su lado, interrumpiendo su paz―. Nicholas, ¿qué haces?

Morgan se giró a mirarlo con el ceño fruncido. Él tenía los ojos cerrados, aparentemente muy bien vestido. El rizado soltó un gruñido gutural y restregó sus manos por su cara.

―Necesito que te cambies y me acompañes.

―¿Por qué haría eso?

―Conseguí una reservación en Carlota's y mi cita me canceló. ¿Sabes cuánto me costó esa reservación? Un huevo ―Los ojos chocolates del joven la miraron con severidad, repitiendo lo dicho con énfasis―: Un huevo, Morgan. Un testículo.

Ella soltó una risa fuerte, mientras tomaba una de sus almohadas y lo golpeaba con esta.

―Entonces cena solo ―sentenció, dándole la espalda y volviendo a enterrar su cara en la cama.

―¡Morgan, por favor! Nunca te pido nada. Nunca. Joder, anda. Yo pago.

―Dios, ¿por qué suenas tan desesperado?

―Tendrías que probar la lasagna de Carlota's para entenderlo ―aseguró sin una pizca de burla en su voz.

―¿Manejaras tú?

―Sí.

―¿Y lo pagarás también?

―Claro. Sé que no la has pasado bien con tu sueldo de barista.

―Te podría aplastar con el tamaño de mi billetera y lo sabes.

―Lo que tú digas, cariño.

Con una mueca de fingido disgusto, sentenció:

―Está bien. Ire.

Nicholas soltó un grito de triunfo y dio un manotazo en su colchón, para finalmente señalarla con un dedo.

―Te espero abajo, no tardes.



ϟ




DESPUÉS DE TODO, su velada no pudo haber sido más deleitable. Cada platillo terminaba siendo más delicioso que el anterior, elevando el buen humor de la meta-humana. Asimismo, se dio la coincidencia de que esa noche daban música en vivo. La plática entre los dos compañeros de piso se extendió cómodamente por un par de horas, ambos cada vez más familiarizados con el otro. No sabían si el haber crecido en condiciones similares influía, pero ellos cada vez se entendían mejor.

Morgan había pasado demasiado tiempo viendo a Nicholas como competencia, resintiéndolo por cosas que él no hacía de mala fe. Era increíble lo mucho que se había perdido, debido a su mal juicio. También resultaba refrescante tener una noche tan ordinaria; muy lejos y ajena a su vida como Sapphire.

Para cuando ambos terminaron de llenar sus barrigas, y cuando la banda comenzó a recoger todos sus instrumentos, los amigos salieron entre risas del local a encontrarse con la motocicleta del rizado, que no estaba muy lejos de ahí. Nicholas subió enfrente, poniéndose su casco. Morgan subió detrás de él, imitándolo al ponerse la protección.

Llevaron el camino a una velocidad razonable, serpenteando por los coches y deteniéndose en cada luz roja. A Morgan le encantaba la ciudad de noche, por lo que iba disfrutando demasiado su viaje, pegando su cabeza a la espalda del conductor. Todo el tiempo no pudo evitar pensar en Barry; él amaría Carlota's. Había comido un risotto exquisito que ella sabía que él amaría, así que no podía esperar a contarle todo sobre el lugar. ¿Se estaría divirtiendo con su cita tanto como ella?

La respuesta era no, aunque Morgan no lo sabía. Su cita había acabado temprano, sin mucha eventualidad de por medio. Su cena con Linda no había sido terrible en lo absoluto. Ambos habían hablado con comodidad y bromeado fácilmente. El problema era que Barry no había encontrado lo que buscaba en Linda; bueno, no exactamente. Él quería seguridad, tener la certeza de dónde estaba parado con respecto a alguien más y tener una idea de en dónde acabaría. Eso es algo que no podía encontrar con Morgan y le aterraba. Le tomó esa noche darse cuenta de que tener ese tipo de garantía con cualquier otra persona que no fuera Morgan no le servía de nada.

Y la única persona con la que quería compartir sus conclusiones era con ella.

Así que ahí había terminado, sentado en una banca frente al edificio de la ojiazul. Ella no había contestado sus llamadas y los porteros le habían comentado que estaba fuera, por lo que decidió esperarla. Espero y espero, hasta que pudo verla entrar al estacionamiento en dos llantas. Usando su velocidad con discreción, fue tras de ella al aparcadero subterráneo, hasta que notó que no venía sola. Antes de poder ser visto, él se escondió detrás de una columna de cemento para evaluar rápidamente la situación.

Las dos figuras rieron, bajándose a sus tiempos de la motocicleta. La figura más alta se quitó el casco, descubriendo su cara. Barry lo reconoció como el compañero de piso de Morgan, Nicholas Hunt. Algo estaba diciéndole con una gran sonrisa, pero él no alcanzó a escucharlo completamente bien. Morgan parecía estar teniendo problemas para removerse el casco, lo que hizo que ambos volviera a soltar carcajadas estruendosas. Nicholas se ofreció a ayudar, creando una pausa silenciosa. Con cautela liberó la cara de la castaña. El casco había alborotado su cabello, por lo que ella intentó apartar todos los mechones de su rostro entre risas.

El ceño de Barry se frunció, pegándose más a la columna para ver mejor. Nicholas la estaba mirando de una forma que él no apreciaba para nada.

―No lo hagas ―susurró para sí mismo, inquietándose―. Vamos, no lo hagas.

El silencio se profundizó, cuando Morgan detuvo sus risas al darse cuenta de que no estaba siendo acompañada.

Y Nicholas la besó. Simplemente se inclinó hasta unir sus labios.

Barry no quiso mirar más. Se giró a pegar su espalda a la columna, fijando sus ojos en el techo, mientras despotricaba por lo bajo. Salió de ahí en un pestañeo.


ϟ




CUANDO MORGAN ESCUCHÓ QUE HABRÍA UN COMPLOT CONTRA WELLS, ella no pudo evitar unirse. Pero antes que nada tuvo que escabullirse de de su piso, queriendo evitar encontrarse con Nicholas. Aún le causaba bochorno recordar la noche anterior, cuando él la había besado de regreso de su cena.

Sin poder contenerse, le soltó una bofetada. Su osadía le sacó un grito ahogado, pronto tapando su boca con ambas manos.

―Lo siento ―le había dicho con voz ahogada, viéndolo pasar una mano por la zona de impacto. En ese momento recobró postura y le reclamó con indignación―. ¿Por qué harías eso, idiota?

―Solo quería ver lo que se sentía ―se excusó, viéndola sin superar su sorpresa ante su violenta reacción.

Morgan le había enarcado una ceja.

―¿Y? ¿Cómo se siente?

Él encogió sus hombros.

―Meh ―soltó sin más.

Eso hizo que se le escapara una risa involuntariamente. Pronto porto una posición de ofensa y comenzó a empujarlo con dirección a su pent-house, soltándole todo tipo de advertencias.

Asimismo, antes de tener que ir a investigar a Wells a sus espaldas, ella tenía que cumplir con su buen papel de amiga y tomar el desayuno de Iris. Esta actividad la realizaban un par de veces en la semana, y ella ni loca se lo perdería. Los reporteros solían tener las historias más interesantes. Contrario a su rutina usual, esta vez fue Iris quien intentó sacar información de Morgan. A mitad de su ensalada comenzó a interrogarla con respecto al Dr. Wells.

―Barry y tú suelen pasar mucho tiempo con él, ¿cierto? ―le había preguntado con la llama de curiosidad viva en sus ojos.

Ella afirmó con su boca llena de lechuga y aderezo César. Juzgando por todos los cuestionamientos que le siguieron, Iris intentaba sacar tierra sobre el hombre. A duras penas, Morgan tuvo que tragarse sus opiniones e intentar convencerla de que era una buena persona. Era cierto que con su padre lo estaban investigando por homicidio, pero no era su lugar revelarlo.

Cuando ya iba de salida de Picture News, tuvo la oportunidad de encontrarse con Mason Bridge, el mentor de Iris. Hombre muy particular y algo malhumorado. No solo eso, Barry también hizo acto de aparición. Aprovechando el encuentro, el periodista no tardó en compartir con ellos una serie de sospechas sin deje de duda en su voz. Estableció que no solamente creía que Harrison Wells había asesinado a alguien, sino que había hecho muchas más cosas y que él tenía pruebas.

―¿No fuiste tú la niña rica que intentaron secuestrar hace unos meses? ―preguntó señalándola, aunque él sabía perfectamente la respuesta.

―Mmmh, sí. Que bueno que mi reputación me preceda. ―Morgan afirmó con extrañeza, pues el suceso no había sido manejado públicamente.

―¿No fue justo después que Harrison Wells comenzó a juntarte en su laboratorio? Terriblemente conveniente.

―Eso no tiene ningún sentido ―intervino Barry, descartando su comentario.

El hombre se encogió de hombros y clavó su mirada en la castaña, quien repentinamente había quedado en silencio. No importaba qué le dijeran o cuántas veces Barry quisiera negarlo, el hombre de abundante barba no flanqueaba ni un poco en su postura. Tenía evidencia, la cual no mostraría, sino que esperaría a que los dos la leyeran en el periódico del domingo.

Cuando el par de héroes se alejó de las oficinas, se tomaron una pausa a un lado del tráfico, justo donde sus caminos divergían.

―Barr, tengo un mal presentimiento.

―Lo sé, yo también. Y tengo que hablar contigo.

Ella le dio una mirada de curiosidad, que fue acompañada con una mueca.

―Vale, pero que sea más tarde. De verdad tengo que irme.

Barry suspiró, mirando alrededor como si quisiera resolver una forma de detener el tiempo.

―Bien, ten cuidado.

Con una sonrisa asintió.

―Siempre ―aseguró besando su mejilla.

Antes de que ella pudiera disponerse a continuar su camino, el velocista no pudo contenerse de aprisionar su muñeca y tirar de ella nuevamente.

―¿Qué...? ―murmuró la castaña, pero sus palabras quedaron atrapadas en su boca al ver la intensidad en su mirada esmeralda.

Sin previo aviso la mano del héroe viajó a la nuca de la joven y la atrajo hasta unirse en un beso, como tanto había estado ansiando hacer. Para sus sorpresa, ella no se resistió en lo absoluto. Sus labios danzaron con agonizante lentitud, hasta que Morgan se percató de que había dejado de respirar.

―Arreglaré esto, ¿sí? Lo arreglaré todo ―habló contra sus labios, disfrutando cada segundo de ese efímero momento.

Morgan asintió con estupefacción, teniendo sus zafiros orbes abiertos de par en par. A continuación lo vio desaparecer como un simple borrón, alborotando suavemente su cabello. Realmente tuvo que hacer un esfuerzo para salir de su estupor, teniendo que poner manos a la obra con su misión presente.

Cuando la meta-humana llegó a S.T.A.R. Labs, su tiempo ya comenzaba a correr. Caitlin había llevado al Dr. Wells por café, distrayéndolo el tiempo necesario como para que Cisco y Morgan pudieran hurgar entre sus cosas. El ingeniero estaría revisando la trampa que había armado para Reverse Flash con la sospecha de que esta hubiera sido saboteada por el científico, mientras que Morgan buscaría las notas que él llevaba sobre su plan de trabajo en los entrenamientos.

Ingresar a la computadora de Wells no fue un trabajo sencillo. Sucumbió a dejarse guiar por la voz de Felicity Smoak al telefóno, lo que aceleró significativamente las cosas. Una vez dentro, viajó por la gran cantidad de documentos, intentando comprender el mensaje a grandes rasgos, como si de armar un rompecabezas se tratara.

En cuanto las piezas comenzaron a tomar su lugar, Morgan apenas podía creerlo. Su corazón comenzaba a latir cada vez más ruidosamente, enviando un insistente temblor a sus manos. Con algo de torpeza alcanzó su celular, marcando el número de Barry tan rápido como podía. Desafortunadamente, la llamada no pudo ser atendida, dejándola con solamente su buzón de voz.

―¡Barry, joder, joder! Tienes que contestar de inmediato ―urgió en cuanto un pitido le autorizó dejar su mensaje―. ¡Ahora todo tiene sentido, Barry, estoy perdiendo la cabeza! Jamás lo vas a creer, ya sé lo que Wells ha estado intentando todo este tiempo. Él quiere que yo... El piensa que yo soy...

―Morgan, Morgan, Morgan ―una voz a sus espaldas la llamó con desaprobación, haciéndola saltar de inmediato con un grito ahogado―. La curiosidad mató al gato, ¿alguna vez has escuchado eso?

Era Harrison Wells... De pie, frente a ella. Su sola presencia congeló todos los huesos de la meta-humana, retrocediendo inconscientemente a la defensiva.

El hombre se abalanzó sobre ella, pero lo que fuera a hacer, nunca se sabrá. En la otra punta de Central City, Barry Allen se había estado ocupando de evitar que un tsunami creado por Mardon devastara a la ciudad. Al hacerlo, él alcanzó un nivel de velocidad que jamás había utilizado, creando una ruptura en el espacio y tiempo. En un pestañeo, el velocista escarlata regresó a dos noches atrás, cuando Mardon había hecho su primera aparición.

Barry Allen acababa de realizar su primer viaje en el tiempo.


*"Imposible es solo otro martes para nosotros, ¿recuerdas?"

(n/a) HOLAAAAA, NENESSSSSSS.

Ya un capítulo más corto, andamos llegando a la parte buena (creo). POR FIN, EL VIAJE EN EL TIEMPO, no saben el desmadre que hice para que el viaje en el tiempo y sus cambios encajaran como yo quería.

EN FIN, MIREN. Este es el dibujo que hizo Morgan jajsjajjs, es una artista.


una vez más, gracias por su increíble apoyo. ¡no olviden votar y comentar, lo apreciaría un chingo! <3<3

los aprecia mucho,

NIAM ROCA

[ editado 25 de enero de 2022 ]

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