15. prove them wrong

・:*:・゚☆∥ 15. prove them wrong

❝ The question isn't who is going to let me;
it's who is going to stop me. ❞ *

LA INTENCIÓN DE MORGAN ERA APARECER EN S.T.A.R. LABS TEMPRANO, así podría encontrarse a Barry a primera hora del día y acallar a su pobre mente que lo único que hacía era pensar en él. Quizás lo invitaría a almorzar e intentaría pasar todo el día a su lado, eso era todo lo que deseaba en esos momentos.

Como ya era costumbre, las cosas no salieron como ella deseaba.

Esa mañana se vio abrumada con las consecuencias de su renuncia en la empresa: un caos completo que tuvo que atender cuanto antes. Asimismo, fue sometida a una extensa interrogación por parte de Nicholas. El joven se veía reacio a tomar la posición de la meta-humana en la empresa, incómodo con la situación, pero no logró negar que era la decisión correcta para ella.

También pasó a casa de los West, donde perdió la esperanza de encontrarse con el velocista por coincidencia. Iris le había pedido ayuda empacando para poder mudarse con Eddie. Además, como ahora estaba desempleada, aprovechó esa oportunidad para pedirle ayuda encontrando trabajo en Jitters. Iris accedió, confundida de por qué había ido de tener un trabajo tan bien pagado en la empresa de su madre a pedir empleo en una cafetería, pero no hizo preguntas.

No solo eso, Felicity Smoak por fin había regresado su llamada con información relevante. Evidentemente, Morgan no había dejado pasar la amenaza de Reverse Flash con facilidad. El villano no solo había tenido una selección de palabras sospechosa, sino que se había dirigido hacia ella con su alías, cuando no había forma aparente de que lo supiera.

Su razonamiento había sido el siguiente: asumiendo que la nota recibida la noche de la explosión del acelerador de partículas, el intento de secuestro y Reverse Flash estén conectados, solo hay alguien que podría haber dado con su identidad. Uno de los hombres que había intentado tomarla la misma noche que ella había regresado a Central City la había agitado lo suficiente como para que sus manos comenzaran a brillar en energía cerúlea como consecuencia. Lo recordaba más nítido ahora. No le debió de haber costado conectar los puntos, aunque Sapphire no fuera más que un rumor entre los citadinos.

Los crímenes de los hombres los habían llevado hasta Starling City, donde ahora estaban encarcelados. En su momento, Morgan se había desligado completamente de la situación, envolviéndose en asuntos más importantes con el equipo de S.T.A.R. Labs, sin embargo ahora debía retomarlo. Es por eso que había llamado a la integrante del equipo del justiciero de la ciudad vecina para pedir información.

La efectividad de Felicity había sido tal, que exitosamente encontró los perfiles de los hombres que buscaba. Extrañamente, ella reconoció a uno de ellos: Benedicto Adoni, 43 años, italiano y casi calvo. Recordaba su rostro siguiéndola en las sombras todas las veces que ella había atendido al pentágono de tiro para desestresarse en su estadía en Starling City, después del incidente con el acelerador de partículas. La narrativa continuaba con que ese mismo hombre la había seguido a Central City con un cómplice, y había organizado todo lo ocurrido. En las calles se decía que en realidad había estado trabajando para alguien, pero el nombre jamás salió a la luz. Al parecer era un trabajo que nadie quería aceptar, pero terminaba siendo bien pagado. Para alguien que no tenía nada que perder, el trato le quedaba a la medida. Su única y más reciente asociación fue con Gustav Hassan, el otro hombre que había ido tras ella en el evento de Whitmore's Industries. Eso era todo.

Su siguiente paso debería ser contactar con Benedicto Adoni o pronto alcanzaría un callejón sin salida.

Para cuando ya se encontró llegando al Córtex, el reloj marcaba pasadas las seis de la tarde. El lugar parecía aparentemente vacío; no había rastro de Barry, ni siquiera algún residuo de la energía que emanaba al correr. Si el velocista había aparecido por ahí esa mañana, ella ya lo había perdido.

Con una mueca observó unos segundos más la instalación vacía, contemplando ir a visitarlo a la comisaría, cuando alguien se presentó a sus espaldas.

―Morgan.

La pronunciación de su nombre como saludo la hizo girarse, encontrándose con el Dr. Wells trasladando su silla en su dirección. Ella le dio una incómoda sonrisa que pretendía ser amable. La última vez que lo había visto había sido la noche de la trampa fallida de Reverse Flash. El científico se encontraba inconsciente en el suelo, lleno de heridas. Los daños ya habían sido tratados, pero no eran invisibles en su cutis.

―Dr. Wells, que gusto verlo mejor.

―Gracias, gracias. ¿Buscabas a alguien?

Ella rascó su nuca con un suspiro.

―¿Ha visto a Barry por aquí?

El hombre ganó cierto reconocimiento en su semblante y un brillo de astucia en sus ojos.

―Me temo que no. Se fue hace unas cuántas horas.

―Eso imaginé ―concluyó ella. Parecía ser que estaba por irse, pero su atención se redirigió en el momento―. De hecho... Que bueno que lo encuentro, quería hablar con usted.

―¿Ah sí? ―fingió sorpresa, mientras se cruzaba de brazos―. Dígame.

―Llevo mucho tiempo mirando sus formas con desaprobación, eso no es un secreto ―comenzó con franqueza―. Aún así... Cisco y Caitlin ven algo bueno en usted, quisiera creer en eso. En fin, quisiera comenzar a instruirme con usted. Las prácticas con Cisco han sido estupendas, pero las amenazas comienzan a alejarse de mi alcance y me serviría tener otro buen cerebro a mi lado.

La comisura del labio del hombre subió ligeramente con complacencia.

―Sería un placer. Revisaré las notas de Cisco y me aseguraré de retomar las capacitaciones óptimamente.

Contra su voluntad, Morgan sintió una oleada de alivio.

―Vale, gracias ―murmuró con media sonrisa, acomodando su bolso sobre su hombro.

―Ya que la encuentro aquí, hay algo que... ―Él chasqueó los labios, como si no pudiera encontrar las palabras correctas para completar su idea―... que no ha dejado de rondar en mi cabeza, quería consultarlo con usted.

Morgan lo miró con curiosidad al sentir la seriedad con la que abordaba el tema. Se enderezó y asintió.

―Claro, ¿qué sucede?

―Es sobre sus sentimientos hacia Allen. ―Los calculadores ojos del hombre conectaron con los de la heroína, queriendo estudiar su reacción ante la mención.

Ella bufó un poco, deteniéndose a sí misma de sonreír.

―¿Mis sentimientos hacia Barry? ―Se encogió de hombros y ladeo la cabeza, pensando en cuál sería la mejor respuesta―. Es decir, él...

―Porque me parece que sería insensato que tuviera sentimientos más allá de la amistad o relación de trabajo ―la interrumpió a secas.

Morgan se calló de inmediato y su semblante se volvió severo.

―¿A qué se refiere? ¿Por qué insensato?

―No quiero que lo tome a mal, parte de mi trabajo es plantearme escenarios y ocuparme de que ambos puedan alcanzar su mayor potencial con la mejor seguridad. Simplemente he reflexionado sobre lo peligroso que sería que ustedes involucraran sentimientos de esa naturaleza en sus tareas. Ustedes allá afuera, confundiendo prioridades ante el peligro... ―El Dr. Wells frunció los labios y pasó una mano por su mandíbula―. Hay tantas cosas que podrían salir mal. Podría llegar a ser un obstáculo en la búsqueda del asesino de Nora, por ejemplo. Termina siendo una debilidad. Si alguien se enterara de esta debilidad, sería muy fácil usarla contra usted, ¿lo entiende?

Morgan se sintió molesta y se mostraba en su expresión. No entendía cuál era la necesidad de las personas de querer decirle qué hacer.

Lo peor es que una parte de ella comprendía lo que decía, y sabía que lo estaba recubriendo de azúcar por su bien. La realidad sería que las prioridades de Barry se distorsionarían en los riesgos, y ese sería el verdadero problema. Ella no era amenaza para Reverse Flash en lo absoluto, el haberse congelado en su primer encuentro solo lo probaba. Si no aumentaba su habilidad en combate, ella continuaría siendo un estorbo para el aprisionamiento del asesino de Nora Allen.

―No quiero que me malentiendas, estás en tu derecho de hacer lo que plazcas, naturalmente. Sólo busco ver por sus mejores intereses.

Ella tomó aire entrecortadamente.

―Ya veo.

―Entonces, señorita Whitmore. ¿Tiene sentimientos por el Sr. Allen?

Ella mordió el interior de su mejilla con frustración. Se sentía como si la hubieran despertado bruscamente de un buen sueño. Un muy buen sueño. Finalmente, negó.

―No, para nada. Y entiendo completamente lo que dice, no tiene de qué preocuparse.

El Dr. Wells sonrió complacido y asintió.

―Me alegro, de verdad es un alivio. No me gustaría verlos a ninguno de los dos en peligro.

Ella le dio una sonrisa forzada.

―Bueno, me iré ya. Espero que cumpla con lo dicho. Recuerde que una vez me prometió que haríamos cosas grandes juntos.

―No lo he olvidado, mantengo la promesa.

―Bien. Nos vemos después, Dr. Wells.

Con un cortó asentimiento salió de ahí, teniendo sentimientos encontrados. Ella había pensado en su beso con Barry Allen de muchas formas, pero jamás lo había visto como un error. Morgan no tenía idea de que el científico había usado una misma narrativa en Barry esa misma mañana. Le hizo cuestionar la sensatez de sus intenciones con la joven y el qué tan en serio se tomaba encontrar al asesino de su madre. Tal como Morgan, Barry había negado cualquier sentimiento por la meta-humana, prometiendo enfocarse más en el futuro.


ϟ


SNART TENÍA A CAITLIN.

Por suerte, ellos tenían un plan. El arma de frío que portaba alcanzaba el cero absoluto, mientras que la de su compinche, Mick Rory, el calor absoluto ―Temperatura de Planck―, las armas podrían cancelarse entre sí. Lo único que tenían que lograr era que cruzaran flujos.

Saludos, ciudadanos de Central City. Soy Leonard Snart, pero pueden llamarme Cold ―Fueron las palabras del criminal por la televisión, después de hackear todos los medios audiovisuales para asegurarse de que toda la metrópoli lo escuchara―. Haré esto muy simple para todos. Ese rayo rojo del que han estado escuchando, ¿el que misteriosamente salva personas desde hace varios meses? Sorpresa, es real.

Detrás de él se podía ver a Caitlin forcejeando a manos de Mick Rory.

Se hace llamar Flash. Porter y Maine. Esta noche al atardecer. Sal de ahí, dónde quiera que estés, Flash. Muéstrale a todo el mundo que eres real o esta mujer morirá.

Caitlin dio un paso al frente, intentando ocultar su terror.

¡No vengas por mí! ¡Aléjate! Te lasti...

Y la transmisión se cortó.

Había sido inteligente el empujar a Flash a revelarse al mundo. Por otra parte, también había sido inteligente mantener a Morgan con un perfil bajo. Había funcionado como su factor sorpresa perfecto, ella sabía que llegaba su hora de actuar.

―¿Qué haces?

Morgan dio un respingo de susto. Se encontraba a punto de subir a su motocicleta con su traje puesto, cuando Barry había aparecido de la nada, también con su traje.

―¿ qué haces? ―Morgan frunció el ceño y se cruzó de brazos―. No pensarás ir por Snart, ¿cierto?

―¿Por qué no iría? Me quiere a mí.

―Barry, es una trampa asegurada. Para ti. Me necesitas como el factor sorpresa, Snart no me conoce aún.

Él rio forzadamente.

―Creo que confirmar la existencia de uno de nosotros será suficiente por hoy, no hay razón de ponernos a ambos en riesgo. A mí me han visto más, hay más personas que saben de mí, es más lógico que vaya solo yo.

Morgan abrió la boca incrédula.

―¡También conocen a Sapphire! ¡Iris ha escrito un par de artículos sobre mí!

Él le enarcó una ceja, ligeramente petulante.

―Ajá, los ha escrito en el blog que se llama "El Rayo Vive".

La castaña rodó los ojos, pues sabía que su argumento no había llegado a ningún lado. Aún así, ahora más que nunca, sentía mucha presión de probar que podía valerse por sí misma y encargarse de situaciones delicadas sin tener a Barry de su niñera personal. Además era demasiado necia.

―Esto es ridículo. No te dejaré ir solo ―declaró, acomodando el antifaz sobre sus ojos con decisión.

―El Dr. Wells tenía razón.

La joven parpadeó un par de veces y ladeó la cabeza, deteniéndose en su lugar.

¿Qué? ¿En qué tenía razón?

―Dijo que eventualmente te pondrías en peligro por tus sentimientos hacia mí.

Morgan abrió los ojos como platos, abrumada por la sorpresa. La tensión se sentía bastante palpable, pues ninguno de los dos había mencionado el beso desde que pasó o nada relacionado con sus sentimientos. Ni siquiera habían sostenido una conversación coherente, básicamente se habían evadido olímpicamente.

―¿De qué hablas...? ¡Pero...! ―balbuceó nerviosa, hasta dar un paso al frente y señalarlo con un dedo acusador―. ¡Qué tontería, tú me besaste a mí! Si el Dr. Wells tuviera que preocuparse de los sentimientos de alguien, sería de los tuyos.

Barry dio otro paso en su dirección, intimidándola un poco.

―Bueno, en realidad, tú me besaste primero. Yo solo te regrese el favor.

¡Yo nunca...! Uh, los pensamientos de Morgan se cortaron abruptamente. Su memoria la llevó a su primer beso en medio del pasillo del colegio, cuando tenían 14 años. Rápidamente sintió sus mejillas enrojecerse, pues tampoco habían hablado de ese otro beso.

―¡Oh, por favor! Eso fue hace años. ―Los dos se estaban viendo fijamente a los ojos con ferocidad. Estaban casi rozando narices, pero estaban muy ocupados peleando como para darse cuenta. Morgan bufó, y lo alejó de un empujón―. Iré y no puedes detenerme.

Consecuencia de sus palabras, en un segundo ella se encontraba a punto de poner una mano sobre su motocicleta, pero al siguiente todo se volvió violentamente borroso. El aire se le cortó y solo atinó a aferrarse a lo que pudiera. Para cuando el suelo volvió a solidificarse bajo sus pies, ella ya no tenía idea de dónde estaba. Con el entrecejo fruncido, su mirada alcanzó a enfocarse en el velocista que la había llevado ahí en contra de su voluntad.

―Ni se te ocurra ―lo amenazó con furia al ver sus intenciones.

―Perdón, Morgan.

―¡Barry! ―le gritó al aire, pues él ya se había ido.

La castaña soltó un gruñido de impotencia. No podía creer que Barry le hubiera hecho eso. Es decir, ella sabía que él podía detenerla, pero no pensó que lo haría. La había abandonado en un callejón que desconocía sin dinero, celular, vehículo o cualquier otro objeto que pudiera ayudarla. Su corazón latía rápidamente; solo quería gritar o golpear algo. Y eso hizo, pateó el bote de basura más cerca, causando un estruendo que retumbó en las paredes.

Seguido a esto, leyó los nombres de las calles, intentando ubicarse en un mapa mental de la ciudad. Quería enfrentarse a Snart como si su vida dependiera en ello, ahora más que antes y ni siquiera los estúpidos trucos de Allen la detendrían. Una incesante sensación que crecía en sus dedos e iba recorriendo cada centímetro de su cuerpo le complicaba concentrarse. Era energía pura. Palpitaba bajo su piel y la envolvía entera, de forma abrasadora. La sintió llamándola como imán, extremadamente insistente. Cuando no pudo ignorarlo más, decidió dejarse ir con su único objetivo fijado en su mente.

Puff.

Morgan se encontraba en otra calle. Su pecho subía y bajaba con rapidez al darse cuenta de su acción. Quería hacerlo de nuevo. Se conectó con su propio poder, cerró los ojos y...

Puff.

Estaba viajando por el cableado de electricidad que conectaba toda la ciudad. Ni siquiera sabía a dónde iba, solo se trasladaba. Morgan estaba exaltada con su nuevo descubrimiento, cayendo de calle en calle y saboreando la sensación que le causaba; jamás había sentido algo parecido. Cuando logró equilibrar su euforia, recordó perfectamente que tenía un lugar al que llegar. Ella podía no tener súper velocidad o motocicleta, pero ahora tenía un nuevo modo de transporte, y eso era más que suficiente.

Morgan no sabía a qué velocidad iba, ni cómo controlar exactamente a dónde se dirigía. Lo único que hacía era concentrarse en su propósito, y dejarse ir, experimentando con el control que ejercía sobre la nueva habilidad.

Cuando pudo llegar a Porter y Maine, ese borrón rojo parecía correr por todas partes, esquivando los rayos mandados por el dúo de frío y calor. Morgan se aseguró de que su máscara estuviera bien acomodada sobre sus ojos, se echó la capucha del traje por encima del cabello y, con más confianza que nunca, comenzó a caminar directo hacia ellos. Los tres personajes parecían muy embotellados en sus tareas, explotando coches y disparando a edificios, como para notarla. Los policías que habían acordonado el lugar ya empezaban a hablar. Ella se estaba dando a conocer.

Ni siquiera se molestó en canturrear sus nombres, silbarles o llamarles la atención. Alzó ambas manos a cada lado de la calle, atrayendo dos rayos de un azul intenso a ella. Se estaba alimentando de las fuentes de energía que apoderaban los edificios a sus costados. Eddie Thawne la estaba haciendo de héroe, protegiendo a Flash de ser alcanzado por ambos ataques, cuando Morgan captó la mirada de su objetivo.

―Has de tener un deseo de muerte ―le gritó Snart con ambas armas ya apuntándole―. ¿Es tu amiga, rayo?

El enojo seguía corriendo en sus venas como un veneno peligroso, provocando que el azul luminoso en sus ojos creciera amenazante.

―Mejor aún, Cold. Soy Sapphire, pero como me has hecho enojar, bien podrías llamarme tu peor jodida pesadilla.

Morgan caminó con osadía hacia ellos, suscitando el disparo de ambas armas. Ella formó un campo de fuerza en cada una de sus manos, uno para cada ataque, y los mantuvo para protegerse. Con pasos pesados continuó avanzando en línea recta, hasta alcanzar posicionarse entre sus dos atacantes. Ella podía sentir ambos impactos queriendo llegar ansiosamente a ella, mientras sus escudos de energía aguantaban el poder.

Ahí se encontró en un aprieto, pues no creía ser lo suficientemente rápida como para bajar su protección y trasladarse sin ser alcanzada por cualquiera de los dos disparos. Antes de que pudiera reaccionar, Barry llegó a su lado. La tomó en sus brazos para asistirla al sacarla de esa situación con su velocidad. En consecuencia, el cero absoluto y el calor absoluto conectaron, dando por terminado el show de los villanos.

Su trabajo ahí estaba terminado, por lo que Barry la llevó de regreso a S.T.A.R. Labs, deteniéndose en el estacionamiento, justo donde habían tenido su previa discusión.

―¿Qué fue todo eso? ―le espetó un poco enfadado.

Morgan jadeó, sintiendo cómo la adrenalina salía de su cuerpo y se reemplazaba por una ligera molestia hacia el castaño. Solo quería que él estuviera feliz por ella y su nueva victoria. Es decir, prácticamente le había salvado el trasero.

―¿Eso? Hacer mi trabajo. Por cierto, gracias por dejarme completamente abandonada, idiota.

―¡Es porque sabía que sería peligroso y no quería que te hicieran daño!

Morgan se tomó una pausa ante sus palabras y enarcó una ceja.

―Pensé que era porque no querías que revelara mi existencia como Sapphire―murmuró con voz aterciopelada.

Ver el brillo de burla en sus ojos pareció bajarle los humos al héroe.

―Sí, es decir... El daño que representaría que las personas supieran de ti, ya sabes.

―Ajá, sí ―remarcó con sorna.

Barry suspiró con rendición, acercándose a ella y señalando su muslo con disconformidad. El gesto hizo que Morgan notara la fea quemadura que adornaba su piel, pues ni siquiera lo había sentido. Aunque ya había comenzado a curarse, paulatinamente el dolor hizo acto de aparición. La meta-humana negó con la cabeza, y buscó su mirada.

―¿Qué estamos haciendo, Barr? ―preguntó con rendición.

Él negó.

―No lo sé.

―Hagas lo que hagas, nunca podrás protegerme completamente, ¿lo sabes? Como quiera, no quiero que ese sea tu trabajo.

―El Dr. Wells tenía razón ―volvió a repetir el héroe, pero esta vez no en un tono acusador.

Morgan se encogió de hombros.

―Quizás no completamente, pero por el momento... Sí. Tengo mucho trabajo por hacer, si es que queremos atrapar a Reverse Flash y liberar a Henry, no sería un buen momento para mí que tú y yo... Bueno, que nosotros... ―balbuceó con un deje de pesar.

―Lo sé ―la interrumpió con comprensión―. Tienes razón.

Morgan le dio una media sonrisa, antes de estirarse en su dirección para besar su mejilla. Cuando estaba por alejarse nuevamente, pudo escucharlo admitir cerca de su oído:

―Sí fue un poco genial lo que hiciste.

Morgan rio y se encogió de hombros con satisfacción.

―Un poco genial, sí.

Barry alzó un dedo al momento en el que una duda llegaba a su mente.

―Espera, ¿cómo llegaste? Te dejé muy lejos. Muy lejos.

La sonrisa de Morgan se ensanchó aún más, y le dio un par de palmaditas en el hombro.

―Esto te encantará, rayo.

La meta-humana frente suyo desapareció con un estallido de luz, dejando al velocista completamente confundido.

―¿No vas a venir?

La voz provenía de sus espaldas. Barry se giró y soltó una risa incrédula.

Jodidamente increíble, pensó antes de comenzar a correr hacia el Córtex, logrando llegar en primer lugar con muchas dudas sobre cómo es que ella aparecía y desaparecía de esa forma.

* "La pregunta no es quién me va a dejar; es quien me va a detener."

(n/a) HIIIIII, BESTIEEEEES.

OKEY, NO ME ODIEN. Sé que he retrasado mucho la parte romántica del libro o que he dado poco, pero es que tengo planes mayores para este par 😩😩 JAJSJA

POR CIERTO, ya llegamos a +500 votos y ESTOY GRITANDO. Me pone tan emocionada el crecimiento de esta obra, ok. Gracias por todo su increíble apoyo.

YA VAMOS POR MÁS DE LA MITAD DEL LIBRO, no puedo esperar a que lean todo lo que viene (!!!).

Recapitulemos, el Dr. Wells ya comenzó a meter cizaña entre ambos, ¿qué pretende? omgggg

TAMBIÉN, descubrimos un nuevo poder de Morgan, que es transportarse por los cableados eléctricos, y que será ya muy útil.

Flash y Sapphire se dieron a conocer, ¡y nuevamente hay complicaciones en la relación de este par! Uh uh, quiero que tengan en cuenta que Morgan ha sido manipulada por su madre toda su vida, lo que la hace más maleable por las autoridades en su vida, si eso tiene sentido ¿¿¿??

YA DEJARÉ DE HABLAR TANTO EN LAS NOTAS DE AUTORA, LES AMO MUCHO.

con muchísimo cariño,

NIAM ROCA

[ editado 04 de enero de 2022 ]
uno de mis capítulos favs.

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