veintitrés | dressrosa

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— ¿Haru? —la nombrada se separó de aquel abrazo al escuchar esa voz. — ¿Por qué lloras?

—Supongo que querrán hablar, Mugiwara-ya, Tony-ya, vámonos. —habló Law dándose vuelta, los dos asintieron levantándose y siguiendo los pasos del moreno, este antes de alejarse volvió a hablar. —Sabes que la decisión es tuya, y que ninguno de nosotros puede influir en ella...pero aún así, piénsalo bien, Haru-ya. —y con eso se alejó.

— ¿A qué se refiere? —preguntó Ace una vez que estuvieron solos, Haru se talló los ojos eliminando las lágrimas que quedaban, el muchacho suspiró y se sentó a su lado en las escaleras, tomó su mano y la acarició.

—Lo siento, me comporté muy mal contigo. —se disculpó ella mientras recargaba su cabeza en su hombro, Ace entrelazó sus dedos y negó con la cabeza.

—Yo igual lo siento, entiendo que soy muy...que me preocupo demasiado algunas veces. —Haru rió ligeramente.

—Tenías motivos para preocuparte. —cerró los ojos. —Hablé con Chopper y Trafalgar, ya está resuelto ese asunto. —Ace sonrió y besó dulcemente su frente.

—Me alegra, no era nada grave, ¿cierto? —Haru dejó de respirar por un segundo. — ¿Haru?

—Nada malo, te lo aseguro. —se separó un poco de Ace y volvió a sonreír.

—Tú... ¿confías en Torao? —preguntó de repente, Haru frunció ligeramente el ceño.

—Por supuesto, ¿por qué la pregunta? —Ace suspiró y negó con la cabeza.

—Siento que él, que nos está ocultando algo, se me hizo raro que hablara en privado con Smoker y que no le haya mencionado nada a nadie, sólo eso. —Haru asintió.

—Ahora es nuestro aliado, habrá que confiar en él. —Ace hizo una mueca. —Piensa que si intenta algo, él las lleva de perder estando con nosotros.

—Está bien. —se levantó y Haru le imitó. —Ya quiero ver que nos espera en Dressrosa.

***

— ¡Llegamos a Dressrosa! —gritó el capitán alzando los brazos.

—Luffy, no grites, estamos en territorio enemigo. —habló Usopp demasiado nervioso desde el barco, Franky saltó y pisó tierra, seguido de Zoro, Chopper y Law.

— ¡Esta semana me siento súper! —gritó Franky haciendo su típica pose.

— ¡Ya les dije que no griten, maldición! —esta vez fue Usopp.

—Tú estás gritando también. —habló Haru burlesca viendo a Usopp colapsando de los nervios, subió a la baranda del barco y de un saltó cayó al suelo, miró sus zapatos e hizo una mueca.

— ¿Qué ocurre? —preguntó Nami. — ¿No te gustan mis zapatos?

—No, no es eso. —vio toda su vestimenta y sonrió. —Tienes un lindo estilo, es sólo que no estoy acostumbrada a llevar tacones.

Esta vez Nami le había prestado ropa a Haru, ya que iba a entrar a la ciudad y debían mantener un perfil bajo si querían destruir la fábrica. Vestía un pantalón de mezclilla sujetado con un cinturón que Usopp le regaló para Navidad, este tenía grabada la Jolly Roger de los Mugiwaras. En la parte de arriba vestía una blusa corta de color rojo, su cabello iba sujetado en dos coletas en la parte baja.

—Cuida de esa ropa con tu vida, me costó muy cara, y eso que le saqué un descuento del setenta por ciento. —gruñó Nami, Haru asintió sonriente.

—No es lo que usualmente llevo pero supongo que está bien. —carcajeó.

— ¡Vamos, Momo, vuela! —gritó Luffy sentado sobre la espalda del dragón rosado.

— ¡Bájate, pesas! No sé de qué estás hablando, no puedo volar. —gruñó el dragón.

—Pero si yo te vi volar. —Luffy hizo una mueca y se giró a ver a Haru. —Tú igual lo viste, ¿no es así? —Haru enarcó una ceja. —Cuando esa mujer me hizo caer al sótano, subí gracias a ti, Momo.

—Pero no tiene alas. —habló Haru como si fuera obvio, entonces él y Momo comenzaron a pelear. —No los entiendo. —susurró con una gotita cayendo desde su nuca.

Momonosuke fue regañado por su padre, Kinemon, por meterse con su salvador. Momonosuke se echó a llorar y se fue hacia Nami y Haru quienes hablaban tranquilamente.

— ¡Nami! ¡Haru! —saltó hacia Nami y enredó su cola alrededor de Haru, abrazándolas a ambas, ellas comenzaron a consolarlo.

—Tranquilo, Momo, no les hagas caso. —sonrió Nami, él metió su cara entre los pechos de Nami y con sus manos abrazó fuertemente la cadera de Haru.

— ¡Suéltalas! —gruñeron Kinemon, Sanji, Brook, y por supuesto el novio celoso también.

Los cuatro comenzaron a pelear hasta que Franky interrumpió la pelea diciendo que Kinemon debía vestirlos de acuerdo a lo que se usa en Dressrosa para pasar desapercibidos.

—Se los aseguro, los hombres con traje, las mujeres con algo ligero, así se visten en Dressrosa. —dijo él mostrando un dibujo de un hombre con un traje y una mujer tapada solo con unas hojas.

— ¡Dressrosa es el mejor país del mundo! —canturrearon Sanji y Brook.

— ¡Mentirosos! —gruñó Nami soltándole un golpe a cada uno, Haru carcajeó.

Law le entregó una Vivre Card a Nami indicándole que si algo malo sucedía debían ir a Zou, donde la Vivre Card apuntaba, sus nakamas los esperan ahí. Sacó un mapa de la Isla y comenzó a dar explicaciones de qué debía hacer cada equipo.

—Tengo la enfermedad de "No puedo entrar a Dressrosa". —habló Usopp tomándose el pecho dramáticamente.

Él, Law, Robin y Cesar son el grupo de Entrega de Cesar.

—Los del grupo de protección del barco tengan cuidado. —avisó él mirando al grupo.

— ¿Por qué lo dices? ¿Nos atacarán? —preguntó Momonosuke asustado.

—Después de todo estamos en territorio enemigo. —lloriqueó Chopper.

—Haru, quédate con nosotros a proteger el barco. —Nami se abrazó al brazo derecho de Haru.

—Al menos Sanji estará con nosotros. —sonrió Chopper más tranquilo, luego se dio cuenta de algo. — ¡Sanji y los demás no están! —gritó asustado. — ¿Ahora quién va a protegernos, eh?

Nami, Chopper, Brook y Momonosuke son el grupo de Protección del Barco.

—Maldición, ellos son la parte clave del plan, ¿a dónde se fueron? —gruñó Law.

—Los buscaré y me aseguraré de que sigan con el plan. —avisó Haru dándose vuelta.

—Escucha, Haru-ya, esa fábrica debe ser destruida o el plan se viene abajo. —habló Law poniéndose de pie, ella asintió.

—Lo entiendo, los encontraré y destruiremos la fábrica, cuenta conmigo. —Law tensó la mandíbula pero asintió. —Ellos son así, es difícil acostumbrarte. —comenzó a caminar. —Nos vemos, chicos. —se despidió con la mano y caminó directo a la isla.

En cuanto entró a la primera calle de aquella ciudad un agradable aroma se hizo presente, la música y la comida daban la bienvenida a aquella ciudad. Sonrió al ver mujeres bailando al sonar de la música en vivo, y de muchas personas disfrutando de la comida y las vistas de allí.

—Tiene buena pinta. —dio una pasada rápida con la mirada pero no logró ver a ninguno de sus nakamas, hizo una mueca y continuó caminando.

Algo le llamó la atención, se quedó quita mirando una extraña escena, un niño jugaba alegremente con un perro y un juguete, entrecerró los ojos al escuchar al juguete hablar e interactuar, luego se dio cuenta de que no era el único ahí.

Iba a caminar hacia una pareja, el hombre era un juguete y ambos tenían un juguete más pequeño en una carriola, cuando dio un par de pasos fue detenida por alguien que le tomó el brazo.

—Ace, me asustaste... —susurró ella tomándose el pecho, su novio sonrió y pidió disculpas.

—Los demás están por allá. —señaló detrás de él, Haru asintió y luego de darle una última mirada a la pareja de juguetes comenzó a caminar al lado de su novio.

***

—Bien, transformación completa. —sonrió Luffy haciendo una pose épica, todos vestían trajes y barbas o bigotes falsos, Haru solo tenía unos lentes de sol y un sombrero además de la vestimenta que Nami le había prestado. —Tengo hambre, ¡vamos por comida!

—No hay que separarnos, será difícil encontrarnos de nuevo en esta ciudad tan grande. —habló Haru tomando del brazo a Luffy antes de que saliera corriendo.

— ¿Segura que no quieres quitarte eso y dejar que yo te vista? Puede que no estés vistiendo de acuerdo a lo que se usa por aquí. —dijo Kinemon con esa mirada de pervertido.

—Estoy segura, la ropa de Nami es bastante cómoda. —sonrió posicionándose a un lado de Ace, este rió en voz baja tras ver a Kinemon y a Sanji entrar en un aura deprimida. —Podemos ir primero a comer, pero no hay que olvidar porqué estamos aquí.

Todos asintieron, terminaron yendo todos a un restaurant un poco escondido pero conocido, pidieron de comer y se sentaron a esperar bebiendo agua, Luffy comenzó a soplar por la pajilla haciendo que a su bebida le salieran burbujas.

— ¡Ya basta! —gruñó Kinemon golpeando la mesa, Luffy se asustó y tiró su bebida. —No tenemos tiempo para divertirnos aquí.

—Ya, tranquilo, es cierto que tenemos poco tiempo pero es mejor buscar información que simplemente buscar al azar. —animó Franky.

—Oigan, ¿no creen que es extraño? —habló Sanji sacando el humo del cigarrillo que fumaba de su boca. —Su rey renunció al trono esta mañana y actúan tranquilamente, creí que estarían en pánico o algo así.

—Tal vez aún no lo saben. —dijo Zoro bebiéndose de una sola su bebida.

—Eso es imposible. —habló Ace bebiendo también.

—Preguntemos. —dijo Luffy con toda tranquilidad, se dio la vuelta y le tocó el hombro a un señor. —Oye, viejo.

— ¡Detente! —gruñó Sanji pateándole la cabeza.

— ¿Qué pasa? —se quejó Luffy.

— ¡Tu rostro apareció en el periódico esta mañana! —gruñó Sanji.

—Luffy, déjanos hablar a nosotros. —dijo Haru apoyando su barbilla sobre su mano, mientras con la otra levantaba su bebida. —Debemos mantener un perfil bajo, recuerda eso. —bebió tranquilamente por la pajilla.

Un extraño juguete les trajo su orden y habló de unas hadas que se hacen llamar las Guardianas de Dressrosa, era realmente molesto con su forma de hablar, Haru logró sacarle un poco de información actuando coqueta con él, el juguete se sonrojaba y terminó por irse siendo corrido por Ace.

—Así que hadas, ¿uh? —ella se recargó en el respaldo de la silla y terminó su bebida de una vez, a su alrededor todos comían como muertos de hambre.

—Yo no me preocuparía por las hadas ahora, esas cosas son aún más raras. —dijo Sanji tras pasar bocado.

—Esto está cada vez más extraño. —susurró ella cruzándose de brazos.

— ¿No piensas comer? —preguntó Ace frunciendo el ceño.

—Ahora no, gracias. —hizo una mueca luego de ver como todos comían, unas pequeñas nauseas aparecieron pero se esfumaron un segundo después, Luffy se le quedó mirando unos segundos pero terminó por desviar la mirada.

La mente de Luffy dejó de pensar en comida y se desvió a un recuerdo, antes de bajar en Dressrosa Chopper habló con él, sus palabras fueron exactamente...

—Los síntomas no desaparecerán, si comienza a sentirse mal debes evitar que los demás lo noten.

— ¿Pero cómo sabré cuando se sienta mal? —el renito suspiró cansado.

—Lo notarás cuando la veas, Luffy, actuará distinto a la Haru normal. —el capitán giró la cabeza extrañado. —Olvídalo, Haru puede arreglárselas sola.

—Haru... —iba a hablar pero un ruido aún más fuerte le interrumpió.

—Cuanto alboroto hay allá. —dijo Franky mirando a un grupo de personas.

—Es una ruleta, un hombre ciego ha ganado. —informó Zoro sin dejar de comer, Haru giró su vista y miró al hombre ciego a lo lejos.

—Vaya suerte. —murmuró Ace.

—Se me hace familiar ese hombre. —Haru entrecerró los ojos, de pronto, uno de los síntomas la hizo suspirar cansada. —Ahora vuelvo, no hagan escándalos. —se levantó y se alejó de ahí sin dejar que siquiera le preguntaran a donde iba.

***

—No sé cómo soportaré esto ocho meses más. —susurró ella mientras se lavaba las manos. —Ir al baño cada cinco minutos, ni siquiera una akuma no mi puede igualar eso. —terminó de lavarse las manos y se secó, se miró al espejo y acomodó su cabello.

Se puso de perfil frente al espejo y miró su vientre, aún no se notaba nada y estaba realmente agradecida por eso, una vez que su vientre comenzara a crecer ya no más bikinis, no más crop tops, solo camisetas anchas.

—Por lo menos mis pechos tienen buena forma. —carcajeó ella sola, de pronto recordó algo. — ¿Dónde la puse?

Rebuscó en sus bolsillos y en su blusa hasta que la encontró, sacó aquel pequeño pedazo de papel y lo puso sobre su mano. La miró sonriente pero al ver el lugar al que se dirigía abrió los ojos más de lo normal, estaba bastante sorprendida.

— ¿Dónde estás, Sabo? —cerró la mano con la Vivre Card aún en ella y se apresuró a salir del baño.

Caminó a paso apresurado cuando escuchó un gran estruendo, maldijo el hecho de que el baño estuviera un piso abajo y prácticamente corrió al primer piso.

Tan solo poner un pie ahí apreció el espectáculo que había, un gran hoyo abarcaba gran parte del piso del restaurant, Luffy y los demás estaban ahí aún así que se acercó a ellos esquivando el hoyo.

—Les pedí al menos por un minuto que no hicieran escándalos. —gruñó ella.

—Esta vez no fuimos nosotros, Súper Haru. —habló Franky. —Fue ese hombre ciego.

— ¿Qué? —preguntó sorprendida. —El hombre ciego... ¿cómo? ¿Dónde están los demás?

—Posiblemente por una akuma no mi. —murmuró Ace. —A Zoro le robaron una Katana, fue tras ella, Sanji lo siguió para que no se perdiera y Kinemon corrió luego de decir algo del tesoro de Wano...sabe qué. —hizo un mueca. — ¿Por qué tardaste tanto?

—Es cierto. —susurró ella recordando la Vivre Card. —Me separaré del grupo un momento, debo hacer algo. —Ace enarcó una ceja. —Ustedes encárguense de destruir la fábrica, sé que podrán.

— ¿Qué harás? —preguntó él tomándola de los brazos, ella sonrió.

—Nada ilegal. —le guiñó un ojo.

—Bien, confiaré en ti. —frunció los labios. —Me contarás qué sucede, ¿verdad? —ella asintió. —Con cuidado. —la besó suavemente en los labios.

—Ustedes igual. —se despidió de Luffy y Franky y salió de aquel restaurant.

Al estar en la calle principal puso la Vivre Card sobre la palma de su mano y comenzó a guiarse hacia donde se dirigía el pedazo de papel. Iba siguiendo la calle principal, sólo que con una ligera elevación, cosa que le extrañó al momento de ver la hoja la primera vez.

—Debe estar cerca. —comenzó a caminar a paso apresurado, ganas de correr no le faltaban pero con los tacones de Nami se le complicaba aún más.

Estuvo dando vueltas por la ciudad, realmente afirmó que era una ciudad hermosa, pero lo que más le sorprendió fue que justo en el centro de esta había un gran Coliseo, admiró por fuera la estructura y continuó su camino luego de un par de minutos, escuchó algo sobre un torneo que se organizará para ganar un premio, aunque no alcanzó a escuchar que premio era.

La Vivre Card sobre su mano dejó de moverse hacia el frente, y en lugar de esto comenzó a elevarse y luego a caer, repitiendo lo mismo una y otra vez. Haru miró hacia todos lados pero no logró distinguir a nadie familiar, no hasta que vio el segundo piso de un restaurant, reconoció el sombrero de copa al instante.

—Te encontré, Sabo.

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