seis | gracias por todo
seis | gracias por todo
Con su habilidad volvió la mitad de su cuerpo de fuego y aterrizó en una salida bajo aquel acantilado.
Unos metros delante, Haru estaba en cuclillas arrojando piedras al mar, con la fuerza que las arrojaba estas desaparecían del campo de visión en un segundo.
Ace tragó en seco y se acercó a ella, se paró a un costado de Haru pero esta ni se inmutó, se aclaró la garganta nervioso y se sentó en el suelo colgando las piernas por el acantilado, tomó una piedra del montón que Haru tenía ahí y la aventó hacia arriba y abajo una y otra vez.
—Fue muy...especial lo que hizo Shanks. —comenzó sin saber qué decir, Haru lanzó otra roca y él la miró, su mirada no reflejaba ese brillo que siempre tenía, sus mejillas y nariz estaban teñidos de un rojo claro, además de verse toda descuidada. —Oye... ¿quieres hablar sobre...lo que sea?
—No quiero aburrirte con mis desgracias. —dijo ella al mismo tiempo que lanzaba otra roca, Ace miró la que tenía en su mano y la apretó en su puño.
—Vamos, tengo tiempo... —murmuró lanzándola y tomando otra roca, escuchó un suspiro por parte de Haru y escuchó con atención.
—Supongo que...creerás que te hablaré de todos los momentos que pasé con mi padre, y que te diré que lo extraño o, tal vez, creerás que te culparé por no poder ir a salvar a Padre por estar al pendiente de ti...pero no. —dijo ella, Ace frunció el ceño y la miró.
— ¿Entonces qué es lo que te...? —preguntó temeroso de la respuesta, no sabía cómo reaccionaría a eso.
—Estoy...decepcionada. —murmuró abrazando sus rodillas, apretó una piedra en su puño y esta se hizo pedazos. —Desde que tengo memoria, mi mayor meta siempre fue tener orgulloso a Padre con lo que hiciera de mi vida, pero, por alguna razón, en mis no tan largos dieciocho años...no pude hacerlo feliz ni una vez. —dijo con la voz quebrada, a Ace se le rompió el corazón al verla así. —Él murió sin sentirse orgulloso de su hija.
—H-Haru... —balbuceó Ace al ver como comenzaba a llorar.
—Lo lamento, Ace, todas esas peleas que provocaba...en verdad, sólo quería superarte, creía que Padre te prefería más que a mí, siempre me hablaba de lo que hacías y de cómo progresabas, como te parecías cada vez más a tu padre...solo por ser hijo de Roger, él te admiraba mucho, ¡y yo envidiaba eso, te envidiaba mucho! —gruñó poniendo sus manos en su cara, apretó sus puños y los puso sobre sus ojos llenos de lágrimas.
—Y-Yo...no sabía, lo lamento...
—No. —le interrumpió. —No es tu culpa, nunca lo fue. —sonrió a medias aún sin descubrir su cara. —Lo hacías todo bien, siempre lo hiciste, estoy feliz por eso, feliz y orgullosa de ti, Ace. —El muchacho se sonrojó inevitablemente. —No pude cumplir mi única meta... ¡y eso me llena de ira e impotencia, maldición! —gruñó otra vez. —Si tan solo...me hubiera esforzado un poco más, todo habría sido distinto, tal vez Padre no hubiera muerto...y yo hubiera visto una sonrisa orgullosa provenir de él...pero el hubiera no existe, sabes, me siento una inútil incompetente.
—Haru. —la llamó Ace. —Jamás, jamás vuelvas a decir algo como eso. —habló él molesto. —Eres...eres la persona más grandiosa que jamás conocí, eres fuerte, inteligente, a pesar de lo que has pasado y lo que has visto aún conservas tu humanidad...gracias a ti, Marco, Luffy, y hasta yo sobrevivimos en Marineford. —dijo él mirando a los ojos a la chica. —Padre dio la orden de que saliéramos vivos de Marineford, lo lograste, lo hiciste, si él estuviera aquí estaría orgulloso de ti, Haru, sé que lo está en este momento...aunque no podamos verlo, él está sonriendo orgulloso de su hija. —Haru apretó los labios ahogando un sollozo, seguido soltó una risita ahogada limpiándose las lágrimas.
Ace carcajeó avergonzado, bajó la mirada y comenzó a rodar una piedra en el pasto, evitando la mirada de ella. Siempre se ponía nervioso estando en presencia de la rubia y ese momento tan íntimo no era la excepción.
La chica puso su mano sobre la de Ace haciendo que a este se le cortara la respiración, levantó la mirada un poco hasta encontrarse con la cara de Haru, más cerca de lo normal. La cara del pelinegro se prendió en un instante, unas pequeñas llamas de fuegos se encendieron en sus brazos, le costaba controlar su fuego en ciertas situaciones, esta era una de ellas. La rubia se acercó a él lentamente provocando el nerviosismo del muchacho; aunque suene raro, él nunca había estado tan cerca de alguien que le gustara tanto como Haru, ya que jamás le había gustado alguien.
—H-H-Ha-ru... —balbuceó nervioso, la chica estaba tan cerca de él, que creía que lo besaría. De pronto, ocurrió lo que nadie creía...Haru pasó sus brazos por los hombros de Ace y lo abrazó.
Ace se quedó helado un segundo, luego soltó todo el aire contenido...con un aliento de decepción. Puso sus brazos en la espalda de la chica y la apretó contra él, sintiendo ese calor tan afectuoso que ella le brindaba, escondió su cara entre el cabello de la chica aspirando discretamente su aroma.
—Gracias, Ace, era justo lo que necesitaba en este momento. —murmuró ella escondiendo su cara en el cuello de Ace, esto lo puso inquieto pero se dejó llevar por el momento, no desperdiciaría la oportunidad de estar así con Haru, algo que tal vez jamás volvería a pasar.
—No es nada, todos queríamos a Padre...pero tú pasaste dieciocho años de tu vida con él. —dijo él, Haru tomó la iniciativa y se separó de él, dejándole un vacío en el pecho.
La chica, ahora sentada junto a él, puso su mano derecha en su hombro izquierdo, sobre las vendas. Acarició esa área un momento y luego sonrió; buscó en su costado derecho el borde de la venda y comenzó a desenrollarla, Ace, al verla, se sonrojó pensando que se desnudaría o algo así por lo que la tomó de las manos inmediatamente.
— ¿Q-Qué crees que haces? —preguntó nervioso, la chica lo miró extrañada por su reacción.
— ¿Qué crees tú? Quiero ver qué tal quedé. —dijo ella tranquilamente. —Vamos, ayúdame.
Soltó las vendas y levantó los brazos, Ace tragó en seco y con las manos temblorosas comenzó a rodear el pecho de la chica, cuando sus pechos quedaron al descubierto ella puso sus manos cubriéndose, una vez que Ace quitó toda la venda la puso a un lado y miró hacia el mar sonrojado.
—Vaya. —Musitó la chica mirando su hombro izquierdo, una gran cicatriz se extendía desde su clavícula hasta la mitad del omóplato. — ¿Qué opinas? —preguntó mirando a Ace, este giró sus ojos hasta ella tratando de no mirar más abajo de su cara, se atragantó con su saliva mientras Haru reía. —Hablo de la cicatriz, Ace.
—E-E-Está... ¿t-te duele? —preguntó nervioso, Haru negó.
—Nah, Trafalgar hace de puta madre su trabajo. —sonrió, Ace frunció el ceño. —No se ve tan mal, además...no daña el tatuaje de mi espalda ¿no? —Ace negó sin mirarla. — ¿Pasa algo?
— ¿Eh? No, nada. —dijo él, Haru asintió. — ¿Te ayudo a ponerte las vendas?
—Mejor me pongo mi ropa usual. —dijo ella, Ace le pasó su bikini que tenía guardado en su bolsillo y ella sonrió agradeciendo, al ver que Ace no se movía rió. —Ace, quiero vestirme, sabes.
— ¿Ah? Oh, sí, lo siento. —balbuceó él dándose la vuelta.
—No mires, pervertido. —gruñó ella en forma de broma, se puso el bikini y acomodó su ropa, luego se levantó, se quedó mirando a Ace que seguía en la misma posición, un segundo después Ace comenzó a girar su mirada hacia Haru, ella rió. — ¡Te dije que no mires, pervertido!
— ¡Lo siento, perdón! —gritó avergonzado, Haru rió otra vez, y le dio un golpe en la cabeza haciendo que Ace se quejara.
—Es broma, terminé.
— ¿Entonces por qué me dices pervertido? —preguntó girándose a mirarla.
—Aún no sabías que había terminado cuando te volteaste, así que fue con la intención de espiarme, idiota. —dijo ella, Ace se sonrojó a más no poder y evitó su mirada. —Bueno, no importa, ¿qué harás mañana? ¿A dónde irás?
—Oh, eso... —habló él. —Me uniré a la tripulación de Luffy.
— ¿Enserio? ¡Genial! —gritó ella emocionada. —Pero será hasta que regresen, en dos años.
—Sí, esperaré hasta entonces.
—Bueno, de seguro Luffy se pondrá feliz. —sonrió.
— ¿Qué hay de ti? —preguntó Ace.
—No lo sé, no me molestaría estar sola, ser mi propio capitán, aunque tal vez me vaya con Marco o...
—...Conmigo. —la interrumpió Ace, Haru lo miró sorprendida. —Si tu quieres, bueno, puedes...podemos esperar dos años, estoy seguro de que Luffy te aceptará sin pensarlo.
— ¿D-De verdad? —preguntó ansiosa, Ace asintió feliz. — ¡Seré parte de los Mugiwaras! —gritó ella emocionada abrazando a Ace, dejando su cara entre sus pechos, Ace se sonrojó más que la vez anterior.
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