ocho | juntos

ocho | juntos

El muchacho se removió en la cama, dio una vuelta quedando boca arriba, aspiró profundamente y sonrió entre sueños, luego se dio cuenta de que hacía falta algo a su lado.

Se sentó bruscamente en la cama causando un pequeño mareo, miró a su alrededor sin encontrar rastros de Haru, relajó los músculos tensos al escuchar movimiento en la cocina, se tiró sobre la cama de nuevo y pasó la mano por su cara luego revolvió su cabello.

Una sonrisa traviesa pasó por su cara al recordar el beso de anoche, le avergonzaba, claro, pero le había encantado. Se sentó de nuevo en la cama y observó a su alrededor, la habitación era bastante pequeña, solo un ropero, una mesita de noche y la cama, bajó las piernas de esta y se sentó en el borde, levantó los brazos y se estiró escuchando sus huesos crujir.

Se puso de pie aún descalzo y caminó saliendo de la habitación hasta llegar a la cocina, en la mesa estaba servido un festín como para cuatro personas, mientras Haru estaba frente a la estufa cocinando algo, Ace enarcó una ceja mirando todo y cuando Haru lo vio sonrió.

—Buenas tardes, Ace, siéntate. —dijo ella, Ace obedeció, se sentó en una silla frente a toda la comida y preguntó.

— ¿Tardes? —preguntó extrañado acercándose a la mesa.

—Pasa de medio día, flojo.

—Oh, ¿vendrá alguien a comer? —escuchó una pequeña carcajada por parte de Haru.

—No, conozco tu gran apetito, así que todo eso es para ti, anoche no cenamos, supongo que debes tener demasiada hambre. —Ace sonrió al escuchar la palabra "anoche", mientras la chica ignoró lo que su mente recordó.

—Gracias. —dijo él, olió la comida y sonrió abiertamente mientras se lanzaba al primer plato que tenía enfrente, para luego pasar al siguiente.

Haru terminó de cocinar lo que había en el sartén y lo puso en un plato, caminó hasta la mesa y se sentó a comer, el desayuno pasó en silencio al principio pero luego Ace comenzó a hablar.

— ¿Dónde conseguiste la comida? No tenemos dinero. —dijo él aún con la boca llena.

—Desperté muy temprano, sabía que no despertarías tan pronto así que me levanté a hacer el desayuno, salí a eso de las ocho hacia la siguiente isla, llegué muy rápido a decir verdad, estaba buscando algún pirata para robarle dinero y comprar comida, cuando llegué a la isla estaba una banda de piratas robando al pueblo, acabe con ellos fácilmente y la gente del pueblo me agradeció dándome víveres, hay comida para una semana, según tu pozo sin fondo, suerte también que la estufa funciona.

—Vaya, muchas gracias por preocuparte por eso. —dijo Ace realmente agradecido, Haru negó con una sonrisa.

—Aunque no creo que deberíamos quedarnos viviendo así por dos años. —dijo la chica. —Podemos entrenar, como lo harán los mugiwaras.

—Tienes razón, podríamos salir a algunas islas y...hacernos más fuertes. —la chica asintió.

—Además...no podemos seguir compartiendo habitación. —Ace paró de comer por un segundo y miró a la chica, ella sostenía su mirada en su plato casi vacío. —Necesitamos un lugar más grande. —dijo ella un poco más bajo.

—Siendo sincero, el lugar es bastante pequeño. —admitió. —Aunque no me molesta dormir contigo. —susurró antes de beber agua.

— ¿Qué dices? —preguntó Haru, aunque claramente le había escuchado.

—Nada. —continuó comiendo.

—Busquemos otro lugar, que este sea provisional. —Ace asintió. — ¿Qué tal dormiste?

—Bastante bien. —sonrió. — ¿No tuviste pesadillas después?

—No, la compañía me hizo bien. —ella sonrió de vuelta. Se sentía feliz, a pesar de tantos sucesos ocurridos recientemente, estaba feliz de estar ahí con él. —Tengo algo que hacer por ahora, volveré más tarde, ¿de acuerdo?

— ¿Hacer qué? —preguntó Ace extrañado.

—Cosas. —sonrió. —Nos vemos. —salió por la puerta sin dar más explicaciones, Ace se quedó tranquilo y a la vez no, ya que Haru era lo suficientemente capaz e inteligente para salir de cualquier problema si es que lo había, pero por otro lado seguía preocupándole ya que las cosas con la Marina seguían bastante frescas.

***

A eso de más de media noche Haru entró a la casa, al entrar lo primero que vio fue a Ace recostado en el sofá, estaba de espaldas pero por su respiración calmada sabía que estaba dormido. Caminó hasta la cocina que tenía una vela encendida y entró, en la mesa había un plato cubierto, lo destapó y se encontró con un plato de ramen, estaba frío por lo que supuso que hacía mucho que Ace había cenado.

Sonrió inconscientemente y comenzó a comer, aunque estuviera frío. Terminó rápido de comer y lavó el plato poniéndolo en su lugar al terminar, apagó la vela y salió a la sala de nuevo, Ace se había volteado, así que podía observarlo de frente. Se acercó y se puso en cuclillas frente a él, le quitó el pelo que tenía en la cara y le besó los labios superficialmente.

Se levantó y caminó hasta su cuarto, entró y se acostó a dormir. Por su lado Ace, que había fingido estar dormido, sonrió inconscientemente pero se arrepintió de inmediato, ella no lo había llevado a dormir con él, ¿había pasado algo?

Al día siguiente Ace abrió los ojos, se sentó en el sofá algo adolorido de la espalda por dormir en una posición tan incómoda; iba a sacudirse el cabello como siempre lo hacía pero esta vez había algo raro en su cabeza, se sorprendió tanto que abrió los ojos más de lo normal, se quitó lo que tenía en la cabeza y sonrió alegremente. Su sombrero.

Lo miró de todas partes y notó que estaba completamente igual que cuando se lo quitaron, se levantó y corrió a la cocina tropezando con las sillas, al entrar vio la mesa con su banquete, pero sobre la mesa estaba también su cuchillo con funda verde que le quitó la marina al ingresarlo a Impel Down.

Lo tomó entre sus manos y lo puso en su lugar, apretó su sombrero sobre su cabeza y sonrió.

—Vaya, buenos días, veo que estás feliz. —escuchó una voz, se dio la vuelta y miró a Haru de espaldas, cocinando.

—Haru...tú...

—Tu desayuno está listo. —dijo ella, Ace no pudo evitar notar una venda que se cruzaba en todo su abdomen y otra en su brazo derecho.

—Mis cosas, ¿las trajiste anoche? —la chica asintió. — ¿Qué hiciste? ¿Te lastimaron? —preguntó un poco más alterado.

—No es nada, Ace, estoy bien. —dijo ella, se dio la vuelta y puso lo que cocinaba en un plato, lo puso sobre la mesa y se sentó a comer.

— ¡Haru! —gritó Ace asustado, además de las vendas, tenía una gran herida en el costado de su cara, un parche sobre su mejilla y otro bajo su ojo, cosas que no había notado la noche anterior. —Maldición, ¿quién fue?

—Estoy bien, Ace, mejor siéntate a desayunar, se enfriará. —Ace obedeció, le sacaría la verdad después.

Terminaron de desayunar, Haru recogió los platos y Ace los lavo.

— ¿Ya hablarás? —se secó las manos y se dio media vuelta, le hizo una seña a la muchacha y comenzaron a caminar hasta la sala, ambos se sentaron en el sofá y Haru habló.

—Salí a buscar tus cosas. Primero llegué a Cuartel General y le saqué información a un par de marines que vi por ahí, creí que sería fácil pero me encontré con Kizaru, peleamos un rato pero no terminamos nuestra pelea ya que encontré lo que quería, escapé de ahí con ellos pisándome los talones, por eso llegué tan tarde, tuve que quitármelos de encima.

—Te arriesgaste mucho, idiota. —la regañó él, la chica asintió pero sonrió.

—No importa, necesitaba hacerlo. —Bajó la mirada. —No eres Ace sin tu sombrero. —sonrió ligeramente.

—Por eso no me llevaste a dormir contigo, ¿verdad? —ella rió ligeramente pero asintió.

—Estaba muy adolorida, me hubieras lastimado siendo tan brusco al dormir. —le golpeó ligeramente el hombro.

—Bueno, lo recompensaste con el beso. —ella se sonrojó un poco. —Haru, ¿me dejarías...?

—Por supuesto. —respondió ella sin dejarlo terminar, Ace le tomó la cara entre sus manos, se acercó y pegó sus labios suavemente.

Movieron sus labios juntos, disfrutando el momento, Ace tenía sus manos en las mejillas de la chica, ella tenía su mano derecha en la muñeca de Ace y la otra sobre el sofá. Ace apretó más a Haru hacia él, tomando su cintura con una mano, Haru apretó su mano sobre el sofá provocando que a este se le hiciera un hoyo del tamaño de su puño, que fue seguido por el sofá partiéndose a la mitad. Haru y Ace se separaron al escuchar el ruido de la madera rompiéndose, se levantaron enseguida.

—Maldita sea. —gruñó Haru, Ace, que aún no la soltaba le dio otro beso rápido.

—Supongo que ya no tengo donde dormir. —dijo Ace burlón. — ¿Puedo dormir contigo?

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n/a: hasta aquí lo dejaré por ahora, supongo que mañana o en estos días subiré otra parte, espero les guste, no cambié casi nada de la versión original

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