8. El premio

"No es mi estilo", había dicho a su hermano, apretando en el bolsillo de su abrigo la ficha con el número 94 marcado en ella, la misma que recibió de manos del encargado de caja, cuando pagó por adelantado una habitación en el recinto para que Gun terminara la noche con cierto stripper. Solo él sabía cómo la noche iba a terminar para su pequeño amigo del corazón roto; pero no imaginó ni en el más ridículo de sus sueños que gracias a su buena acción del día, iba a ser recompensado de la manera más increíble. Era como si el universo le estuviera diciendo... enséñame tu nueva vibración y yo te mostraré un milagro.

Sus ojitos brillaron al ver como el hombre de la camisa a rayas, se perdía en el pasillo que, le habían indicado, conducía hacia los privados, ni siquiera prestó atención a lo que su hermano estaba diciendo —después de soltarle la ridícula excusa de que tenía una cita, ¡diablos! Con quien la tendría, llevaba dos años sin una pareja— ni a los gritos que pegó llamándolo, cuando sus piernas se movieron por si solas, siguiendo al hombre que lo había impresionado. No estaba en sus planes para esa noche, pero nada más ver los sensuales movimientos de la famosa ficha 94, ondeantes, fuertes y firmes, y sus amplias manos recorrer su pecho y acariciar sus propias caderas, quiso ser él bajo esas manos, quiso ser él, siendo empujado por esos movimientos, hasta que las rodillas se le doblaran.

Así que su decisión ya estaba tomada, el aceptaría el premio.

Al momento en que escuchó el número en la voz del animador, y vio al stripper hacer su recorrido final en el escenario, sintió que su corazón abarcaba todo su pecho. Una reacción como esa, mínimo, debía ser objeto de investigación y eso era justo lo que iba a hacer, investigar porque el hombre altísimo de anchos hombros y mirada color miel le estaba provocando cosas que nunca antes había sentido.

»Y ahí estaba él, en ese cuarto donde había: una cama individual; iluminada por una luz de color rojo; un tubo para poder hacer alguna acrobacia o baile sensual; espejos, por todos lados, incluso en el techo y pétalos de rosa en el suelo cubriendo la alfombra. Era un lugar excitante pero él, estaba solo y ansioso por saber que seguía a continuación.

Las manos le sudaban y hasta sintió que empezaría a temblar por los nervios de la espera... y no estaba equivocado, todo su cuerpo empezó a tiritar cuando el stripper hizo su aparición.

—Ponte cómodo —dijo, haciendo uso de su sensual voz.

El stripper iba vestido con su camisa a rayas suelta, sobre un pantalón de cuero entallado a sus piernas, como si estuviera adherido a su piel. Se acercó hasta la mesa de noche y abrió el cajoncito, en él había, algunos dildos, lubricante y unas tiras de preservativos.

El ambiente se tornó más intenso y su respiración aumentó, quería desvestirse ahí mismo y lanzarse a los brazos del hombre. Que Dios lo ayudara, era una total y completa locura, ni siquiera podía hablar y ya quería cogérselo, o mejor dicho, que él se lo cogiera, por donde y como quisiera, porque él no iba a resistirse. Estaba perdiendo el control, lo único que deseaba era sentir la piel de ese bailarín.

El stripper le dijo que iría al baño y que en unos minutos volvería con su atuendo listo para el primer baile. Cuando la puerta del baño se cerró, Luke corrió hasta la mesita de noche y tragó saliva cuando supo que realmente quería usar las cosas que había allí. Una pícara sonrisa se dibujó en su boca y se convirtió en una completa O, cuando escuchó la voz del stripper, saliendo del baño, al tiempo que le preguntaba si estaba listo.

Y el show, comenzó.

Al compás de la música el stripper se iba quitando las prendas y cuando ya solo tenía la tanga encima, Luke pudo ver lo bien dotado que estaba y dejó que su mano fuera directamente a acariciarlo, por sobre la diminuta prenda. Lo frotó con una y luego con ambas manos, mientras sentía como era despojado también de su abrigo y su camisa. Cuando el pantalón fue desabotonado y la segunda canción empezó a sonar, ya la temática del show se les había olvidado, porque se suponía que era un show privado que no incluía sexo, pero ellos, se perdieron en caricias, que recorrieron bíceps, muslos, tórax, abdomen y pollas a manos llenas, por parte de ambos.

—Si quieres besarme... sólo hazlo —dio su aprobación al stripper, dejando que por primera vez su voz saliera— También quiero hacerlo.

Podía hacerlo y lo hizo, estaba muy excitado y en ese instante se concentró únicamente en disfrutar su premio. El stripper hizo de las suyas con él, le quitó el pantalón, dejándolo únicamente con el boxer, pero a cómo iban las cosas, también desaparecería pronto. Se besaron con hambre, con desesperación en un ambiente que estaba próximo a tornarse súper caliente, con el inicio del acto sexual.

—¿Quieres continuar o prefieres retirarte?

¿Retirarse?

Ni loco que estuviera.

—Quiero continuar, eh...

—Joss, Joss Way—ar.

—Luke, soy Luke... pero no creo que sea momento para presentaciones.

Una sonrisa de medio lado fue lo que Joss le dio como respuesta, antes de capturar sus labios en un nuevo beso, mientras sus enormes manos acariciaban la espalda de Luke. Ya estando entrados en calor, lo recostó boca abajo en la cama, retiró su boxer, besando cada parte de su espalda, y amasando las nalgas paraditas del más abajo. Luke solo se estremecía por el placer que le estaba causando.

El incienso junto al perfume de Luke se mezclaban en una fragancia erótica que impregnaba toda la habitación. Con movimientos zigzagueantes de su lengua, Joss empezó a recorrer la espalda de Luke, hasta detenerse en sus nalgas, de arriba a abajo y en manera circular, suavemente, fue abriéndose paso, entre ellas, en el surco que escondía su apretada entrada. La respiración de ambos comenzaba a acelerarse y el calor comenzaba a agolparse en sus pollas, Joss siguió frotando su lengua contra el sabroso culo de Luke, separando sus piernas y levantando un poco desde la pelvis con una de sus manos, para tener libre acceso a la polla erecta del más bajo, que ya estaba chorreando pre semen, mientras jadeaba, perdido en el limbo del deseo.

Unos cuantos besos en su cuello y en el lóbulo de su oreja, fue lo que sintió Luke, antes de ser girado boca arriba y la húmeda boca de Joss, se apoderara de uno de sus pezones. Él lamió y chupó, sin dejar que su mano se detuviera y continuara bombeando su polla.

Su polla estaba goteando, su culo completamente mojado y caliente, su respiración ya prácticamente se desbordaba de pasión y excitación; comenzaba a perder el control sobre él mismo, ya no sabía discernir entre lo bueno y lo malo, solamente quería tener a Joss dentro de él; en un momento de total calentura y desesperación, tomó la polla Joss y comenzó a masturbarlo, también, de manera delicada.

Un fuerte gemido de aprobación ante el toque, hizo a Joss subir hacia su pecho, dejando por delante el enorme miembro, Luke no se lo pensó dos veces e introdujo la deliciosa polla en su boca. Chupó y lamió, hasta que Joss no aguantó más —había recibido un oral maravilloso por parte de Luke y de su pene comenzaba a escurrir demasiado líquido preseminal— se acostó en la cama y levantó el delicado cuerpo de Luke sobre el suyo, mientras posicionaba su polla en su entrada, sin querer dejar pasar más tiempo. Luke hizo un certero movimiento, dejando que la enorme polla de Joss lo llenara por completo —también estaba muy mojado por tener semejante miembro para él solo, nunca imaginó coger con alguien así, el stripper le daba unas embestidas como nunca antes había sentido y mientras lo embestía, él solo podía gemir y jadear como si estuviera bramando—. Se inclinó hacia adelante, buscando la boca de Joss, para distraerse del dolor que había sentido, unos cuantos besos después, ya empezaba a mover sus caderas. Joss, sujetó sus nalgas y lo ayudó, haciendo de cada penetración una más deliciosa, para ambos.

Era tanta la excitación que había entre ellos que sus mentes estaban más concentradas en coger que en cualquier otra cosa, ni siquiera se dieron cuenta cuando llegó el momento en que el inmenso placer que sentían, terminó por regalarles un orgasmo conjunto y aun después de eso, Joss siguió elevando su pelvis, clavando su enorme polla en el interior de Luke, quien solo podía disfrutar de ser penetrado por su stripper de la ficha 94, el hombre que parecía no tener límites; pues estocada, tras estocada, se lo demostraban.

Ni siquiera se dio cuenta cuando Joss invirtió sus posiciones, pero ya se encontraba acostado boca arriba, con las piernas sobre los hombros de Joss, y él, embistiéndolo con fuerza y profundamente, tocando una y otra vez su punto dulce, ese que lo hacía pensar que ni aunque los planetas se alinearan de repente, podría volver a sentir semejante mezcla de sentimientos que solo Joss Way—ar, el stripper de la ficha 94, le estaba haciendo sentir. Y estaba a punto de corroborar su pensamiento, cuando con más fuerza e intensidad el pene de Joss entró dentro de él. Ambos estaban sudados, con los pómulos muy rojos de tanta excitación, mirándose a los ojos, perdiéndose en la profundidad de ellos, encantados por lo que estaban percibiendo, hasta que nuevamente un orgasmo los alcanzó.

Minutos después, Luke se giró en la cama, mientras Joss lo abrazaba por la espalda, pudo ver el cajón abierto de la mesita de noche. El frasco de lubricante, estaba intacto, sin abrir y...

—¿No usaste preservativo?

Joss se tensó al recordar que estaba tan cachondo con solo verlo, que todo lo demás dejó de existir, él solo quería perderse dentro de ese culo precioso y hacer jadear al muchacho con cada estocada de su miembro viril.

—Tranquilo, estoy limpio y además... Esta fue mi última vez, no volveré a bailar nunca más.

—Y eso... ¿Por qué?... ¿dejarás de ser stripper?

—Lo seré solo para ti, si así lo deseas.

Luke no supo si esa cama había sido una máquina del tiempo, porque cerró solo un instante los ojos, presionándose contra el pecho de Joss, pero despertó tres horas después, dispuesto a tener una nueva ronda de sexo, caliente y apasionado.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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