Capítulo 9: Confesiones en un club
Menma le observaba mientras le leía el libro por cuarta vez. Sabía que su padre estaba un poco ausente y que le había bañado pronto, dado la cena y arropado porque tenía que irse a trabajar de nuevo. Al final... su padre casi siempre estaba trabajando, sin embargo, adoraba los pocos ratos en común que pasaban, porque sabía de sobra que, para su padre, tan sólo existía él durante esos momentos.
- ¿Te harán trabajar el fin de semana que viene? – preguntó Menma agarrando la colcha con sus deditos.
- No lo creo – sonrió Sasuke – de hecho, mañana no trabajo, así que podré estar contigo todo el día.
- Por la mañana estarás durmiendo – se quejó Menma.
- Pero tengo toda la tarde para ti. Podremos avanzar esa granja de plastilina. ¿Qué te parece?
- Vale – sonrió Menma.
- Ahora a dormir, enano – sonrió Sasuke depositando un suave beso en su frente.
- Buenas noches, papá – comentó finalmente su hijo para colocarse mejor en la cama y cerrar los ojos intentando dormir.
Sasuke se levantó de la cama, cerró el libro y tras guardarlo en la librería, apagó la luz y entrecerró la puerta para evitar que entrase demasiada luz y no pudiera dormirse. Una sonrisa se le escapó unos segundos antes de cerrarla completamente, él era lo más importante en su vida, una vida que ya no tenía nada, ni sueños, ni esperanzas, ni forma en la que escapar, tan sólo le tenía a él, a ese pequeño que le hacía levantarse todas las mañanas para luchar un día más.
Al llegar al salón y cerrar la puerta, observó a Deidara sentado en el sofá, leyendo uno de sus tomos de medicina antes de tener que acompañarle al club una vez más. A él ya le quedaba poco o eso quería creer Sasuke. Tenía una gran oportunidad para salir de ahí, para tener una vida mejor, se lo había ganado a pulso. Estudiando por las tardes, durmiendo apenas cinco horas al día, bailando en las noches y ahora... haciendo las prácticas en el hospital. Ni siquiera sabía cómo aguantaba en pie.
Un bostezo fue lo único que observó que él dejaba escapar, un bostezo al que acompañó enseguida el restregón de sus manos sobre sus ojos intentando incitarles a permanecer abiertos pese al sueño y el cansancio acumulado.
- Deberías tomarte unos días libres – comentó Sasuke.
- No puedo, tengo facturas que pagar igual que tú.
- ¿Y de la carrera?
- Imposible ahora mismo, estoy trabajando con el mejor cardiólogo de todo Tokio, si lo dejo, otro residente sumará más puntos que yo, se acercará más a los médicos o conseguirá llamar su atención y... me quitará la plaza.
- Debe de ser difícil.
- Son como buitres acechando la presa, en cuanto te descuidas, intentan acercarse al médico para captar su atención y tener probabilidades de que quieran trabajar con ellos.
- Y aun así te veo agotado y preocupado.
- Lo estoy, no soy precisamente el que más resalto entre los residentes.
- Pues eso sí que no lo entiendo, tú te graduaste con las mejores notas de tu curso. Te he visto recitar libros enteros casi de memoria, eres brillante.
- Pero no puedo resaltar mucho, porque cuando resaltas demasiado... digamos que todos fijan sus ojos en ti y harían lo que sea para quitarte del medio. Los dos sabemos que no sería nada bueno para mí que mis compañeros descubrieran que estoy trabajando en un club de striptease.
- Pero si no resaltas... es posible que el médico al que tratas o necesitas impresionar tampoco se fije en ti.
- Lo sé – susurró Deidara – es complicado, pero no puedo arriesgarme a que descubran mi trabajo de noche por esto.
Quizá Sasuke esperaba escuchar el timbre, en su lugar, tan sólo unos ligeros golpes se escucharon al otro lado de la puerta. Seguramente Ino no querría despertar al pequeño Menma y había preferido esa opción.
***
Deidara fue el primero en entrar por el largo pasillo hacia los vestuarios, seguido de cerca por un Sasuke que parecía estar más despistado que otra cosa. Para nadie pasaría desapercibido que ocurría algo en su vida, algo nuevo que le tenía en ese estado pensativo, sin embargo, Deidara no quería entrar en detalles, sabía lo cerrado que podía llegar a ser Sasuke y que necesitaba su espacio. Él mismo lo contaría cuando estuviera listo para ello.
Iba a entrar en el vestuario, cuando observó que Kabuto venía de frente por el pasillo, caminando con calma pero con la mirada fija en ese despistado Sasuke que acabaría mandándole al infierno como siempre hacía.
- Yo de ti no le hablaría hoy – le susurró Deidara al ver pasar a Kabuto junto a él.
- ¿Yo me meto en tus asuntos? Pues no te metas en los míos – le marcó Kabuto consiguiendo que Deidara sacase una sonrisa incrédula y abriera la puerta del vestuario para alejarse de él.
- Tú mismo... te he avisado.
Sasuke se detuvo en seco al ver cómo venía Kabuto directo hacia él y Deidara se metía en el vestuario. Sabía que Kabuto nunca hacía caso de nada así que simplemente, resopló antes de tener que enfrentarle de nuevo. Estaba harto de esa situación, de tener que estar siempre viéndole la cara o defendiéndose de él o sus insinuaciones. En esos casos... generalmente dimitía del trabajo, pero no podía hacerlo de éste.
- Eres muy pesado – le dijo Sasuke antes de que él pudiera hablarle.
- Siempre tan antipático conmigo.
- Porque no me dejas en paz – le aclaró Sasuke – si fuera por tu continuo acoso, haría años que habría dimitido de aquí.
- Eso es lo bueno, que no puedes por tu deuda – sonrió Kabuto.
- Un día me libraré de ella y entonces espero no tener que volver a verte.
- Vamos, Sasuke... sabes que yo podría pagar todo lo referente a tu hijo y en algún momento lo vas a necesitar.
- Lo que yo necesite es asunto mío – le aclaró Sasuke.
- Trabajando de niñero a veinte dólares no vas a llegar muy lejos y lo sabes.
- No te metas en mi vida ni en lo que hago, es asunto mío a lo que me dedique una vez estoy fuera de este antro.
Kabuto sonrió, sabía que algún día tendría que volver a suplicarle dinero, le conocía bien, demasiado bien como para entender que lo primordial en su vida era su hijo, haría lo que fuera por él y ése sería el momento oportuno donde podría pedirle cualquier cosa a cambio de ayudarle.
- No tengo prisa, Sasuke – sonrió Kabuto – pero ese día llegará y serás todo mío.
- Si me disculpas, tengo un espectáculo que preparar.
- Estaré en primera línea, no me lo perdería jamás.
No quiso darle importancia a sus palabras, aunque le repugnaba que ese tipo pudiera estar allí, observándole con esos ojos lujuriosos mientras él se quitaba la ropa, mientras excitaba a todo el público con sus movimientos.
- Sigue igual de baboso, ¿no? – preguntó Deidara al verle entrar.
- Es estúpido – aseguró Sasuke – no sabe cuándo retirarse. Ya no sé cómo decirle que me deje.
- Lo tiene claro, sabe de sobra que te da asco pero... se aprovecha porque no tienes escapatoria, tienes que aguantarle todos los días.
- Si pudiera, me marcharía de aquí volando pero... me tienen bien atado. No puedo devolver esa deuda ahora mismo y tampoco podría permitirme el perder este trabajo por veinte dólares la hora – le aclaró Sasuke – es frustrante.
- ¿Por qué no cantas de nuevo, Sasuke? – preguntó Deidara – he visto los vídeos en youtube, eras bueno.
- Las discográficas no firman con gente como yo – sonrió Sasuke – y es un mundo que no me gusta.
- Es cierto, muchos artistas caen en las drogas, se dejan influenciar por la fama, cambian... pero si tienes tus ideas claras, no deberías ni plantearte eso, Sasuke.
- Aun así... hace años que no canto, no tengo un grupo y una discográfica no firmaría con alguien como yo. Necesitaría practicar.
- Y una maqueta para entregar – sonrió Deidara.
- Y eso requiere dinero y contratar un estudio que esté dispuesto a hacerla, no puedo permitirme algo así.
- ¿No es director de una discográfica el hombre para el que trabajas de niñero? – preguntó Deidara con cara pícara.
- Sí. claro... "Oye, Naruto... sé que nos odiamos y que me guardas rencor y yo a ti también pero... ¿Puedes dejarme tu estudio y escuchar mi maqueta después de las cientos que tienes para oír?" – sonrió Sasuke – no puedo pedirle algo así y tampoco querría trabajar para él.
- No sé lo que ocurrió entre vosotros y no quiero meterme en eso, Sasuke... pero... piénsalo, podría ser tu única oportunidad de salir de aquí.
- Lo sé – susurró Sasuke – eso es lo peor... que sea Naruto mi única salida de aquí ahora mismo. Odio esa idea, no quiero deberle nada, no quiero que esté cerca de mi hijo ni yo quiero estarlo de él pero... ¡maldición!, sé de sobra que es mi única solución ahora mismo, él... o Kabuto.
- Y los dos sabemos quién es mejor opción – sonrió Deidara.
Sasuke se cambió de ropa pensando en lo que su amigo le había dicho. Era cierto que habían sido muy amigos desde el instituto, pero ni siquiera a él le había contado exactamente lo que ocurrió aquella vez, el motivo por el que abandonó todo. Quizá Deidara pensó que era por haberse quedado embarazado, pero siempre fue un buen amigo que le apoyó sin hacer preguntas indebidas.
- No fue sólo por el embarazo – le aclaró Sasuke deteniendo lo que estaba haciendo.
- ¿Qué? – preguntó Deidara extrañado.
- Que no fue por el embarazo por lo que abandoné el grupo, ni el instituto, podría haber seguido yendo, me daba igual lo que pensase la gente, sólo eran burlas y eso puedo aguantarlo. Me acosté con Naruto... y no una vez, ni dos, fueron bastantes veces. En aquel entonces era mi mejor amigo pero siempre que discutía con su novia y rompían, venía corriendo a mí. Al final acabábamos acostándonos pero nadie lo sabía. Imagino que Naruto no quería hacer público que le podían gustar los chicos o que se acostaba con uno – aclaró Sasuke – al final siempre acababa volviendo con su novia y me dejaba en la estacada o tal vez no... no era nada para él, sólo era sexo de vez en cuando.
- Pero tú querías más.
- Sí. El día más feliz fue cuando me dijo que iba a dejar definitivamente a su novia para quedarse conmigo, creí que haría público todo pero... cuando me enteré que estaba embarazado y fui a hablar con él, me encontré a Sakura y me dijo que Hinata estaba embarazada de Naruto y que él había vuelto a su lado, que siempre había estado jugando a dos bandas y jamás pensó en mí. No me atreví a decirle nada al verle tan acaramelado con su novia de nuevo – sonrió Sasuke con cierta tristeza – pensé en abortar pero... no sé, no pude hacerlo y tampoco sé cómo mi padre se enteró de aquello, no iba a decírselo pero...
- ¿Qué ibas a hacer?
- Iba a decirle de estudiar en el extranjero un tiempo, tener allí al niño sin que lo supiera y darlo en adopción pero... cuando mi padre se enteró y me exigió que abortase, me negué. Llámalo orgullo o estupidez pero... no quería que mi padre se saliera con la suya y en parte... quería a ese niño, era parte del hombre al que una vez amé, así que me lo replanteé. Cuando me negué a abortar, dejó de pagar todo, incluido el instituto con tal de que recapacitase y volviera a él, me echó de la familia y bueno... acabé aquí. Ya sabes el resto.
- También dejaste la banda.
- No podía ver a Naruto y en parte... ya en la banda me quedaba poco. Cada vez metía más a Hinata como cantante, me estaba relegando y todo por complacerla así que... al final decidí irme y dejar que Hinata cantase en su grupo. No los dejé tirado... simplemente tenían una nueva cantante, no me necesitaban.
- Y él cree que le abandonaste.
- No lo hice, él me fue echando poco a poco, iba ocupando mi puesto con su novia, no sé si se daba cuenta o no pero... cada vez yo tenía menos letra para cantar o había canciones enteras para ella, yo no hacía falta, me sentía....
- Fuera del grupo – dijo Deidara.
- Sí, totalmente fuera del grupo – aclaró Sasuke – y no volví a cantar – sonrió.
- Y no podías contarle algo así, porque era su novia.
- Exacto. Haberle dicho algo así era como enfrentarle a su novia y sabía a quién elegiría, así que simplemente... me fui. Habrá gente que pensará que era mejor hablarlo pero... no lo consideré oportuno sabiendo que la novia tiende a tener más poder que un amigo, habríamos acabado peor si creyese que me enfrentaba a su novia, quizá habría pensado que estaba celoso sabiendo las veces que nos acostábamos... Era mejor irme en silencio.
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