Capítulo 22: En llamas

Aviso importante:

Hoy día 25 van a salir en actualización: Striper forzoso, Diario de Itachi Uchiha, El fotógrafo, Secretos sexuales, Hunters (sólo en wattpad), Pequeño cuervo y Twain Harte (Éste último con algo de retraso puesto que mi compañera está terminando su parte del capítulo todavía). Esto es debido a que me voy dos semanas de vacaciones, así que os dejo algunas cosas para leer jeje. Regresaré el domingo 18 de marzo e iniciaré de nuevo con "Striper forzoso y Bajo las alas de un samurai". Además de eso... para el mes que viene empezará un nuevo fic aunque irá capítulo por mes, se llama "Coma profundo".

Todo el mundo parecía exaltado ante aquella escena, sin embargo, Sasuke tan sólo estaba pendiente de ese niño que parecía querer acercarse hacia él, seguido por unos guardias de seguridad que le gritaban y le asustaban. Todavía pudo observarle escurrirse entre las piernas de los clientes, haciéndose hueco mientras los de seguridad le seguían por el local, por lo que Sasuke bajó de la plataforma tapándose con el albornoz que tenía el hombre de seguridad a su lado y caminando hacia Asahi, quien se agarró a sus piernas justo cuando los hombres llegaban a él.

- Vamos, chico, éste no es lugar para un niño – comentó el hombre cogiéndole del brazo, pero Sasuke agarró con fuerza la muñeca del de seguridad hasta apartarla del niño.

- Yo me ocupo – comentó Sasuke.

- Pero... - intentó quejarse, puesto que las normas eran claras, nada de niños allí y bastante tenían con que se hubiera colado.

- Ya te he dicho... que yo me ocupo, lo conozco, ¿vale? Dame un momento para que hable con él de esto.

El hombre soltó definitivamente el brazo de ese chiquillo que escondía su rostro tras las piernas de Sasuke y, con un chasquido molesto, se marchó de allí llevándose a su compañero. Por un instante, el moreno miró hacia el guardia de seguridad de los camerinos, quien le lanzó una mirada de soslayo antes de indicarle con la cabeza que pasase, que haría la vista gorda por esta vez. Sasuke apoyó su mano en el hombro de aquel guardia y sonrió, casi dándole las gracias pese a que esas palabras no salieron directamente.

Naruto, sin embargo, intentó llegar donde estaba Sasuke y su hijo, abriéndose camino entre toda aquella multitud hasta llegar al hombre de seguridad, quien le impidió el paso.

- Lo siento, no puede pasar – le comentó el hombre.

- Es mi hijo – le dijo preocupado.

- Puede esperar en la sala de al lado si quiere, enseguida saldrán. Se lo aseguro.

Al ver que no iba a conseguir mover a ese "armario empotrado" que tenía frente a él, no pudo hacer otra cosa que chasquear los labios frustrado y enfadado antes de irse hacia la sala que le habían dicho. ¡Era increíble! Que Sasuke se desnudase frente a esos pervertidos... vale, pero... ¿Que hubiera metido a su hijo en esto? ¡Eso sí que no! ¿Cómo había podido atraer a un niño a un lugar como éste? Un niño no debería ver cosas como éstas y él... lo había atraído hasta aquí, voluntariamente o involuntariamente y eso no podía perdonárselo.

- Ey... venga, siéntate aquí – le comentó Sasuke a ese asustado niño mientras lo subía en una de las sillas - ¿Mejor? – preguntó levantándole el rostro para poder verle.

- ¿Por qué haces... eso? – preguntó curioso el niño, pese a que todavía unas lágrimas salían de sus ojos.

- Era... el único trabajo que pude encontrar y necesitaba el dinero – comentó Sasuke cogiendo de la mesa un par de pañuelos para limpiarle las lágrimas – lamento mucho que hayas tenido que ver esto. No deberías estar aquí – sonrió con cierta tristeza – Naruto va a matarme.

- Pero... no es tu culpa, tú...

- Es mi culpa, Asahi, porque soy yo el que trabajo aquí y tú no deberías haberte enterado nunca de esto. Sabía que algo así podría llegar a pasar, que algún padre podría enterarse de mi segundo trabajo y me despidieran, pero que encima me viera un niño... eso creo que no me lo esperaba y me hace ver que... ambos trabajos son incompatibles. No puedo permitirme trabajar con niños y hacer esto a la vez, así que en parte es mi culpa.

- Pero papá lo entenderá, si le cuentas la verdad... si le dices que es por tu hijo...

- No, Asahi, es difícil. Ni siquiera yo le he contado nada de esto a Menma y te aseguro que no quiero que se entere. Los niños no deberían ver este tipo de trabajos y yo me he pasado, entiendo el cabreo de Naruto ahora mismo y me lo merezco.

- Pero... es que no es tu culpa, he venido yo.

- Y ni siquiera sé cómo has llegado hasta aquí, pero no deberías ir a estas horas tú solo. Seguro que tu padre estaba muerto de miedo. No puedo ni imaginarme cómo estaría yo si Menma desapareciera así sin más sin decirme nada. Voy a llevarte con él.

- ¿Te veré mañana? – preguntó ahora indeciso.

- No lo creo – sonrió Sasuke con cierta tristeza – después de esto... creo que estoy despedido como niñero.

- Pero... necesitas el trabajo.

- Ya buscaré algo, ¿vale? No te preocupes, siempre he salido adelante. ¿Me haces un favor antes de que me lleve la bronca de tu padre? – sonrió Sasuke.

- ¿Cuál?

- ¿Me das un abrazo?

Asahi se incorporó un poco más en la silla para poder extender los brazos hacia él, agarrándose al cuello de ese moreno que todavía estaba con el albornoz.

- Dame un momento que me vista, sólo me faltaba salir así también a ver a tu padre. Entonces sí que me mata – sonrió para intentar quitarle preocupación a Asahi, pese a que sabía que la situación no pintaba nada bien y que Naruto... no le iba a perdonar algo así. Ahora tenía que aguantar el chaparrón de sus consecuencias.

Se metió dentro de una de las habitaciones, buscando sus cosas en la taquilla para vestirse. De todas formas, aún le faltaban unas actuaciones más y tendría que salir en breve, pero ahora mismo... lo único que le preocupaba era ese chico que había visto lo que no tendría que ver ningún niño de su edad.

- Maldita sea – se quejó dando un puñetazo contra la taquilla metálica.

Desde luego, él mismo no se habría perdonado si Menma alguna vez hubiera descubierto esto. ¿Cómo iba a perdonarle entonces Naruto? Él ni siquiera estaba inmerso en este mundillo y se había visto afectado. Ahora que parecía todo volver a la normalidad, que parecía estar recuperando ese amor que perdió... ya podía despedirse de todo.

Una vez vestido, cerró la taquilla y salió junto a Asahi, intentando sonreír para quitarle importancia, para intentar calmar a ese niño pese a que él era el más nervioso por tener que enfrentar ahora a un enfadado Naruto. Se agachó una vez más frente a Asahi y le acarició el cabello con suavidad.

- Cuida mucho a tu padre, ¿vale? Y sobre todo... no le dejes que vuelva a trabajar los fines de semana – sonrió Sasuke.

- No lo haré.

- Vamos.

Sasuke se puso en pie, tendiéndole la mano a Asahi para que la cogiera. Ambos caminaron hacia el club nuevamente, abarrotado de gente que veía el resto de los espectáculos.

- Su padre está en la sala de al lado – dijo el guardia de seguridad.

- Gracias.

- Suerte – fue lo único que pronunció mientras veía cómo Sasuke caminaba hacia la sala, abriendo la puerta e indicándole a Naruto de salir fuera de allí con la cabeza.

Por un instante, Naruto se aguantó las ganas de matarle allí mismo por no montar un escándalo frente a su hijo, pero una vez llegaron a la calle y Naruto metió a Asahi en el coche, el puñetazo llegó con toda la rabia contenida que tenía el rubio en ese momento. Sasuke tuvo que echar la pierna atrás para evitar perder el equilibrio con aquel puñetazo, pero no se defendió, sabía que se lo tenía ganado.

- ¿Cómo te atreves a traer a un niño pequeño a un lugar como éste?

- Lo siento, Naruto, no creí que tu hijo fuera a venir.

- Haz con tu vida lo que te dé la gana – lloró Naruto de la rabia y la impotencia – pero no metas a mi hijo en estos temas. ¿Me oyes? – le amenazó, cogiéndole del cuello de su camiseta gris para que le mirase, observando cómo de su labio salía un hilo de sangre que él había provocado con el puñetazo.

- Él no debería haber venido nunca, lo lamento mucho, Naruto – dijo justo cuando una lágrima resbalaba por una de sus mejillas, dejando un poco impactado también a Naruto. Jamás había visto llorar al orgulloso Sasuke Uchiha.

- Tenía la tarjeta del local. Ten cuidado por dónde las vas dejando, ¿quieres? – soltó Naruto el agarre de su camiseta. Todavía enfadado buscó las llaves del coche en el bolsillo de su pantalón para marcharse a casa.

Sasuke ya no dijo nada, se quedó allí estático, llevando el dorso de su mano hasta su labio y recogiendo ese hilo de sangre que caía, esperando a que el coche se alejase del lugar para siempre. En aquel momento supo... que jamás volvería a saber nada más de Naruto y esta vez... él había sido el culpable.

Desde la ventana de la oficina, Kabuto observaba aquella escena en la calle. Jamás se habría imaginado que el temperamental Sasuke Uchiha se dejaría pegar así como si nada, que no se defendería y entonces... se dio cuenta de algo. Aquel chico rubio que se había marchado debía ser alguien importante para que el Uchiha se hubiera comportado de esa forma, para ser capaz de disculparse y... no pudo evitar sentir un poco de celos.

***

Acariciaba su cabello con suavidad mientras lo veía dormir. Durante unos minutos, se imaginó lo enfadado que él estaría si su hijo hubiera descubierto ese local o su trabajo. La mejor idea era abandonar el club pero... no podía hacerlo. Esa maldita deuda le retenía allí, él era la mejor actuación de todas, no dejarían que se marchase así sin más y sería cuestión de tiempo que un día su hijo le pillase. No sabía qué haría en ese momento o cómo se lo explicaría. Se sentía tan avergonzado de sí mismo.

- Buenos días, papá – sonrió Menma al abrir sus ojitos.

- Ey... buenos días, mi niño. ¿Cómo has dormido?

- Bien – dijo algo extrañado, alzando su mano hacia el rostro de su padre para ver su labio herido – ¿Qué te ha pasado?

- Nada, cielo, un golpe – sonrió Sasuke intentando quitarle importancia.

- ¿Acabas de llegar?

- Sí – sonrió – pero tengo muy buenas noticias, voy a pasar más tiempo en casa, estaré toda la semana contigo.

- ¿No vas a ir a cuidar de Asahi?

- No, ya no me necesitan – sonrió Sasuke antes de darle un beso en la frente a su hijo – sólo trabajaré por las noches.

- No me gusta que trabajes por las noches.

- A mí tampoco, pero... algún día lo dejaré, ¿vale? Te lo prometo. Además... puedes dormir mientras trabajo y tenemos más tiempo libre para nosotros después.

- Apenas duermes cuando haces eso – se quejó Menma – tienes ojeras.

- No te preocupes por eso. Venga... voy a prepararte un buen desayuno – sonrió Sasuke.

- ¿Tú no vas a desayunar?

- No, cielo, yo ya he comido en el bar. Lo siento.

- Vale.

- Venga, ve a la ducha y te voy preparando el desayuno.

Menma fue el primero en salir corriendo de la habitación para ir a la ducha, sin embargo, cuando Sasuke fue a salir de la habitación, la voz de Ino, que se encontraba allí haciendo de niñera esa noche, captó su atención.

- Mentiroso – fue lo que Sasuke escuchó.

- ¿De qué hablas?

- Ni eso ha sido un golpe, ni has desayunado en el club, ambos sabemos que no sirven comidas allí – sonrió Ino – tan sólo bebidas.

Sasuke sonrió, pero sin decir palabra alguna, trató de alejarse del lugar antes de que Ino pillase todo lo que estaba ocurriendo, aunque era tarde al parecer.

- Si no comes... caerás enfermo.

- Pues a ver cómo lo arreglamos... porque entre la medicación de Menma y que acabo de perder un trabajo... va a ser que no tengo mucho ahora mismo. Prefiero que mi hijo esté bien.

- Y lo entiendo, pero si a ti te ocurre algo, ¿quién se ocupará de Menma? ¿Servicios sociales? A mí no me darían la custodia y lo sabes, sólo soy tu vecina y nadie conoce a su padre así que...

- Estoy bien, Ino, sólo no tengo hambre hoy.

- A mí no me mientas. Te estás quitando cosas tú para pagar lo de tu hijo y lo acepto, pero déjame ayudarte. No tengo mucho pero...

- No necesito tu dinero, ¿vale? Bastante justos vais vosotros también. Y no pienso pedírselo a Kabuto...

- El doctor te dijo que él te daría la medicación. ¿Por qué has empezado a comprársela?

- Porque no quiero vivir de la caridad de los demás – dijo con firmeza – porque es mi hijo y soy yo el responsable, yo soy el que debe hacerse cargo de esto. Sólo será un tiempo, hasta que encuentre otro trabajo. ¿Vale? Estoy bien.

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