Capítulo 20: Secretos

¡No podía creérselo! Realmente era una información muy jugosa y que sin duda, sabría cómo aprovechar. Ese chico tenía una vida muy interesante y sobre todo... muy sabrosa para poder explotarla a su favor.

- No mentías – sonrió la joven al ver toda aquella documentación más las imágenes que probaban las palabras escritas.

- Ya se lo dije. Mis servicios no son baratos pero merecen la pena.

- Ya lo creo. Esto es... ¡Dios mío! ¿Por qué me lo pones tan fácil, Sasuke Uchiha? – preguntó con una sonrisa sádica en su rostro – con esto... Naruto no volverá a hablarle.

- Utilice la información como más le convenga.

- Sí. Tengo que pensar lo que más le dolería a Naruto, algo que realmente le motivase a dejar de hablarle, a no querer verle nunca más.

- Bueno... yo sólo quiero el dinero – dijo el detective.

Sakura abrió uno de los cajones de su escritorio y lanzó un fajo de billetes sobre la mesa. El detective cogió el dinero con una gran sonrisa y tras guardarlo, se levantó de la silla para marcharse, dejándole la información a su cliente.

- Bueno, Sakura... pongámonos manos a la obra. Sasuke no volverá a meterse en tu camino nunca más. Esta vez... conseguiré que Naruto te odie tanto, que no volveréis a hablaros – sonrió observando las fotografías.

***

Eran las siete de la mañana. Podía verlo en el reloj de la mesilla y, sin embargo, Naruto seguía dormido a su lado, cogido a él como si tuviera miedo a perderle de nuevo. Quizá él ya estaba acostumbrado a dormir poco, así que simplemente... miraba el reloj, viendo cómo pasaban los segundos... los minutos pero sin querer despertar a su compañero, sin querer moverse lo más mínimo para romper su sueño.

- Sigues aquí... - escuchó la voz somnolienta de Naruto.

- ¿Estás despierto? Creí que dormías – comentó Sasuke al no poder verle. Seguía dándole la espalda, pero Naruto le abrazaba con fuerza contra su pecho.

- Sí. Me he desvelado hace unos segundos. Tenía miedo de abrir los ojos y no encontrarte aquí.

- No podía marcharme, no me has soltado ni un segundo en toda la noche – sonrió Sasuke.

- No quería creer que fueras un sueño. Me negaba a perderte de nuevo – le dijo Naruto hundiendo su rostro en la nuca del moreno, oliendo ese aroma tan peculiar.

- Oye, Naruto... sobre lo de anoche... sólo quería que supieras que te entiendo. Sé por qué no pudiste decirle la verdad a Asahi, quizá yo en tu misma situación... tampoco habría podido.

- Lo pensé mucho – habló finalmente Naruto tras unos segundos de silencio – no quería decirle ninguna mentira pero... pensé que quizá... él nunca perdonaría a su madre o que crecería con grandes dudas o pesimismo por sentirse abandonado. No sé si hice bien o mal, sólo fue una decisión más. Puede que en el futuro me arrepienta de ella o me explote en la cara.

Por un momento, Sasuke se sintió igual de atrapado que se sentía Naruto con la mentira a su hijo. Él... sólo era otro mentiroso más, uno de la peor calaña. Al menos Naruto lo había hecho por un buen motivo, por proteger a su hijo pero él... le estaba mintiendo todo el tiempo por su propio interés. Estaba enfadado con él, no le había contado nada sobre Menma porque dio las cosas por supuesto, no le había hablado de su trabajo, ni de su vida, Naruto no sabía todos sus secretos y era muy posible que como él decía... le estallasen en la cara.

- Separado... - murmuró Sasuke, consiguiendo que Naruto lo escuchase.

Oír aquella palabra sólo hizo que la piel de Naruto se erizase, que una corriente fría cruzase su cuerpo. Supo que Sasuke estaba preocupado por aquello y él no quería darle más motivos para ello, no quería que todo se desmoronase ahora que empezaba a ir mejor su relación.

- No pude firmar el divorcio, no quise dejar a Asahi desamparado... pero ella sí firmó la separación. Legalmente... no estamos juntos.

- No es lo mismo, Naruto. No es igual una separación que un divorcio. Aún estás ligado a ella, si te ocurriera algo, toda tu herencia iría para Hinata y tu hijo.

- Al principio me pareció una buena salida – comentó Naruto – era lo más rápido y no dejaba desamparado a Asahi. Tuve tiempo de hacer mi testamento y dejarle todo a Asahi, pero cuando quise divorciarme legalmente... ella ya había desaparecido. Aun así... tengo los papeles en regla y firmados. Mi abogado la ha estado buscando para que firme esos papeles. Te aseguro que es lo que más deseo en estos momentos.

- No te culpes – dijo Sasuke – quizá yo hubiera hecho lo mismo para asegurarme que a mi hijo no le faltase nada si alguna vez me ocurriera algo. Eso te convierte en un buen padre, le antepusiste a él a tus intereses.

- Aun así... me habría gustado que las cosas fueran diferentes.

- Supongo – sonrió Sasuke – pero no puedes hacer nada para volver atrás. Sólo vivimos con las decisiones que tomamos. También yo me confundo, Naruto, tomo malas decisiones.

- ¿Yo soy una mala decisión? – se atrevió a preguntar Naruto al verle algo afligido, creyendo que estaría arrepentido de lo sucedido anoche.

- No lo sé, Naruto. El tiempo lo dirá, supongo – sonrió Sasuke – ahora tengo que irme, aún tengo cosas que hacer.

- Quédate al menos a desayunar con nosotros – comentó en un intento casi desesperado por retenerle un poco más.

- No sé, Naruto... en serio que tengo algo importante que hacer.

- Sólo es un desayuno. No te tomará mucho tiempo y yo me quedaré más tranquilo. Además... seguro que a Asahi también le gustará que te quedes con nosotros.

- Está bien. Pero algo rápido, ¿vale?

- Claro.

Entre los dos se pusieron a preparar el desayuno mientras esperaban a que el pequeño Asahi se despertase. Para él, fue toda una sorpresa ver todavía allí a Sasuke, pero tampoco le extrañó tras escuchar a su padre explicarle que se les hizo tarde y había preferido pasar allí la noche.

Al sentarse a la mesa a desayunar los tres juntos, Naruto no pudo evitar que una sonrisa se escapase de su rostro. Casi podía imaginarse tras aquella escena lo feliz que habría sido si realmente fueran una familia. Sasuke se llevaba bien con su hijo y éste parecía adorarle y él... él simplemente le amaba. El problema era Sasuke y su carácter, el dolor y rencor que todavía parecía guardar en su interior.

Observaba con dulzura cómo Sasuke limpiaba las mejillas de Asahi con la servilleta, con aquella sonrisa dulce que pocas veces ese moreno mostraba. Sin embargo, ninguno esperaba el sonido del timbre. Hasta el propio Naruto se asombró de que alguien pudiera ir a buscarle a esas horas de la mañana. No tuvo más remedio que levantarse para abrir la puerta. Quizá era importante.

¡No lo era! Y lo supo al ver a Sakura allí. Seguramente sería trabajo y realmente... no quería saber nada del trabajo en aquel momento, no teniendo un desayuno decente por primera vez con su hijo y con el chico al que amaba y trataba de conquistar de nuevo. Pudo ver cómo el rostro de Asahi cambiaba radicalmente al verla allí, pero también observó las dudas en el de Sakura al ver a Sasuke sentado en la mesa con ellos.

No cabía duda por lo revuelto que llevaban Sasuke y Naruto el cabello, por esas ojeras marcadas y sobre todo por sus camisetas arrugadas, que no habían dormido precisamente. Esa noche había ocurrido algo entre ellos, algo que no le gustó en absoluto imaginarse a Sakura. Sasuke le estaba ganando terreno y eso no podía permitirlo. Tenía que poner en marcha su plan y cuanto antes, no podía perder más tiempo o esos dos acabarían reconciliándose o dándose cuenta de lo que ocurrió en el pasado. ¡No podía permitirlo bajo ningún concepto!

Hasta ahora se había refugiado en el orgullo de Sasuke Uchiha, sabía que ese chico no abriría la boca. Sus intervenciones quedaban bien guardadas pero... si se ponían a hablar... saldría a relucir que ninguno de los dos había sido realmente responsable de su separación y ella ya no tendría ninguna oportunidad. ¡Esos dos no podían hablar o arreglarían el embrollo que tanto le costó montar!

- Yo... lamento interrumpir – comentó Sakura cambiando su rostro a una sonrisa fingida.

- No pasa nada – intentó suavizar Naruto pese a que sí le había molestado la interrupción – ¿ha ocurrido algo en el trabajo?

- No exactamente... es sobre tu esposa – dijo finalmente consiguiendo que Asahi abriera los ojos al mencionar a la susodicha y sobre todo... Sasuke se inquietase ante aquello – es que... creo que...

El rostro de Naruto había cambiado radicalmente a uno nada amistoso, cortando la frase de Sakura antes de que terminase. Sus ojos denotaban la ira que en ese instante surgía de su interior.

- ¿Sobre mamá? – preguntó Asahi preocupado - ¿Qué ocurre con mamá?

- No ocurre nada, Asahi. Sakura se habrá equivocado – comentó Sasuke tratando de cubrir la mentira de Naruto - ¿Por qué no vas al cuarto y ahora voy yo a explicarte qué ocurre?

- No... quiero quedarme aquí, quiero saber qué está pasando. ¿Papá? – preguntó hacia Naruto.

- Asahi... esto es algo que debería haberte dicho hace bastante tiempo pero que no sabía cómo decirte... así que por favor... dame un momento y te lo explicaré todo, ¿vale?

- No entiendo nada. ¿Qué está ocurriendo?

- ¡ASAHI! – gritó Naruto derramando una lágrima y dejándola correr un segundo por su mejilla antes de secarla con la manga de su camiseta. Dejó caer su flequillo rubio sobre sus ojos ocultándolos y entonces... Asahi entendió que debía retirarse – ella... - intentó hablar Naruto deteniendo a Asahi que se iba hacia su cuarto, consiguiendo que Sasuke agachase el rostro también y perdiese la mirada en el vaso de leche, sabiendo lo que le iba a decir – ella está... ella no murió, Asahi.

- ¿Mentiste? – preguntó Asahi dolido - ¿Me has mentido?

- Asahi... yo... te lo explicaré, ¿vale?

- NO, no quiero más mentiras tuyas, no quiero escucharte – le remarcó saliendo corriendo hacia su cuarto.

Por el sonido que salió de Naruto, Sasuke intuyó que se estaba aguantando las ganas de llorar en aquel instante, pero no podía hacer mucho por él. Era cierto que había mentido y aunque entendía sus razones, también entendía a Asahi que había vivido pensando que su madre había fallecido.

- Yo... es mejor que me marche, Naruto – le aclaró Sasuke – no creo que pueda hacer mucho aquí.

Sasuke fue a salir tras coger su chaqueta, cuando sintió que el rubio agarraba su brazo con fuerza impidiéndole marcharse, aunque seguía con el rostro agachado evitando que le viera llorar pese a saber que lo estaba haciendo.

- ¿Puedes... hablar con él? – preguntó Naruto.

- Naruto... es un tema personal tuyo con tu hijo, no creo que...

- A ti te escucha – sollozó – conmigo no querrá hablar ahora mismo. Por favor.

- Yo puedo hablar con él – se adelantó Sakura pero Naruto elevó su mirada finalmente, indicándole que ya había hecho demasiado y que se quedase ahí.

- Lo intentaré – le aclaró Sasuke – pero... esto no es nada fácil – le explicó Sasuke.

Sasuke caminó en dirección contraria, dejando la chaqueta nuevamente sobre el respaldo del sofá y abriendo la puerta que dirigía al pasillo de las habitaciones. La puerta de Asahi estaba cerrada y cuando intentó abrirla, se dio cuenta de que estaba cerrada por dentro.

- Lárgate, no quiero verte – gritó Asahi desde dentro.

- No soy Naruto – le aclaró Sasuke.

- Márchate – le dijo a él también, pero Sasuke lejos de hacerle caso, se sentó en el suelo apoyando la espalda contra la pared y esperó unos segundos.

- Entiendo que no quieras vernos ahora mismo, es duro cuando la gente te miente. Te destroza por dentro, lo sé... lo he vivido. Sé que todo esto es duro pero también que tienes dudas. No puedo prometerte nada, pero sé algunas cosas sobre tu madre y también sobre tu padre. Si me dejas entrar... quizá pueda resolverte algunas.

- Pero sólo tú – le aclaró Asahi.

- Sólo yo, te lo prometo. Nadie más entrará. ¿Puedes abrirme, por favor?


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