IX
El paso del tiempo significa pérdida.
Si alguien le preguntase a Kim Taehyung una palabra con la que definirlo sería esa, inexorablemente.
La compañía y el afecto mutuo era lo que tornaba que el paso de los años tuviese que ver cada vez menos con el único acto de perdurar.
Pero incluso perdurar se volvía difícil cuando cuentas con años sobrados por delante y un corazón vulnerable a los recuerdos.
Jungkook lo ocultaba mejor. Él pretendió no parecer afectado por la muerte de su madre, mas cuando Taehyung regresó temprano ese día a casa, pudo ver sus hombros encorvados contrayéndose una y otra vez.
A Taehyung se le hizo difícil mirarlo a los ojos por cuatro días.
Cuando Jungkook le dijo que lo llevara con él, implícitamente le estaba pidiendo la eternidad y sus consecuencias.
Girarle el cuello con rapidez luego de abrir su vena con los dientes, fue lo más difícil que le tocó hacer en su vida.
Sin dinero, sin un techo y privados de la luz diurna representó un tiempo precario en aquellos días refugiados al sur de Francia.
Cuando el pelinegro no regresó a casa en la mañana, los Jeon emprendieron una búsqueda de su primogénito por toda la capital, habían anuncios con recompensas cuantiosas que tentarían hasta al espíritu más desinteresado.
Hasta que mucho tiempo después se detuvieron.
Jeon Jungkook junto a Kim Taehyung se proclamaron desaparecidos una noche atípica de primavera, y declarados exánimes en otoño.
Una lápida simbólica se erigió en sus panteones familiares, un lugar donde sus allegados les llevaban flores y las lágrimas caían sobre el mármol frío en vano. Ahí debajo no habían huesos. No había nada.
Tres años habían pasado desde la última vez que pisaron Londres. Pocas personas -o ninguna- habían que hayan estado de pie sobre su propia tumba.
Leer las letras que recitaba su epitafio se sintió de algún modo surrealista, y un golpe imprevisto de realidad.
Esto había sido una tragedia.
Dejaron una huella profunda y gris en la población capitalina que sería difícil de olvidar. Sus nombres fueron susurrados con lástima y morbo a todo lo largo del país. Era difícil no estar sentado en la barra de una cantina y pasar por alto las especulaciones.
La familia Jeon se encontraba devastada, según había tenido el infortunio de escuchar. Y Taehyung no lo dudaba, a pesar de lo que Jungkook había dicho, ellos lo amaban a la burocrática manera de la sangre noble, pero lo hacían.
Jackson y Félix vinieron todos los terceros domingos de cada mes luego de la misa habitual, los dedos le picaron por hacer una tontería como alcanzarlos y estrecharlos en un abrazo para que corroboraran su cuerpo aún de carne y hueso.
Jungkook le agarró su puño apretado con fuerza, e internamente le dio las gracias por eso.
Taehyung estaba parado sobre el mármol pétreo y nacarado del panteón, que nunca cumplió su función. Ni siquiera los cuerpos de sus padres se hallaban aquí, nunca fueron encontrados.
Quizás por eso la conmoción fue tanta cuando vio a tres de los hombres que pertenecieron a la tripulación de sus padres andando con desahogo por las calles empolvadas de Belcastel.
Según el enviado que dio la noticia, ninguna persona a bordo sobrevivió y solo encontraron los restos del barco desarmado que fueron arrastrados hasta la costa.
Por eso estos sujetos, que nunca regresaron a Londres sino que se recluyeron a este pequeño pueblo sureño de Francia, solo podía significar una cosa, y era traición.
Y tuvo sus maneras para averiguarlo, basadas en interrogatorio y órganos que sobresalieron la vista.
Todo se resumió en Kim Im Kwon. Estos tres desgraciados eran peones.
Taehyung nunca había pensado en venganza cuando lo despojó de todo y se quedó sin nada. Sus padres donde sea que estuviesen, no habrían querido que él cargase ese equipaje tan pesado.
Y sin embargo no pudo evitarlo, la rabia bullendo en sus venas parecía lava líquida. Nunca había tenido tanto odio en la mirada como en aquel entonces.
Jungkook sostuvo su cabeza con firmeza, frotando con ambos pulgares las mejillas, haciendo que el furor de sus ojos se enfocara en él.
"¿Qué es lo que quieres, Tae?" le había preguntado.
"Quiero destrozarlo"
Apenas podía hablar por el coraje, pero no vaciló en su tono.
Habían mantenido a Im Kwon prisionero por más de doscientos cuarenta años. Siempre en este mismo sótano con olor a putrefacción.
Lo torturaban por largos días, algunos de los métodos más usados en su época eran realmente eficaces cuando se trataba de infligir el mayor daño posible prolongando la agonía y una muerte lenta.
Excepto por que su tío no podría morir.
Taehyung lo había convertido. Para un vampiro, no importa qué, lo peor era el hambre.
Lo dejaba clavado a esa pared sin alimento por años. Su piel se resecaba hasta adherirse a los huesos, otorgando un aspecto momificado y macilento. Entonces lo alimentaban al ritmo exacto para que no se desvaneciera y la cantidad suficiente para mantenerlo débil.
"Querido tío, parece que no estás feliz de verme. Deberías" exclamó el peliclaro haciendo girar una una tijera en su dedo índice. "Aún así te concederé un deseo, adelante. Qué te gustaría"
Jungkook había dejado el cuerpo todavía inconsciente del tipo en el suelo, recostado con los brazos cruzados sobre su pecho en una esquina de la habitación, vio a Kim levantar sus ojos entornados.
Por debajo de las largas hebras grasientas y oscuras que caían sobre su rostro, dejó entrever una mirada inundada en un odio crudo que rivalizaba con el de Taehyung.
Con la abismal diferencia de que era este último quien movía los hilos, no al revés.
"Mátame" ordenó con su voz ronca por el desuso. "Deshazte de mí y mátame de una vez"
Ah, tantos años y aún no conoce las reglas.
"Tío, tío. Hay deseos que ni siquiera merecen pronunciarse en voz alta" el menor chasqueó la lengua un poco airado. "Sobretodo en lo que me he esforzado por mantenerte con vida"
Taehyung separó su cadera de la mesa y camino hasta quedar frente al cuerpo cadavérico del hombre.
"Pero es tu cumpleaños así que tengo un regalo" anunció con cínica efusividad. "Estoy seguro de que puedes adivinarlo"
Im Kwon giró la cabeza hacia donde el peliclaro caminó y prensó los labios en una línea apretada. Lo intuía.
No comería.
Esta vez se rehusaría a hacerlo. Taehyung ya había obtenido bastante diversión a costa de su martirio. Podía soportar todas las ideas sádicas que brotaban de su mente, sin embargo, obligarle a alimentarse de sus descendientes era un punto de inflexión que tocaba una vena sensible.
Ni siquiera pudo ver a sus hijos crecer...
Taehyung levantó al hombre por las solapas de su saco y se volteó a Im Kwon.
"Saluda a Jae Sik. Es un Kim, solo que no pude averiguar a cual línea de sangre de tus dos hijos pertenece. Pero podemos decir que es tu nieto" habló echando un vistazo al rostro del tipo que aún no despertaba. "Nos había tomado un tiempo porque al parecer estaba en la cárcel. Sus delitos no son un juego de niños, eh. La fruta no cae lejos del árbol supongo"
Kim lo miró con una mueca de aversión.
"No comeré..."
"Oh, lo harás" contestó el menor desapasionado.
Con la tijera que minutos atrás estaba entre sus dedos, apoyó el peso de Jae Sik sobre él para que no cayese, y trazó una línea lenta y profunda por su muñeca.
El tipo abrió los ojos con un alarido al sentir el ardiente dolor punzante en su extremidad. El rubio lo inmovilizó con un brazo y agarró la muñeca chorreante con el otro.
"Hasta que al fin despiertas..." murmuró por debajo de los gritos estridentes del tipo y llevó su muñeca a la boca de su tío. "Bebe"
Al ver como su boca se apretó más entre sí, en clara señal de rechazo, presionó la muñeca contra sus labios hasta que cedieron.
Pero Im Kwon se alejó bruscamente y escupió la sangre sobre el cuero negro de los botines de Taehyung.
"V-vete a la mierda. No porque hagas esto tus padres van a volver" balbuceó con sus palabras salpicando sangre. "De hecho fue mejor que los matase antes de ver el afeminado marica que criaron y se revuelquen en la decepción que eres" volvió a escupir su saliva ensangrentada a la chaqueta del menor. "Siempre supe que no eras digno de heredar el imperio Kim"
El veneno en sus palabras hizo al pelinegro presionar la mandíbula, las pálidas venas en su antebrazo se remarcaron como cuerdas tensionadas.
A través de la habitación chocó miradas con Taehyung un segundo. La efímera sonrisa que le dedicó era un indicio de que estaba bien.
Y pasó una mano por la mancha fea y desagradable que había quedado en la tela de mezclilla, entonces le miró sin expresión alguna.
"Quise ser indulgente pero me lo pones difícil, Im Kwon" dijo. "Dejaré que Jungkookie se encargue de ti por el momento"
Kim removió las muñecas encadenadas contra la pared de ladrillos, sus fosas nasales se aceleraron en una expectación horrorosa.
"Qué vas a..."
Se cortó su frase.
Como si hubiera estado esperándolo, la figura de Jungkook se cernió sobre él como una sombra. Sus garras perforaron en el huesudo pecho hasta hallar su músculo cardiaco. En su palma lo apretó contra sus dedos, no con la suficiente fuerza para aplastarlo.
"Eres solo un perro, ni más ni menos. Vive como uno y obedece como uno" demandó entre dientes por sobre los jadeos ahogados del hombre. "¿Haz entendido?" imperó con más fuerza en el agarre.
El hombre asintió a duras penas con la mirada dispersa por el dolor.
Sin cuidado alguno sacó el puño ensangrentado del pecho contrario. Dado el poco vigor que tenía, la carne alrededor del hueco tardaría en subir y cicatrizar.
Arrastró por la camisa a Jae Sik, que no había hecho más que contorsionar su rostro en desagradables muecas de llanto, y presentó la garganta de este frente al rostro de Im Kwon.
"Ahora se un perro obediente y come"
Kim miró con pena al acobardado hombre frente a él balbuceando súplicas.
Ya había perdido la cuenta de las veces que Taehyung le había hecho esto. El chico se dedicaba a cazar a su línea de sangre y lo orillaba a esto.
Era una especie de juego retorcido para él.
De haber sabido que su sobrino daría tantos problemas en el futuro, que terminaría de esta manera, hubiera cortado su garganta con sus propias manos antes de pensar en enviarlo a Bristol
Sin detenerse a ahondar en la miseria que lo rodeaba, hundió sus dientes al cuello y se dejó llevar por el hambre y el placer de saciarla cuando no había probado una gota de sangre en más de catorce años.
Antes de que pudiera emocionarse demasiado, Jeon alejó el cuerpo de su alcance.
No había sido suficiente...
Entonces, en un accionar prolijo, Jungkook sostuvo a Jae Sik por debajo de su mandíbula y sobre la base de su garganta. Estiró y presionó la carne blanda, hasta que los tejidos se rasgaron por completo. La cabeza quedó suspendida en el aire bajo los dedos que tomaron sus cabellos, y el cuerpo exánime cayó de rodillas hacia adelante.
Era un incordio limpiar el sitio después, pero no estaban interesados en crear a otro más de ellos.
El pelirubio lo rodeó, bordeando el charco de sangre que comenzaba a formarse debajo del cuello mutilado.
"¿Sabes una cosa?" indagó retóricamente contemplando el cadáver a sus pies. "Cuando supe de tu traición hacia mi familia, mi primer impulso fue hacerte justo lo que acabas de ver ahora" elevó la mirada para clavarla en la contraria. "Pero Jungkook me convenció de hacer que valiera la pena. Y tuvo razón, una muerte rápida sería misericordioso en tu caso. Y si no desollé vivos a tus hijos como Jungkook me dijo que hiciera..." un destello de miedo parpadeó en los oscuros ojos de su tío. Seguramente ni siquiera había pensado en esa posibilidad. "Fue porque ellos eran demasiado inocentes. Demasiado pequeños para pagar por los errores de la sabandija que tienen como padre"
Cuando raptaron a Kim Im Kwon de su alcoba, Taehyung detuvo a Jungkook de ingresar a la habitación de los niños, podía ver el reproche pintado en todo su rostro por su corazón débil sin embargo el menor creía que estaba siendo justo. En vez de eso, se dirigió a la pequeña habitación que antes solía ser la oficina de su padre, luego usurpada por su tío; encontrar los papeles que necesitaba no le tomó mucho.
Se había llevado consigo todo lo que le pertenecía.
"Te engañas pensando que eres mejor que yo..." le contestó arrojando un vistazo tentativo en dirección al pelinegro, con su lengua vacilante por la amenaza. "Pero no es así. Si fueras mejor que la calaña de persona que dices que soy no harías nada de esto"
El joven vampiro se rio como si el chiste más gracioso del mundo hubiera llegado a sus oídos. Se le hacía hilarante la forma en que su chantaje emocional nunca llegaba a cobrar forma.
"Oh, pero yo nunca dije que fuera una mejor persona que tú"
Más de dos siglos y su tío todavía sigue tratando; aveces probaba persuadirlo utilizando el vínculo familiar como cebo, y cuando estaba enojado solo despotricaba en su contra.
Era cómico verlo desgastarse intentándolo.
"De hecho, sé que soy peor y lo disfruto" su semblante adoptó un gesto más serio, acercando su rostro a dos pulgadas del más demacrado. "Si la justicia divina existe y viene a por mí, algún día pagaré por todo lo malo que he hecho pero ese día no va a ser hoy. En cambio tu juicio final lleva mi nombre, y te pudrirás aquí hasta que me aburra" se distanció volviendo a colocar la sonrisa cuadrada
que contrastó fuertemente con su gélido juramento. "Feliz cumpleaños a ti, querido tío"
El hierro de la puerta chirrió, y no volvería ser abierta hasta unas decenas de años más.
Jungkook había entrado por la puerta trasera ubicada en la cocina, que daba hacia el jardín. Había terminado de deshacerse del cuerpo de Jae Sik en el patio trasero.
Desde el exterior había oído la melodía del tocadiscos que se filtraba por los pasillos y sonrió para sus adentros.
Parado en el umbral de la sala de estar, veía a Taehyung de espaldas a él con una copa de vino en mano y los pies descalzos. La chimenea prendida.
A pesar de que el ritmo de la canción iba rápido, él contorneaba sus caderas despacio, a su propia sinuosa armonía.
No necesitaba verle para confirmar que tenía los ojos cerrados.
Taehyung siempre fue una persona pasional, de esos entusiastas sentimentales que atesoraban las pequeñas cosas que bien podrían pasar de largo a simple vista. La canción que sonaba en el tocadiscos era una que Jungkook le había dedicado par de años atrás.
¿El momento exacto en que se enamoró de Taehyung? Era difícil decirlo con seguridad, desde niño siempre se vio absorbido por el brillo con que el menor lo miraba por el más mínimo acto. Como si fuera su héroe particular.
Por lo que no le sorprendió que la canción se hubiese agregado rápidamente a su lista de cosas favoritas que fue engrosando con los años.
Como los crisantemos amarillos, la primera vasija que logró moldear cuando aprendió alfarería, las chimeneas -había descartado la compra de varias casas tan solo por el pobre diseño de la chimenea-, los tintes para cabello -después de haber probado una docena decidió que el rubio era su nuevo favorito-, y un anillo de oro blanco torneado que adornaba su dedo corazón.
Jungkook solo había estado fascinado por el invento de los videojuegos. Y también le recordó a Taehyung la importancia de las cámaras.
Si en su época hubiese existido algo como eso, al menos podrían haberse consolado con los recuerdos tangibles en sus manos.
Miró hacia el lienzo que estaba colgado al pie de las escaleras. Jungkook lo había pintado después de varios años de estudiar las técnicas de dibujo y cuando creyó que podía hacer un digno trabajo.
En el cuadro, cuatro chicos sonrientes entrelazados con los brazos sobre los hombros le devolvían la mirada. Todo era ojos alegres y colores vivos. A la izquierda estaban Taehyung y él, y junto a ellos, Félix y Jackson. Inmortalizados para siempre en óleo.
"¿Te quedarás ahí parado o prefieres hacerme compañía?" preguntó el menor en un tono aterciopelado.
Jungkook se desprendió de los recuerdos y fue directo a él.
"No deberías sonar tan sugerente o podría arruinar tu velada" replicó apresando la cintura ajena entre sus brazos.
Él se rió, luego dio la vuelta bajando la copa al nivel de su cadera y lamió despacio el lóbulo de su oreja.
"Define arruinar" Jungkook gruñó sobre su hombro, sintió su cintura ser estrechada nuevamente. "Canta conmigo, anda"
Invitó comenzando él desde las líneas que continuaron la canción.
"I'll be your light, your match, your burning sun. I'll be the bright in black that's making you run"
En ningún momento había parado de bailar, con su sonrisa genuina y peculiar que alumbraba sus días más fríos.
"I got my mind made up, man, I can't let go. I'm killing every second 'til it sees my soul, uuuh." lo observó alzar la copa y echar la cabeza hacia atrás. "I'll be running, I'll be running. 'Til the love runs out, 'til the love runs out"
Él estaba perdido en el sonido, Jungkook estaba perdido en su rostro, en su cuerpo que destilaba felicidad por cada poro esta noche.
"¡Canta conmigo, amor!" pidió nuevamente, con esos ojos centelleantes que nunca se cansaría de adorar.
Amor.
Bajó ambas manos a sus caderas y le complació juntando su voz a la suya.
"And we'll feel alright, and we'll feel alright. 'Cause we'll work it out, yes, we'll work it out"
Cada línea era un epítome de lo que les representaba. Porque siempre lo habían hecho funcionar a pesar de los baches.
"And we'll start a fire, and we'll shut it down. 'Til the love runs out, 'til the love runs out"
Siempre que estaban juntos un fuego salvaje se encendía.
"Til the love runs out"
Pero nunca se agotaría.
Eventualmente la canción terminó, pero ellos continuaron meciéndose. El vino había quedado olvidado hacía mucho sobre una de las mesitas cercanas, y ambas manos del rubio descansaban sobre los firmes hombros de su pareja con la cabeza recostada.
El fuego de la chimenea iluminaba la habitación en tonos anaranjados y rojizos, que se reflejaban en el material pulido de su anillo.
A lo largo de los años era inevitable que hayan conocido a muchas personas; habían otros vampiros igual que ellos -sin embargo pocos habían conocido que sobrepasaran dos siglos en edad-, y algunos de ellos le revelaron ciertos... trucos que les permitía burlar la luz diurna; magia de brujas.
Solo que no contaron con que estas fuesen un poco hurañas y malhumoradas. Les tomó un poco de extorsión hacer que la bruja cediera, como resultado el Barrio Francés de New Orleans no quería tener nada que ver con ellos.
Taehyung se había alzado de hombros. A quién le importaba de todas formas cuando ya tenían lo que querían.
Era 1810 cuando pudieron caminar bajo el sol del medio día por primera vez en tanto tiempo. Ese mismo día Taehyung había arrastrado a Jungkook a la capilla más cercana, una retracción de sus pupilas fue todo lo que necesitaron para que un notario oficiara la ceremonia y pasara por alto mayúsculos puntos como la ausencia de los testigos y dos hombres unidos en santo matrimonio.
Desde entonces y hasta ahora, habían mantenido esos anillos parecidos entre sí en cada mano izquierda. Se había adherido a ellos casi como una segunda piel.
Esporádicamente, sus pensamientos rebotaban hacia Park Bogum de vez en cuando. Si lo volvía a ver, se encargaría de agradecerle esta vez.
Habían perdido las vidas de aquellos que quisieron y que el tiempo arrastró naturalmente, pero a cambio había hecho pagar a su tío por todo el mal causado, ganó buenos amigos como lo eran Jin y Namjoon. Y esto: pasar la vida junto a la persona que ama y que lo ama de vuelta.
Dejó escapar un suspiro enamorado y fijó sus iris más claros en los contrarios. Sus dedos se deslizaron por las sedosas hebras negras sobre la nuca.
"No importa si somos criaturas del infierno. Contigo me siento en el cielo cada vez que me tocas"
Su esposo gruñó enfurruñado antes de esconder la cabeza entre el espacio de su cuello.
Hizo al menor soltar una carcajada sonora.
"¿Qué?" presionó a sabiendas de su vergüenza.
Jungkook lo supo, y succionó suavemente su piel como castigo.
"Después de todo este tiempo todavía te las arreglas para decir cosas hermosas"
Antes de que su cerebro pudiera idear una respuesta, los labios de Jungkook le arrebataron toda posibilidad de pensamiento lógico. No importa si fueran cortos o duraderos, gentil o salvaje, siempre causaban estragos en su sistema.
Siempre le gustó la forma en que lo sostenía, lo poseía y lo hacía suyo, cuando aún era humano. Era de esperar que todo ello se hubiera potenciado con su nueva versión vampírica; su cabellera azabache, su mandíbula definida, el ángulo recto de su nariz, la tensa musculatura junto al aura intimidante y sombría que le rodeaba le hacían temblar las piernas en el buen sentido. Y la manera en que le hacía el amor, con esa fiereza y dedicación. Simplemente no era para cardíacos.
"Te sienta bien la inmortalidad" le confesó cuando se separaron del beso con un chasquido húmedo de sus labios.
"Hmm, gracias" jaló y besó su labio inferior una vez más, mientras hablaba. "Es el mejor regalo que me has dado"
Taehyung arqueó las cejas, separándose para tener una visión completa de su rostro.
"¿Ser un vampiro?" indagó.
El pelinegro le sonrió debido a su entrañable curiosidad, sus dedos colocaron un mechón claro detrás de la oreja. Y le corrigió con dulzura.
"Pasar la eternidad junto a ti"
El menor sintió derretirse por dentro, la humedad en sus ojos no tardó en hacerse presente.
Todavía se las arregló para tragar la bola de algodón que se había atascado en su garganta.
"Sabes que aunque seamos inmortales no somos imperecederos, ¿cierto?" comentó tratando de distraerse en los rasgos del mayor. Con un dedo repasaba con lentitud cada ángulo de su rostro. "Sin el anillo el sol nos quema, y una estaca en el pecho puede reducirnos fácilmente a cenizas"
Jungkook sujetó su dedo, y le obligó a mirarle a los ojos. La intensidad de su roja mirada calcinó cualquier temor que pudiera haber albergado.
"No importa a dónde vayas te seguiré, siempre lo he hecho. Incluso si es a la nada si te conviertes en cenizas"
Las emociones lo superaron y salieron en forma de una solitaria lágrima en su ojo izquierdo.
La culpa siempre asomó su fea cabeza. Junto a la palabra tiempo adjuntó su nombre en cuanto a Jungkook siempre se trató. Pero era un puente que había llegado a cruzar con su ayuda paulatinamente.
Jungkook lo había elegido por sobre todas las cosas.
Se mantuvo a su lado porque así lo quería cada día. Y había racionalizado que él lo hacía tan feliz de la misma manera que Jungkook hacía feliz a Taehyung.
Y eso era todo lo que valía la pena atesorar.
OMG ya llegamos al fin de esto, no estoy lista aún para soltar a esta parejita jjjjj
No sé si habrán visto el anuncio que dejé hace unas horas en mi perfil en el que explicó porque he tardado un poquito en actualizar hoy, pero bueno, aquí está.
Mil gracias les doy a esas bellas personitas que disfrutaron de la lectura, me dejaron sus comentarios que me animaban mucho a la hora de escribir y a quienes votaron.
Espero les haya gustado y haya cumplido sus expectativas el final. Yo estoy bastante satisfecha, la verdad.
Ahora me enfocaré en En Reversa (si alguien aquí la lee), porque también tengo otros proyectos en mente que quiero llevar a cabo.
Tengan un lindo amanecer (✿^‿^)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top