IV
Llegar a la plaza principal, corazón de Londres, fue sencillo. Había descubierto que sus piernas no solo tenían mayor resistencia ahora, sino que su velocidad era prácticamente inhumana; unas flexiones de rodillas y se convertía en un borrón en el aire. No fue fácil controlar la habilidad, casi se estrella contra un tronco hueco.
Pero lo complicado vendría al caminar entre las abarrotadas calles donde viandantes, carretas con animales de arado, y carruajes tirados por caballos se movían por igual.
Las calles sin pavimentar eran perfectas para albergar pequeños y medianos charcos de agua sucia que se removía en el suelo con el pasar de las personas y las carretas convirtiéndose en lodo fangoso. No tener un sistema de drenaje hacía todo más insalubre. Y la pestilencia con el sudor del gentío, nunca antes notado por Taehyung -que siempre iba en su galano carruaje como la mayoría de los que pudieron costearlo-, junto al hollín que expulsaban las maquinarias hizo a su sensible olfato picar.
Comerciantes y trabajadores con puestos de venta hechos de madera y tela ocupaban los laterales de la calle de tierra clara.
Sin embargo algunas calles de la capital tuvieron mejor suerte que otras, donde los adoquines desuniformes y cóncavos hacían el camino, y se habían construido aceras; un método innovador que consistió en piedras anchas y lisas elevadas a una cuarta del suelo. Se colocaron farolas de aceite que sustituyeron las lámparas privadas de los importantes edificios.
El ahora castaño se enorgullecía de la nación en que había nacido. El desarrollo a nivel continental era impresionante. El clima gris y opaco, era el precio a pagar por las fábricas emergentes que colocaban a Londres como precursora de la revolución industrial, líder en la industria textil, siderúrgica y mercantil.
La mayor parte de los ingresos de su familia provenían de este último, de hecho, y si su vida no hubiera dado este giro tétrico, hubiera debido continuar con ese rubro.
Estaba caminando pegado a las paredes, sujetando con sus dos manos firmemente la gabardina y teniendo cuidado de no levantar miradas curiosas cuando escuchó un bullicio animado de la multitud.
Taehyung se dio cuenta que provenía del corazón de la plaza -a escasos metros suyo- donde se realizaban las ferias, anuncios de proclamos reales, y ejecuciones públicas. Justo como la que estaba sucediendo ahora.
Una mujer encadenada, con el pelo grasiento y la falda de su modesto vestido raída, fue arrastrada escalones arriba hacia la tarima, hasta que su cabeza se posó en una hendidura.
No era algo extraño de presenciar. Las ejecuciones públicas eran el pan de cada día.
La multitud eufórica se agitó alentando al verdugo y gritando términos como dueña de falso metal y estafadora.
Por su atuendo, parecía difícil de creer que falsificar monedas fuera su negocio habitual.
Lágrimas gruesas caían por el rostro de la acusada, que no gritaba ni suplicaba. Sin embargo, solo haría falta una mirada a los desolados ojos para saber su impotencia.
Estaban a punto de ajusticiar a una inocente.
Al segundo de su epifanía, el filo de la hoja del hacha descendió con fuerza y la cabeza rodó dejando un líquido carmesí y otras sustancias viscosas a paso.
Sangre.
Pero ya era muy tarde para evitarlo.
El hambre voraz se multiplicó, sintió sus colmillos crecer todavía más, y sus uñas eran ahora como garras puntiagudas.
Era un sentimiento urgente y físico, carente de todo sentido común y raciocinio.
Quería absorberla, tragar del cuello desgarrado cuyas venas mutiladas seguían expulsando y chorreando sangre.
Como un poseso que ha perdido su cordura gruñó, listo para abalanzarse sobre el cadáver, y masacrar a su paso todo aquel a su alrededor. Entre más saciedad mejor.
Sin embargo antes de poder dar un salto, en un movimiento que no vio venir, alguien lo sujetó por los hombros y lo condujo -en un abrir y cerrar de ojos- hacia un callejón con poca luz que se formaba por los espacios angostos que dejaba una edificación de la otra.
El castaño reaccionó con un reflejo violento, forcejeando por su huida pero su retenedor lo superaba en fuerza. Y el agarre en sus brazos se tensó.
"¡Taehyung!"
Eso fue suficiente para que la nebulosa roja de su mente se esclareciera.
Cuando enfocó la vista de nuevo, no pudo estar más aliviado de reconocer ese rostro.
"B-bogum..."
El mencionado lo miró perplejo de arriba a abajo. Ambos llevaban pesadas telas opacas que les cubrían hasta la cabeza. E incluso sin el dato, había visto los colmillos largos de Taehyung y el color de sus ojos.
¿Cómo era que esto estaba ocurriendo?
"¿Qué pasó contigo, Tae?" se dio cuenta que expuso sus pensamientos en voz alta.
El castaño comenzó a negar frenético.
"Yo no lo sé. Yo solo desperté y... Tenía todos los sentidos distorsionados..." explicó sin saber por dónde comenzar con exactitud. "Lo primero que me vino a la mente fue tu nombre. ¿Qué fue eso? Siento como si una fuerza me llevara hasta a ti"
Bogum bajó los brazos con lentitud, con pena y pesar en su cuerpo.
"Entonces... ¿No sabes por qué te sientes de ese modo?" preguntó tentativamente, a lo que su amigo volvió a negar. "Eres un vampiro ahora, Taehyung. Como yo" soltó con mesura.
Sin embargo para el menor, la velocidad de la noticia no disminuyó el impacto. Esto no podía ser posible, no podía...
"E-esas cosas no existen" refutó inseguro. Mas en el fondo sabía que era en vano. "Los chupasangre solo son cuentos de miedo para niños desobedientes"
Su madre solía amenazarlo con ello cuando no quería prestar atención a su institutriz. Algo como que un feo monstruo vendrá en las noches y te descuartizará.
De niños tenían pesadillas con la historia, de grandes solo les ocasionaba risas y curiosidad morbosa, ya que nadie había visto ninguno, la historia quedó en el aire como un invento de alguna mente imaginativa.
Pero por supuesto, cada leyenda urbana y mito tenía un trasfondo detrás.
La realidad siempre supera a la ficción, por ahí dicen.
"No te gastaría una broma en un momento como este" le aseguró con el rostro mortalmente serio.
Taehyung parpadeó con rapidez para retener la repentina humedad en sus ojos. Dios, quería llorar.
Escudriñó a su amigo, minucioso. Vio entonces los remarcados pómulos, la piel excesivamente pálida y su boca... Ahora tiene sentido el por qué Bogum dejó de sonreír amplio desde hace unos meses.
"¿Por qué no tienes los ojos rojos como yo?" preguntó más trastocado que curioso.
"No soy un neófito, Tae. Al menos no uno recién" informó con cierta penumbra. Una parte suya siempre extrañaría la normalidad. "Hace cuatro meses que dejé de ser humano"
"¿Cómo pasó?"
"Eso no importa ahora"
"¡A mí me importa!" pegó un grito. Tomó una profunda respiración, arrepentido de haber alzado la voz, y con todas las emociones a flor de piel volvió a intentarlo. "Necesito entender cómo es que acabé así. Esto no tiene sentido. Por qué sentí que debí correr hacia tí en primer lugar, no lo entiendo"
Bogum supo de la muerte de los padres de Taehyung aunque no pudo asistir a la ceremonia fúnebre, ya que esta había sido a plena luz diurna. Esperaba que su duelo no hubiera sido tan difícil de llevar como para intentar acabar con su vida.
Pero todo indicaba que así fue. O no estaría teniendo esta conversación.
El mayor le miró apesadumbrado, el remordimiento hizo una bola de hiel amarga y espesa atorada en su pecho. Y aún así fue lo suficientemente osado para mezclarla con la lástima.
"Tú y yo tenemos un vínculo ahora, Tae. Es por eso que me sentiste" comenzó indeciso. Explicar esto iba a ser difícil. "Para la conversión el humano tiene que morir con un mínimo de sangre de vampiro en sus venas. Entonces es creado el vínculo si la transición fue efectiva, entre el vampiro inicial... Y el humano al que mordió"
El mayor estuvo pendiente a cada reacción del castaño, desde cómo sus ojos entrecerrados tardaron en captar el mensaje, hasta que poco a poco lo fue haciendo y le miró con ese asco que tanto temió.
"¿Me estás diciendo que tú?..."
Pero le debía la verdad, por muy grotesca que esta fuere.
"Me alimentaba de ti. En las noches trepaba hasta tu habitación y bebía de tu sangre" admitió, viendo como el castaño se llevaba las manos a su cuello poniendo distancia entre ellos. "Nunca notaste marcas, ni recuerdas nada porque yo me encargué de ello"
"Eres un jodido bastardo" soltó horrorizado el contrario.
Entre un pedazo de carne descuartizada en cualquier mesa de pueblo y él, no existía mucha diferencia. Se sentía utilizado, abusado incluso en la privacidad de su mente y la confianza que depositó en Bogum.
Jungkook se lo advirtió. Su amigo había tenido razón y él, como el más grande tonto, lo ignoró.
"Taehyung, tienes que saber que no era mi intención desde un principio. Solo quise un poco pero no pude parar después" escuchó las excusas baratas que Bogum soltaba. Pero el odio en su mirada era sordo. "Tienes que entender que yo no..."
"¿Tengo que entender?" le interrumpió incrédulo. "¿Qué cosa? ¿Que usaras mi cuerpo a tu antojo, que mi suicidio arruinó tus planes y te fastidié el banquete?" elevó la voz. "¿Exactamente qué quieres que entienda?"
"Yo nunca traté tú cuerpo de forma impropia o descarada"
"Eso no hace que me sienta mejor" pasó una mano, cubierta por las mangas de la gabardina, por su rostro. La dejó allí por un segundo antes de encarar a su ahora antiguo amigo. "Cuándo fue la última vez"
Ambos sabían a lo que se estaba refiriendo.
El mayor tomó aire antes de hablar.
"Hace dos días"
¿Era posible enrojecer de furia aún sin sangre en las venas? Porque eso sintió justo ahora.
Bogum ni siquiera había respetado el dolor por la fresca pérdida de los señores Kim. Él era de la misma clase de escoria que su tío. Quienes solo lo vieron como un blanco débil y pusilánime y no dudaron en aprovecharse.
Dominado por la rabia que había reunido, avanzó la distancia que los separaba con la intención de herirlo, quería dañarlo al menos físicamente.
Sin embargo su patético intento fue socavado por la flacidez de sus rodillas.
"Dios, Taehyung. Mírate, estás demasiado débil" le reprochó Bogum tras haberle evitado una caída. Y el cínico se escuchaba preocupado. "¿Haz comido algo?"
"Suéltame" imperó quitando las manos de Bogum de encima.
El contrario soltó un suspiro pesado.
"No puedes perdonarme, y no vas a hacerlo. Lo sé" habló tomando de nuevo una de las manos de Tae. "Lo que eres ya no puede revertirse. Acepta tu nueva naturaleza y abrázala como una segunda oportunidad para vivir. No te mates de hambre"
Taehyung liberó su mano sin mirarlo siquiera. Prefería ver el agua maloliente negra bajo sus zapatos que se empozaba entre las grietas de los adoquines.
El contrario volvió a intentarlo una vez más cuando lo tomó por los hombros tratando de conectar miradas.
"Escucha, Tae. Estoy dejando la ciudad justo ahora" le dijo para sorpresa del último mencionado. "Ven conmigo, dejemos Inglaterra atrás"
"¿Perdiste la razón?" torció el gesto con evidente desagrado. "Ni por todo el té en China iría contigo a ningún sitio"
"Sé que lo último que quieres es estar cerca mío, pero aquí ya no estamos seguros"
El castaño unió el entrecejo.
"¿De qué estás hablando ahora?"
"Recibí una misiva de una amiga de confianza" aseguró con un volumen más bajo. Se percató de que a la salida del callejón por la que los viandantes pasaban ajenos y donde las sombras los escondían, no hubiesen ojos indiscretos en su dirección antes de proseguir. "En cinco días el alto clero vendrá a Londres, y con ellos el Sumo Pontífice de la iglesia católica"
"Pero... Por qué vendría la iglesia católica a Inglaterra"
En sus diecinueve años de vida nunca había visto -o escuchado- noticia alguna o el mero indicio de que el Pontífice romano había demostrado interés en querer congraciarse con la dogma anglicana. De hecho, todo Occidente sabía que el Anglicanismo no reconocía la autoridad de Roma ni el Papado.
La fé inglesa siempre se inclinó más a esta última y el deísmo. Y existía otra gran parte de la población que ni siquiera tenía algo en lo que creer, solo en sí mismos.
"La razón ahora es lo de menos, Tae" se apresuró en corregir el vampiro más viejo. "Todos los habitantes serán convocados a esta plaza a rendir sus respetos, incluso una piedra en su lugar será fuertemente vigilada ¿Qué crees que pasará cuando nos descubran? La crucifixión será un acto de clemencia"
Por supuesto que sí. La iglesia, sea cual sea, no ofrece perdón a los peligros que atentan contra su Fé.
Taehyung lo sabía, y estaba aterrorizado por ello. Sin embargo, su respuesta inicial a la propuesta de Bogum seguía inmutable.
"Me arriesgaré a no cambiar de opinión"
Simplemente no podía. No podía irse.
El contrario soltó una brusca exhalación, como si, a pesar del esfuerzo, su diatriba de palabras y energía hubiesen caído en saco roto lo cual, fue evidente.
"¿Es por él cierto? ¿Por Jeon?" cuestionó decepcionado. Taehyung era incapaz de comprender por qué lucía tan herido. "Tú y él ahora pertenecen a mundos completamente distintos. Y estás arriesgando tu pellejo por un humano que te despreciará en cuanto note tu naturaleza"
"Eso no es cierto" refutó el castaño. El rojo de sus iris se hizo aún más presente.
"Lo es y lo sabes" cortó con dureza. "Tú ahora eres un vampiro y él un simple humano. Un depredador y su presa, así lo verás"
El rostro del menor se volvió de piedra.
"Es bueno saber que eso pensaste tú de mí. Pero no todos somos de tu condición" espetó ajustando el agarre en la gabardina debajo de su mentón. Le dio una última mirada de soslayo. "Espero no verte en mucho tiempo pero si sucede, para ti soy solo Kim. Tú y yo ya no somos amigos, ni siquiera lo cercano a eso"
Entonces desapareció tras salir a la calle, aprovechando un coche que por ahí pasaba y perdiéndose entre la multitud.
2/2
Ahora sí, nos vemos la próxima semana ^^
Se me cuidan y tengan lindo día
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