Dahyun no había aparecido en toda la mañana.

Y odiaba admitirlo, pero se sentía algo decepcionada.

Realmente había esperado que esta llegara con la malteada de moras que le había prometido.

Aunque jamás especificó que se la daría al día siguiente.

—Momorin, ¿estás bien? —preguntó Tzuyu acercándose a la mencionada. —La pelota pasó por tu lado y ni siquiera te moviste.

Por un momento había olvidado que se encontraba en las prácticas con el equipo de volleyball, y que lógicamente necesitaban practicar.

Sacudió su cabeza levemente. —Sí, sí, solo sigamos.

Y así lo hizo, intentó no volver a pensar en la chica de cabellos rosas y concentrarse en golpear el balón.

Tanta fue su concentración, que rápidamente las prácticas habían acabado, y casi todos se encontraban saliendo de la institución.

—Lo hiciste bien, Hirai. —dijo una voz, una dulce voz.

Momo volteó, encontrándose con Dahyun y una malteada de moras.

—¡Yah! —exclamó Momo. —Yo siempre cumplo lo que digo, ¿pensaste que no lo haría?

—Y-yo... —tartamudeó. —¿Tal vez?

Dahyun reprimió una risa y le entregó la bebida a Momo, la cual en ningún momento había dejado de observar.

Por un momento, Hirai sintió la necesidad de levantar su vista, y así lo hizo.

"¿Siempre había sido tan linda?" Sin duda sus ojos nunca tuvieron el placer de contemplar cómo se debía a Kim Dahyun.

—No me mires tanto, me pongo nerviosa. —confesó la pelirosa, que a pesar de su nerviosismo sonreía en grande al lograr que Hirai por fin la viera a la cara.

—Estás siendo muy linda y adorable, me dan ganas de besarte.

Ante la confesión, Momo solo atinó a tomar de su bebida, mientras que los tonos rojizos empezaban a adornar la cara de ambas.

—E-eh... —tartamudeó Dahyun. —¡Dios, ahora estoy más nerviosa!

Momo estalló en carcajadas.

"Sí, sin duda tengo ganas de besarte". Pensó observando a Dahyun, el cual intentaba tapar su tierno rostro con sus pequeñas manos.

Fin

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