Capítulo 4

La mañana era silenciosa y tranquila. Los pasillos por donde los niños correteaban estaban vacíos, las escaleras impecables, el patio silencioso sin ningún bullerio, solo recorría una suave brisa. Las cocinas estaban ocupadas por unas atareadas mujeres que se encontraban concentrandas preparando un rico desayuno para los niños de la casa. Poco a poco iban llegando, acomodandoce en sus pequeñas sillas, los niños, como estos estaban recién despertados no hacían demasiado alboroto, digamos que se encontraban medios sunambulos ya que era muy temprano.

—Buenas días Lennon— mencionó Cary mientras se tallaba los ojitos.

—Hola Cary, se ve muy rico el desayuno.

—Sí se ve muy rico— dijo mientras tomaba un pan— Oye qué raro que Roger no haya bajado aún.

—Qué tanto te importa, él es raro. Yo creo que aún sigue en media noche, es tan raro que no sabe ni ver la hora.

—Tienes razón, cuando baje ya no abra desayuno para él— dijo burlandose


Mientras tanto unos pisos más arriba el día era diferente.

—¡Qué no me quiero bañar Brian!  Estoy limpio ¿No vez?

—Lo digo por tus pies, míralos están todos mugrosos.

Una batalla para el baño se había desatado. Rog estaba apunto de salir de su habitación, cuando según él lamentablemente Brian llegó para decirle que tome un baño. Se encontraban de esta manera Brian empujándolo para que pudiera ingresar al baño ya con la desesperación al límite y Roger resistiéndose tomando con ambas manos el marco de la puerta.

—Sabes que no bajarás si no te bañas.

—Entonces no quiero desayunar —dijo Rog frunciendo el ceño y cruzando de brazos.

Brian aprovechó que se había soltado del marco de la puerta y lo tomó de ambas manos, para que de una buena vez se meta a la bañera, que estaba esperando con espumas de jabón.

—¡Que no!— gritó casi sollozando Rog mientras, como podía  le daba rasguños, y  mordeduras en los brazos de Brian— Sueltame.
 
Una simple acción lograba que Rog se vea bien tierno, no quería pensar en eso era solo un niño.

—Lo haré cuando te hayas bañado de una vez por todas.

—¡Está bien!— empezóa quitarse la camiseta.

—Ven te ayudo— le dijo Brian. Roger tenía una piel hermosa, era muy blanca, se podría resaltar pequeñas pecas en la espalda del menor. No dejaba de mirarlo, bendito sea el día en que su madre llamó para cuidarlo. No, no que demonios estaba pensando.

—¡Qué miras pervertido! ¡Dame eso yo me puedo bañar solo!— estás palabras sacaron al mayor de sus pensamientos extraños, de donde diablos aprendió  ese término.

—Como digas, solo espero que sepas hacerlo— dijo algo incómodo saliendo de la habitación.

—Sí ya vete— mencionó cerrándole la puerta de un golpe, bañarse no debería ser tan difícil.

Roger observó todos los productos de limpieza, dirigiendo su mirada al jabón y al shampoo, agarró el shampoo e intentó leer las indicaciones.

—Aapar, acar... cabe... no entiendo nada—se rindió— No quiero llamar a Brian— dijo para si mismo apenado.

Brian se encontraba leyendo un pequeño libro. Al no escuchar el sonido del agua, se preocupó. Así que no tuvo otra opción, apegándose a la puerta y dando golpecitos en ella mencionó.

—¿Todo bien ahí?— preguntó abriendo la puerta mirando de reojo —¡No mires!— gritó agarrando una botella de un producto que encontró por ahí y se lo lanzó a la cara, cerrando la puerta nuevamente.

—Si quieres que te ayude ¡Tengo que entrar!— replicó

—Ugh...está bien— terminó cediendo. Roger tomó aire y se escondió en el agua de la tina avergonzado.

Brian entró a la habitación y no encontró nada, solo la bañera con agua.

—¡Roger!— metió sus brazos en el agua y sacó al niño de un tirón.
-No vuelvas a hacer eso!- miró al pequeño y este sólo tosía mirándolo con sus ojitos llorosos- ves tragaste agua!¿Por qué hiciste eso?- gritó.

—Me da miedo— confesó.

—Oh no te preocupes, solo quiero ayudarte, ven.

—No, no es eso es solo que...

—Basta de charlas, hora del baño— mientras tomaba una esponja.



Diez minutos después Rog ya se encontraban vestido. Brian buscaba un par de zapatos mientras que Rog sentado en la cama no le quitaba la mirada de encima.

"...¿es una buena persona?..."

—Ten, sé que no te gustará esto, pero tienes que ponertelos— dijo Brian mostrándole un par de zapatillas.

—No, estoy bien así— respondió Roger bajando de la cama dirigiendose hacia la puerta, pero como Brian era más rápido que él lo tomó del brazo lo aventó hacia la cama.

—Si tu eres un ser humano, ponte los zapatos.
—Cállate, muévete, ¡No me toques!

El rulozo en un movimiento rápido agarró con una mano el tobillo del niño y logró ponerle estos.

—Listo, ahora si vamos a desayunar— tomó al niño, lo puso en su hombro y se lo llevó hacia el comedor. En medio de arañazos y mordidas llegaron a la habitación, como supuso ya estaba vacía, los demás niños ya habían  terminado de comer y fueron a hacer sus labores.

—Sientate, te traeré algo de comer, no te muevas.

—Puedo ir contigo—interrupió el pequeño mirándolo con sus enormes ojitos azules.

—No quiero estar solo me da miedo.

—Esta bien— esto le tomo por sorpresa al mayor pues hace un rato se rehusaba estar con él y ahora no, pero que más daba pensó poco a poco se gana la confianza de Rog.

"Siempre decía nada más que: alejate, no te me acerques, no me toques."

En la cocina Brian le preparo un emparedado de jamón y queso acompañado de un vaso de leche. Roger en un rincón esperaba sentado en un banco mirando los movimientos del rizado. Llevó los alimentos hacia una mesita que había ahí, y se los dió al rubio.

—Bueno, mientras comes, voy a preparar tu almuerzo para el día de hoy, sé qué eres muy especial con la comida, asi que trataré de agregar lo que realmente te gusta, aunque creo qué te estaré malcriando.

—Oh... no es necesario, puedo alimentarme yo solo la otra vez que exploré el lugar en el bosque algunas frutillas qué quizás podría comer. Igual, gracias por tu preocupación, me voy.

—Es mi responsabildad darte de comer, esto al menos te hará crecer algunos centimetros. Eres muy pequeño para la edad que llevas. Solo espero que no lo utilizes para alimentar a los perros.

—¿¡Hay perros!?— gritó el niño haciendo que Brian se exaltara.

—Sí, sí atrás pasando los arbustos de fresas..., pero al menos escuchaste lo qué dije, por tu bien come lo que hay o no querrás que toda tu vida te llamen enano.

El niño sin pensarlo dos veces salió disparado hacia el patio trasero, pero sintió unos brazos rodeándole el torso lo levantó y lo llevó devuelta a su sitio.

—Pe..pero los perros— dijo apuntando sus brazos hacia la puerta.

—Los verás si lo terminas—ordenó Brian, tomando el emparedado, llevándolo a su boca— Ahora di Aaah.

—Aaah.



—¡Hey! antes que te vallas, no olvides llevar tu almuerzo, recuerda lo que te dije, serás un pequeñín toda tu vida si...— dijo Bri preocupadisimo colocando una maleta pequeña en su cuello.

—Esta bien, entendí  entendí, darle de comer a los perros, déjame ahora sí— salió corriendo hacia el patio, dando saltitos, dejando a un Brian furioso con la palabra en la boca.


Dirigiendose al anhelado lugar se encontró con los demás niños, los cuales desde un principio quiso evitar. Sin embargo, no le quedaba de otra que atravezar el patio de juego.

—¡Oye! ¿A dónde vas niño raro?—dijo un  niño cuya voz ya era conocida era Lennon.

—Eso no te importa ¿Qué tanto tienes contra mi, cuatro ojos?— mencionó Rog siguiendo su camino.

—¡Ven aquí!— jalandolo y tirándolo al piso— No me puedes llamar así, no eatamos en confianza para esto, ¿Qué te haz creído? Mejor preocupate porque con esa cara y ese comportamineto extraño qué tienes nadie querrá ser tu amigo.

—¡No creo que los necesite!— gritó y con los ojos llorosos salió huyendo hacia los matorrales.




Tocaron la puerta de la casa hogar.

—Buenas tardes soy el Dr. Oster usted debe ser...

—Sí, buenas tardes no me he presentado soy Brian May hijo de la Dra. Ruth May.

—Oh, cierto supongo que su madre le habrá comentado que también investigo sobre el caso de Rog. Por ahora vengo cada día para ver el avance del niño.

—Claro, pase— mencionó Brian adentrandose a la casa.

Una vez dentro se dirigieron a la oficina de Ruth.

—Y bien como te ha ido en estos días, bueno es este segundo día.

—Oh de lo mejor— dijo Brian aguantando el profundo cansancio que tendría los próximos días.

—Si ya me imagino ¿Ya se adapta mejor?

—Digame usted cree, todavía no llevo un día entero con él, creo que necesita su espacio y si estoy de acuerdo que sus emociones cambian muy rápido, pero me acostumbraré a ellas- dijo avergonzado.

—¿A pasado algo?

—Está mañana intenté meterlo a la ducha, pero fue un caos total.- dijo Brian poniéndose las manos en la cara-He luchado con paciencia y coraje. Hasta me ha llamado "pervertido".

Sintiendo un poco de risa, trató de calmarse-Será un poco difícil ayudar a  ese niño a cooperar, pero veo que lo haz conseguido Brian, eso me alegra.

—Sí lo he conseguido— dijo mostrando una falsa sonrisa y enseñando ambos brazos llenos de arañazos y mordidas.

—Sé que algún día se adaptará a las nuevas formas de vida, debes comprender que fue encontrado en condiciones deplorables, apenas sabía hablar, su único instinto para defenderse hacia las personas extrañas era de esa manera, arañar, golpear. Por esa razón tu madre te ha llamado Brian sabe que tú lo podrás lograr, encontrarle un lugar en este mundo civilizado.

Brian no sabía que decir ante esto, el doctor Oster tenía razón, apesar de las múltiples problemas que le daba el pequeño Rog, podría algún día tomarle cariño, aunque ese sentimiento ya estaba floreciendo. Ese pequeño a pesar de su corta edad lograba dominarlo y hasta aveces le daba un poquito de miedo.

"No sé cómo yo siendo un adulto, puedo ser dominado por un niño de diez años, es ridículo"



Después, del sorpresivo encuentro que tuvo con los niños del horfanato, no le dio mucha importancia, se guardaría sus lágrimas no valía la pena, sabe que en el mundo tener amigos no es lo más importante, o al menos eso pensaba él.

Se detuvo en un lugar bellísimo rodeado de viñas de fresa, fue sorpresivo para él porque no sabía que cerca de las viñas se encontraba un río con aguas sumamente cristalinas.

—¡Qué raro!¡ Yo vine aquí a buscar perros, ¡No un río!— dijo para si mismo Rog. Sin embargo, una sensación de ser observado lo saco de la sentimiento de cólera que estaba creciendo dentro de él.

—¡Aquí están, los perros!— dijo acercandose a los animales con mucha alegría.

Al principio solo lo olfatearon, y Rog sin temor los acarició, estaba acostumbrado a esa vida, luego los canes poco a poco empezaron a encariñar con dicho niño debido a los mimos que el pequeño les daba. Fue tanta la emoción que sin darse cuenta, uno de los perros de casualidad al no quedarse quieto, golpeó con su cabeza al pequeño en la parte de su barbilla.

—Auch— dijo sobandose— Qué suerte que Brian no está aquí sino me mandaría al otro lado del mundo.

Corretearon por toda el área, llegando a jugar en el agua, hasta revolcarse en la tierra. Era muy divertido. No quería que eso acabase.
Pero llegó la hora de la cena.

—Uy ya me dio hambre— dijo tocándose su barriguita. Volteó su mirada hacia la maleta que yacía en la tierra tirada, la agarró y se acordó que Brian le había mandado comida.

—No me digan que ustedes también quieren— preguntó con gracia a los perros. Estos solo con la mirada dieron la respuesta.

—Esta bien, les voy a dar un poquito, porque yo también tengo que comer no quiero quedarme enano toda la vida.



—Muchas gracias por su visita— se despidió Brian, ya el sol se estaba ocultando así que solo esperaría que Rog regrese.

Justo antes que el doctor se marchara, Roger regreso corriendo, parecía que se había divertido muchísimo.

—Y como te fue— le dijo el doctor acercándose al niño.

—Ho... Hola.

—Rog estás todo lleno de barro— dijo Brian casi desmayandose.

—Es que salí a jugar por ahí.

El Doctor solo se limitó a escucharlos, pero se dio cuenta de un pequeño detalle

—¡Oh Dios! Brian lograste ponerle zapatos, es un gran avance.

—No creo que sea un gran avance porque aún este mocoso sigue durmiendo en el piso y sigue con las mordidas, ¿no es así?— lanzándole una mirada de acusación a Rog, a lo que el solo se escondió detrás de este—Ah  tengo una duda más doctor ¿Que hay de la educación de Roger? Aquí no recibe ninguna.

—Mientras haya libros, basta con que estudie en casa.

—Pero ¿También quieres amigos no?- preguntó Brian, mirándolo de nuevo con su peculiar expresión.

—No hace falta— respondió Rog alejandose de ahí, fue corriendo hacia el segundo piso.

—La preparatoria y la universidad lo pensaré cuando llegue el momento. Ya es tarde un gusto hablar contigo Brian.

—Buenas noches fue un placer también haberlo conocido.



Y así llegada la noche después de otra lucha campal en el baño. Rog fingió dormir, pero sientiendo los  pasos de Brian  alejarse, decidió seguirlo a escondidas a su cuarto.

El rizado estaba acostado en su cama, después de un día cansado por fin pudo descansar.

Cuando estaba a punto de cerrar sus ojos, sintió unas manitos abrazar su torso.

Brian asustado, destapó de inmediato las sábanas y se sorprendió al ver un rostro infantil mirandolo con ojos penetrantes.

—¿Puedo dormir esta noche contigo Bri? no puedo dormir solo.

—Si no hay problema ¿No tienes sueño?

—¿Qué es esto?

—Son unos libros Rog, ya duermete— contestó somnoliento.

—Leeme uno.

—Mañana te leo uno, duérmete.

Rog sentándose en la cama tomó un libro.

—Leeme este— insistió, gateando hasta llegar donde Brian dormía, sentándose en su regazo.

—Te leo una página y prométeme que te dormirás.

Asintió varias veces con su cabeza.

Brian comenzó a leer el libro, y estando a la mitad ya las palabras eran inentendibles porque el sueño le ganó.

Dándose cuenta de esto Roger tomó el libro y lo dejó donde estaba.

—Gracias Bri.

Acercándose de a poco a él inocentemente lo besó.

"Siempre está sonriendo,hay momentos en el que se enoja, pero aún sigue sonriendo"

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