Capítulo 22

La mañana cálida empezó a surgir. La habitación de Brian estaba sumamente iluminada por algunos rayos de sol saliendo por las ventanas. Dos cuerpos dormían cada uno en su cama perteneciente. Sin embargo, un par de ojos brillantes andaban más que despiertos observando el techo desde hace unos minutos.

No sabía qué hora era, pero Roger estaba despierto muy temprano por la mañana. Pensaba en lo que haría lo tenía todo planificando. Ese día sería perfecto, no como los anteriores sino uno muy diferente.

Acostado en su cama aún escuchaba los leves ronquidos de Brian a la vez que sus largas piernas se doblaban encontrando una mejor posición para dormir. El rubio que se levantó y lo empezó a observar no pudo evitar reírse, pero de inmediato tapó su boca. No quería que notara que estaba despierto demasiado temprano pues quería darle una sorpresa.

—¿Brian?— empezó a picarle el rostro con un dedo para cerciorar si aún dormía y estaba en lo cierto— Sí que eres un buen tutor, te quiero.

Se alejó y aún con su pijama puesta Roger empezó a mirarse en el gran espejo frente a él. Comenzó a examinarse y a tocar cada parte de su cuerpo que no le satisfacía. Por ejemplo empezó por su cintura que no era la más gruesa sino era sumamente delgada. También, tocó su barriga que era prácticamente como una masa. Logrando que le dé un bajón de nuevo.

"Odio este cuerpo, ¿Por qué no soy igual a todos los chicos?"

Tratando de medir su estatura, de puntillas quiso saber aproximadamente cuánto medían los compañeros de su salón. Eran muchos más altos que él tal vez dos cabezas más arriba. "¿Por qué soy tan chiquito?"

Después de ello, derrotado examinó su rostro.

"En realidad mi cara no ayuda" pensó observando más allá de cada diminuta peca en él. Sin embargo, se detuvo en un punto fijo, el morado en su mejilla, aunque le doliese le estaba empezando a gustar.

"Al menos es como una marca que he ganado en una pelea, como un trofeo. No negaré que queda tan mal"

Los minutos pasaron llenos de reflexión, el rubio seguía analizándose detenidamente. Cada proporción era una cuestión en la que decaía pensando en cambiar.

Hasta que echó un vistazo a su cabello que casi llegaba a sus hombros. Los examinó mirando las puntas rubias. Lo pensó por un momento, el cabello era un punto de atención, tal vez las burlas desaparecerían si...

Tuvo una buena idea.

Aún con el rostro sin lavar y con sueño dirigió su mirada a la cama dónde dormía Brian. Se removió un poco. Con una sonrisa en el rostro feliz que aún no se levantara, Roger fue hacia la mesita de noche seguido por salir casi corriendo de la habitación.

Brian no tardó en despertar. Al reincorporarse un fuerte dolor en la cabeza llegó de golpe, tocándose la frente de inmediato. Recordó que la noche anterior había regresado tarde. Justo cuando el rubio fue a dormir, el trabajo de inmediato llamó. Freddie y John fueron los culpables que se sintiera así luego de una larga noche tocando. Después de ello, no dudaron en invitarle unas bebidas y antes que todo se saliera de control y perdiera la cabeza, Brian negó beber más y regresó pues tenía un niño a su cuidado.

A penas fueron unas copas y la cabeza le estallaba como si un martillo fuese. Demoró en levantarse pues le costó mantener el equilibrio. Al estar de pie, se dio cuenta que el rubio no se encontraba durmiendo sino que había despertado. Se sorprendió ya que no siempre era así. Él la mayoría de veces lo tenía que despertar para que vaya a la escuela.

Pasando por el pasillo con unos pantalones puestos a la volada y un polo arrugado se dirigió a la cocina para servirse un buen vaso de agua fría. Al terminar de beber el dolor desapareció sintiéndose un poco más fresco y aliviado. Recogió su voluminoso cabello en una coleta, la mañana iba ser calurosa de nuevo. Sin embargo, se sentía extrañado.

El silencio en su departamento era casi atemorizante. No escuchaba ni los palabreos de Roger al despertar. Todas sus mañanas eran clave que empiecen con sus quejas y hasta a veces gritos e insultos hacia él cuando lo obligaba a despertar. Esta mañana era absolutamente diferente e inquietante.

No estaba en el pequeño comedor, ni en la sala. ¡¿Qué ocurría, esto no es normal?!

Alertado, dejando su vaso de lado, fue en busca del chico. Fue a su habitación pesando que estaría completamente acurrucado en su suave aunque no tan suave cama.

Tiró de las frazadas no encontrando a nadie.

—¡¿Roger?! ¡¿Dónde demonios te has metido?!— gritó saliendo de la habitación. La casa era pequeña así que solo le faltó buscar en un lugar. De inmediato salió un grito de allí.

—¡Bri aquí estoy, no es necesario que grites!— le respondió una voz tras la puerta del baño acompañado luego de unas quejas.

—¿Qué haces allí? Me has dado un susto, ¡La próxima avisa!— dijo apegándose a la puerta del baño.

—¿Qué quieres que avise? ¿Qué voy al baño? ¡No estoy en la escuela para estar avisándote!— le gritó desde el otro lado de la puerta.

—¡Hace rato estas ahí! ¡Desde que me desperté! ¿Qué tanto haces? Dudo que te estés bañando eso no es lo tuyo...

—¡No te importa!

—Respóndeme bien, al menos dame algo de respeto.

—¡El respeto se perdió desde que llegué a tu vida!

—¡¡Roger!!

—¡Brian!

—Abre la puerta de una vez por todas— dijo esta vez cansado en furia, esa estúpida discusión tan temprano por la mañana lo alteraba. Tomó la manija de la puerta para forzarla sin resultado— ¡¿Que carajos estás haciendo?!

—¡Ya te dije que te vayas, Brian! Sabrás cuando lo veas— contestó estallando de risa.

Brian sin saber que no tenía mucho control del muchacho, respiró profundo. Esto ya lo había, vivido anteriormente, demasiadas veces. No buscó insistir, ya sabía qué hacer.

Antes que se retirara, le pareció escuchar un golpe tras la puerta. Volteó los ojos, en busca de sus llaves.

No paso ni unos minutos para que volviera a la pequeña habitación. Sus manos temblaron al incrustar la llave en la manija. Lo hizo lentamente no escucharía más insultos. Ubicado en una posición precisa giró la manija con cuidado. No esperaba ver tras la puerta. Rogó por favor que no esté haciendo alguna locura...

¿Estaba bromeando no?

—Bueno días, Bri.

—Por Dios estás... completamente demente...

Sentado en las losetas, Roger de espaldas, tenía un espejo de mano en el suelo, mientras que con las tijeras cortaba el último mechón de cabello rubio.

—Oye no digas eso... quedó bien ¿No lo crees?

—¿Estoy soñando no? Dime que sí, esto es demasiado— dijo tomándose la sien, cerrando los ojos pidiendo solo por paciencia que ya no le quedaba mucha.

—Hmm no... Mira todo el cabello que calló, sí que tenía demasiado— le contestó sonriente tomando su cabello— ¿Brian, estás bien?

—Dame esas malditas tijeras ahora— habló con voz baja, no queriendo enfurecer con la misma posición que antes, esta vez se pasaba ambas manos por el rostro.

—Pero, aún falta algunos mechones ¡Ah! ¡¿No me digas que tu también te lo vas a cortar?! ¡Sí!

—¡Que me des esas malditas tijeras!— gritó alterado acercándose. Roger al verlo cerca se las guardo en su pecho, deduciendo que no se las daría— Ya no sé qué hacer contigo—¡Dámelas!

Roger ya de pie de un saltó, aún mantuvo las tijeras en su poder. Estaba a punto de escapar cuando fue sujetado del brazo de nuevo, Brian lo envolvió con ambos para que no pueda escabullirse.

—¡Ah! ¡Suéltame!— se quejó al punto de patalear, prácticamente sus brazos también estaban envueltos.

—¿Eres estúpido o te haces? Mira tu cabello está hecho un desastre. Oh Dios tu cabello está arruinado, tu hermoso cabello.

El rubio dejó de patalear para verlo fijamente— Lo odiaba ¿Sabias?

— ¡No! ¡No!— dejó a Roger aun lado, colocándose de rodillas al piso recogiendo el cabello —Tu rubio cabello, era tan suave. ¡¿Cómo pudiste hacer tal atrocidad?!

—No seas exagerado, no me lo he cortado todo— respondió concentrado cortándose el último mechón de cabello a la volada.

—Te quedaba bien así de largo, al menos debiste pedirme permiso— dijo tomando compostura.

—Te lo dije ayer de una manera sutil.

—Pensé que estabas bromeando. Tonto— Brian lo tomó de la muñeca colocándolo frente al espejo— Ni pienses ir así.

—¿A qué te refieres? Quedó bien.

El más alto le quitó las tijeras de las manos empezando a cortar de mejor forma pues todo definitivamente Roger se lo cortó pésimo— Haré lo mejor que pueda, no sé si se pueda arreglar... no puedo estar ni un momento en paz contigo.

El rubio miró hacia el frente viendo como Brian se había relajado. Ya le estaba cortando el cabello con más lentitud se había asustado pues pensó que le iba cortar bruscamente. Sin embargo, sabía muy bien que nunca se enfadaría en realidad con él y eso es lo que más amaba de Brian—Yo solo quería sorprenderte.

—Sí lo hiciste— habló sarcástico.

—¿Entonces te gusta cómo quedó?

—No

Roger bajo la mirada triste por su respuesta, literalmente lo había rebajado. Brian al verlo que lo hirió con aquella palabra. Paró de cortar.

—Rog escúchame— dijo el ruloso— Eres especial así como estás ahora, no es necesario que estés cambiando cuando en realidad no eres así.

— Pero quiero cambiar, no me gusto. Tal vez podré hacer alguna diferencia. Ahora es mi identidad.

El más alto no supo que decir a su respuesta que no tenía sentido y al saber que no lo haría cambiar de opinión, procedió a mejorar el cabello que estaba mal cortado. Lo conocía definitivamente pues lo había cuidado desde que era pequeño y cuando algo se le quedaba en la cabeza no se lo podía sacar jamás, era muy terco.

Hablaron, rieron tan concentrados y disfrutando de la compañía del otro que no se dieron cuenta que la hora avanzaba. A pesar de despertarse temprano, Roger llegó tarde a la escuela.

Pero, no pudo negar que era su día favorito. Al tan solo poner el pie en el lugar inmediatamente, fue robando miradas, era increíble. Hasta algunas chicas ni siquiera lo reconocieron. Era totalmente al revés al primer día pues esta vez era la envidia de los chicos y sonrisas coquetas de las chicas.

Roger totalmente sonrojado feliz interiormente, pensaba que poco a poco sería mejor y dejaría de lado las burlas de siempre.

Al tocar la campana todos tomaron asiento. Sí, era su clase que más le agradaba, biología con los de grado adelantado. "Este día no puede ser mejor"

Al sentarse se mantuvo mirando la ventana. Pensó que cuando ingreso había pasado lo mismo. Los chicos lo miraron, pero de una u otra regresaron a lo que hacían. Sintió que su momento de brillo duró poco. Logró escuchar uno que otros murmureos entre ellos mirándolo más ninguno se le acercó.

No esperó que sucediera así.

Todas las expectativas de renovar su día se había venido abajo. Ninguna sola persona fue hacia él. ¿Acaso con el corte se veía, peor aún?

Sus mejillas se calentaron hasta el punto de sentir mucho más susurros y miradas sobre él. Era demasiado, no lo soportaba.

Estaba a punto de retirarse, cuando en unos minutos vino la maestra saludando a todos como era costumbre. Por primera vez en su vida se lamentó que llegara tan temprano.

—Buenos días a todos, recuerden sacar sus libros. Espero también que se estén sentando con sus parejas establecidas.

Algunos chicos de mala gana se sentaron en sus pupitres donde les correspondía. Roger ya estaba ubicado, recordando también que tampoco estaba a gusto con su pareja. Aunque no podía negar que era la única persona con la que habló durante esos días, no de una buena manera, pero al menos intercambiaron palabras y a pesar que no le gustase, se sentía bien comunicarse con alguien en su vida.

Volteó hacia un lado dándose cuenta que aún no había llegado. "Esta vez no estoy equivocado hoy tiene que venir" miró a la puerta constantemente, pero nada.

Procedió a escuchar a la maestra, pero en un momento una voz femenina lo llamó desde atrás de donde estaba sentado.

—Oye ¿Eres Roger cierto?

—Hmm sí— respondió asombrado a que una chica le hablase, era definitivamente muy diferente.

La miró y vio como con su amiga nerviosas se reían como si no supieran que decir.—Tu cabello ahora tiene mucho estilo... te queda genial.

Casi gritando por dentro, pero sin demostrarlo por fuera de inmediato toda esa barra de energía que estaba en lo bajo ahora subía— Eh gracias...

—Recuerdo que antes traías el cabello muy largo, pero ahora te queda mejor que antes.

—Oye cuidado es un niño, no te vayas a meter con él— habló la amiga de la chica codeándole apropósito. Burlándose.

Roger no entendía que sucedía.

—¿Entonces se me bien? —dijo sin más hasta el punto de sonrojarse.

—¡Oh! Sí se te ve tan lindo, pero ese morado en tu rostro lo arruina. ¿Estás bien? ¿Te golpeaste o te caíste?

—No me metí en una pele...

—Oye sí, yo también te vi la otra vez con el cabello hasta los hombros, pero ahora luces tan adorable.

"¡¿Lindo, adorable?!"

—Solo espero que todos estén atentos a lo que estoy diciendo— salió de sus pensamientos por la advertencia de la profesora hablando alto para llamar la atención de todos y de unas personas en específico.

"¿Se estaban burlando de mi o fue un halago sincero? A veces no entiendo a esta gente"

—¡Joven Lennon, estas no son horas de llegar!— dijo la profesora, de inmediato Roger reaccionó.

Nervioso inmediatamente vio cómo se acercaba, hasta sentarse en su lado. Tan solo verlo su rostro estaba totalmente hinchado y demacrado. "Tal vez no ha dormido o ha tenido una mala noche que..."

—Deja de mirarme, tú ¡Roger! — reaccionó dando un salto asustado ante lo que veía.

—Oh al fin dijiste mi nombre que alegría.

—¿Qué demonios te has hecho en la cabeza... no mejor no digo nada.

—Es que el cabello largo, me incomodaba y por eso decidí cortármelo.

Lennon era consciente del chico que tenía ahora mismo a un lado de él. Despertó más de lo que había llegado esa mañana. ¡Por qué no recordó que ese día le tocaba ir a su clase! Tenía que escapar o podría quién sabe qué.

—Oye ayer por la tarde en el pasillo ¿Por qué no me saludaste? No quise intervenir mucho, pero logré pasar por allí.

—...

—Sabes pensé que ayer me tocaba contigo en la clase, pero luego recordé que era hoy. Fue raro y algo gracioso en realidad— el rubio rió bajito, pero vio a Lennon que había cubierto su rostro con un brazo apoyando su cabeza como si prestara atención a la clase.

—Ehmm aún la profesora está apuntando en la pizarra que tal si...

De repente para sorpresa de Roger el castaño levantó su brazo en señal de participar—Disculpe, profesora.

La mujer volteó al instante con el plumón en mano— ¿Si, dime Lennon?

—Se me hace difícil ver sus apuntes desde aquí, solo por esta vez me podría permitir sentar en ese asiento de adelante vacío.

—Por supuesto, pero solo por esta vez, su compañero al parecer a faltado— dijo regresando a seguir escribiendo.

—Muchas gracias.

Tomando sus pertenencias, la mochila que siempre iba vacía, sin despedirse se sentó al frente. Dejando a un Roger desolado y confundido con las palabras a medio decir.

A la hora de descanso, todos aliviados y aburridos recogieron sus cosas. De inmediato, Lennon salió del salón, como si escapara.

—¡Hey! ¿Qué tal si jugamos un partido de...— trató de decirle antes que se fuera, sin resultado.

Todo el día fue prácticamente así, trató en ser amable, pero no funcionó. El castaño solo lo ignoró, hasta que Roger se rindió.

Resignado, ya había llegado la hora de salida, por suerte no peleó con nadie. Tomó sus pertenencias y se dirigió a casa caminando por la calle de siempre. Se encaminó arreglando su cabello que al menos funcionó para que dos chicas le hablasen. Todo el rato caminando y con esos pensamientos no muy lejos de él notó a un grupo de chicos en una esquina.

Se acercó un poco para ver que sucedía, pero de inmediato se escondió al reconocer a uno de ellos. No tenía miedo mas bien le generaba curiosidad. Se acercó más cerca hacia otro poste frente a él pues no podía negar que podría ser descubierto sino se escondía muy bien.

Los chicos estaban ubicados de esta manera, todos estaban en media luna y dos chicos respiraban agitados como si hubiesen corrido. Un escalofrío recorrió su espalda al notar que habían unos tres más tirados en el piso temblando del dolor.

"No puedo creer, los ha golpeado hasta derrumbarlos qué... es un idiota como puede hacer eso, andar pegando a la gente Brian tenía razón eso no te hace un hombre de verdad"

Es un cobarde.

Claramente uno de ellos era Lennon que como si nada se limpiaba la frente y su rostro andaba enfurecido. Sus amigo, al costado de él, se tomó las muñecas por el dolor ya que también había golpeado.

—Wow, demonios me duelen las muñecas, Lennon ¿Qué hicieron esos tipos por qué...

—No te incumbe y ustedes...— el castaño volteó a ver los tipos aún en el suelo—¡Qué andan mirando lárguense! No les basta con unos golpes. ¡Ya están advertidos!

Los tipos se largaron corriendo como pudieron sin mirar atrás.

—¡Ah! Uno de ellos sí que se resistió, logró golpear muy fuerte mi estómago.

—No te andes quejando, siempre lo hacemos.

—Creo que eran un año menor que nosotros y aún así fueron muy fuertes... pero ¿Qué te hicieron ellos, Lennon? No entiendo.

—¡Que no preguntes! ¡Vamos! Estoy cansado.

Roger espiando desde atrás veía como los muchachos se iban, sin embargo no supo por qué se sonrojo de la nada. El día estaba caliente, debió ser eso. "Ush por qué debería espiarlos, pero... ¿Y si acechan a un estudiante más? Debería salir para poder defender de esos cobardes."

"A partir de hoy los vigilaré, tal vez si los veo constantemente podré aprender cómo luchar, pero no como ellos al mal sino para el bien"

Sintiendo no ser visto los siguió. Era raro que ellos estuvieran por su camino si nunca los había visto pasar por ahí. Escondiéndose y camuflándose emprendió con ellos hasta donde pudo.

—Sabes a veces pienso que la gente es bien estúpida, al no dejar a los demás hacer lo suyo o dejarlos en paz— dijo Lennon a la par que caminaban.

—¿Por qué lo dices? Ah ya sé por el muchachito rubio que te aterra.

—¡Cállate no es así! Desde ayer te estoy advirtiendo, no me relaciones como si le temiera a ese idiota.

De repente, Lennon sintió una diminuta piedra golpear su cabeza.

—¡Agh!

—¡¿A quién llamas idiota?! — gritó un rubio saliendo de su escondite.

Los chicos perplejos de lo que veían al frente, notaron una diferencia en ya conocida persona.

—¡Ahh! Ya lo reconocí es el pequeño rubio, ayer estaba diferente, ¿Se ha cortado el cabello? Oh Dios mío ahora más o menos parece un hombre.

—¡Qué te pasa! — gritó el niño a la vez que casi se le abalanza al amigo de Lennon que si no fuera por este que lo sostuvo por la espalda hubiera generado otra pelea. Ya había tenido suficiente.

—Espera, no te hemos hecho nada para estar otra vez lanzando piedras. Regresa a tu casa niño— agregó Lennon dejándolo a un lado a Roger enojado con la respiración descontrolada— ¿Nos haz seguido?

—Mi casa es por ahí, esa es mi ruta. Es raro que ustedes siempre pasen por aquí— contestó Roger mirando mal a Lennon tras todas las horas ignoradas.

—No lo había visto atentamente, ¿De verdad está en nuestro grado? Es tan pequeño que no parece de nuestra edad.

—Esta adelantado solo un curso. Déjalo, no quiero dar explicaciones, vamos por unas bebidas y...

—¿Puedo ir con ustedes? —habló Roger dejando de lado la vergüenza.

—Por supuesto, eres atractivo aunque muy pequeño, pero creo que le darás buena cara al equipo...

—¡No! —gritó Lennon pasando saliva.

—Ay enserio no puedo creer que le temieras a este chico, y todavía que lo íbamos a golpear. No eso ya no pasará

—¿Me iban a golpear? ¿Por qué? — preguntó Roger con los ojos azules brillantes, dirigidos al castaño.

—Oh es que Lennon no sé qué tenía contigo que armó todo un plan para...

—¡Esta bien! Ven con nosotros— habló cortante para que su amigo callara de una vez por todas—Pero solo esta vez y nunca más.

—¡Sí!

"Mi suerte está cambiando"

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top