Capítulo 19

—Roger ¿Puedes salir de ahí?

—¡No! Vete Brian no te necesito.

—Roger no seas dramático, abre la puerta de una buena vez.

Esa misma mañana el humor de ambos estaba por el suelo. Roger se había encerrado en la habitación donde los dos dormían y Brian trataba de sacarlo de allí. Sabía que era un muchacho que le gustaba hacer este tipo de cosas: ser terco y hacer caso omiso a lo que se le pidiera.

Había pasado casi media hora de estarle suplicando para que salga de allí. Intentó no gritarle otra vez porque se formaría otra vez una trifulca. Se contuvo.

—¿Ya estás? ¿Vas a salir?—preguntó calmado, dando golpecitos a la puerta, a la vez que observaba el reloj.

—¡Que no! Voy a quedarme a vivir aquí si es posible toda mi vida.

—Es mi habitación ¿Dónde crees que dormiré yo?— quiso escucharlo desesperarse desde el otro lado de la habitación y si lo logró.

—¡Ayer lo hiciste en el sillón! ¡Así que no le veo el problema!—gritó empoderando esa voz suave que poseía a una potente. Esto hizo que ha Brian se le escapara una risilla porque para sus oídos sonaba gracioso.

—¡¿De te ríes, Brian?!— se quejó desde el otro lado al escuchar las incontrolables risas—¡Cállate! O será peor ¡Ay cómo puede ser tan molesto!

— ¡Roger sales de allí o te saco a la fuerza!—agregó ya se había cansado de suplicarle.

—No, hasta que te disculpes conmigo— dijo finalmente, pero escucho unos pasos alejarse. Probablemente ya se había rendido.

Pasados unos minutos escucho que la manija de la puerta era forzada. Roger entró en pánico había olvidado completamente que Brian tenía las llaves de toda la casa. Escuchó luego que se abría la puerta, mostrando a un Brian no muy feliz entrando a la habitación.

—Bri-Brian ¿Cómo...

—La próxima vez enciérrate en algún lugar donde no te al alcance las llaves— vio como Roger bajó la mirada, estaba sentado en el piso con las piernas encogidas. El mayor al verlo sentado se acercó para ya llevárselo a la escuela. Sin embargo, el rubio apartó su brazo de él.

—¿Qué te sucede? Tienes que ir a la escuela ¡Ah y no me he olvidado del dinero que tienes que devolver!

—Déjame, yo puedo solo— habló el chico poniéndose de pie— También sé que tengo que devolver ese dinero.

Brian vio como el muchacho era muy elástico su humor cambiaba de inmediato. Hace unos momentos estaba que se quejaba que nunca más saldría de allí, pero ahora ya estaba mejor. Se rasco tras la nuca pensando y sabiendo que poco a poco descubría mucho más de ese rubio. Rápidamente fue tras él.

—¿No vas a tomar un vaso de leche o tu desayuno que te preparaste?

El chico que ya estaba por retirarse tomando el pomo de la puerta, volteó a verlo con cara disgustada.

—¡No! Ya se me quitó el hambre— se dispuso a retirarse cuando un brazo tiró de él.

—¡Roger!

—Brian déjame ir—dijo tratando de apartándose de él, haciéndose el dramático porque muy en el fondo le gustaba que le suplicara.

—Escúchame primero— lo alejó de la puerta, pero inmediatamente Roger sacó su brazo que estaba sujeto, ya enfadado. No era posible que dijera eso.

—¡Tú eres el que no me escucha!— exclamó cansado— ¡Ya me voy! Que por tu culpa voy a llegar tarde.

Brian lo miró confuso— ¿¡Mi culpa!? Yo no fui el que empezó ese berrinche y la genial idea de encerrarse en mi habitación.

—Por qué sigues reteniéndome ya déjame en paz.

—Ya es tardísimo tú crees que llegarás.

—¿Acaso quieres que me quede? ¡Por qué tendría yo quedarme aquí contigo, mala influencia!

Brian ya cansado de su actitud y sin saber que responder lo dejó ir. En primer lugar quería hablar con Roger, pero al parecer era imposible.

—Uhg Ya me voy y no lo hago por fastidiarte sino porque hoy tengo Biología II ¡Solo por eso!

—¿Te adelantaron una clase...

—¡Te lo quise decir ayer, pero nunca me escuchas!— habló finalmente el rubio cerrando de golpe la puerta.


El sol mañanero iluminaba las calles por las que Roger caminaba, bueno prácticamente corría pues ya era tardísimo. Ese día llevaba no la ropa nueva que había comprado Brian anteriormente sino sus ropas que contaba como unos shorts azules bastantes ajustados, una camisa blanca casi transparente con un corte en ''v'' y unas zapatillas blancas. Vestiduras que se vio obligado a usar pues por estar "enojado" con el ruloso, no lo iba a complacer usando esas ropas aburridas que le compró.

Al llegar al colegio vio que la puerta principal estaba cerrada. Por un momento se puso a pensar que Brian tenía razón ya era demasiado tarde. Sin embrago, sacudió ese pensamiento de su cabeza ya estaba allí ni loco volvería al departamento para escuchar todos los sermones que Brian le iba dar.

Recorrió los alrededores del edificio, logrando encontrar una puerta abierta. Ingresó con sumo cuidado a que nadie lo viera o lo detuviera y lo logró. Tras estar en un búsqueda ardua en cada pabellón finalmente encontró su salón. Al ingresar el temor que no era muy común en el se apoderó completamente pues los chicos y chicas eran muchos mayores que él. Por suerte todos estaban en sus actividades: las chicas reunidas en grupos y los chicos de pie conversando de cosas triviales. Esto significaba que el profesor aún no había llegado. Esa sensación de alivio es única.

Se acomodó en uno de los asientos del fondo mirando hacia la ventana. Sin duda alguna era la mejor decisión que pudo haber tomado.

—¡Miren a quién tenemos aquí!— exclamó una voz bastante conocida y fastidiosa ante los oídos del rubio. Retiro lo dicho.

—Ay no por favor de seguro tendré que haberme equivocado de salón— habló refunfuñando, se levantó de su asiento dispuesto a retirarse.

Lennon estaba enfrente de él mirándolo de arriba abajo. Inmediatamente puso una mano en el hombro del más pequeño para que volviera a su asiento.

—Yo pensé que eso de vestirse "normal" iba a durar más tiempo— se burló viendo la ropa que vestía ese día.

—Lennon, enserio no quiero problemas ¡Aléjate!— lo empujó suavemente pues no quería tener problemas.

—¡¿Qué te sucede tú... fenómeno?! ¡Este es mi salón y yo puedo hacerte lo que quiera!— exclamó ante el acto del rubio. Vio como este lo miraba enojado, cambiando la mirada inmediatamente por una provocativa.

—¿Lo que quieras?— preguntó de tono burlón acercándose al chico para fastidiarlo, cruzándose de brazos.

—¡No! ¡No quise decir eso! ¡Quise decir lo que se me pegue la maldita gana!

—Sigue siendo el mismo—rió ante su supuesta corrección burlándose otra vez de él achinando los ojos y dando suaves carcajadas—¡Ay Lennon! ... lamento decirte que no te sale ser el bravucón, la malograste.

No podía creerlo ese rubio cretino le estaba sacando la contra a su plan de "hacerle la vida imposible a Roger". Sonó como una bofetada hacia él.

—Cierra la boca tu... esto no se quedara así ¿me oíste?

—Sí, si te oí ¡¿Ahora me puedes dejar tranquilo?! Haz arruinado la paz que sentía momentos antes para tomar este curso. Muchas gracias.

Los impulsos de Lennon de darle el golpe más grande de su vida hubieran sido más rápidos si no fuera por la voz de la profesora entrando al salón de clase. Resignándose y con la impotencia que llevaba dentro ese momento tuvo que guardarlo todo para sí. Con una mirada asesina hacia Roger fue directo a su asiento que estaba ubicado para su mala suerte unas dos mesas más adelante.

Roger lo miró triunfante pues sentía que tenía el poder en ese momento, no supo cómo demonios le salieron decir esas cosas enfrente de él, pero se sintió muy bien demasiado bien, pues le demostró que el miedo que sentía hacia Lennon el primer día se estaban desvaneciendo. Vio como el chico de cabello castaño presumido como siempre acomodándose su cabello con el típico peinado que llevaban la mayoría de muchachos del aula, tomaba asiento, a simple vista se veía ridículo. Pensándolo mejor lo podía hacer ridiculizar más. Sonrió ante esta última idea.

—Buenas tardes a todos, soy la profesora Jenny — dijo la sonriente mujer— Bueno antes que nada quiero que sepan que mi mayor deseo es combatir diferencias entre estudiantes y que haya más unión en las aulas. Así que quiero que todos se pongan de pie—añadió la profesora—Todos los alumnos presentes hicieron caso a lo que ordenaba.

—Tomen sus cosas y pasen al frente del salón los voy a dividir. Déjenme decirles que no quiero oír quejas— continuó. Se escuchó un murmullo grupal.

La maestra tomó su lista y comenzó a llamar. Les asignó mesa a cada pareja. Al final de la lista no había muchas quejas, pues la mayoría de los estudiantes se conocían. Sin embargo, hubo una única pareja que se quejó de inmediato.

—Lo que me faltaba—refunfuñó Lennon— no es suficiente soportarte durante las horas libres y en los pasillos sino ahora en esta materia esto es idiota— murmuró con el rostro rojo del fastidio que sentía a principios del día.

Roger trató de contener la risa, no pudo negar que si le incomodaba demasiado, pero no había de otra—No podemos hacer nada a si que resígnate— habló tratando de prestar atención a lo que la maestra hablaba.

Lennon rojo de la ira lo tomó del brazo con fuerza, haciendo con Roger dirija su mirada hacia él.—¿Qué te sucede? ¡Acaso ni en clases me puedes dejar en paz!— habló por lo bajo mirando al frente disimulando que estaba escuchando la clase.

—No lo sé tú dime... ya déjame bastardo, en unas horas tocará el toque de queda. Además que más quieres ahora si podrás hacerme lo que quieras ¿de acuerdo?— contestó finalmente cubriéndose la boca ocultando las carcajadas que estaban a punto de estallar.

—¡No pedí tu idiota opinión!

—Pero, tú preguntaste...

—Disculpe jovencito, ¿tiene algo que decir a la clase?— la maestra se paró frente a ellos. Los alumnos como es común empezaron a abuchearlos, que con una mirada molesta hizo que todos guardaran silencio.

Lennon disimuló estar mirando su cuaderno mientras que Roger se limitó a contestar pensando que se referían a él.

—Yo no soy profesora, es él que parece tener un problema conmigo y con la humanidad— soltó todo que tenía guardado dentro exagerando, haciendo que el castaño giré hacia ambos como si no le importara.

—No me refería a usted, me refería a Lennon este chico desde el año pasado trae problemas a esta escuela. Tiene algo que decir.

—Nada profesora disculpe si interrumpí su clase continúe ya no la molesto más— ya estaba acostumbrado a oir las quejas de los maestros.

La maestra ignorando su grosero comentario opto por no contestar, tenía que acabar la clase.

Lennon vio la hora de biología como eterna mientras que Roger muy atento y motivado escuchaba la clase. Esto era lo que más le molestaba que el estuviera feliz disfrutando de la inútil clase mientras que él se sentía en un infierno. Lo peor de todo como lo había dicho antes de ahora en adelante tendría que soportarlo.

No muy lejos de allí varias horas de ensayo entre tres chicos como era costumbre todas las mañanas, se habían dispuesto a tomar un pequeño descanso.

—¿Y ahora que sucede Brian? hace rato con esa cara— preguntó John, preocupado por su amigo.

—¿Tu qué crees?— respondió como si la respuesta fuera obvia.

—¿Roger de nuevo?¿En serio Brian? ¿Aún no te disculpas con él?

Brian soltó un suspiro de fastidio pues John hablaba como si disculparse con el rubio fuera lo más fácil.

—Es muy terco no me quiere escuchar.

—Pues, con el golpe que le diste ayer... pobre lo habrás traumado, tal vez nunca en su vida ha recibido un golpe, Brian— contestó

—No le pegué tan fuerte y se fue así... por lo menos está recapacitando.

—Ay mi querido Brian— se interpuso Freddie en la conversación—Debes saber que así son los chicos de su edad verás que se le pasará rápido.

Brian al escucharlos no pudo evitar soltar un carcajada, lo último dicho tal vez podría ser un poco imposible ya que al volver a casa probablemente no le dirigiría la palabra tal vez ese día volvería más tarde para sacarle la contra. Cualquier cosa se podía esperar de ese pequeño— Creo que es improbable.

—Cariño, no seas pesimista, si vas a seguir hablando así, el niño reaccionará de acuerdo a tu humor con el cual lo recibas.

—Trataré de llevar la fiesta en paz—finalizó fingiendo una sonrisa que rápido se desvaneció al recordar la personalidad de Roger: muy flexible, es decir que de un momento de estar enojado pasaba a feliz y si se alegraba mucho lloraba— Convivir con él definitivamente es un reto.

John y Freddie rieron— Que más quieres Brian, está bien porque te estás preparando para cuando tengas hijos— se burlaron ambos amigos.

—Sí, ya cállense los dos y déjense de estar imaginando cosas que no van— respondió poniéndose de pie, tomando un poco de la bebida que había en la mesa.

—¡Ugh que aburrido eres! queríamos mejorar el ambiente y tú solo te molestas— se quejó Freddie.

John observó la escena queriendo que la frialdad de la sala luzca mejor— Chicos ya que hablamos de hijos— pausó para aguantarse de la risa— "Alguien" me llamó ayer por la noche.

Brian y Freddie lo miraron sorprendidos— Oh Dios ¿Quién podrá ser?—preguntó Fred dándole codazos al más alto.

—Ya basta Fred no juegues— lo apartó— ¿Qué pasa John? ¿Qué te dijo?

—Que se sentía avergonzada si te llamaba de la nada, así que supongo que por eso prefirió llamarme a mí y...

—Al punto John.

—Continúo... me dijo si podía ir a tu casa esta tarde— habló sacándose ya de misterios— ¿Qué dices?

—No te molestes John yo mismo la llamaré.
 


Mientras tanto en el colegio todos los estudiantes salían del salón de biología dirigiéndose al patio o a la cafetería pues era la primera hora libre. En el salón los chicos ya se estaban retirando guardando todas sus pertenencias. Roger hizo lo mismo sin dejar de mirar al chico que tenía al lado. Vio como radicalmente su rostro de estar enfadado todo el día estaban más clamado. Sus facciones del mayor según él se veían mejores pues era común verlo enojado, pero tan solo verlo con ese rostro se hacía ver más atractivo. Sonrió.

—¿Qué tanto me vez?—habló Lennon dándose cuenta que dos ojos estaban analizándolo.

—¿No puedo mirar? Me he dado cuenta que tu rostro se ve mejor así, deberías mantenerlo.

—No, eres raro ¡Piérdete!— salió del salón con el rostro enrojecido casi corriendo.

De un movimiento rápido Roger tomó sus pertenencias siguiéndolo. Trató de alcanzarlo, pero Lennon por ser más alto que el daba pasos más largos.

—¡Hey espera Lennon!— gritó Roger agitado por correr.

El chico paró en seco tomando un gran respiro—Esto no me debe estar pasando—se dijo así mismo pues esa voz chillona la soportaría por el resto del año—¡¿Qué quieres?!

El castaño siguió caminando pues trataba que la gente lo viera con Roger, pero el rubio aun así lo seguía.

—¿Te acuerdas que dijiste que me disculpara contigo por lo de ayer?—habló nervioso.

—Sí, si habla de una vez que tengo un partido de básquet.

—Pues... lo haré enserio... estoy muy arrepentido porque esa piedra casi impacta contra tu cabeza y que hubiera sucedido si ...

— Sabes que ¡Cállate! es que de verdad eres muy estresante, me da pena del que está a cargo de ti—habló colocando una mano en la boca del más pequeño que aun así seguía balbuceando—Si quieres disculparte bien conmigo hazlo otro día.

El menor apartando la mano del otro continuó insistiendo tomando un respiro— Lo haré, lo haré ¿Qué tal hoy a la hora de salida? Mañana tal vez me olvide... ¿Qué dices?

Lennon miró a su alrededor fijándose que no hubiera nadie que los viera juntos. Sin embargo, en ese momento una idea recorrió su mente y pensó que sería la mejor de todas por lo que una sonrisa socarrona se formó en sus labios— Esta bien, escucha, no solo lo harás solo conmigo sino también con mis amigos, ellos se vieron afectados y así como nosotros fueron castigados.

—Si, como digas, Lennon enserio estoy muy arrepentido que...

—¡Ugh ya eso es todo! ¡No quiero que me vean contigo! Hoy a las tres, no llegues tarde que no te esperaré. Ahora mantente callado por el bien de los demás... tu voz estresa— dijo el castaño ya retirándose no sin antes de darle un empujón con el hombro.

—¡Como digas!— dijo obediente sintiendo asimismo el empujón que había recibido pero, no le tomó importancia. Una sonrisa malévola en su rostro se formó viendo cómo se alejaba. Lennon no era el única con una buena idea en mente.

—¿Estás seguro de esto Lennon? Preguntó uno de los chicos del grupo que se encontraba casi corriendo siguiendo a su "líder".

—¿Por qué tenemos que ir nosotros?— preguntó otro de sus amigos que no entendía nada.

—Ustedes háganme caso a lo que les diga.

El timbre sonó anunciando la salida, todos los chicos de la escuela se estaban desplazando a sus casas. Excepto un pequeño grupo con plan en mente. Ya eran las tres. El lugar al cual se dirigían estaba ubicado detrás del gimnasio. Un lugar no recorrido.

Lennon se encontraba esperando caminando para el otro. La forma desesperada de esperar desconcertó a sus amigos que estaban bien perdidos sin saber que ocurría— Maldita sea le dije a las tres y no llega.

—Agh Lennon ¿A quién esperamos? Ya nos queremos ir nos dejaron demasiada tarea. Además...

—¡Cierra la boca! Ustedes ni siquiera hacen tareas así que no se anden quejando— apurado esperaba y miraba a todos lados. Por suerte al otro lado del lugar vio una cabeza rubia acercándose. Se sentía feliz de que apareciera y a la vez vengativo. Eso tal vez nunca se lo esperaría.

—Ya estoy aquí— habló Roger acomodándose unos mechones de cabello detrás de su oreja.

Todos estaban impactados. Qué demonios estaba sucediendo, pensaban.

—¿Y bien que tienes que decirnos a todos?

El rubio dando un suspiro, tomando fuerza a lo que vendría habló— Yo solo estoy aquí para pedirles perdón por lo del otro día no fue mi...

—Basta, hazlo bien ponte de rodillas— ordenó aguantándose de la risa con lo que a continuación se avecinaba.

—Pero...

—Lo harás o ¿No?

—No, ya me cansaste— dijo finalmente— Tu ponte de rodillas.

—¿Qué?! Hazme caso idiota...— no pudo continuar pues fue interrumpido con un sorpresivo golpe en el pecho. Si efectivamente era un patada. Unas risas cubiertas para que no sean escuchadas se escucharon por parte de los amigos de Lennon pues eso no se lo esperaron. Si que lo había agarrado ahora sentía que lo tenía bajo su poder.

—¡¿Por qué yo!? ¡¿Por qué me tratas así?!— gritó tirándolo al suelo. Lennon no pudo hacer nada ya que el dolor en su pecho era enorme— Dices que soy alguien débil y si creo que tienes un poco de razón sin embargo si alguien tiene que ser desvergonzado y que le valga su orgullo ese soy yo. Lo lanzó al piso sosteniéndolo en los hombros para que no se levantara. Se sentía tan bien. Sentir como se libraba de una molestia más, era lo mejor.

—Déjame... o lo lamentaras ¿Qué...te sucede?— trataba de hablar sin poder lograrlo al enterarse a la perfección que el rubio solo buscaba humillarlo en frente de su grupo. Y lo estaba logrando porque sintió al rubio sentarse en su regazo, un fetiche que ya comenzaba a gustarle. Quiso humillarlo más y que mejor idea que su única solución infalible apasionado. —¡Hagan algo, carajo! Este chico.. Este chico está mal de la cabeza. Roger lo besó otra vez.

Los amigos de Lennon atónitos sin saber qué hacer, solo soltaban carcajadas y uno que otro sacaba su cámara para grabarlo.

Ellos... rojos de la risa

Lennon rojo de la vergüenza

Y Roger como si nada. Se levantó luego de eso y sacando dinero de su dinero de su bolsillo se lo tiro. Si, era el dinero que en el día del castigo lo puso en su mochila. Ese mismo dinero se lo aventó todo en la cara —¡Por tu culpa Brian está enojado conmigo!— fue lo último que gritó antes de irse.

—Lennon ¿En serio? ¿Por qué no nos dijiste que eres gay? Espera... ¿tu novia sabe de esto?

—No digas estupideces, sino quieres que te dé un buen golpe.

—Está bien, cálmate solo quería hacerte reír porque esa cara que te cargas no ayudará a que lo conquistes.

—Váyanse a la mierda—se fue su plan había salido mal. Como dicen le salió el tiro por la culata— Me las va a pagar...esa mierda... me las va a pagar

Dando brincos en las calles Roger se dirigía a su casa. Era obvio que no quería volver por el Brian gruñón que lo esperaba sin embrago tenía que hacerlo. Una risita se le escapó al recordar el rostro de Lennon se veía tan gracioso todo rojo y renegón. Se lo merecía no salió dañado con golpes, un beso todo lo soluciona, pensó. Con la manga derecha se limpió las comisuras de la boca, que asco. Lennon teniendo novia era un pésimo besador. ¿Me habré pasado de la raya?, era la pregunta que circulaba en su cabeza, no, se lo merecía. Y qué decir de sus amigos fue la punta del pastel ¿Aún lo seguirán a pesar de lo ocurrido?. Ya no importaba se había vengado y estaba orgulloso de su hazaña.

Subió las escaleras para llegar al apartamento todo estaba silencioso. ¿Qué ocurría, debía temerle a eso?. Sacando sus llaves con un poco de nerviosismo abrió la puerta del departamento. Pero, dudó. Brian tal vez ya no estaba tan molesto, le diría que ya había devuelto el dinero así lo perdonaría por completo.

"Hay Brian no me puedo molestar contigo eres tan bueno, me cuidas y te preocupas mucho por mí. Tan pronto entre pediré disculpas y obviamente tú también por haberme golpeado" pensaba presionando la manecilla de la puerta. Giró la manecilla.

—Brian ya llegué—dijo Roger abriendo la puerta y cerrándola acomodando su desordenado cabello y la ropa para estar presentable ante él—Sabes ya devolví el dinero y ya no es necesario que te disculpes conmigo pues lo pensé mejor y yo ya te perdoné...

Y ahí estaba su querido Brian sin haber oído nada sin prestarle una mínima atención, concentrado en la chica a la cual besaba con pasión, como si no sintiera su presencia.

—¡Brian!

Ese día no pudo haber sido "mejor".

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top