Capítulo 18

Unos sollozos llenaban toda la habitación que se encontraba oscura. Encima de la cama se encontraba un pequeño cuerpo acurrucado en las sábanas, llorar es lo único que quedaba por hacer. Roger hundiendo la cara en la almohada estaba en un llanto profundo, desde hace una hora. Sus ojos estaban enrojecidos y algunas lágrimas secas cubrían su blanquecino rostro. No le gustaba demostrar mucho debilidad por eso callaba sus sollozos con la almohada.

Llorar, cuando era niño siempre era señalado por los demás niños como la única salida que él emprendía. Recordaba esos momentos donde lo fastidiaban y hacían sentir menos: Lo único que sabes hacer es llorar.

Apretó más para si la almohada al recordar esos momentos. Tenía que ser fuerte. Se limpió las lágrimas las que aún todavía quedaban en el borde de su vista. Se levantó y aún con el nudo en la garganta que dolía cada vez más se dirigió a respirar aire fresco, mecanismos que funcionaban para poder tranquilizarse.

Ya estaba listo se había colocado una chaqueta pues aunque las noches eran calientes aún corría aíre frío. Al dirigirse a la sala vio su mochila tirada con los billetes y la nota. Sabía quién era el culpable de todo esto, al tomar el papel lo arrugó por la rabia que sentía, por su maldita culpa Brian se había molestado con él. Ahora cree que es la peor persona del mundo entero.

Sus mejillas estaban rojas de la rabia, tras este ataque de rabia dio un fuerte golpe en la mesa, se revolcó en el piso lanzando un puchero golpeando sus puños contra este y pataleando a la vez. Sin embargo, segundo después entró en razón recordó que iba a tomar aire fresco. Tomó compostura colocándose de pie se acomodó el cabello y la ropa como si nada hubiera pasado.

—Bueno aquí voy, respira Roger tranquilo no has hecho nada malo, todo es culpa de ese asqueroso bastardo—se dijo manteniendo la calma así mismo acercándose a la manija de la puerta, pero al tratar de abrirla era imposible. Intentó buscar sus llaves en su mochila sin resultado. Tras la desesperación intentó abrir la manija de la puerta muchas veces—¡Maldita sea, Brian!

El mayor ya había llegado a su destino, el bar de todas las noches. Ya extrañaba hacerlo, tocar su guitarra con su banda en presentaciones era lo mejor con lo que podía ganarse el tiempo. Ya hace días no lo hacía pues la última vez que tocó fue cuando le encargaron a Roger.

Roger, la imagen del rubio se le vino a la mente, como un balde de agua fría recordó minutos antes la discusión que habían tenido. Sintió en parte un poco de culpa pues no debió tratarlo de esa manera ni darle un golpe, pero se lo merecía. Le daba rabia que no le dijera la verdad, que se quedara callado y que actúe de una forma petulante ante él.

—¡Hey, Brian!—interrumpió buna voz sacándolo de sus pensamientos— En unos minutos salimos— le avisó John

—Oh sí, lo siento, ya termino de afinar—contestó Brian.

John vio a su amigo un poco perdido llamándole la atención pues siempre él antes de las presentaciones estaba atento y hoy estaba raro—Brian ¿estás bien? Te veo un poco distraído.

Brian se giró para verlo y pensó que mentir sería en vano—Tuve un problema con Roger.

—¿Y ahora qué hiciste Brian?

—¿Yo? No hice nada, ese chico es el que nunca me dice la verdad—habló— Mejor después hablamos de eso ya es casi nuestro turno.

—Está bien soy todo oídos.

Freddie que pasó por ahí los vio conversando así que se acercó hacia ellos— ¿Me cuentan de que hablan? Yo también quiero saber.

Brian y John se miraron alzando los ojos— Dijimos que después hablaríamos de eso. Ahora nuestra responsabilidad es hacer feliz a la gente que nos espera allá afuera— contestó John esperando que Freddie se ponga en marcha.

—Sí, tienes razón, querido. Qué bonitas palabras— habló emocionado.

El show fue más emotivo pues todos tocaron con ganas al parecer las palabras de John habían funcionado. El sonido de la guitarra del bajo fue espectacular junto a la voz de Fred.

Al finalizar los tres como siempre se juntaron para beber ya que no se iban sin antes tomar un vaso de alcohol para festejar junto a unos bocadillos que el bar les ofrecía. Aún no estaban tomados del todo, los tres amigos y sus buenas bebidas.

—Y eso fue lo que sucedió—finalizó de contar Brian tomando un trago de su bebida—¿Creen que estuve bien?

John y Freddie lo miraron impactados—¿Es enserio Brian? ¿Le has dado una bofetada a ese chico que solo regreso de la escuela?

—Parece que no me has entendido bien Fred. Roger llegó tarde a casa— específico— lo peor de todo es que intentaba entrar a escondidas. Eso me dijo de que hablar.

—Hubieras pensado bien, él quizá ya tiene amigos con quien pasar el rato por eso se demoró tal vez— habló John tomando un bocadillo.

Brian se quedó un momento pensando en lo que había dicho su amigo— Entonces me hubiera pedido permiso de salir, no hubiera tenido problema. Yo pensé que probablemente le habían castigado.

—Ay Brian, pero todo eso no es excusa para que le lances un puñetazo.

—No fue un puñetazo, fue un golpe suave... bueno no tan suave... un buen golpe para que recapacite—afirmó orgulloso en eso se acordó de algo— No les dije que más sucedió.

—¿Qué pasó?—hablaron al unísono Fred y John.

—Lo que pasa es que encontré dinero en su mochila y eso no es todo todavía con una nota.

Los chicos rieron sin parar por un momento— Tu siempre piensas de lo peor de tu hermanito ¿no? Bri— habló Freddie riendo.

—¿Ah? No es mi hermanito, soy solo su tutor cállate Fred.

—Pues yo creo que ese chico ya está creciendo y creo que ya encontró a una chica con quién divertirse—habló lanzando cizaña a su sospechas.

—Es raro que una chica le dé dinero, no debería ser al revés—habló Brian ya tomándose toda la bebida porque las sospechas de Freddie ya lo estaban perturbando.

—En ese caso... entonces estará saliendo con un chico— propuso hablando bajito le gustaba ver desesperado a su amigo que lo miraba ya asustado.

—Cállate Fred ya no quiero tus opiniones gracias por la "ayuda"— habló Brian apartándolo girando el asiento dándole la espalda completamente haciendo que Freddie se sienta ofendido ante este acto —¿Qué dices tú John?

John estaba riéndose ante las actitudes de sus amigos— Debes estar más atento con Roger, Brian— dijo acomodándose un poco en la silla— Sé que nuestros ensayos duran mucho tiempo, pero él poco tiempo que hablas con él es bueno le preguntes cómo le fue el día u otra pregunta.

—¡Traté de hacer eso! Pero Roger cambió de tema... aún buen tema—habló bajito para que no lo escucharán al recordar que el rubio casi se le quería abalanzar. Sus mejillas se tornaron rojas— ¡Por eso es que le tiré un buen golpe! Además nunca me explico del dinero y...

—Cálmate Brian, respira— lo tranquilizó John al escuchar al ruloso enredándose con las palabras— Sabes mejor hay que beber y olvidarnos de los problemas vas a ver que cuando llegues a tu departamento se habrá calmado el ambiente entre ustedes dos.

Brian lo dudó un rato, pero rápidamente llegó a la conclusión que sí tenía razón— Sí, eso espero.

—¡Mesero traiga dos botellas más!— exclamó Freddie uniéndose otra vez a la conversación donde había sido rechazado.

—¿A ti quién te invitó?— preguntó burlándose de su amigo pues sus consejos no habían servido de mucho. En cambio los de John al menos lo tranquilizaron.

—¡Aquí, yo solo hago bromas!— le gritó golpeándole fuertemente la espalda haciendo que todos rieran.








Amaneció, como siempre el sol presente ante la época de calor. Roger se levantó después de sentir que su garganta dolía por haber gritado toda la noche porque la puerta no abría. Sintió sus mejillas un poco pegajosas recordando que había llorado toda la noche.

Se giró hacia la cama de Brian colocándose de pie para verlo con la peor de las caras. Sin embargo, sorprendentemente no estaba, las frazadas estaban intactas en completo orden. Después de salir del baño descalzo se dirigió a la cocina esa mañana vestía un polo ancho y los mismos shorts cortos.

Tomando un vaso de Yogur de fresas buscaba que más había en la cocina para poder desayunar. Se frío unos huevos que afortunadamente encontró. Acomodando todo en la pequeña mesa del comedor.

Grande fue su sorpresa al escuchar unos ronquidos en la sala. Era Brian estaba en el sofá durmiendo en una posición incómoda pues sus piernas eran demasiado largas.

Roger estaba confundido había echo mucho ruido sirviéndose su desayuno y aun así Brian no había despertado. Vio al mayor removerse un poco al sentir la presencia de una persona.

—¿Brian?— trató de moverlo con su pie pues sus manos aún tenía el plato con huevos—¡Brian!—exclamó para que despertara.

Dejó los platos con su desayuno rápidamente y fue directo hacia él otra vez. Esta vez no gritó se acercó un poco más para poder examinarlo. Su cabello estaba echo un desastre y llevaba la misma ropa de ayer. Pudo suponer que recién había llegado. Sintió un dolor en el pecho al pensar que ni un poco se había compadecido de él. Sus ojos se humedecieron secó algunas lágrimas viéndolo aún dormir.

—Bri... ¿aún estás enfadado?—habló aún sin importarle que estuviera durmiendo— Devolveré el dinero que encontraste ayer en mi mochila—su voz sonaba entrecortada.

Colocó una mano en la cabeza de Brian viéndolo dormir, se veía muy tierno. Nunca pensó que ese chico lo haría sentir así lo quería mucho y no le gustaba que estuviera enojado con él. Pensó en una manera de poder solucionarlo.

—Brian yo te quiero mucho y ya no quiero que estemos enojados el uno con el otro—habló subiéndose lentamente encima del más alto, que aún dormía— Sí, sé que mentí, pero si te decía la verdad de que casi le rompo la cabeza aún chico en la escuela con una piedra. Probablemente ya no me hubieras querido— el rubio se echó encima de él abrazándolo, sentándose colocando una pierna de cada lado para sentirse más cómodo.

Brian se removió un poco al sentir un peso encima, esto hizo que Roger se callara un rato para que el ruloso pudiera seguir durmiendo y que el rubio terminar lo que tenía que decir y hacer.

Comenzó a dar pequeños besos en el cuello de Brian en forma de "disculpa". El único camino que halló fue ese. Los ojos de Roger aún tenían lágrimas. Minutos después el rubio ya estaba desatando los botones de la camisa de Brian pues veía que estaba sudando, solo por esa razón.

Al sentir una sensación húmeda en su cuello el mayor abrió completamente los ojos despertando. Encontrando a Roger encima de él apunto de besarle. Lográndolo, sintió sus labios encima de los suyos. No sabía que diablos estaba pasando.

Aún mareado por recién despertarse y por lo tarde que se había acostado, con todas sus fuerzas tiró aún costado a Roger cayendo directamente al suelo.

—¡Qué asco es alcohol!— gritó el rubio que quedó en el piso limpiándose la boca con su brazo.

—¡Roger! ¡Qué demonios intentabas hacer! Estabas desvistiéndome— se sentó en el sillón tocándose la cabeza por el reciente dolor que se le avecinó, una resaca.

—¡Es que estabas sudando! ¡Hueles a alcohol Brian!— gritó Roger poniéndose de pie a punto de llorar—No te has preocupado por mí toda la noche te fuiste a beber— gritó haciendo un escándalo.

—Yo te avisé que iba a salir ¡Y deja de llorar que ya no tienes nueve años!—se levantó del sillón olvidando lo ocurrido pues a veces el chico se comportaba así por eso ya estaba acostumbrado a la actitud que tomaba para solucionar las cosas.

—¡Uno aquí encerrado toda la noche y tú disfrutando allá afuera, no me parece Brian! ¡¿Por qué me encerraste?! ¡Fue horrible!— se quejaba el chico sentado aún en el piso con los brazos limpiando sus lágrimas.

—¡Qué más puedo pensar de ti si sigues con esa actitud! ¡Levántate!

—¡No! ¡Déjame en paz, Brian!— Brian lo miraba, como un niño chiquito lo tomó del torso para que se pusiera de pie sentándolo en el sillón.

—¡Yo me iba a disculpar!— continuó Roger quejándose y reclamando— ¡Pero, ya no! ¡Quédate con tu maldita borrachera!

Brian respiraba profundo como le había dicho John, esto ayudaría para que no le lances otra bofetada, pues ya se estaba cansando. Su cabeza le dolía horrible. Dejó al rubio quejarse solo lanzándole gritos.

—¡Brian ven acá! ¡No hemos terminado! ¡Bri! ¡¿Por qué me ignoras?!¡¿Me odias no?!— gritaba.

—Cállate, los vecinos vendrán a quejarse por el escándalo que haces— trató de no hablar tan alto— ¡Y ya no me llames "Bri"!

Esto hizo que el rubio llorara más. No sabía que había hecho para que se portara así. Sinceramente, pensó que la discusión que habían tenido anoche se solucionaría, pero al parecer iba ser un problema difícil de arreglar.

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