Capítulo 17


—¿Y si necesito ayuda ahora?

El rostro de Brian palideció no se esperaba esa actitud de Roger hacia el. El rubio se le quedó mirando con toda las ropas en sus manos, suplicante.

—Ya sabes cambiarte, Roger— se levantó y se acercó a él que abrió las cortinas para que pudiera entrar, estaba nervioso o al menos eso pensaba. Sabía que días antes cuando cuidaba de él una noche actuó así solo que es día no estaba completamente despierto y ese día en la mañana también, pero aun así lo apartó, aunque eran besos de despedida para Roger para el mayor su significado era otra cosa. Dejó de pensar en eso sacudiendo su cabeza para borrar pensamientos no tan sanos.

—¿Vas a entrar o no?—preguntó el chico más cansado a punto de cerrarles las cortinas.

—De acuerdo— entró al pequeño espacio—¿En qué te ayudo?—dijo mirándolo mientras que el rubio volteó hacia él sonriéndole. Esa sonrisa le causaba miedo.

—Ayúdame a sacar este short es que como era muy pequeño ahora es imposible sacármelo— mintió acercándose hacia él dando quejas.

Brian dudó un momento pensando en lo que iba hacer. Se puso a pensar que el orfanato cuando Roger era niño lo ayudaba a bañarse y a vestirse por eso no habría ningún problema, pero Roger ya no era un niño, ese el punto. Solo respiró y continuó.

—Ven acércate—Roger haciéndose el difícil a pasos lentos se acercó, hartándose lo tomó de la cintura volteándolo comenzó a desabrocharle el botón de la diminuta prenda.

—Qué rápido eres Brian— dijo en tono burlón soltando una risita mientras veía el rostro rojo de su amigo que como podía trataba de desajustar la ropa— Sabes...— siguió hablando el muchacho— Cuando era pequeño, no, e incluso ahora todavía...me pongo nervioso cuando me muestro para ti, Brian— añadió Roger con un tono poco tímido.

Brian no aguantó más su rabia empezó a crecer ante este último comentario, ese muchacho lo traía loco. Sabía que quería verlo así y lo hacía apropósito—¡Roger! ¡¿Alguna vez te callas?!

Roger se rio—Puedo hacerlo si quieres— dijo esta vez sin ni un indicio de malicia en sus palabras ahora se sentía más cómodo con su presencia—¿Estás cansado de mí, Brian?

—En realidad no, ¿por qué debería estarlo?—siguió desacomodando la vestidura cuando de pronto se dio cuenta que tenía una marca en el brazo derecho—¿Qué te sucedió allí? ¿Qué le pasa a tu brazo?— por instinto de protegerlo tomó su brazo observando la marca detenidamente.

—Oh, creo que fue porque mi amigo me haló muy fuerte el brazo, es todo.

—Aquí déjame ayudarte— examinando el brazo de Roger comenzó a frotarlo para que ya no sintiera dolor. Sus manos cálidas amasaban suavemente su piel— Discúlpame Roger no debí dejarte solo, sabiendo que te encontraría con algún problema.

—Está bien—se esforzó para expresar esas palabras pues en parte sentía culpa. No podía hablar con él ahora no cuando su piel comenzaba a arder al estar al contacto con la de Brian.

Roger sintió que su brazo temblaba y supo que Brian también estaba sintiendo lo mismo. El mayor había olvidado lo que sucedía cuando sus labios se juntaban. Se levantó luego de ignorar los pantalones que se quedaron allí y su brazo ya tratado.

Se inclinó más cerca del más pequeño. Los ojos de Roger se abrieron ligeramente y contuvo el aliento cuando sus labios se acercaron con los de él rozándose de manera delicada— Brian—suspiró el rubio sabiendo lo que estaba a punto de hacer. Finalmente sus labios chocaron dándose un casto beso que con el paso de los minutos se volvía más necesitado. Brian forzó para que su lengua pudiera entrar en él, casi rogando por la entrada, pues la última vez que lo besó así el más pequeño se resistió.

Felizmente el rubio abrió la boca accediendo la entrada hacia su boca. Esta vez ¿Cómo podía negarlo cuando él lo hacía sentir así?

Sus labios se separaron ansiosamente al frente de él Roger respiraba muy rápido estaba desesperado por besarlo nuevamente, para saber si realmente había sentido esas sensaciones de hormigueo o no pudiera haber sido realidad.

Nuevamente se hundieron en un profundo beso suave y gentil, Roger supo que no había imaginado todos esos sentimientos. Todo ese calor seguía allí. Se sentía extraño. Miró a Brian completamente fuera de si mirando todo su pequeño cuerpo sintió su cálida mano correr por su brazo y rozar su pecho haciendo que se estremezca. Su mano ahuecó su mejilla mientras le devolvía el beso, la otra era enroscada en su cuello tirando de él, solo queriendo sentir sus brazos alrededor de él mientras su boca lo mareaba.

Roger suspiró suavemente sentía que caía, pero Brian lo sujetaba de la cintura levantándolo apoyándolo contra su pecho. Su cabeza daba vueltas.

Cuando Brian rompió el beso para permitirle respirar, Roger se dio cuenta en qué lugar estaban—Bri

—Shh—susurró contra su boca —Es solo un beso.

Roger recuperaba el aliento apoyándose abrazando su torso. Él nunca había sentido una sensación así Brian estaba loco eso no era un beso era mucho más—¡Brian!

El chico tomó compostura—Dime— dijo acariciando su cabeza.

—¿No debería estar probándome la ropa?— preguntó mirando hacia arriba donde los ojos azules y avellanas se encontraron. Todos esos sentimientos eran nuevos para Roger, nunca había sentido eso ante el toque de sus labios. Era muy diferente.

—Creo que ya no interesa— sintió reír al más pequeño que volvía a ponerse el short— Vamos a casa de una vez...

—Brian—interrumpió Roger con la voz un poco quebradiza— perdóname si alguna vez te causo problemas— Brian lo miró confundido no sabía a qué se refería.

—No, Roger no es necesario que te disculpes no estoy enojado—mencionó pues no recordaba que le haya gritado, para que se disculpara.
Miró al pequeño que aún estaba aferrado a él con la mirada perdida hacia un punto fijo.

—Aún me sigues queriendo ¿No? porque yo si te quiero mucho a pesar que a veces hago mal las cosas— siguió hablando Roger aún con su cargo de conciencia que lo llevaba a la situación de él y Lennon momentos antes en la tienda de dulces.

—Ya te dije no estoy enojado, no sé a qué te refieres—contestó Brian mirando la hora en su antebrazo—Tenemos que irnos ya es tarde— cambió de tema apartándolo recogiendo las ropas que iban a comprar.

Roger se dio cuenta que al ruloso muy poco le importaba lo sucedido momentos antes además para su fortuna Brian no había visto nada. Esto hizo que el sentimiento de culpa que traía minutos atrás bajara.

Pagaron la ropa que para suerte de ambos alcanzó dinero. Tenían aproximadamente siete bolsas de compras.

Llegaron por fin a casa tras un largo día. El rubio al estar demasiado cansado corrió hacia el sillón lanzándose en el de cara.

Brian miró al rubio que ya estaba quedándose dormido en el mueble. Tomó las bolsas de ropa ubicándolas a un lado de la habitación. Luego de eso cargó a Roger que en un abrir y cerrar de ojos quedó completamente dormido llevándolo a su habitación. Lo ubicó en la colchoneta que funcionaba como cama dándose cuenta que el chico no despertaba a pesar de los movimientos bruscos que daba. No apartó la mirada del rubio, pues su rostro reflejaba paz. Su cabello rubio esparcido por la cama utilizando sus manos como almohadas lo hacían lucir adorable.

Brian estaba apunto también de irse a acostar cuando de pronto—Brian, te quiero mucho—mencionó una voz somnolienta que venía de la otra cama. Esto hizo que una sonrisa en él poco a poco se formara. Roger lo quería tanto como él y ambos lo sabían.

La mañana del día siguiente fue común. Brian como siempre le preparó el desayuno a, solo que esta vez con una gran diferencia fue un desayuno rápido pues se habían levantado tarde por eso solo alcanzó a servirle un jugo.

Como era de esperarse Roger se negó a vestir la ropa nueva, mejor dicho pataleó hasta dar arañazos al mayor, pues cómo sabemos todo lo nuevo no era de su agrado. Sin embargo, a pesar de los golpes finalmente lo logró, vistiéndole un polo cómodo verde claro con mangas cortas y unos pantalones cortos, pero esta vez de su talla.

Brian también se alistó pues ese día iba a salir a un bar con sus amigos para tocar por eso se iban a quedar ensayando toda la mañana. Estaba preocupado porque no sabría quién iba a recoger a Roger, pero felizmente el rubio le avisó que el colegio contaba con un bus escolar. Esto hizo que Brian primero se molestara por decirle a último minuto luego de salir corriendo ambos del departamento para alcanzar el bus.

Ese día llegó agitado al colegio corriendo hacia su aula, pues al ver a los demás estudiantes hacer lo mismo intuyó que era tarde. Entró al laboratorio de biología, la primera clase de esa mañana. El laboratorio se veía cálido pues las cortinas abiertas mostraban las hojas de los árboles dando la sensación de frescura. Al ingresar sintió todas las miradas sobre él como si se hubiera escapado un organismo extraño del laboratorio. No le tomó importancia así que se sentó en uno de los asientos donde no había muchos alumnos.

La profesora ingresó sonriente al lugar dando la bienvenida como siempre a los estudiantes.

—Buenos días, chicos—dijo con una voz chillona que ante sus oídos era estresante— Como sabrán hoy tenemos a un alumno nuevo en nuestra clase que nos acompañará. Aunque creo que tuvieron la oportunidad de conocerlo ayer.

Todos los alumnos pusieron cara de aburrimiento murmurando y balbuceando entre ellos— Querido, ¿Podrías levantarte y contarnos algo sobre ti?

Roger incómodo ante la actitud de sus compañeros se puso de pie—Soy Roger y me gustaría hacer amigos—pausó pues no sabía más que decir.

La profesora lo miraba con una sonrisa incitándolo a que continuara—¿Qué más Roger hablamos que te gusta?

—Pues... me gusta esta materia—habló por fin soltándose— Desde que ingresé a esta escuela me alegré que den este curso... me gusta mucho la biología porque al crecer en un orfanato en el bosque me gusta estar al contacto con la naturaleza— contó mientras escuchaba los murmullos de sus compañeros.

—¡Qué bien Roger!— exclamó la profesora mirando a toda la clase—Me parece excelente que haya un alumno aquí en mi clase interesado en mi área. Muy bien vamos a iniciar la clase, quiero que todos tomen los ingredientes que están a la derecha de la mesa y lo coloquen en el microscopio—indicó la maestra a todos los estudiantes.

Para Roger toda la clase fue muy fácil pues anteriormente cuando era niño las clases privadas que le daba Ruth en todo el transcurso de su estadía aprendía mucho de ella. Impresionada la maestra de ciencias ante las participaciones de Roger en su clase y las respuestas inteligentes que daba hizo que viera mucho su potencial.

—Joven Roger espere un momento—lo llamó la profesora al finalizar la clase.

—Dígame profesora—contestó el rubio un poco temeroso ya que la mayoría de gente que lo llamaban en su mayoría era para gritarle o llamarle la atención, pero en este caso no fue así.

—Me he dado cuenta que ha sobresalido en mi clase—lo felicitó la mujer. Roger se encogió—Le hago una propuesta quiero que a partir de ahora si desea entre a Biología II donde están los alumnos de más grado.

La cara del chico se transformó en asombro, no se lo esperaba—¿Enserio? ¿Puedo hacer eso?— preguntó emocionado.

—Claro, ya sabes muchos temas por eso te estoy dando la oportunidad que adelantes este curso—contestó la mujer escribiendo el traslado de curso en una ficha—Ten, dale al otro profesor si te animas—le extendió el papel.

—Gracias profesora, usted es muy buena claro que iré— aceptó tomando el papel.

—Las clases empiezan mañana ya no será necesario que vengas a esta clase—mencionó sonriente.

—Sí, muchas gracias—no le salían las palabras. Salió del salón conteniendo la emoción. Empezaba el día con el pie derecho todo lo contrario al día anterior. Llevando sus cosas en sus brazos dando saltos de alegría se dirigió al patio donde los alumnos comenzaban a comer y a jugar en el tiempo libre. Ese día no podía ser mucho mejor o eso pensaba él.

Se dispuso a comer su emparedado en una de las bancas cercanas balanceando los pies. Observaba con atención al grupo de chicos que jugaban baloncesto en la cancha al frente de él. Se puso de pie dirigiéndose a los chicos.

—¡Hola! ¡¿Me puedo unir?!—exclamó haciendo que los chicos pararan el juego.

Inmediatamente los muchachos soltaron fuertes carcajadas—Claro—dijo uno de ellos—pero cuando crezcas diez centímetros más—se burló haciendo que todos rían nuevamente.

—Además...no aceptamos niñitas en nuestro equipo—añadió otro chico desesperado por jugar pues rebotaba el balón rápido—No le hagamos caso, se nos va la hora juguemos.

Esto hizo enojar a Roger que acercándose le arrebató el balón—Sé que mi estatura no ayuda, pero puedo hacerlo.

—Está bien ¡Déjenlo!—interrumpió una voz conocida para el rubio haciendo que su rostro de enfrentamiento se vuelva a desagrado. No vio a Lennon que jugaba en ese partido si hubiera sido así no hubiera dicho nada es más el asiento estaba más cómodo, pero ya estaba allí no podía rechazar la propuesta.

—¡Pero, Lennon! ¡Es muy pequeño nos hará perder!—exclamó el chico que lo había rechazado anteriormente.

—¡Cállate, Nick! dijo que lo iba a intentar, vamos a ver qué tan bueno es— habló sintiéndose superior pues sabía que el rubio era pésimo con el balón, por eso quería hacerlo pasar vergüenza—¿No es así amigo?

Roger quedó impactado no sabía por qué Lennon actuaba así tan bueno de repente. Muchos pensamientos vinieron a su cabeza como si tal vez le hubiera encantado el beso que le dio aquella ve en la tienda. No, no podría ser. Sacudió su cabeza apartando ese asqueroso momento que lo hizo estremecer.

—Sí, les demostraré que si puedo—contestó apartando la mirada de él dirigiéndola al balón que giraban sus manos.

—Okey, estás en mi equipo ¡Vamos chicos comencemos el partido!—exclamó lanzando una sonrisa socarrona a Roger.

El partido de baloncesto comenzó. Roger la mayoría de veces intentaba tomar el balón, pero era imposible al estar con chicos mayores que él. Fácilmente lo empujaban o lanzaban alto el balón. El rubio estaba feliz no por los empujones que recibía sino por estar incluido por fin en un grupo y que este lo aceptara.

Lennon lo veía esforzarse, asombrado pues aunque era muy pequeño, la habilidad de Roger al lanzar el balón era muy buena. No podía creer que esos pequeños brazos tuvieran tanta fuerza. Esto le hizo enojar pues desde el principio quería dejarlo en ridículo, pero no lo estaba logrando porque el rubio era excelente en ese deporte. La rabia lo invadió por completo cuando sorprendentemente vio que Roger logró un punto encestando el balón en el aro.

No tenía que ser así, no estaba en sus planes que ese chico lo dejara en ridículo como un tonto. Lennon aprovechando que tenía el balón en sus manos viendo a Roger que esos momentos se distrajo con todas las fuerzas que tenía por la furia apropósito le lanzó el balón estampando este contra el rostro del más pequeño quedando tendido en el suelo.

Sintió que se mejilla ardía de paso la espalda que golpeó contra el piso. No lo podía creer Lennon solo lo invitó a jugar para darle una golpiza. La vista se le nubló por las lágrimas que por el dolor empezaban a salir.

Todos rieron uno que otro chico le ayudó a ponerse de pie. Diciéndole que se sentara hasta que se recuperara. Roger obedeció pero se sentía fatal, no esperaba que fuera tan cruel. Ya estaba harto, ya no aguantaba más.

Decidido tomó una piedra del césped de dónde estaba sentado. Las consecuencias no le importaba, con toda la fuerza que tenía se la arrojó a Lennon que al darse cuenta la esquivó chocando esta contra una ventana haciendo un ruido escandaloso con los vidrios haciéndose añicos.

—¡Qué diablos te sucede!— gritó Lennon—¡Todavía que te invitamos a jugar nos agradeces así!

—¡Cállate! ¡Mientes eres cruel por qué me haces esto yo nunca te he hecho daño!—dijo el rubio conteniéndose las lágrimas cuando una voz interrumpió a los chicos.

—¿Qué problema tienen ustedes dos jóvenes?— ordenó un señor bien vestido con lentes pudiéndose deducir que era el director—Han roto una ventana y tendrán que pagarla no solo con eso, sino con un castigo.

En ese momento Lennon sintió unos grandes deseos de gritarle unos insultos a Roger y de paso al director.
—Bueno ya que no recibo respuesta de ninguno de los dos se me quedan a la salida a ordenar los libros de la biblioteca clasificándolos por su contenido—finalizó el director apartándose de allí.

—¡Vez lo que ocasionas!—le gritó Lennon empujándolo yendo a su salón al escuchar el timbre. Dejando a Roger parado pensando en lo que le diría a Brian ya que ese día no llegaría temprano.

Ya a la hora de salida los chicos fueron al lugar asignado para el castigo. El silencio inundaba el lugar entre ambos chicos. Roger limpiaba las tapas de los libros mientras que Lennon leía los títulos poniéndolos en orden alfabético. Veía como el rostro del muchacho enfrente de él estaba enojado y refunfuñando cosas. No quiso entrometerse, se apartó para traer agua limpia, pero no se dio cuenta que el piso de madera estaba un poco salido tropezando y cayendo al suelo.

—¡Agh este día no puede ser peor!— exclamó el chico tratándose de levantar del lugar. Lennon lo miró burlón acercándose a él—¡Espera no me hagas nada!—rogó Roger cerrando los ojos para que ya no lo metiera en problemas.

—Tú sí que eres torpe, Taylor— le extendió una mano para que se pusiera de pie —¿Tienes tanto miedo de mí, crees que soy una amenaza?

—Lo eres—se alejó rápidamente de él sabía que esto lo hacía para meterlo en más problemas por eso se dispuso a seguir ordenando los libros. Escuchó la risa del chico a sus espaldas esto lo hacía enfurecer más, estaban castigados se suponía que seguir con su trabajo— Cállate ya es casi de noche, apúrate tengo que volver rápido a casa.

—Está bien, está bien me callaré si así lo prefieres—obedeció Lennon mirándolo de reojo. Le pareció raro que Roger dijera "casa" desde que lo adoptaron no supo que a él también lo hayan adoptado porque supo que se quedó en el orfanato hasta el año pasado— ¿Tienes casa?

Roger lo miró poniendo cara molesta girando—Si ¿Eso a ti qué?

—¿Así? ¿Quién se encarga de ti? ¿Una familia?—preguntó queriendo saber más sobre la vida del rubio, en un momento de descuido tomó la mochila del pequeño colocándole un sobre de papel mal cerrado cuidadosamente volviéndola a su lugar.

—No es una familia, pero la persona que me cuidas me quiere mucho—dijo pensando en Brian que tal vez debería estar preocupado por él porque ya era tarde— Y yo ni sé por qué te tengo que contar mi vida ya acabé de limpiarlos, me voy— apurado Roger tomó sus cosas saliendo corriendo del lugar dando un portazo, dejando a Lennon desconcertado por su actitud.

Tomó el bus escolar que afortunadamente funcionaba en la noche. Todo el camino se las ingenió para decirle a Brian una buena excusa, obviamente no le contaría lo del castigo, estaba nervioso. Brian probablemente estaría furioso con él.

Al llegar a casa, abrió la puerta lentamente asomándose para ver si estaba. Entró con cautela al departamento escuchando solo el sonido del reloj marcando las ocho.
Le pareció raro que el televisor estuviera prendido.

—¡Roger dónde andabas! Te estaba esperando porque voy a salir—exclamó Brian apareciendo en la escena. El rubio sintió nervios, respiró y trato de verse tranquilo.

—Estaba... es que el profesor nos dejó muchos ejercicios y trabajos por eso...—intentó sonar convincente, cruzando los dedos para que le creyera.

—Mejor invéntate otra excusa que suene mejor— lo interrumpió ignorando la respuesta del rubio, tomándole del brazo con fuerza—¡Dime, donde estabas! Me preocupo por ti, recién acabo de llegar a casa y no te encontré, dime— lo haló del brazo.

—Ya te dije estaba en el colegio, créeme— dijo el rubio molesto al ver que no le creía.

—Nadie, se queda hasta esta hora— lo miró analizando su rostro que lo miraba con el ceño fruncido. De repente se dio cuenta de un morado que tenía en la mejilla—¿Qué te sucedió? Estás herido.

—Estoy bien, ya déjame sino me crees haya tú—dijo el rubio tratando de soltarse. No le gustaba ver a Brian molesto por su culpa. Tenía que solucionarlo. Optó por su táctica que nunca le fallaba—Brian... qué tal si continuamos con lo de ayer.

—Déjate de tonterías ¡¿Te han castigado verdad?!—exclamó para que el rubio entré en razón y le dijera la verdad.

—Eso que interesa, mejor salúdame como siempre lo haces—le habló aprovechando que tenía sujeto su brazo colocó el otro en el cuello del mayor acercando su rostro al de él. Juntaron sus labios por un momento, pero Brian cansado ya de tanta mala actitud por parte del menor lo apartó, empujándolo haciendo que Roger caiga al sofá junto con su mochila que estando abierta calló todas sus cosas en ellas un sobre son billetes y un mensaje que decía "La pasamos bien hoy, aquí tienes tu dinero"

—¡¿Qué es esto?!— preguntó Brian indignado al leer el mensajito de la carta, lo tomó nuevamente del brazo. Esperando otra mentira.

—No lo sé no es mío no sé cómo llego ahí— habló desinteresado.

Al ver su actitud sus impulsos le ganaron lanzándole una cachetada—¡Eres un imbécil, crees que consiguiendo dinero de esta forma es mejor!

El rubio quedó con los cabellos en el rostro por la tal golpiza que había recibido. Nunca pensó que Brian lo golpearía, pero ¿Qué había hecho?

—¡Aunque tu cuerpo haya cambiado tu aún eres un niño! Ya me cansé de que siempre quieras solucionar las cosas así ¡¿No se te ocurre una mejor forma?! Ve a terminar tus tareas y cuando regrese quiero verte en la cama— exclamó Brian mirándolo con los ojos llenos de ira, ya era tarde tenía que ya estar en el bar afinando.

—Ya te dije que no sé de qué me hablas ¡No me trates como un niño—Corriendo se fue a su cuarto con lágrimas en los ojos. Brian lo dejó ir ya estaba tarde, sabía que en cualquier momento ese chiquito le iba a traer problemas y estos recién comenzaban. Tomó sus cosas cerrando el departamento con llave temiendo que el rubio saliera. Necesitaba despejar su mente e irse a relajarse con sus amigos.

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