Capítulo 16
El camino era cansado para ambos, bueno al menos solo para Brian que mantenía a Roger en su espalda hasta el momento. Su espalda le dolía infiernos pues no podía negar que su contextura no ayudaba mucho para cargar a Roger por toda la calle. Sin embargo, esta actitud fue para compensarle por haberse olvidado completamente de él. Nunca le iba a decir tremenda confusión. No era que lo olvidara porque no lo quería sino que últimamente se estaba volviendo un poco distraído y hasta a veces olvidaba que tenía a cargo a alguien. Este pensamiento ultimo lo llevaba a pensar que tenía que tomar enserio su papel como tutor responsable.
Los brazos del menor rodeándole el cuello fue la más bonita sensación pues mientras caminaban Roger no dejaba de contarle su experiencia en el colegio. Más se enfocó en contarle las pocas cosas buenas que habían en la escuela por ejemplo: ver comer a las palomas en la hora de receso o los dibujos que hacía al no prestar atención a las clases, para él fueron los momentos más pacíficos en los cuales pudo disfrutar. Obviamente no contó las malas experiencias vividas pues no quería que Brian se preocupara, además después se ocuparía de solucionar ese asunto. Trataba de pensar positivo.
—Y entonces, las palomas comieron el pan que les arrojé— contó apoyando su cabeza en el hombro de Brian. Se sentía cansado. Brian fácilmente pudo sentir el pesar que sentía el chico estando cargándolo. Todo el camino no le contó nada interesante.
—Y... ¿Hiciste amigos?— preguntó pensando que tal vez de ahí podía sacar algo innovador.
—Pues... yo sentí que el colegio fue una pesadez, vine con todas las energías del mundo, pero a lo largo del día mis energías se agotaron—dijo ignorando la pregunta por completo, hundiendo su cara en el cuello del mayor. Haciendo que este se estremezca.
—¡Roger! ¡No hagas eso!— grito apartando su cabeza con una mano mientras lo sujetaba de manera difícil con la otra a la vez que seguía caminando. Las personas a su alrededor los miraban como si fueran dos bichos raros.
—¡¿Hacer que?!—se quejó acomodándose en su espalda, empeorando la situación. Su inocencia era increíble,
—Nada, olvídalo— irrumpió aguantándose las ganas de bajarlo de una vez, respiro profundo y continuó— No me has respondido.
El chico detrás de él por instinto abrazo aún más fuerte al muchacho que lo cargaba. Al escuchar la pregunta recordó a sus supuestos ''amigos" que momentos antes había conocido. Nunca había tenía amigos así que no sabía si ellos lo eran o no . Además, nadie le había dirigido la palabra en todo el transcurso de la escuela, solo ellos, aunque no habían sido tan amigables pero quizá sea porque esos chicos tenían razón, algo debió haber hecho mal. Si eso era.
—Creo que si, unos chicos me hablaron al cambio de hora—mencionó recordando aquel instante— Bueno al principio fue solo uno— pausó al imaginar al chico con cabellos castaños con ojos color miel, sin pensarlo hizo una boba sonrisa. —Él muy amablemente me llevó a conocer a sus otros amigos, lo malo es que no me gustó el juego que intentaban hacer.
Brian se sorprendió al escuchar lo que había dicho. Había hecho amigos eso era algo nuevo nunca había visto al rubio hacer amigos era un gran avance. Estaba feliz por el pequeño rubio— Eso es genial, sigue así Rog pronto verás que cada día tendrás más amigos.
—S-sí muy pronto— afirmo de manera incomoda queriendo cambiar de tema.
Continuaron hablando todo el camino. Brian observaba con atención el rostro del rubio y como le contaba cada momento con emoción. Estaba tan concentrado en escucharlo y verlo que no se inmutó de un detalle pues al recogerlo del colegio con la preocupación del momento no se dio cuenta de los shorts pequeños que llevaba. De inmediato se acordó lo que le había dicho esa mañana de ir a comprar ropa. No le importaba si Roger estaba cansado o no. No soportaba verlo que esa diminutas ropas.
—Rog— lo llamó moviéndolo lentamente girando un poco la cabeza dándose cuenta que el pequeño tenía apoyada la cabeza en su hombro apunto de dormirse.
—¿Qué pasó?—pregunto somnoliento levantando la cabeza.
—No iremos a casa, iremos al centro comercial te hace falta ropa— le avisó Brian al chico que ya lo estaba empezando a mirar con cara fastidiada.
—Pero Brian, te he dicho mil veces que esta ropa me gusta y me queda bien. Además estoy muy cansado— reclamó dándole golpes en la espalda para que Brian cambiara de rumbo.
—¡No me golpees! No soy un animal de carga— exclamó Brian que inmediatamente lo miró con ojos cargados de ira haciendo que el rubio dejara de golpearlo y en vez de eso acariciara su espalda fingiendo una sonrisa.—¡Mejor bájate ,ya me hiciste enojar!
—¡Brian!— suplicó el pequeño. Sentía un nudo en la garganta pues según él, Brian estaba siendo fastidioso, ya que nunca lo había mirado de esa manera. El mismo sabía que a veces no se controlaba así que optó que tal vez el mayor tenía un poco de razón.
—¡Roger!— solo bastó que solo con la mirada el rubio bajara balbuceando. El más alto lo tomó del brazo a pesar de sus quejas. Afortunadamente un taxi pasaba por allí lo pararon y subieron dirigiéndose hacia el centro comercial.
Al llegar al lugar fueron directo hacia la sección de ropa para jóvenes. Brian prácticamente jalaba a Roger para que entrara a la tienda pues el rubio como siempre al hacer algo nuevo se resistía. Brian ya estaba acostumbrado por eso se dio en la obligación de hacerlo.
Entraron a una sección que a la vista era no tan colorida. En el exterior estaba pintada de una azul oscuro y detalles en manchas blancas. Había mucha ropa bonita en el aparador que daba al exterior, la ropa era modelada por unos maniquíes que estáticos hacían lucirla, pero lamentablemente esa ropa era la que estaba más cara por eso se dirigieron a la que estaba acomodada en otro aparador esta por el contrario estaba doblada y no se hacía lucir mucho.
Brian rápidamente comenzó a desplazarse por toda la tienda, moviendo anaqueles y buscando entre la gran cantidad de vestiduras que allí se encontraban. Roger estaba un poco cohibido, aquel no era su ambiente. Hubiera preferido mil veces ir a otras tiendas que vio por ahí por ejemplo a la sección de juegos que se veía más divertido. Sin embargo, solo se limitó a esperarlo sentándose cerca de los vestidores.
—¿Disculpe joven lo puedo ayudar en algo?—preguntó una señorita, trabajadora del lugar, que le sonrió de manera muy simpática a Brian.
Roger observando a la lejanía analizando la escena. Alzó los ojos al ver como la chica se le acercaba. Inmediatamente se dio cuenta que ella no solo quería ayudar, pues su sonrisa la delataba. Muy vivaz se levantó y dando saltitos se acercó a Brian colgándose de su brazo.
—Brian, tengo hambre vamos a comer— sugirió con una voz melosa— por allá vi unos restaurantes con comida deliciosa.
—Roger déjame hablar con la señorita—dijo Brian apartándolo dejando con el ceño fruncido al rubio —Si, busco ropa como para la talla de este chico—alborotó el rubio cabello del muchacho.
—Venga por aquí, esta es la sección— contestó la joven que los guió mirándolos de una manera extraña.
—Espérame sentado ¿Esta bien? pronto te daré lo que quieras—le dijo el más alto al chico que al instante como si dos bombillas de luces se encendieran, aceptó.
—¿Lo que quiera?— lo miró con sus ojos azules brillando y con una sonrisa pícara.
—Sí, sí, lo que se te apetezca— dijo Brian a la volada siguiendo a la chica e ignorando a Roger— pasea por ahí si quieres para que no te aburras, no demoraré. Toma te doy un poco de dinero.
—Como tú digas— le respondió sonriente observando el billete. Este siguió en marcha su camino dejando a Brian escoger su ropa, no le interesó mucho la chica pues al verla más de cerca se dio cuenta que no estaba a su nivel, el muchacho rio ante este último pensamiento.
Roger caminaba muy distraído por los pasillos de centro comercial. Mirando los aparadores, contemplando las cosas nuevas y bonitas que habían en ellos. Cuando pasó por unos de ellos se detuvo al divisar unos dulces en una tienda colorida. Los dulces más ricos que había visto en su vida. Ingresó a la tienda emocionado parecía un niño en navidad. Se dirigió a los anaqueles repletos de sabrosos dulces y deliciosos bombones, de todos los colores y sabores. Roger había elegido una paleta roja tamaño de su cabeza y la observaba con curiosidad. De pronto como si un balde de agua fría le cayera, escuchó una voz a su espalda que lo hizo sobresaltar.
—¿Sabías que los dulces dan caries, Roger?— la dijo la voz.
El rubio no sabía si voltear o no sabía que si lo ignoraba sería peor. Así que pensando en que debería responderle volteó mirándolo directamente a los ojos. Los ojos de la persona que tenía enfrente lo miraban con desprecio haciendo que este bajara la vista hacia sus pies tras el miedo que sentía.
El chico miraba al rubio desconcertado recostado levemente hacia atrás con los brazos cruzados. Vio de arriba abajo dándose cuenta que tenía la misma ropa que llevaba en la escuela. El castaño estaba vestido casi en su totalidad de negro y una camisa de cuello alto parecía que iba salir a algún lugar.
Roger sabía que lo iba a molestar otra vez, pero lo bueno era que esta vez no estaba con su grupo. Estaba a punto de resignarse cuando se le ocurrió una idea. Esta idea cruzó rápido su cabeza que lo hizo dudar un momento porque si no la llevaba a cabo bien sería un caos total. Accedió finalmente y decidió hacerla sabía que sería un riesgo, pero lo libraría fácilmente del fastidioso castaño. La mejor idea era asustarlo y demostrar que no le tenía miedo.
Respirando antes teniendo todo claro puso en marcha su plan.
—Sí, pero también te endulzan la vida—contestó por fin el rubio con aire medio despreocupado dándose la vuelta hacia él.
—Bueno si tú lo dices— el castaño quería verse intimidante sin lograrlo pues el rubio lo miraba como si no tuviera miedo y como si no le importara su presencia—¿Y qué haces aquí?— trató de acercase un poco más a él para asustarlo.
—Creo que todos tienen el derecho de venir aquí y yo pues decidí hacerlo—le respondió con un tono más hostil de lo que hubiera deseado—Además, he venido con mi acompañante porque necesito ropa—añadió mientras lamía su paleta.
—Ah, así que así son las cosas— le respondió enarcando una ceja inconscientemente a modo de expectativa— Me imagino a todo el colegio enterándose que esté bueno para nada tiene saliditas con alguien—agregó de manera burlona.
—¿Y eso a ti que te importa? A sí que con permiso tengo que ir a buscarlo—agregó el rubio con un poco de miedo a la reacción que tendría el otro chico pero a la vez sentía que por fin se libraría de él, pues lo dejó con cara atónita que de un movimiento brusco lo agarró del brazo, sorprendiéndose
— Este... ¡Cómo te llames! Suéltame ya no estamos en el colegio para que me sigas fastidiando— exclamó mientras con todas sus fuerzas trataba de apartarse.
—Eres un imbécil si crees que teniendo pareja hará que tu imagen cambie, estás muy equivocado ¿Quién en este mundo se fijaría en ti?— se defendió al ver que Roger lo dejaba como un inútil haciéndolo sentir peor al ver que el chico no reaccionaba ante su comentario.
Roger se limitó a contestar, pues su plan estaba funcionando a la perfección puso en marcha la otra parte de lo planeado. Guardo silencio y aguantándose la risa que tenía pues sabía que el castaño no tenía más que decir. Habló sabiendo que se arrepentiría momentos después.
—¿Celoso?— le preguntó en un tono seductor, divertido y a la vez impactante pues Roger nunca le había hablado de esa manera.
Esta inocente pregunta hizo que al chico mayor se le agrandaran los ojos de la impresión. Ese chico no era normal pensaba mientras que a pasos lentos trataba de alejarse.
Lo siento Brian, pero es para que ya no me molesten más.
En un impulso que no pudo aguantar pues la venganza lo invadió lo tomó del brazo envolviendo inmediatamente los brazos hacia el cuello del chico más alto. El castaño al principio no reaccionó pues se estaba besando con un ¡chico! que apenas conoció hace unas horas en la mañana. Trató de alejarlo pues al parecer el rubio no sabía besar tan bien que digamos. El más alto de la impresión al principio no le correspondió, pero luego no sabe cómo se dejó llevar por esos labios embriagadores. Era como si estuviera besando a una chica.
—¿A si qué? ¿Te crees que sabes besar bien? Abre la boca, inútil— ordenó mientras que lo empujaba a un rincón de la tienda que no era muy recorrido, haciendo que el rubio se asustara. No podía estar pasando esto pensó Roger, se suponía que tenía que asustarse y no lo estaba logrando estaba empeorando todo. Tenía que acabar con esto de una vez.
Alejándose e ignorando la orden paró el beso pues esto ya estaba pasando a mayores y no estaba en sus planes— Yo... yo lo siento pensé que...
—¿Qué correría del susto por estar besando a un chico?— rio ante su último comentario— Mira niño, yo también probé con chicos a tu edad— dijo esto mirando la cara del rubio asustada y un poco sudada ante el beso.
—No, yo ya me voy—se dispuso a irse su plan había fracasado y como dijo al principio se abstendría a las consecuencias. El castaño lo tomó del brazo otra vez.
—Hey, no tan rápido todavía no hemos acabado— tomándolo de la cintura lo apegó a él juntando otra vez sus labios está vez profundizando más el beso obligándolo a abrir su boca e introduciendo su lengua haciendo que sus salivas se mezclen. Roger lo golpeaba para que parara ya no quería era asqueroso.
—Para—se alejó de él— No, no ya para.
—Si tu empezaste debemos terminarlo ¿no crees?— añadió el chico con los ojos fijos en sus labios. El rubio no sabía qué hacer tenía razón él había empezado, un remordimiento de culpa hizo que se formara un nudo en su garganta. Iban a empezar a besarse de nuevo cuando una voz femenina a sus espaldas los hizo separarse abruptamente.
—¿Qué está pasando aquí?—dijo en un gritó molesto la voz. El mayor puso los ojos en blanco y volteó a encarar a la impertinente.
—¿Qué quieres ?— le preguntó el chico molesto, pero ella enfocó su vista al rubio que hasta el momento había sido tapado por el más alto.
—Tú... No esto es imposible... Me has dejado esperando hace rato como estúpida a que trajeras mi helado y te encuentro aquí con este chico— se quejó viendo al chico con asco que estaba con las mejillas rojas y el rostro agachado— Me puedes explicar qué está sucediendo, Lennon.
No lo podía creer, ese nombre. No era posible tanto tiempo sin verse las caras. Ahora sabía por qué era el blanco en ese colegio. No sabía que decir, se arrepintió de haber hecho esa barbaridad con él por qué demonios no lo reconoció. Será tal vez porque ya no llevaba los lentes. No quiso entrometerse se guardó para sí el nombre estaba impactado. Ahora tendría que soportar la discusión que tenía enfrente de él teniendo a una chica, quizás su novia, regañándolo por culpa suya. La respuesta de Lennon lo sacó de sus pensamientos.
—Nada que te importe— le contestó de mala manera mientras la miraba desafiante— Tu aquí no viste nada— le dijo por último.
—Pero Lennon yo...— refutó la chica molesta.
—Que no viste nada queda claro— añadió con voz firme.
—Si— dijo ella con una mirada amenazante hacia Roger mientras se alejaba de allí.
—Bien, yo también no vi nada— se dispuso a correr, pero un brazo la tomó otra vez.
—Roger... sabes que...—comenzó a decir cuando otra voz los interrumpió.
—¿Roger? ¿Estás bien? ¿Te está haciendo daño este chico?— preguntó Brian que apareció en la escena y lo que había visto el chico mayor sosteniéndole fuertemente el brazo a Roger mientras el trataba de apartarlo, le dejaba mucho en que pensar.
—No Brian... no es nada—dijo en tono nervioso el rubio sintiendo que la mano lo soltaba— Ya vámonos—agregó empujando a Brian para que salieran de allí y que ya no se formen más problemas. Teniendo miedo que Lennon dijera algo de lo ocurrido momentos antes. Por suerte no fue así.
Brian vio nervioso a Roger que lo jalaba mientras se alejaban del lugar. Mirando de vez en cuando hacia atrás para fijarse que no los siguieran. Dando una última mirada a Lennon que solo se limitaba a tomar el brazo de su chica sentándose en unas de las bancas cercas a la tienda. Se volteó pensando en lo ocurrido, rezando en su mente para que Brian no le viniera con preguntas.
—¿Por qué estaba que te sujetaba el brazo?— preguntó de un tirón Brian a Roger que evadió la mirada de él.
—Es que... es solo mi amigo— mintió tratando de buscar su paleta que al parecer se había quedado en la tienda tras el "agradable" encuentro con él.
—Tanto es tu amigo, para que tú intentes huir de él. Vi cómo te querías alejar— insistió Brian tomándolo de los hombros para que lo mirara y no esté distraído— Me preocupo por ti Roger.
—Te estoy diciendo la verdad, yo solo quería apartarlo porque... porque justo iba ir a buscarte, pero él no me dejaba pues me estaba insistiendo en ir a... comer— inventó Roger inflando las mejillas aguantando la risa que estaba a punto de estallar hizo una referencia ante lo dicho último, pero lo importante ahora era solo que le creyera.
Brian escuchó muy creíble esto último así que no dudó que le mentiría. Trató de ignorar el tema, cambiando a otro— Ya escogí la ropa adecuada para ti, solo falta que te la pruebes.
—¿Es necesario?—preguntó Roger desinteresado mirándolo.
—No te estoy preguntando Roger, vamos— Lo tomó del brazo, pero está vez no se resistió esto le pareció extraño pues el chico mayormente se escabullía.
—Está bien— respondió hace rato un sentimiento de culpa no lo dejaba en paz sabía que no estaba bien mentir. Tenía que disculparse, pero sin decirle la verdad una extraña forma de perdón que él no entendía.
Llegaron a los vestidores un lugar con muchos cuartos con cortinas, metiéndose a uno de ellos luego de pedir el número. Brian le dio la ropa que le había escogido.
—Esperaré afuera, si necesitas ayuda me llamas ¿De acuerdo?— le dio la ropa y se sentó uno de los bancos de afuera.
Roger ya no podía más con la culpa, tenía que recompensarle de alguna manera así que hizo lo primero que se le ocurrió. Esto ya había ocurrido en la mañana antes de ir al colegio ¿Por qué no otra vez? Además lo extrañaba demasiado.
—¿Y si necesito ayuda ahora?—preguntó de manera provocante.
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