Capítulo 14

Era un hermoso día pues el amanecer era cálido. El sol brillaba con todas sus fuerzas, dando pase a una calurosa temporada. Esa misma mañana Brian se encontraba despierto temprano era aproximadamente las 6:00am, no había podido dormir, otra vez. Como la última noche similar a la anterior, se dio un buen baño. Durante la ducha se elaboró muchas preguntas y pensamientos en su cabeza que no lo dejaban en paz, perturbando aún más la noche. Por razones obvias no quiso volver a la habitación por la que paso toda la noche en el sillón de la sala. Todo se repetía como aquella vez, las grandes ojeras debajo de su avellana mirada resaltaba mejor que nunca.

Se levantó con una gran flojera y se dispuso a hacer el desayuno de ese día, abrió el refrigerador y preparó con todos alimentos que estaban a su alcance como huevos, tocino, entre otros. No habían muchos así que planeó hacer las compras más tarde.

Por otro lado en la habitación que había dejado abandonado Brian, se encontraba Roger aun durmiendo. De a poco abrió sus hermosos ojos y lo primero que hizo fue mirar por la ventana de su habitación, costumbre que tenía desde que se había hospedado en la casa de Brian. Pudo observar las calles que deslumbraban por los evidentes rayos de sol que cada vez se hacían fuertes esa mañana.

—Buenos...— estaba dispuesto a dar los buenos días, pero vio que no había nadie en la cama del frente. No le importó mucho pues sabía que Brian se levantaba más temprano que él. Dio un gran bostezo y estiró sus brazos. Se levantó de la cama entró al baño, lavándose la cara de sueño que tenía, no optó en darse un baño pues día atrás Brian ya lo había bañado así que no había nada en que preocuparse. Luego de 2 minutos salió del cuarto vestido con unos shorts que le quedaban muy pequeños, pues los tenía desde que tenía nueve, y al no contar con ropa, solo quedaba con ponérselos. y un polo sin mangas pues el calor era muy fuerte.

—Hola Brian— saludó entrando a la cocina apoyándose en el marco de la puerta.

—Buenos días R..—no pudo terminar pues vio que la ropa que llevaba puesta le quedaba muy pequeña, pero si le sentaba bien demasiado bien para ser exactos— ¿Y esa ropa?— se volteó a seguir haciendo el desayuno.

—¿Qué? ¿No te gusta?—dijo tomando un jugo de frutas que el ruloso había dejado en la mesa minutos antes.

—No tienes otra prenda a parte de esa— mencionó conteniéndose las ganas de tomarle una foto, colocarlo en un marcó y ponerlo al costado de su cama para verlo todos los días, pero optó en guardar su compostura y seguir cocinando con lo que freía en la sartén— Si, creo que más tarde te compraré ropa, no tienes mucha ropa adecuada.

—Pero, a mí me gusta, es muy refrescante. Tu también deberías vestir así, no con esas abrigadoras pijamas, hace mucho calor aquí— sugirió abriendo las ventanas, mientras se ventilaba con ambas manos.

—Ten aquí tienes— puso un plato con el desayuno en la mesa.

—Se ve delicioso—dijo mirándolo pícaramente, tomando el tenedor y metiéndose una cucharada en la boca.

—Claro si yo lo preparé— agregó Brian de una forma arrogante. estirado un brazo alborotando sus cabellos rubios, haciendo que el chico diera unas risitas, le gustaba que Brian lo tratara así, se preocupaba mucho por él.

—Ya déjame— dijo apartando su mano— ¿No vez que me despeinas?

Por parte de Brian consideraba que vivir con el pequeño rubio su vida tomaba un poco más de responsabilidades. Con solo veintitrés años ya tenía que estar cuidando a un niño, bueno un jovencito, que poco a poco le iba tomando cariño. El único problema que tenía con el era las actitudes que tomaba en las noches, pero no era momento en pensar en eso pues se acordó que lo tenía que llevar a la escuela, se le olvido decirle la noche anterior, pero ahora ya lo sabría.

Terminaron de desayunar Brian fue rápidamente a cambiarse pues ya era demasiado tarde a la hora establecida en la escuela que se le había asignado.

— Vamos apresúrate, hoy vas a la escuela— dijo a Roger que se disponía a ver televisión, tirado en el sillón.

—¿Qué, qué ? ya te dije que no es necesario que vaya a ese lugar—mencionó cambiando los canales de la televisión.

—No, ya está dicho, hoy vas a la escuela—Por lo que el mayor a la fuerza lo tomó de sus brazos para que se ponga de pie.

—¡No quiero!— dijo pataleando

—No me importa si quieras o no, vamos— prácticamente el ruloso lo arrastraba hacia la puerta—¡Ya no estas pequeño, para que hagas estas cosas!

—¡Brian!— se resistía

En ese momento el más alto se dio cuenta que no llevaba puesto ropa adecuada— Antes que vayamos — lo dejo un momento tirado en el piso por el que el rubio se había arrastrado.—Ponte otra ropa, así no me vas.

Esto hizo que Roger se le ocurriera una idea— Voy con esto, o no voy a ningún lado.

—Agh, ¡Por qué me darás tanto trabajo está bien!— exclamó molesto pues ya no podía hacer nada ya que era tarde.

—Tomaremos el auto es más rápido —

Ya en el auto Roger se encontraba nervioso, no quería ir a ese lugar, no sabía que era, pero con lo que le había contado Brian aunque este lo hacía ver que se veía interesante, sonaba un lugar súper aburrido.

—Bri tengo ganas de vomitar, no me siento bien, volvamos—se encontraba muy nervioso movía sus piernitas descontroladamente y sus manos estabas sudorosas. Veía como pasaban las casas, eso lo hacía sentir mareado.— Bri.

—Ya basta con eso ya estamos llegando— diijo Brian ignorando a Roger, que al verlo hacer esto, se puso a llorar.— Ya llegamos.

—No, me abandones otra vez Brian, ten piedad— trató de hablar mientras lagrimas salían de sus ojos.

—No exageres Rog solo vamos a la escuela— se dio cuenta que el rubio comenzaba a llorar, estacionó el auto.

—No eres capaz de hacerlo, por favor no me dejes— suplicó Roger

—Baja, de una vez—se sacaron el cinturón de seguridad.— Se te hará tarde

—Brian... ¿Ya no me quieres? ¿Por qué me tratas así?

—Porque te quiero, tengo que enviarte aquí— le tomó una mano
tranquilizándolo.

—Lo sé lo sé, pero parece que ya no lo hicieras— dijo limpiándose algunas de las lágrimas.

—Volveré a pasar por ti más tarde—apretó su mano, al mismo tiempo que con la otra mano limpiaba sus mejillas, seguían en el auto.

—Me gusta cuando haces esto, me siento mejor—dijo el rubio dando suspiros.

—Te quiero cuídate mucho— añadió mientras le daba un fuerte abrazo y un beso en la mejilla.

—No, no hagas eso— dijo apartando su mejilla— mejor bésame como cuanto tenía nueve años, cuando nos despedíamos— Sin previo aviso Roger de un movimiento rápido ya estaba sentado encima del ruloso, con los manos ubicadas en sus hombros.—hace tiempo lo quería y no dudaría en hacerlo—susurró en su oído con toda la inocencia del mundo.

—No, no aquí no— Brian lo apartó de encima— no otra vez, hay mucha gente aquí nos pueden ver, eso sería vergonzoso ya vete. Vez, por tu culpa ya me siento más nervioso.

—Pero, si solo nos estamos despidiendo ¿Qué hay de malo?— y acercándose le dio un casto beso en los labios, pero el mayor no se contuvo al tan solo ver esos ojos hipnotizantes lo cual le respondió a un beso más profundo. Era un beso tierno y a la vez muy anhelado. Esto alegraba a Roger, el beso que él le daba era muy diferente a cuando era pequeño, le emocionaba verlo actuar así, se sentía raro, pero le gustaba. Sus labios, se movían al compás cuando de pronto Roger sintió que Brian quería ir más lejos estaba muy excitado y sin avisar como pudo intentó introducir su lengua en él.

—¡Oye! — empujó su torso y se bajó de él, limpiándose los labios con su brazo— ¿Qué fue eso?

—Pues un simple beso— le contestó un poco aturdido, nunca Roger había reaccionado así, cuando era él que iniciaba todo.

—¡Pero así no! dame mis cosas, es mejor que ya me vaya ya es tarde— salió del auto casi corriendo, no sabía que le pasaba a Brian, no sabía por qué lo había besado así él siempre lo besaba con ternura, pero esta vez era todo lo contrario.

—¡Roger espera!— rápidamente Brian salió también del auto y lo tomó del brazo— Ponte esto, así estarás más cubierto, deja de exponer tu cuerpo así te enfermas muy rápido desde que eras pequeño— bruscamente le colocó un suéter enorme.

El rubio respondió con una molesta mirada mientras veía como el más alto se dirigía a su auto para marcharse.

Dirigió su mirada al enorme edificio que tenía enfrente. Tenía cuatro pisos con una fachada con el aspecto antiguo, dicha construcción le hizo recordar cuando estuvo hospedado en aquel orfanato que lo vio crecer, sintió un nudo en la garganta. Era casi similar a ese lugar, por eso pensó que estudiar ahí no sería tan malo.

Se podía escuchar el bullicio de estudiantes de diferentes edades, despidiéndose de sus padres o hermanos. A él le dio un poco de melancolía ya que él no tenía un padre o una madre de la cual podía despedirse, pero contaba con Brian que siempre estaba presente tratándolo casi de la misma manera, casi.

—¡Roger!¿Dónde has estado? Pensé que ya habías entrado— escuchó una voz a sus espaldas.

—¡Abogada Borner!— se le abalanzó el chico abrazándola, lanzando su cuaderno.

—Rog.. Roger tus modales, recuerda ya eres un jovencito— añadió la abogada.

—Oh, disculpe— se agachó para recoger sus cosas que había tirado momentos antes. De alguna a Roger le agradaba mucho la abogada pues lo trataba siempre como un joven, muy diferente al trato de Brian muy sobreprotector e infantil— es que no sé .

—Te llevaré a tu salón, ya todos están en sus aulas. Por ser el primer día estaré observando la primera hora de clase, tu conducta, en un ambiente diferente a lo que estás acostumbrado a estar— aclaró, Roger solo asintió sin entender nada de lo que decía la abogada.

Se encaminaron por un largo pasillo que tenía una fila de casilleros rojos, los nervios lo consumían de pies a cabeza. Observaba a detalle cada rincón del lugar pues desde ahora en adelante iba a pasar la mayoría de su tiempo ahí.

De pronto, vio un joven alto, con cabello castaño y los ojos verdes acompañadas de unas pobladas cejas. Tenía la mirada fija en él desde que entró esa mirada en la cual incomodaba al verla. Miró de reojo al muchacho, pero al ver sus ojos y su expresión neutra decidió apartarla de inmediato. Se veía mayor por lo que pensó que no estaría en su grado si no años más adelante.

Se estremeció al sentir que la abogada, tomó su hombro—¿Todo bien Roger?— al parecer se dio cuenta como el chico estaba.

—Sí, solo tengo un poco de miedo por hacer esto— contestó dejando de lado, lo sucedido.

Ahí estuvieron los dos charlando hasta que llegaron al salón. Abrieron la puerta e ingresaron. El salón se encontraba completamente lleno de estudiantes, la abogada se ubicó al fondo del salón. Un profesor aguardaba sentado en el escritorio, tenía una elegante presencia. Comenzó a hablar.

—Buenos días, a todos. Para los que no me conocen soy el profesor Dan. dijo dándole una cálida sonrisa a Roger — y veo que tenemos una nueva a alumna, Señorita le molestaría ponerse de pie y presentarse— añadió Dan mientras le hacía señas con sus manos para que se pusiera de pie.

—Soy niño no niña, profesor Dan—se quejó mirándolo serio. Se escuchó una fuerte carcajada al unísono por parte de los estudiantes, por lo que hizo que el rubio se sonrojara.

El profesor al darse cuenta de aquello pidió silencio a los alumnos— Mil disculpas, no fue mi intención hacerlo sentir mal.

—No interesa ya estoy acostumbrado— se puso de pie, acomodándose su polera, todo el salón guardo silencio al verlo—Bueno, mi nombre es Roger Taylor , vivo no muy lejos de aquí— dijo mientras que al mismo tiempo se abanicaba con ambas manos, sin saber más que decir— Tengo dieciséis años, espero hacer muchos amigos— seguía abanicándose con las manos— Y espero llevarme bien con todos ustedes uff, profesor hace mucho calor aquí ¿Podría abrir las ventanas? me sofoco— habló sonriente mostrando su blanca dentadura.

Ante los rostros atónitos de sus compañeros y el profesor, se quitó la enorme polera que tenía puesta dejando ver un diminuto polo blanco sin mangas y un short negro que le llegaba a los muslos que apenas le cubría el trasero.

Soltó una risita al ver la mirada de envidia de las chicas y las miradas tontas de los chicos.

—Bueno bienvenida, digo bienvenido—dijo el profesor— En este trimestre hablaremos de temas un poco más complicados que el mes pasado...espero que para ti Roger no se te haga tan complicado, cualquier cosa que no entiendas pregúntame ¿sí?

—Está bien señor Dan— habló dirigiéndose a su asiento, amarrando su polera a su cintura.

Al cabo de una hora Roger salió del aula y con sus cuadernos en los brazos, se dirigió al salón del siguiente curso. Hasta el momento no había hablado con nadie por lo que se sintió solo, pero no esto no le molestaba pues estaba acostumbrado a estar toda su vida sin hablar con alguien de su edad. A sí que con su cabello rubio todo enredado y su descarada manera de vestir siguió con su camino. Sacó un papel donde estaba el croquis del colegio muy atento lo observaba.

Trató de entenderlo mientras caminaba, volteándolo para ver si se ubicaba mejor. Estaba tan concentrado mirando el croquis que no vio a la persona que estaba enfrente de él, cayendo ambos al piso.

—Lo siento— dijo el chico mientras se ponía de pie y recogía sus pertenencias del suelo.

—¡Idiota, no te fijas por donde caminas!— dijo un chico con cabellos castaños de ojos verdes que en ese momento centellaban de rabia, mientras se ponía rápidamente de pie.

—Ya...ya te dije que lo sentía — respondió algo apenado.

El muchacho de unos 18 años puso su vista en Roger, el menor no se dio cuenta que cuando cayó al suelo su polera se desató de su cintura y quedó tirada, llamándole la atención la ropa atrevida que llevaba.

—Vaya, vaya, no sabía que los prostíbulos abría tan temprano.

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