Capítulo 11

Las conversaciones de sus amigos, no eran lo único que lo mantenían pensando si no también, la única cosa tonta que acaba de hacer. Los miedos a cómo reaccionarían a la nueva persona que se hospedaba en su casa, esa tarde lo mantenían un tanto nervioso "Como voy a hablarles a ellos sobre Roger, no quiero causar un escándalo en este momento"

—Y bien, Brian ¿A dónde iremos?— preguntó Freddie

—¿Yo? Ustedes me han traído aquí a la fuerza— respondió indignado.

—Ay Brian no te alteres, solo estaba jugando— dijo Freddie dándole golpecitos en el hombro.

—Yo quiero comer comida italiana, por aquí a unas cuadras, hay un buen restaurante— propuso John.

—Muy bien cariño, vamos donde tú digas— dijo tomando la delantera tomando a sus dos amigos de los brazos.

No demoraron mucho para llegar al restaurante. Un lugar muy cómodo, para poder pasar el rato. Se podía sentir el rico olor a pan caliente recién salido del horno.

—Ay que sentarnos aquí, chicos al fondo porque así nadie escuchará lo que hablamos— dijo John ya acomodándose en su asiento, lo demás lo siguieron.

Dieron una ojeada a la carta, para al final solo pedir una pizza.

Minutos después se generó una charla buenísima, hablaban de sus gustos, reían mientras disfrutaban de la deliciosa pizza, solo que hubo un pequeño problema. Brian se encontraba fuera de sí, su mirada andaba pérdida, distraída. Freddie y John se dieron cuenta de ello por lo que quisieron entrar en el mundo en el que el ruloso andaba distraído.

—¡Oye! Tierra llamando a Brian— bromeó John agitando su mano al frente de su vista, haciendo que al que andaba distraído, diera un brinco. Volvió así a la tierra—¿Qué te sucede Brian? Estamos hablando de un tema muy interesante y no le das importancia— se rascó la nuca, mirando a Freddie ya no sabiendo más que decir.

El moreno entendió la señal— Cariño, ¿Qué pasa? ¿Quieres hablar de otra cosa?

Específicamente, sus pensamientos estaban ligados a algo especial, algo que en particular lo dejo así era "dejé a Rog en el baño". Lo primero que pensó es que "el chico ya está grande, supongo que habrá salido" este último lo hizo sentí más aliviado.

—¡BRIAN!—gritaron ambos amigos a la vez, pero está vez golpeando la mesa.

—Disculpen, disculpen estoy en otras, es que ya saben los...

Freddie lo miró con cara sospechosa mientras hablaba— Si ya lo notamos, Ah ya sé, ya sé lo que te está haciendo estar demasiado distraído,

—Déjame hablar Fred, deja que te explique—

—Calla Brian no es necesario— mencionó el moreno levantando una mano hacia él.

—A si es, se nota esto a leguas— siguió John con el monólogo de Freddie, bebió un vaso lleno de café.

—Es Chrissie ¿Verdad?— afirmó señalando con su tenedor a Brian, al mismo tiempo que saboreaba su pizza.

—¡¿Qué?! ¿Qué cosas dicen? No todo gira en torno a ella— evitó la mirada a ambos y estuvo dispuesto a retirarse.

Los dos chicos se miraron estupefactos—Hey Brian ¡no te molestes! ¿No podemos bromear?— preguntó John con buenos ánimos.

—John, Fred ya me tengo que ir ya, es hora del almuerzo.

—Pero, si ya comimos Bri— dudoso

—No, no, quiero decir que tengo que prepararme para salir, tengo que ir a otro lado saben— estaba nervioso no quería que sospecharan nada— Ya me voy, nos vemos mañana

—Brian querido, no nos dejes así...— suplicó Fred reteniéndolo del brazo, prácticamente jalándolo—¡Vamos, John ayúdame!—el chico que seguía comiendo su pedazo de pizza con un brazo trató de sujetar su saco no consiguiéndolo.

Brian agarró todas sus cosas como pudo. Estaba a punto de marcharse cuando se detuvo, y volteó a ver la caja de pizza, vio un pedazo sobrante—¿Alguien se lo comerá?¿ no?— lo miraban callados— ¿Nadie? Me lo llevo— agarró el pedazo y salió casi corriendo de allí.

Freddie y John vieron cómo se alejaba—Agh John, era para retenerlo. No puedo creer que nos haya dejado así por así.

John seguía concentrado en lo que comía—¡Uf! Estoy satisfecho— agarró una servilleta y se limpió— para la próxima mejor comemos sushi.

—¿¡John acaso no entiendes nada!?— ya se encontraba alterado Freddie, ocasionó que John prestara atención por miedo a las consecuencias—¡Es Brian! está actuando muy raro el día de hoy, por si no te has dado cuenta.

—¿Ah sí? Yo lo vi normal está mañana... bueno no tanto estaba nerviosito— se colocó una mano al mentón

—Vez, tengo razón en eso. Brian está ocultando algo y yo lo quiero averiguar— esto último lo mencionó un tanto fuerte—¡John!—llamó a su amigo que al parecer no prestaba mucha atención.

—¿Qué pasa Fred?¿Aún tienes hambre?— preguntó el que se encontraba distraído—Estoy lleno por ahora.

—No es eso— se acababa de acordar algo, como si tuviera un foco pequeño encendido al costado de su cabeza—Aquellos zapatos, en el departamento de Brian— trinó los dedos como si hubiera descifrado una gran pista.

—¿Qué? Su departamento no olía a mujer, Fred— dijo mirándolo incrédulo.

—No eran ese tipo de zapatos. Eran zapatillas de deporte, no eran de una mujer, ¿probablemente un niño? —sospechó Fred acomodándose en su asiento.

—¿Eh? ¡¿Qué estás queriendo decir?!— Fred lo miró como si fuera la respuesta fuera lo más obvia del mundo.

—Quiero decir que es seguro que él sea p...

—¡De ninguna manera! ¡¿No es acaso una mierda tener un hijo cuando no lo estás buscando?!— exaltado gritó John poniéndose de pie. Se alteró al pensar que si esto fuera cierto, su amigo nunca le ocultaba nada.

Fred soltó una risita— No cabe duda, él ya tiene veintitrés años— ante esta afirmación John casi se desmaya— Deacy cariño, no es para tanto, sabes cómo me gusta bromear— Freddie daba grandes carcajadas al ver como John respiraba profundo sujetándose el pecho.

—¡Me asustas Fred!.

—Tranquilízate, de todas formas Brian usa protección.

Sospechas que de a poco serán descubiertas, aunque no sea el agrado para algunas personas.

Brian llegó a casa se sorprendió que el tiempo haya pasado volando, hace unos momentos se encontraba almorzado y ya estaba anocheciendo. Qué ridiculez como no me he dado cuenta de la maldita hora. Ingreso a su departamento, como siempre se encontraba oscuro. Prendió las luces y se dirigió a la sala. No había ruido, toda la habitación estaba completamente tranquila.

—¡Ya estoy en casa!— gritó mientras encendía el televisor. Todo estaba demasiado callado, entró en pánico— ¿Roger? ¿Ya estás en la cama? Fue directo a su habitación.

"Quédate aquí hasta que te diga que puedas salir, ¿Está bien?"

—Demonios— ya no quería pensar nada. Salió corriendo al cuarto de baño.

Abrió la perilla desesperadamente. Soy un pésimo ser. Soy de lo peor.

Y ahí lo encontró, sentado en un rincón de la habitación. Sus piernas estaban pegadas a su pecho con sus brazos alrededor. En el instante que Brian abrió la puerta, dirigió sus ojos hacia él. Lo miró con esos ojos azules que al parecer se encontraban serenos. No se veía como si hubiera llorado o estuviera desesperado, era todo lo contrario, el ruloso se encontraba así.

—¡¿Rog?!

El muchacho lo miró extrañado—¿Está todo bien ahora?

—Ro...

—Te pregunté si está todo bien.

—S...si

—Entonces me voy a la cama— el rubio se puso de pie y se encaminó al cuarto, pero cuando estaba a punto de salir, sintió un brazo que lo haló y lo llevó contra su pecho.

—¡Hey, Roger!— Brian lo había abrazado, cerró sus ojos se sentía fatal, no sabía cómo un niño podía reaccionar así, si estuvo encerrado casi todo un día entero. Sintió calor y al mismo tiempo alivio al sentirlo en su pecho, como su respiración de sorpresa se escuchó.
No tenía ni la valentía de mirarlo a los ojos.
—Lo siento, lo siento tanto—lo apretó más contra si— Nunca volveré hacerte esto de nuevo, nunca.

Roger trató de alejarlo un poco lo estaba abrazando muy fuerte— ¿No era que yo no debía salir?— lo miró fijamente a los ojos—No deberías disculparte.

No entendía nada.

—Aun así lo siento, yo me equivoqué.

Mierda.

Siento muchas ganas de llorar.

La noche ya estaba presente, el cielo oscuro invadió toda la ciudad. Las estrellas acompañaban, como pequeños lunares en el cielo. Una luna siempre testigo de las ocurrencias de ambos muchachos que poco a poco a pesar que en el pasado se habían conocido, recordaban momentos esfumados. Brian, en especial, le gustó la idea de tener una pequeña conversación nocturna, ya estando acostados en sus cómodas camas.

—Aquel día, el del accidente, no le he contado a muchos, pero cuando fui dado de alta, me llevaron a un centro de atención, en donde me ayudaron a recopilar algunos, recuerdos. —Brian se encontraba mirando al techo de su alcoba mientras que Roger lo miraba atentamente con esos ojitos maliciosos.

—Oh, uh— le respondió el rubio escuchándolo—Continua.

—Era una casa residencial en donde solo habían tres personas, yo y otras cosas con más años que yo. A pesar de estar ellas allí. Me sentía tan solo. Solo de no recordar.

Roger lo miraba como este observaba el techo, ignorando un poco lo que decía.

—Me quedaba pensando que tal vez, nunca volvería a recordar. Pero... esos sueños aparecieron de la nada, cada noche...

—¿Cómo es eso?— preguntó interesado el menor tallándose un poco los ojos, el sueño ya lo estaba inundando.

—Cada día, cuando llegaba la hora de dormir, las noches se hacían especiales al escuchar unas risas infantiles, y entonces se me hacía imposible dormir... Yo estaba solo, pero sentía que aquellas risas me acompañaban y me tranquilizaban cada noche... No quería estar solo.
No quiero estar solo.

Me tienes a mí— una voz suave se entrometió, generando que Brian abriera los ojos de golpe—Cuando te fuiste ese domingo, sentí que no estaba completamente solo... algo muy dentro de mí me decía que estábamos conectados.

Bri, tú fuiste la única persona que llamaste y esa fue a quien seguí hasta hoy.

Un silencio inundó la pieza.

—Roger, ¿Puedo dormir contigo?— preguntó el más alto, que al mismo tiempo se sorprendió de lo que había dicho.

—Se supone, que eso te lo debería preguntar a ti—el rubio soltó una pequeña risita, mientras se acomodaba, dando un pequeño espacio en la colchoneta.

—Ah sí lo recuerdo— Brian se acercó hacia donde Roger se encontraba—Eras tan pequeño ese entonces— ingresó a las sábanas, finalmente quedando a su lado.

—¡Por qué sigues con eso! ¡Ya crecí!— se alejó un poquito de Brian dando brinquitos hacia un lado, sintiéndose ofendido, dándole la espalda.

—¿Puedo acercarme a ti? Quiero que durmamos juntos— como pudo Brian lo agarró y lo abrazó nuevamente con toda la fuerza que tenía.

—Basta Bri, me estas apretando y haciendo cosquillas— se removió un poco de sus brazos, pero Brian insistía

—Apretarte así es bueno— mencionó, hundió su cara en el cuello del más pequeño— Por alguna razón... hueles tan bien... como un niño.

No debió decir eso.

—¡Yo no soy un niño! Ya me cansaste duerme solo— como pudo se soltó de él, tirándole una muy fuerte bofetada.

—¡Agh, no me dejaste terminar Roger!—se quejó el ruloso, con una mano se agarró la mejilla— Quise decir que tu olor me hacía recordar a esas épocas de nostalgia cuando yo era niño.

—¡Muévete! ¡Duerme solo!

Siempre interrumpiendo los momentos felices.

"Atravesando el océano, de una tierra lejana vino, este hermoso niño"

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