𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟕


𝐈 𝐧𝐞𝐞𝐝 𝐲𝐨𝐮

𝐈 𝐧𝐞𝐞𝐝 𝐲𝐨𝐮 𝐭𝐨𝐨

Jimin estaba rondando por los salones del tercer piso. Ese día el profesor no había llegado y podía hacer lo que él quisiera. De modo qué, buscando poder estar solo, comenzó a buscar algún lugar donde poder refugiarse. No es que no quisiera pasar tiempo con Liffy o con taehyung. Simplemente quería estar solo y disfrutar de la soledad aunque sea por unos instantes.

Había empezado por el segundo piso, pero en todos los salones había una clase y un profesor, no quería molestar ni siquiera con su presencia. De modo que, sin quererlo, se encontró con las escaleras al tercer piso. Se paró frente a la primera grada y se puso a pensar en qué habría en aquel silencioso lugar. Al menos él sabía que nadie recibía clases en aquella planta.

Luego de pensarlo por mucho tiempo, decidió subir para ver lo que había. Subió todos los peldaños hasta llegar arriba. Para su sorpresa no había absolutamente nadie. El pasillo yacía desolado, el ambiente era mas oscuro que de costumbre, y por alguna razón ese le agradaba. Comenzó a caminar y vio que cada una de las aulas era mas bien una especie de club.

Miró detenidamente cada puerta. Un club de ajedrez, Club de robótica, de matemáticas, hasta que se topó con la última puerta. Una vieja puerta, se veía descuidada, no estaba arreglada como las demás, era un lugar que al parecer había sido olvidado mas que los otros clubes. Se trataba de una pequeña sala de música, apenas podía ver el interior por una pequeña ventana que había a un costado, pero que era tapada por una una especie de librera. Tomó la manija y le dió vuelta, trató de abrirla, pero había algo obstruyendo el paso también.

Jimin miró a su alrededor verificando que no hubiera nadie cerca. Tomó de su fuerza y empujó la puerta como si de una pluma se tratase. Con un poco de dificultad entró a aquel lugar y sé llenó de nostalgia al ver el mal estado de aquella habitación. Los pupitres en mal estado, algunos incompletos. Había muchos instrumentos, todos llenos de polvo. La pizarra estaba sucia y estaba forrada de telarañas. A sus ojos aquel lugar parecía muy triste y deplorable.

Se paseó por el lugar mirando mas de cerca cada cosa en aquella sala. Hasta que sus ojos se toparon con un bulto grande que estaba tapado con una sabana de color blanco. Ladeó un poco su cabeza y con curiosidad se acercó a aquella cosa. Tomó la manta entre sus manos y la jaló, dejando ver bajo aquella manta un hermoso piano de color negro. Era hermoso, y aunque los demás instrumentos estuvieran descuidados, este se veía como nuevo, como si alguien lo hubiera estado cuidando durante mucho tiempo a fin de que no se arruinara.

Miró a su alrededor por unos minutos y luego su cerebro se iluminó. Ahora el había nombrado aquel lugar como su nuevo espacio de escape. Pero primero le pediría permiso al profesor Kim para usarla, limpiarla y cuidarla. De modo que salió con rapidez del aula dejando la puerta como estaba.

Caminó hasta llegar nuevamente al primer piso y busco la oficina del profesor Kim. Cuando estuvo frente a su puerta, tocó tres veces hasta escuchar un "pase" por parte de su profesor. Abrió la puerta despacio y se adentró a aquella pequeña habitación. El profesor estaba sentado frente a su escritorio, lucía un poco cansado. Las mangas de su camisa blanca estaban arremangadas hasta los codos y miraba atentamente cada uno de los papeles en sus manos. Se notaba que era muy dedicado en todo lo que hacía.

— Hola Jimin, ¿se te ofrece algo el día de hoy?— Preguntó levantando la mirada y dedicándole una sonrisa.

— Quería hacerle una consulta — Dijo un poco tímido. Algo característico de su personalidad cuando aun no tenía suficiente confianza con alguien. Porque sí, cuando Park Jimin lograba tener una amistad estrecha todo se volvía bromas pesadas y juego rudo.

— Claro, sientate— Le dijo señalando la silla frente a él, y Jimin acató la sugerencia—¿Qué quieres saber?

— Disculpe si fui un poco impertinente y entrometido. Pero en el tercer piso vi una sala de música que parece abandonada. ¿Acaso ya no se utiliza?— Preguntó con cierto temor a ser reprendido por estar husmeando sin permiso en el tercer piso.

— Oh si, la sala de música. No se utiliza desde hace algunos años. Digamos que los estudiantes han perdido el interés en la música. Así que decidimos cerrar la sala ya que nadie la usaba. -Comentó pero hizo una breve pausa— ¿Por qué lo preguntas? —de Jimin el profesor frente a él.

— Es que esta mañana he estado ahí. Me dio mucha pena que hermosos instrumentos estén tan descuidados. Aunque debo admitir que su piano está reluciente, ¿acaso alguien ha estado cuidando de él?— Preguntó Jimin, pero Namjoon se quedo inmóvil. Ni una sola palabra brotó de su boca. Solo se quedó pensativo ante la situación que acababa de escuchar. —¿Profesor? ¿Hay algún problema?— Preguntó nuevamente sacando del trance a Kim.

— No, no lo hay Jimin. Veo que has estado visitando varios lugares de la escuela pero, en concreto, ¿qué es lo que sucede con la sala de música?— Preguntó haciendo sus papeles a un lado y mirándole con fijeza.

— ¿Quería saber si habría algún problema con que yo pudiera limpiar la sala y ordenarla durante el tiempo libre? Mañana hay una hora libre después del receso en la penúltima clase. Pensé que podría hacerlo y despejar la mente— Comentó Jimin mientras sonreía como por inercia.

— Pues, como consejero escolar me parece una gran idea. Quizá así podríamos incentivar a otros a volver a tener aprecio por la música. Tu hazlo, yo me encargaré de hablar con el director Jung— Comentó con una sonrisa y un pequeño guiño.

Jimin agradeció a su profesor por ser tan amable y ayudarle con su deseo. Se quedaron conversando por un buen momento aquel día había sido realmente lindo, pero había llegado la hora del final de clases y debía retornar a casa. Tomó su mochila y comenzó a caminar lo más rápido que pudo hacia la estación de trenes. Cuando llegó corrió para entrar antes de que la puerta se cerrara. ¡Pero, que casualidades las que le ponía la vida! Justamente el único asiento vacío era junto a Min Yoongi. El chico del olor a fresas.

Con un poco de incomodidad camino hacia ahí. Noto que Min estaba tan enfrascado en su música que ni siquiera se había dado cuenta de su presencia. En parte eso le alegraba, entre más inadvertido pasará para ese lindo humano, mejor sería para él y sus impulsos.

Cerró sus ojos en un intento de olvidar que a su lado tenía al bello chico que tanto le gustaba. Es que simplemente admirar su perfil ya era hermoso. Sentía un poco de celos porque aquel pelinaranja podía pasar mucho tiempo con el rubio. Eran tan inseparables que cualquiera pensaría que quizá eran mucho más que simples amigos.

Jimin sacudió la cabeza intentando quitar esos pensamientos de su cabeza. La imagen de Hoseok retorciéndose en el suelo mientras se desangraba le parecía atractiva. Quiérase o no, sus instintos como vampiro lo movían a ser muy posesivo con lo que quería y le gustaba. Pero ya que Yoongi y él no eran absolutamente nada, debía olvidarse de sus locas maquinaciones.

Ladeo la cabeza y se encontró con el cuello de Yoongi. Olía dulce, nuevamente la fragancia de fresas mezcladas con vainilla se hacía presente. Por un momento sintió que perdía la cabeza. Podía escuchar su respiración, la palpitación de su corazón, como la sangre pasaba por su vena principal y lo jugosa que debía ser esa sangre dulce. Esos pensamientos le extasiaban, de modo que ni siquiera se dio cuanta de que ahora está olisqueando el cuello de Min. Quien ahora se encontraba despierto y paralizado de ver a Park casi besando su cuello.

Y es que, cuando Yoongi por fin sintió los labios de Jimin en su cuello no pudo dejar de estremecerse. Pero aún así se mantuvo inmóvil en su lugar. Y así pasaron unos minutos en que Jimin escondía su cara en el cuello de Yoongi, y el otro individuo parecía un fantasma al estar más pálido de lo normal. Y no es que la compañía de Park no le gustara, ¡Oh, Claro que le gustaba! Pero habían personas a su alrededor que estaba empezando a mirarlos con malos ojos a ambos. Era una situación bastante incómoda.

Jimin inconsciente de lo que pasaba seguía oliendo la esencia que desprendía Yoongi. Pero una parte de él aún seguía viva, sus instintos no se había apoderado completamente de él. Despertó de su trance y se dió cuenta de sus acciones y de lo incómodo de la situación. Se despegó con brusquedad y se acomodó bien en sus asiento. Las puertas se abrieron de golpe y él salió casi trastabillando de lo rápido un corrió, ni siquiera volteó a ver al confundido Yoongi que aún permanecía en su asiento.

Corrió y corrió por las calles mientras las lágrimas caían por su rostro. Se sentía avergonzado. Sabía que lo que había hecho no había sido más que un descuido al no poner en orden sus instintos, pero también sabía que en parte no era absolutamente su culpa. Jimin ya no supo que pensar. Al llegar a casa se encerró en su cuarto y se acostó en la cama. Quería dormir, quería olvidarse de todo por un momento, así que se dejen caer en las manos de Morfeo, con la esperanza de que al abrir los ojos, aquello sólo hubiera sido un sueño.


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Aquella mañana Jimin había tratado de ser la persona más positiva que había en este mundo. Sabía que lo que aphasia sucedido el día anterior no había sido un simple sueño. Pero se había propuesto evitar a Min Yoongi todo lo que pudiera aquel. En el salón de clases trató de no mirarlo como lo hacía siempre. Cosa que el rubio notó, y se sintió triste al ver como el castaño le ignoraba. Y precisamente para el almuerzo prefirió quedarse solo y comer bajo el alcornoque, mientras el rubio lo observaba desde lejos en completo silencio.

Quiérase o no debemos admitir que aunque unos quisiera evitar al otro. En silencio la lejanía los mataba por dentro. Porque aunque Jimin no lo demostrara con palabras y acciones, sus pensamientos eran una histor completamente diferente. Se preguntaba qué habría respondido Yoongi en la encuesta que les hicieron esa mañana, que habría almorzado y que estaría haciendo en aquel momento. Eran sin duda dos almas tan lejanas y distintas, pero muy fuertes y cercanas.

Jimin cerró de golpe aquel libro que estaba leyendo en aquel momento. La lectura ya no tenía sentido si ahora el había empezó a divagar entre sus pensamientos y las letras y palabras no eran nada más que eso, no tenían significado en aquel momento, ya que su cabeza estaba metida en otro lado. Se levantó del gramar en el que estaba sentado y sacudió su ropa para volver a ingresar al salón.

En parte se sentía feliz porque solo faltaba una clase para que pudiera concentrarse en la salita de música de su escuela, pero también le daba nostalgia saber que serían dos horas más ignorando la presencia de Yoongi. Pero bien dicen que cuando algo te atormenta, el tiempo se vuelve eterno. Para Jimin, aquella hora había sido como estar sentado en aquel pupitre por horas en donde incluso el leve y casi inaudible sonido del lápiz contra el papel le molestaba.

Al escuchar la campaña salió disparado de aquel lugar a la oficina de Namjoon. Por suerte esta vez nadie le había seguido, ni siquiera aquel lindo pelirrubio. Namjoon le entregó formalmente la llave y también le entregó algo algunos implementos de limpieza que seguramente necesitaría en aquel momento.

Luego de todas las vueltas que tuvo que dar, como pelear con el conserje por una escoba y un trapeador, el fue directo a la antigua sala de música. Abrió la puerta y apartó las cosas que obstruían el pasó. Jimin se quedó parado un momento y analizó bien el espacio de forma que todo lo que hubiera estuviera en orden y en el llegar apropiado. Cuando ordenó sus ideas puso manos a la obra. Los primero que hizo fue ordenar los pupitres para que el espacio se viera un poco más organizado. Sacaría afuera los que estuvieran en mal estado y los reemplazaría por otros que estuvieran buenos y que nadie usara. Pero su idea fue frustrada cuando escuchó pasos acercándose hacia donde él estaba, de modo que se escondió detrás de algunos instrumentos queriendo ocultarse de quien sea que estaba aproximándose a ese lugar.

Se escuchó el forcejeo de la puerta tras de sí. De pronto sintió aquella frangancia, ¿como era posible que Yoongi también conociera aquel lugar? Parecía como si cualquiera de sus pasos ya hubiera sido calculado por Min antes de el pudiera siquiera empezar a caminar.de pronto la puerta logró ser abierta y logró ver a Min cerrándola con cuidado. No miró nada más, solo se acercó directamente al hermoso piano que estaba en la sala. Lo destapó y comenzó a tocarlo como un maestro, su melodía era hermosa, de pronto la música se detuvo de nuevo. Jimin lo observó detenidamente hasta que casi se va de espalda al escuchar cómo empezaba a tocar su canción, ¿Cómo había sido posible que Min aprendiera a tocar su canción si nunca lo había escuchado? Aunque la verdad era muy ajena a Park, él ni siquiera sabía que Min lo había escuchado cantar esa canción en el café de su padre.

Fue la tanta la emoción que en un intento por escuchar mejor la tonada. Solo logró que el pupitre frente a él cayera y lo dejara expuesto frente Min, quien había dejado de tocar y le miraba con asombro.

— ¿Qué haces aquí, Jimin? —Pregunto el mayor mientras se levantaba y recogía el pupitre caído, ya decía él que todo se veía un poco fuera de lugar.

— Y-yo, yo estoy aquí con el permiso del profesor Kim. Solo para limpiar la sala y ordenarla— Explicó Jimin un tanto nervioso. Era la primera vez que ambos tenían un acercamiento y decían más que un simple "hola y adiós"

— Ya veo. ¿Deseas ayuda? Después de todo no tenemos ninguna clase hoy. Puedo ayudarte si quieres— Dijo acomodando una silla que estaba a su alcance.

— Me parece bien— Contestó Jimin. Mientras que el otro solo asintió.

"¿Qué demonios acabo de hacer? "

Ambos comenzaron con su tarea, ahora ambos pares de brazos terminarían antes de lo que canta un gallo. Acomodaron los pupitres, limpiaron los instrumentos. Quitaron las telarañas.

— ¡Hey!— Exclamó Jimin al ver como Yoongi le había puesto un par de telarañas en el cabello.

— ¡Oye! ¡No seas vengativo!— Contestó Yoongi al ver la capa de polvo que Jimin le había tirado encima.

Nadie pensaría que en días anteriores había habido una fuerte tensión entre ambos. Ahora parecían buenos amigos. Al final del día aquella ya no era la sala sucia y descuidada de antes. Los pupitres estaban en su lugar, la pizarra estaba limpia, los instrumentos limpios y en algunos casos afinados, y los pisos relucientes. Se podría decir que ambos merecían un buen descanso por su arduo trabajo aquella tarde.

— No sabía que tocarás el piano— Dijo Jimin mientras tocaba la tapa del piano y con otras una de las teclas— Debe ser hermoso tener esa habilidad— Dijo ahora mientras le veía directamente a los ojos, era la primera vez que lo hacía después de mucho tiempo.

— Lo toco desde niño, pero deje de tocarlo hace mucho. Creo que no me sentía listo para volver a hacerlo— Comentó el rubio mientras se sentaba frente al piano y ponía sus pálidas manos sobre las teclas— Pero hace unos días por alguna razón sentí la necesidad de volver a tocar, —respiró profundo— aunque fuera una vez más.

Jimin se sentó a su lado y miró su perfil. Definitivamente Yoongi era un ser muy hermoso, y al igual que todos, también tenía un alma que parecía indescifrable. Porque aunque por fuera el siempre se viera sonriente, algo le decía que por dentro el pelirrubio se sentía atribulado por algo, algo que quizá arrastraba desde hace años.

— Siendo sincero, yo tampoco pensé que cantaras, la verdad te escuché cantar mientras limpiábamos la sala— Confesó esta vez el pelirrubio mientras veía Jimin con una pequeña sonrisa.

— Ah, eso. Lo hago de vez en cuando, a veces inconscientemente. Tal vez no tengo la mejor voz, pero me gusta hacerlo— Comentó el castaño con la cabeza gacha y una pequeña sonrisa que trataba de esconder pero que simplemente aparecía en su rostro sin explicación alguna— Hablando de eso, la melodía que tocabas antes, ¿donde la escuchaste?- Preguntó.

—Eso, eso es un secreto— Dijo Yoongi mientras tocaba tres teclas del piano haciéndolas sonar. —¿Te parece bien si toco de nuevo una pieza diferente? — Preguntó Yoongi sin dejar que Jimin pudiera refutar su anterior respuesta. Pero aunque a Jimin le importaba la respuesta del rubio, también le interesaba oírlo tocar el piano nuevamente. De modo que asintió dándole pasó a Yoongi para que tocara la pieza musical nuevamente.

Yoongi sonrió y miró las teclas. Se sentía extraño, hace mucho que no tocaba frente a alguien. Sus manos sudaban un poco y hasta cierto punto temblaban. Colocó sus manos sobre las teclas y su pie sobre el pedal. Respiró profundamente y comenzó a tocar nuevamente.

— ¿Cuál es el nombre de esa canción?— Pregunto Jimin.

— I need you— Contestó Yoongi. Y aunque Jimin quizá no lo captara, aquella era una pequeña indirecta de Min. Y es que, desde su llegada, Yoongi no paraba de pensar en él, nunca había dependido de nadie amorosamente. Pero ahora sentía la necesidad de estar a su lado, de verlo aunque fuera solo en sus clases. Yoongi lo necesitaba, ahora más que nunca.

Mientras que Jimin se sentía fascinado, ver a Yoongi tocando le transmitía paz, era hermoso observarlo. Por un momento cerró los ojos e imagino toda una vida a su lado, una vida en la cual le gustaría mimar y consentir al pequeño rubio.

"Eso es lo que ambos anhelaban en sus corazones aunque ninguno de ellos lo dijera. Ambos anhelaban una vida plena y acompañada por el compás del balz de la felicidad y el amor"

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Gracias por esperar esta actualización, lamento si me tarde un poco pero la verdad es que tuve un pequeño bloqueo mental. Pero ya ordene mejor mis ideas y podré actualizar un poco más rápido.

Ahora bien, ¿qué creen que pase con este par? ¿Se acercarán o se alejarán? Espero sus teorías xd

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