Capítulo 08

- El Mindflyer. Construyó este monstruo en Hawkins para detener a El, para matarla, y acceder a nuestro mundo.- Comienza Mike.

- Y casi lo consigue. Eso solo fue un pequeño pedazo.- Continúa la pelirroja abrazándose a sí misma.

- ¿Qué tan grande es?- El oficial se mantuvo serio y con sus brazos cruzados sobre su pecho.

- Enorme.- Contesta el mayor de los Byers. - Como unos diez metros por lo menos.-

- Sí. Y también destruyó tu cabaña.- Lucas mostró una mueca mientras miraba a Jim. - Lo siento.- Susurró.

- Vale, entonces. ¿Esa especie de araña gigante que atacó a El y se llevó a mi hermana, es como un arma gigante?- Pregunta Harrginton.

- Sí.- Confirma Nancy.

- Pero en lugar de usar, metal, tornillos, el Mindflyer hizo esta arma fundiendo gente.-

- Sí, exacto.-

Robin alzó las cejas aún completamente confundida, sin embargo, no abrió la boca para discutir nada. Ya había visto lo suficiente como para creerles.

- Oh, bien. Solo era para asegurarme.- 

- ¿Sabemos que esta cosa sigue viva?-

- El le dio una paliza, pero sigue viva.- Comenta Maxine.

- Si cerramos el portal...- Dice Will comenzando una teoría.

- Perdería el cerebro.-

- Y lo mataríamos.- Concluye Lucas. - Teóricamente.- 

- Sí, genial, buen plan, pero, ¿cuál es el plan para poder salvar a mi hermana?- Habla Steve lamiéndose los dientes, inquieto y nervioso. -

- Eso iba a decir.- Dice Max mirando a los demás.-

- No podemos centrarnos en ella ahora. Tenemos un problema mucho mayor entre manos y...- Mike fue interrumpido por el golpeado Steve

- Creo que la seguridad Jade me importa más que una araña gigante.-

- No podemos arriesgarnos a perder a más personas. Debemos trazar un plan para saber como librarnos del Mindflyer.-

- Cierra la boca antes de que decida fregar el suelo con tu lengua.- Espeta la pelirroja con odio. 

- ¡Solo digo qué...!-

- ¡Yuju!- 
Murray Bauman se acercó a ellos a paso ligero con unos papeles amarillos en sus manos. 

Al final, empezaron con el plan.

[...]

Los poseídos siguieron con la vista completamente fija en el centro comercial, esperando alguna actividad. Jade dejó de apoyarse en el capó del vehículo de Hargrove y frunció levemente el ceño al ver como sus amigos corrian hacia el coche de Nancy, esperando poder escapar de allí.
Billy encendió el coche y con furia fluyendo libremente por sus venas.

Hace unos minutos que el hermano de Jade se había ido con Dustin, Robin y Erica Dios sabe donde, pero el haberlo visto unos simples segundos, fueron suficientes para alegrarla a pesar de todo. Había intentado llamarlo, gritarle para que le ayudara. El nudo en la garganta y el monstruo no se lo permitió.

De pronto sintió todas las miradas de sus amigos puestos en Billy y ella, aterrados. Las facciones de Jade se volvió a tornar furiosa e intimidante, con el rugido del bólido de Billy como banda sonora.
Los jóvenes salieron lo más rápido que pudieron del coche, volviendo dentro del centro comercial.
Max se quedó unos segundos observando por la ventanilla trasera a su novia y hermanastro. Sus ojos oceánicos reflejaban el dolor y la enorme impotencia de no saber que hacer para poder recuperarlos. Finalmente siguió a los demás.

Jade dejó escapar un suspiro que no sabía que tenía guardado. Estaba al punto de las lágrimas. Esto no podía estar pasando. No podía ser que no estaba con su novia besándola con todo el amor que le desbordaba. Abrazando con cariño a su hermano y molestándolo a cada momento. Queriendo a su madre y decirle lo mucho que la amaba.
Sin duda que quería seguir viviendo. Pero no estaba muy convencida de que iba a pasar al día siguiente con vida. ¿Qué le haría aquel monstruo una vez que no le sirva? ¿Qué ocurre si esa cosa moría? ¿Ella lo hace con él?

De todos modos, seguir viviendo no tenía sentido sin libertad.

Caminó despacio hasta la puerta del copiloto. La había dejado abierta al salir. Se dejó caer suavemente en el asiento, sin dejar de mirar la entrada del Starcourt.

- Tú... ¿La quieres?- Consiguió hablar la parte racional del rubio.

Harrington guardó un silencio frío antes de hablar. Supo a quien se refería.

- ¿Tú la quieres?- Pregunta ella de vuelta con curiosidad.

- Sí.-

- La amo.- Finalmente responde, sin moverse ni un solo milímetro de su asiento. - Ojalá se lo hubiera dicho antes.-

Billy asintió lentamente, procesando sus palabras. Estaba convencido de que aquella chica amaba más a Max que él. Sentía vergüenza de sí mismo. A la vez, le tenis ciertas envidia a la menor. Quizás él jamás aprendería a amar como ella lo hace con los demás.

- Soy un gilipollas.-

- Lo eres.-

Billy apretó un poco el volante, enfadado consigo mismo. Si por él fuese, se habría estampado la cabeza contra este.

- Pero no lo puedes evitar. Quieres cambiarlo.-

El ojiverde movió su cabeza hacia ella, con un sentimiento de sorpresa, pero sin mostrarlo con su gesto.

- No eres malo. Eres inseguro. Estás asustado.- Jade también giro su cabeza para observarlo.

El chico sintió calidez en la mirada de ella.

- Eres humano.- Mantuvo silencio unos segundos. - Cometemos errores. Eso está bien.-

Los ojos verdes se habían nublado por la gran cantidad de agua que había en estos. No pestañeó y sin embargo pequeñas gotas cayeron despacio por sus mejillas heridas y algo ensangrentadas.

- No somos perfectos.-

Hargrove de verdad que quería decir algo. Podría aprovechar esta corta y breve oportunidad de decirle a esa chica que lo sentía, que se arrepiente de haberla tratado tan mal y de haberla amenazado cientos de veces desde que se conocen.
La gran pena de Billy no le dejaba hablar. No sentía que merecía una segunda oportunidad, porque se conocía. Sabía perfectamente que volvería a tropezarse con la misma piedra. Y no solo una vez más, si no varias. Él ya era un caso perdido.

Jade podía notar que estaba tocando la fibra sensible del chico. Quería seguir ahí, haciéndole saber que sí podía ser salvado.

Desgraciadamente, antes de que se diesen cuenta, el Mindflyer había regresado con fuerza. Se fueron nuevamente.

Billy giró su cabeza bruscamente hacia delante, volviendo a ver a Nancy, Jonathan y los niños dentro del coche. Ahora logrando arrancar el vehículo. Billy hizo rugir su potente motor completamente enojado y pisó hasta abajo el acelerador. Ambos jóvenes se pegaron al sillón por la inercia, pero no importa. No estaban ahí realmente.

"Max." Pensaron los dos estando a unos diez metros del coche familiar. Y ella ni siquiera estaba ahí.

¡¡Crash!!

Fue el aterrador sonido de un coche desconocido conducido por Steve Harrington y co-pilotado por Robin Buckley chochando contra los dos inocentes poseídos.

Billy quedó aturdido por el bruto golpe contra el volante y probablemente le quedaría un enorme moretón en la mejilla después de aquello.

La joven Harrington se golpeó fuerte contra el propio cristal del coche, quedando inconsciente al instante. La ventana se rompió en millones de pedazos de los cuales muchos de ellos acabaron clavados en su rostro, mayormente en su frente. La sangre caía como una cascada por su cara hasta formar un sueño lago en el asfalto. El temible monstruo trataba de despertarla pero incluso a él se le hacía imposible.

El coche en cuestión de segundos, empezó a prenderse en llamas.

- ¡Mierda!- Exclama Steve. - Lo siento tanto,  Jadie.- Susurra el chico. - ¿Estás bien?- Le pregunta a su copiloto, en un intento de evadir la posibilidad de que podía perder a su hermana.

- Preguntamelo mañana.- Responde la rubia con la respiración agitada.

Un rugido en el tejado del gran centro comercial alertó a los demás. Robin dejó un jadeo nerviosa y se puso de pie en el asiento, no creyendo lo que veía.
Nancy condució hasta ellos y tocó el claxon repetidas veces hacia los dos jóvenes adultos.

- ¡Suban!-

- ¡Rápido, rápido!

[...]

Jade finamente despertó. Bajó del coche, sin ponerle atención a un herido y aturdido Billy a su lado.
Limpió entre gemidos de dolor la sangre que empapaba su rostro pecoso y se quitó la mayoría de los cristales, sin escrúpulos. Lanzó un chillido al tener que sacar el pedazo más grande que se hallaba en su mejilla. Su pecho subía y bajaba con mucha fuerza.
Alzó su furiosa y fría mirada. Se encontró con tres cabelleras muy reconocidas para ella. Mike y Max aguantando a Eleven con sus brazos debido a su pierna gravemente herida.

Los tres habían tratado de salir por el aparcamiento privado. Para su mala suerte, ahí estaba Harrington, dispuesta a lograr el tan deseado objetivo del Mindflyer.

- Mierda.- Murmura Max.

- ¡Corran!- Grita Mike mientras daba la vuelta.

Max antes de irse apretó un botón para cerrar la puerta metálica. Jade trotó lo mejor que pudo. Su rabia le daba la adrenalina necesaria para poder correr a pesar de estar herida en la mayor parte de su cuerpo. Los tres amigos habían desaparecido de su vista y la puerta estaba centímetros de cerrarse.
Antes de que aquello pasase metió sus dos manos por el diminuto espacio y con todas sus fuerzas abrió la puerta nuevamente.

Su corazón iba a estallar y las venas negras de su cuerpo eran más visibles que nunca. Sus ojos tenían las pupilas tan dilatadas que parecía que su ojo era naturalmente negro y no azul claro.

Corrió por los extensos pasillos, siguiendo sus extraños instintos que el Mindflyer le había proporcionado para poder encontrarlos con facilidad.
Hasta que al fin dio con ellos. Mike y Max con Eleven tratando de llegar al final de un pasillo que a primera vista parecía no tener salida, pero que tenía un ascensor a la derecha.

En un intento de forzar su cuerpo, cayó al piso, haciendo demasiado ruido.

Los tres se giraron exaltados.

- Jade...- Susurró la pelirroja.

Mayfield dejó el brazo de El, sin dejar de observar a su novia. Estaba a punto de llorar, podía sentirlo.

- Max, tenemos que seguir.- Dice Mike.

- Sigan, en seguida los alcanzo.-

- ¿Estás segura?- Pregunta el chico caminando despacio sin soltar a El por un segundo.

Max no contestó. Mike sin embargo lo tomó como un sí y tan solo continuó trotando hasta el ascensor.

- Jade.- La llama.

La pelinegra se levantó, volviendo a limpiar su ensangrentado rostro. Esta vez, con delicadeza mientras caminaba. Se estaba preparando para quitarse a Max de en medio y poder continuar con su tarea.

- Jade, sé que aún sigues ahí.- Dice Max con la voz a un hilo de romperse. - Necesito que regreses.-

Jade estaba cada vez más cerca de ella.

- Sabes que puedes contra eso. Nada de esto es culpa tuya, Jade. Tú puedes contra esa cosa. - Su voz finalmente se rompió. - Por favor, Jadie. Regresa.-

La mano de Harrington se alzó con la intención de propinarle el golpe de gracia a la pelirroja. Pero antes de alcanzarla Max logró parar el duro golpe.
Jade lanzó un gruñido molesta.

- Jade, por favor.- Gime Max desesperada, con lágrimas cayendo como lluvia.

Cuando Maxine se quiso dar cuenta fue muy tarde. La mano libre de Jade se agarró a su cuello y realmente tenía una horrible intención.
Max abrió la boca tratando de hacer llegar oxígeno a sus pulmones. Pero el golpe que su espalda recibió contra la pared se lo sacó de golpe.
Jade cerraba su mano a cada segundo que pasaba.

Mayfield desesperada buscaba alguna solución al tremendo problema que tenía. Pero, ¿qué podía hacer ante alguien que no podía escucharla? Tenía la sensación de que iba a morir en unos segundos y jamás se había sentido tan angustiada. Creía estar saludando a la muerte, pensaba que estaba a su lado, esperando a que su garganta se cerrará del todo.

"No."

- ¿T-te acuerdas cuando me preguntaste por California?- Susurra casi sin aire la pelirroja.

Sus lágrimas seguía ahí, pero su voz sonaba más firme.

- Jamás tuve alguna razón para confiar en alguien más, pero de alguna forma vine y lograste que me abriese con alguien por primera vez. La vez que me tomaste de la mano... Sentí... Sentí lo que era la seguridad.- Max notó que el mortal agarre de Jade había dejado de cerrarse. - Tan solo me agarraste la mano, Jadie. Todos mis problemas parecían haberse solucionado cuando me tomaste la mano. ¿Cómo?-

Jade apretó los dientes con extrema fuerza. Luchaba por no hacerle daño a su pelirroja.

- Y-y... Eres...- Dejó salir un tembloroso suspiro. - Desde que te conozco me siento viva de verdad. Ya no estoy perdida. Soy más fuerte que nunca.-

Harrington no había notado las pequeñas lágrimas de sus mejillas caer. Max por su parte observaba las venas negras desaparecer lentamente. No sabía bien lo que significaba aquello. Simplemente continuó hablándole.

La pelirroja llevó su mano hasta la mejilla no herida de Jade. La acarició cariñosamente, pensando que estaba recuperando a su novia. Ante aquello no pudo evitar ladear una sonrisa.

- Me salvaste de un pozo horrible y oscuro del que pensaba que nunca iba a salír. Y-y yo...-

"No seas cobarde, Mayfield."

- Te amo, Jade. Por eso no puedo dejarte ir.-

La pelinegra dejó caer su mano, sin apartar sus ojos azules de los de Max.

- Max.-

La contraria sonrió ampliamente, aliviada de escuchar su nombre saliendo de esos hermosos labios.

Jade se dejó caer en los brazos de Max a la vez que sus ojos volvían a la normalidad.
Mayfield la aguantó como si la vida de Harrington dependiese de ella.
La menor comenzó a gemir de completo dolor y a temblar sin control.

- Max, tienes que cortar las venas de mi cicatriz.-

La chica la separó de ella con suavidad. - ¿Qué?-

- Sigue dentro de mí. Tienes que hacerlo, rápido.-

- P-pero...-

Jade le dio su navaja y se dejó caer en el suelo.

- Max, hazlo. Billy está a punto de llegar y el Mindflyer puede volver a mí.-

- No quiero hacerte daño.-

- Me lo harás si no haces lo que te pido.- Súplica impaciente. - Por favor.-

Maxine se le quedó viendo. Luego observó el cuchillo y dejó un bufido derrotada.
Antes de empezar, Mike la llamó preguntando si todo iba bien.

- ¡Enseguida vamos!- Grita Max. - Bien, esto...- Miró a su novia con cautela. - Esto va a doler.-

- Lo sé... Sólo hazlo.-

Armándose de valor y mentalizandose de que verá algo que podría hacerla desmayarse, clavó la hoja en la cicatriz casi imperceptible de Jade. Estaba recubierta por venas negras, así que encontrarlas no fue tarea difícil.

Jade lanzó un terrible alarido de dolor. De inmediato se agarró a Max y llevó su mano libre a su boca para morderla hasta dejar marcas notables en esta. Sentía que iba a desmayarse de tanto dolor que estaba sintiendo en todo su cuerpo, pero tenía que mantenerse fuerte. No podía convertirse en otra carga para el equipo en un momento tan tenso y peligroso.

- Lo siento, pequeña...- Susurró Max con lágrimas en sus preciosos ojos. - Aguanta.-

Harrington comenzó a llorar mucho más desesperada. Quería que Max se detuviese pero sabía que no podía ser.

- Solo un poco más. Ya casi no tienes nada.- Dice Max con suavidad.

De la pierna de Jade brotaba un extraño líquido negro, asemejándose con el tóxico petróleo. Fluía igual de rápido que em agua. Y a cada segundo que pasaba, Jade se sentía más débil. Pero podía notar la libertad volver a su cuerpo y mente, y no había sensación más maravillosa. Así que, esa debilidad no importaba.

Unos largos minutos más tarde, Max dejó de urgar la herida. Aseguró de no dejarse ni una sola vena.

- ¿Ya... ya terminaste?- Pregunta la pelinegra en un débil susurro, jadeando.

- Sí, Jadie. He terminado. - Jade se levantó como pudo, pero cayó suavemente en Maxine. - Mantente despierta, bebé.- Max la tomó en sus brazos, como si fuera agarrado a un niño pequeño agotado.

- Quiero dormir, Maxie... Solo quiero que esto acabe.-

- Lo sé, yo también.- Dijo mientras caminaba a paso ligero hasta donde estaban Mike y Eleven, quienes esperaban pacientemente a la pareja.

Desde ahí Jade no habló más, pero se mantuvo despierta, tal y como su novia había dicho.

Pero simplemente no pudo quedarse despierta más tiempo cuando sintió los fuertrs brazos de Billy agarrarla con fuerza y tirarla al piso como un trapo sucio.
El pie de Billy no dudó en dejarse caer con gran fuerza en un punto de rotura fácil en su pierna. El estruendoso crujido del fémur de Jade heló la sangre de todos. Harrington no gritó. No se quejó. Nada. Cerró sus ojos agotada, esperando que Billy acabase con ella de alguna forma.

Maxine gritaba a su hermanastro que por dios se detuviese, en vano.
Segundos de eso, cuando fue dispuesta a detenerlo, recibió una cachetada que la dejó inconsciente.

Cayó al lado de la pelinegra.

- M-max...- Sollozó débilmente, luchando por mantenerse despierta más tiempo.

- ¡Jade, Max!- Grita Michael antes de avanzar furioso hasta Hargrove.

Un simple puñetazo y un golpe seco contra una tubería también había dejado cao a Wheeler.
Por último, El, que alzó la mano en una busca desepserada de sus poderes, la cual jamás llegó.

[...]

Jade abrió sus ojos lentamente. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero estaba segura que no más de diez minutos. Sentía tanto dolor en todo su cuerpo, que apenas podía sentir nada.
Más ardor sintió al ver a Max en el piso.

- Max.- Se arrastró hasta ella.
Puso sus manos sobre su rostro. Su corazón se partió en dos cuando vio el maltrato de su mejilla.
- Max, despierta. Max. Maxie.- Llamó repetidas veces. - ¡Max! Max, por favor. Bebé (🤡), necesito que despiertes. Tienes que volver.-

La menor se removió un poco. Poco a poco fue abriendo sus hermosos ojos azules y su mundo había dejado de dar vueltas. Se puso de rodillas, aguantando su cabeza hasta que esta dejase de doler.
De inmediato tomó conciencia de lo que pasaba a su alrededor y alarmada miró a su novia aún en el suelo.

- Oh, no.- Susurra Max mirándola.

Jade se sentó como pudo, no queriendo quejarse para no preocupar ni alterar a la pelirroja.

- Hey.- Saluda la pelinegra con una pequeña sonrisa. - ¿Estás bien?-

Max frunció el ceño ciertamente molesta y no dudó ni dos segundos en ayudar a levantarla.
Jade en el proceso se mordió fuertemente el labio en un intento de reprimir sus ganas de gritar de dolor. La pelirroja lo había notado, pero no quería decir nada aún.
Maxine rodeó con su brazo la cintura de Jade, no permitiendo que la pierna gravemente herida de la menor tocase el suelo.

- ¿Dónde está El?- Pregunta Harrington alarmada.

Ambas chicas se miraron.
Max caminó hasta Mike y no tuvo más remedio que gritarle y darle un pequeño golpe con su pie para despertarlo. Una vez que despertó, no se quejó por la forma tan brusca de despertarlo, lo cual no era muy sorprendente en esa circunstancia.

- ¿Estás bien?- Le pregunta Wheeler a Harrington, claramente preocupado.

- No te preocupes por mí ahora, idiota.- Dice. - Tenemos que buscar a El. Billy la tiene.-

Aquellas palabras tan solo incentivaron a Mike a entrar en pánico.
Pero a pesar de ello, corrió hasta Jade para ayudarla a avanzar.

- No. Está bien. Puedo con ella.- Interviene Max.

Mike fue a reprochar, pero Jade le interrumpió.
- Es cierto. No te preocupes, ¿vale? Ve a ver cómo está ella.-

Mike a regañadientes aceptó.

- Bien. Pero dense prisa.- Y simplemente comenzó a alejarse.

Jade dejó un pequeño gruñido a la vez que  le decía a Max de avanzar.
Realmente iban bastante rápido. A unos diez metros de Michael, por lo menos. Jade había empezado a dar pequeños saltos con su otra pierna, estando a punto de soltarse del agarre de Maxine.

- Woah, woah. Jade, esto no son más olimpíadas.- Regaña.

- El está en peligro. Tendríamos que estar ahí con ella protegiéndola.- Se queja con los ojos cristalizados.

Max mostró una mueca triste, pero realmente estaba orgullosa de la empatía de su novia

- Ella está bien, Jadie. Es más fuerte que nadie.-

- Sí. P-pero...- Hizo que se detuviesen un segundo a tomar aire. - No quiero que le pase nada. No puedo permitirlo.-

- Lo sé, cariño. Pero tienes que confiar más en ella.-

- No soy Mike.- Refunfuña adorable, causando en Max un leve sonrojo.

- Puede que no, pero aún así... Sabes a lo que me refiero.-

Jade suspiró rendida y asintió.
Volvió a hacer que Max se detuviese. Harrington empujó suavemente a la pelirroja en la pared, con su puño cerrado en la camisa azul de Max. Instantes más tarde, la atrajo hasta ella con desesperación, probando sus labios con un sentimiento desconocido para Mayfield. Pero, ¿acaso iba a quejarse? No. La pelirroja sorprendida cerró sus ojos, disfrutando cada segundo de la cálida caricia.

La pelinegra se separó con los labios levemente enrojecidos. Observó a Max, quién estaba completamente roja y atontada. Pero Jade, no sentía ni una pizca de arrepentimiento o vergüenza en su ser. Había valido totalmente la pena. Porque, ¿quién podía saber si ese era el último beso o no? Nadie lo sabía.

- O-oh, Jade...-

- Lo siento, sé que no es lo más oportuno. Pero tenía que hacerlo.-

Y con eso, tan solo continuaron con su camino.

[...]

Era todo una terrible catástrofe.
El terrorífico monstruo chillando de molestia por los fuegos artificiales en su espalda. Eleven regresando a Billy a la normalidad. Jade sentada en el suelo perdiendo sangre junto a Max. El Mindflyer  recuperándose de los cohetes de celebración.

Eso último no era nada bueno.

Billy se levantó de encima de El, sin una expresión clara en su rostro. El monstruo a su vez lanzaba un agudo rugido ensordecedor.
Un enorme tentáculo una directo a por la joven Hopper. Al menos eso habría ocurrido si no hubiese sido por Hargrove, que lo detuvo con sus propias manos.

Jade no despegaba los ojos del chico. Ya sabía perfectamente lo que iba a pasar. Aquello le partía el alma y más aún porque ahora mismo no podía hacer nada en su estado por mucho que lo intentase. Sus ojos se aguaron mientras se imaginaba la reacción de Max. Quería prepararse para lo inminente.

Varios tentáculos se asestaron contra el musculoso cuerpo del chico.

Max horrorizada, grito el nombre de su hermanastro. Ya era demasiado tarde.

Billy gritó fuerte, celebrando en su lecho de muerte que, a pesar de que sería él quién iba a perder la batalla, los demás no lo harían. Eso llenó de vida por unos pocos segundos al ojiverde. Estaba feliz. Había hecho algo bueno de lo que podía estar orgulloso durante todo lo poco que le quedaba.

Finalmente, el golpe más doloroso para todos. Ese que sería el ladrón de la vida del joven Hargrove.
Billy se ahogó con aquel líquido negro que estaba en su garganta. Bajó sus brazos lentamente y el monstruo lo soltó como si no valiese nada, un peluche más para él.

Jade se levantó, quedando al lado de una devastada Maxine que aún parecía estar en shock. Era muy comprensible. La pelinegra no dijo absolutamente nada. No se quejó de su dolor. No le preguntó. Silencio.

El monstruo se tambaleó y finalmente cayó al piso. Esta vez, realmente parecía muerto. Por fin estaba extinto esa pesadilla.

Mike corrió hasta El. Ambos diciendo sus nombres con mucho alivio. El amor flotaba en un ambiente moribundo.
No era el mejor momento, pensó Jade. Pero realmente no podía quejarse.

Max caminó hasta Billy, seguida de cerca por una Jade que parecía estar siguiendo el mismo destino de Billy. Él luchaba por su vida, por poder respirar unos segundos más.

- ¿Billy?- Llama la pelirroja afligida mientras se arrodillaba a su lado. - Billy. Levántate, por favor.- Pide mientras lo sacudía suavemente. Su vocecita estaba rota en pedazos.

- Lo siento.- Fue el último aliento que dio el mayor.

Le dio una última mirada a Harrington. La chica tomó la mano de él y le dio un apretón. Le dio una débil sonrisa acompañada de lágrimas amargas. Le estaba dando permiso para poder irse. tranquilo. Aquel 'lo siento' estaba cargado con todo el arrepentimiento y el amor que le tenía a la pelirroja. Era más que suficiente.

Jade soltó un muy inaudible sollozo cuando no sintió un apretón de vuelta.
Ella dejó su mano suavemente en el suelo, destruida y frustrada de no poder haber ayudado.

- Billy.- Vuelve a llamar Max, dándose cuenta de que se había ido.

Su garganta se hizo un doloroso nudo.

- Max...- Llama su novia suavemente.

La pelinegra tomó a Max por el rostro para apartar su vista del cuerpo de su hermano. Max dejó su cabeza en el hombro de su novia y sus brazos simplemente descansaban a los lados de los costados de Jade.
Lloraba destruida, sintiendo que le habían arrancado algo de si pecho. Algo que nadie se imaginaba que haría en público. Lloraba mientras era sostenía por una chica que también estaba en sus últimas, pero que resistía por ella. La vulnerable ahora era Max, no Jade Elsie Harrington.

- Lo siento. Está bien, Maxie. Tranquila.- Susurra. - Todo estará bien, te lo prometo, amor. Lo siento mucho.-

Fueron unos largos segundos de dolor mayormente para la pelirroja.

Steve llegó corriendo al lado de la pareja. Fue ahí principalmente para ver en el nefasto estado en el que estaba su hermana. Y sí, tenía toda la razón. Estaba horrible.
Pero se le cayó el alma al piso cuando los ensangrentados brazos que rodeaban a la pelirroja fueron bajando por obra de la gravedad y no por su voluntad. Su cabeza estaba en el cuello de Max y no estaba diciendo alguna frase de ánimo para Max o al menos moviéndose.

- ¿Jade?- Llama el chico tocando su espalda suavemente. - Jade, ¿me oyes?-

Max volvió a la realidad. No estaba en el mejor humor de todos, pero eso no significaba que dejaría de preocuparse por la chica que la sostuvo en todo momento. La pelirroja la tomó de los hombros y la movió un poco, esperando algún pequeño gruñido. Cualquier cosa.

- ¿J-jade?- Susurra preocupada.

Maxine deslizó sus manos hasta la nuca y la espalda de la pelinegra. Suavemente la separó de su cuerpo. El enorme susto y la angustia repentina nadie se la podía quitar ahora. Todo lo malo parecía haberse intensificado cuando casi todo el peso de la menor estaba en sus brazos.

- ¡Jade!- Grita Steve.

Ella mantenía sus ojitos cerrados, respirando muy suave, casi imperceptible.

Steve hundido en la histeria tomó a su hermana pequeña en brazos como la bebé que era para él.
Max se levantó a la velocidad de la luz. Las lágrimas seguían cayendo a borbotones (demasiado, exageradamente) de sus ojos, pero no tenía expresión facial. Tan solo una llena de terror. La misma que tenía cuando Billy había sido apuñalado por el difunto monstruo.

Si a Jade le pasaba algo esa noche... ¿Qué sería Max después de eso?

[...]

Jennifer Harrington buscaba desesperadamente a sus dos hijos, junto a la igual de desesperada Joyce Byers. Aquellas dos mujeres con el uniforme de los rusos, perdidas y muy asustadas con todo lo que acababa de pasar, tan solo querían ver a sus hijos.

Joyce tuvo la fortuna de encontrarlo rápido.
Jennifer no. No podía estar más angustiada.

Entre todas aquellas ambulancias, coches de policía y bomberos, encontró a la pelirroja, completamente sola con una simple manta encima y una cobertura en su mejilla. Se veía muy deprimida. Tanto, que era muy contagioso en la mujer.
Corrió hacia ella, pero fue detenida por su hijo mayor.

- ¿Mamá?- Exclama confuso y feliz de verla.

- ¡Steve!- Le dio un fuerte abrazo, apoyando su mentón en su hombro. Cerró sus ojos y respiró fuerte, disfrutando del tan querido aroma de él. - Mi pequeño, ¿qué te han hecho?- Pregunta examinando su rostro.

- Es una larga historia.- Dice él cortamente.

Jenny miró a todos lados, incluso detrás de Steve, confusa.

- ¿Dónde está mi niña?-

El joven mostró una triste expresión y las lágrimas se acumularon en sus ojos.

- ¿Dónde está tu hermana, Stevie?- Vuelve a preguntar.

- Está camino al hospital. No me dejaron subir a la ambulancia porque podía molestar.-

- Oh, dios mío. ¿Qué le ha pasado?-

- Esa mierda la poseyó.- Habló una voz conocida a su lado.

La mujer observó a la pelirroja, ahora sin la manta, pero con sus brazos cruzados.

- Ella está muy mal. Perdió mucha sangre, pero... Me prometió que iba a estar todo bien.- Dice, mientras su labio temblaba. - Y ella nunca rompe una promesa.

Jennifer procedió a darle un reconfortante abrazo a Maxine.

Aquella iba a ser una noche larga.

[...]

Tres meses después...

- Turn around, look at what you see. In her face, the mirror of your dreams. Rhymes that keep their secrets. Will unfold behind the clouds.- Los cánticos de Lucas y Maxine que atormentaban a Dustin desde el incidente, dieron una pequeña pausa antes de continuar.

- Espera, ¿dijimos bien esa parte? ¿Es "unfold behind the clouds"?-

- Sí, pero lo están estropeando, así que , ¿pueden parar?-

Jade llegó de otra habitación con una caja llena y se había detenido para escuchar a su novia y a Lucas molestar por enésima vez pobre Dustin. Rodó los ojos divertida y se apoyó en el marco de la cocina, dejando la caja en el piso y cruzándose de brazos.

- Pues únete a nosotros, Dusty-bun.- Dice el chico negro mientras lanzaba un beso en su dirección.

- Sí, vamos, Dusty-bun, ¿por qué no te unes?- Añade la pelirroja con una sonrisa pícara.

- Son tan graciosos, deberían estar en Carson.-

La joven Harrington lanzó pequeñas risas que tuvo que tapar con su mano debido a la mirada que Dustin me había lanzado. Pero se había ganado una pequeña sonrisa llena de adoración de Maxine.

- ¿Podemos oír tu versión?- Pide Mayfield.

- No.-

- Por favor, solo un verso.- Vuelve a pedir sin borrar su sonrisa burlona.

- No, ni hablar. Es únicamente para Suzie y nadie más.-

Max y Lucas se miraron en silencio unos dos segundos antes de comenzar el molesto cántico.

Jade no pudo evitar reír nuevamente mientras veía a su novia quemar a Dustin junto a Lucas. Realmente extrañaba esos momentos estúpidos que la hacen sonreír en cualquier momento.

- Dejen a Dusty-bun tranquilo. No puede ser que estés tan celosa de que sepa cantar y tú no, Maxine.- Pica Jade divertida.

Max abrió la boca fingiendo estar ofendida y se levantó lentamente. Jade sabía lo que eso significaba y su cara de arrepentimiento lo reflejaba.
Comenzó a chillar agudo mientras huida de la zona, corriendo sin forzar su pierna anteriormente fracturada hacia el antiguo cuarto de William.

Miró a todas partes y comenzó a reír inocentemente al darse cuenta de que no había escapatoria. Max se dejó ver por la puerta y Jade comenzó a reír más aún, caminando se espaldas para alejarse de ella.

- ¿Cuántas veces, Elsie?- Habla Mayfield caminando lentamente hacia ella.

- Max.- Avisa retrocediendo con una mezcla de diversión y mkedo. - Max, lo siento. Me arrepiento.- Dice con sus manos alzadas. - Por favor, perdóname. No lo haré de nuevo.-

Maxine sonrió divertida antes de saltar hacia ella y agarrarla de la cintura y hacerle cosquillas en el lugar.
Jade rió desquiciada mientras trataba de quitarse las manos de su novia de allí. Y aun pudiendo quitarlas fácilmente, no lo hacía. El tacto de la pelirroja en ella se sentía demasiado bien en todas las formas.

Unos segundos después, Max simplemente se detuvo. Las carcajadas se fueron desvaneciendo lentamente, hasta solamente quedar dos sonrisas tontas.

- Te odio.- Refunfuña Jade mientras rodeaba el cuello de su novia con sus brazos.

Max suspiró suavemente, observándola como si fuese un tesoro.

- Max... ¿Te puedo preguntar algo?- Dice con cierta seriedad.

- Sí, yo me comí tus nuggets de pollo. Perdón.- Dice inocente.

- No me refería a eso.- Dice entrecerrando los ojos con una sonrisa. - Luego hablamos de eso, Maxie, no te salvarás.-

- Ugh...- Carcajeó suavemente. - Dime.-

- Aquel día, en la cabaña y en el Starcourt... ¿Lo dijiste en serio?-

Max confusa, le preguntó. - ¿De qué hablas?-

Jade se sonrojó levemente, pero se mantuvo firme. Tenía demasiada urgencia por hablarlo y no podía esperar ni un solo día más.

- La... Esa discusión con Mike. Sobre mí y El.- Dice en suavemente, causando que Max abriese un poco sus ojos. - Y en el Starcourt, cuando eso me tenía.-

- O-oh... Eso... Casi lo olvido. - Jade no dijo nada sobre eso, tan solo la siguió mirando. - No lo sé, ah...-

La pelinegra llevó sus manos hacia el cuello de la camisa de Max para jugar con él, nerviosa y tímida. Mayfield no había quitado sus manos de la cintura de la menor.

- No quería incomodarte. P-pero... Es de verdad lo que siento, Jade. Lo que dije era todo verdad.-  Susurra mirando a todas partes menos al rostro de su novia. - Lo siento. Entiendo que te sientas rara. Es algo fuerte para dos niñas de casi quince, solo... No pude evitarlo.-

- Max.- Interrumpió acariciando la mandíbula de la pelirroja con las yemas de sus dedos. - No me siento rara.- Dice mostrando una pequeña sonrisa. - No puedo quejarme. Después de todo, yo también te amo.-

Aquello hizo saltar a Max un poco.
Miró a Jade directamente en sus ojos azules, buscando algún rastro de mentira en ellos.

- ¿Q-qué?-

- ¿Por qué tan sorprendida? ¿Eres la última en enterarte?- Contesta la pelinegra ocultando su timidez.

- ¿Me amas?-

- Sí, Maxie. Te amo.-

Mayfield respiró muy hondo, mientras sus ojitos inocentes se aguaban lentamente. Costaba mucho trabajo procesar esa frase, pero se sentía tan bien escuchar aquellas dos simples palabras.

- ¿Puedes... Puedes decirlo de nuevo?- Pide en un susurro y con su corazón casi queriendo salir de su pecho.

Jade sonrió con ternura y volvió a abrazar el cuello de su novia. Se acercó a su oído, no sin antes besar suavemente su mejilla.

- Te amo.- Susurró.

Se separó de ella despacio, con unos pocos centímetros de distancia entre sus rostros.
Max no resistió más. Acabó con la distancia y acarició los labios de Jade como se merecía.
No se sentían igual que siempre. Y no es que los besos de Jade se hayan sentido mal o raros de antes, no. Pero Max se había dado cuenta de que los besos de amor recíproco realmente te hacían sentir incluso más lleno y pleno. Sentía que podía con todo y mucho más.

Ambas se separon despacio, aún con sus ojos cerrados.

Ahora todo tenía sentido.

[...]

"Hay algo de lo que he querido hablar con ustedes dos. Sé que es una conversación difícil, pero me preocupo mucho por ustedes dos. Y sé que se preocupan mucho el uno por el otro, y es por eso que es importante que establezcamos estos límites en el futuro para que podamos construir un ambiente donde todos nos sintamos cómodos, confiados y abiertos a compartir nuestros sentimientos...

Sentimientos. Jesús.
La verdad es que durante mucho tiempo había olvidado lo que eran. He estado atrapado en un lugar. En una cueva, se podría decir. Una cueva profunda y oscura. Y luego dejé algunos Eggos en el bosque y tú entraste en mi vida. Por primera vez en mucho tiempo, empecé a sentir cosas de nuevo. Empecé a sentirme feliz. Pero últimamente, supongo que me he sentido distante de ti. Como si te estuvieras alejando de mí o algo así.
Extraño jugar juegos de mesa todas las noches, hacer extravagantes Eggos de tres pisos por la mañana, ver juntos los Westerns antes de dormirnos.

Pero sé que te estás haciendo mayor, creciendo, cambiando. Supongo que, si soy realmente honesto, eso es lo que me asusta. No quiero que las cosas cambien. Así que creo que tal vez por eso vine aquí, para tratar de detener ese cambio. Para retroceder el reloj. Para hacer que las cosas vuelvan a ser como antes. Pero sé que eso es ingenuo. No es así como funciona la vida. Se mueve, siempre se mueve, te guste o no. Y sí, a veces es doloroso. A veces es triste. Y a veces, es sorprendente. Feliz.

Así que, ¿sabes qué? Sigue creciendo, niña. No dejes que te detenga. Comete errores, aprende de ellos. Cuando la vida te haga daño, porque lo hará, recuerda el dolor. El dolor es bueno. Significa que estás fuera de esa cueva. Pero, por favor, si no te importa, por el bien de tu pobre padre, mantén la puerta abierta tres pulgadas.

- Papá."

[...]

Ahí se acabó todo. O al menos Jade lo sintió así. A pesar de la promesa que se había hecho el grupo de mantenerse unidos, ella sabía perfectamente que se rompería al cabo de dos años. Puede que solo meses.
Siempre supo que algún momento así llegaría y sabía también que tenía que estar preparada para eso.

Despedirse de Eleven fue más difícil de lo que esperaba. Le pesaba mucho el pecho cuando le dio aquel fuerte y estrecho abrazo, que lo sentía más como una despedida permanente que una temporal. El me decía que no llore, que siempre estaría con ella pasase lo que pasase. Pero es que no podía sentir nada. Algo iba mal. Quizás era la idea de que alguien que la mantenía tan protegida como El hacia se fuese muy lejos, le aterraba.
Sabía que Max estaba siempre ahí, con ella y se sentía muy mal por pensarlo. Pero alguien que lleva vulnerable tanto tiempo no sabe ni protegerse a sí mismo.

- No quiero te que vayas.- Susurra la pelinegra entre lágrimas, abrazando por última vez a su mejor amiga, casi hermana.

- Lo siento, Ede.-

No supo en que momento El la superaba en altura. Eso también la hacía sentir protegida.

- Pero no dejaremos de ser amigas. Siempre estaré contigo. Te llamaré todos los días y me aseguraré de que estés bien.-

Jade apretó más a la castaña contra ella, negándose a perderla en ese instante.

- Te amo, ¿si? No llores más, Ede.- Murmura Hopper acariciando su espalda.

Harrington se separó del todo, secando sus lágrimas rápidamente con sus pallas muñecas. Forzó una sonrisa, que salió más como una mueca.
El 'te amo' dicho por otra persona que no era Max se sentía raro, pero genial.

Eleven se subió al camión de la mudanza junto con Joyce, mientras que Will se había subido con su hermano en el coche.

Jade se quedó ahí parada, notando su corazón encojerse a medida que el camión y el coche de alejaban de la casa vacía.

No pudo aguantar más las lágrimas nuevamente y simplemente se giró hacia Max y se hundió entre sus protectores brazos. No hizo ruido al llorar no queriendo llamar mucho la atención y no molestar.
La pelirroja acarició suavemente las dos trenzas boxeadoras de su novia, en un intento de calmarla.

Los demás comenzaron a subirse en su bicicleta sin decir mucho, despidiéndose  y dirigiéndose a sus respectivas casas.

Mientras, Max y Jade habían quedado en ir directamente a casa de los Hargrove por quinta vez en la semana.

Susan ya sabía de la relación romántica que las chicas mantienen. En un principio la mujer estuvo a punto de desmayarse del disgusto frente a dos miradas confusas pero no sorprendidas. Y hoy, dos meses después la mujer parecía haberlo aceptado e interiorizado bastante bien, hasta tal punto de querer a Jade como la hija que nunca tuvo. Eso hacia que Max saltase de alegría.

Cuando entraron en la casa, se habían dado cuenta de que nadie estaba en casa. Eso era simplemente genial. Aquello significaba estar todo el día abrazadas en el sofá, viendo una película, sin un padrastro borracho que las molestase... O para que engañarse: En la cama de la pelirroja besándose y jugando un poco con la otra, hasta tal punto de que se obligaban a parar estando enrojecidas y llenas de decenas de cariñosas marcas. Lo más extraño es que era Jade quién solía empezar aquello.

Harrington se quitó los zapatos y los dejó a un lado de la puerta, ordenados. Justo lo contrario de Maxine, que los había tirado y habían quedado al revés en medio del salón.
Jade lanzó una risita que Max alcanzó a oír.

- ¿Qué? ¿De qué te ríes?- Pregunta la pelirroja con una pequeña sonrisa dubitativa.

- No hay dudas de que por qué tu madre me prefiere.-

Max jadeó dramática y sin perder ni un segundo la tomó como si fuese un saco de papas. Jade entre risas le pedía que la bajase. De vez en cuando la nalgueaba tan solo para molestarla aún más.

- ¡Jade!- Chilla la pelirroja al sentir una nalgada. - ¡Ugh! Eres muy molesta.-

- Y tú una aburrida.-

Una vez en el cuarto de Mayfield, esta la tiró en la cama y se subió encima. Jade le guiñó un ojo, quedando extremadamente adorable para Max.

- Creía que eras la más seria del grupo.- Pica divertida.

- También puedo ser una bebé.- Recalca. - Ahora, quiero besos.- Dice mientras lanzaba besos al aire con los ojos cerrados.

La pelirroja carcajeó dándole un corto beso en los labios, para después levantarse de la cama.

- ¡Oye!- Se queja la pelinegra necesitada de amor.

- Vuelvo rápido. Voy al baño.-

Jade se quedó ahí, suspirando suavemente mientras miraba al techo pensando en el triste día de hoy. No supo muy bien por qué se estaba comportando como una niña pequeña necesitada de toneladas amor después de todo lo que había pasado.
Nada había vuelto a la normalidad, pero todo el mundo parecía haber querido olvidarlo. Ella no podía hacerlo tan fácil. Tenía pesadillas casi todas las noches. Su ansiedad que al principio no era un gran problema para ella, se había vuelto el mayor de sus enemigos. Su pierna no paraba de recordarle todo. Absolutamente todo.

Tres meses no son suficiente para curarte.

Abrumada con tantos pensamientos de golpe, se levantó de la cama.

"Max lleva mucho en el baño." piensa.

Caminó despacio hasta la puerta del baño. La llamó suavemente al darse cuenta que ni siquiera había pisado el baño.

Hasta que la encontró en la habitación de su difunto hermanastro, sentada en su cama.
Lágrimas en los ojos oceánicos de su pelirroja. El dolor y el hueco vacío se reflejaban perfectamente en ellos.

- ¿Maxie?- Susurra yendo hasta ella.

La nombrada alzó la mirada y sonrió lo mejor que pudo.

- Está bien, Max. Estoy aquí.-

Se colocó detrás de ella, abriendo sus piernas y rodeando a la pelirroja con ellas por su abdomen. Sus brazos se rodearon por su pecho, agarrando a la pelirroja por sus hombros.
Dejaba besos en la nuca de su novia, mientras le repetía constantemente que la amaba y que podía llorar tranquila frente a ella.

Y así lo hizo.
Max lloró quebrada entre los brazos de Jade.

Nada había vuelto a la normalidad en tres meses.

- Te amo.-

---

y...

se acabó.

7000 palabras mmmmmm :0000

espero que hayan disfrutado de esta temporada con estas dos lesbianas desastrosas (como yo) tanto como disfruté yo de escribir su historia 🥰

jax harryfield    ---->   nombre para este ship 💅🏻😌

LAS AMO DEMASIADO O SEA- NO, 'TOY EN SHOCK

- deli 🏳️‍🌈🤡

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