Capítulo 07

Narra Max

Y por fin acabé mis maletas. Eran por lo menos tres maletas. Pero no se confundan, dos de ellas eran con mis discos, posters, y por su puesto mis skate. Nos iríamos mañana por la noche. Ya me habían alistado en el instituto de Hawkins para el próximo curso y me acoplaría a mi clase a mitad del segundo trimestre más o menos. Mamá dijo que los primeros meses que estuviésemos allí, será principalmente de adaptación para que consiga amigos y me aprenda las calles y el camino de vuelta a casa. Pero, error, ella parece que no me conoce. Yo no sé hacer amigos.

- ¿Tienes todo preparado?- Pregunta mi madre entrando a mi habitación sin tocar.

- Sí, pasa, sin problemas. Las puertas no existen.- Dije irónica mientras rodaba los ojos.

- Alístate, salimos en media hora. Vamos a ir en coche hasta nuestra nueva casa.- Sale de mi cuarto, dejándome con la palabra en la boca.

- Mamá, tu eres consciente de que no voy a hacer amigos allí, ¿verdad?- Paré la puerta antes de que se cerrase en mi cara.- Digo, porque tienes prisa por irte pero no por eso harás algo.- Me crucé de brazos sin apartar mi vista de ella.

- Quizá sí harás, a no ser que no te quites esa idea tuya de que te gustan las niñas.- Sabía que eso iba a ocurrir.- Escucha, cielo.- Se acercó a mí y me tomó los hombros con una dulzura algo forzada.- Estás en una etapa. Estás confundida y es normal. Solo tienes doce años, verás como en unos meses desaparecerá y te aclararás.-

Me quedé en silencio unos segundos. Miré hacia abajo para no mirar a mi madre a la cara. Mis manos agarraron con cuidado las muñecas de mamá, para después quitarlas de mis hombros. Volví a mirarla a los ojos con dolor. Ella parecía haber borrado todo rastro de esperanza que me volvería hetero de nuevo.

- ¿Por qué no lo aceptas, mamá?-

- Alistate.- Y ella tan solo me dejó allí sola, sin responder a mi cuestión.

Narra Jade

- Muerta.-

Bárbara está muerta. Se ha ido. Esa cosa se la llevó.

- Muerta. Muerta.- Decía Eleven sin parar.- ¡Muerta!-

- Tranquila. Está bien.- Joyce intervino agarrando su mano.- Está bien. Tranquila, estamos justo aquí cariño. No tengas miedo. Estoy aquí contigo.- Comenzó a hablarle con suavidad.- No pasa nada, estás a salvo.-

La voz de El se fue minimizando hasta simplemente guardar silencio de nuevo. Su respiración volvió a ser lenta. Joyce la había relajado. Normal. Ella era como la madre que personas como Eleven merecían de verdad.

- Castillo Byers.-

La mujer abrió la boca y miró hacia todos allí presentes. Estuvimos atentos a cada acción que hacía nuestra amiga. Unos desesperantes minutos de silencio invadieron todo el gimnasio.

- ¿Will?-

Joyce jadeó y yo no evité sonreir de alegría.

- Dile que voy a por él.- Dice Byers.- Mamá viene a por ti.-

- Date prisa...- La débil voz de Will sonó a traves del Walkie-Talkie.

- Vale, escucha. Di-dile que se quede donde está. Qué ya vamos, ¿vale? 

De un momento a otro lo único que se escuchó fue a El gritando por Will, llamándolo desesperada. Su cuerpo comenzó a moverse y a retorcerse un poco y su respiración era fuerte. Volvía a tener miedo.

- El.- La llamé.

Ella despertó de un sobresalto. Se sacó las gafas y las tiró a un lado mientras jadeaba cansada y asustada. Entre Joyce y yo la sostuvimos. Tratamos de relajarla. O más bien, Joyce. Yo guardé silencio. Yo no era la más indicada para sacar a flote mis dotes maternales, porque eran más bien nulos en comparación con una madre que ya ha tenido a dos hijos.
La sacamos de la piscina entre las dos. Mike, Dustin y Lucas fueron a por mantas para ella y para mi. Porque me había empapado un poco la camisa por El.

Los adultos se fueron. Más Nancy y Jonathan. Estábamos completamente solos en el gimnasio. Con Eleven apoyada en el hombro de Mike. 
Me levanté de las gradas para buscar a la hermana de Mike y a Jonathan. Los busqué por cada rincón del recinto, pero no había rastro de ellos.

- Se han ido.- Exclamo mientras entro de nuevo al gimnasio.

- ¿Qué?-

- Nancy y Jonathan. El coche no está.-

- Estarán por ahí besuqueandose.- Dice Dustin restandole importancia.

- Claro que no.- Digo disgustada.

- ¿Se fueron con el jefe?-

- No lo sé.- Mostré una muestra de obviedad.

- No.- Dice El observándome.

- ¿Qué? ¿Los viste? ¿Sabes a dónde fueron?- 

- Sí.-

- ¿Dónde?-

Eleven no dejó de mirarme. Su mirada ya me decía donde estaban pero preferiría que me lo dijese con palabras.

Qué no hayan ido a por el Demogorgon. Que no hayan ido a por el Demogorgon...

- Demogorgon.-

Well, shit.

[...]

Narradora

- Chicos, es de locos. No podemos quedarnos esperando.-

- Mike, recuerda que somos fugitivos.- Discute Lucas.- Los malos siguen buscándonos.-

- Exacto, y ni siquiera sabemos donde está tu hermana ni Jonathan.- Dice la ojiazul.

- El puede encontrarlos.-

- Mike, mírala.- Jade señaló a la cansada niña y Mike la miró.- Debemos ceñirnos al plan de Hopper: Nos quedamos aquí ocultando a El y protegiéndola. Eso es lo más importante, ¿recuerdas? No le pasará nada. Está con Jonathan.-

- Sí, ella ahora es una badgirl, así que...- Dustin se levantó.

- ¿A dónde vas? ¡Estuviste de acuerdo en ceñirte al plan!- Exclama Wheeler.

- Eso hago. Solo voy por puddin de chocolate. Phillys, la del comedor las esconde siempre.-

- ¿Es en serio?-

- ¡El necesita recargarse!- Grita Dustin.

Lucas fue tras el y Jade se quedó en el sitio riéndose por lo bajo. Luego se dio cuenta de que estaban Mike y El. Era obvio que debía irse de allí. No sin antes hacer algo.

- Mike.- El chico la miró.- Ven.- Mike caminó hasta su lado. Jade se acercó a la oreja del pelinegro.- Bésala.-

- ¿¡Qué!?- Exclama.- ¡No me gusta El!- Susurra.

- Vamos, Michael. No puedes evitar sonreír como estúpido cuando andas con ella o cuando estuvo apoyada en ti, casi te desmayas.- Mike iba a debatirle, pero se dio cuenta de que era cierto.- Te aseguro que El también siente lo mismo. Pero por Dios, Mike, bésala. Ella necesita a un chico como tú, Wheeler.- Le sonrió sincera.- Me encantaría ser la madrina de bodas y de vuestro futuro bebé, ¿puedo?-

Las mejillas pecosas de Mike se tornaron rojizas.

- Suerte.- Dice dándose la vuelta.

- Espera, Jade.-

- Dime.-

- Nunca he dado un beso...- Dice apenado.

- Solo hazlo. No lo pienses. Ella tampoco habrá dado un beso. No tienes nada que perder, Mike. Lo máximo que puedes perder será... No lo sé. Ya déjame y no molestes.- Jade lo empujó juguetona.- Hasta ahora tórtolos.- Y por fin dejó a la pareja solos.

Jade fue hasta sus amigos. Estos tomaban decenas de packs del delicioso postre de chocolate. Los chicos estaba muy contentos, Jade tan solo los miraba sonreír, y una parte de ella era feliz. Tal vez era un privilegio de tener amistades.

- Es una mentirosa total.- Hace una pausa y se gira.- ¡Mike, hemos encontrado el pudin de chocolate!- Volvió a girarse. 

- ¿Es necesario que grites de esa forma? Jesús.- Comenta Jade agarrando algunos postres.

- Claro que es necesario.- Se defiende Dustin.

- Claro que no. Tampoco están tan lejos. Además, les interrumpes el momento romántico.- Regaña la chica.

- Me apuesto veinte dólares a que no la besa.

- Apuesto treinta a que sí.- 

- Estoy con Ede.- Apoya Dustin.

- Saben que me van a dar cuarenta dólares, ¿no?-

Por fin había llegado ese momento del día en el que podrían descansar un poco. Reírse entre ellos, contarse algo que no tenga que ver con la locura que ha ocurrido en la última semana. A los chicos les venía bien momentos así en dichas circunstancias. Y sobre todo para Harrington. Ella ya parecía haberse olvidado un poco de su hermano y de su ansiedad.
Aquellos tres guardaron silencio al escuchar murmullos del gimnasio por parte de sus amigos. Se miraron entre ellos. Abrieron la puerta mínimamente para observarlos.

-...al Snowball vas con alguien que... Bueno... Qué te gusta.-

"Ese es mi Michael Wheeler."- Piensa Jade con una sonrisa plasmada en el rostro.

- ¿Una amiga?-

- Una amiga no. Alguien como...- Mike puso una mueca pero no despegó la vista de la joven.- Alguien como...-

Y Mike se atrevió. Él realmente lo hizo.

- Nos debes treinta dólares, Lukita.- 

[...]

- ¡Chicos, chicos!- Mike vino muy exaltado y casi del todo pálido.- Nos han encontrado.- 

Narra Jade

Algo que sinceramente nunca llegaré a entender será, ¿por qué los mejores momentos son tan efímeros? Los vives, los sientes y se van con las mismas. Sin embargo, los peores momentos llegaban, los vivías, los sentías, y se quedaban contigo el resto de tu día, semana, mes o años. No era justo, joder.

Salimos corriendo del lugar. Mike agarró fuerte de la mano a El. Era tierno, pero no era el momento más indicado.

- ¡Por aquí!- Exclamé.

Estábamos por salir. Ahí estaba la gloriosa puerta de cristal que nos llevaría a lo que podría ser nuestra segunda oportunidad de vivir. Pero un grupo de agentes me hicieron tomar otros planes completamente distintos a los que yo tenía planeado. Paré a todos mis amigos y les comencé a empujar para que retrocedan.

- ¡Atrás, vamos!- Grité.- ¡Corran!-

- ¡Los tenemos!- Exclaman los malos.

Corrimos por el mismo sitio de antes. El primer pasillo estaba bloqueado por esos hijos de puta. Decidimos ir por otro corredor pero este también estaba controlado por ellos. 

- Alto. ¡Quietos!-

- ¡A la izquierda, rápido!- Grité.

Una mujer rubia junto con decenas de hombres nos volvieron a cortar el paso. Ahora si que estabamos jodidos. Más me di cuenta de eso cuando vi que alzaron sus armas y a mí me empezaba a faltar respiración.

Miré a El para distraerme. Iba a usar sus poderes. Va a hacerse daño.

- El, no. Vas a hacerte daño.- Ella no me respondió.

Miré a nuestro alrededor. Los que nos querían dañar se habían quedado inmóviles, como unas estatuas. En segundos, sangre comenzó a brotar con rapidez de los ojos y narices de todos excepto de nosotros. Un desagradable sonido a cerebros aplastándose resonó por todos sitios cuando El dejó de fruncir su ceño. 
Luego, El desfalleció.

Narra Max

Aquí estábamos la familia perfecta. Mi padrastro amargado de su propio trabajo y con un hijo de casi diecinueve, el cual a repetido múltiple de veces y al parecer seguirá haciéndolo. Luego iba Billy, el desastre de mi hermano que se piensa que es sexy y guapo por fumar y por tener ese pelo extraño en su cabeza. Un descerebrado total que me odia y viceversa. Mamá. Esa mujer que vive encerrada en su propio mundo ideal, que hablaba todos los días con sus amigas de la falsa y vacía fantasía de su mente, añadiendo a esto, una mujer que parece no querer aceptar lo que hay alrededor a veces. Y por último y no más importante, Maxine. Una niña pelirroja que está cansada de su padrastro y de su hermano. Nada más que eso.

- ¿Falta mucho, Neil?- Digo aburrida.

- Quedan unas treinta y tres horas de viaje.- Contesta él sin mirarme.

Eso es lo mismo que decir un día y medio, más o menos.

Yo ahora mismo me quiero salir del coche en marcha. Quiero quedarme aquí. No estoy ni estaré lista para cambiar de aires de una forma tan brusca. ¿Por qué nadie me escucha? ¿Por qué? ¿Es por mí? ¿Por Billy? Mamá, ¿por qué me odias?

Narra Jade

- ¡¡El!!- Grité.- Ayudenme a tomarla. ¡Ayudenme!- Grité desesperada.

Dustin me ayudó a tomarla entre mis brazos. Nos fuimos de allí lo más rápido que pudimos. Al Demogorgon no le demorará mucho en matar a todos ellos. Teníamos que buscar un lugar seguro. 

- Lo siento. Ya casi estamos, El. Aguanta. Estamos junto a ti, aguanta.-

Nos dirigimos sin detenernos al aula de ciencias. Lucas y Dustin formaron una pequeña camilla para poner a la agotada El. Mike y yo nos pusimos a su lado, socorriendola. Pero fue él quien agarró sus manos fuertemente.

- Aguanta un poco más, ¿vale?- Habla Mike fingiendo estar algo tranquilo.- Se fue. El malo se ha ido. Pronto volveremos a casa y mi madre... te dará una cama exclusivamente para ti. Podrás comer todos los Eggos que quieras.

- Y haremos cientos de pijamadas y te daré todas las cintas que quieras.- Digo con lágrimas amenazando con escapar de mis ojos.- Y-y podrás ir al Snowball con este idiota...- 

Los ojos cafés de Eleven también se llenaron de lágrimas. Me miró profundamente. Aquello provocó que llorase aún más.

- ¿Lo prometes?- Pregunta con la voz temblorosa.

- Lo prometo.-

El emotivo momento fue interrumpido por el rugido de aquella cosa. Miramos todos hacia la puerta con miedo. Los últimos disparos. Los últimos gritos de agonía y dolor que emitían los malos por culpa de ese monstruo. Pero seguía vivo. Maldición, seguía vivo.

El demogorgon irrumpió en la sala. Nuestra sangre se heló y nuestro corazón se paralizó. 

- ¡Mierda, joder!- Exclama Dustin.- ¡Lucas, saca el tirachinas!-

- ¡Sacalo!- Grité.

Lo único que se oían era un barullo que apenas podía entenderse con claridad lo que decíamos. Le gritamos a Lucas que sacase las piedras. Luego me gritaron a mí para que les diese las putas piedras. Luego gritamos que le disparase. Pero, dios, ¿¡qué coño íbamos a hacer con un estúpido tirachinas y unas tontas piedras contra un enorme monstruo con la capacidad de comerse a dos humanos a la vez!?
Lucas lanzó la primera piedra. También la segunda, pero adivinen; ninguna hizo absolutamente nada. La tercera, la criatura fue estampada contra el pizarrón. 

No puede ser que unas piedras hayan hecho eso.

El paso entre nosotros. Sus ojos estaban marcados por venas, sus oídos sangraban y su nariz igual. 

- Eleven.- La llamé y traté de agarrarla.- ¡El, no!- Sus poderes me inmovilizaron.
Mike también reaccionó.

- ¡Eleven, para!- El lanzó a Mike hacia atrás.

Traté de moverme con todas mis fuerzas pero ella era mucho más fuerte. 
Caminó hasta esa cosa. Estaba aterrorizada. Ella está muy débil. Puede pasarle algo.
El me soltó, pero no fui tras ella. Era consciente del grado de peligro que supondría si me acercase. 
Su mano se alzó. Su cabeza se giró para mirarnos a todos y cada uno de nosotros. No. No. No.
Me miró y dio una diminuta y amarga sonrisa.

- Goodbye, Ede.- 

No.

No.

Lloraba en silencio. No puede ser.
Mike también lloraba. Lo sentía.

El volvió su mirada al frente. Estaba cara a cara con el mismísimo mal en carne. Ella no tenía miedo. Ya no más.
Un desagradable sonido hizo aquella cosa cuando el frunció más su ceño. Un agudo grito que se clavó en nuestros oídos como si fuesen taladros a centímetros de nuestras oreja. Luego, ella se unió a su grito. Eso último hizo que cerrase mis ojos. No podía ver como sufría.
Su salud. Su vida. Se estaba yendo. Ella se iba.
El...

Minutos después, se hizo el silencio astral.
Abrí mis ojos. No había nada. Solo mis amigos y yo.
Mike se levantó del piso. Me miró sin parar de llorar. Mike...

- ¿El?- Llamé aún con esperanza de poder verla.- ¿El?-

- ¡Eleven!- Llamó ahora Mike.- ¡¡El!!-

- ¡El!- Chilló Lucas.

No está aquí. Ya no está aquí.

- El, ¿dónde estás?- Dice Mike con lágrimas en todo su rostro.

- ¡El!- Grité.
Mi garganta ardió. Un enorme nudo se formó en esta. Apenas podía hablar ni respirar. Dejé que mi llanto saliese libremente. Sin dudar, abracé a Mike de inmediato. Él lloró junto a mí, en mí hombro. Él también se sentía inútil por no poder haber hecho nada. Lo entiendo. Pero no es culpa nuestra. Eleven tomó una decisión para salvarnos a nosotros y a Hawkins. Y eso significaba escoger entre ella y cientos de personas. Ella escogió a las ciento de personas.

Las alarmas de los coches de policía se escucharon al fondo.
Pero ahora yo no sabía cómo sentirme. Si sentirme bien porque Hopper y Joyce tenían a Will. O mal, porque El había desaparecido sin dejar rastro.

[Un mes después...]

- ¡Y... y...!- Mike se deja caer, fingiendo su muerte.

Los cuatro saltamos de nuestro asiento y gritamos celebrando la muerte del tesalhidra. Will me abrazó y juntos comenzamos a saltar como estúpidos. Luego se separó de mí y correteó al rededor de la mesa. Yo no pude evitar reír al fijarme en todos nosotros, tan felices por haber derrotado a un monstruo imaginario.

- Lucas le corta sus siete cabezas y Dustin las coloca en su saco infinito. Jade saca las cabezas de su compañero de la mazmorra, victorioso, y se las presenta al rey Tristan. Él les agradece vuestra valentía y vuestro servicio.- Finalizó.

- Woah.- Jadea Dustin confuso.

Lucas y yo lo acompañamos con una mirada de confusión hacia Wheeler.

- ¿Y se acabó?-

- No. Hay una ceremonia de medallas.- Responde él.

- Oh, ¿una ceremonia de medallas? ¿De qué hablas?- Pregunta el más indignado de todos, Dustin.

- Eso. La campaña fue muy corta.- Agrego.

- ¡Ha durado diez horas!- Se excusa.

- No tiene sentido. ¿Qué pasa con el caballero perdido?-

- ¿Y la princesa orgullosa?-

- No lo sé, yo...-

- Oh, Dios, ¿habéis estado jugando o tirándose pedos?- Jonathan aparece por las escaleras con una sonrisa. 
Diminutas carcajadas se escucharon de todos.

- Ese fue Dustin.- La sonrisa del nombrado de borró y miró con seriedad a Lucas.- Él se ha tirado un pedo.- Lucas repitió la misma palabra y la acompañó con un sonido de su boca.

- Vale. Que maduro, Lucas.-

- Will.- Llama Jonathan.

- Adiós, chicos.- Dice él con una sonrisa.

- Hasta mañana, Will.- Responden todos.

Nos levantamos de nuestros respectivos sitios, excepto Mike. Su mirada contemplaba con tristeza el pequeño fuerte de El. Lo entiendo, seguía afectado desde su ida. Yo también lo estoy.
Me levanté de mi sitio y me puse detrás de Mike. Mi mano agarró su hombro y su cabeza se giró a verme de inmediato. Le sonreí compasiva y él solo bajó su mirada apenada.

- Tengo un regalo para ti.- Mike levantó la vista curioso, justo como Eleven hacía.

Mike se puso de pie. Yo alcancé mi mochila y comencé a rebuscar en ella. Luego de unos segundos encontré el pequeño regalo. Sonreí y se lo entregué.

- ¿Qué es?-

- Ábrelo.- Alenté.

Él abrió el sobre. Su boca se abrió levemente al ver la fotografía. En esta aparecía El comiendo un Eggo y riéndose a la vez.

- Se la tomé sin que se diese cuenta. Fue aquí, en tu casa. Le había contado el como te habías caído a una piscina cuando eramos pequeños y al parecer le había hecho mucha gracia. Así que... Aquí el resultado.- 

- P-pero es tuya...-

- Tengo otra de ella. Diferente, pero no importa. Tu la quieres igual que yo, aunque de una forma diferente, ya me entiendes.- Sonreí.

- Gracias, Ede.-

Lo abracé fuerte. Lo necesitábamos. Los dos.

- Feliz Navidad.- Le digo sin soltarle.

- Igualmente, Ed.-

Finalmente nos separamos. Agarré mi mochila por un solo asa y me dispuse a salir del sótano. Mi madre me esperaba arriba, con la señora Wheeler. Ambas se llevaban fenomenal, hasta tal punto de que ambas sabían todo de ellas. Sí. Karen parecía tener una única amiga. Mi madre tiene más a demás de ella, pero ella es su mejor amiga.

- Mamá, ya estoy.- Digo.
Ella me abraza con cariño y dejó un beso en mi mejilla.

- Feliz Navidad, Jade.- Me dice amablemente Karen conjuntada por una sonrisa. Se la devolví sincera. 

- A ustedes igual.-

Mamá y yo salimos. Pasaríamos nuestras primeras Navidades solas. ¿Por qué solas? Porque papá y ella se divorciaron. Papá decidió irse de Hawkins luego de enterarse de todo. De todo. De Eleven, de las desapariciones, la "muerte" de Will y cómo no, mi homosexualidad. Parece que esa fue el chorro que derramó el vaso. Era obvio que a él no le interesaba en lo absoluto lo que pasase fuera de su casa.
Otra razón era porque Troy decidió irse con papá. Ni un adiós. Ni una disculpa. Ni abrazos. Nada. Se fue con él sin mirarme ni dirigirme la palabra. 
Y por último Steve. Él decidió pasar las navidades con los Wheeler. Con su novia realmente.

- Hoy cenaremos pavo, cariño.- Comenta mamá sin dejar de mirar la carretera.

Yo asentí sin mostrar ninguna emoción en mi rostro. No estaba feliz. No tenía sentido unas navidades sin familia. 

- Mamá. ¿Esto es culpa mía?- 
Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero no me molesté en quitarlas. Tan solo cuidé de no mirar a mi madre a la cara.

- No, cielo. Pero mejor no hablar de esto, y menos en Navidad, ¿entiendes?- Su voz sonaba triste.

Yo asentí lentamente.

- Te quiero, mami.- Dije agarrando su mano que agarraba la palanca de cambios. 
La miré sin importar que estaba a punto de llorar. Ella sonrió cálida, también casi lagrimeando.

- Yo también te quiero, pequeña.-

Feliz Navidad para mí.

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Yyy... Se acabó la primera temporada. Muchas gracias por acompañarme en esto, girls. Las quiero mundos.

La segunda temporada saldrá dentro de poco y ya por fin habrá contacto entre Max y Jade jsjs.

- Deli

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