Capítulo 06
"𝑽𝑰𝑪𝑻𝑶𝑹 𝑪𝑹𝑬𝑬𝑳 𝑨𝑭𝑰𝑹𝑴𝑨 𝑸𝑼𝑬 𝑼𝑵 𝑫𝑬𝑴𝑰𝑶𝑵𝑰𝑶 𝑴𝑨𝑻Ó 𝑨 𝑺𝑼 𝑭𝑨𝑴𝑰𝑳𝑰𝑨"
— Vale, sean sinceros conmigo —dijo Steve mientras leía la antigua noticia— ¿Entienden algo de esto?
— No —dijo Lucas mirando la misma noticia.
— Es muy simple —dijo Dustin.
— ¿Simple? ¿En serio? —dijo Steve apretando los labios.
— ¿Qué no entiendes? —dijo Dustin de malhumor— Todos los maldecidos por Vecna han muerto, salvo este viejo Victor Creel, según Nancy. Es el único superviviente. Si alguien sabe cómo vencer la maldición, es él.
— Sí, asumiendo que fue maldito, Henderson, cosa que ni siquiera sabemos —dijo Steve, ciertamente molesto por el tono de Dustin— ¿Cómo existía Vecna en los '50? No tiene sentido —dijo frotándose la frente.
— Por lo que sabemos, Eleven no creó el Upside Down —dijo Dustin con obviedad— El Upside Down probablemente tendrá miles de años. Millones —dijo— No me sorprendería si incluso más que los dinosaurios, quizás.
— ¿Dinosaurios? ¿Qué-- —dijo Steve perdido.
— Vale, vale —dijo Lucas, evitando una pelea innecesaria— Pero si el portal no existía en los '50, ¿cómo es que Vecna cruzó?
Steve señaló a Lucas.
— Ah, ¿y cómo cruzó ahora? —dijo el mayor de los Harrington. Dustin rodó los ojos.
— ¿Y por qué ahora? —vuelve a decir Lucas.
— ¿Y antes por qué? —dijo Steve— Aparece en los '50, mata a una familia y está como, "Oh, tuve suficiente" y simplemente desaparece —dijo, gesticulando con sus manos— Luego vuelve 30 años después para matar a adolescentes de forma aleatoria. No lo entiendo. Simple y una mierda —dijo. Se giró para mirar a Dustin— Honestamente, Henderson, un poco de modestia de vez en cuando, no te haría daño —dijo mientras le apuntaba con el periódico.
— Perdón —dijo Dustin algo irónico.
Steve se sentó en uno de las butacas. Miró por unos segundos a Dustin antes de volver con su lectura. Dustin se inclinó un poco a un lado para poder mirar a Max al otro lado del sótano. Estaba sentada en el escritorio, completamente concentrada en lo que escribía. Dustin le dio un leve codazo a Jade, quien estaba extremadamente callada a su lado.
— ¿Alguna idea de lo que escribe? —pregunta Dustin en general, aunque realmente parecía una pregunta para Jade.
Lucas negó mientras miraba a la pelirroja y Steve se giró para mirarla. Jade no dejó de mirar al suelo, pensativa.
— ¿Ha dormido? —pregunta Dustin.
— A ver... ¿tú dormirías? —dijo Lucas.
Los chicos y ambas chicas se sobresaltaron un poco al escuchar la puerta principal cerrarse con brusquedad. Nancy y Robin bajaron las escaleras del sótano rápidamente y tenían cara de buenas noticias. Se miraron entre ellas con pequeñas sonrisas y luego miraron al grupo de nuevo.
— Tenemos un plan —dijo Nancy.
Robin les pasó unas carpetas a Steve y Dustin y se sentó en una butaca para comenzar a explicar el plan.
Jade sinceramente parecía estar completamente desinteresada. Su mirada se había vuelto a perder en el suelo y simplemente escuchaba las voces de Nancy y Robin a lo lejos. Pensaba intensamente en lo que la señora Kelley le había dicho. ¿Trauma? ¿Jade con traumas? Eso era imposible. Sí, a veces lloraba por culpa de las voces y a veces quería morir, pero a todo el mundo le pasaba.
— Voy al baño —dijo la joven Harrington.
Los demás asintieron mientras le seguían con la mirada.
Jade cerró la puerta tras ella apresurada y se miró al espejo. Se pasó las manos por la cara, frustrada. Tenía un terrible dolor de cabeza que no había parado desde que llegaron a la casa de Mike. No le había prestado ninguna atención puesto que tenía otras cosas de las que preocuparse. Como la inminente muerte de Max. Jade tampoco había podido descansar ni 10 minutos por culpa de eso. Le había dado cientos de vueltas durante la noche pero nada, ninguna idea de como detenerlo. Ni siquiera sabía que decir.
¡Billy!
Cerró los ojos con fuerza y soltó un quejido.
Jade, mátame. Por favor.
Todo esto es culpa tuya.
Jade abrió el grifo y se mojó la cara. Intentó simplemente ignorar lo que escuchaba, pensando que algún día simplemente se irían. Salió del baño y se dio cuenta de que Nancy y Robin ya no estaban a la vista. También se dio cuenta de como Steve, Dustin y Lucas tenían la mirada clavada en Max. Frunció el ceño y los miró mal a los tres.
— ¿Qué hacen? —pregunta Jade sin dejar de mirarlos— Parecen unos acosadores.
Antes de que los chicos pudiesen contestar, Max habló.
— Lo son —dijo Max— Y sé que me están mirando.
— ¿Qué, perdón? —dijo Steve.
— ¿Necesitas algo? —dijo Lucas.
Los tres chicos disimularon terriblemente. Lucas agarró una revista, Steve se puso a jugar con una pelota de béisbol y Dustin se puso a leer un libro. Jade rodó los ojos y soltó un suspiro. Se sentó en la butaca en la que Robin se había sentado antes, dándole la espalda a Max.
— Por qué creen que clavándome la mirada en la nuca me protege de Vecna, no lo sé. —dijo Max irónica y agarrando un montón de sobres.
Se levantó de la silla y se acercó al grupo. Los tres muchachos seguían disimulando de mala manera y Jade simplemente se negó a mirar a la pelirroja. Max se quedó mirándolos un momento, esperando a que la miraran.
— Ya me pueden mirar —dijo Max.
— Gracias. Perdón —dijo Dustin dejando el libro.
— Perdón —dijeron Lucas y Steve al mismo tiempo. Dejaron las cosas en la mesa.
Max suspiró y dio un paso al frente, estirando la mano para entregar el primer sobre para Dustin.
— Para ti —dijo la pelirroja. Dustin lo agarró algo confuso pero no dijo nada— Para ti —le entregó otro a Steve— Um... Para ti —le entregó otro a Lucas— Y, uh, para ti —este último fue para Jade.
Jade se había atrevido a mirar a Max después de unas largas horas. Tenía la mirada llena de incredulidad y confusión. Agarró la carta algo dudosa y la miró por un buen rato antes de volver a mirar a Max.
— Oh, y, um, denle estas a Mike, El y Will —dijo, dándoselas a Jade, que todavía no dejaba de mirarla— Si vuelven a verlos.
No quería una carta. No la necesitaba, Max aún estaba ahí, podía hablar con ella. ¿Es que ya no confiaba en ella como para decirle lo que fuese a la cara? ¿Un año y medio de relación se fueron a la basura de esa forma? Ese pensamiento le hizo angustiarse y enfadarse, pero se quedó callada para tragarse sus sentimientos.
Steve y Dustin trataban de abrir sus respectivas cartas pero Max los detuvo rápidamente.
— ¿Qué hacen? No son para ahora. No las abran.
— No... Vale —dijo Dustin. Miró la carta por un momento— Perdona, ¿qué es esto? —pregunta.
— Es, uh... —dijo Max, tragando saliva. Miró al suelo y luego miró a los chicos de nuevo— Por si acaso. Para después. Por si las cosas salen mal.
Jade apretó los dientes y apartó la mirada.
— Espera. Max, saldrá bien —dijo Lucas, intentando animarla.
— No —exclama Max, molesta— No, no necesito que me animes y me digas que todo saldrá bien. Porque la gene lleva diciéndome eso durante toda mi vida y casi nunca es cierto. Nunca es cierto —corrigió— Normal que este idiota me maldijera. Tendría que haberlo sabido.
Max tomó algo de aire. Se escuchó tembloroso y tenía los ojos algo llorosos. Se giró hacia la mesa de juegos de Mike.
Steve le dio un toque a Jade para llamar su atención.
— ¿Por qué no dices nada? —le susurra a su hermana.
Dustin y Lucas miraron también a Jade. Ella bufó y sonrió sarcástica. No le dio tiempo a responder.
— Si vamos al este, ¿la señal llegará a Pennhurst? —pregunta Max, girándose hacia ellos.
— Sí, claro —dijo Dustin.
— ¿Por qué estamos hablando del este? —dijo Steve. Max se quedó mirándolo por un rato y Steve comenzó a negar con la cabeza— No. No. ¡No!
Max agarró su mochila para irse de la casa de Mike. Los demás la siguieron en silencio, excepto Steve que no paraba de quejarse mientras corría tras Max. Jade iba a la par de Max. A pesar de estar molesta con ella, no tenía pensado dejarla sola ni un segundo.
— En serio, no estoy de broma. No voy a llevarte a ningún sitio —dijo Steve.
— Steve, si piensas que voy a pasar lo que parece ser el último día de mi vida en el sótano de mierda de Mike Wheeler, estás loco —dijo sin dejar de caminar— O me llevas, u obligo a Jade a que me lleve aunque no tenga ni puta idea de conducir, o me atas, que se consideraría un secuestro de menores. Y si sobrevivo, Steve, te juro que te denuncio.
Max llegó al coche e inmediatamente trató de abrir la puerta de atrás, sin mucho éxito. Jade suspiró exasperada.
— Abre la puerta —dijo Jade con una expresión seria.
— Uh, no —dijo Steve— Deberías estar de mi parte.
— No cuando a mi novia le quedan menos de 24 horas. Abre la puerta.
— Jade...
— Conozco un buen abogado —dijo Max ahora, mirando fijamente a Steve.
Steve suspiró con fastidio y cedió.
— Henderson, más vale que tu superwalkie llegue a Pennhurst —dijo Steve con un tono amenazador.
Los cinco se metieron al coche. Max se quedó fuera un momento al escuchar lo que parecía un reloj de péndulo. Jade la miró desde dentro del coche, preocupada. Segundos más tarde, Max se metió por fin.
[...]
— Más vale que sea rápido, Mayfield —dijo Steve, poniendo el freno de mano.
— Veinte segundos —dijo Max mientras se bajaba del coche.
— Cronométrala —dijo Jade, viendo como Max se metía en la casa.
— ¿Qué? —dijo Dustin.
Jade se giró para mirarle.
— Que la cronometres —repitió.
— Jade, creo que estás... —dijo Lucas.
— ¡Cronométrala, joder! —exclama completamente molesta.
Dustin le hizo caso de inmediato. Le dio al botón y los veinte segundos comenzaron.
Mientras tanto, Max había dejado las cartas para su familia en la mesa del salón. Tenía la respiración agitada de los nervios. Era surrealista pensar que tu vida podía terminar en cualquier momento del día. Realmente, lo surrealista era saber que ibas a morir. Max miró por la ventana y vio a su madre tendiendo la ropa. Se quedó dudando en sí debería acercarse o no, pero llegó a la conclusión de que debería. Por si acaso. Salió de la casa para dar con Susan.
— Mamá —dijo Max, bajando las escaleras. Se acercó a ella a paso rápido.
— Hola, cariño. Pensaba que estabas con Jade —dijo Susan, dejando de tender para mirar a su hija.
— Sí, estaba con ella y mis amigos —dijo— Estoy con ellos —se detuvo frente a la mujer— ¿No deberías estar trabajando?
— El señor Bradley me dejó salir pronto —dijo Susan con una leve sonrisa— Así que me he puesto con las tareas del hogar.
— Yo, uh... Dejé algunas cartas dentro —dijo con dificultad— Para ti y... y la abuela y el tío Jack. Y papá. Si puedes encontrarlo.
— ¿Cartas? No... No lo entiendo.
Max miró hacia arriba para aguantarse las lágrimas.
— Es que... Con todos los asesinatos y todo —dijo con la voz quebrada— Sé que es estúpido, pero empecé a pensar, "¿Y si algo me pasa a mí?"
— Max, mi vida, nada te va a pasar —dijo la mujer.
— Lo sé. Pero si... si me pasa... —cada vez le costaba más aguantarse las lágrimas— Hay tantas cosas que quiero decir, que necesito decir. Y...
Susan se cruzó de brazos. Tenía la mirada llena de preocupación.
— ¿Me prometes que entregarás las cartas?
— Max, me estás asustando.
— No pretendo asustarte.
— ¿Ocurre algo, Maxine?
— No —dijo Max rápidamente.
— ¿Seguro, bebé? —dijo Susan con la voz ciertamente temblorosa— ¿Es sobre Jade? ¿Qué pasa?—dijo, intuyendo que Jade era el problema.
— No, no. No. No es sobre ella —dijo Max, tragando saliva— Tienes razón. No me pasará nada. Es una tontería.
— Max, cariño.
Susan estiró sus brazos y Max no dudó en abrazar a su madre con fuerza. La mujer le acarició la espalda con cariño.
— Shh. Está bien —dijo Susan— No va a pasar nada, mi vida. Te lo prometo.
Max sorbió su nariz sin separarse del pecho de su madre. De pronto el cielo se oscureció.
— Nada que no te merezcas.
Max frunció el ceño confusa y miró el oscurecido cielo. Esa voz ya no era la de su madre. Era la misma voz siniestra que había escuchado en el instituto. La misma que le hizo temblar de miedo. Giró la cabeza hacia la ropa que estaba tendida. Ahora estaba completamente llena de sangre. Trató de separarse de Susan, pero ella no aflojaba el agarre.
— Mamá, suéltame —dijo Max. La mujer no respondió, poniéndola más nerviosa— ¿Mamá? Suéltame.
— Maxine —dijo Vecna. Una de sus enromes garras comenzó a acariciar la espalda de la adolescente— ¿Crees que unas cartas van a arreglar las cosas?
Max separó su cara de la criatura lentamente, con un rostro repleto de horror.
— Lo has estropeado todo —dijo Vecna, mirando fijamente a Max.
— ¡Max!
— Tu tiempo está a punto de agotarse.
— ¡Suéltame! —grita Max desesperada.
Cerró los ojos al sentir que Vecna ya no la estaba sujetando y se tambaleó hacia detrás. Unos brazos rodearon su torso antes de que su cuerpo tocase el suelo. Max abrió los ojos aterrada y miró a todas partes.
— ¡Max! Max —dijo Jade, sujetándola con fuerza— ¿Estás bien? ¿Max?
Max no respondió. Tenía la respiración agitada y estaba pálida del susto. Jade seguía sosteniéndola entre sus brazos hasta que Max se sintiese preparada para pararse por sí misma.
— Max, ¿qué pasó? ¿Lo viste? —dijo Jade nerviosa— ¿Era él? ¿Te hizo algo?
Max se paró por sí misma y Jade la soltó al momento. No contestó las preguntas de Jade, simplemente comenzó a irse del lugar con rapidez, aún agitada por lo que acababa de pasar. Jade fue tras ella rápidamente.
— Max, no hagas eso —dijo Jade— ¡Max!
Nada. Max continuó su camino sin ni siquiera mirar a la joven Harrington. Max vio a los chicos fuera del coche, esperándola.
— Eso fueron más de veinte segundos —dijo Steve— Jade casi nos mata cuando no la dejamos salir y... —se calló al ver a Max con mala cara— Oye, woah, woah. ¿Estás bien?
— Estoy bien. Arranca —dijo Max.
Jade llegó poco después, con los ojos algo enrojecidos. Steve la miró a ella, esperando alguna respuesta de parte de su hermana sobre lo que acababa de pasar. Pero tampoco dijo nada. Steve notaba la extrema frustración de Jade. Sin embargo, sabía que no podía hacer mucho por ella. O al menos no sabía como.
— ¿Pasó algo? —pregunta Dustin desde el asiento del copiloto, preocupado— ¿Jade?
Jade entró al coche por el otro lado. Lucas miró a Harrington algo confuso, sin entender por qué había decidido sentarse junto a él y no con Max. Ahora estaba en medio de la pareja y él mismo podía notar la tensión entre ambas. Se removió en su asiento incómodamente y miró a Dustin en busca de ayuda a través del espejo. Jade cerró la puerta y se cruzó de brazos. Se quedó mirando por la ventana, negándose a hablar con alguien.
— Sé lo mismo que tú, Dustin—dijo Jade de mala gana.
Dustin miró a Steve confuso. El mayor se encogió de hombros y suspiró.
El siguiente viaje en coche fue terriblemente incómodo y callado. Jade aún seguía en la misma posición y Steve la miraba cada rato por el retrovisor, preocupada por su hermana. Max también había estado callada pero parecía más tranquila que hacía unos minutos.
— Gira aquí —dijo Max, rompiendo el silencio.
Los chicos y Jade se fijaron que estaban llegando al cementerio. Parecía una broma de mal gusto por parte de Max.
— ¿Aquí? —pregunta Dustin.
Max asintió en silencio. Steve hizo lo que se le pidió y giró hacia el cementerio. No fue mucho camino hasta llegar. Al detener el coche, Max se bajó con la carta que le había escrito a Billy. Jade no dudó en hacer lo mismo. Ya había tenido suficiente.
— Max.
La chica se giró para mirarla.
— Jade, espera en el coche.
— No, Max. Espera —dijo, corriendo hacia ella— Max, por favor.
— Jade, solo espera--
Jade se puso justo en frente de Max.
— Escúchame. Te lo pido —dijo.
Max se quedó en silencio.
— Sé que pasó algo con tu madre —dijo Jade— ¿Era Vecna?
— Ya lo dije. Estoy bien —dijo Max. Jade la miró sin creerlo— O sea, todo lo bien que puedas estar cuando te espera una muerte espantosa —trató de bromear, pero al ver las lágrimas de Jade acumularse en sus ojos, se quedó callada de nuevo.
— Max, no sé cuantas veces te he dicho que puedes hablar conmigo. ¿Por qué me sigues mintiendo? ¿Por qué intentas alejarme de ti? —pregunta Jade. Se sacó la carta del bolsillo— No quiero una puta carta. Háblame, Max, por favor. Con tus amigos. Estamos todos aquí —dijo, sorbiendo su nariz. Agarró la mano de Max— Estoy aquí, ¿vale? Estoy aquí. No...
Jade no hizo caso a la escurridiza lágrima que cayó por su mejilla.
— No me alejes de ti. Somo un equipo. Y no se te ocurra intentar alejarme de nuevo, porque no me voy a ir a ninguna parte por mucho que lo intentes.
Max la miró profundamente. Sus labio temblaron un poco. Sintió la mano de Jade apretar la suya y su corazón había dado un vuelco. No de nerviosismo, sino de culpabilidad. Soltó la mano de Jade con un suspiro tembloroso.
— Espera en el coche. No voy a tardar mucho —dijo Max.
Jade se mordió el labio y desvió la mirada. Max pasó por su lado y esta vez Jade no la siguió.
𝐖𝐈𝐋𝐋𝐈𝐀𝐌 𝐇𝐀𝐑𝐆𝐑𝐎𝐕𝐄
𝐌𝐀𝐑. 𝟐𝟗. 𝟏𝟗𝟔𝟕
𝐉𝐔𝐋. 𝟒. 𝟏𝟗𝟖𝟓
𝐆𝐎𝐍𝐄 𝐁𝐔𝐓 𝐍𝐎𝐓 𝐅𝐎𝐑𝐆𝐎𝐓𝐓𝐄𝐍
Max se sentó frente a la tumba de Billy. Tenía la carta entre sus manos abierta y lista para leerla.
— "Querido Billy: No sé si podrás oír esto siquiera. Hace dos años habría dicho que eso es absurdo, imposible. Pero eso fue antes de que supiese sobre dimensiones alternativas y monstruos, así que... Voy a dejar de asumir que sé algo". —leyó, con la voz rota— "Han pasado muchas cosas desde que te fuiste. Tu padre se volvió un desastre. Él y mi madre empezaron a discutir. Mucho. Creo que no soportaba estar aquí sin ti, así que se fue. No le dejó gran cosa a mamá" —tomó un poco de aire—. "Trabaja el doble y nos mudamos a las caravanas de Kerley. Básicamente desde que te fuiste todo a sido un... desastre total. Y lo peor es que no puedo contarle a nadie por qué nos dejaste. No puedo contar que salvaste a El. Que me salvaste la vida". —las lágrimas amenazaban con caer de sus ojos— "No puedo dejar de repetir ese momento en mi cabeza. Y a veces me imagino a mí misma corriendo hacia a ti y apartándote" —se secó una lágrima rápidamente— "Imagino que, si lo hubiera hecho, aún estarías aquí. Y todo volvería a estar bien".
Max apartó la mirada por un segundo hacia donde estaban sus amigos. Sorbió su nariz y volvió otra lágrima.
— "Imagino que podríamos haber sido amigos. Buenos amigos, como... unos hermanos de verdad. Y sé que es estúpido. Tú me odiabas. Yo te odiaba. Pero pensé que, a lo mejor, podríamos intentarlo" —dijo. Hizo una pequeña pausa— "Pero eso no fue lo que pasó. Yo me quedé parada y lo vi" —dijo con amargura— "Durante un tiempo intenté ser feliz. Normal. Pero cero que ese día también murió parte de mí. Y no se lo he contado a nadie. Es que, no puedo. Pero debía contártelo. Antes de que sea tarde. Si es que puedes escucharme. Espero que puedas" —tragó saliva— "Lo siento. Lo siento mucho, Billy. Con cariño, tu puñetera pequeña hermana, Max"
El cielo volvió a oscurecerse. Max se quedó paralizada en el sitio, sintiendo cada vello de su cuerpo erizarse del miedo.
— Max —dijo una voz oscura.
Jade de pronto sintió su nuca erizarse y como todo el interior de su cuerpo bajaba a sus pies. Justo como si estuviera en una montaña rusa, pero mil veces peor. Se llevó la mano a la nuca lentamente, con la vista clavada a la nada. Soltó un suspiro tembloroso y estuvo a punto de desvanecer por un momento. Hacía meses que no sentía eso.
— ¿Estás bien? —pregunta Steve.
La muchacha no dijo ni una palabra. Dejó de apoyarse en el coche y comenzó a correr directa a Max. Steve salió del coche y de inmediato la siguió sin rechistar.
— ¡Jade! —exclama Lucas— Steve, dale más tiempo.
— Suficiente. Que consiga un abogado si quiere.
— Max —dijo Jade una vez que llegó a la pelirroja. Se arrodilló delante de ella y le agarró los hombros.
— Max, hora de irse, ¿no? —dijo Steve detrás, sin darse cuenta de la expresión de terror de Jade.
— ¿Max? —vuelve a llamar Jade.
Miró los ojos de Max. No eran esos hermosos ojos que adoraba mirar durante horas. Estaban completamente rojos y estaban hacia atrás. Jade entró en pánico al momento. Pero esto era distinto. Jade lo sentía.
— Max —dijo agitando sus hombros suavemente— ¡Max!
— Max —dijo la voz de Billy— Estaba esperando a oír esas palabas, Max.
— ¡Despierta! —exclama Steve. Dio palmadas delante del rostro de Mayfield— ¡Max, despierta ¡Max! ¡Max!
— ¡Maxie!
— ¡Max!
— ¡Lucas, Dustin! —grita Jade angustiada.
— ¡Max, vamos! ¡Max!
— Pero no son del todo ciertas, ¿verdad, Max? —dijo Billy, acercándose a la asustada Max. Acarició su mejilla con suavidad— Creo que una parte de ti, en lo más profundo de tu interior, deseaba que yo muriera ese día.
Max comenzó a negar con la cabeza sin dejar de llorar.
— Quizás te sentiste aliviada. Te alegraste.
— Billy, no, eso no es cierto —dijo temblorosa.
— Por eso te quedaste quieta, ¿verdad, Max? —dijo Billy— No pasa nada. Ahora puedes admitirlo. No más mentiras. No más esconderse.
— Billy no es cierto. Te lo juro.
— ¿Y no es verdad que querías que Jade muriese por mí?
— No, no. No es verdad.
— ¿Segura, Maxie? —dijo otra voz que Max conocía a la perfección, aunque un poco más profunda.
Se giró para mirar a Jade. Tenía la misma ropa de ese traumático 4 de julio y estaba llena de sangre, exactamente como recordaba. Su rostro también estaba lleno de heridas, justo en las actuales cicatrices de Jade.
— No mientas —volvió a decir. Pasó su mano ensangrentada por el pecho de Max, manchando su ropa con sangre— Pude ver como deseabas que me hubiese puesto en medio —dijo, dando un paso al frente a la par de Billy— Pero al ver que no lo hice, te empezaste a alejar de mí, dejándome sola cuando más te necesitaba, Max.
— Jade, no. No es cierto. No quería que te pasara nada —dijo Max entre lágrimas. Cada vez le costaba más hablar— T-te juro que no es cierto.
— Por eso te sientes culpable —dijo Jade.
— No —solloza Max.
— Por eso te escondes de tus amigos —dijo Billy ahora— Por eso te escondes del mundo.
— No, no.
— Y por eso, de madrugada, a veces sientes el deseo de seguirme —dijo Billy.
Una lágrima escapó de Billy y Jade mientras seguían avanzando hacia Max lentamente.
— De seguirme hasta la muerte.
— Por eso estamos aquí, Max —dijo Jade— Para acabar por fin con tu sufrimiento.
— No —dijo Max, negando con la cabeza repetidas veces— No.
Max tropezó y cayó de espaldas duramente al suelo. Se levantó un poco para mirar de nuevo a su hermano y su novia, pero esta vez, ninguno de los dos estaba ahí.
— Es hora, Max —dijo Vecna— Hora de que tú te unas a mí.
Max se levantó del suelo velozmente y comenzó a correr para intentar escapar de aquella terrible pesadilla. Corrió ciegamente por el oscuro cementerio, no pensando mucho en los obstáculos que podían aparecerse por estar corriendo sin cuidado.
Mientras tanto, Jade, Lucas, Dustin y Steve luchaban por traer a Max de vuelta. Gritaban su nombre innumerables veces y la sacudían con fuerza. Jade lloraba más desconsolada que nunca, sintiendo que de verdad estaba a punto de perder a Max.
— ¡Llama a Nancy y a Robin! —grita Steve agarrando a Dustin y empujándolo— ¡Venga!
Dustin corrió al coche apresurado mientras soltaba groserías.
— ¡Max, por favor! —grita Jade.
— ¡Despierta, Max! —grita Lucas.
— Esto no está pasando, esto no está pasando —dijo Jade— ¡Steve, por favor, haz algo!
— ¡Vamos, Max! ¡Despierta! —grita Steve.
— No puedes esconderte de mí, Maxine.
Jade sentía los característicos escalofríos más fuerte que nunca. Su piel no se había dejado de erizar y sentía como el pánico se estaba apoderando de ella. No paró de sacudir a Max.
— ¡Max, vuelve! —volvió a gritar Jade.
— ¡Jade! ¡Lucas! ¡Dustin! —grita Max con todas sus fuerzas, ahogada en el pánico— ¡Jade, por favor, ayúdame! ¡Lucas!
Dustin llegó corriendo al grupo con el walkman de Max y algunas cintas. Las dejó entre sus amigos y estos lo miraron confusos.
— ¿Qué es esto? ¿Qué pasa? —pregunta Lucas alterado.
— ¿Cuál es su canción favorita? —pregunta Dustin mirando a Jade, quien no paraba de llorar.
— ¿Por qué? ¿Por qué? —vuelve a decir Lucas.
— Robin dice que si oye... —dijo Dustin. Estaba demasiado alterado como para explicarlo, así que se interrumpió a sí mismo— Ya lo explicaré, ¿cuál es su canción favorita? —chilla— ¡Jade!
— Uh, es... era —Jade cerró los ojos con fuerza, tratando de recordarla.
— ¡Jade, ya! ¡Vamos, no tenemos mucho tiempo!
— ¡Cállate, déjame pensar! —grita. Abrió los ojos como platos y chasqueó los dedos— ¡"Running up that Hill"! ¡Kate Bush! ¡Kate Bush!
Los cuatro se pusieron a buscar entre el montón de cintas la canción que Jade había dicho.
— ¿Qué haces aquí, Max? —dijo Vecna.
La pelirroja había llegado a un lugar extraño. El cielo ya no era oscuro, si no de un color rojo vivo. Y por el tono de Vecna, parecía no quererla ahí.
— Vuelve a mí.
Había pisado lo que parecía ser un saco de tela de araña que contenía cientos de pequeñas arañas dentro. Se tambaleó hacia atrás de la impresión y se giró rápidamente al chocarse contra algo temiendo que fuese Vecna. No obstante, fue peor. El cuerpo destrozado de Chrissy estaba en enredada en un enorme pilar. Max soltó lo miró horrorizada y retrocedió lentamente. Giró la cabeza de nuevo y esta vez vio a Fred, justo como estaba el cuerpo de Chrissy.
— ¿Qué te parecen, Max? —dijo Vecna, acercándose a ella— ¿Te gustaría unirte a ellos?
Max trató de huir de nuevo, pero esta vez una enredadera agarró su tobillo, haciéndola caer de boca al suelo.
— ¡Mierda! —exclama Max.
Luchó contra la increíble fuerza de la enredadera. Pero era imposible ganarle a una cosa como esa. Vecna jaló de ella y Max tan solo pudo gritar.
— ¡No!
Max se vio enredada ella misma en uno de los pilares libres que habían. Primero sus brazos fueron inmovilizados y luego, una enredadera rodeó su cuello, casi dejándola sin aire. Mientras Vecna se acercaba, Max se ahogaba y gimoteaba.
— ¿Cuál es, Jade? ¿Cuál es? —pregunta Lucas rebuscando entre las cintas.
— ¡Ugh! ¿Dónde está? ¿Dónde está la puta cinta de la puta Kate Bush? —grita Jade— ¡Joder!
— ¡Rápido, Jade!
— ¡Esta! ¡Ya la tengo, la tengo! —exclama Jade con la cinta en sus manos.
— Dámela —le dijo Dustin.
Jade se la dio lo más rápido que pudo. Dustin la metió en el reproductor y Jade le puso los cascos a la pelirroja.
— ¡Ya! —grita Dustin hacia Steve para que le diese al play.
Max vio como detrás de Vecna, a lo lejos, se abría una especie de portal que permitió ver a sus amigos y novia gritar por ella. Vecna también se había dado cuenta.
— ¡Max!
Esa era la voz de Jade y se escuchaba como un eco para Max. Al menos podía escucharla.
— ¡Max! ¡Despierta!
— ¡Estamos aquí, Max! —vuelve a gritar Jade— ¡Despierta, por favor! ¡No me hagas esto!
— No pueden ayudarte, Max —dijo Vecna— Hay una razón por la que te escondes de ellos.
— ¡Max!
— Tú perteneces aquí conmigo —dijo la criatura, apretando más el cuello de Max.
— No estás aquí de verdad —dijo Max con dificultad, pero se le notaba furiosa.
— Claro que estoy aquí, Max. Sí que estoy.
La enorme garra de Vecna se colocó a centímetros del rostro de Max.
Los cuatro adolescentes se quedaron mudos y se tambalearon hacia detrás de la impresión, viendo como Max se elevaba lentamente en el aire. Jade se levantó primero y trató de agarrar su mano, pero Max ya estaba demasiado arriba.
— ¡Max! —gritó Lucas.
— ¡Max! —gritó Steve, llevándose las manos a la cabeza.
Miró a su hermana y la abrazó por detrás. Jade seguía gritando su nombre como si su propia vida dependiese de ello. Tenía la cara roja y los ojos hinchados de tanto llorar, y su garganta ardía como el mismísimo infierno. Volvió a sentir las piernas débiles y esta vez cedió a la gravedad entre los brazos de su hermano. Steve la agarró más fuerte para mantenerla en pie.
— Respira, Jade, respira —dijo Steve.
Vecna estaba cada vez más cerca de clavar sus garras en el rostro de Max.
— ¡Max! —Jade había dejado su voz en ese grito desesperado. El pánico se la comió por completo. ¿Es que no estaba funcionando? ¿Max de verdad iba a morir así? Jade sintió su garganta cerrarse y esta vez no podía respirar.
Max escuchó el grito desolado de su novia.
— No quiero una puta carta. Háblame, Max, por favor.
La pelirroja cerró los ojos. Una lágrima rodó por el lateral de su ojo.
— Estamos todos aquí. Estoy aquí.
De pronto, Max vio literalmente su vida pasar por delante de ella. Vio decenas de recuerdos con sus amigos. Recuerdos que guardaba con muchísimo cariño. Como cuando llevó a El de compras por primera vez. O también, aquella noche de Halloween con Dustin, Lucas y Jade en la que no había parado de reírse. La vez que Eleven y ella criticaban a Mike en su propio baño del sótano. No podía olvidar la primera vez que Jade y ella se abrieron la una a la otra encima de aquel autobús. Incluso cuando vio a Mike reírse de verdad por algo que ella dijo. Tampoco podría olvidar su primer beso con Jade. Y definitivamente, la primera vez que Jade le dijo que la amaba. Las decenas de pijamadas con El y Jade conjuntamente. Lucas y Dustin haciéndola reír. Jade y su maldita sonrisa. Los momentos de hermanos entre Jade y Steve. Jade estando con ella en todo momento y haciéndola sentir como que valía algo la pena seguir viviendo.
Jade. Lucas. El. Dustin. Mike. Steve.
Max abrió los ojos y se liberó de una de las enredaderas. Agarró una parte del cuello de Vecna y la arrancó con fuerza. Vecna se tambaleó hacia atrás, dolorido y Max cayó al suelo. Sabía que esa era su única oportunidad para escapar de aquel lugar y no lo iba a desaprovechar. Salió corriendo y esta vez, literalmente corría por su vida. Vecna trató con todos sus medios evitar. Lo único que consiguió fue que Max tropezase una sola vez.
— ¡Max!
— ¡Max!
...
...
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Max abrió los ojos ampliamente y exhaló. Cayó al suelo de lleno nada más abrir sus ojos. Ignoró el dolor en sus piernas por la gran caída y miró a todas partes, aterrada y confusa y no dejaba de hiperventilar, temiendo que aún siguiese atrapada en aquel lugar. Jade se zafó del agarre de Steve y sé tiró de rodillas a por ella. Rodeó a Max entre sus brazos tremendamente aliviada de verla sana y salva. Se agarró a la chaqueta de Max y la apretó contra ella muerta de miedo porque se fuese de su lado de nuevo.
— Estoy aquí, estoy aquí, Max —dijo Jade, aferrada a ella— Tranquila. Tranquila —volvió a decir con la voz rota— Estoy aquí.
Max seguía hiperventilando, pero parecía más tranquila tras escuchar su voz. Cerró los ojos y se aferró a Jade para encontrar la calma que siempre sentía entre sus brazos. Steve sostuvo a Jade por los hombros.
— Pensé que te perdíamos —dijo Jade, entre lágrimas angustiadas. Casi no podía hablar por los pequeños sollozos que salían involuntariamente.
— Sigo... Sigo aquí —dijo Max abrumada por lo que había pasado y sin soltar a Jade. Aunque esas palabras las decía para Jade, porque parecía más asustada que ella.
— Mierda —murmuró Jade, sollozando, escondiéndose en su hombro.
Max acarició su espalda. No tardó mucho en esconder su rostro en el cuello de su novia, con tal de sentirla cerca.
— Estoy aquí —susurró Max.
Ambas se separaron unos muy escasos centímetros para juntar sus frentes. Ninguna quería separarse de la otra por nada en el mundo en esos momentos de tensión. Max había puesto una de sus manos a en una de las mejillas de Jade.
Jade no pudo aguantar ni un segundo más. Levantó su propia mano para sostener la de Max que estaba firmemente plantada a un lado de su cara, y la miró fijamente a los ojos. Max le devolvió la mirada, los ojos de ambas nadando de alivio. Sus labios se acercaron, los ojos de ambos pasaron de mirarse fijamente a los labios de la otra. Y fue entonces cuando Jade se inclinó hacia delante uniendo sus labios con una necesidad nueva para ambas, como si buscasen detener el tiempo en ese instante de paz.
Ignoraron por completo la presencia de Dustin, Lucas y Steve e hicieron el mundo suyo por un momento.
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5520 PALABRAS MMM
más les vale darle AMOR Y SEXO a este capítulo, porque me pasé todo el día sentada en el escritorio luchando contra las 23984723894 de distracciones para poder terminar este puto cap.
espero que lo hayan disfrutado.
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