Capítulo 013
TW!!!: jade siendo una girlboss otra vez, tristeza, mucha sangre y muerte :))
- Deberías haberte unido a mí cuando tuviste la oportunidad. Nosotros... podríamos haber sido un dúo poderoso -dijo, situándose a unos metros de Jade- Sé que hice una buena elección al elegirte. Siempre pensé que eras fuerte, Jade. A diferencia de Billy, tú eres mi mejor soldado. Mi soldado más fuerte.
Ella permaneció callada, pensando en un plan rápido para sacar a Max y a El de allí y también luchando por mantenerse fuera de la mente de la colmena.
- ¿Por qué no te unes a mí, Jade? -dijo- ¿Por qué sigues luchando por un mundo que sólo causa problemas a la gente que no es débil, como nosotros? ¿Por qué, después de todo lo que te han hecho, no te vengas?
- Porque no quiero causar la muerte de gente inocente. No disfruto matando o consumiendo almas inocentes, como tú hiciste con tu propia hermana -dijo, fríamente- Tenemos visiones diferentes de un mundo ideal.
- Eran personas mediocres que no hacían más que esperar su muerte. Su vida era una copia de la anterior, una copia aún más inútil. No quieren hacer nada para cambiar. Se limitan a esperar -dijo Henry, todavía intentando convencer a Jade de que se uniera a él- Pero la gente como nosotros, Jade... la gente que es diferente, que tiene algo de voluntad, merece estar al mando. Merecemos rehacer el mundo como queremos. Merecemos una segunda oportunidad.
Ella le escuchó, y no podía mentir, no sonaba tan horrible. Ella siempre quiso cambiar el mundo para mejor. Pero no podía hacer sufrir a la gente por su propio bien. No podía. Eso no era para ella. Mucho menos por alguien que le hacía la vida más difícil. Oyó que El seguía luchando y los pequeños gruñidos de Max, indicando que empezaba a despertarse lentamente.
Jade simplemente negó con la cabeza y endureció su mirada.
Definitivamente se sintió ofendido.
- Jade, no. No. Aléjate de él -dijo El, ahogándose en sus palabras- ¡No la toques! ¡No! -gritó ella.
Jade suspiró suavemente, sin mirar a El.
- Tú -dijo- morirás hoy.
- Que así sea -contestó Jade decidida.
- Esto va a ser hermoso -dijo Henry- Verdaderamente hermoso.
Henry lanzó con su mente una roca gigante que flotaba en el aire hacia la joven Harrington. Ella frunció el ceño mientras la miraba. Se puso ambos brazos en cruz delante de la cara con firmeza. La gran roca al chocar contra sus brazos se partió en varios trozos más pequeños. Las piedras cayeron a su lado y ella lo miró de nuevo. Henry echaba humo de rabia.
Jade cargó hacia él y le dio un puñetazo en la cara tan fuerte como pudo. Salió volando a pocos metros de ella.
El observó con los ojos muy abiertos, dándose cuenta de que Jade se parecía mucho a Billy. Estaba parada justo como él hacía. Tenía la misma mirada. La misma rabia.
Jade caminó rápidamente hacia el lugar donde había aterrizado. Se levantó, completamente enfadado porque otro adolescente le había hecho daño hoy (siendo El la primera). Vecna envió una liana hacia ella, consiguiendo que se clavara en su muslo. Jade gruñó de dolor y la agarró, clavando las uñas en la liana y tirando de ella con agresividad. La pisó para matarla. Sintió una sensación punzante en todas las partes de su cuerpo al mismo tiempo que Vecna también gruñía silenciosamente de dolor.
Cuando Jade se dio cuenta, otra liana venía hacia ella. La agarró antes de que pudiera tocar su piel y la desgarró, haciendo que Vecna apretara la mandíbula.
La intensa lucha estaba lejos de terminar. Ambos seguían luchando con todo lo que tenían. Vecna recibía algún que otro fuerte puñetazo y algunos objetos pesado que la chica le lanzaba. Jade, sin embargo, estaba recibiendo muchas enredaderas y también estaba siendo lanzada por todas partes como si fuera un juguete. Sólo podía aguantar y crear un plan rápido para contraatacar también desde lejos, porque sabía que no podría, ni en un millón de años, ganar una pelea contra alguien que tenía las mismas habilidades de El. Estaba en completa desventaja desventaja. Sí, de alguna manera recuperó parte de su poder y podía controlarlos mejor que la última vez. Pero no estaba segura de por cuánto tiempo.
El gritaba y lloraba, casi rogando a Henry que dejara en paz a su mejor amiga. Max se despertó por completo. Jadeó fuertemente cuando vio a Jade luchando furiosamente con Vecna. Inmediatamente, empezó a intentar escapar de las lianas. Se desesperó al darse cuenta de que no era tan fuerte. Miró a su lado y vio a El, que también luchaba por liberarse.
- ¡Jade! -gritó Max preocupada, viendo como una liana apuñalaba a su novia en el pecho.
- ¡Hijo de...! -murmuró Jade, agarrando la liana y tirando de ella- ¡Joder, joder! -cerró los ojos y gimió de dolor en voz baja.
Estaba tirada en el suelo, jadeando agotada y dolorida. Intentó sentarse, pero Vecna fue más rápida. Él, una vez más, utilizó una de sus lianas para atraparla. Pero esta vez la agarró por el cuello. La levantó lentamente hasta ponerla a la altura de su cara. Ella tosía ahogada y agarraba la liana con fuerza.
De pronto, sintió una especie de descarga eléctrica. Jade podía ver y escuchar la conversación que Henry había tenido con Eleven hacía solo unos momentos, como si hubiese sido un flashback. Con eso se estaba dando cuenta de que se estaba acercando a la mente de colmena de la que tanto intentaba escapar y también, que detrás de todas las desgracias de Hawkins, estaba Henry desde el principio. El Demogorgon, los demo-dogs... Era él. La vida de sus amigos se hundía por su culpa.
- Eras tú...
El labio de Jade comenzó a temblar y dejó de luchar por un momento. Vecna torció la cabeza, mirándola y escuchándola.
- Siempre tú.
Vecna parecía no estar sorprendido. Había permitido a Jade entrar en su mente por un momento para que supiese la verdad. Quería ver cómo se hundía delante de él. Disfrutaba ver el sufrimiento de los que consideraba inferiores a él.
Eleven estaba confusa mientras miraba a Jade.
- Solo necesitaba que alguien abriese la puerta. Y ella -miró a El por un momento- hizo eso por mí sin darse cuenta -dijo, con su característica voz ronca.
- Y cuando se dio cuenta, eligió resistirse -dijo Henry- Así que busqué la forma de abrir mis propios portales. Busqué... su poder.
- Solo era una niña -la defendió Jade, lágrimas rodando por sus mejillas- Te aprovechaste de ella. Eres un monstruo.
Todo este tiempo, lo hemos estado construyendo.
...
Para ti.
Vecna alzó su mano, que aún parecía ciertamente humana, hasta la mejilla de Jade para secarle una lágrima. Max estaba aterrada y paralizada cuando su mano tocó a Jade. Trató, inútilmente, de liberarse de nuevo.
- Jade -dijo Max con la respiración entrecortada.
- ¿No lo ves? -dijo Vecna retirando su mano- Me ha liberado.
Jade negó con la cabeza y cerró los ojos con fuerza, intentando aguantar las ganas ponerse a llorar como loca.
- No... -sollozó El. Vecna la miró y caminó hasta ella, trayendo a Jade consigo- No tienes que hacer esto. Aún puedes detener esto.
- Se acabó, Eleven -dijo Vecna- Tus amigos han perdido.
El miró a Jade ahogarse entre la enredadera de Vecna y a Max, que estaba llamando a Jade desconsoladamente. Sus dos mejores amigas estaban luchando por su vida y sabía que los demás también. Pero no podía hacer nada y eso la llenaba de angustia.
- No hay nada, nada, que puedan hacer para detener esto-dijo mirando a El y a Jade.
Jade oyó el grito de dolor de Eddie. Aún podía sentir a su hermano morir lentamente, igual que Robin y Nancy. Incluso a Max. Y ella no estaba haciendo nada.
- Hawkins arderá y caerá -dijo, agarrando con algo de brusquedad las mejillas de El- Y el resto de este mundo roto y sin sentido. Y yo... Estaré ahí para recoger las piezas cuando lo haga y rehacerlo en algo... hermoso -dijo- Hubo un tiempo en el que esperaba tenerte a mi lado. Pero ahora solo quiero que mires.
Vecna comenzó a caminar hasta Max, dejando a Jade cerca de El. Harrington pateó al aire y golpeaba sin apenas fuerza la liana que le impedía ser útil. Su respiración parecía haberse quedado atascada en su garganta y tenía la mirada llena de pánico. Las venas negras que una vez la ayudaron, comenzaron a desaparecer cuando más la necesitaba y sus ojos volvieron a cobrar su color azul. Vecna elevó la enorme mano hasta la mejilla de Max para secarle una lágrima, casi mofándose.
- No, no -dijo Jade sin parar de palear.
- No tengas miedo -dijo Vecna mirando a la pelirroja y retirando su garra de su rostro.
Max no podía parar de llorar de lo aterrorizada que estaba. Jade tampoco.
- ¡No! -gritó Jade sollozando- ¡Por favor! ¡No!
- Intenta quedarte muy quieta.
- No -sollozó Max en bajo.
- Todo terminará pronto -dijo, elevando su mano lentamente, queriendo hacer sufrir a Jade.
- ¡Detente, no la toques! -volvió a gritar- ¡No! ¡No! ¡Max!
- ¡Max! -gritó Eleven también.
- ¡Max! -gritó Jade entre lágrimas y el corazón latiéndole más rápido que nunca- ¡No la toques! ¡Me tienes aquí, estoy aquí! ¡Estoy lista para unirme a ti!
Su enorme garra estaba muy cerca de Max. La cabeza de la pelirroja se echó hacia detrás de manera involuntaria, igual que sus ojos.
- ¡Jade! -exclamó Max aterrada.
Jade sintió una gran inyección de adrenalina que le dio la fuerza que necesitaba. Clavó las uñas con toda la fuerza que le quedaba en la liana que la tenía atrapada. La atrajo a su boca y le dio un mordisco para arrancarle un gran pedazo. La liana la soltó pero Vecna no se había inmutado. Cayó al suelo, pero no tuvo tiempo para quedarse en el suelo y recuperar el aliento.
Corrió lo más que pudo. Como nunca antes lo había hecho. Ignoró el dolor infernal que recorría su cuerpo y simplemente corrió, impulsada por el terror y supervivencia.
El era una simple espectadora de esta película hecha una realidad. Pudo apreciar como todo se ralentizaba, como si de verdad fuese una película. Pudo ver como Jade parecía ir más lento a la vez que la mano de Vecna. Vio a su mejor amiga correr como si su propia vida fuese la que estaba en juego. Vio a Jade estirar su brazo lo más que pudo sin dejar de correr. Jade tenía los dientes tan apretados que pensaba que se les reventaría de la presión. Estaba tan cerca de tomar la mano de Vecna y apartarla. De quizás, ponerse delante y sacrificar su vida. Tan cerca de darle a Max otra oportunidad de vivir. Tan cerca de ponerle fin a esto. Tan cerca de su sueño de vivir en paz con sus amigos. Tan cerca. Tan, pero tan cerca...
Que simplemente, no podía ser verdad.
Justo antes de que pudiese apartar la garra lejos de Max, su mano comenzó a desintegrarse, como si se estuviera convirtiendo en polvo. Jade no lo podía creer. No podía creerlo. Pudo ver la única oportunidad de sacar a Max de ahí escaparse justo delante de sus narices. ¿Eso significaba que todo lo que había hecho, no sirvió para nada?
- ¡No! -gritó El, viendo a Jade desaparecer por completo.
Harrington abrió los ojos y jadeó con fuerza. La intensa luz azul del ático volvió a invadirle la visión. Se dio cuenta de que estaba tirada en el suelo y Max aún estaba sentada. Estaba de vuelta en la realidad. Estaba de vuelta en la realidad.
Luego, aún con la mirada de conmoción y desesperanza, miró a la persona que la había sacado del trance voluntario.
- ¿Qué... has hecho? -dijo Jade, aún en shock mientras se levantaba.
Jason no le contestó. Sacudió un poco su puño para aliviar el dolor que le causó darle un puñetazo a Jade y volvió a su posición de pelea.
Una silenciosa y peligrosa ola de odio corría por sus venas. Algo comenzó a arder dentro de ella. Algo que se hacía más y más grande cada año de su vida. Algo que mucha gente le estaba alimentando desde el primer día. El odio. Un ardiente y loco sentimiento de odio. Y no pudo contenerlo por más tiempo.
- Acabas... acabas de... -dijo Jade.
Jason lanzó otro puñetazo directo a su cara. Jade lo bloqueó y lo agarró por el cuello de inmediato. Tenía sus uñas clavadas en su piel.
- Acabas de estropearlo todo -susurró con la voz temblorosa- Estaba intentando despertarla, maldito imbécil. Tuviste que... entrometerte.
Max comenzó a elevarse lentamente.
- Un momento, espera, por favor -dijo, alzando una de sus manos mientras se ahogaba.
Jade miró a un lado, buscando con su mirada a Lucas. Vio a su mejor amigo tirado en el suelo no muy lejos de ella, con la cara machucada y llena de sangre. No pudo ver si estaba respirando o no. No podía estar más enfadada, porque si lo estaba probablemente estallaría. Tenía a dos personas muy importantes en su vida en peligro. Por culpa de Jason.
- Comprendí cómo te sentías -algunas lágrimas brotaron de sus ojos- Lo único que querías era intentar arreglar las cosas para Chrissy. Lo entiendo. Pensé que... al fin y al cabo, nos escucharlas -susurró- Pero...
Jade apretó más su cuello. Jason cayó de rodillas frente a ella mientras sentía la presión aumentar cada segundo que pasaba. Las lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Jason.
- No... -murmuró Jason.
- Acabas de quitarme... -su rostro se desmoronó un poco, mostrándole su corazón roto- Acabas de quitarme a Max.
- No, no, no, no. ¡Espera, espera! ¡No lo sabía, no lo sabía! -exclamó intentando respirar, tratando de liberarse- ¡Sólo intentaba hacer las cosas bien!
- Y jamás, jamás, te lo perdonaré -susurró con la voz temblorosa y una torciendo una falsa sonrisa.
- Lo siento, lo siento -lloriqueó Jason- No lo sabía.
Sus pupilas se dilataron, tapando su precioso color azulado por completo. La sangre goteaba de su labio por el reciente golpe y empezaron a aparecer palpitantes venas negras por su cuello, cara y brazos, justo como en la mente de Vecna, pero esta vez lo podía hacer en la vida real. Y esta vez, parecía sacar un lado muy oscuro y sanguinario en ella. Estaba temblando de toda la cruda rabia que estaba sintiendo. Quería despedazar a Jason. Quería arrancarle la piel con sus propias manos.
Su pose, su mirada y el como hablaba hacía recordar a Billy el año pasado.
Parecía una completa psicópata. Jason la miró con los ojos muy abiertos como si estuviera viendo al mismísimo diablo justo delante de él. Aunque no estaba muy alejado de la realidad en ese momento. Su corazón latía más fuerte que nunca en su pecho y no podía temblar como un perro mojado del miedo. Siguió suplicando en silencio por su vida e implorando perdón, como si acabase de cometer el peor pecado de la historia.
- Todo esto... -dijo Jade- es por tu culpa.
- Por favor... Por favor...-dijo Jason entre lágrimas de terror.
- ¿Cómo era eso que se suele decir? ¿Mmh? -se mofó, mirando fijamente los ojos verdes de Jason, como si quisiera consumir su alma- Ya... ojo por ojo.
Jade con su otra mano, sacó el cuchillo de su cinturón, apretándolo con una fuerza inhumana. Soltó a Jason, quien cometió el mayor error de su vida al tratar de golpearla de nuevo. Jade fue mucho más rápida.
En un abrir y cerrar de ojos, le abrió la garganta con su nuevo cuchillo. Un corte limpio.
Jason abrió mucho los ojos, mirando a Jade, no creyéndose lo que acababa de hacer. Se agarró la garganta mientras se alejaba a trompicones y cayó al suelo de espaldas. Intentó desesperadamente detener la hemorragia ante la fría y despiadada mirada de Jade.
La conciencia de Jade volvió por completo mientras sus venas negras y tóxicas desaparecían también por completo. Dejó caer el cuchillo, temblando, y miró a Max, que ya estaba quieta en el aire.
El esta vez apenas podía respirar. Las lianas habían dejado de simplemente inmovilizarla y la estaban asfixiando de verdad.
- El, vamos. ¡Despierta! -dijo Mike, asustado y agarrando su mano- ¡Despierta, El!
- No puede respirar -dijo Jonathan.
- ¡El, sal de ahí! -gritó Mike- Dios, ¡El! ¡Despierta! ¡Despierta! -gritó- ¡Ayúdenme, ayúdenme!
Los chicos hicieron lo que le pidió. Entre los cuatro, la sacaron del refrigerador. Will despejó la mesa que estaba a unos pasos de ellos, sin importarle en lo absoluto si rompía algo. Entre todos, la pusieron en la mesa despejada.
- El, ¿puedes oírme? -vuelve a preguntar Mike, un poco más tranquilo- ¡El! ¡El! ¿Puedes oírme? ¡El!
El no contestó. Siguió tosiendo y luchando por respirar como podía. Sí que podía escuchar a Mike. Claro que podía.
- Mike -dijo Will, sosteniendo su hombro- No te detengas, ¿vale? Tú eres el corazón -dijo como si estuviera a punto de llorar- Recuérdalo. Eres el corazón.
Mike dudó por un momento, pero tenía que intentarlo. Se volvió hacia El.
- ¿El? No sé si puedes escuchar esto, pero-pero si puedes, quiero que sepas que estoy aquí, ¿vale? -dijo Mike.
El miró hacia arriba, sintiendo algo de calma en la voz de su novio.
- Estoy justo aquí. Y... -Mike pausó un momento- Te amo. El, ¿me oyes? Te amo. Lo siento por no decirlo más. N-no es porque te tenga miedo. No lo estoy -tartamudeó- Nunca me he sentido así. Nunca -recalcó- Pero tengo miedo de que algún día te darás de que no me necesitas más. Y pensaba que si decía como me sentía, haría que de alguna forma ese día dolería más -hizo un pequeño silencio- Pero la verdad, El, es que no sé como vivir sin ti.
La chica lo estaba escuchando atentamente. Ya no estaba asfixiándose.
- Siento que mi vida comenzó el día que te encontramos en el bosque -dijo- Tenías puesta esa camisa amarilla de Benny's Burgers. Te quedaba ridículamente grande -dijo Mike, riéndose un poco.
El no pudo evitar soltar una pequeña risa, aún entre pequeñas lágrimas.
- Y en ese exacto momento, supe que te amaba. Y te amé cada día desde ese entonces. Te amo en tus días buenos. Te amo en tus días malos. Te amo con tus poderes, sin tus poderes. Te amo exactamente por lo que eres. Eres mi superheroína. Y... no puedo perderte -dijo- ¿Me oyes? No puedo perderte. Puedes hacer lo que sea. Volar, mover montañas. Creo en eso. De verdad. Pero ahora, tienes que luchar, ¿vale?
El apartó la mirada hacia Max, que tosía y se quejaba bajo la mano de Vecna.
- ¡Tienes que luchar! Tienes que luchar -dijo Mike de nuevo.
El cerró sus ojos con fuerza, una lágrima rodando por su mejilla sin control. Tenía que luchar.
- ¡Pelea! -gritó Wheeler- ¡Pelea!
Y luchó. Las enredaderas comenzaron a liberarla y pudo respirar de nuevo sin problema.
(Les recomiendo que pongan la canción ahora)
Harrington estaba casi hiperventilando y las lágrimas no paraban de caer como una cascada al ver que Lucas aún no se despertaba ni Max se regresaba del trance. Jade había empezado a rezar en su cabeza, algo que hacía por primera vez en años y aún tenía una minúscula y remota esperanza de que El pudiera hacer lo que ella no pudo. Salvarla.
Jade había lograr mover el cuerpo pesado de Lucas por el ático para ponerlo al lado de ella y de donde estaba Max. Comprobó que respiraba, aunque algo débil. Estaba intentando despertar a Lucas sin mucho éxito. Estaba al borde de perder la cabeza.
- Vamos, vamos, vamos -susurró, secándose las lágrimas y tratando de calmar su respiración, sacudiendo a Lucas- Lucas, despierta, por favor. Lucas. Lucas, por favor. Dios mío.
Levantó la mirada para volver a mirar a Max, creyendo desde el fondo de su corazón que todo saldrá bien.
Pero justo en ese momento, justo cuando pensó que El lo lograría, el brazo izquierdo de Max se rompió. Unos pocos segundos más tarde, sus otro brazo y sus piernas tuvieron el mismo destino. De sus ojos blancos comenzó a brotar sangre hasta casi la mandíbula. Jade tan solo pudo verlo y escucharlo todo claridad, quedándose la imagen clavada en su mente para siempre.
Jade se levantó del suelo, llevándose las manos a la cabeza y soltando el mayor grito de su vida.
- ¡Max!
Eleven lanzó un grito mientras alzaba su mano contra Vecna. Lo mandó bien lejos de Max, estampándolo contra uno de los pilares. Las lianas soltaron a Max.
En la vida real, el cuerpo de Max dejó de estar suspendido en el aire. Jade la atrapó y cayó de espaldas al suelo, aferrando a su pareja entre sus brazos. La puso encima de sus piernas, cuidando de no tocar las extremidades rotas.
- ¿Max? -dijo Jade, acariciando su rostro- Maxie, vamos, ¿me oyes? ¿Max? -llamó apurada- ¿Max?
- ¡Lucas, Jade! -gritó Rebeca.
Erica y Beca hicieron acto de presencia. Se quedaron paralizadas, viendo a Max entre los brazos de Jade y Lucas inmóvil en el suelo, también al lado de Jade. La mayor se giró para mirarlas a ambas. Tenía el rostro empapado por las lágrimas y algo de sangre. Beca jadeó de la impresión y atrajo a Erica hacia su pecho para que no siguiera viendo la terrible imagen.
- ¡Un médico! -gritó Jade con la voz destrozada- ¡Pidan una ambulancia!
Rebeca retrocedió un paso en shock sin dejar de tapar a Erica.
- ¡Rápido, una ambulancia! -volvió a gritar.
Beca asintió, temblando y llevándose a Erica de allí, que ya había empezado a llorar asustada por su hermano y por Max.
- Jade... -dijo Max débilmente.
- Sí, sí. Esto aquí. Estoy aquí -dijo Jade aguantándose el llanto y sin dejar de sostener el rostro de Max con una de sus manos mientras que con la otra, la abrazaba contra su cuerpo- Te tengo -tartamudeó.
- N-no puedo sentir o... -jadeó aterrada- ...ver nada.
Jade había notado como esos ojos azules oceánicos en los que ella amaba perderse habían perdido su bello color. Tan solo eso provocó que se le saliese un leve sollozo.
- Lo sé, lo sé -dijo Jade abrazándola y juntando su frente contra la de Max- Tranquila. Vamos a conseguir ayuda, ¿vale? -respiraba agitadamente- Aguanta. Aguanta, Max.
- Jadie, tengo miedo -dijo Max- Tengo mucho miedo. Tengo mucho miedo.
- Lo sé. Lo sé. Lo sé -dijo sin poder aguantar más las lágrimas- Tranquila, tranquila. Vas a estar bien.
Siguió acariciando la mejilla de la pelirroja, llenando su mano de la sangre de su pareja.
- No quiero morir, Jade -sollozó Max esta vez- No estoy lista.
- No vas a morir, aguanta -contestó, aunque las palabras de Max fueron como una apuñalada para su corazón que tan solo la hicieron llorar más- Por favor, aguanta.
- ¡No me quiero ir! No estoy lista -volvió a decir entre sollozos.
- No vas a morir -exclamó Jade ya ahogada en lágrimas y con la respiración entrecortada- Solo aguanta. Aguanta.
La sacudió un poco para mantenerla despierta. Separó su frente unos escasos centímetros de Max. Sus lágrimas habían caído encima de las mejillas de Max y se tiñeron de rojo por la sangre.
- Maxie, por favor. Maxie. Maxie -comenzó a decir rápidamente cuando notó que Max comenzaba respirar con dificultad- No, no, no, no, Max. Quédate conmigo. Maxie, no te vayas. ¡Max! -dijo- Estoy aquí, Max. Respira, por favor. Estoy aquí. No, no.
Aunque Jade no se estuviese dando cuenta en ese momento, Eleven estaba a su lado, llorando mientras miraba lo que estaba pasando. Era doloroso ver a sus dos mejores amigas sufrir de esa forma.
- No. Quédate conmigo, Max. No me dejes -tragó saliva y sollozó- Aguanta. Solo aguanta. Aún tenemos que ir a California, ¿recuerdas? Tenemos que ir a California juntas, cariño. Aún tenemos muchas cosas que hacer -dijo Jade, lágrimas cayendo sin ningún control- No te vayas. No te vayas. Aguanta.
Max, a pesar de querer luchar y quedarse junto a ella, no podía. Comenzó a simplemente no poder respirar. Trataba de tomar bocanadas de aire, pero su cuerpo la había traicionado.
- ¡Beca, ayuda! -gritó Jade, mirando hacia las escaleras- ¡Lucas, despierta! ¡Ayuda!
Jade estaba envuelta en nada más que angustia y desesperación. Volvió a mirar los ojitos de Max. Sintió como la vida de su novia se escapaba sin ella poder hacer nada más que mirar. Jade abrió los ojos ampliamente, aterrada de ver lo que estaba por suceder. Los labios entreabiertos de Max temblaban muy suavemente y de sus ojos blanquecinos escaparon unas lágrimas mientras se cerraban lentamente, perdidos en algún punto en la cara de Jade. De pronto, sus labios ni siquiera se movían.
- ¿Max? -murmura en un hilo de voz- ¿Max? ¿Maxie? -la movió suavemente- Max, quédate conmigo. Max, quédate conmigo. ¡No, no, no, no! -dijo desesperadamente- ¡Max, Max! ¡Por favor, quédate conmigo!
Max no respondió. Sus ojitos se mantuvieron cerrados y su último pensamiento fue Jade. Pensó en el corazón roto de Jade y en cómo le afectaría. Los momentos felices que tuvo junto a ella y lo tan feliz que la había hecho a pesar de todo. Deseaba poder decirle lo mucho que la amaba una vez más. Deseaba simplemente estar feliz con su novia el resto de su vida.
- ¡No! -gritó Jade desolada entre llantos desgarradores- ¡Max! Max, por favor... ¡no, no! ¡Ayuda, por favor! -volvió a gritar, con la voz destruida- ¡No! ¡Max! ¡Max! ¡Ayuda!
Su corazón se estrujó y su mundo se derrumbó encima de ella. Pudo sentir como el arrancaban un trozo de su alma y como su corazón terminaba de despedazarse cuando dejó de sentir el corazón de Max latir. Dejó un doloroso grito repleto de angustia que podía partir el alma a quien sea. Nunca se había odiado tanto como lo hacía ahora. Se abrazó a Max sin dejar de llorar y lamentarse apoyada en su frente.
No estaba lista para perder a Max. Es más, nunca podría estarlo. Pero tenía algo de esperanza en que ese momento llegaría dentro de muchos, muchos, años.
- ¡Max! -exclamó El.
Jade lo oyó. Escuchó el grito de su mejor amiga a su lado. Pero lo ignoró por completo.
No podía creer que no pudiese hacer nada por ella más que ver, como una completa inútil, cómo su alma gemela perdía la vida entre sus brazos. Siguió sacudiéndola con desespero y llamando su nombre entre desoladores susurros.
Cuatro potentes campanadas retumbaron por todo el Upside Down. Los tres muchachos que estaban en la casa Creel corrieron a dentro de nuevo para observar el viejo reloj de péndulo.
- Cuatro campanadas -dijo Robin.
- Max -dijo Nancy, sintiendo un nudo en la garganta.
Los tres sintieron un terrible escalofrío al pensar que Max estaba muerta. Steve no podía dejar de mirar a Nancy, atónito y sin querer aceptarlo. No podía pensar en alguien tan importante morir de esa forma. Luego pensó en como Jade se lo estaba tomando y su corazón dio un vuelco. Todo lo que hicieron no sirvió para nada. Jade tenía razón desde el principio. El plan era una mierda.
El suelo de ambas dimensiones comenzó a temblar como un terremoto de gran magnitud. Una grieta gigantesca de abrió en el suelo del ático. Jade aferró a Max con uno de sus brazos y con el otro agarró a Lucas. Jaloneó de su mejor amigo mientras gruñía en alto por el esfuerzo que suponía mover a dos personas, pero tenía que hacerlo si no quería perder también a Lucas. Se dejó caer de culo a una distancia prudente, con Lucas a su lado y Max aún entre sus brazos. Miró el nuevo enorme portal que no dejaba de crecer y engullir lo que tenía a su paso.
Jason, que aún seguía luchando por su propia vida por culpa de Jade, no fue la excepción. El portal lo partió a la mitad, terminando por completo con su vida. Sus órganos cayeron por la grieta y se podía ver con claridad sus caja torácica y su interior. Jason dejó un grito de agonía. Jade, en shock, tuvo que apartar la mirada de la impresión que le dio.
La visión de Jade se hizo realidad.
Lo único que hizo la chica, en estado de pánico y desesperación total, fue cerrar los ojos y esperar a que el gran temblor terminase de una vez, que no tardó mucho tiempo en hacerlo.
Harrington se quedó ahí sentada, sintiéndose derrotada e inservible, abrazando a Max y teniendo a Lucas apoyado en una de sus piernas. Acarició su cabello pelirrojo y puso una mano en su corazón otra vez. Fue una mala idea hacer eso, porque tan solo le recordaba que Max ya no estaba. Pensar que se había acabado el poder apoyarse en el pecho de su pareja y escuchar sus latidos, la llenaba de amargura.
Jade mecía a Max levemente entre sus brazos. Su mente estaba llena de pensamientos horribles y no podía parar de pensar en que había roto la promesa de Billy. La primera promesa que rompía en toda su vida. No pudo proteger a Max. Falló.
Primero tuvo que ver a Billy morir entre sus brazos. Y ahora a Max. ¿Cuándo terminaría todo esto? ¿Quién será la siguiente persona que Jade verá morir en sus brazos sin poder hacer nada?
No.
No te vas a ir.
No.
[...] Horas después...
El hospital estaba repleto de gente herida o al borde de la muerte. Una de ellas era Max.
Lucas por fin estaba despierto junto a Jade, sosteniendo una bolsa de hielo en su cara moreteada y ensangrentada mientras estaba apoyado en el hombro de Beca. Erica dormía en las piernas de Lucas por orden de Jade. Los tres estaban al lado de Harrington, a quién le estaban cosiendo la herida de bala y le limpiaban las heridas de la cara. Fue algo complicado explicarle al enfermero qué había pasado para recibir un disparo, pero a este punto, mentir era extremadamente fácil para los jóvenes. El enfermero no preguntó más, creyendo que tenía que ver con el "terremoto".
- Listo -dijo el enfermero- Procura no mover tanto el brazo, porque se te pueden salir los puntos.
- ¿Cuándo podemos ver a Max Mayfield? -pregunta Lucas por Jade, quién tenía la mirada perdida.
- No lo sé, muchacho. Tengo que preguntar -explicó- Lo siento mucho -y con eso, salió de la pequeña sala de suturas para atender a otros pacientes.
La habitación estaba en silencio y el ambiente era lúgubre y muy pesado. Lo único que se podía escuchar eran llantos angustiados, gente histérica y médicos corriendo de habitación en habitación afuera. Rebeca acarició a Erica con suavidad y puso una de sus manos sobre sus oídos para que no escuchara gran cosa.
- Pobrecita -murmuró Beca- Es demasiado joven para esto.
Jade y Lucas asintieron a la vez, sin saber muy bien que decir. Lucas miró a su hermana y frunció el ceño. Se lamentaba que su hermana tuviera que presenciar todo aquello.
La puerta de la sala se abrió de repente, sobresaltando a los cuatro adolescentes y preadolescente.
- ¡Jade! Dios mío
Jade miró a la persona que había entrado. Era Steve. Con Robin, Nancy y Dustin detrás de ellos. Dustin tenía los ojos hinchados y la cabeza gacha.
La joven Harrington se levantó de un salto y se hundió en los brazos de Steve, ignorando por completo las indicaciones del enfermero. Steve la abrazó con mucha fuerza, aliviado de que su hermana pequeña estaba bien, pero desconsolado porque Max no tanto. Sostuvo a Jade por un largo rato, acariciando su nuca y conteniendo lágrimas de alivio.
- Estoy tan feliz de que estén bien... -murmuró Jade, separándose de Steve y abrazando a Nancy y a Robin a la vez.
Luego, Jade abrazó a Dustin con fuerza. Acarició los rizos de su amigo mientras que Dustin simplemente rodeaba a su Jade por la cintura y apoyaba su cabecita en su hombro. Se estaba aguantando las ganas de llorar.
- ¿Y Eddie? -pregunta Jade, mirando confundida detrás de Dustin- ¿Dónde está Eddie?
Ambos se separaron. Jade lo miraba esperando alguna respuesta, mirando detrás de ella, esperando que Eddie saltase para asustarla, pero a cambio de eso, notó el rostro de Dustin arrugarse con amargura y sus ojos llenarse de lágrimas. Bajó la mirada y Jade jadeó suavemente. Se giró para mirar a Nancy, Robin y Steve y ellos se miraron entre ellos con mucho dolor.
- Dios mío -susurró Jade suavemente y volviendo a rodear a Dustin con fuerza. Sabía lo mucho que ese chico significaba para Dustin- Lo siento mucho.
Dustin rompió a llorar aferrándose a quién consideraba su mejor amiga y figura fraternal. Los demás se estaban abrazando entre ellos.
- Tranquilo, está bien -susurró Jade sin poder aguantarse las lágrimas- Lo siento, Dust. Lo siento.
- Es un héroe -sollozó Dustin- Se sacrificó por una ciudad que le odiaba.
- Es un héroe -afirmó Jade- Por supuesto que es un héroe -murmuró, meciéndolo.
Cuando Dustin pudo tranquilizarse un poco, se separó de Jade. La muchacha puso una mano sobre su mejilla con cariño y le limpió las lágrimas.
- Él... él dijo que... -dijo Dustin, llorando un poco- tuvieras su guitarra.
- ¿Su guitarra? -dijo la joven Harrington, arrugando el ceño.
- Sí -asintió Dustin- D-dijo que... la cuidases y... y...
- Entiendo, lo entiendo... -susurró.
Jade volvió a abrazarlo y lloró ella también con gran pesar, lamentando la muerte de Eddie y arrepintiéndose de no haberlo conocido más a fondo. Pero a pesar de eso, Eddie le había obsequiado algo valioso para él. Su guitarra.
Todo había salido mal. Terriblemente mal.
[...] Dos días después...
- "Abrió sus ojos, y de su garganta no salieron más palabras" -leyó Jade en voz alta con tono dramático- "Se olvidó de la necesidad de vomitar esa horrible parodia de vino. Se olvidó de su madre, del tío Morgan, de su padre y de casi todo lo demás. Speedy se había ido. Los arcos de la montaña rusa había desaparecido. Sentía el pelo moverse en su nuca, sentía una sonrisa tonta en las comisuras de sus labios" -leyó- "¡Speedy! ¡Dios, estoy aquí! ¡Estoy en los territorios! "
Luego miró a Max. La observó por un rato en silencio y borrando la pequeña sonrisa que se le había formado. Esperó algún tipo de reacción de su parte. Pero nada. Solo el sonido del electrocardiograma inundaba la habitación y su leve respiración.
Era muy difícil mirar a su novia en una cama de hospital con un collarín y todas las extremidades con un yeso. Sus cuencas estaban algo oscuras y sus labios no tenían ese color rosado que solían tener. Pero a pesar de eso, parecía que estaba simplemente dormida. Plácidamente dormida. No en un coma.
Jade estaba sola junto a ella. No supo ni cuando fue la última vez que había comido o bebido algo. Había pasado prácticamente los dos días desde el accidente encerrada en el hospital con Max. Tanto Lucas como Steve habían insistido mucho en que debía ir a casa a descansar algo. Mínimo. Pero simplemente no quería irse. Estaba esperando a que Max despertase.
Dejó un suspiro y cerró el libro. La puerta de la habitación se abrió de nuevo. Ahí estaban sus amigos. Mike, Will, El, y también Lucas y Erica, que habían venido con ellos.
- Dios mío -dijo Jade mientras se levantaba de la silla, sintiendo una oleada de alivio- Les hemos llamado mil veces.
Caminó rápido hasta ellos y se hundió en los brazos de Mike y Will, quienes la abrazaron de vuelta con firmeza.
- Lo sé -dijo Mike, acariciando su espalda- Vinimos lo más rápido que pudimos.
- Me alegro mucho de que estés bien -dijo Will, suspirando.
Se separó de sus amigos y luego miró a El algo conmocionada. Sus ojos se aguaron un poco al igual que a El, que no pudo soportarlo más. Ambas se fundieron en un abrazo que seriamente necesitaban. Se extrañaban muchísimo más de lo que imaginaban. Jade prácticamente era su hermana mayor. Era la persona que la había cuidado desde el primer momento y que nunca la juzgó, y que además, daba los mejores consejos. Se aferró mucho más a ella, sintiéndose culpable de no haber podido evitar toda esta catástrofe.
- Lo siento -dijo en un suspiro tembloroso.
- No es culpa tuya, El -susurró Jade, apoyando su cabeza en al hombro de la más alta- Nada de esto es culpa tuya.
Las dos se separaron lentamente. El tenía la mirada fija en Max, pero no se acercó en un primer momento. Jade suspiró suavemente y agarró la mano de El para que se acercase. Dejó que se sentara en un extremo y Jade fue a otro.
- ¿Saben... cuándo se despertará? -pregunta El, mirando a la pelinegra.
- No -dijo Jade- Dicen que... quizá no despierte -se mordió el interior de la mejilla.
Lloraría como una niña de nuevo, pero es que había llorado tanto, que simplemente no podía hacerlo más.
- Su corazón se detuvo por más de un minuto -dijo Jade- Murió. Digo, clínicamente, pero luego... -miró a El- regresó. Los médicos no saben cómo.
- Dicen que es un milagro -dijo Lucas.
Will y Mike se miraron entre ellos por un momento y luego miraron a El.
La joven Hopper tomó delicadamente los dedos de Max.
- Estoy aquí, Max -susurró.
El cerró los ojos ante la atenta mirada de sus amigos. Jade sin embargo, estaba con la mirada perdida en Max. Cada vez que la miraba, recordaba el sondo de sus huesos rompiéndose y la sangre corriendo por sus ojos. Tragó saliva y apartó la mirada con una punzada en su corazón.
- Jade -dijo Lucas, poniendo una mano en su hombro- Debes salir de este hospital un rato. No puedes estar aquí todo el día, solo te hará más daño.
- Lucas...
- Por favor -suplicó- Me quedaré con Max. Si pasa algo, serás la primera en enterarte.
- No es justo que yo sea la primera -dijo Jade con una leve sonrisa- Llama a Susan si pasa algo. Ya tiene suficiente esa pobre mujer.
Lucas asintió y sin previo aviso, la abrazó con mucha fuerza.
- Lo siento mucho -susurró- Siento no haber ganado la pelea.
Jade suspiró devolviéndole el abrazo a su mejor amigo. No estaba enfadado con él. Al principio, quizás, pero no era nada personal. Estaba enfadada con todos, pero se le pasó rápido cuando reflexionó. Después de todo, fue la elección de Max ofrecerse como carnada.
Cuando sus amigos se fueron del hospital -excepto Lucas y Erica-, salió a comer algo. Apenas tenía dinero para comprarse algún pequeño snack. Eso significaba que tendría que, o ir con Steve al instituto y pedirle dinero, o a su casa. La segunda opción sonaba mejor. Quizás, después de comer algo, iría con Steve, Robin, Beca y Dustin para ayudar un poco por allí. De paso, podría donar algunas cosas que no utilizaba a día de hoy.
Al llegar a su casa, dejó un enorme suspiro que no sabía que tenía contenido. Todo estaba en completo silencio. Ese silencio pesaba toneladas y era doloroso. Ya no le gustaba el silencio abismal como aquel, porque le recordaba muchas cosas que deseaba olvidar.
Caminó lentamente hasta su habitación. Se sentó en su cama, mirando a su alrededor con un nudo en la garganta. Esperó que esa comodidad que sentía en su propia habitación llegase a ella. En realidad, sentía que aquel lugar ya no era su cómoda habitación.
Clavó la mirada en la guitarra de Eddie, que ahora era suya, en la pared. Se levantó y la acarició con la yema de sus dedos. Justo a su lado, había una foto de ella y Max riendo como dos niñas pequeñas. Rió suavemente al recordar que había sido El quién la había sacado durante el verano. Sus ojos se llenaron de lágrimas y por mucho que luchó por aguantarse el llanto, no pudo. Rompió a llorar sosteniendo, mientras temblaba, la fotografía. Se sentó en el suelo de su fría habitación, sintiendo como el dolor y pesadez de sus recuerdos se la comían por completo.
Jade estaba sola. Se sentía sola. Ahora pudo entender como Max se sentía.
No quiero morir, Jade. No estoy lista.
- Lo siento, perdóname -sollozó Jade mirando a Max en la foto- Perdóname, Max.
¡No me quiero ir! No estoy lista.
Jade se llevó las manos sus oídos sin detener su llanto ,lleno hasta arriba de culpabilidad. Las voces habían vuelto para quedarse, lo sabía. Y la seguirían atormentando por un largo tiempo.
- ¿Jade? -dijo una voz.
La pequeña se dio al vuelta. Tenía el rostro empapado y enrojecido de tanto llorar.
- Cariño -dijo Jennifer, agachándose hasta su hija.
Jade no la dejó que la abrazara. Se levantó y frunció el ceño. De pronto, estaba furiosa. Más que furiosa.
- No me toques -dijo Jade con la respiración entrecortada- Me dejaste otra vez.
- No, no, no, mi vida -dijo Jennifer rápidamente- Cariño, déjame explicarte. Por favor, por favor, sólo escucha--
- ¡No! -interrumpió entre lágrimas de rabia- ¿Por qué siempre haces lo mismo?
- Jade -dijo Joyce esta vez, con una voz calmada.
- ¡No! ¡No! -exclamó Jade dando un paso atrás- ¡Vete!
- Jade, por favor, no me digas eso -dijo Jennifer con un hilo de voz.
- ¡Siempre me abandonas cuando más te necesito! -gritó.
Hopper sostuvo a Joyce para que no se entrometiera en la discusión entre madre e hija.
- ¡Hopper nos necesitaba! -dice Jennifer, dando un paso adelante- ¡Necesitaba nuestra ayuda!
- ¡Yo también te necesitaba! -chilla Jade, más alto- ¡Yo soy tu hija, no él! ¡Soy yo!
No pudo dejar de llorar. Su rostro estaba arrugado y tenía los ojos hinchados y enrojecidos de todo lo que había llorado.
- Todo lo que te pido es que al menos me digas a donde vas -sollozó Jade- Pero simplemente te fuiste... nos dejaste a Steve y a mí.
La mujer la abrazó. Jade no le devolvió el abrazo, pero tampoco se apartó. Lo único que necesitaba después de tanto dolor, era un abrazo cálido y protector de su madre. Quería que un adulto le dijese que todo iría bien aunque no fuera cierto. Quería que Jennifer estuviese asegurándole de que Max se despertaría algún día. Solo quería a su madre.
- ¡Te odio! -lloró desconsoladamente en el pecho de la mujer. Realmente no lo decía en serio- Te odio, te odio...
- Lo siento mucho, lo siento muchísimo, Jade -sollozó la mujer en silencio- Lo siento. No volveré a hacer eso.
- Extraño a Max. La extraño. No pude protegerla -dijo débilmente- No la pude proteger.
- Shh... Ya está -susurró Jenny, sosteniendo a su hija.
Jade estaba completamente destruida. Se sentía perdida. Sus sueños estaban estampados contra el suelo. Se sentía desolada porque sintió que habían perdido. Ya no podía soportarlo más.
Lo que quedó de día, se la pasó encerrada en su cuarto, acurrucada en su cama mirando las cientos de fotos que tenía con su alma gemela. Todo esto escuchando su canción favorita y la de Max por una última vez.
No quiero morir, Jade. No estoy lista.
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... que ganas de matarme. no me puedo creer que tenga que volver a esperar dos años (a ver si es menos) para volver a meterme en este libro. estoy muy, pero que muy triste, porque disfruté muchísimo escribir la 4 temporada y como Jade ganaba más personalidad.
espero que sus expectativas con este cap hayan sido, si no excedidas, igualadas <33 gracias por acompañarme en esto otra temporada más. nos vemos en la siguente <3
pd: quizás escriba un final alternativo que borraré antes de que la 5ta temporada salga ajfakal
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