Capítulo 012

TW!!:  sangre, peleas, sangre, miedo, más sangre, Jade y Lucas siendo el mejor dúo y Jade siendo una pedazo de girlboss

Aquí fue cuando todo se había vuelto serio. De pronto se dieron cuenta de que sus vidas estarían en peligro otra vez más. Otro año más que sería de todo menos normal. 

Jade estaba revuelta de los nervios. Sentía desagradables mariposas por todas partes y estaba que no podía quedarse quieta. Se mordía las uñas y movía constantemente la pierna. A veces jugueteaba con la funda del cuchillo que había comprado hacía unas horas mientras miraba por la ventana. Steve la miraba por el retrovisor, preocupado inmensamente por ella.

Era como si a todos en la caravana les hubiera dado una cachetada de vuelta a la realidad. En el ambiente se respiraba la ansiedad, miedo, impotencia. Todos aquellos chicos y chicas querían unas vacaciones normales por una vez.

Max agarró la mano de Jade por debajo de la mesa en la que ambas estaban sentadas junto a Rebeca y Lucas. Entrelazó sus dedos con los de ella mientras la miraba intensamente. Jade seguía mirando por la ventana para buscar algo de calma en todo el caos. Tenía el mismo mal presentimiento de que algo iba a salir mal, justo como Robin había dicho.

El corazón se les subió a la garganta cuando llegaron al frente de la antigua casa de los Creel. Jade tragó saliva duramente. Lucas, Rebeca y Erica fueron las primeras en bajar de la caravana. Max y Jade fueron las siguientes. Bajaron tomadas, o más bien, aferradas de la mano como llevaban haciendo más de la mitad del camino en la caravana. 

— Jade.

Jade soltó la mano de Max y se giró para ver a su hermano parado en la puerta de la caravana. Él se bajó y se puso frente a ella. Respiraba pesadamente, como si hubiera corrido una maratón y no dejaba de mirar los ojos azules de Jade en profundidad. Tenía una mirada extraña en sus ojos, una que Jade nunca había podido ver antes. Max sí. Era la misma que tenía el año pasado cuando Jade iba camino al hospital en la ambulancia. Steve estaba muerto de miedo. Estaba aterrado.

— ¿Qué? —pregunta Jade, torciendo un poco la cabeza y frunciendo el ceño.

Steve tenía un doloroso nudo en la garganta que no le permitía hablar. Miró a Max por un momento, pidiéndole en silencio que le dejase un momento a solas con Jade. Ella asintió y tan solo caminó hasta los demás, que los esperaban en las escaleras de la gran casa. Steve volvió a mirar a Jade. Puso sus manos sobre las mejillas de la menor.

— ¿Te acuerdas cuando me dijiste que me algún día me iba a arrepentir de elegir a Robin antes que a ti?  —dijo con la voz temblorosa.

Jade lo miró con una leve sonrisa. Agarró una de las muñecas de su hermano y asintió.

— Sí, me acuerdo.

— Me arrepiento —dijo Steve. Tenía los ojos llenos de lágrimas— Siento mucho no haberte elegido siempre a ti.

— Steve, no estoy enfadada por eso —dijo Jade con una dulce sonrisa— Sé que bromeabas.

— Sí, sí. Lo sé. Es que... —dijo Steve tragando saliva— Nunca te lo he dicho. Siempre he estado tan ocupado tratando de ser alguien que no soy que a veces se me olvidaba que estabas ahí. Era una mierda de hermano, pero he intentado cambiar para mejor, porque... —rió muy cortamente— Quizás, lo que realmente quiero decir es que... quiero que sepas que eres... —se pasó una mano por el pelo y suspiró— mi persona favorita. No es Robin. No es Dustin. No es Nancy. No es mamá.

— Steve... —susurró Jade con tristeza.

— Eres tú —dijo con hilo de voz y sin poder aguantar más las lágrimas— Siempre has sido tú, ¿entiendes? Siempre has sido tú. Nunca dejarás de serlo.

Los ojitos de Jade se llenaron también de lágrimas. Estaba tan asustada de perder a su hermano, que no había sido capaz de dirigirle la palabra en todo el día. Era un ingenuo intento de escapar de la realidad por un momento.

— Y estoy muy orgulloso de ti —dijo con una pequeña sonrisa— Estoy orgulloso de que seas mi hermana.

Jade no pudo aguantar más. Dejó la lámpara que tenía la mano en el suelo y se lanzó a los brazos de Steve. Lo abrazó con fuerza mientras lloraba como una niña pequeña en su pecho. Estaba inmensamente emocionada de escuchar aquellas palabras y a la vez sentía una pesada melancolía en su corazón, porque no sabía si sería la última vez que lo veía. Deseaba que todo saliese bien. Era lo único que pedía.

— Te quiero, Jade —dijo Steve, abrazándola con fuerza— Te quiero mucho.

— Yo también te quiero, Steve —dijo aferrada a él— Por favor, ten cuidado. No te mueras.

— Tu tampoco. No puedo imaginarme mi día a día sin mi hermana —dijo Steve acariciando la cabeza de Jade.

Los hermanos se separaron y sonrieron. Se secaron las lágrimas entre pequeñas carcajadas. Steve besó la frente de Jade con cariño y acarició suavemente su mejilla antes de girarse y entrar de nuevo a la caravana. Jade se quedó parada, mirando como el vehículo arrancaba y se alejaba del lugar. De pronto, sintió una mano familiar agarrar la suya con delicadeza.

— Jadie —susurró Max— Vamos.

Jade asintió lentamente, con el rostro arrugado. Suspiró, agarró la lámpara del suelo y caminó de la mano de su pareja hasta sus amigos.

Max había visto y escuchado todo. Tenía la espina clavada en su corazón de no haber podido tener la misma relación fraternal que tenían Steve y Jade. 

Las chicas y chico entraron a la casa a la vez con los nervios a flor de piel. Se miraron entre ellos y asintieron. Todos excepto Erica, se quitaron los zapatos. Jade y Max se soltaron las manos y se dieron una última mirada antes de separarse por toda la casa. Lucas fue al piso de arriba junto a Jade. Erica se quedó a bajo junto a Beca y Max. Cada uno tenían unas pequeñas libretas para poder hablar sin necesidad de usar sus voces. 

Erica se quedó paralizada y abrió los ojos cuando su lámpara se iluminó con intensidad. La dejó en el suelo lentamente y se apresuró para avisar a los demás. Primero avisó a su hermano.

"Lo encontré" escribió Erica.

Lucas la miró y tragó saliva. Juntos fueron a por Jade, que dio un pequeño brinco al encontrárselos de frente. Los tres avisaron a Max y a Rebeca. Juntos fueron hasta donde Erica dejó la lámpara. Esta parpadeaba suavemente. Miraron a Jade para confirmarlo y ella asintió rápidamente mientras se ponía una mano en la nuca al sentir como se le erizaba. Estaba tan nerviosa que simplemente no había podido encontrarlo antes sin la ayuda de una luz.

"Fase uno?" 

Lucas y Beca se miraron entre ellos y asintieron junto a Erica. Jade estaba demasiado ocupada tratando de acostumbrarse a la desagradable sensación y Max no dejaba de mirar la luz que parpadeaba. Erica salió inmediatamente de la casa, corriendo hasta el pequeño y oxidado parque de juegos que estaba en la otra parte de la calle. A los demás no les quedó de otra que irse al salón y esperar a la señal de Erica.

Unos largos minutos pasaron y Erica aún no decía nada. Rebeca y Lucas estaban de pie en el otro lado del salón, pegados en la ventana en caso de que Erica diese la señal. Max se fijó en que estaban hablando entre ellos con las libretas y parecían sonreír como unos verdaderos tontos. Se quedó un rato mirándolos. La sonrisa de Lucas parecía tímida mientras que la de Beca era divertida. Luego, miró a Jade. Ella estaba sentada en el sillón de enfrente, jugando con sus dedos y con la mirada perdida en el suelo. Max tomó su libreta y empezó a escribir, captando la atención de Jade.

"Hola"

Max sonrió divertida mientras le mostraba lo que había escrito. Jade rodó los ojos, sonriendo.  Ella también tomó su cuaderno y escribió una respuerta.

"Hola ♡"

Max sonrió ampliamente, aguantándose una risita.

"Me alegra que estés aquí" escribió Max, ladeando una sonrisa sincera.

Jade torció un poco su cabeza mientras miraba con cariño a su pareja. Le devolvió la sonrisa y volvió a su cuaderno para escribir.

"Yo también!" 

Max bajó la mirada sin parar de sonreír. Casi se sentía como los primeros días que empezaron a salir como novias. Recordaba como se hablaban con pequeñas notas en medio de las clases, con la pequeña adrenalina de que podían descubrirlas, aunque nunca pasó. Era un lindo sentimiento de nostalgia que invadió a Max.

"Película el viernes?" 

Jade se lo enseñó dudosa. No sabía si era demasiado pronto para pedirle a Max una salida como las que solían hacer, pero supuso que por preguntar no pasaría nada. Lo menos que quería era hacer que Max se sintiese presionada para salir de su burbuja luto. 

La pelirroja la miró por un momento y empezó a dibujar algo. Jade se levantó del sitio y trató de mirar que era lo que dibujaba. Max apartó el cuaderno, frunciendo levemente el ceño. Jade abrió boca mientras sonreía. Se sentó en el mismo sillón de Max y esperó pacientemente a que terminara el dibujo. 

Max le dio la vuelta al cuaderno para mostrárselo a Harrington. Ella al verlo sonrió ampliamente. Ella también quería dibujar algo de vuelta, pero el momento fue interrumpido por Lucas, que les señaló la luz parpadeante de Erica. Jade y Max se levantaron rápidamente del sillón, dejando las libretas. Jade con la linterna, envió el mensaje de vuelta.

— Los cuatro tortolitos contestaron —dijo Erica— Max pasa a la fase dos: distraer a Vecna.

Jade se había vuelto a poner de los nervios.

Max se sentó en las escaleras y se puso los zapatos. Con la lámpara en la mano, caminó hasta el lugar en donde Vecna presuntamente se encontraba. Su respiración estaba agitada. Claramente estaba nerviosa. No todos los días te ofrecías como distracción a un asesino de otra dimensión. Miró a Jade para encontrar la valentía que le faltaba. Jade le devolvió la mirada, apretando la mandíbula. Max dejó de mirarla y con la mano temblorosa, se quitó los auriculares. Finalmente, detuvo su canción favorita.

Lo estaban haciendo. Estaban dejando a Max ponerse como cebo. Jade estaba que se subía por las paredes.

— ¡Oye! —dijo Max en voz alta— ¡Idiota! 

Jade y Lucas se miraron entre ellos. Lucas agarró la mano de Jade y la apretó suavemente.

— Estoy aquí. No más música. No más juegos. 

Nada. Silencio absoluto tras sus palabras. Ni siquiera Jade sentía nada muy fuerte.

— ¿Me oyes? —pregunta Max, impaciente— ¿A qué estás esperando? ¡Vamos! ¿Me quieres o no?

Jade estaba celebrando mentalmente que no estuviese funcionando. Max empezó a caminar hasta el ático, con Rebeca, Jade y Lucas detrás de ella. Harrington sintió la misma presencia que sintió en la casa de Max. Era la misma familiaridad. La sensación se intercambió por una de incomodidad cuando Max se detuvo en medio del ático, con la luz brillando con mucha intensidad. Segundos de tensión pasaron, hasta que la luz volvió a su brillo normal. 

— ¿A qué esperas, imbécil? —dijo Max en voz baja— ¿Mmh? Estoy aquí. ¡Estoy aquí!

— ¿El? ¿Qué está pasando? —preguntó Mike.

— No funciona —dijo El mientras miraba a Max fijamente, con temor en sus ojos.

¿El qué no funciona? — pregunta Will.

— El plan de Max.

— Sé que puedes oírme —dijo Max— Sé que puedes leer mis pensamientos. Hasta los peores. Quizá sobre todo los peores.

Max dejó la lámpara sobre la pequeña mesa que tenía delante de ella. Se quitó los auriculares y el walkman y los dejó a un lado. Luego, se sentó delante de la pequeña mesa polvorienta y llena de telas de araña. Se quedó en silencio por unos segundos antes de volver a hablar.

— Estuve pensando en lo que dijiste. Sobre como quería que mi hermano muriese y... sobre Jade.

Jade miró a Lucas confundida, esperando a que él supiera de qué estaba hablando. Lucas tan solo se encogió de hombros, igual de confundida que ella. Rebeca estaba entre ellos, más confusa que ambos.

— Pensé que solo querías molestarme. Para enfadarme —continuó— Pero no lo decías por eso, ¿no? Solo decías la verdad —dijo— Billy hizo mi vida un infierno. Siempre que podía —comenzó a sentir un nudo en la garganta— Así que, a veces... de noche, cuando me acostaba, rezaba... rezaba para que algo le pasara. Algo horrible. Sabía que conducía muy rápido, así que me lo imaginaba chocando. Muriendo en ese estúpido coche. Solo... —balbuceó— lo quería fuera de mi vida para siempre. Quería que desapareciera.

Ni Jade ni Lucas podían saber si decía la verdad o no. Jade parecía más escéptica que su mejor amigo. Sabía que Billy era una mierda de persona. Pero también sabía que Max también deseaba una relación medianamente normal con él.

— El día que murió... creo que por eso me quedé quieta. Viéndolo —tragó saliva— Pero... me arrepentí. Supongo que... a pesar de haberme hecho la vida imposible, seguí queriéndolo. Yo solo quería lo que Jade tenía con su hermano —hizo una pequeña pausa— Lo deseé. Estaba tan celosa, que deseé que fuese ella en vez de él. Esperé a que ella hiciese algo. No me importaba si eso significaba verla muerta —bajó la mirada, arrepintiéndose de lo que decía. Deseaba que Jade no se lo estuviese creyendo— Pero no lo hizo. Y... me arrepentí. Otra vez.

Jade estaba boquiabierta, completamente atónita. Ni siquiera sabía que sentir. Después de todo, ella misma deseaba estar en el lugar de Billy. Pero quizás, no estaba lista para escucharlo de Max. Se sentía como su corazón se estrujaba dolorosamente.

Lucas no dejó de mirar a Jade en todo momento. No supo que hacer para ayudarle en un momento como ese.

— Fui una egoísta esa noche. Y he intentado perdonarme —dijo, con lágrimas a punto de caer— Lo he intentado, pero... no puedo. No puedo. Así que ahora, cuando me acuesto en la noche, rezo para que me pase algo a mí.

Max no podía ni mirar a Jade a la cara. Si lo hacía, quizás se arrepentiría de seguir con el plan.

— Que algo terrible me pase a mí. Así que por eso estoy aquí. Porque... Solo quiero que me lleves. Y quiero que tú... —dijo entre lágrimas silenciosas— me hagas desaparecer.

— ¿Todo eso... es verdad? —dijo Jade.

Max la miró con los ojos bien abiertos, parada a su lado, con la mirada al suelo y lágrimas a punto de desbordarse. Lucas y Rebeca no estaban junto a ella.

— Querías que muriera —dijo, frunciendo levemente el ceño.

— ¿Por qué estás hablando? —pregunta Max rápidamente.

Jade clavó su mirada en ella, repleta de traición.

— Todo lo que hice por ti. Todo lo que sufrí por ti. Todo el tiempo que te dediqué... No significó nada para ti —dijo Jade de nuevo, con una voz que daba a entender que estaba dolida— Después de todo, sí que querías verme muerta.

Max se levantó del suelo velozmente mientras negaba repetidas veces con la cabeza.

— ¿Nunca me amaste, Max? ¿Es que era... todo mentira?

— ¿Qué? —dijo Max con la respiración agitada— No, Jade. No era mentira. Claro que te amé. Te amo.

— La gente normal no fantasea sobre la muerte de otras personas, Max —dijo Jade— Lo sabes, ¿no?

— Jade, por favor —dijo Max.

— Pensé que te estabas poniendo mejor —dijo, girando su cuerpo hacia ella— Pero está claro que no, ¿verdad?

Max tragó saliva y arrugó el gesto. Lo último que quería era que Jade pensase que todo lo que dijo era cierto. 

— Estás enferma —dijo Jade, soltando la primera lágrima y empezando a caminar hacia Max.

— Jade, no lo dices en serio —dice Max retrocediendo, mirándola con lágrimas en sus ojos.

— Quizás es bueno que te lleve. Quizás sea lo mejor. De hecho... —dijo con la respiración entrecortada y llorando en silencio, sin dejar de avanzar hacia Max— me alegra de que seas tú. Tú serás la elegida —la voz de Jade se estaba distorsionando a una mucho más oscura— La cuarta. El sacrificio final. 

Los ojos de Jade ya no eran los de siempre. Estaban blancos, sin ese color azulado característico de ella. Su voz estaba entremezclada con la horripilante y rasposa voz de Vecna.

— Vas a ser tú quien rompa el mundo —dijo Jade/Vecna.

¿Max? —pregunta Jade en el mundo real, tocándole la mejilla— ¿Puedes oírme? ¡Max! ¡Max!

Max siguió retrocediendo. Al menos sabía que no había sido su Jade quién había dicho esas palabras tan horribles.

— Max. ¿A dónde vas? No tengas miedo —dijo Vecna, aún tomando la forma de Jade.

— Aléjate de mí —dijo Max, ocultando lo nerviosa que estaba.

— Max, pensé que dijiste que estabas lista —dijo— ¡Para desaparecer!

— ¡Aléjate de mí! —grita Max.

Agarró una lámpara que tenía a su lado y la estalló en la cabeza de Vecna (forma de Jade). Aprovechando que estaba aturdido, salió corriendo. 

— ¡Lucas! —exclama Jade girándose para mirar a su amigo— ¡Avisa a Erica! La maldita fase dos está completa.

— ¿Ya podemos hablar? Vecna no irá a por nosotros, ¿no? —pregunta Rebeca temerosa— Dios mío, esto es una locura.

Jade la ignoró y le lanzó la linterna a Lucas para que avisase a su hermana. Harrington miró a Max y dejó un suspiro tembloroso. Estaba intentando calmarse y tratando de no entrar en pánico antes de tiempo. Max tenía los ojos en blanco y la respiración agitada.

— Maldito plan —murmuró Jade.

— Joder, joder, joder.

— ¡Listo! ¡Fase tres en marcha! —dijo Lucas.

— ¡Joder! ¡Esto es una locura! —exclama Beca caminando por el ático y llevándose las manos a la cabeza.

— ¡Beca, cállate! —dijo Jade exasperada.

— ¡Lo siento! Lo siento, estoy muy nerviosa —dijo Beca rápidamente.

Mientras tanto, Max había estado intentando escapar de aquella casa. Todas las puertas que había abierto estaban bloqueadas por unos tablones de madera. Una de las puertas que abrió dejó ver a Billy en la misma sauna en la que testaron la teoría de Mike el año pasado. Estaba furioso, justo como Max podía recordar. 

— ¡Max! ¡Déjame salir de aquí! —gritó Billy, furioso.

Max no paraba de hiperventilar del miedo.

— ¡Max! —gritó a la vez que golpeaba la puerta— ¡Abre la puerta! ¡Abre la puerta! 

Billy rompió el cristal de la puerta y Max retrocedió del susto. El muchacho intentó desbloquear la puerta con su brazo, gritando como un desquiciado. Comenzó a golpear la puerta con todo su cuerpo para abrirla. 

— ¡Max! ¡Déjame salir! —gritó— ¡Max! ¡Max!

La pelirroja cerró sus ojos y se concentró en recuerdos lindos de su pasado. Intentaba ignorar como pudo los gritos y golpes de Billy contra la puerta de la sauna.

— ¡Max!

Cuando volvió a abrir los ojos, se encontró en el Snowball del 84. Tenía varios recuerdos lindos de esa noche. Aquella noche sintió como si estuviese integrada en su grupo actual de amigos. Y por su puesto, su primer beso con Jade. Sonrió levemente mientras observaba el gimnasio decorado. 

La canción que escucharon esa misma noche sonaba de fondo. "Forever Young", la canción más triste que Max podría haber escuchado. Pero su visión había cambiado después de bailar con Jade con esa canción.

Se sentó en uno de las mesas para hacer algo de tiempo. Miró la hora en su reloj para ver cuanto tiempo había pasado. Max no veía la hora en la que Robin, Steve y Nancy mataban a Vecna. Su pierna rebotaba sin control. De repente, un globo en su mesa estalló. Un líquido rojo que se asemejaba a la sangre salió del globo y manchó la mesa. Max jadeó mientras daba un salto y se alejaba de la mesa. Los globos de las demás mesas también estallaron uno por uno, soltando el mismo líquido rojo y pegajoso.

"...do love you. Dream a little dream of me"

La canción se había distorsionado. Ahora, "Dream a Little Dream of Me" comenzó a sonar. Max recordó que esa era la misma canción que Jade había escuchado en su visión. Pero no lo entendía. ¿Qué estaba pasando?

"Say nigthy-night and kiss me. Just hold me tight and tell me you'll miss me"

Todo al rededor de Max comenzó a perder color rápidamente. Las flores de las mesas se marchitaron y comenzó a caer una especie de ceniza del techo. Max estaba confusa y asustada a la vez. No podía ser que ni siquiera estuviese a salvo en su propio recuerdo.

— Mierda —dijo Jade mirando a Max jadear de nuevo. Sabía que algo no iba bien.

— ¿Por qué coño tardan tanto? —se queja Lucas.

— Algo malo está pasando —dijo Jade, levantándose del suelo— ¿Puedes ver a Erica desde aquí? ¿Está allí?

— ¿Cómo voy a saberlo? —contesta Lucas lanzando los brazos al aire.

— Maldita sea. ¡Maldita sea! —exclama Jade jalándose del cabello— Beca.

La chica la miró.

— ¿Qué?

— Ve a ver que pasa con Erica. Está claro ha pasado algo—dijo. Beca balbuceó algo y Jade, con impaciencia, le dio su vieja navaja— ¡Ve a ver que le pasa a Erica! ¡Ya! ¡Vete!

Beca agarró la navaja con firmeza y dejó un tembloroso suspiro. Asintió repetidas veces y salió corriendo, pero antes de salir de la habitación, Lucas la agarró del brazo. Jade ni siquiera les prestó atención, puesto que estaba demasiado preocupada por Max.

— Beca, ten cuidado —dijo Sinclair— Ten cuidado.

— Lo tendré. Por nada en el mundo me perdería esa cita el viernes —dijo con una leve sonrisa y un guiño. Salió de la habitación.

Lucas parecía bastante nervioso después de que Beca se hubiese ido. Jade miró desde la ventana a Rebeca correr bastante veloz, pasando de largo por el parque para buscar a Erica. 

— Tengo que despertarla, Lucas —dijo Jade, mirándolo.

— ¿Qué? No, Jade--

— Tengo que despertarla. Tiene que haber otra forma de distraer a Henry... Vecna... ¡Al maldito desgraciado! —dijo, dando unos pasos hasta la mesa en la que estaba el walkman.

— ¡Jade! —gritó, cortándole el paso— ¡Aún no!

— Lucas, apártate —advierte Jade, frunciendo el ceño

— Tenemos que esperar un poco más —dijo Lucas, intentando calmarla— Solo unos minutos.

— No. No voy a esperar más —dijo Jade alterada— Esto es suficiente. Les dije que esto era una mala idea. ¡Se lo dije! ¡Dios!

— Jade. Cinco minutos más. Solo cinco minutos más —dijo Lucas con calma— ¿Hecho? 

Jade parecía dudosa. Apretó los dientes y asintió lentamente, no muy satisfecha.

Una puerta cerrándose sobresaltó a Jade y a Lucas. Se miraron con los ojos bien abiertos. El corazón de ambos comenzó a latir bastante más fuerte cuando escucharon pasos cerca del ático. Tan cerca que el intruso estaba en la misma habitación que ellos. Se giraron a la vez para encontrarse con Jason Carver. Ese muchacho que parecía el chico perfecto pero que también hizo la vida imposible a Jade por algunos años.

— ¿Jason? —dijo Lucas a modo de advertencia— No puedes estar aquí, colega.

— ¿Qué has hecho? —pregunta Jason mientras se acercaba a Max— ¿Por qué no dejas que la despierte?

— Jason —dijo Lucas de nuevo, dando unos pasos hasta él— Tienes que irte.

— ¿Esto es lo que le hiciste a Chrissy? —pregunta Jason, arrodillándose al lado de Max.

Jade no se podía quedar atrás. Caminó rápidamente hasta ponerse un paso por delante de Lucas.

— Escucha, Jason —dijo Lucas. Agarró a Jade por el hombro para evitar que hiciese una tontería.

— Hey. Hola, ¿puedes oírme? —dijo Jason, poniendo una mano en la espalda de Max.

— No la toques —dijo Jade, liberándose del agarre de Lucas— No es ninguna broma.

— Jason, por favor, solo-- —dijo Lucas, acercándose más a él.

— ¡Oye, retrocede! ¡Retrocede! —exclama, sacando una pistola y apuntando a Lucas y a Jade respectivamente.

Los jóvenes retrocedieron un solo paso, uno al lado del otro. Jade no estaba igual de asustada que Lucas. Más bien, parecía irritada de tener otro inconveniente del que ocuparse. Ya tenía suficiente con tener a Max en trance.

— E-espera, espera —tartamudeó Lucas— No... No tenemos que hacer esto. No tenemos que hacer esto, amigo.

— Espero que tengas razón.

Jade se fijó en sus ojos. Eran los mismos que tenía esa misma tarde. Los ojos de alguien que buscaba venganza y que estaba dispuesto en tomarla por su propia mano. En parte, sentía algo de empatía por él. 

— Espera —susurró Lucas asustado.

— ¿Hay alguien más en la casa? —pregunta Jason, mirando a Jade.

— No, nadie —contestó ella con calma. Estaba más asustada por que disparase a Lucas que a ella.

— Date la vuelta —dice Jason mirando a Lucas.

— ¿Qué?

— ¡Date la vuelta! —grita.

— Vale, vale. Relájate, tranquilo —dijo mientras se daba la vuelta.

— Suelta la linterna.

— Está bien. Está bien.

Lucas dejó la linterna en el suelo, aún con las manos en alto. Jason le ordenó que se vaciase los bolsillos y así lo hizo. Jade suspiró y rodó los ojos sin bajar las manos. Su impaciencia crecía a cada segundo.

— Esto es lo que va a pasar. Voy a retroceder hasta las escaleras —dijo— Y veré cómo Harrington la despierta de lo que sea esto.

— Jason —dijo Jade— De verdad que quiero, pero no puedo. Solo... 

Lucas se dio la vuelta para mirarlo.

— Si la despertamos muy pronto, moriremos todos —razonó Sinclair.

— Odio admitirlo, pero tiene razón —dijo Jade— Tienes que escucharnos.

— No. Si no la despiertas ahora mismo, morirás, Harrington —dijo Jason. Sus ojos estaban inyectados en sangre— Igual que Sinclair —dijo, cargando el arma— Solo ustedes dos.

— ¡Nancy

Jade pudo escuchar eso. Era la voz ahogada de Robin. Podía sentir como la estaban ahogando. Y a Nancy. Y a Steve. El plan se estaba desmoronando. Las visiones volvieron para recordarle a todo sus seres queridos muertos. 

— No puedes esconderte de mí, Max.

Max volvió a cerrar los ojos para encontrar otro recuerdo feliz.

— ¿Piensas que no veo lo que haces? —dijo la voz oscura de Vecna— ¿Piensas que no puedo verlo todo? ¿Pensabas que podías engañarme? ¿Creíste que tus amigos podían detenerme? —dijo. Max no abrió los ojos— Los veo. Veo a tus amigos. Con la claridad con la que te veo... a ti. Puedo sentirlos. Puedo sentirlos morir.

Max abrió sus ojos. No estaba funcionando. No podía refugiarse en otro recuerdo. El característico reloj de péndulo repicó.

— Es hora, Max.

Max miró otra vez a su alrededor. Todo estaba oscuro y sin vida. 

— Es hora —dijo justo detrás de ella.

Mientras tanto, Lucas se había molestado en explicarle el resumen de la historia a Jason. Estaba peligrosamente cerca de él. Jade había decidido tomar distancias. Ella podía escuchar cada cosa que Vecna decía. Podía ver que Max estaba en peligro. Su paciencia ya se estaba acabando a la vez que su ansiedad crecía sin control.

— Lo llamamos Vecna —dijo Lucas— Vive en otra dimensión. Por eso no puedes verle.

— ¿Y Eddie Mundon y sus... discípulos de Hellfire invocaron a este Vecna?

— No, no, no estás escuchando —dijo Jade de repente, llamando la atención de Jason y Lucas— Escucha. No hay ningún culto. Nunca lo hubo.

— ¿Esperas que me lo crea? —dijo Jason irónicamente.

— Es la verdad —insiste Jade.

— ¿Por qué estaba Chrissy en el tráiler de Eddie?

— Estaba comprando drogas —responde Lucas.

— ¡Mentiroso! —grita, apuntando de nuevo a Lucas a la cabeza.

— Vale, vale —jadeó tenso— Chrissy veía cosas. Cosas terribles. Cosas que Vecna le forzó a ver —dijo— Estaba asustada.

— No —Jason susurró.

— Solo necesitaba ayuda. 

— Por eso sé que mientes. Si Chrissy hubiese estado asustada, si... si Chrissy necesitaba ayuda, ¡habría acudido a mí! —exclamó— ¡No Eddie! ¡No ese raro! ¡Nunca!

— ¿Acaso tú la hubieras salvado? —espeta Jade, molesta. Jason apuntó el arma hacia ella— ¿La habrías creído? ¿Huh? 

— Sí. Claro que sí —dijo Jason, relamiéndose los labios y mirando fijamente a Jade.

— Te equivocas sobre Eddie —dijo Lucas.

— No —dijo Jason, apuntando a Lucas esta vez— Pero sí me equivoqué contigo. Nunca debí abrirte la puerta.

— Y yo nunca debí haber tocado —dijo Lucas. 

Esta vez, tenía un tono oculto lleno de resentimiento. Jason mostró un gesto de confusión.

— Pensaba que quería ser como tú —dijo, bajando las manos y sin dejar de mirar a Jason lleno de ira— Popular. Normal. Pero resulta que eres un psicópata furioso.

— Tienen cinco segundos para despertarla. 

Jade también bajó las manos. Pudo saber lo que Lucas tenía en mente.

— Cuatro.

Se quedaron inmóviles. Lucas y Jade se miraron por una micra de segundo para asegurar el plan.

— Tres.

Jade jaló a Lucas unos pocos centímetros de la zona de tiro y lo lanzó hacia Jason con mucha potencia. Lucas se abalanzó sobre él gracias al impulso de Jade. Lo empujó con la fuerza suficiente como para chocarlo contra la pared y sacarle el aire. Jason soltó su pistola y esta se disparó sola. 

Jade lanzó un grito de dolor al sentir como una bala impactaba contra su hombro. Se puso una mano en la herida para asegurarse. Para su desgracia, estaba herida. Se apoyó en uno de los pilares y cerró los ojos con fuerza. Pequeñas lágrimas se le formaron en los ojos del dolor. 

Jason comenzó a golpear a Lucas en el rostro con bastante fuerza.

El abusón agarró a Lucas y lo lanzó lejos de él. Lucas inevitablemente tropezó sobre la mesa en la que estaba el walkman y cayó al suelo. Miró preocupado el aparato, temiendo haberlo roto por el impacto. No lo parecía. Algo desencajado, pero nada que no se pudiese solucionar sin problema. 

— ¡No! —gritó Jade, viendo como Jason pisaba el walkman.

En una ola de furia, Jade saltó sobre su espalda y lo estranguló con su brazo. Jason se tambaleó hacia atrás, agarrando el brazo de Jade con las manos en un movimiento desesperado para intentar zafarse de su firme brazo. El agarre de ella sólo se hizo más fuerte, estrangulándolo más. Lucas se levantó corriendo hacia ellos, sin perder un segundo en golpear el estómago de Jason. Eso sólo hizo que Jason se enfadara más. Apartó a Lucas de una patada y utilizó ese impulso para chocar a la chica que tenía en su espalda contra la pared. Ella gritó de dolor y se soltó.

— Estás muerta, Harrington —se mofó Jason, girándose y agarrándola por el cuello, sin dejarla caer al suelo.

Ella se atragantó e intentó defenderse inútilmente. No podía creer que fuera tan débil. Su madre le enseñó a luchar, pero ahí estaba ella, siendo inútil como siempre. Se le saltaron las lágrimas, pensando que sólo era una decepción de hija, hermana, amiga y novia. 

— ¡Suéltala, hijo de puta! —gritó Lucas, dándole un puñetazo.

Jason tuvo que soltarla para detener los golpes del Lucas. Por un momento, Lucas tenía el control de la pelea.

Jade cayó al suelo de rodilla, tosiendo e intentado recuperar el aire entre jadeos. Estaba enfadada. Muy enfadada. Pero tenía que hacer algo para recuperar a Max. Quizás sí que había otra oportunidad para ayudarla. Quizás, si se esforzaba lo suficiente, podía tenerla de vuelta. Gateó en silencio hasta estar frente a Max. Agarró las mejillas de la pelirroja y mientras cerraba los ojos, pegó su frente contra la de Max. 

— Lucas —dijo— Voy a ganar más tiempo.

Lucas pudo escucharlo mientras golpeaba a Jason. No dijo nada. Eso fue el impulso que necesitaba para dar lo mejor de sí.

Exhaló queriendo aliviar su tensión y su sensación de ansiedad que tanto la carcomía. Ignoró con éxito los golpes, los gruñidos y la sangre que salpicaba el suelo. Silencio. De repente no pudo oír nada. Ni un solo sonido. ¿Estaba funcionando? se preguntó.

Se quedó muy quieta, con los ojos cerrados y profundamente concentrada, justo como Eleven hacía cuando viajaba remotamente.

Abrió los ojos cuando que ya no estaba en ese ático. Estaba en la antigua habitación de Max. Sonrió ampliamente y miró a su alrededor con una luz de la felicidad resplandeciendo en sus ojos. Lo consiguió. Lo ha conseguido, joder. Ella estaba dentro de la memoria de Max. Y para mejorar las cosas, estaba dentro de un recuerdo feliz de ella.

— ¡Jade, vuelve aquí! —escuchó la voz de Max riéndose a carcajadas— ¡Lo juro por Dios, Elsie! ¡Vas a pagar!

Se escucharon pasos rápidos fuera de la habitación. Pudo oír sus propias risitas sin aliento mientras huía de la pelirroja. La puerta de la habitación se abrió, dejando que Jade viera a su yo de catorce años y a Max detrás de ella. Max abordó a la joven Jade, que no podía dejar de reírse como una loca, y cayeron sobre la cama, Max encima de ella. Max tenía nata montada por toda la cara y Jade más joven en la palma de su mano.

— Lo siento. ¡Lo siento, Max! —dijo ella, todavía riendo y tratando de escapar de nuevo.

— ¿¡Lo sientes!? ¿¡Lo sientes!? —gritó Max, sonriendo ampliamente y agarrando las muñecas de Jade.

— ¡Sí! ¡Lo siento! —gritó ella, riéndose— ¡Lo siento! No he podido evitarlo, ¿vale? ¡Max!

— ¿Ah, sí? Ven aquí.

— ¡No! ¡No! —gritó de nuevo— Maxie, ten piedad. ¡Perdóname! ¡No!

Max agarró la cara de Jade y le restregó su cara sucia en la cara de Jade, haciéndola gritar de asco. Max se reía, ignorando las quejas de su novia. Después de que Max estuviera lo suficientemente satisfecha, se apartó y miró a Jade, que puso los ojos en blanco con una sonrisa. Las dos seguían riendo con tanta fuerza que les dolía el estómago, pero aun así, Max se inclinó y la besó suavemente, riéndose por lo bajo mientras lo hacía.

Jade los miraba con una sonrisa sincera y algunas lágrimas de nostalgia y melancolía a punto de resbalar. Era tan feliz en ese momento y nunca se había dado cuenta hasta ahora. Vio por última vez esas grandes sonrisas y risas sinceras que salían de la boca de Max antes de buscar algo fuera de lugar en ese recuerdo que pudiera llevarla a donde estaba Max en ese momento. Trató de ignorar las risas y los ruidos de los besos y miró intensamente alrededor de la habitación.

Entonces, lo vio. Esa puerta con el viral de rosa. Eso significaba que Max estaba con Vecna. Supo que tenía que ser rápida. Abrió la puerta y sintió un horrible pinchazo en la mano y en un abrir y cerrar de ojos, estaba en la mente de Vecna. 

Su corazón se desplomó. Max estaba inconsciente sobre su hombro.

— ¡Max! —gritó, empezando a correr como pudo hacia ellos.

Pero El también estaba allí, atrapado en esas lianas. La chica miró a Harrington con los ojos muy abiertos, confundida y temiendo por la vida de su amiga.

— Jade —dijo ahogada, tratando de zafarse de las enredaderas y poder sacarla de ahí.

Vecna se volvió y miró directamente a Jade a los ojos. No le sorprendió mucho verla allí, pero no le agradó precisamente verla, porque eso significaba que Jade era fuerte y que le iba a dar un disgusto.

— ¿Qué estás haciendo aquí, Jade? —dijo con su voz grave, pareciendo molesto— Aún no es tu hora.

Ella no respondió. Se dio cuenta de que iba a ser difícil luchar contra Vecna sin nada encima. En realidad no sabía si iba a ser capaz de entrar en la mente de Max así como así, pero lo hizo. Por suerte.

— No te la vas a llevar —dijo Jade, sintiendo que la rabia corría por sus venas— No te lo permitiré.

Rabia. Esa era la respuesta. Lo tenía.

— No puedes hacer nada al respecto, Jade.

Las lianas tomaron a la inconsciente Max del hombro de Henry y la atraparon, al igual que a Eleven.

— Tus amigos han perdido —dijo, comenzando a caminar hacia ella.

— No —dijo ella, frunciendo el ceño.

Las venas negras comenzaron a aparecer lentamente por sus brazos, su espalda, su cara, sus ojos... En todas partes. Sintió un subidón de confianza y una fuerza desconocida, pero estaba asustada al mismo tiempo, porque no estaba segura de si iba a ser capaz de mantener el control. Pero tenía que intentarlo. Por El. Por Max. Al menos, si conseguía más tiempo, Steve, Robin y Nancy lo matarían.

— Mis amigos —dijo, avanzando lentamente, sus pupilas dilatándose— van a ganar.

———

AKFJHEAFHAF OJO CON JADE MAMI HARRINGTON.

al final cambié de idea. el siguiente cap sí es el último. 

no estoy muy segura de este cap. me gusta, pero no. hay otras ideas que también me gustaban y no sé si hice la elección correcta :(

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