CAPÍTULO 2
Mientras permanecía en aquella caja aguantando a más no poder mi respiración, comencé a escuchar como si algo metálico se deslizara por el suelo. El sonido iba cada vez acercándose más y más a mí y cada vez me costaba reprimir las exhalaciones que emitía.
Entonces alguien dio un hachazo sobre el armario que había tras de mí, haciendo que mis lágrimas comenzaran a salir. La angustia era cada vez más sofocante y la tensión podía cortarse con un cuchillo. Oía una respiración agitada a mi alrededor; resoplaba una y otra vez mientras deslizaba aquella hacha.
No tenía escapatoria, debía de esperar a que se marchase. Justo cuando los pasos se detuvieron en la caja donde yo me encontraba, la madera crujió levemente debido a mi peso. El terror más absoluto se adueñó de mí y la sombra de aquella persona se iba acercando aún más. Justo cuando el hacha fue apoyada sobre la caja, un teléfono sonó, alertando a mi atacante. Éste se fue corriendo, soltando el hacha a mi lado.
Fui deslizándome lentamente fuera de la caja, aprovechando el despiste de mi captor cogí el hacha que había dejado en el suelo.
La puerta del sótano que llevaba al salón estaba abierta, por lo que me permitía escuchar todos los sonidos de arriba.
Los pasos se encontraban en la puerta principal y escuchaba una conversación. Lentamente fui subiendo las escaleras para acercarme al foco del sonido, con el sumo cuidado que podía.
Entonces vi a la vecina hablando con una figura encapuchada. Estaban discutiendo acaloradamente, pero en voz baja para que yo no me enterase.
Pero justo cuando dí el siguiente paso cerca de la sala de estar, rocé un jarrón levemente haciéndolo tambalear. El ruido alertó a la vecina, que miró en mi dirección.
Aquella persona encapuchada también miró en mi dirección, pero su cara no podía verse; estaba totalmente cubierta por una máscara.
De pronto se giró de golpe, sacando un cuchillo de su sudadera, degollando a mi vecina delante de mí. Grité con fuerza y me tambaleé de la impresión. Aquella persona había asesinado a alguien sin compasión ni remordimiento, ¿Que haría conmigo entonces?
Entonces su cabeza iba girándose lentamente hacia mi dirección. Con el cuerpo entumecido de terror, corrí hacia las escaleras mientras que aquel asesino portaba su cuchillo ensangrentado.
Él no corrió detrás de mí, se limitaba a ir subiendo lentamente las escaleras: sabía que no tenía sentido ir deprisa ya que estaba encerrada en mi propia casa.
Cerré la puerta de mi habitación, cerrando el cerrojo y poniendo de nuevo toda la pila de muebles. Pero entonces cuando aquel intruso llegó a la puerta, no intentó abrirla, sino que deslizó otro sobre, yéndose de nuevo y dejándome sola.
Me acerqué lentamente con la intención de tomar el sobre cuyo contenido yo sabia que no iba a ser agradable. Este juego maquiavélico era cada vez peor.
CREO QUE NO ENTENDISTE LAS REGLAS ELLEN, ERES TAN TESTARUDA COMO LA PUERCA DE TU MADRE Y TAN ESTÚPIDA COMO TU PADRE. SER TAN POCO SILENCIOSA PUEDE LLEVARTE A LA MUERTE, NO LO OLVIDES. DEBES SER SILENCIOSA, NADIE PUEDE SABER QUE ESTÁS AQUÍ; NO PUEDES LLAMAR A NADIE POR TELÉFONO Y MENOS A TUS PADRES Y POR SUPUESTO NO PUEDES SALIR DE CASA, ES MÁS NI LO INTENTES. YO CREO QUE QUIERES SEGUIR CAMINANDO ¿NO?
Aquella persona no tenía remordimientos y me lo había demostrado. Yo aún temblaba con la conmoción que había sufrido al ver aquella brutal escena.
Aún no podía creerlo, ¿Mis padres era seguro que estaban bien?
Comencé a ordenar mis ideas para sopesar mis posibilidades. Por la ventana no podía salir, ya que la caída era enorme. Por la puerta principal tampoco ya que no tenía las llaves. Lo único que quedaba era enfrentarme a aquel desconocido; era una batalla donde solo uno de los dos sobreviviría y esperaba ser yo.
Salí de nuevo de mi habitación, mirando hacia ambos lados para asegurarme de que estaba sola. No había ningún sonido ni movimiento extraño que me alertase, por lo que supuse que aquel extraño se había marchado.
Cuando llegué a la entrada de casa me di cuenta de que el cuerpo de la vecina no estaba.
En su lugar, un gran charco de sangre empapaba la alfombra por completo, una arcada subió violentamente por mi garganta, haciendo que me cogiese el estómago.
Comencé a marearme y tuve que sujetarme en el respaldo del sofá del comedor. No sabía cuanto más iba a durar ese juego, cuanto más duraría sin aburrirse y decidir matarme.
Entonces el sonido del tocadiscos del estudio de mi padre comenzó a sonar, pero con una canción que no era típica de las de la colección de mi padre. La letra decía así:
https://youtu.be/iJABB8Yihr8
Alice isn't frightening
Alice aren't you scared
Alice isn't is wonderful
Living life afraid
Don't look around the corner
I might be lurking there
Under the bed at night
You're up till dawn again
Alison hell, your mind begins to fold
Alison hell, aren't you growing cold
Alison hell, you are looking blue
Alice in hell, what else can you do
Alice
I begin my rule, life hideous in your mind
Crying out, you've lost your doll
It isn't worth a dime
Alison hell, your mind begins to fold
Alison hell, aren't you growing cold
Alison hell, what are you looking for
Alice in hell, soon I close the door
Sitting in the corner, you are naked and alone
No one listened to your fears, you've created me
Alice isn't...
Alison hell, what were you looking for
Alison hell, as I close the door
Alison hell, here you shall dwell
Alison hell, Alice dwells in hell
Alice
Alice
Alison
Alice
In Hell
Goodbye
Conforme la música iba subiendo de volumen, mi cuerpo temblaba en unos horribles espasmos. No podía correr; mis piernas no respondían, pero no podía quedarme allí, solo era cuestión de tiempo de que me encontrase.
Entonces justo cuando miré las escaleras que conducían a mi habitación, vi a aquella sombra encapuchada mirándome fijamente y esta vez portaba un hacha ensangrentada, lo que me hizo preguntarme
¿A quien había matado esta vez?
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