Capítulo XX "Estoy Bien"

Littzy seguía tocando y tocando la puerta para obtener respuesta pero sin éxito, sabía que se encontraba y abriría, efectivamente adentro estaban Lydia y Sherlock apurados para que nadie los viera, este ya se había cambiado pero no sabían que hacer, reaccionaba enfático y apurado.

— ¿Y ahora qué demonios hago?— pregunto desesperado.

—Escóndete debajo del escritorio—dijo la profesora y buscó un mantel para cubrirlo.

Pero las cosas empeoraban ya que no solo era Littzy quien quería entrar, estaba dispuesta a hacer lo imposible para hacerlo, no sin antes pedir permiso:

—Profesora McElFatrick, dejemos entrar— exclamaba.

—Ahí voy—todo estaba libre—, no seas tan desesperada.

Finalmente dio la entrada.

—Adelante chicos. Siéntense y no hagan ruido.

Los chicos entraron, Lynda caminó a lado de Littzy pero mientras observaba el piso se dio cuenta de algo en particular:

—Oye Littzy—se inclinó— ¿Este no es el collar de Sherlock?

—Oh si ¿Dónde lo encontraste? —lo miró detenidamente y lo tomó.

Sherlock que estaba debajo del escritorio pudo ver que le faltaba su collar, ambos se espantaron terriblemente.

—Aquí en el suelo.

— ¿Qué haría aquí?— Littzy miró a Lydia con desconfianza ella no le hizo caso—. Profesora McElFatrick... ¿Sherlock vino aquí o algo así? es que olvido su collar.

—No Littzy— dijo muy temerosa—, pero ¡Dámelo! Yo se lo daré, aunque no creo que este sea su collar.

—Claro que lo es, es el collar de león bañado en chapa de plata, es el yo lo identificaría en cualquier lugar.

—Bueno Littzy tu serás pero yo no se lo había visto, en fin dámelo—extendió su mano—, vendrá a la clase o algo por el estilo

—Mejor yo iré a dárselo a su cuarto Profesora McElFatrick.

—No te permitiré que salgas así que mejor dámelo y yo se lo doy cuando venga a la clase, no dudo en que vaya a llegar.

—No, es mejor así aparte se lo daré terminando la clase o lo buscare se ha estado yendo mucho tiempo estos últimos días— guardó el collar en su mochila y se fue a su lugar.

Lydia estaba la miró con desacuerdo pero no pudo hacer nada para quitárselo, sin embargo Sherlock seguía debajo del escritorio y tenía que permanecer ahí para que nadie sospechara nada.

Entonces comenzó la clase.

Mientras revisaba las actividades Lydia paso al lugar de Littzy y 'accidentalmente' pateo su mochila.

—Oh... discúlpame Littzy es que mis pies son muy torpes— alzo la mochila mientras sacaba con mucha delicadeza el collar.

—No se preocupe profesora.

—Bien—guardó discretamente el objeto— ¿Terminaste la actividad?

—Si—le dio su carpeta.

Después de una hora exhausta de clase todos los estudiantes se fueron y al confirmar que el terreno estaba despejado, Sherlock pudo salir de su escondite, tomó un poco de aire pero preguntó interesado:

—Lydia ¿Cuándo podemos volver a repetir lo que pasó?

— ¿Éxtasis, alcohol y sexo?

—Claro que sí—tocó sus caderas con suavidad.

—Cuando quieras mi vida—le dio un beso apasionante.

—Lydia una pregunta ¿Por qué de la nada me surgió esta jodida necesidad de estar contigo?

—No se mi vida, pero me gusta esa necesidad.

Luego de estar un poco más juntos, Lydia debía dar otra clase por lo tanto Sherlock se fue a otro lado, pero Littzy antes de ir a comer fue al cuarto de su novio a buscarlo pero no estaba, también le marco por teléfono y no contesto, se lo encontró saliendo del edificio todo alterado, alborotado y descontrolado.

—Mi amor— dijo la inocente novia, corrió a abrazarlo— ¿Dónde estuviste en toda la mañana?

—Este... Yo, en... de.t.en.cion, supongo—respondió tartamudeando.

—Bueno, mira no tienes tu collar ¿Cierto?

—No, lo olvide en... no sé dónde.

—Pues yo lo tengo, deja buscarlo en mi mochila— abrió su mochila y empezó a buscar entre todas su cosas en donde estaba el collar, pero ella no lo encontraba—Demonios, creo que lo tenía por aquí, yo lo guarde.

—Oh, no te preocupes, alguien más lo tendrá. Ahora Littzy me voy debo... dormir.

— ¿Quieres que te compre algo para comer?

—No...— suspiró profundamente y se fue.

Llegó a su cuarto, tocó su cabeza, tenía una terrible jaqueca, se acostó en su cuarto cerrando las cortinas y en cuanto toco la almohada tuvo un sueño profundo que le duró hasta las 8 de la noche.

El collar de Sherlock lo tenía Lydia, lo puso alrededor de las fotografías del primero, combino algo de sangre de él y ella en un corazón, pero necesitaba mas cosas.

¿El resultado? Un maléfico altar con sangre y cosas personas hecho para amar.

Todo para que Sherlock y Lydia se quedaran, para siempre

¿Aterrador? Claro que si imagínate para él.

Desde aquellos días, Sherlock ya no podía dormir bien se sentía cansado, adolorido pero a pesar de eso no podía dejar las 'pastillitas' que le daba Lydia, cada vez se sentía menos atraído por Littzy y deseaba más a su extrovertida profesora. Todo fue un choque muy extraño.

Llego otra noche en donde la sadomasoquista pareja se encontraba nuevamente, desnudos en la cama y se daban amor mutuamente. Lydia tomo su navaja y comenzó a cortarse en los brazos, a ella le dolía mucho entonces llego el momento que esperaba desde hace mucho tiempo.

—Dame tu brazo Sherlock—pidió.

—¿Para qué quieres mi brazo Lydia?

—Tu dámelo y ya.

—Bueno.

Ya ni siquiera tenía la capacidad suficiente para pensar con claridad o saber lo que estaba pasando. Por lo tanto Lydia empezó a pasar la navaja sobre sus brazos, él abrió los ojos con fuerza porque le tenía pánico a la sangre.

—¡¡Auch!!—gritó lleno de dolor—¿Qué haces?

—Este es un pacto de amor.

—¿Pacto de Amor?, Lydia o sea será mucho tu cultura y tus creencias pero no me metas en esto por favor.

—Pero Sherlock si estas con migo tendrás que aceptar todo esto—dijo y puso un poco de sangre sobre sus labios.

—No quiero Lydia por favor.

— ¡¡No!!—exclamo con rabia, jaló el brazo de Sherlock y le hizo una cortada mucho más profunda.

—¡Basta! ¡Déjame!—pidió aterrorizado.

—Yo creo que si a alguien le da pastillitas a mi bebe, este aceptará—insinúo.

—No quiero de tus pastillas—dijo enojado y volvió a tener el control de sus brazos.

—¿Seguro?

— ¡No!—volvió a montarse sobre ella, la besó infinidad de veces, cayendo ante sus instintos.

Y como casi siempre estaban ebrios entonces accedió, Lydia le corto muchas veces sus brazos para comenzar un pacto de 'amor' muy aterrador y siniestro pero esto les daba de alguna manera estabilidad, pensaba que al fin después de tanto tiempo estaba seguro y con tranquilidad.

Se besaban y todo por el estilo fue una noche de demasiada locura para él. Pero no se arrepentía de nada, sabía lo que estaba pasando pero no quería darse cuenta de la realidad o lo que en verdad sucedía, eran las emociones que siempre había buscado. Aquellas que las drogas y el descontrol eran capaces de darle nada más.

(...)

Al día siguiente no supo cómo ni el momento en que paso, pero de la nada apareció nuevamente en su cama. Despertó sintiendo los rayos del sol caer justo sobre sus ojos, miró el reloj y eran las once de la mañana. Demasiado tarde para ir a su primera clase.

Pero está vez sería distinto. La Profesora de Matemáticas; Jessica Mosshart quien siempre había estado pendiente de Sherlock porque era un buen alumno fue a darle un par de quejas al director.

—Hola Director Balmaceda— dijo Jessica al entrar— Tengo un problema con un alumno y quería saber que podía hacer-

—Srita. Mosshart, o sea son sus problemas, aplique sus soluciones estoy muy ocupado.

—El Problema Sr Balmaceda que este alumno es Sherlock y ya ve que no puedo tocar a su preferido....

—¿Qué pasa con él, Jessica?— preguntó haciendo evidente su favoritismo.

—Ya van dos semanas seguidas que falta a mi clase y se está atrasando, no solo eso también escuche que pasa lo mismo con los demás profesores.

—Iré a hablar personalmente con él, no te preocupes Jessica.

—Gracias director.

Joshua iría a buscar a Sherlock por el mismo, fue a su cuarto en donde casi medio día seguía dormido recostado en su cama, cuando este despertó encontró sus sabanas llenas de sangre, creía que era un sueño pero fue más aun su espanto cuando vio toda esa sangre ya seca y derramada por todos sus brazos, tocaron la puerta, enseguida puso más sabanas para que nadie viera todo el desastre que se había armado. Entonces ya seguro, dijo:

— ¿Quién es?— pregunto atemorizado.

—Soy Balmaceda—se escuchó del otro lado.

— ¿Qué quieres?

—Pasar.

—Está bien—respondió sin felicidad.

Joshua entró al instante, lo primero que vio fue todas aquellas sabanas que ya lo cubrían, así que no tardó en preguntar:

—¿Tienes mucho frio?

—Me he sentido enfermo estos días—aclaró.

—Ajamm... y ¿Por eso no vas a tus clases?

—Sí, exacto por eso.

—Sabes se me hace muy extraño que no vayas a tu clases pero si vayas a la regularización con Lydia McElFatrick.

—Bueno es que esa materia es importante.

—Escucha—rodó los ojos—, por favor, no comiences de nuevo.

—¿Comenzar qué?—frunció el ceño.

—Tú sabes a que me refiero.

—¿A que me coja a una profesora?

—Exacto, no empecemos, por favor.

—Descuida yo no he hecho nada, yo amo y amare a Littzy para siempre.

—Más te vale y asiste a todas tus clases por favor, desde mañana ¿De acuerdo?

—Si de acuerdo lo prometo.

—Bueno—se dirigió a la puerta— adiós.

Tan enseguida de que salió Joshua del cuarto Sherlock se levantó rápidamente y vio lo que le había pasado en sus brazos, tenía muchas cortadas y todas de ellas muy profundas. Corrió al baño a intentar curarse y vio su cara estaba particularmente débil, no supo cuanta sangre perdió esa noche, pero ahora no podía decirle a nadie ni siquiera a Balmaceda de lo que estaba pasando. Sin más, se colocó vendas en sus brazos, una camisa y dos suéteres para que los rayos ultra violetas no perjudiquen más sus heridas. Tuvo que lavar el mismo sus sábanas además fue por una esponja a limpiar su colchón.

Ya casi había destruido toda la escena del crimen entonces llego Lydia a su cuarto

—Hola mi vida—saludó con cariño.

—Lydia me puedes decir ¿Qué demonios hicimos anoche?

—Solo un pacto de amor verdadero—dijo tranquilamente.

—Pero Lydia yo no quiero hacer estas cosas, me duelen muchos los brazos.

—Ya te acostumbraras mi amor.

—Que sea la última vez, por favor.

— ¿Esta ser la última vez que nos besemos. Sherlock? ¡No!—dijo con autoridad— Nos cortaremos por toda la eternidad para seguir siempre juntos.

—Pero es algo ridículo, no necesito demostrarte mi amor así.

—Pero son mi creencias y debes aceptarlas.

—Está bien—suspiró decaído—, pero... ¡Dame más pastillas!

—Bien—no dudo ni un instante.

Él sentía como esas pastillas lo hacían perder más el juicio y cordura, tuvo otra noche de sexo descontrolado con Lydia. Siempre fueron así, su relación no era más que drogas, alcohol y sexo. Por una parte se sentía culpable y arrepentido, pero no estaba dispuesto a perder la única tranquilidad que tenía.

Las horas pasaron, se levantó y eran 9:30 am, recordó la promesa que le había hecho a Balmaceda entonces fue corriendo a su primera clase, se sentía más feliz porque estaba sobrio y sin cortadas que adormecieran sus brazos. Su clase principal era matemática:

Llego al salón y toco la puerta:

—Srita. Mosshart ¿,Me permite entrar?

—Vaya Sherlock— dijo la profesora sorprendida—. creí que ya no te iba a volver a ver.

—Es que estuvo enfermo—justificó.

—Con razón te veo tan débil, pero ¿Acaso solo querías ir a tu clase de Ciencias Sociales?, porque te vi varias veces en el salón de Lydia McElFatrick.

Todo el salón y en especial su novia lo vieron con desaprobación. Empezaron a susurrar y a burlarse, algo muy típico en aquella Universidad. Pero él no podía evidenciar su affaire y relación con Lydia.

—Srita. Mosshart no he ido a ninguna clase, ni a esa, y en todo eso me debió de haber confundido.

—Lo dudo Sherlock eras tú, te reconocí por tu chamarra de cuero que no te quitas.

—Sí, pero no soy el único que porta una chaqueta de cuero en toda la universidad ¿O sí?

—Pero podía reconocerte a millas de distancia. ¡Ya admítelo!

—Bueno—se enfureció y gritó con todo el aire de sus pulmones— ¡¿Y A USTED QUE MIERDA LE IMPORTA?!

Las personas se quedaron boquiabiertos, Sherlock no pudo ser capaz de reconocer el gran error que había cometido, Jessica Mosshart hasta tuvo que quitarse los lentes para comprobar que había pasado, entonces como toda maestra honorable, tenía que hacer denotar su autoridad:

—Sherlock, salte y cuando estés más 'tranquilo', vuelves a la clase, mientras tanto vete y al final platicaremos ¿Qué clase te toca de aquí?

—Es una gran entrometida— murmuro y después dijo— Pues Ciencias Sociales.

—Bien entonces no hay nada que perder, ven a las 11:00 aquí.

—Pero Jessica, esa clase es muy importante.

—Esto es para salvar tu promedio aquí, porque estas bajando y buen alumno nunca has sido.

—Soy muy bueno en matemáticas y lo sabe.

—Si lo sé pero no solo se demuestra en el pizarrón o exámenes también con la responsabilidad algo que nunca ha sido tu fuerte.

—Está bien— dijo enojado, salió y azoto la puerta

Finalizó la clase, Jessica sabía que no iba en buenos pasos y que sin duda estaba escondiendo algo, así que pudo hablar con la persona quien según podía tener más contacto y decirle un poco de lo que quería saber.

—Hola Littzy, tú como novia de Sherlock debes saber que le pasa ¿no?

—Esta algo enfermo Srita. Mosshart es solo eso—respondió apenada por no saber el verdadero problema. Pero no iba a admitir que ya lo desconocía casi por completo.

—Intentare hablar con él pero tú también pon de tu parte ¿Está bien Littzy?

—Si Srita. Mosshart se lo prometo—se encogió de hombros.

Antes de que fueran las 11:00 Sherlock estaba con Lydia, como siempre. Pero esta vez no se pudo quedar mucho tiempo, le explico a su empedernida amante que tenía asuntos por resolver. Ella tuvo que aceptarlo a la mala.

Sin más, Sherlock se presentó al salón, como se lo habían pedido:

—Que sea rápido por favor Srita. Mosshart, le prometí a Balmaceda que estaría en todas mis clases y a la maestra McElFatrick—fue lo primero que dijo.

—Mira ella no me importa, tienes los ojos rojos ¿Qué ocurre?

—Nada, tengo gripa tal vez—se sonó la nariz.

—Bien—respondió en tono enfático— Ahora dime ¿Por qué haz faltado tanto?

—Ya le dije que porque estuve enfermo.

—Tus actitudes no me gustan, antes eras un chico feliz, ideático, con amor para las personas que te lo otorgaban ahora eres frio, compulsivo, sátiro y cruel.

—Usted se equivoca nunca he sido feliz, siempre eh sido sátiro y cruel, que usted no vea mi verdadera cara es diferente.

—- ¡¡Es que todo es por medio del lenguaje de los ojos!!—reprochó—. Sí, antes eras indolente y grosero pero no todo el tiempo, lo hacías con las personas que realmente se merecen ese trato, como Carl Milverton, Hubert Lestrade etc. Con las demás personas eras como tú eres realmente, sencillo, puro, feliz ahí estamos yo, Littzy, Balmaceda y tus amigos ¿Qué paso?, ahora hasta con nosotros eres grosero y sátiro, ¿Con Littzy? Dime antes los veía todo el tiempo juntos superando cada adversidad y ¿Ahora? Rara vez te veo con ella, prefieres estar solo y sobre tu consumo de alcohol ha sido mucho más grande.

—A ver Jessica—puso sus manos en frente—. Yo nunca pero nunca de los nunca he sido un chico 'puro, feliz ni sencillo' eso fui antes pero ahora ya no, con Littzy OBVIO es mi novia lo mejor que me ha pasado en la vida, y mi consumo sobre el alcohol se mantiene siempre ha sido elevado

—¿Tanto así que hueles a alcohol adulterado?

—Un favor, deje de meterse en mi vida, si realmente quiere ayudar déjeme en paz.

—Pero Sherlock me preocupo por ti, y por eso quiero ayudarte y si dices que no quieres ayuda te ayudare con más razón.

—Deje de entrometerse en mi vida, ya basta ¡Ya basta!

En ese momento, la puerta del salón se abrió, ambos vieron la llegada de Lydia McElFatrick quién caminaba presumidamente, como si se tratará de su propio salón sin pedir permiso.

—Disculpe Srita. Mosshart, pero este alumno debe estar en su clase, conmigo.

—Estábamos platicando sobre algo serio profesora McElFatrick—Jessica ya tenía más razones para creer su teoría.

—Para eso está su clase Oh ¿Quiere que de una queja al Comité de Supervisores?

—No Lydia solo 5 minutos y ya—pidió.

—Profesora McElFatrick— dijo Sherlock sin ocultar su felicidad— ¡Qué bueno que vino! Tengo que entregarle la tarea.

—En el salón Sherlock, al fin ¿Ya terminaron de hablar, no?

—Si así es.

—No de hecho...

—Bueno en todo caso nos toca mañana ¿No?—el chico ya estaba desesperado por irse.

—Si... supongo.

—Adiós—camino con Lydia a la salida—. La veré mañana, Profesora Mosshart.

—Nos vemos—dijo con inseguridad.

Ambos salieron del salón entre risas, tomaron la mano del otro como si se tratará de una feliz pareja sin temor ni miedo a lo que cualquier otra persona podía decir, se sonreían como si salieran de recién casados:

—Lydia ¿Iremos al salón?—cuestionó.

—Sherlock, yo dije que me tuve que ir, nos podemos ir al cuarto...

—Bien—tomaron fuertemente sus manos y se fueron corriendo.

Se encontraban en la habitación de Lydia, ambos compartían un buen y relajante momento, estaban vestidos, eso quería decir que no habían tenido relaciones como siempre. Sherlock se acostó en el pecho de Lydia mientras ella le acariciaba el cabello, le preguntó:

— ¿Qué te dijo esa zorra arrastrada?

—Solo hablo de lo típico "Tu alcoholismo, tu violencia, blah blah blah"

—Vieja ridícula.

—Quiere cambiarme.

—Tú eres perfecto así como eres.

—Dijo las palabras más tontas que yo según había sido "feliz, sencillo y puro" antes

— ¿Y lo fuiste?—

—No, nunca lo fui, bueno si en mi niñez pero todo eso fue quitado con golpes, por mi padre.

—Mmm... que mal pero ya sabes no se vive el pasado se vive el futuro y ese futuro es conmigo mi vida.

—Lo sé— dijo esto y se besaron.

Era un ambiente grato, al parecer a pesar de todas las locuras que habían hecho, si crecía un buen amor entre ambos.

—Ya viste mi vida, como es mejor estar pasando este tiempo de calidad sin cortarnos solo los dos.

—Sí, me gusta este momento, Sherlock—dijo tiernamente.

—Bueno, sonara grosero pero no conozco mucho de ti.

—Lo sé, mmm... comencemos ¿Quieres?

—Vale.

—Mejor dime sobre tu estadía en la universidad—pidió con seguridad—, la verdad es que no he escuchado cosas gratas sobre ti.

—Todo es culpa de la estúpida de Kelly Milverton, ella se ha encargado de destruir mi vida por completo.

— ¿De verdad?

—Sí, la odio. Es una maldita, quisiera acabar con su jodida vida.

—Hazlo.

—Ayudar a los más desgraciados acabando con una perra. Creo que eso debería ser considerado un servicio a la comunidad.

—Puede ser un favor.

—No quiero hablar de ella—Sherlock la miró con felicidad—. Así que es tu turno.

—Bueno—sonrió—, mi nombre completo es Lydia Mabel McElFatrick y pues tengo 25 años, estudie mi profesión a los 18 y no termine así que compre la plaza de maestro con un pequeño favor... soy de está religión por mi propia cuenta ya que la mayoría de mi familia es cristiana, bueno por mi madre es judía y mi padre cristiana. Yo creo en un dios pero no en Jesús ni en la biblia, hay dioses más oscuros y por eso hago esto, no me gusta ninguno de mis dos nombres, me gustaría llamarme como mi madre Shirley o Alice, la mayoría cree que McElFatrick es mi apellido paterno pero...

Antes de que Lydia terminara su relato sonó el celular de Sherlock, le había llegado un mensaje de su "novia" que decía así:

"Sherlock, ¿Podemos hablar? Hace tiempo que no lo hacemos, te veo en el parque en 10 minutos"

Sherlock tuvo que decirle a Lydia que iría con Littzy claro para que no sospechara, entonces ella acepto tenía otras 'cosas que hacer'

Por cosas que hacer me refiero a cosas malvadas para Littzy y para Jessica quien se había entrometido mucho en esto

Con ropa de bruja tal vez una Wicca ella puso dos fotografías de sus enemigas, las marco con sangre y empezó a decir conjuros ocultos, demasiado retorcidos. Sin duda practicaba un hechizo maligno.

La primera en sufrir lo peor fue Jessica quien estaba dando clase a un grupo y de la nada, sin avisar, se desmayó sin explicación alguna, frente a todos sus alumnos.

La segunda que sufrió, pero mucho menos fue Littzy, se sentía mareada. Entonces Sherlock llegó como habían acordado, en cuanto lo vio, su cuerpo desfalleció sobre los brazos de él, quién tuvo que llevarla de mala manera al hospital escolar, queriendo dejarla ahí tirada, pero no podía hacerlo.

El doctor dijo que tuvo ese desmayo por una mala alimentación y estrés, por lo tanto le recetó unas vitaminas, le dio el alta cuando despertó.

Salieron del hospital y vieron a la camilla forense, no sabían quién había muerto, pero tenían algo de miedo, fuera quien fuera no merecía la muerte.

Fue una noche extraña para los dos, estuvieron todo el tiempo con mucha incomodidad, Sherlock acompañó a Littzy a su cuarto, su mirada siempre era caída y definitivamente algo malo le sucedía, pero debía seguir fingiendo.

A primera hora de la mañana, se presentó al salón de la profesora Mosshart, a pesar de las peleas y de que ahora estuviera obsesionado con Lydia, él apreciaba a Jessica, por lo tanto no podía dejarla abandonada. Pero cuando llegó...

—¿Dónde está la Profesora Jessica Mosshart?—preguntó.

Él fue el primero en enterarse de que:

—Desgraciadamente, acaba de morir ayer.

La noticia le llego terriblemente a Sherlock, había ido con el plan de decirle absolutamente todo lo malo que estaba viviendo, se negó rotundamente, creía que era una broma, le llegó un shock profundo. Pero para su desgracia, todo era real:

—Así es— dijo Joshua ante todo el grupo— Ayer mientras la profesora Mosshart le daba clases al grupo 2B sufrió de un desmayo. Ellos no creían que fuera a morir, pero será más difícil darle la terrible noticia. La profesora murió por un paro cardiaco y por desgracia no se sabe con certeza las verdaderas razones. Como saben son muchos factores que influyen. Pido un minuto de silencio a su memoria.

Todo el salón se quedó muy triste, algunos lloraron, otros se impresionaron, Sherlock ya sabía la noticia así que se mantuvo quieto y pasmado, Joshua se sorprendió ante su actitud, por lo tanto le pidió que fuera a su oficina después de clases:

—Sherlock— dijo inseguro.

—¿Qué ocurre, Balmaceda?

—Quiero que me digas ¿Qué tal te sientes con la noticia? Escuche que tú fuiste el primero en enterarte.

—Bueno ¿Qué quiere que le diga? Yo estoy bien.

—¿Seguro que te encuentras bien?, pensé que la noticia te iba dejar, no se traumado.

—Digo Balmaceda si tuve que soportar saber que mi madre asesino a mi hermano, ¿No cree que puedo soportar normalmente que mi maestra de matemáticas haya fallecido y ser yo el primero en saberlo?

—No sabía que tenías ese pensamiento tan crítico.

—Pues ya vez Joshua así soy, la verdad es que soy muy desinteresado y frio y lo irónico es que Jessica decía que yo era un 'chico feliz, contento e ideático', ja si como no.

—De hecho Sherlock, lo eras y yo sé que lo sigues siendo, a través de esa imagen de 'chico rudo e insensible' que quieres darnos a aparentar—caminó por su oficina—. Sé perfectamente cómo eres realmente, así lo sabía Jessica antes de fallecer.

—Pues ambos están equivocados—aclaró con un tono frívolo—. Yo nunca he sido así, y cuando solía serlo simplemente era porque estaba feliz o algo por el estilo, raro en mi pero bueno.

—No sé pero haz estado muy desorientado estas semanas, creí que al salir del castigo de los 4 meses estarías más feliz, gozando tu libertad.

—Vamos Joshua, eso no tiene nada que ver con mi actitud, simplemente estas mal, Jessica también lo estaba, pero sinceramente me duele creer que ayer a esta misma hora estábamos hablando de lo mismo y le dije 'la veré mañana'—intentaba ocultar sus lágrimas—. Si no fuera sido por Lydia hubiéramos terminado de hablar, pero quién diría que ese 'mañana' no existiría jamás, la extrañare pero no me provoca ningún tipo de rencor.

—Sherlock ¿Por qué fue culpa de Lydia?

—Es que ella quería que yo fuera a su clase entonces nos interrumpió mientras hablábamos.

— ¿No crees que Lydia se está metiendo demasiado en tu vida y por ende contigo?—al parecer ya había encontrado el núcleo del problema.

—Ella intenta ayudar—justificó.

—Te recuerdo que Jessica también te intento ayudar y la rechazaste ¿Por qué aceptaste a Lydia y no a Jessica? No me digas que por la apariencia.

—No sea ridículo Balmaceda— dijo prepotente pero a la vez tímido— ¿Cómo cree que yo aceptaría más la ayuda de Lydia que en vez la de Jessica simplemente por la apariencia? No es que la ayuda de Lydia es completamente distinta a la de Jessica, Lydia actúa, Jessica solo habla... bueno, hablaba.

— ¿Y porque no me cuentas sobre la ayuda que te da Lydia?

—No creo que la entienda.

—Vamos yo entiendo todo, cuéntame no seas así ¿Qué no me tienes confianza?

—Si le tengo confianza, pero simplemente las cosas que hablo con ella no puede ser lo mismo a lo que hablo con usted.

— ¿Es algo erótico?

—Ahí va otra vez tus paranoias. Crees que estoy con una mujer simplemente por sexo o por erotismo, o un simple affaire como todas las demás, pero no Joshua, déjame decirte que ahora estoy con Lydia simplemente por ayuda, ni creas que tenemos relaciones y nos la pasamos cortándonos uno al otro con cuchillos mientras tomamos de nuestra sangre a algún tipo de santo raro del que Lydia es creyente por su satanismo— decía Sherlock con algo de sarcasmo mientras caminaba para atrás y se iba.

—Sherlock ¿Es sarcasmo?

—No Joshua ¿Cómo cree? —respondió con más sarcasmo—. En fin, me voy— se dio la vuelta y se fue corriendo.

"Supongo que quería darme algún tipo de mensaje subliminal, solo que no fui capaz de entender" pensó el nada adepto profesor.

Joshua quería entender el mensaje que Sherlock le había dado, pero sabía que no podía obtener nada con él, ya que era increíblemente terco. Entonces decidió probar otro horizonte, el de Lydia para escuchar su versión de la historia.

La llamó a su oficina.

—Buenas tardes—la profesora tocó la puerta— Director Balmaceda ¿Me llamo?

—Así es señorita McElFatrick, tome asiento por favor—señaló la silla.

—Gracias.

—Bueno Lydia lo que te diré no es sencillo, pero quiero que me respondas ¿Qué tipo de relación tienes con Sherlock Ravensdale?

—Una relación de maestra-alumno director, simplemente lo estoy apoyando en sus materias, eso es todo, ¿Por qué?, ¿Le interesa mucho saber?

—Pues si vera, yo me preocupo mucho por él.

—¿Por qué?

—Vera su madre...—dijo tímido— Bueno eso no es de mucha importancia solo debe saber que me preocupo por él y pues a cualquier conducta lasciva que este presentando debo tomar cartas en el asunto.

—Pero ¿Por qué se preocupa tanto? Digo él es un adolescente casi pre-adulto de 18 años que puede tomar el control y rumbo de su vida sin necesidad de que alguien esté detrás suyo, protegiéndolo.

—Bueno es algo irónico que lo mencione, ya que usted lo está ayudando.

—Una cosa es ayudarle y otra muy diferente es protegerlo Director Balmaceda—dijo en un tono posesivo y su mirada era malvada.

—Usted lo hace mal, señorita McElfatrick. Yo simplemente digo que desde que usted llego él ha estado muy distinto, está más indolente y grosero de lo que solía ser, su consumo de alcohol es mucho más elevado.

—¿Cree que yo lo estoy mal influenciando? Pues usted está jodidamente equivocado Director Balmaceda, él va muy bien en Ciencias Sociales—seguía en la batalla, no iba a perderla.

—Solo en Ciencias sociales, porque por los demás está apunto de reprobar el año ¿Lo sabía?, si está es la ayuda que le está dando Srita. McElFatrick, no es la mejor que digamos—se molestó.

—Bueno, ultimadamente Director, mis métodos de enseñanza no tienen nada que ver con usted, son míos y nada más—Lydia iba a perder los estribos.

—Pues por el momento, no quiero que lo entretenga más, no quiero que lo deje sin clases o tiempo al final de lo que dura la suya, no quiero que se vean, ni que se reúnan, ni nada por el estilo y si Sherlock reprueba el año, me desquitare exactamente con usted. Si no me obedece la correré, no tengo tiempo para seguir con esto Lydia, esta advertida, le prohíbo que le hable a Sherlock—ordenó Joshua— O si no vera todo mí poder. Ahora ¡Retírese!

La mujer se fue totalmente plagada, tomó su bolso y salió de la oficina, pero no sin antes decir con maldad:

— ¿Ah, sí? Pues ya veremos quién tiene más poder, querido Director Balmaceda...

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