Capítulo XIX "Diferentes culturas"
Lo que había pasado en aquel día en el salón de Lydia McElFatrick era algo de lo que Sherlock no podía contárselo a nadie, no podía decirle que fue lo que pasaba, estaba muy confundido sobre lo que podía pasar ya que desde un principio sabría que se metería en problemas por estar con una profesora pero a pesar de todo no le importaba, lo que más le había dolido era saber que había vuelto a ser infiel... otra vez
"Pero"— pensaba para darse alguna satisfacción interna— "No cuenta como infidelidad si ella no se entera y no quiero que lo de Lydia se enteré nunca, eso me da algo de estabilidad" se encontraba sentado debajo de un árbol cuando llegaron Amanda, Littzy, Melissa y Sara.
—Hola mi vida— dijo su novia y le dio un beso— ¿Qué tal te fue con la perr... digo con Lydia?
—Bien me dejo un trabajo extra-clase.
— ¿Se volverán a reunir?
—Emm... no sé dijo que me lo diría después.
—Ay bueno espero que no—tocó su hombro—. Y si es así ¡Pues que perra!
—Littzy no le digas así.
— ¿Qué? ¿La estás defendiendo?
—Y bien chicos— interrumpió Amanda para evitar una discusión— ¿A dónde se irán en las vacaciones de Navidad?
—Yo—Melissa fue la primera en tomar la palabra—, me iré con mi familia a pasar unos días en mi ciudad natal.
—Yo—Sarah seguía—, no sé solo nos la pasaremos un rato en casa conviviendo.
—Yo— Amanda complementó— Me iré con mi abuela a su casa en la playa.
—La verdad no sé—Littzy era la última de las chicas en hablar—, las cosas en mi casa no están del todo bien y luego con que ira mi hermana Priscila mucho peor.
—Creo que voy a tener que pedir permiso para quedarme en la universidad—dijo Sherlock y encendió un cigarro.
— ¿No tienes a dónde ir?—su novia preguntó sorprendida.
—No.
— ¿Y la casa de Los Smith?
—Bueno si la tengo, pero no quiero ir solo
— ¿Y yo? ¿Acaso soy invisible?
—Tú te iras con tus padres, no quiero que volvamos a tener conflictos.
—Lo que ellos digan no me importa.
—Vaya que flojera quedarse aquí—Melissa bostezó.
—Así es... pero no tengo otra alternativa—se levantó del jardín y camino lentamente dejando a las chicas (incluidas su novia) solas.
Pero alguien tocó su hombro, Littzy no quería que se fuera tan rápido.
— ¿A dónde vas?
—A mí cuarto—siguió fumando.
—Oye en unos diez minutos va a venir una banda dúo son dos esposos o no sé si sean novios o padre e hija, el punto es que se llaman Two Wings y hacen covers ¡Vendrán aquí! ¡Vamos a verlos!
—No gracias, no me gustan esas bandas juveniles.
—Anda—insistía—, por favor será divertido.
—Tengo otras cosas que hacer.
— ¿Qué puede ser más importante que estar con tu novia?
—Inyectarme heroína, por ejemplo.
Esa respuesta heló por completo a Littzy, pensó que era una broma de mal gusto y sin fundamento, pero era cierto. En realidad Sherlock si fue a inyectarse heroína, hace muchos años que no lo hacía, era esa época de muchacho de la calle, días tan turbulentos que no quería recordar, pero volvió a tener la tranquilidad que esa droga te daba.
Unas horas después, siguió la clase de la señorita McElfatrick, todos pensaban que ya dejara a Sherlock solo, pero lo que dijo fue algo mucho peor:
—Sherlock. Para que puedas aprender más de la materia, te quedaras a regulación todos los días a partir de las 7 pm. Hasta que vea mejora ¿Está bien?—guiñaba el ojo derecho con aprobación.
—Pues si... supongo—respondió sin otra alternativa.
Littzy estaba furiosa pero se sentía confiada de su novio a pesar de que había algo que la incomodaba mucho.
Cuando dieron las 7 de la noche, el estudiante tuvo que ir al salón de su profesora, estaba cerrado y al parecer no había nadie adentro, a él no le gustaba estar a esas horas en los pasillos de clase, pero escucho unos tacones resonar por todo el lugar. Frío no es algo que conociera la descarda maestra ya que tenía un vestido muy corto, sin mangas, totalmente negro, su rostro tenía maquillaje del mismo color y portaba unos zapatos con plataforma, haciéndola ver demasiado alta.
—Ven, vamos a mi cuarto—tomó a Sherlock de la mano izquierda.
—Lydia ¿Qué te paso en los brazos? —cuestionó al verla.
Los brazos de Lydia estaban llenos de rasguños, pequeñas cortadas, otras eran grandes y demasiado profundas, tenía costras pero unas más estaban con sangre fresca.
—Acompáñame y te diré—su voz era escalofriante.
Caminaron a la habitación de Lydia, todo estaba totalmente oscuro, ni siquiera tenía una luz, así que la mujer prendió unas velas de color rojo ardiente que pusieron el ambiente un poco más tenso y comprometedor, comenzó a besar a Sherlock sobre todo su cuello, encantado por el deseo aventó a Lydia a la cama y besó su cuerpo sin descontrol, le daban mucho miedo esas cortadas que tenía pero las ignoró por completo. Conforme seguía el acto pudo percatarse que los brazos no era el único lugar en su cuerpo donde tenía esas cortadas, en su estómago, piernas, espalda y demás partes las tenía. Decidió ignorarlas y dejarse llevar por el momento, acariciaba sus muslos de la manera más lenta posible pero fue su sorpresa cuando Lydia quería ir más rápido sin parar, con una violencia inimaginable, era tan peligrosa como sexy.
Llegó la media noche, ambos estaban desnudos en la cama, Lydia abrazaba el suave torso de Sherlock, pero este se sentía francamente decepcionado, esos pensamientos que había tenido al principio no le eran lo suficientemente gratos como para tener sexo con otra chica a espaldas de su novia.
—Dime Sherlock ¿A dónde te iras en las Vacaciones de Navidad? Están muy próximas—susurró Lydia tiernamente.
—Supongo que... me quedare en la Universidad porque no tengo a un lugar a donde ir—respondió en un estado bajo.
—Emm... no debes quedarte aquí de aburrido, te puedes venir conmigo a mi casa—sus dedos recorrían sus piernas.
— ¿Estás loca? Si me ven que me voy contigo Littzy de verdad me terminara—dijo su principal preocupación.
—Y ¿Por qué no saldrás por lo menos a un hotel? Alquilas un departamento o algo, tus planes se escuchan deprimentes.
—Porque veras quería irme con Littzy pero ella se ira con sus padres y sus padres me odian
— ¿Por qué?
—Tuve problemas con ellos, en especial con su padre.
—Pero esas no son las únicas alternativas—sonrió—, puedes irte a otra parte.
—No sé—suspiró profundamente—, la verdad es que tengo miedo de cargar conmigo mismo. No soy alguien responsable ni comprometido con mí ser, por lo tanto creo que tendría un sinfín de problemas si es que no hay nadie a mi lado.
Lydia lo miró con desaprobación, dejo de acariciarlo para encender un cigarro, se mantuvo distante, pero le preguntó:
—Me preguntaste el porqué de mis cortadas ¿Cierto?
—Sí—asintió extrañado.
—Pues todos son en honor a un dios en el que yo creo.
— ¿Qué dios es?
—Es el dios de una Secta muy Antigua, solo que nadie lo puede saber y si te lo estoy diciendo es porque te tengo confianza.
— ¿Tan poquito tiempo y ya me tienes confianza?—frunció el ceño— Vaya eso no me lo esperaba.
—Deberías.
— ¿Y cómo rindes tributo a tu santo?—eran de aquellos temas que a cualquiera interesaba por más fumados que parecieran.
—Pues me cortó en los brazos, piernas, estómago y —se tardó unos momentos— bebo sangre.
— ¿Bebes sangre?—se paró súbitamente de la cama—, eso ya es ser un vampiro.
—Claro que no y sí bebo mi propia sangre, él vendrá por ella—lo abrazó sutilmente—, es mi sacrificio, beberá mi parte.
—Pero... ¿Debería espantarme?—seguía distante.
—No creo, solo son Diferentes Culturas, diferente a esta que estás viviendo en la sociedad, diferente en la tuya, solo es cuestión de tolerancia.
—Tienes razón Lydia—disminuyó su miedo—, pero ¿Tiene un beneficio esto?
—Sí, ofrecerle mi vida para que le de paz y cultura, desde que inicie esto mi suerte ha cambiado, tengo un empleo en la mejor Universidad del país, e rejuvenecido, tengo más inteligencia y sobre todo conocí al amor de mi vida—besó a Sherlock como prueba principal
—Así... ¿Y quién es?— pregunto el chico ingenuo.
—Ah... ¿Pues no es obvio? Eres tú.
—¿Yo?—se alejó al otro extremo del cuarto—Pero Lydia mi novia es Littzy...
—Era, ese dios me han dado el deber de quedarme contigo para siempre.
—Pero... yo no quiero.
—Debemos estar juntos.
—No Lydia yo no quiero estar a tu lado—empezó a vestirse con rapidez.
Cuando iba rumbo a la salida, Lydia volvió a empujarlo a su cama, se montó sobre él y volvió a quitarle la camisa, besaba su cuello otra vez, le susurro siniestramente:
—No escucha, ahora es una misión que ellos me han encomendado, estar contigo para siempre destruir a cualquier persona que intente interponerse, este dios me ha ordenado hacerlo, no puedo fallarle—lo besaba con más desesperación
—Oh... ¡Suéltame!
Se paró de la cama, abotonó su camisa e hizo su cabello para atrás, abrió la puerta pero antes de irse le dijo a su amante:
—No, nunca estaré contigo, eres una jodida loca—huyó del cuarto.
— ¿A, si?.... Ya lo veremos—murmuró.
Cuando la desquiciada mujer se quedó sola, se puso una túnica negra, un poco de tinta del mismo color sobre sus ojos, caminó descalza a una puerta que se encontraba detrás de un armario para que nadie pudiera verla. Aquella era un pasadizo sumamente secreto que conectaba a una habitación oscura, sola y realmente perturbadora, había miles de cosas que a cualquiera aterraba, pero lo que más destacaban eran estas imágenes sobre la pared principal:
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También tenía una mesa con diferentes objetos; como un cuchillo, sangre fresca, un libro de brujería, un altar extremadamente tenebroso, gemas, diamantes todos de color negro o algunos de oro, entonces leyó el libro con disposición.
—Entonces— dijo para sí misma— Lo único que me falta son diferentes fotografías, sangre y un mechón de cabello de Sherlock, eso es todo y lo voy a conseguir.
Volvió a cerrar ese lugar siniestro con llave, ingresó de nuevo a su cuarto y ocultó su pasadizo, durante toda la madrugada no hizo más que cortarse. Cuando dijo que no juzgáramos las culturas de cada quién, nadie pensó que fuera a ser tan personal.
(...)
En la clase de Ciencias Sociales las cosas seguían normales, nadie sospechaba que la profesora tuviera una obsesión (o una "misión") con un alumno, por lo tanto todavía era bien visto que se quedaran a final de las clases, más que nada porque ella se lo pidió:
—¿Qué quieres?— pregunto Sherlock molesto.
—Mi amor sé que estás enojado pero te puedo ayudar a que asimiles todo esto—respondió la maestra y miraba sus uñas.
— ¿Asimilar qué?
—Pues que estamos hechos el uno para el otro y tenemos que estar juntos para siempre.
—Mira Lydia en serio me gustas pero ahora estoy con Littzy no le puedo romper el corazón, ella ha sido tan buena conmigo.
—No te preocupes ella no lo sabrá—la mujer sacó unas pastillas de su bolsa— Mira tomate estas pastillas te harán bien.
— ¿Qué son? ¿Droga?
—No, nunca te daría droga, son unas pastillas para hacerte más feliz
— ¿Algo para esquizofrénicos? ¿Estimulantes? ¿Barbitúricos?
—No, en serio te harán bien
—Bueno—dijo desconfiado y las tomó en su mano— ¿Tienes agua?
—No tómalas así.
— ¿Así se toman?—se espantó totalmente— Lydia ¿Estas segura?
—Tu hazme caso y ya.
—Bueno...— como un niño a cual le dieron un caramelo le hizo caso a Lydia.
Las ingirió, durante unos momentos estuvieron platicando sobre diferentes cosas. Lydia McElfatrick podía controlarse y ser la mujer que quería hacer como quisiera, pero al cabo de una hora las cosas se pusieron diferentes. Sherlock tuvo diferentes sensaciones en su cuerpo que al principio le dieron miedo, pero luego tuvo una sensación agrandada de placer y confianza en sí mismo, energía incrementada, también paz, aceptación y empatía.
—Tenías razón—sonrió y miraba la luz del salón—, esto me hace sentir mejor... ¿Cómo se llaman?
—Es—Lydia se tardó en hablar—, éxtasis.
— ¿Éxtasis?—siguió con su tranquilidad— Entonces me engañaste si me acabas de drogar.
—Tú solo déjate llevar por el placer.
—Bueno.
Él no estaba nada contento aparentemente, pero por dentro tenía emociones inexplicables, le daba gracias a dios porque estaba vivo y también por no saber lo que estaba haciendo. Hubo un momento en donde se desmayó y Lydia aprovecho para hacer sus planes, mientras Sherlock se quedaba en todo su trance ella fue por fotografías que estaban en la Direccion sobre los expedientes de los alumnos, le tomo varias, le saco sangre con una jeringa y le corto un mechón de su suave cabello rubio, también tomo las llaves de su cuarto y fue por una camisa.
Todo eso hasta media noche en donde lo dejo en su cuarto, después en la mañana se levantó hasta el mediodía y estaba muy confundido por lo que había pasado se sentía diferente.
Eso se debe porque a las tres de la mañana, Lydia le hizo un tipo de conjuro o ritual, dijo ciertas palabras mientras puso sus fotografías y las encerró en un círculo de sangre, también sus demás cosas las puso con otros objetos en fin hizo todo un aquelarre pero eso era demasiado literal, eso era para que Sherlock estuviera con ella PARA SIEMPRE
Entonces en la mañana se sentía más extraño de lo normal, aumento su ritmo cardíaco y la presión sanguínea, tuvo nauseas, visión borrosa, desvanecimiento, escalofríos, sudor, y confusión, depresión, problemas de sueño, antojos, ansiedad severa, paranoia y episodios psicóticos, por esto no pudo irse a ninguna de sus clases, creía que el diablo había bajado a apoderarse de su alma, pero por sus pasadas experiencias sabía que solo eran los episodios prontos de un mal viaje.
Como no asistió a clases, Littzy no dudó en ir a verlo a su cuarto, le dio un enorme beso y un abrazo reconfortante pero se percató de algo.
—Mi amor ¿Qué te hiciste en el cabello?
— ¿Por qué preguntas?—intentaba controlarse.
—Te falta un mechón— mientras decía esto le enseño que su cabello estaba disparejo, entonces a él se le hizo extraño no recordaba lo que había hecho ayer pero no podía decirle que se quedó con Lydia, por lo tanto tuvo que inventar.
—Pues es que... no se creó que estaba ebrio.
—Ayer te desapareciste todo el día intente contactarte después de la clase de Ciencias Sociales ya no apareciste para Matemáticas y eso que es la clase que más te encanta aparte de que era la última, y eso se me hace extraño de tu parte.
—Oh, si Littzy es que preferí ir al bosque con una cerveza y un cigarro porque no había hecho la tarea...—dijo con lentitud e intentando regresar a la realidad.
—Pero... la maestra no dejo tarea.
—Creí que si, en todo caso necesitaba un momento de relajación aparte era la última clase.
—Bueno eso sí, pero me hubieras avisado—lo miró con desesperación.
—Lo siento.
—Está bien mi amor—ella quería besarlo, pero Sherlock esquivo sus labios, fue a la puerta y básicamente la corrió
—Te veo en clase—señaló a fuera del cuarto.
Littzy se sorprendió ante esto, salió sin reclamar y escucho como la puerta se azotó ferozmente, ya que su novio había perdido todo interés en ella y tenía una tremenda desesperación de ir a ver a Lydia no sabía porque.
Inconscientemente se fue al salón de Ciencias Sociales ni siquiera toco la puerta solo la abrió, se dirigió con la profesora, no dijo nada más y le dio un beso profundo, ya no tenía esos sentimientos de remordimiento que antes lo acechaban, se sentó sobre sus piernas y le dijo:
— ¿Tienes más pastillas?
—Todas las que quieras—sonrió perversamente.
—Dámelas todas— Sherlock agarro un frasco entero pero Lydia lo detuvo.
—No seas idiota no te las puedes tomar todas.
— ¡Dámelas, Lydia!—le ordenó violentamente.
— ¡No!
Estuvieron peleando bruscamente uno contra el otro, pero al final Lydia ganó y no le dio nada, esto hizo enfurecer a Sherlock, pero no pudo hacer nada contra ella, así que decidió recompensarlo con otra cosa.
—Mira, toma está cerveza.
—Dámela—la agarró firmemente, pero por sus experiencias como adolescente problemático pudo deducir que tenían algo extraño—, esto no es cerveza normal.
—Sí lo es—dijo grosera—, ¡Trágatela!
Entonces prácticamente drogado Sherlock beso y beso a Lydia sin control, estuvieron en el piso del salón teniendo sexo sin pensar en lo que pudiera pasar, fue un momento de mucha pasión, azotaron las cosas, tiraron la mesa, los libros, algunas bancas, algo incomparable, a Lydia le sorprendía saber que su hechizo si había funcionado él se sentía como una bestia en cada aspecto, cada momento se elevaba de tono a algo más pesado, eran los efectos del alcohol adulterado que ella le proporcionó, fue un acto de total salvajismo humano.
Después estaban desnudos en el suelo, Sherlock aún seguía dormido por era demasiado para su cuerpo, además habían hecho cosas no tan agradables de contar, pronto dieron las 11:30 pm y a las 12:00 del día el grupo 1A tenía clase. Entonces Lydia tenía que arreglar las cosas y despertarlo a él.
Ella se vistió, tuvo que hacer actos de fuerza mayor para arreglar el salón, acomodar las bancas, trapear el piso, colocar los pupitres, arreglar la mesa y poner una cortina para ocultar que hasta habían roto una ventana.
— ¡¡Sherlock!!—Lydia decía mientras frotaba su mano en la cara— Despierta, que en 5 minutos llegan los de tu salón, ¡Despierta por un carajo!
—Emm...—comenzaba a reaccionar.
— ¡Despierta!—le gritó en el oído.
— ¿Qué paso?—tocó su cabeza.
—Lo inevitable mi vida, otro momento de pasión aquí y estas desnudo.
Reaccionó en seguida, buscó con la mirada su ropa, así que se vistió rápidamente.
— ¿Por qué paso esto?—le dolía mucho la cabeza.
—Apúrate, apúrate—Lydia lo ayudaba.
Terminaron casi con el tiempo justo, pero cuando Sherlock iba a salir para fingir que estaba esperando a que abriera la puerta, alguien más ya estaba justo en la entrada, escucharon una voz que los dos reconocieron al instante.
—Profesora McElFatrick ¿Podemos pasar?
Esa voz era de Littzy, era la primera que iba a entrar al salón.
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