eins

Las calles son poco transitadas por las madrugadas, HoSeok lo sabe. A él le resulta gracioso el estar a punto de ingresar a un club nocturno cuando casi siempre está comentando que no va con su estilo de vida; la noche ya podría burlarse de él. Frunce levemente la nariz apenas está dentro, el olor a tabaco le ha incomodado a pesar de estar acostumbrado. No es de su agrado; como tampoco lo es ver tantas luces psicodélicas en un solo lugar, o tener que acostumbrarse al calor abrumador de ahí. Aquello era de esperarse: el lugar no tiene más que unas cuantas ventanas abiertas para la ventilación y HoSeok supone que se debe a que es "privado".

El primer trago que le da a su ron en las rocas raspa su garganta. Ríe cortamente por las circunstancias, esperando que comience el dichoso espectáculo del que tanto hablaban sus compañeros. 

"No vas a arrepentirte, es la sensualidad personificada", le había dicho Hyuk. Él le restó importancia estando casi seguro de que era pura exageración y que las mujeres que saldrían a dar tal show serían del promedio normal. Se mantiene con el mismo pensamiento, moviendo lentamente el Tumbler en una de sus manos. Es así hasta que una persona termina posicionándose por fin en el escenario, pero el problema es que no es lo que Hoseok esperaba. 

Un chico... "un jodido chico", piensa él. 

—Ustedes son una mierda, me trajeron a un bar gay. —Es lo primero que se le ocurre decirle a sus compañeros de trabajo a su lado.

—Vamos, jefe, no es nada malo. La mayoría aquí ni siquiera es gay, solo venimos a ver. —Se excusa uno de ellos, sonriendo para alivianar el ligero pero notorio enojo en Jung.

—Les dije que esto no es lo mío, me voy. 

—Te va a gustar —interviene Hyuk, el que parecía ser el más centrado, Hoseok ya no sabe qué creer—, además, a estas horas no hay muchos taxis... a menos que pidas uno. 

Todos parecen ya entregados al sopor del momento, Hoseok no tiene muchas opciones, por eso, prefiere quedarse en su lugar. No es malo, él no tiene ningún problema con estar como un espectador más, pero es extraño ver cómo un chico está bailando sobre el escenario sin ninguna pizca de vergüenza. Un chico muy joven, de piel linda y sonrisa casi brillante, que realiza movimientos eróticos. Después de unos segundos el joven de traje rojo se ha retirado y ahora ingresa otro, los espectadores están atentos porque es claro que lo disfrutan.

Cabellos rubios, traje que se ciñe muy bien a su cuerpo y resalta las curvas en este. Labios brillando y luciendo apetitosos, mirada que atrae porque parece que en aquellos iris se esconde una inminente pasión y diversión. El traje es de látex (color vino), pero tiene también lazos matizados sobre sus muñecas. El chico porta aretes largos y un collar envolviendo su fino cuello al igual que la cadena que envuelve su cintura, entonces sonríe, y HoSeok presiona con fuerza el vaso en su mano derecha. Cómo demonios era posible que el chico en el escenario tenga rasgos tan... perfectos. 

Las manos con dedos largos y delgados de quien se dio a conocer como "Vante" pasean por su propio torso con una lentitud tan tortuosa que tiene a todos los espectadores a punto de babear. Al ritmo de la música, ahora las pasea por su cuello haciendo que la imaginación de muchos vuele. El ritmo que lleva es sensual, los gestos que hace son eróticos. HoSeok lo definiría como el erotismo personificado, pero Vante solo sonríe malicioso sabiendo lo que sus acciones causan en la mayoría de los presentes. Mira fijamente a un pelinaranja ubicado en los asientos de las mesas del medio, quiere reír porque sabe de quién se trata: el ex novio de la chica que ocasionalmente le hacía la vida imposible. Vaya giros que daba la vida. 

Con pasos torpes pero luciendo seguro, Vante se dirige justamente a ese punto del local. Cuando se estira para alcanzar un vaso bajo que está en la mesa, su brazo roza con el del chico que ha captado su atención. Solo así murmura: 

—Tomaré esto prestado... —Su tono bajo y sensual. Camina de nuevo a su punto de inicio de la misma forma.

HoSeok frunce el ceño cuando uno de sus amigos le codea, al parecer sorprendido por el repentino acercamiento de Vante. Era estúpido y sin sentido, su cuerpo parece quemar, sus sentidos están alertas pero fuera de su control; está confundido e incómodo, porque contrario a querer irse, quiere quedarse y ver un poco más cómo las manos del rubio en el escenario pasean por su cuello... y él imagina las suyas en esa misma zona apretando con fuerza medida. Maldición, él lo imagina, sí. 

Se explaya pensando en cómo sería acariciar la espalda del chico, desatar las cintas en sus muñecas o tal vez dejarlas ahí y amarrar el otro extremo en la cabecera de una cama. No sabe por qué está pensando todo esto mientras ve al rubio mojar el traje con el licor. Le atrae, le llama, le seduce y juega con su poco raciocinio. La mirada seductora del rubio hace que pareciera estar teniendo sueños húmedos aún despierto. Hoseok piensa que tal vez es solo por la situación, que no era nada de qué preocuparse. Es una extraña lujuria que se apodera de él. 

Embelesado ve que Vante está retirándose del escenario, siente no haber tenido suficiente de los movimientos y facciones perfectas de quien no conoce nombre. Eso no podía ser posible, pero estaba sucediendo. Su lado aún consciente en totalidad le dice que no puede pagar por tener al bailarín a su lado toda una noche, de solo pensarlo se ha frustrado por la rareza de la situación. Él no es así; no le gustan los hombres, y además, nunca ha pagado por sexo porque es algo que no le llama la atención. 

¿Qué era? Eso es lo que le atormenta y le tiene viendo el resto del espectáculo con expresión neutra: no poder descubrir qué tiene el tal Vante que hizo a su libido aumentar. Hubiera sido mejor largarse cuando lo pensó, ahora está jodidamente hormonal. 

—Jefe, vamos a hacer apuestas, ¿se apunta? 

—No lo sé, aún trato de asimilar el lugar al que me han traído. —Intenta tomarlo bien, lo que dice es cierto. 

—Vamos, HoSeok, esto no nos hace gays. Además, ¿no te gustó ni un poco el show? —pregunta uno de ellos, acomodando cartas en la mesa—. Se debe admitir que estos chicos tienen un buen cuerpo, ¿sabes por qué? 

—Son... andróginos. —Interrumpe otro, empezando a recibir las cartas repartidas por el anterior.

—Eso no quita que sean hombres, imbéciles. —HoSeok le da otro sorbo a su bebida, mirándole molesto. 

—Lo sabemos, pero nos gusta verlos. Deberías agradecer, Vante estuvo cerca de ti, no es muy común que baje del escenario. —Hyuk interviene, sonriendo socarrón apenas termina de hablar. 

—Cállate y juega —corta HoSeok, su mandíbula tensa y su ceño fruncido. 

Mientras que las cartas terminan en el centro de la mesa y las apuestas cada vez aumentan, un chico al que ya conocen se acerca lentamente. Esta vez está vestido de manera casual, solo un jean y una remera negra en conjunto a sus zapatillas del mismo color. 

—Hey, ¿teniendo buena diversión? —dice apenas apoya una de sus manos sobre la mesa, ve a la gran mayoría ahí sentados mirarle con sorpresa—. Pasaba por aquí porque creo que le debo un trago a alguien, no sé a quién. 

Nadie dice nada, pero Hyuk, Jun Hong y los demás se miran cómplices sabiendo qué harán. 

—Es de nuestro amigo HoSeok. Le encantó tu función, Vante. —Por fin suelta la mentira Hong, riéndose internamente, pero recibiendo una mala mirada de su jefe. 

"Vante", era claro, Taehyung no revelaba su nombre, sus compañeros tampoco lo hacían: era lo mejor para su propia seguridad. Sonríe cuando para su suerte descubre que el ron que usó para su número es del pelinaranja que ha estado en su mente por largos minutos. 

—Bien, ¿quieres acompañarme a la barra para pagártelo? Tú escoges el que quieras —alza la voz porque la música está en alto volumen. 

HoSeok tuerce con ligereza los labios, pensándolo bien. Mira fijamente al chico que está enfrente y suspira. No sabe todo lo que ha causado en Taehyung al mirarlo así. 

—Anímate, el barman es mi amigo.  

HoSeok asiente y se levanta de la silla para sorpresa de sus amigos e incluso la del rubio. El trayecto hasta la barra es en silencio, él solo sigue a Vante, sopesando la situación. 

—Es tu primera vez aquí, ¿no? —Taehyung decide romper el hielo, ahora se apoya en la barra y, con confianza, toma la carta para ver qué hay. 

—¿Cómo sabes eso? 

—Es la primera vez que te veo y, considerando que este lugar abre solo por las noches, debe ser así. Conozco a la mayoría de personas que vienen por aquí. 

—Mis amigos me arrastraron. —Prácticamente se queja, Taehyung le sonríe tenue y le extiende la carta. 

—Parece que no te gustó para nada venir. —Con tono divertido dice, haciendo que el otro suspire. 

—No soy gay, no acostumbro hacer esto. 

Taehyung estuvo a punto de reír, pero prefirió no hacerlo. —Vale, no eres gay. ¿Tal vez como la gran mayoría que solo viene por diversión?  

—No, ya dije que no hago esto. 

—Oh, ¿soy el primer chico que bailó sensualmente en un escenario para ti? —Taehyung decide bromear, manteniendo su sonrisa curiosa en sus labios. 

—En realidad no. El primero fue el que salió antes de ti, fuiste el segundo. 

—Ah... —finge murmurar decepcionado—¿Y puedo ser el primero en otra cosa? —Vuelve a bromear, esta vez en doble sentido. Vamos a que las bromas no hacen daño, sí.

—No pago para tener sexo —responde firme, tratando de concentrarse en lo que hay en la carta. 

Taehyung se carcajea, negando con la cabeza. Este chicho es hilarante, en cierto punto. —Tranquilo, no soy un gigoló. 

—¿Solo bailas de manera erótica en un club nocturno?

—Sep. 

—Eso es parecido —dice con obviedad. Sabe que ha sido un poco hostil y culpa a sus inmensas ganas de irse de este lugar: el repentino deseo le ha dejado confundido y hasta mareado. Cielos. Su instinto nervioso le hace decir este tipo de cosas, sin detenerse a pensarlo con calma. 

—Pero no lo es, nadie de este club me ha tocado, ni siquiera durante algún baile —cuenta, cerrando el catálogo en sus manos y dejándolo a un lado de la barra—. ¿Escogiste un trago? 

—Solo quiero whisky. 

—Bien, un whisky será. —Termina de hablar para inhalar—. ¡Youngjae! —canturrea desde su sitio—. Trae tu rostro tallado por los ángeles aquí —vocifera, dejando a HoSeok sorprendido. 

Pasan unos minutos para que por fin el tal Youngjae aparezca con el ceño fruncido, sonriendo después. —Mira, me haces salir en mi hora de descanso. 

—Ah, no te quejes, guapito. Sé que estás allá atrás besándote con Jaebum. —Se ríe, mirándole sugerente. Youngjae se sorprende al ver a otra persona ahí. 

—Disculpa, atendemos en unos minutos de nuevo. —Le avisa siendo cordial, Taehyung se ríe de nuevo. 

—No, no. Él viene conmigo —aclara, haciendo que su amigo se sorprenda. 

—Preguntaré después, ¿qué van a pedir?  

—Yo quiero un mojito, para él solo whisky. 

Youngjae asiente y desaparece otras vez para preparar las bebidas en secreto, de lo contrario, vendrían más personas a pedir. Taehyung exhala y, con lentitud, rasca su cuello por las débiles marcas que ha dejado el collar. Hoseok le mira atento, por un momento su imaginación quiere volver a traicionarlo al concentrarse en las clavículas contrarias, pero decide ignorar ese tipo de pensamientos de chiquillo hormonal.

—Hace calor aquí, ¿no? —el rubio vuelve a hablar para desaparecer la tensión. 

—Demasiado. —La respuesta es rápida y sin dudas—. Tengo algo que hacer, puedes quedarte con la bebida, no la necesito ahora. 

—¿Te vas? —Taehyung trata de no sonar decepcionado, le hubiera gustado conocer más al hombre, no va a mentir para este punto. 

—Sí, Van... —suspira cansado, esto no se hace espacio entre la lógica—.  Olvídalo, es tonto llamarte así. ¿No dices tu nombre?

—Vante, solo Vante. ¿Y tú, ni siquiera me darás un apodo? —bromea, pero Hoseok le mira serio. Bien, no más diversión.

—Solo Jung, nada más. Gracias por tratar de devolver el trago, pero tengo que irme. De todas formas, no era mío, era de algún idiota de la mesa en donde estaba.

—Bueno, Jung. Si vuelves puedes reclamar tu bebida, queda pendiente. —Taehyung guiña un ojo y sonríe tranquilo, Hoseok suspira quizá por enésima vez y termina asintiendo con la cabeza. 

—Lo tendré en cuenta. 

 Solo así se marcha. Cuando está en un auto, pasa una mano por su rostro tratando de digerir lo que ha pasado en una sola madrugada... Era algo que le deja fuera de sí porque es la primera vez que sintió deseo por un chico. Deseo sexual, extraña lujuria. 



──────────「⸙ 」───────── 

Hola, jaja. Después de un tiempo vuelvo con nuevo fic... espero que esto sea de su agrado. Nos estaremos leyendo, buen día.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top