CAPÍTULO VEINTICINCO

Sintiendo que he dormido tan solo un par de minutos y que aún necesito más descanso, me estiro con pereza hasta alcanzar mi móvil y apago la maldita alarma dejando escapar un suspiro cansino. Mi cabeza cae con derrota contra la almohada y me quedo unos segundos así, siendo muy consciente de que debo levantarme para prepararme e ir a trabajar, pero sintiéndome muy agotada como para hacerlo.

Suspiro, y mis ojos se van cerrando solos entretanto mi fuerza de voluntad se va apagando.

— Debes levantarte... — canturrea JaeBeom a mis espaldas con la misma, o más, pereza que yo. Hago un ruido de afirmación con la garganta, sin abrir los ojos, para hacerle saber que ya lo escuché y que lo sé, pero que aun así me rehúso a cooperar.

Percibo como una de sus manos encuentra mi cintura bajo las tapas y sus labios la piel desnuda de mi hombro.

— Bomi... — habla otra vez, rozando su nariz contra mi cuello, causándome cosquillas.

— JaeBeom — Rio, intentado alejarlo. Me gira de espaldas y sus manos atrapan mis muñecas, aprisionándolas contra la almohada. — ¡Yah!

— Tu pelo huele a frutos rojos — dice, depositando un par de besos detrás de mi oreja y oliendo mi cabello en el camino. Como respuesta a sus actos, el vello de mi cuello se eriza y mi cuerpo es víctima de una ligera sacudida que él nota.

— Porque cambié mi shampoo a uno de frutos rojos.

— Me he dado cuenta.

— ¿Te gusta?

— Me encanta — contesta sin pensarlo dos veces.

Se acerca para besarme y a pesar de yo también quiero besarlo, giro mi rostro arruinando su intento, sacándole un gruñido de frustración que impacta contra mi mejilla. Se reincorpora para verme mejor y enarca una de sus gruesas cejas a la espera de que le proporcione una buena respuesta para justificar mi rechazo.

— Preferiría lavarme los dientes primero.

— Lo entiendo — Asiente, sin soltar aún mis extremidades. — Pero yo de verdad quiero un beso... — Y seguido, sin darme oportunidad para esquivarlo, se inclina velozmente para dejar un beso en mis labios.

Me rio por su comportamiento y golpeo suavemente su hombro mientras él se acomoda sobre mí, recostando su cabeza encima de mi abdomen y rodeando mi cintura con sus brazos. Mi mano derecha baja hasta su cabeza y comienzo a acariciar su cabello y orejas con pereza, disfrutando de la suavidad de ambas y meditando, con la mente más despejada, lo acontecido la noche anterior.

— Lo de anoche... — empiezo, esperando no volver a toparme con la misma pared de antes que JaeBeom se encargó de construir entre nosotros luego de besarnos. — ¿Fue en serio? O solo... ¿Algo del momento?

No parece esperarse mi pregunta, pero tampoco parece sorprenderse mucho con que la haya hecho. Se acomoda sobre mí, subiendo hasta que nuestros rostros quedan frente a frente y su zurda acuna mi mejilla con dulzura.

— Lo decía en serio, Bomi. Me gustas mucho.

Sus ojos me hablan sobre sinceridad, y eso consigue que el peso en mi pecho, creado por todas mis inseguridades respecto a lo que podemos o no ser y si llegará a funcionar en su situación, se apacigüen.

Su sonrisa se copia en mis labios y sin quejarme, dejo que me bese. Mis manos se enredan entre las hebras de su cabello y me sumerjo en la deliciosa sensación que traen consigo su boca.

— Anoche nosotros no usamos protección... — susurra contra mis labios con preocupación, deslizando de arriba a abajo una de sus manos por la longitud de mi muslo izquierdo.

— Uso un implante anticonceptivo. Las probabilidades de quedar embarazada son del uno por ciento, así que reza porque no seamos parte de un milagro — bromeo, rezando mentalmente por no terminar convirtiéndome en miembro de esa baja estadística de fallo. Eso sería lo último para sellar mi mala suerte, porque tener un bebé es algo que ahora no me puedo permitir.

Apenas y sí soy capaz de cuidar de mí misma como para agregar a otro ser vivo a la lista, además, de que la sola idea me aterra.

— ¿No puedes faltar hoy al trabajo? — Su labio inferior sobre sale un poco en un intento de ser tierno y niego, riéndome y tocando una de sus orejas.

— Nop.

Suelta una exclamación de queja que lo hace lucir cómo un niño pequeño al cual no le han concedido un capricho, y entierra su rostro en el espacio que queda entre mi cuello y hombro. Jugueteamos por un par de minutos en la cama hasta que JaeBeom, por fin, me deja ir a tomar una ducha prometiendo que, al salir, el desayuno estará listo y esperándome.

— No deberías comer tan rápido. Te puedes atragantar.

— Es divertido oír eso viniendo de ti — digo tras tragar lo último que quedaba en mi plato, haciendo referencia a lo rápido que él come.

Me levanto agradeciéndole por la comida y corro al baño para lavar mis dientes, fijándome en que aún puedo llegar a tiempo al trabajo y esperando poder hacerlo para no tener que soportar uno de los famosos regaños de JinYoung.

JaeBeom me despide en la puerta como pocas veces ha hecho durante todo este tiempo que llevamos viviendo juntos, dándome un beso que me roba el aliento y que me hace reconsiderar la idea de faltar hoy al trabajo.

— Nos vemos después.

— Ten cuidado — me pide antes de que cierre la puerta tras de mí.

Camino hasta el elevador entretanto busco mis audífonos en el interior de mi bolso y tras encontrarlos entre todas mis cosas, me dedico a esperar un par de segundos para que llegue el ascensor; tiempo en el que me distraigo desenredando los cables para poder escuchar una de mis tantas playlists. Las puertas del ascensor se abren dejando a ver a un hombre que parece rondar los treinta años y que va acompañado con un par de cajas de mudanza. El tipo me saluda con una sonrisa y una ligera reverencia que correspondo, para después ingresar en el rectángulo de metal manteniendo una distancia prudente de él y sus cosas.

— Soy HyunBin — se presenta cuando las puertas se cierran y el elevador continúa su recorrido hacia los pisos pasos altos. — Me acabo de mudar.

— Un gusto y bienvenido. Soy Bomi.

Asiente y nos mantenemos en silencio hasta que las puertas se vuelven a abrir en el décimo primer piso, su destino. Se despide de mí con una sonrisa amable y abandona el elevador cargando sus cosas, dejándome a solas con mis grandes ganas de volver a cobijarme entre los brazos de JaeBeom.

Mis compañeros hacen que el trabajo se vuelva más divertido de lo que podría llegar a ser, sin embargo, el día de igual forma se me hace eterno y se me es imposible no culpar al chico con orejas que me espera en casa. Cerramos la tienda sin complicaciones y parte de mi viaje de vuelta a casa lo hago en compañía de JinYoung, ya que SooYeon y JiSung por fin se animaron a dar el gran paso de salir a solas en una no cita, la cual es una cita a la que acordaron apodar como una simple salida de compañeros para que los nervios no se los terminaran comiendo vivos.

— ¿Ha sucedido algo bueno? — suelta la pregunta de pronto Park, llamando mi atención y quebrando el cómodo mutismo bajo el que estábamos caminando hasta la estación de buses más cercana.

— ¿Por qué lo preguntas?

— El día de hoy has estado más animada que nunca — Se encoge de hombros sin voltear a verme. — Supongo que algo bueno te ha ocurrido porque la sonrisa de boba que has tenido todo el día tiene un brillo diferente — explica, ganándose un empujón de mi parte que le saca una adorable carcajada. Es obvio que le gusta fastidiarme y que no le gusta perderse ninguna oportunidad para hacerlo o eso, es lo que me ha demostrado.

— ¿Sonrisa de boba?

— Se parece mucho a la que siempre tienes, pero ahora es como... Más idiota, ¿sabes? Como una sonrisa de idiota enamorada.

"Idiota enamorada".

Revoloteo los ojos, intentado reprimir la sonrisa que decora mis labios y que se niega a desaparecer a pesar de su insulto.

— No tengo sonrisa de boba.

— Claro que sí, el problema es que no te la has visto — Lo vuelvo a empujar, haciendo que trastrabille hacia un costado sin dejar de sonreír, demostrando que está gozando de la situación tanto como esta se lo permite. — Es solo una observación — se justifica y señala con su cabeza a mis espaldas, haciéndome voltear a ver. — Ahí viene tu autobús.

— Nos vemos mañana.

— Nos vemos — Se despide, regalándome una última sonrisa que convierte sus ojos en dos medias lunas. — Y no te tomes a mal lo de boba enamorada. En realidad, es bueno verte así de feliz. Espero que dure.

El autobús que me sirve se detiene y algunas de las pocas personas que se encuentran en el paradero junto a nosotros, comienzan a abordar de forma ordenada. Le sonrío con confianza a mi compañero y me despido nuevamente de él antes de subir, agradeciendo y compartiendo sus buenos deseos hacia mí.

El viaje de regreso a casa es tranquilo, pero no por eso menos agotador. Ingreso a la recepción dejando el frío del invierno al otro lado de las puertas de cristal y saludo a MinHyuk, el guardia de turno, con un asentimiento de cabeza acompañado de un "buenas noches" que él no duda en corresponderme.

Estoy atravesando el lobby con dirección al ascensor cuando la animada voz de Jackson me detiene a medio camino. Se me acerca casi corriendo con su pelirrojo, y ya conocido amigo, tras de él, irradiando una contagiosa felicidad que me hace corresponder su sonrisa.

— ¡Bo-bo!

— ¿Qué tal Jackson?

— Todo bien. Bo-bo, él es mi mejor amigo, BamBam. BamBam, ella es mi mejor amiga, Bo-bo — Nos presenta, estrechándome por los hombros contra su costado y con su voz rebosando de un orgullo que no me esperaba.

Me giro a ver al castaño con asombro, sin poder creer que me haya presentado con BamBam como su mejor amiga. Porque no tenía ni idea de que Jackson me consideraba su mejor amiga.

— ¿Mejor amiga?

Asiente sin titubear ni soltarme, apoyando su mejilla contra mi cabeza y dejándola descansar ahí por un momento.

— Eres mi mejor amiga, Bo-bo — murmura con un tono dulce y aniñado, haciéndome cuestionar otra vez su edad mental.

El muchacho de gruesos labios nos admirada con ternura, manteniéndose al margen de la escena porque parece hacérsele más cómodo.

— Nosotros también vamos a subir. Subamos juntos — propone Jackson, guiándome al elevador sin hacer ademán de querer soltarme.

— Okey. ¿Van a tener una noche de chicos o algo así? — curioseo, tras adentrarnos al ascensor.

— Algo así. veremos un par de películas, ¿quieres venir?

Declino su oferta con amabilidad, excusándome con que me encuentro muy cansada como para poder soportar una noche de películas, además, de que mañana debo trabajar también.

La expresión de decepción del chino me empuja a soltar las siguientes palabras, las cuales sé que él se asegurará de cumplir apenas se le dé la oportunidad.

— Dejémoslo para otro día, ¿sí?

— ¡Claro!

— Es bueno ver que Jackson tiene más amigos — comenta el pelirrojo, consiguiendo sorprenderme con la nueva noticia porque me esperaba que alguien con la personalidad tan particular del castaño, tendría muchos amigos con los que compartir.

— ¿No tienes muchos amigos?

El niega, luciendo un poco cabizbajo por ello, pero intenta disimularlo.

— Hace unos meses llegamos a Corea y a pesar de su personalidad, Jackson no es muy bueno estableciendo amistades — Los labios de Bam se fruncen en una mueca triste, que deja ver lo mal que se siente por su amigo.

Palmeo la espalda de Wang amigablemente y le sonrío, buscando borrar la sombra de abatimiento que se ha creado a su alrededor con el tema.

— Bueno, ahora me tienes a mí y a BamBam. Así que no estés triste, ¿sí?

— No, no lo estaré. Tranquila.

Abandonamos el elevador y nos despedimos frente a mi puerta con la promesa de volvernos a encontrar. Me dejo apretujar por última vez por Jackson, porque se me es imposible no ceder a sus plegarias, y entro a la calidez de mi hogar, siendo recibida por la amorosa sonrisa de JaeBeom.

— Ya llegué... — canturreo, dejando mis cosas en el sofá y cruzando la estancia hacia él, quien me espera con los brazos abiertos.

— Bienvenida a casa, bonita. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top