❛❛ SOLO APÁGALO ❜❜
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Luego de unas horas, Bonnie llegó a casa y comenzó a explicar qué debía hacer para salvar a Jeremy. 

─Se llama un triángulo de expresión. Tengo que completarlo para Silas ─explicó Bonnie. 

─¿Qué? ─preguntó Matt, visiblemente confundido. 

─Debo matar a doce personas ─dijo Bonnie con simpleza. 

─¡Bonnie, no puedes matar a doce personas más! ─exclamó Matt, alarmado. 

─Sé que suena loco, pero así obtendremos el poder necesario ─comentó Bonnie. 

─¿El poder para hacer qué? ─cuestionó Caroline, cruzando los brazos. 

Bonnie les relató rápidamente su conversación con Shane.

─Una vez corrido el velo, el otro lado no existirá. ¡Nada nos separará, seremos uno! ─explicó la bruja, preocupando a todos. 

─¡Bonnie, estás hablando como una descerebrada! No vas a matar a doce personas, y no puedes traer de vuelta a cada monstruo que ha muerto en este mundo ─espetó Caroline, tratando de hacerla entrar en razón. 

─Caroline, creo que ella lo sabe ─intervino Matt. 

─Puedo hacerlo, tengo el poder. ¡Podemos traerlos a todos de vuelta! Jeremy, Alaric, Vicky, Jenna… ─indicó Bonnie, mientras todos la observaban en silencio. 

─¡Bonnie, basta! No hablas en serio. Sería terrible, piénsalo, por favor. Tienes que entrar en razón ─negó Caroline, sacudiendo la cabeza. 

Mientras tanto, Brooke escuchaba la conversación, pero poco a poco dejó de prestar atención, sumergida en sus pensamientos. El sonido del teléfono interrumpió la conversación, y todos se quedaron en silencio. 

─Yo contesto ─dijo Elena, poniéndose de pie rápidamente. 

─¿Hola? ─preguntó al teléfono. 

─Jeremy no puede responder, no está… Lo siento, pero está muerto ─dijo la menor con la voz quebrada antes de colgar y subir apresuradamente a la habitación de Jeremy. 

─¿Y tú qué opinas, Brooke? ─le preguntó Bonnie, buscando su apoyo. 

─¡Bonnie, no puedes pedirle que elija ahora! Está destrozada; no puede tomar una decisión racional en este estado ─intervino Caroline, ignorando la presencia de su afectada amiga. 

─Puedo oírte, Caroline ─indicó Brooke.

─Lo siento… ─se disculpó la rubia, bajando la mirada. 

─No lo sé… Él está muerto, pero si con eso podemos traerlo de vuelta, deberíamos hacerlo ─respondió Brooke con simpleza.

─Revivirás a todos los seres sobrenaturales, Brooke, no solo a Jeremy ─advirtió Stefan, sentándose frente a ella. 

─Al menos hay una alternativa para que viva. Si no funciona, podemos darnos por vencidos… Pero mientras haya una opción, no puedo rendirme ─negó Brooke, con lágrimas en sus ojos. 

─Llévate a Bonnie, Matt ─ordenó Stefan, haciendo un gesto. 

─¡Espera! ¡No! ¿Qué haces, Stefan? ¡Bonnie es nuestra única opción! ─exclamó Brooke, poniéndose de pie, pero el vampiro la detuvo, tomándola del rostro. 

─Brooke, escúchame ─dijo él con calma─ Bonnie está alucinando. Ella no puede hacerlo, no hay ninguna opción. 

─¡No! ¡No, Stefan, tiene que haber una opción! ¡Tiene que haberla! ─negó la castaña, derrumbándose en lágrimas mientras Stefan trataba de consolarla. 

En ese momento, Elena bajó apresuradamente las escaleras. 

─¿Dónde está Bonnie? ─preguntó con el ceño fruncido. 

─Matt se la llevó. Es lo mejor ─respondió Stefan. 

─Entonces lo haremos a la antigua. Pon a Jeremy en el sillón ─ordenó Elena, mirando a Damon, que traía al castaño en sus brazos.

─¿Qué cosa? ─preguntó Caroline, desconcertada, mientras Elena comenzaba a buscar algo en la cocina. 

─¡Elena! ¡Elena! ¿Quieres que te ayude a buscar algo? ─preguntó la rubia, siguiéndola. 

─Lo tengo ─dijo Elena, sacando una botella con líquido inflamable y vertiéndolo en la cocina. 

─¿Qué estás haciendo? ─cuestionó Brooke, completamente confundida. 

─Necesitamos una historia, ¿no? ¿Ataque animal? ¿Que cayó por las escaleras? No. Quemaremos la casa con él dentro ─respondió Elena con desesperación. 

─¡Elena, ya basta! ¡Estás loca! ─gritó Brooke, arrebatándole la botella. 

─¿Por qué? ¿Por qué estoy en negación? ¿Por enfrentar la verdad? ¡Esta es la verdad, Brooke! Yo no quiero vivir aquí. No quiero los dibujos, ni los recuerdos ─

Elena comenzó a derramar bourbon en el suelo, mientras sus manos temblaban. 

─¡Ya basta, Elena! Esta actitud es patética. Yo quiero esta casa, quiero los dibujos, los recuerdos ─la detiene la castaña.

─¿Patética? Tú eres la patética, Brooke. ¿Cómo puedes querer quedarte con esta casa? Todos han muerto ─

─Bien, Elena, cámbiate de casa, pero no hace falta quemar las fotografías, los dibujos, los vídeos familiares. Aún hay cosas importantes aquí ─replicó Brooke, tratando de razonar con su hermana. 

─Tal vez soy una mala persona por no querer esta casa, pero yo no quiero esto ─dijo Elena, con voz quebrada, mientras vertía bourbon sobre el cuerpo de Jeremy. 

─Él no necesita esto ─agregó, quitándole el anillo a Jeremy y lanzándoselo a Damon. 

─¡Elena, ya basta! ¡Me das miedo! ─intervino Caroline, mirando la escena con pánico. 

─¿Qué más podemos hacer con el cuerpo, Caroline? Ya no hay espacio en la cripta familiar. Jenna y John la llenaron. ¡Todos están muertos! ─gritó Elena, lanzando fotos al suelo con dolor y luego, prendió un fósforo. 

─¡Elena, ya basta! ─intentó detenerla Brooke, acercándose rápidamente. 

─Ya no me queda nada aquí, Brooke. Cada rincón de esta casa está lleno de recuerdos de personas que amé y perdí: mamá, papá, Jeremy, Alaric, Jenna, John… ¡Todos murieron! ─gritó Elena, con lágrimas recorriendo su rostro. 

Se giró hacia Brooke, con una expresión de dolor y rabia. 

─Incluso tú te largaste. ¡Yo no puedo! ¡Ya no me queda nada! ─reprochó, dejando caer el fósforo, pero Damon lo atrapó antes de que tocara el suelo. 

─Elena, quiero que te calmes ─pidió Damon. 

─¡No! ¡No quiero! ¡No puedo! ─sollozó Elena, derrumbándose al suelo y sus lágrimas caían descontroladamente. 

─¡Duele! ¡Me duele! ¡Haz que pare! ¡Haz que se acabe! ─suplicó, la Gilbert menor.

Brooke sentía que la situación la sobrepasaba. Antes de pensar en las consecuencias, dejó que sus impulsos tomaran el control y le dio una bofetada a Elena. La menor la miró, sorprendida, mientras el silencio llenaba la habitación. 

─Cálmate. Sé que hemos perdido a todos, y también soy consciente de que te abandoné… Pero creo que podemos darnos otra oportunidad ─dijo Brooke, tratando de que su hermana reaccionará. 

Se agachó hasta quedar a la altura de Elena, mirándola a los ojos con una leve sonrisa que intentaba transmitirle seguridad. 

─Podemos volver a estar como antes, pero para que eso pase necesitamos nuestra casa, Lena ─

Elena negó con la cabeza, llorando. 

─Mentirosa… Sé que me odias. Nunca me vas a perdonar. Tú misma lo dijiste ─sollozó la menor─ Yo no te importo. 

─Eres mi hermana, Elena. Me importas, más de lo que crees ─aseguró Brooke, dejando claro que, a pesar de todo, decía la verdad.

Stefan intercambió una mirada con Damon y dio un pequeño asentimiento. 

Damon se acercó lentamente a Elena, desplazando a Brooke con delicadeza. 

─Te ayudaré, Elena. Pero tienes que calmarte ─le dijo el ojiazul con suavidad. 

─¿Cómo? ─preguntó Elena, levantando la vista hacia él. 

─Solo apágalo ─suelta Damon con simpleza.

─¿Qué? ¡No! ─exclamó Stefan, pero su hermano lo ignoró. 

─Solo apágalo, Elena. Es lo que quiero que hagas. Apaga el interruptor, y todo esto se detendrá ─insistió Damon.

─¡No! ¡No puedes hacer esto, Damon! ─protestó Stefan. 

─Elena, tienes que apagarlo. Por favor, hazlo ─continua el Salvatore mayor.

Elena miró a Damon, a Stefan y finalmente a Brooke, con los ojos llenos de lágrimas. Se dejó caer nuevamente al suelo y comenzó a respirar agitadamente, intentando convencerse de que esa era la única salida. 

Brooke aunque quería intervenir, sabía que en ese momento no habían palabras que pudieran cambiar lo que su hermana estaba a punto de hacer.

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─¡La hizo escoger el camino más fácil, Stefan! ─acusó Brooke mientras rebuscaba entre sus pertenencias, con frustración. 

─La hizo apagar sus emociones para que no se sintiera mal. ¡Y claro, ahora es perfecto! De esa manera puede quemar esta casa sin sentir ni un poco de culpa ─añadió, con impotencia. 

─Brooke, tranquila. Eso no pasará ─prometió Stefan, intentando calmarla. 

─Por favor, Stefan. Ella lo apagó. Ya no me va a escuchar, ya no le importará nada ─dijo Brooke con obviedad, casi descontrolada por la rabia y el dolor. 

─En este momento es como si no tuviera sentimientos ─continuó, con los ojos cristalizados─ Pero yo sí los tengo. ¿Acaso eso le importa a alguien? 

─A mí sí, Brooke. A mí me importan ─respondió Stefan con sinceridad. 

─Bien. Si te importan, aunque sea un poco, mis sentimientos, no dejes que Elena queme la casa ─le pidió, esforzandose por contener su llanto. 

─No puedo prometerte nada, pero trataré de convencerla ─dijo Stefan, dispuesto a salir de la habitación. 

─No. Yo tengo un plan. Solo necesito que me ayudes ─lo detuvo Brooke, tomando su brazo con firmeza. 

─¿Qué necesitas que haga? ─preguntó Stefan, intrigado. 

Brooke lo miró fijamente antes de responder. 

─Básicamente, esta casa está a mi nombre. Así que voy a echarla ─

─¿Qué? ─replicó Stefan, sorprendido por la decisión. 

─¿Me ayudarás o no? ─cuestionó Brooke antes de salir de la habitación. Stefan la siguió rápidamente, sin protestar más. 

Al entrar en la sala, escucharon a Elena hablando. 

─Esto es lo mejor. Nadie hará preguntas ─comentó la menor de las Gilbert, justificando su intención de quemar la casa. 

─Ya veo que no te haré cambiar de opinión, así que supongo que tendré que tomar una decisión más drástica ─anunció la castaña, llamando la atención de su hermana. 

─Tú dijiste que no me importabas, supongo que tenías razón ─añadió Brooke, tomando la caja de fósforos de la mesa. 

Damon y Caroline intercambiaron una mirada confusa ante el inesperado actuar de la mayor. 

─Dame eso ─ordenó Elena, acercándose levemente hacia su hermana. 

─Lo haré. Una vez que te largues de mi casa ─indicó Brooke con simpleza, sosteniendo la caja en su mano. 

─¿De tu casa? ─cuestionó Elena, con una sonrisa falsa─ No puedes sacarme de aquí. 

─De hecho, sí puedo. La casa está a mi nombre ─respondió Brooke con obviedad, acercándose con calma hacia su hermana. 

Ambas hermanas se encuentran frente a frente. Brooke contenía sus emociones: enojo, decepción y esperanza por que su plan funcionara. Por su parte, Elena no sentía absolutamente nada. 

─¿Qué vas a hacer? ─preguntó Elena, desafiandola. 

─Esto ─respondió Brooke, clavándole un dardo de verbena que había tomado de su pertenencias momentos antes. 

─¡Stefan, ahora! ─indicó ella, y el Salvatore menor no dudó en romperle el cuello a Elena, dejando su cuerpo inerte en el suelo. 

─Llévatela. No quiero que ella esté aquí ─pidió Brooke.

Stefan asintió, cargando a Elena, pero Damon se interpuso en su camino. 

─¿Qué crees que haces? ─cuestionó el ojiazul, con evidente molestia. 

─Déjalo, Damon. A diferencia de ti, Stefan sabe ayudar de una manera bastante sensata ─dijo Brooke con una sonrisa falsa. 

─Ahora, si no les importa, quiero que todos se larguen de mi casa ─soltó Brooke, con lágrimas empezando a acumularse en sus ojos. 

─Brooke… ─intentó decir Caroline. 

─¡Fuera, todos! ─exclamó ella, abriendo la puerta. 

Damon salió primero, seguido de Caroline, y finalmente Stefan, que llevaba a Elena. 

─No dejes que se acerque, Stefan. Primero necesito asegurarme de que no podrá dañar la casa ─comentó Brooke, con una mueca. 

─Me encargaré de ella ahora. Luego vendré a verte ─aseguró Stefan antes de marcharse. 

─No es necesario ─negó Brooke, fingiendo tranquilidad. 

─Sé que no estás bien. Vendré más tarde ─respondió él, cerrando la puerta tras de sí. 

Brooke se quedó completamente sola. Miró el cadáver de Jeremy, y todo el dolor que había estado soportando finalmente la alcanzó. Se dejó caer al suelo, deslizando su espalda por la puerta hasta quedar sentada en el suelo, dejando escapar el llanto que había reprimido durante tanto tiempo. 

Media hora más tarde, Brooke sostenía su teléfono, repasando su lista de contactos en busca de alguien que pudiera brindarle apoyo. 

Caroline: No, acababa de echarla de la casa, y sabía que su reciente actuar sería juzgado. 

Stefan: Él ya había hecho suficiente por ella; no podía seguir molestándolo.

Klaus: Era su alma gemela, pero no era la mejor opción en ese momento. Sabía que él sería capaz de asesinar a Elena sin pensarlo dos veces, y eso era lo último que deseaba. 

Tyler: Ya no tenían la misma cercanía que antes, pero quizás él podía entenderla. Después de todo, él también había perdido a toda su familia.

Tomando una decisión, Brooke comenzó a marcar el número de Tyler, dejando mensaje tras mensaje en su buzón, su voz entrecortada por las emociones que intentaba contener. En medio de su desesperación, un sonido en la puerta llamó su atención. 

Se levantó lentamente, limpiándose las lágrimas con la manga de su camiseta antes de abrir. Al otro lado, encontró a Bonnie, quien la miraba con una mezcla de sorpresa y preocupación. 

─¿Me llamaste? ─preguntó la bruja, ladeando ligeramente la cabeza. 

─Sí, necesito tu ayuda ─respondió Brooke, fríamente, mientras daba un paso atrás para indicarle que pasara. 

Bonnie entró en la casa lentamente. Su mirada rápidamente se dirigió al cadáver de Jeremy, y su expresión cambió a una mezcla de shock y tristeza. 

─Brooke… ¿qué pasó aquí? ─preguntó, mirando el alboroto que había en la sala.

─Te lo explicaré todo, pero ahora necesito que me ayudes a proteger esta casa ─dijo Brooke, cerrando la puerta tras ella.

Voten y comenten que les pareció esté capítulo, ya que me motiva mucho a actualizar 🤍 ✨

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