❛❛ JEREMY ❜❜
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Ambas hermanas se encontraban a cada lado de Jeremy, sosteniendo su mano con fuerza y mirándolo fijamente. La angustia llenaba el ambiente.

─¿Recuerdas cuando éramos niños y papá nos llevó a jugar béisbol? ─preguntó Brooke, acariciando el rostro de su hermano con tristeza.

─Claro que lo recuerdo, fue el cumpleaños de Jeremy. Estaba tan emocionado ese día ─respondió Elena, con una pequeña sonrisa.

─Sí, yo también lo recuerdo. Pero, ¿sabes qué más me viene a la mente? Cómo te caíste jugando ─comentó Brooke, esbozando una leve sonrisa.

─Lo recuerdo, pero creo que lo que tú hiciste fue aún más divertido ─dijo Elena, mirando a su hermana con complicidad.

─Mi puntería era horrible. Cuando al fin logré golpear la pelota, le di a Jeremy en el ojo ─rememoró Brooke entre lágrimas, aunque con una sonrisa en el rostro.

─Fue muy divertido, un cumpleaños inolvidable ─añadió Elena, dejando escapar una breve risa que rápidamente se desvaneció.

─Sin duda lo fue… Daría lo que fuera por regresar a esos tiempos ─dijo Brooke con nostalgia.

─Yo también. Éramos tan felices, sin preocupaciones ni problemas. Los tres estábamos tan unidos ─admitió Elena mientras las lágrimas comenzaban a deslizarse por su rostro.

─Extraño esa unión. Extraño a nuestros padres, extraño a Alaric… pero, sobre todo, extraño a Jenna ─confesó Brooke, dejando escapar su dolor.

─De todos nosotros, tú eras la más cercana a Jenna. Siempre fue obvio que eras su favorita ─mencionó Elena, esbozando una leve sonrisa antes de suspirar─ Lo que más extraño son a nuestros padres.

─Jenna era increíble. Me enseñó a maquillarme, y recuerdo que me encantaba robar su ropa y su maquillaje para sentirme como una chica mayor… aunque me veía ridícula ─recordó Brooke, riendo entre lágrimas.

─No sé en qué estaba pensando. Si hubiera sabido que ser adulto traería todos estos problemas, me habría quedado siendo una niña para siempre ─agregó ella, sus ojos cristalizándose.

─Creo que todo el mundo haría lo mismo. Es mucho mejor ser un niño ─coincidió Elena, tristemente .

Ambas se mantuvieron en silencio por un momento, hasta que Elena lo rompió.

─¿En qué momento se arruinó todo entre nosotras? ─preguntó, limpiándose las lágrimas con la manga de su suéter.

─Desde que dejaste de apoyarme y comenzaste a planear cosas que sabías que me lastimarían ─respondió Brooke con sinceridad, mirándola directamente─ Sé que yo también dije cosas que te hirieron, pero todo comenzó ahí.

─Lo sé. He tomado decisiones tan estúpidas… No sé qué me ocurre ─admitió Elena, su voz quebrándose mientras las lágrimas corrían por su rostro.

─Es solo que estaba asustada. Ya no estabas de mi lado y no sabía qué hacer para recuperar tu confianza, así que lo arruiné todo ─continuó Elena, sollozando─ Pensé que deshaciéndome de Klaus te recuperaría…

─Solo tenías que aceptarlo, Elena. Pero lo convertiste en una competencia e hiciste cosas que realmente me lastimaron. No podía apoyarte después de eso ─explicó Brooke con calma, aunque su voz cargaba decepción.

─Lo sé… Y lo siento. Lamento todo ─se disculpó Elena, dejando que sus lágrimas cayeran─ Jeremy siempre quiso que me disculpara contigo… quería que estuviéramos bien.

─Lo estaremos. Y él estará aquí para verlo ─aseguró Brooke, finalmente dejando que sus propias lágrimas cayeran con libertad.

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─Brooke, Elena ─saludó Meredith al entrar en la habitación.

─¿Meredith? ¿Qué haces aquí? ─preguntó Elena, levantándose.

─Vine a ver a Jeremy, ¿puedo? ─pidió Meredith, mirando a las hermanas.

─Sí, claro ─respondió Brooke, dando un paso atrás. Meredith se acercó a Jeremy, tocando su muñeca con delicadeza.

─No vas a encontrar signos, Meredith. Es como Alaric… estaba muerto y luego no lo estaba. Una vez pasó un día entero muerto antes de regresar ─dijo Brooke rápidamente, reflejando nerviosismo.

─Rick murió cuatro veces antes de enloquecer. Jeremy ya lleva tres, creo ─murmuró Elena justo cuando Stefan apareció en la puerta.

─Tendremos que vigilarlo. No queremos que le ocurra lo mismo que a Alaric ─comentó Brooke, aunque su tono reflejaba desesperación.

Brooke había perdido cualquier tipo de esperanza para salvar a su hermano, pero luego de lo que dijo Elena sobre la teoría de los tatuajes que habían desaparecido, todas sus esperanzas volvieron.

Quizás, en el fondo de su corazón, sabía que su hermano iba a morir, pero si había algo en lo que se parecía a Elena, era en su constante esperanza y terquedad.

En ese momento, se negaba a aceptar la pérdida de Jeremy. Quizá la esperanza era mínima, pero aún existía, y no estaba dispuesta a dejarla ir. Haría lo que fuera necesario para que Jeremy viviera.

─Escuchen, parece que Jeremy murió por una gran hemorragia, y su cuello también está roto. La falta de sangre explica la ausencia de decoloración, pero sus músculos ya están más allá del rigor mortis ─explicó Meredith.

Brooke retrocedió, negando con la cabeza, hasta chocar contra Stefan, quien la sujetó para estabilizarla.

─No… ─murmuró Elena, sentada junto a Jeremy.

─Lo que dice no es verdad, Stefan. Dile que no es verdad ─suplicó Brooke, mirando al vampiro con desesperación. Él solo respondió con una mirada triste.

─Si no lo embalsamamos, comenzará a hincharse rápidamente. En unas horas él… ─continuó Meredith, pero Brooke la interrumpió.

─¡Basta, Meredith! ¡Ya basta! ─gritó la castaña, perdiendo la paciencia.

─Necesito que me entreguen el cuerpo. Lo llevaremos a la funeraria y prepararemos una ceremonia para que ustedes y sus amigos se despidan ─dijo Meredith, tratando de mantener la calma. Pero Elena reaccionó impulsivamente, empujándola contra la pared con velocidad vampírica.

─¡No está muerto, ¿entiendes?! ─gritó Elena y Stefan intervino rápidamente, separándola.

─¡Elena, basta! ─ordenó el Salvatore, sujetándola con fuerza.

─¿Ahora amas la ciencia? ¿Dónde estaba tu ciencia cuando usaste la sangre de Damon para salvarme? ─cuestionó Elena con resentimiento─ ¡Aquí no hay ciencia, solo hay magia! Necesitamos a Bonnie para salvarlo. ¡Traigan a Bonnie!

─Elena ─Matt aparece y vé a Jeremy tristemente.

Elena comenzó a llorar con más fuerza, abrazando a Matt.

─Todo estará bien… Bonnie llegará pronto y lo arreglará todo ─murmuró la doppelganger entre sollozos.

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La castaña se encontraba en su habitación, observando una caja llena de recuerdos familiares. Era una de esas cosas que había dejado atrás cuando decidió irse a vivir con Klaus. Aunque se llevó algunas fotos y álbumes, aquella caja quedó olvidada en su habitación. Ahora, al tenerla nuevamente frente a ella, sentía cómo los recuerdos la envolvían. 

─Toma ─dijo Stefan, entrando en la habitación y entregándole una taza de té. 

─Stefan, ¿no le pusiste algo para dormirme, verdad? ─cuestionó Brooke, arqueando una ceja mientras miraba la bebida con desconfianza. 

─No, claro que no, Brooke ─aseguró el vampiro, esbozando una pequeña sonrisa. 

Ella suspiró y bebió un sorbo antes de devolver su atención a la caja. 

─¿Qué haces? ─preguntó Stefan con curiosidad, acercándose. 

─Estoy viendo algunas fotos familiares. ¿Quieres verlas? ─ofreció la castaña, levantando una de las imágenes con cuidado. 

─Claro ─respondió él, sentándose a su lado. 

Brooke le mostró una foto. 

─Mira, este fue uno de los mejores cumpleaños de Jeremy. Elena y yo hablábamos de esto hace un rato. 

─Un cumpleaños en un campo de béisbol. Se ve divertido ─comentó Stefan, observando la imagen. 

─No solo eso. Ese día, Elena se cayó tratando de atrapar la pelota, y yo cuando por fin logré golpearla, le di a Jeremy en el ojo ─recordó Brooke tristemente, mientras le mostraba otra foto donde Jeremy tenía un ojo morado y ella sonreía burlona. 

─Por lo que veo en la foto, supongo que no te arrepentías mucho de haberle dado en el ojo ─bromeó Stefan, divertido. 

─La verdad es que no. Ese momento fue tan inolvidable… Siempre molestaban a Jeremy por su ojo morado, y a mí, por mi terrible puntería ─contestó la castaña, soltando una suave risa.

Stefan tomó otra foto de la caja y la observó detenidamente. 

─¿Tuviste el cabello con mechones púrpura? ─preguntó con asombro, levantando una ceja. 

─Espera, ¡no veas esa foto! Me veo horrible. Es vergonzoso ─exclamó Brooke, intentando quitarle la foto, pero Stefan la alejó con rapidez. 

─Creo que te ves genial. Sin duda, el púrpura era tu color ─dijo él con una sonrisa. 

─Mira esta otra foto ─dijo Brooke, mostrándole una donde aparecía junto a Elena con mechones de colores en el cabello. 

─Creo que era mejor solo el púrpura ─admitió Stefan con una risa. 

─Eran mechones falsos. Nos los pusimos porque queríamos imitar a Jenna ─explicó Brooke, sonriendo al recordar. 

─Tú te llevabas muy bien con Jenna ─recordó Stefan con algo de tristeza. 

─Sí, lo hacía. Cuando era pequeña, siempre la vi como mi ejemplo a seguir ─admitió Brooke mientras Stefan la escuchaba con atención─. Sé que suena un poco loco, pero amaba su estilo atrevido y la forma en que se maquillaba. Siempre quise ser como ella. 

─¿Y lo lograste? ─preguntó Stefan con curiosidad. 

Brooke dejó escapar un suspiro y sus ojos nuevamente se cristalizan.

─La verdad creo que no. Jenna era alguien maravillosa, yo no soy ni la mitad de lo que ella fue ─dice la castaña tristemente─ Podría asegurar que incluso se siente decepcionada de decisiones que he tomado.

─Yo creo que ella estaría orgullosa de ver en quién te has convertido ─anima Stefan amablemente.

─La extraño, todos los días lo hago. Si estuviera aquí, las cosas serían diferentes. Mi relación con mis hermanos sería diferente... Cuando murió, se disculpó con Elena y conmigo porque pensaba que no supo cuidarnos, pero estaba equivocada. Nos cuidó muy bien ─admite la Gilbert mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. 

─Lamento lo de Jeremy ─se disculpó Stefan con sinceridad. 

─No es tu culpa, Stefan. Yo debería haberme quedado aquí, en esta casa. Debería haber cuidado de Jeremy. No debí abandonarlo ─dijo la castaña, finalmente llorando─ Me siento culpable, Stefan. 

─No, Brooke. Tú no eres culpable de nada. Esto no es tu responsabilidad ─negó Stefan, rodeándola con sus brazos en un intento de consolarla─ No hay nada que pudieras haber hecho.

─Ya no quiero perder a nadie más. Ya no tengo familia... ─sollozó Brooke, apoyándose contra él─ Ya no me queda nada. 

─Tienes a Klaus y a Elena ─empezó a decir Stefan. 

─Tenía una familia grande, y ahora siento que ya no tengo prácticamente nada ─admitió ella, aferrándose con fuerza al abrazo del vampiro. 

─También me tienes a mí, Brooke. Siempre me tendrás ─prometió Stefan, mientras las lágrimas de ella no se detenían. 

Stefan sabía que todavía estaba enamorado de Brooke. La respuesta era clara: sí. No importaba lo que sucediera, no podía sacarla de su mente. Pero en el fondo entendía que nunca podrían estar juntos. Brooke estaba enamorada de Klaus, y ese era un muro que él no podía atravesar. 

A veces, Stefan se preguntaba si las cosas hubieran sido distintas si se hubiera dado cuenta antes de lo que sentía por ella. Quizá habrían tenido una oportunidad... Pero ya era demasiado tarde para ese "quizá".

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─¿Qué haces? ─le preguntó Brooke a Meredith mientras ella y Stefan continuaban viendo algunas fotos. 

─Voy a bajar la temperatura, pero no podemos dejar a Jeremy ahí por mucho tiempo ─respondió Meredith, ajustando el termostato de la casa.

Stefan dejó las fotos a un lado y se sentó en las escaleras.

─He vivido casi 200 años, rodeado de tantas personas que he visto morir. Pensaría que me duele menos... pero no es así ─admitió el vampiro en voz baja, clavando la mirada en el suelo. 

─No, nunca es así. Lo veo a diario ─comentó Meredith mientras se sentaba a su lado─ A veces creo que la negación es lo peor para nosotros, porque en el fondo sabemos la verdad. Sabemos que es inevitable, pero seguimos preparándonos para el impacto como si pudiéramos evitarlo. 

Brooke sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de Meredith. Se sintió identificada de inmediato. Ella sabía que estaba en negación, pero no quería admitirlo, ni mucho menos enfrentar la verdad que la atormentaba. 

─¿Y qué pasa si sabes que estás en negación, pero te niegas a salir de ella porque no quieres sufrir? ─preguntó Brooke, rompiendo el silencio con una voz cargada de incertidumbre. 

Meredith la miró con comprensión antes de responder: 

─Salir de la negación es todo un proceso, Brooke. Pero cuando finalmente lo logras, te sientes más libre ─

─Pero sufres ─murmuró la castaña mientras se sentaba junto a ellos. Se abrazó las rodillas y añadió─ La negación te protege de eso… del dolor. 

─No del todo ─dijo Meredith, negando suavemente con la cabeza─ De alguna manera, sufres igual. Pero aceptar la muerte, aceptar lo que está por venir, hace que el impacto sea un poco menos fuerte. Todavía duele, pero no tanto como si lo siguieras negando. 

Brooke asintió lentamente, sin decir nada. Las palabras de Meredith resonaban en su mente, planteando la idea de que tal vez ya era hora de dejar su negación y aceptar el dolor al que se debía enfrentar.

Voten y comenten que les pareció esté capítulo, ya que me motiva mucho a actualizar 🤍 ✨

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* fun fact: gracias a este capítulo surgió la idea Twin Gilbert, ya que ame mucho escribir a Brooke y Stefan.