01. VOICES
“Hay probabilidad de tormenta esta noche. Si van a salir, deben tener cuidado”.
Dime, ¿cuántas cosas pueden pasar cuando hay tormenta?
“La tormenta te va a acompañar”.
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Hongdae, Seúl, Corea del Sur
31 de octubre del 0000
Hora: 19:48
―Mátalo, JungKook. Clávale el cuchillo ―susurraba una voz al oído del joven Jeon.
Frente a él se encontraba Park JiMin. Estaba tirado en el piso contra la pared. Jeon le había dado un par de golpes, ahora se encontraba débil. Casi no podía respirar y se esforzaba por no cerrar los ojos.
―¿Qué estás haciendo? ―inquirió con dificultad―. Baja ese cuchillo, JungKook.
―No lo oigas. Él solo se interpone en tus planes. Debes matarlo.
―Me cansé de que me digas que hacer, hyung ―dijo Jeon. Miraba de una manera gélida hasta el mayor.
―¡Solo quiero que estés bien! ―gritó como pudo. Había empezado a llorar.
―¡Cállate! ―le gritó a Park―. Solo cállate.
Se acercó con parsimonia y se arrodilló frente a él. Levantó su barbilla con su mano y le vio fijamente a los ojos. Park pudo notar la locura dentro de ellos. El miedo lo invadió. Empezaba a entender lo que pasaba.
―¿Tomaste las pastillas? ―se aventuró a preguntar. Jeon le dio una bofetada.
―Yo no necesito eso. ―Rio cínicamente―. Mírame, estoy bien.
―No, JungKook. Sabes que no es así. ―Su rostro estaba empapado del llanto.
―Deja de llorar. ―Sonrió de lado―. Pronto acabará.
Empuñó el cuchillo con decisión. En ese momento iba a matar a quien tenía en frente. La voz de su cabeza insistía en que debía hacerlo o no podría ser feliz. Jeon se había vuelto débil y la escuchaba como si esa voz inexistente tuviera toda la razón.
―Por favor. No cometas un error.
―¿Un error? Solo voy a matarte y vas a quitarte de mi camino ―dijo como si matar a alguien fuera algo tan insignificante.
―¿Volvió? ¿SeokJin te está hablando? ―Park conocía exactamente la situación. No necesitaba preguntar para saber que él había vuelto.
―No le digas que estoy aquí, JungKook.
El aludido asintió levemente. En su cabeza, esa voz ya tenía un cuerpo. Cuando le había contado a Park, este le trató como loco. Para Jeon, los locos eran ellos. Él no podía entender el porqué de que otros no vieran a su amigo: Kim SeokJin.
―Él no está aquí. ―Su mirada demostraba que mentía.
―No ensucies tus manos con sangre por eso. Tú eres mejor. ―Sollozaba entre cada palabra.
―¡Ya mátalo! ―SeokJin empezaba a ponerse impaciente.
El cuchillo se mantenía en alto. Él no podía hacerlo. En el fondo sabía que estaba mal, pero era tan débil. JungKook estaba a merced de Jin. Al principio fue tan gentil, se ganaba su confianza. Ahora era un parásito que estaba todo el día junto a Jeon. Le susurraba que hacer.
―Yo… no puedo matar a JiMin. ―Volteo a ver a la figura de un chico hermoso. Una figura que solo él podía ver―. No puedo. ―Lágrimas empezaron a salir. Empezó a bajar el cuchillo.
JiMin observaba con miedo. No quería decir nada. Seguía llorando. No sabía si, en un abrir y cerrar de ojos, JungKook le clavaría el cuchillo directo en su corazón. El corazón con el que amaba a aquel que tenía en frente. Él amaba sin que su contrario lo supiera. Había querido decirle tantas veces.
―¡Debes hacerlo! ¡Ahora!
―¡No puedo matar a la persona que amo! ―Park se sorprendió por sus palabras. Quisiera poder oír la voz que JungKook oía. Quería saber que le decía.
―Si no lo haces, él te va a encerrar de nuevo. ―Sonrió como si hubiera ganado―. Volverás a sufrir en el psiquiátrico. ―Jeon empezaba a reconsiderar aquel acto tan banal―. ¿Eso es lo que quieres?
―No. ―El monosílabo salió con miedo de su boca―. Él no me va a llevar allí de nuevo. ―Estaba muy inseguro de esas palabras.
Un trueno sonó. Indicaba una lluvia avecinandose. La luz se fue y todo cayó en penumbra. En esa noche de luna nueva, no había más luz que la que daban los rayos en el momento que caían.
―Pregúntale. Pregúntale a Park si te va a llevar ahí.
JungKook regresó su vista al chico que estaba sufriendo por el dolor de los golpes que le había dado. Lo vio atentamente, respiraba con dificultad. No quería lastimarle, después de todo, sólo Park se había quedado a su lado. Otros se fueron cuando él les contaba sobre Jin, pero él siempre quiso ayudarle.
―¿Lo harás? ―dijo muy bajo. Casi inaudible.
―¿Qué... cosa? ―Park necesitaba una explicación. No sabía a qué se refería.
―¿Me llevarás ahí? ¿Me vas a encerrar de nuevo? ¿Te vas a alejar de mí? ―Su llanto era muy descontrolado. La situación se había salido de sus manos.
―JungKook, yo no me voy a alejar de ti. ―Hizo el intento de sonreír con ternura.
―¡Responde si me vas a llevar ahí!
―Yo… ―Lo pensó. Sabía que debía hacerlo aunque a él también le dolería dejar a Jeon. Suspiró―. Tengo que hacerlo. ―Su mirada era triste.
―¡¿Por qué?! ¡Yo no quiero ir ahí! ¡Lo odio!
―Te lo dije. ―Rió con sorna―. Vas a volver ahí si no matas a Park.
―JungKook, es por tu bien. Necesitas mejorar.
―Tú estás bien, JungKook. No necesitas escucharle. Solo clava el cuchillo en su corazón y todo va a terminar.
―Solo di que no me vas a llevar ahí. ¡Yo no quiero volver! ―dijo sollozando―. Solo di que no me llevarás ahí y que estarás conmigo. ―Le veía suplicante.
―Estaré contigo, pero tengo que llevarte ahí. ―Sabía que había firmado su sentencia.
―Entonces tengo que matarte. ―Su mirada se oscureció con decepción. Con dificultad tomó el cuchillo de nuevo. El llanto le había debilitado. Se acercó hasta el oído de Park―. ¿Últimas palabras? ―El cuchillo estaba listo para entrar.
―Yo te amo, JungKook.
―No me mientas. ―Sonrió cínicamente―. Tú no puedes amarme.
Clavó el cuchillo. Lo sacó y lo volvió a clavar. Repitió la acción un par de veces hasta que se cansó. Se sentó en el piso y soltó el instrumento filoso. Un rayo iluminó la habitación. Vio el cuerpo desfigurado de la persona que dijo amarle. Inspeccionó sus manos, estaban llenas de sangre de la persona que él amaba.
El llanto regresaba. Había cometido un error y lo sabía, Park le había advertido. Volvía a estar solo como cuando todos se alejaron. Solo quedaba SeokJin, al igual que el principio.
―Bien hecho, JungKook. ―Se acercó y le dio palmadas en la espalda―. Ahora eres libre.
―Lo maté. ―Estaba aterrado de sus actos. Limpiaba sus manos con su camiseta blanca―. Yo no quería.
El celular de JiMin emitió un sonido de notificación. Jeon volteo a ver el aparato que estaba en el piso en un lugar muy arbitrario. Se levantó y caminó hasta ahí, lo tomó. Encendió el aparato. Había llegado un mensaje de TaeHyung.
TaeHyung_20:03
¿Vas a venir? Te esperamos en el cementerio.
Este video va a quedar genial.
Jin estaba parado detrás de Jeon. ―Debes matarlos. Nadie debe buscar a Park o estamos arruinados. ―Jeon asintió.
Tomó de nuevo el cuchillo y el celular de Park. Salió de la casa que había estado compartiendo con la persona que había matado. Caminaba descuidado por la calle. Nadie se percataba de lo que había hecho. Después de todo, era Halloween y seguro invirtió mucho tiempo en su disfraz. Lo único extraño era que estaba caminando bajo la tormenta que empezaba a empeorar.
Esa noche Jeon JungKook perdió toda su cordura. Se había vuelto la marioneta de la voz en su cabeza. La marioneta de una voz con cuerpo que solo él podía ver. La marioneta de alguien que no existía.
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