6. Ganimedes (Kardia x Degel)

(Maratón 4/?)

Estaba desesperado, el rey de los Dioses estaba desesperado, hace tiempo que había perdido a su amado Ganimedes, a causa de los celos de Hera, tuvo que tomar medidas extremas y resguardar al príncipe en las estrellas, pero se sentía solo, ningún mortal le llamaba la atención y eso le ponía triste y angustiado, paso su mirada una y otra vez, por cada rincón de la tierra, busco hasta por debajo de las piedras pero nada, a su mente llegó aquella construcción en Grecia, el santuario de su hija.

Sus imponentes ojos se posaron en todos y cada uno de aquellos fieros guerreros, dándose cuenta de que todos eran bellos: los puntos muvianos y los labios del primer guardián; los prominentes músculos y la amabilidad de tauro; la avaricia y el color de piel de los gemelos de géminis; la actitud y sonrisa sádica del curto guardián; la inocencia de leo; la paz y armonía de virgo; el trabajado cuerpo del séptimo guardián; esa impulsividad en escorpio, la fidelidad en sagitario; aquellos ojos filosos del décimo guardián; la belleza en piscis, pero... lo que lo hizo delirar fueron aquel par de ojos amatistas, ese liso y hermoso cabello verde, esa piel que parecía de porcelana, tal parecía que el mismo Ganimedes estaba ahí.

Suspiro, no podía bajar en calidad de Dios, eso asustaría al joven, entonces recordó, los escorpio y los acuario siempre se atraen, entonces lo decidió, tomo como recipiente a Kardia de escorpio, el que ni siquiera se dio cuenta y esa misma noche, cuando la luna estaba en su punto más alto subió los templos que le separaban, encontrando Degel leyendo apoyado por la luz tenue de una vela, lo rodeo con esos fornidos brazos pertenecientes a escorpio, paso descaradamente su nariz por su cuello para proceder a besar esa piel que lo llamaban a gritos.

—Kardia — esa voz, su voz, esa que acababa de salir en un susurro pronunciando el nombre de su recipiente.

No respondió, simplemente siguió con su tarea, viendo complacido como Degel dejaba aquel libro y atraía más a aquel hombre, sin previo aviso, conservando a su recipiente y haciéndose de su poder, llevo a su nuevo amante al Olimpo, Degel se dio cuenta muy tarde, cuando despertó a la mañana siguiente y admiró el paisaje, comprobando con horror que estaba muy lejos de casa, giro la vista y encontró a Kardia, sonrió cundo abrió los ojos.

—Ahora tú serás mi Ganimedes. — dijo y volvió a besarlo con la intensidad de alguien que ha esperado siglos.

🦂❄
¡Zeus! ¡Alejate de Degel y de Regulus!

Esperemos que Hera no se entere de esto.

Dan R

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