Paseaba melancólico y triste por los alrededores de la tan emblemática, oscura y desértica segunda prisión del tan frio y remoto inframundo, preguntándose si su decisión había sido la correcta, pues a pesar de tener algo por lo que quedarse, también tenía algo para irse de ahí, nunca en su vida imaginó volver a verlo con vida tal y como lo recordaba: los mismos cabellos dorados, largos y sedosos que caían sobre su espalda perdiéndose en las largas piernas cubiertas por la armadura dorada, esos ojos que se mantenían cerrados a pesar de todo, esa piel tan pálida que parecía porcelana, esos labios rosados y delgados, ese poder inmensamente pacifico que le enchinaba la piel y ese pequeño bindi en la frente.

Por alguna extraña razón y ante los nervios, decidió ocultarse detrás de los pilares de la segunda prisión, solo para ver como pasaba como si nada por aquellas paredes y como pasaba desapercibido ante el tan desarrollado olfato del temible devorador de almas: cerbero, solo pudo sonreír con la felicidad de antaño, nunca supo porque, la mayoría de sus melodías estaban dedicadas al que llamaban: el caballero más cercano a dios.

Pero el caballero de Virgo es mucho más listo de lo que pensamos, despues de todo, tiene las enseñanzas de Buda y de más cosas innecesarias para esta historia, y ya que he mencionado aquella sabiduría perteneciente a Shaka y hablando del rey de roma, él también ha sonreído porque ha sentido el cosmo de Orpheo muy cerca de él, pero no ha dicho nada, quizá porque la situación es de vida o muerte como para que se distraiga con cosas tan mundanas como esa, casi al final de la segunda prisión, se detuvo.

—Sé que estás ahí, caballero de planta, Orpheo de Lira

—Me descubriste — respondió ante aquello y ni tarde ni perezoso se acercó a Shaka — es un privilegio volver a verte, Shaka de Virgo.

Le sonrió como muy pocas veces lo hacía, y despues de una caminata por aquel pequeño jardín donde Eurídice yacía encadenada al inframundo, el siempre frio, calculador, callado y serio caballero de Virgo se sentó en posición de loto frente a su acompañante y abrió sus ojos, dejando a la vista aquellos hermosos ojos color de cielo.

—Quiero escuchar por última vez una de tus melodías.

— ¿Por última vez? — preguntó

—Así es, mi querido Orpheo, la guerra ha comenzado y me quiero ir en paz, solo necesito deleitarme con una de tus melodías — dijo, Orpheo lo sabía pero no podía aceptar que tal vez esa fuese la última oportunidad que tuviese de ver de nuevo a su adoración.

No dijo nada más, tomó su lira y comenzó a tocar, una melodía que no conocía, una nueva melodía que salía desde lo más profundo del corazón de aquel trovador que yacía ahí, dándole al caballero de Virgo la última serenata de su vida, aunque no lo quisiera aceptar, era la melodía de despedida de un amor y admiración secreta que el caballero de plata se llevaría a la tumba, y así fue, pereció ante uno de los jueces del inframundo y lo último que pudo oír fue la voz de Shaka diciéndole: "quizá en otra vida te volveré a ver"

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Ship rara que me esta gustando más de lo que creí.

Para: RubiRocioRamirezAgui espero que te haya gustado y una disculpa por la tardanza. 

Dan R