114. ¡Yes, my lord! (Minos x Aiacos)
Le podrían llamar loco o demente, incluso fetichista pero adoraba la faceta dominante y exigente de su pareja junto a su raro gusto de ser considerado como alguien de un estatus alto a la hora del sexo, adoraba cuando esas dos cosas se combinaban, era, según sus palabras, una experiencia inolvidable que dejaba un dulce sabor de boca, muchas veces anhelaba que la noche llegara tan solo para tener a ese albino arriba suyo recorriendo sus piernas con descaro, ¡ah, que excitante era recordar aquello!
Ahora se encontraba empeñado en resistir las indecorosas provocaciones de Minos, el suave tacto de sus falanges en sus brazos y su calmada respiración en su cuello no le dejaba pensar en otra cosa que no fuese seguirle el juego, Aiacos se mordía el labio intentando por todos los medios en no hacerle caso a los pequeños besos que iban cubriendo su cuello, escuchó la risa traviesa de es albino que tanto amaba, ¡por los Dioses! ¿Cómo se supone que diga no a algo que le gusta y disfruta?
—Por cuanto más vas a castigarte — le habló al oído y coló una de sus manos por dentro de su camisa.
No hubo respuesta, solo un suspiro que reconoció al instante, sonrió como si acabará de hacer una travesura, siguió recorriendo ese abdomen hasta llegar a sus pezones, Aiacos apretó los puños y ladeo la cabeza, en ese instante Minos se deshizo de su camisa y le arrojó a la cama, pasó a devorar toda la piel a su alcance, nunca en su vida había ansiado tanto que comenzará y tal parece que Minos lo entendió pues de un momento a otro ya estaba recibiendo embestidas frenéticas de su amante.
Sus uñas se encajaron en su espalda y su agitada respiración le llegaba directo al oído, los espasmos que recién comenzaban le iban nublando la vista, esa voz y los movimientos de cadera que indicaban la necesidad creciente de más.
— ¿te gusta? — pregunto mordiendo el lóbulo de la oreja de Aiacos.
—¡Yes, my lord! — sabia cuanto le gustaba ser llamado de esa manera y como lo supuso recibió estocadas más profundas, sabía bien que eso le encendía al 100.
Despues de algunos minutos su acto llegó al final anunciado por un grito mucho más alto que el anterior, solo esperaban que los vecinos no fuesen a reclamarles cómo veces anteriores, se abrazó a su amado albino y el sueño lo venció.
🐥🐦
Se merecen un poco de lemon despues de tanto tiempo.
Quien viera a Aiacos, tan serio que se ve.
Para: Natali233432
Dan R
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