El origen de las almenaras surgieron durante el reinado de Félix, cuando estaba casado con Katherine, la madre de Iris. La elección de que sean tres fue gracias a ella por ser creyente (el número tres en la religión cristiana tiene un alto valor simbólico, al igual que el siete) y juntos decidieron que cada uno sea representado por alguien. El primero pertenecía al rey, el segundo a la reina y el tercero era dejado para el príncipe... que jamas llegó. Por ende, esa almenara era la única que no tenía color pero era la mas custodiada por sus guardias porque estas eran solo encendidas durante las noches por la familia real.

El fuego era un símbolo de poder, además de alumbrar a los alrededores de la ciudad y protegerla. Para acceder a cada una de las almenaras no tenías que tener vértigo ya que las alturas eran como inmensas torres. Incluía una sola escalera espiral sin descanso entre medio y en la cima se podía vislumbrar un hermoso paisaje de Stonebriar. Si bien su estructura era circular, había cuatro columnas donde cuatro guardianes custodiaban la ciudad norte, sur, este y oeste.

Además, los reyes eran libres si querían alguna insignia o decoración en estas almenaras. Félix prefirió una frase impuesta por su familia mientras que Katherine, oriunda de Stonebriar, quería que la recordaran mediante una especie de pintura hecha a tiza cuya magia ocurría cuando pequeñas gotas de lluvia caían sobre su retrato.