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CAPÍTULO 18;
finalmente libres ، ˖

Logan no podía dejar de sentirse preocupado por Kiara. Cuando llegó por ella, sus ojos reflejaban un dolor profundo y una desconexión total, pero ahora, a su lado, se reía sin control, como si el mundo a su alrededor fuera una broma cruel, mientras Robin y Steve, igualmente fuera de sí, no hacían más que alimentar esa locura con sus comentarios absurdos.

El sonido de los tres detrás del vehículo que habían robado se cortó abruptamente cuando el motor se apagó de golpe. Todos soltaron un gemido a la par.

—¡Vamos, debemos irnos! Ya —ordenó Dustin con urgencia, saltando del vehículo.

—¡Rápido! ¡Bajen! —gritó Erica, abriendo las puertas traseras, su rostro marcado por el pánico mientras miraba a los otros dos, que parecían estar en una lenta danza de torpeza.

—Son demasiado lentos —se quejó Logan, estirando la mano para ayudar a Robin a salir.

Mientras él ayudaba a la rubia a ponerse de pie, Kiara saltó sobre la espalda de Steve. Él, como si estuviera jugando a hacer de caballo, comenzó a trotar, y Kiara no paraba de reír, una risa que resonaba en los oídos de Logan como una ironía dolorosa.

—Apúrate a abrir —insistió el rubio, mirando a Dustin que ya estaba acercándose al elevador—. Es ahora o nunca.

Dustin deslizó la tarjeta y las puertas del elevador se abrieron de inmediato. Sin perder tiempo, todos corrieron hacia el interior, cerrando rápidamente las puertas tras de sí.

Como niños traviesos, Robin se lanzó sobre la plataforma con ruedas y Steve la siguió, montándose sobre ella como si estuviera surfeando.

—¡Es como si estuvieras surfeando! —rió la morena, provocando que todos estallaran en carcajadas.

—Parece que están ebrios —comentó Erica, observando con incredulidad a los tres, que no paraban de hacer tonterías.

—¿Por qué estarían ebrios? —preguntó Dustin, frunciendo el ceño, aún con su mente enfocada en escapar.

—¡Nací para esto! —exclamó Steve, pero en su ímpetu de entusiasmo tropezó y terminó cayendo sobre Kiara, quien siguió riendo a pesar del golpe.

—¡Revolcón! —rió Robin desde arriba.

Dustin se acercó, preocupado, y le puso la mano en la frente a Kiara.

—Tiene fiebre —anunció, mirando a los otros dos con seriedad.

—Tú tienes fiebre —respondió Kiara torpemente, entre carcajadas.

Dustin, con el rostro tenso, revisó a Steve.

—Tiene las pupilas dilatadas.— anunció con seriedad volteando a ver a Logan.

—También Kiara —agregó Logan, sintiendo un nudo en el estómago.

—Tal vez los drogaron —propuso la más joven.

—¿Te drogaron? —preguntó Griffin, mirando a Kiara con preocupación.

—Dicen que las drogas te hacen reír... ¡pero no es cierto! No hagan caso —respondió ella entre risas, antes de tararear una canción.

—No es gracioso, Kiara, maldita sea, puedes morirte —dijo Griffin, desesperado.

—Todos moriremos, niño raro que ahora es mi amigo —respondió Robin, mirando con una extraña calma—. Solo es cuestión de cómo y cuándo.

—Necesito saber dónde está tu auto —dijo Dustin a Steve, con los nervios a flor de piel.

Pero Steve, perdido en su mundo, no respondió, igual que las otras dos.

La tensión creció cuando las puertas se abrieron, dejando entrar el aire fresco. Los tres drogados, en su delirio, comenzaron a jugar a saborear el aire, ignorando completamente la presencia de los guardias que se acercaban.

Afortunadamente, los demás los tomaron de un brazo y corrieron al interior del centro comercial, fundiéndose con la multitud.

Los pasillos los condujeron hasta una puerta de servicio en el cine, y caminaron en silencio, excepto por los tropezones de Steve y Kiara, que, por accidente, derraparon contra un bote de basura y luego tomaron un balde de palomitas medio vacío.

—Vamos —dijo Dustin, entrando a una sala—. Ustedes tres, aquí —señaló las butacas de la primera fila.

—No, estamos muy cerca —protestó Robin, mirando al frente con una expresión irritada.

—Voy a quebrarme el cuello por mirar hacia arriba —se quejó Kiara, mirando la pantalla de forma vacía.

—Qué mala ubicación —se quejó Steve, sentándose a un lado de Kiara.

—¡No miren la película! —regañó Logan, cada vez más frustrado.

—Queremos mirarla —protestó Kiara, haciendo un puchero mientras miraba al rubio.

—¡Pues mírenla! —respondió Logan, ya irritado.

Un hombre detrás de ellos los hizo callar, pero los tres, ajenos a la situación, imitaron su gesto, ganándose una mirada furiosa.

—Hagan lo que quieran, pero no se vayan de aquí —advirtió Dustin, nervioso.

—Bien, papá —dijo Steve, lo que provocó una nueva ronda de carcajadas.

—Los papeles se han invertido, Dusti Dusti —bromeó Kiara.

La película no tenía ningún sentido para Kiara. Intentaba seguir lo que ocurría, pero no podía, y su risa se volvió aún más nerviosa mientras Robin y Steve soltaron comentarios cada vez más absurdos.

—Stevie, tengo sed —dijo Kiara, mirando alrededor—. ¿Crees que si le robo su refresco a esa señora se daría cuenta?

—Tiene cara de que te va a patear si la miras —respondió Steve, desatando risas silenciosas.

Kiara se levantó y tomó la mano de Steve, quien la siguió sin decir palabra. Robin, un poco confundida, los miró antes de seguirlos torpemente. Los tres salieron al pasillo, buscando un bebedero. Se turnaron para tomar agua, tratando de recomponerse.

—No pude concentrarme en la película —comentó Robin—. Pero estoy segura de que la mamá quería acostarse con su hijo.

—Pero tenían la misma edad —comentó Kiara, tirada en el suelo, su mirada perdida.

—No, él viajó al pasado —explicó Robin, limpiando el agua que caía de su barbilla.

—¿Y por qué se llama Volver al Futuro? —preguntó Steve, sin entender.

—Porque él tiene que volver al futuro, ya que está en el pasado —respondió Robin, como si fuera lo más obvio del mundo.

—No entendí —protestó Kiara.

—Es mi turno, ya tomaste suficiente —Robin empujó a Steve, quien tropezó.

—¡Ey, miren! ¡El techo es hermoso! —exclamó Steve, señalando hacia arriba.

Robin se acercó, mientras Kiara seguía sentada en el suelo, con la mirada fija en una mancha de la alfombra roja.

Poco a poco, su mente comenzó a despertar de la niebla que la envolvía, y los recuerdos volvieron con fuerza. El ruso la había sujetado con brusquedad, sus manos atadas a la silla, la voz gruesa resonando en sus oídos.

— No eres a quien buscamos —le había dicho, y su cuerpo había temblado.

Aquel recuerdo la hizo sollozar, su mente reviviendo cada instante de tortura, cada dolor que había sufrido. La risa de sus amigos en la sala de cine ahora se mezclaba con los ecos de aquel sufrimiento, un dolor que no desaparecía.

— Kiara... —preguntó Logan, preocupado al verla llorar en el suelo—. ¿Qué pasó?

Kiara no podía dejar de llorar. Recordar todo aquello la estaba destruyendo. Logan, desesperado, la abrazó con fuerza, intentando calmarla.

— Está bien, ya pasó. Estoy aquí —dijo, rodeándola con sus brazos, sintiendo los espasmos de sus sollozos—. Tenemos que irnos.

La ayudó a levantarse y apretó su mano con fuerza, decidido a no dejarla ir. Los demás también salieron del baño, uniéndose a ellos mientras se perdían entre la multitud.

— Chicos —dijo Robin, deteniéndose de repente.

En la entrada, dos hombres vestidos de negro los observaban. Eran los mismos que los habían perseguido después de salir del elevador.

— Aborten —dijo Dustin, retrocediendo nervioso.

El pánico se apoderó de Kiara nuevamente. Apretó con más fuerza la mano de Griffin, quien le lanzó una mirada preocupada, pero no la soltó. Juntos, corrieron en dirección contraria, buscando un lugar donde esconderse.

Las escaleras estaban cerradas, pero encontraron un pequeño hueco entre ellas. Como si fueran niños jugando, se deslizaron hacia el área de comida.

— Por aquí —susurró Logan, guiándolos rápidamente hacia el Burger King.

Kiara no podía dejar de temblar. Se abrazaba a sí misma, intentando calmarse mientras escuchaba los pasos acercándose. Steve, al notar su ansiedad, la tomó de la mano y la abrazó, logrando calmarla un poco.

Un fuerte sonido de alarma resonó, y Kiara cerró los ojos con fuerza, rogando que todo terminara pronto. Cuando se asomaron, vieron que un auto nuevo, que estaba en exhibición, había sido lanzado al otro lado de la habitación, destrozado.

Al mirar hacia arriba, vieron a Max, quien corrió hacia Kiara y la abrazó con fuerza, sin soltarla.

— Estás bien —susurró Max, respirando con alivio.

Kiara, aunque no lo estuviera, intentó sonreír, no quería que Max se preocupara más. Se separó lentamente y la miró, buscando algo de consuelo en su rostro.

— ¿Tú estás bien? —preguntó, intentando sonar tranquila.

Max asintió con una débil sonrisa. Sus ojos se encontraron con los de Jonathan, quien se acercó rápidamente para abrazarla, escondiendo su rostro en su cuello y acariciando su cabello. Kiara no dijo nada. Sabía que Jonathan también la necesitaba. En ese momento, no pudo evitar derramar algunas lágrimas, pero las contuvo, abrazando a su mejor amigo con la misma intensidad.

─ Estaba preocupado por ti─ se separó y tomó su rostro entre sus manos─ ¿Qué pasó?─ preguntó al notar las heridas.

─ ¿Qué ha pasado?─ cuestionó evadiendo el tema al ver a Once caminar con dificultad.

─ Lo lanzaste como un Hot Wheel─ Dustin corrió emocionado hacía Once para abrazarlo

─ ¿Lucas?─ Erica exclamó con sorpresa al ver a su hermano

─ ¿Qué haces aquí?─ la cuestionó

─ Pregúntales. Es su culpa─ la menor señaló a los chicos a su lado.

─ Cierto. Es totalmente nuestra culpa─ Steve comentó colocando sus manos en su cadera

─ No entiendo qué pasó con el auto─ Robin habló confundida.

─ Ce tiene poderes, lo tiró con la mente─ Dustin dijo señalando

─ Me alegra no ser el único que no entiende nada aquí─ Un chico a un lado de Max habló.

Kiara lo observó preguntándose en dónde lo había visto antes, entonces se acordó, era Nathan Fleming el chico del que Max le había hablado. Se preguntó cómo es que él había terminado enrollado en todo esto.

─ ¿Quién es Ce?─ Robin preguntó arrugando el entrecejo.

─ ¿Ella es Ce?─ Logan cuestionó sorprendido

─ Perdón, ¿Quienes son ustedes?─ Nancy cuestionó mirándolos con confusión.

─ Soy Logan─ respondió mirando fijamente a Nancy.

─ Y yo Robin, trabajo con Steve.─ Se presentó

─ Descifró el código─ Dustin presumió con orgullo─ Así nos enteramos de los rusos─

─ ¿Rusos? ¿Cuáles rusos?─ Jonathan preguntó

─ Los rusos, esos eran rusos─ Kiara señaló a los hombres inconscientes en el suelo

─ ¿Hay rusos en Hawkins?─ Nathan exclamó

La plática dejó de tener sentido cuando su vista cayó en Once quien parecía mareada y con poca energía, se alejó del resto para acercarse a ella, pudo ver su rostro sudoroso y como cubría sus oídos. Corrió hasta ella para poder tomarla en brazos antes de caer.

─ ¿Qué le pasa?─ preguntó preocupada mirando a todos quienes ya habían corrido para llegar hacia ellas.

─ ¿Qué pasa?─ Mike preguntó hacia Once colocándose junto a ella.

─ La pierna─ Se quejó con dificultad

Jonathan quitó el vendaje en su pantorrilla que ya estaba lleno de sangre, al descubrirla había una herida de muy mal aspecto. Kiara sintió que iba a vomitar cuando vio algo moverse bajo la pálida piel de Once quien se retorcía entre sus brazos.

─ Tengo una idea, es un poco sádica y tal vez funcione o tal vez no, no sé si esté moralmente bien...─ Logan, comenzó a balbucear─... Que no se duerma─ ordenó antes de salir corriendo

─ Aquí estoy, Ce, no cierres los ojos, pronto todo va a pasar─ Kiara susurraba con gran desesperación en su voz mientras abrazaba con fuerza a la chica.

─ No es tan grave, en realidad─ Robin balbuceó nerviosa─. A la arquera de mi equipo de fútbol, Beth Wildfire, se le salió el hueso de la rodilla, cómo 15 centímetros. Horrible.

─ Robin─ Steve y Kiara regañaron a la vez

─ Lo siento─ se disculpó la rubia

─ De acuerdo, ¿Ce?─ Logan llegó con un cuchillo y una cuchara en sus manos─ Esto te va a doler, mucho en realidad, solo no te muevas. Toma, muerde esto─ extendió la cuchara de madera.

─ ¿Logan, que vas a hacer?─ la morena cuestionó

Pero el rubio pasó el filo del cuchillo por la herida provocando fuertes gemidos de parte de Once. Mike tomó su mano con fuerza mientras Kiara aún la sostenía.

» ¡Detente la estás lastimando!─ gritó asustada al ver qué metía sus dedos en la herida y Once se quejaba aún más fuerte

─ Tengo que hacerlo para sacar esa cosa─ Logan gritó de vuelta

─ ¡No! ¡Basta!─ Once quitó la cuchara de su boca a lo que el rubio se detuvo de inmediato─ Puedo hacerlo yo─ dijo soltando un sollozo

Con dificultad se incorporó y extendió una mano hacia su pierna. Kiara llevó una mano hacia su boca para evitar soltar un sollozo al ver a Once agonizar de dolor, soltando un grito provocó que el vidrio de atrás estallara en pedazos cayendo sobre ellos, algunos hicieron pequeños cortes en los brazos de la morena, sin embargo, olvidó el dolor para concentrarse en lo que había salido de la pierna de la niña, se trataba de una extraña masa viscosa que tenía vida propia.

Esa cosa había sido lanzada lejos de ellos por los poderes de Once.

Su vista cayó en una bota que había pisado a la criatura.

Pocos metros a la distancia se encontraban Hopper y Joyce, Kiara sonrió saludando a la mujer con la mano. Estaba feliz de verla.

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