O2 → Nueva York
S T I N G E R
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O2 → Nueva York
—¿CÓMO SABREMOS A DONDE IRÁ?
—No te preocupes por aquello. Le he puesto un rastreador—Scott se mostró orgulloso tomando su pantalla para mostrarle la ubicación del villano a Hope, quién tenía una expresión seria—. Y está justo... donde mismo.
El castaño apretó los labios sin dejar de ver la pantalla que mostraba la ubicación con un pequeño punto rojo parpadeante. El punto señalaba el mismo lugar en donde momentos antes habían estado peleando con el fantasma.
Reaccionó, sintiendo la mirada punzante de Hope.
—Claro. ¿Por qué no se me ocurrió poner un rastreador a un criminal con habilidades, específicamente, hacerse intangible? —habló Hope sarcástica, mostrando una sonrisa. Una sonrisa que su pareja no vió al bajar la mirada como si fuese un perro regañado.
Después de eso, Scott miró de reojo a Cassie quién se encontraba de brazos cruzados, tumbada en el suelo con la mirada baja y con ropa casual.
La chica ya se había asegurado de esconder el traje a modo miniatura. No podía arriesgarse a que le quitaran lo que la hacía estar tranquila, lo que le hacía sentirse libre y con vida.
Cassie observó las pantallas a lo lejos pretendiendo no estar prestando atención y luego fijó la vista en su padre.
—Por última vez, ¿cómo fue que lo rastrearon?
Scott miró a Hope intentando recordar, lo que causó un poco de frustración a la mujer avispa.
—Scott, ¿cómo supiste que iba a estar en ese banco?
—No lo sabía —respondió Scott de manera inmediata.
Hope logró escuchar un grado de frustración en la voz de Scott, quién mantenía la cabeza gacha con tal de no mirar a su hija qué en ocasiones lo miraba de reojo.
La mujer del grupo de tres, que era la más tranquila en la habitación, miró a Scott por unos segundos.
—No pueden estar así. Porque si siguen de esta manera, nunca vamos a atrapar a ese villano y se saldrá con la suya. Así que por favor arreglen sus problemas. Cuando vuelva, los dos estarán felices diciéndome como encontrar a Ghost.
Después de la advertencia, los Lang la siguieron con la mirada y vieron como Hope oprimía el botón y salía por la puerta deslizante. Antes de oprimir el botón sin color por el otro lado, fulminó a Scott con la mirada, como diciendo que fuera un adulto maduro. También miró a Cassie y a ella le dedicó una pequeña sonrisa.
La puerta se deslizó para cerrarse y Hope desapareció de la vista de ambos.
Se había ido.
Y los dos sabían que la advertencia de Hope iba en serio.
La tensión se podía sentir en el ambiente y no se percibía que alguien fuera hablar en un buen rato.
Scott, en la silla rodante, miró la luz roja parpadeante en la computadora y sólo pudo sentirse tonto.
Cassie, por su parte, miraba el suelo mientras jugaba con sus manos.
Después de unos minutos –qué parecieron eternos–, cruzaron miradas sintiendo una gran incomodidad.
—Lo siento.
Ambos exclamaron al mismo tiempo causando sorpresa. Después se convirtió en un parloteo. Ambos lanzaban balbuceos al mismo tiempo, casi en unisono; cada uno contaba su propia versión y pedía disculpas. Y al no entender nada, guardaron silencio; seguida de una pequeña pelea sobre quién debería hablar primero, hasta que la chica cedió.
—Está bien. Yo hablaré primero —habló la chica con la voz baja y apenada. Scott asintió—. Perdón... por haberte gritado.
El hombre adulto de la habitación frunció el ceño e inclinó la cabeza hacia un lado y replicó: —¿Por gritarme? ¿Sólo eso?
—Papá, no me lo hagas más difícil —masculló Cassie.
—Está bien —asintió Scott juntando las palmas de sus manos—. También me disculpo por haberte gritado.
Ambos guardaron silencio. Cassie por un momento pensó que su padre no agregaría nada más a la oración pero no fue así.
—Pero Cassie —siguió hablando su padre haciendo que Cassie pasara su cabello detrás de la oreja en señal de molestia—, tienes que entender que me preocupo por ti.
—Lo sé —se limitó a responder.
—Sólo quiero lo mejor para ti.
—Lo sé.
—Y realmente aprecio el trabajo que haces —dijo señalando el escritorio y las pantallas— aquí, en el lugar seguro.
—Lo sé papá, lo sé —volvió a mirar al suelo.
Scott observó a su hija con detenimiento y pensó en las siguientes palabras que iban a salir de su boca. Pero tenía que decirlo.
—¿Prometes qué no volverás a hacerlo?
La joven lo miró con incredulidad —Pero ¿y si vuelven a estar en peligro?
—Nosotros, Hope y yo lo resolverémos.
—Ya, claro —rodó los ojos— casi como hace unas horas, ¿no?
—Estaré preparado.
—¡Per-!
—¡Sin peros! —gritó levantándose de la silla— no volverás a usar ese traje nunca más, aunque esté en peligro ¿escuchaste?
La joven miro a su padre con el ceño fruncido ante el grito, tenía tantas ganas de responderle pero ella sabía que si lo hacía, solo tendría otra discusión y ya no quería eso.
Entonces suspiro y asintió.
—Perdón. Pero es que en verdad quiero que entiendas que cuando te pones en ese traje, pones en peligro todo —a lo que se refería Scott era la operación secreta que ambos llevaban junto a Hope de salvar a la ciudad a escondidas de la madre de Cassie—. Incluída tu vida. Y yo no quiero eso. No se que haría si algo te pasara.
Cassie lo entendió.
Entendió el porqué su padre actuaba y hablaba así. Porque ella se sentía así todos los días que lo veía salir al peligro, además de haberlo perdido una vez por cinco años. Pero eso no la había hecho cambiar de opinión que era decisión de su padre arriesgar su vida para ayudar a otras personas y ella quería hacer lo mismo. Era su decisión.
—Prometeme que jamás volverás a salir con ese traje —pidió el padre.
—Lo prometo —mintió.
Los dos se observaron y Scott se acercó a ella para darle un beso en la frente a su pequeña. Un beso cariñoso que le dolió a Cassie por mentir.
—Bien... —el viejo mira la puerta— ¿Sabes cómo salir? Creo que Hope puso un seguro extra.
La castaña negó.
El dúo se miró, asustados.
—¿Cómo apareció este villano? —preguntó Hope que ya había llegado al lugar nuevamente después de unas horas.
—La primera vez que lo encontré fue en el banco. No sabía que era un súper humano así que sólo seguí un par de rastros de robos anteriores. Lo gracioso es que no fueron robos. Al final sólo desaparecía sin dinero alguno —habló Scott girando en la silla y jugando con un lápiz.
—Lo encontraste con mi ayuda —aclaró Cassie y dió un suspiro por lo que estaba a punto de decir—. Hace más de ocho meses, antes de que todos volvieran, hubo un asaltante de dos bancos cercanos, así que decidí investigar si había alguna conexión.
—¿Seguiste el rastro? —habló Scott con el mismo tono de padre preocupado de antes. Ella le había dicho que sabía de varios asaltos en bancos pero nunca pensó que lo decía porque estaba investigando más a fondo.
Cassie movió la mano calmando a su padre. —No es importante, porque no encontré prácticamente nada. Sólo encontré... —mencionó a la vez que presionaba las teclas de su laptop— esto.
Giró la laptop hacia su padre y la novia de este. Un programa mostró los códigos que Cassie había estado escribiendo y en seguida cientos más aparecieron para que al final otra ventana se abriera mostrando dos carpetas con archivos. Cassie oprimió la tecla «enter» y la primera carpeta se abrió mostrando varias fotos de Ghost siendo apenas captado por las cámaras de seguridad. Oprimió la tecla de nuevo, ahora abriendo la segunda carpeta en donde contenía contratos, cartas y tarjetas relacionadas con Empresas Roxxon.
—Que bueno que casi no encontraste nada —habló Scott visualizando la información que apareció en la pantalla y miró de reojo a Cassie, con orgullo—. Entonces te volviste Hacker.
La chica se encogió de hombros, tratando de ocultar una sonrisa que no resistió y que terminó por esbozar.
—Creo que sí —el hombre iba a abrir la boca una vez más y Cassie no pudo arriesgarse a que le preguntara algo más—. Dejé la investigación cuando todos regresaron a la vida.
Scott asintió y miró a Hope quién seguía observando los documentos digitales.
—¿Empresas Roxxon? ¿Qué tiene que ver en esto? —preguntó Hope para después mirar a Cassie a esperar que respondiera.
—Solo sé eso. Los dos bancos que Ghost robó antes de su regreso, tienen acciones con Roxxon. Al igual que el último.
—Cuatro bancos con los que Roxxon tiene contrato leal con ellos, robados en el último mes —Scott mencionó, observando las pantallas—. Parece que tuvo algo con la empresa y ahora se las está cobrando. Así como hice yo al iniciar.
Cassie recalcó que lo que él había hecho fue algo bueno. Un robo limpio. Al contrario de Ghost, quién había estado robando bancos y había asesinando a varios guardias, además de casi acabar con la vida de Ant Man y Wasp.
—Entonces sabemos que los bancos se relacionan con Roxxon pero no tenemos manera de encontrarlo. Si este Ghost es inteligente, no volverá a robar el mismo banco.
La chica abrió la boca para decir algo pero la cerró de inmediato. Giró la laptop para ella y comenzó a teclear y escribir códigos.
—Roxxon sólo tiene trato con esos cuatro bancos en la ciudad —habló a la par que tecleaba con una velocidad que impresionó a Scott—. La empresa tiene varias instalaciones en el país, y de hecho, hay una justo aquí, en San Francisco. Pero tengo razones para creer que Ghost no atacará en esa instalación. El jefe de Empresas Roxxon ha viajado a su otra instalación en...
Tecleó una última vez y un satélite empezó a buscar la dirección que Cassie había encomendado, para el final mostrar un punto rojo que indicaba la ubicación de la instalación.
—Nueva York —leyó Hope.
—¿Por qué no lo pensé antes? Todo ocurre en Nueva York.
Cassie río entre dientes ante el comentario de su padre. Le causaba entusiasmo aún estar trabajando con él —por el hecho de haber peleado con él, horas atrás—. Sin embargo, ella quería hacer más. No quería ser la típica chica que estaba detrás de las pantallas que tenía que observar a los verdaderos héroes arriesgar su vida.
Estaba malditamente segura que iba a ponerse ese traje de nuevo.
—Scott, debemos irnos. Partimos a Nueva York en 40 minutos.
—¿Qué hay de mí? —preguntó la chica mirando a los héroes levantarse y tomando sus pertenencias.
—Tú, jovencita —exclamó Scott revolviendo el cabello de ella en gesto de cariño—, vas a quedarte aquí detrás de estas pantallas. ¿Recuerdas? Además, has demostrado ser buena en las computadoras, ¿quién te enseñó?
—Dave.
—Por supuesto —Scott rió a lo bajo y acarició la barbilla de ella—. Estamos en contacto.
Antes de irse Scott gritó un «¡Si te pones el traje, le digo a tu madre!», el cual no le causó gracia pero de igual manera mostró una sonrisa forzosa.
Esperó a que se fueran y miró de nuevo el punto rojo que indicaba la instalación de Roxxon en Nueva York.
Con una sonrisa ladina, la chica cerró su laptop. Pasó su mano por debajo de la mesa y la deslizó hasta sentir con las yemas de su dedos su diminuto traje pegado con cinta adhesiva. Después de despegarla, se lo echó al bolsillo del pantalón y salió del lugar.
—¡Cassie!
La pelinegra se sobresaltó por el grito de su madre proveniente de arriba de las escaleras.
Cerró la puerta secreta para entrar a su «centro de operaciones» y contestó al segundo llamado.
—Paxton llamó —dijo Maggie, su madre quién bajaba de las escaleras—. Quiere que nos veamos en la heladería que tanto nos gusta.
Cassie notó el entusiasmo de su madre al hablar de Paxton y la salida. Scott no había sido lo único que habían perdido hace cinco años. Paxton de igual manera había sido víctima del chasquido. No podía evitar recordar los ataques de ansiedad que le daban a su mamá, lo mal que estaba.
Dios, aún recordaba el día en que todo ocurrió. El trauma que quedó en su madre fue grandísimo. Tan grande que pasó en cama por días, y por semanas. No pudo sentir rencor ni nada de eso, ya que ella se encontraba igual de mal. Una niñita que ni sabía que pasaba, también había perdido a su amoroso padre.
—Cassie.
Su madre con el ceño fruncido pero aún con una gran sonrisa, habló una vez más sacándola de sus pensamientos.
—Lo siento mamá. Tengo clase.
«Estúpida. Saliste de la escuela hace horas.»
—No me haces tonta. Me sé tú horario de clase, ¿recuerdas?
—Sí. Lo sé —rectificó buscando una excusa—. Quise decir, que tengo que hacer un trabajo de una clase. Con un compañero.
—¿Compañero?
—Compañera.
La chica reemplazó su mirada de seriedad y preocupación por una sonrisa relajada.
—Ya veo —la madre de Cassie correspondió la sonrisa—. Puedes hacerlo después de los helados.
—No. Es que... es muy importante. Y largo. Es muy largo y grande.
«Largo y grande». Vaya que ella era genial guardando secretos, pero no siempre lo lograba. En ocasiones, se ponía nerviosa por las cosas que decía.
—Quiero decir, que tardaré horas y ya es tarde —rascó su cabeza ocultando sus nervios.
—Cassie. Desde que volvió Paxton no hemos pasado tanto tiempo juntos. Además, tu sabes que la heladería estuvo cerrada por... Bueno, abrió de nuevo.
—Lo sé, mamá.
—Solía ser tu heladería favorita.
Lo era. Hasta que el chasquido pasó y todo el comercio se fue al carajo por un tiempo. Además, de que según se rumoreaba, el jefe de la heladería, también había desaparecido.
—Lo sé.
—¿Te has dado cuenta de lo mucho que dices «lo sé»?
—Lo... —cerró la boca y asintió—. Ve tú. Pasa tiempo con él. Lo necesitas.
—No estoy segura, Cassie...
—Estarás bien —Cassie dió unos pasos adelante y ambas se hundieron en un abrazo—. Te lo mereces. De igual manera, me llamas si te sientes mal, ¿está bien? —sintió a su madre asentir y la abrazó más fuerte.
Cuando se separaron, Maggie miró a Cassie con ternura y la amenazó con castigarla si llegaba tarde a la casa y si hacía algo malo. Cómo la chica sabía que su madre no estaría tranquila, mintió al decirle que iría a casa de una amiga y ahí se reunirían con el chico que se había inventado.
Subió a su habitación con paso apresurado. Empujó la puerta con fuerza ocasionando que se golpeara en la pared. Abrió su mochila tirando todas las cosas que tenía en ella y echó lo necesario para el viaje. En realidad, no sabía cuánto tardaría, pero se imaginaba que no sería rápido. Su madre la iba a matar, eso estaba seguro.
Tomó una blusa, una gorra y sus gafas de sol para escabullirse en la gran ciudad. Echó su laptop, junto con sus auriculares y un cargador para ella y su celular.
Bajó con la mochila puesta en sus hombros, dando un beso a la mejilla a su mamá, prometiéndole llegar lo más pronto posible. Salió de la casa a paso lento para que no levantara sospechas a la madre. Cruzó la calle y caminó por la acera unas calles más. Se metió al primer callejón que encontró y tiró su mochila al suelo. Tomó un disco encogedor y lo arrojó a su mochila. Tomó su traje en miniatura y lo arrojó al suelo para que se engrandeciera. Después de estar dentro del traje, se miniaturizó y tomó la mochila del mismo tamaño. Oprimió un botón que abrió sus alas de avispa y comenzó a volar a la casa de su padre.
—... Digo, podríamos ir volando.
—¿Volar de San Francisco a Nueva York? —preguntó Hope acomodando la maleta arriba del auto—. Ni en sueños, Scott.
—Solo decía.
—Sí, bueno, ya debemos irnos. Esto de pasar más tiempo juntos así, me agrada.
—Bueno, a mi me gusta más de la otra manera —soltó Scott como broma que hizo reír a Hope.
Cassie llegó y aterrizó arriba del auto mirando a los héroes desde su estatura pequeña.
—¿Crees que Cassie esté bien? —cuestionó el hombre hormiga llamando la atención de Cassie.
—¿Por qué no lo estaría?
—La dejaré sola. De nuevo. Ya estoy harto de no estar con ella.
—Scott, no es malo dejarla respirar —aclaró Hope con un tono de burla.
Scott miró al suelo dando un largo suspiro. Al sentir la mano de Hope en su mejilla izquierda levantó la vista en ella quién mostraba una sonrisa ladina. «Ella estará bien. Está a salvo aquí en San Francisco».
Esas palabras le llegaron a Cassie. Estaba por poner en peligro su vida y a desobedecer a su papá. Otra vez.
Pero sabía que era algo que tenía que hacer. La sangre Lang que recorría sus venas se lo decía.
Ant Man y Wasp subieron al auto rojo carmesí. Hope encendió el auto y comenzaron su camino a Nueva York.
La chica pelinegra ingresó al auto por la ventanilla y se sentó detrás, acomodando su mochila a un lado, pensando en lo que estaba a punto de hacer. Pensó en su mamá.
«Va a estar bien. Yo voy a estar bien» se repitió en su mente.
«Voy a estar bien»
Después de varias horas de viaje, registro en el hotel y un descanso, era el momento de poner en marcha el plan.
—¿Tu también aprendiste a hackear en estos cinco años de desaparición? —pregunto Scott al ver a la mujer teclear varias cosas en su laptop.
—¿Qué? No... Bueno si, son solo los datos guardados.
—Oh, en ese caso ¿tienes los planos de la instalación? Tengo que ver posibles entradas y salidas.
Hope revisó su mochila, sacando una gran hoja de papel.
—Toma
—Gracias —dijo Scott al tomar los papeles azules que mostraban un plano completo de la instalación de Roxxon.
En alguna parte de la habitación, "Pulga" se encontraba escondida, escuchando lo necesario para su pequeña misión.
—Bien Cass, tú puedes.
Dando un suspiro por temor y nervios, se dió la vuelta y subió a su hormiga Stant, con la cual voló al banco entrando fácilmente por un orificio
«En estos momentos agradezco a papá por ser un ladrón» habló mentalmente bajando de Stant
—Quedate aquí, iré a revisar, ven a por mí en caso de alguna emergencia.
Stant ladeó la cabeza y emitiendo un pequeño sonido.
—Supongo que es un si —rió levemente.
Salto del estante en medio de un pasillo, con varias puertas, cuales al parecer tenían códigos de acceso.
«Genial...» rodó los ojos
Desplegó las alas, explorando los pasillos notando que la mayoría de las puertas, solo eran grandes habitaciones utilizados para pruebas.
«Curioso.» se dijo, permitiéndose entrar por el único ducto de ventilación conectado a la habitación más grande, en el cual se encontraban dos hombres vestidos con protectores que se encargaban de llenar con líquido de diferentes color algunos objetos.
—Se supone que Ghost ya debería estar aquí —murmura para si misma— el hombre que creo que busca llegó a la ciudad hace unas horas y no se ha presentado.
Y como si lo hubiera llamado, el hombre misterioso salió de la pared, sorprendiendo a los individuos.
El primer tipo reaccionó e intentó tomar su radio pero ya había sido noqueado.
—¡¿Quién eres?! —tomó un bastón para defenderse— si no sales de aquí ahora voy a llamar a los de seguridad...
El guardia trató de golpear a Ghost, pero este se hizo intangible lo que causó que este cayera al suelo detrás de él. En un rápido movimiento, este activó una alarma.
Se escuchó una risa rasposa.
—Valiente —pateó la pierna del científico haciendo que se arrodillara y tomando su cabeza le regaló un gran golpe en la frente, dejándolo caer de espaldas— pero no muy hábil.
Agarró un maletín de la mesa y guardó cuidadosamente en ella algunos frascos que se detuvo unos segundos a observar. Se aseguró de cerrar bien y se dispuso irse pero algo o mejor dicho alguien le había empujado.
Entonces Cassie hizo presencia frente a él.
—¡Hola! ¿Me extrañaste?
Sonrió, aunque no pudiera verla, poniéndose en posición de pelea dió su primer golpe pero solo logro atravesarlo.
—Oh vamos. ¡Déjame intentarlo al menos una vez!
Ghost le pego en la cabeza con el maletín y rápidamente lanzó una patada en el estómago haciéndola caer sobre la orilla de una mesa.
—Oye, eso... —inhaló profundamente— no fue muy lindo de tu parte.
Incorporandose rápidamente corrió hacia él para luchar, usaba todas las tácticas que sabía, logrando tocar de vez en cuando al oponente sin darse cuenta que ya no estaban en el edificio, sino en algún otro edificio de la ciudad.
«¿Teletransportación?» pensó cayendo al suelo «Uh ¿por qué todo da vueltas»
—Débil —le dijo él estando en la orilla del edificio— vete a casa, niña —fue lo último que dijo antes de saltar y escapar de nuevo.
Cassie corrió exhausta y se tropezó cayendo en picada hacia la calle. La chica oprimió el botón y las alas aparecieron para intentar volar pero sólo sirvieron para amortiguar la caída. Eso y algo más.
Abrió el casco para respirar mejor, se sentía cansada, el cuerpo le dolía.
—Def —se sentó— definitivamente esto dolerá mañana —hizo una mueca— y también papá va a matarme.
Miró por todas partes, la calle no estaba muy transitada debido a la hora, intentó levantarse pero el dolor punzante evitó que hiciera tal acción así que quedó recostada en el suelo, mareada y agitada.
Entrecerró los ojos y miró que algo se acercaba de arriba de el edificio cayendo hacia ella y sólo cerró los ojos, perdiendo la conciencia.
,........
Se que dije que publicaría el tres también pero algo surgió y no he podido terminarlo xd pero este tuvo más de 3500 palabras so. Gracias por todo
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