Capítulo tres: Pasteles de arroz y una mirada.

Mi hermano Taejoon es sordomudo, cuando era pequeño mi mamá tuvo algunos problemas en el parto y quedó sordo, y por supuesto, mudo. Sin embargo Taejoon es un chico tan agradable y sonriente que apenas te das cuenta de que tiene una incapacidad que es esencial, el no parece necesitarla en lo absoluto. Mamá y yo hemos luchado con él hasta el final, y hemos intentado que el se sienta como uno más. Taejoon es la razón de nuestras sonrisas diarias.

Cuando llego a nuestra habitación lo veo leyendo un libro de cuentos sobre su mesa de estudio. Sonrío mientras dejo mi mochila encima de la cama y me deshago de mi corbata escolar, sin embargo antes de yo llegar a él, gira hacia atrás y me ve, inmediatamente sonríe. Voy hasta a él dejándole un beso en la mejilla.

¿Cómo supiste que era yo? —digo en voz media alta, haciendo las señas para que me entienda. Sus enormes ojos claros me miran.

El perfume de Noona es realmente dulce —me dice en lenguaje de señas, yo sonrío. Nos habíamos vuelto unas expertas en estos lenguajes debido a él.

¿Qué haces? —pregunto.

Leía el Principito —me contesta.

¿Está bueno?

Es bonito —sonrío.

Mamá ya tiene la cena lista, deja eso y vamos a comer, anda —pido, el asiente, antes de ponerse de pie marca la página en la que se quedó y me agarra de la mano para bajar juntos.

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—Leah, ¿vas a acompañarme a llevarle los pasteles de arroz a los vecinos? —me pregunta mi madre acomodando los mencionados en una fuente bastante bonita y presentable. Me pongo nerviosa al instante, yo pensé que se le había olvidado, pero ya veo que no.

—Emm... ¿Es necesario?

—Solo si quieres ir, no es una obligación, yo si voy a ir —menciona, yo suspiro.

Se supone que yo quiero acercarme a Jeon, ¿Entonces porqué no quiero verlo ahora? Tal vez es vergüenza lo que tengo por lo que pasó hoy, pero... Yo quiero conocerlo, y el primer paso para eso es este, ahora que lo tengo tan cerca es incluso fácil tenerlo en la mira y lograr un acercamiento.

—Vale, voy a ir —acepto.

Corro escaleras arriba, le doy una mirada rápida a Taejoon que se mantiene leyendo tranquilamente, agarro una chaqueta azul que me cubra del fresco de la noche y salgo disparada. Cuando llego a donde está mamá, ella me sonríe y ambas salimos de la casa. Taejoon no se movería, era un chico muy tranquilo.

Cruzamos la calle iluminada por los focos, nuestra cuadra es bastante bonita, puedo decir que incluso tranquila y alegre, me gusta vivir aquí. Cuando llegamos a la cada de al frente, las luces del interior están encendidas, por lo que nos asegura que todavía están despiertos. Mamá toca la puerta tres veces y esperamos pacientemente a que nos abran.

Unos minutos luego, una señora, totalmente calva nos abre la puerta, tiene una expresión dulce, pero parece enferma. Al vernos nos sonríe.

—Buenas noche. Nosotras somos sus vecinos del frente, veníamos a darles la bienvenida con estos pasteles de arroz —mamá se hace escuchar y la mujer le presta atención.

—Mucho gusto. Jeon JungHee —se presenta la señora con una voz apagada pero dulce y agradable como ninguna otra.

—Yo soy Yoon Jae y ella Yoon Leah —nos presenta a ambas, la mujer recae su mirada en mi —mi hija —termina y la mujer sonríe.

—Es una muchacha preciosa —alaga y yo me sonrojo de inmediato al escucharla —Pero pasen, la casa aún está un poco desordenada porque mi hijo ha tenido que acomodarla solo y no es un mago como para chasquear los dedos y terminar en un día —se hace a un lado y mamá entra primero que yo.

Cuando quedamos dentro la señora Jeon cierra la puerta detrás de mi y efectivamente, la casa está un poco desorganizada, con cajas por aquí y por allá, pero la entiendo.

—Sientense por favor, llamaré a mi hijo para que nos traiga algo de beber —mamá y yo asentimos y nos sentamos en un sofá que hay bastante cómodo, ella agarra la fuente con pasteles de arroz y camina muy despacio hasta lo que supongo que es la cocina, que aún está totalmente vacía a excepción por el frigorífico —¡Jungkook, cariño! ¡Tenemos visita! ¡Baja! —grita la mujer.

Me tenso de inmediato al escuchar el nombre, porque había una mínima posibilidad de que los vecinos no fueran los Jeon que yo pensé, pero al escuchar su nombre, me lo confirma, además, esta mujer es tan idéntica a él que por supuesto es su madre, tienen los mismos labios, el mismo rostro. Y cuando de las escaleras baja Jeon, mis sospechas quedan confirmadas completamente.

Jungkook baja con ropa casual, una sudadera y unos pantalones holgados para andar en casa, su cabellera va tan peinada hacia atrás como en la escuela, eso si, y la sudadera al ser de mangas cortas, muestran sus brazos fuerte y llenos de tatuajes. Su perfil es precioso, y su rostro cuando me mira, es incluso más, mis mejillas se encienden al sentir su mirada sobre mi, pero su sorpresa al verme no se me pasa desapercibida.

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