8.
Advertencias: angst, drama, temas de género.
Porque ser pobre y maricón es peor.
Hay que ser ácido para soportarlo,
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina,
Es un padre que te odia,
Porque al hijo se le dobla la patita,
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro,
Envejecidas de limpieza,
Acunándote de enfermo,
Por malas costumbres,
Por mala suerte.
~Manifiesto (Hablo por mi Diferencia), Pedro Lemebel~
El viaje de regreso fue hecho en un extraño y tenso silencio, pero si Yoongi pensó en algún momento que eso fue lo peor, supo que no era nada cuando llegó a casa.
Su mamá estaba en el jardín cuando ellos llegaron, y se volteó a verlos con una bonita sonrisa en su rostro. Sin embargo, pronto desapareció cuando cruzó la cerca, seguido de Hoseok, que lucía un poco incómodo.
Yoongi trató de sonreír como si nada, sin embargo, pudo ver el disgusto pasar por los ojos de su progenitora.
—¿Yoonji? —preguntó con la voz molesta—. Madre santa, ¿qué le pasó a tu cabello?
El de cabello negro se encogió de hombros como si nada, tratando de quitarle el peso a todo.
—Jimin me pegó un chicle en el cabello y tuve que cortarlo —mintió tranquilamente.
Pudo sentir el apretón que le dio Hoseok, diciéndole de esa forma que no le creía nada, pero no le importó un poco. Él no le debía ninguna explicación sobre su cabello, después de todo, ¿no había dicho que se vería bien con cualquier corte?
—Bueno, yo debo irme —balbuceó Hoseok, incómodo—. Nos vemos mañana, mi amor.
Yoongi asintió, sabiendo que su novio debía estar notando el tenso ambiente que se sentía en el aire. No iba a exigirle que se quedara a su lado, no cuando todavía no le contaba muchas cosas. Sin embargo, se giró para recibir un beso de despedida, sin embargo, su novio posó sus labios en su mejilla.
Cobarde
Tratando de ocultar su molestia, se despidió de su novio y caminó hacia la puerta de entrada, con su mamá siguiéndolo. Lo único que quería era ir a su cuarto y fingir que estaba bien, pero las cosas no eran así de sencillas. Nunca podían ser fáciles.
La puerta se cerró de un portazo. No quería mirar a su mamá, sabiendo que debía estar enfurecida con toda esa situación. Jamás ella le permitió cortarse el cabello de esa forma, siempre ponía un límite para que las cosas no se malinterpretaran. Ella se encargó, cada día, en que Yoongi se convirtiera en la mujercita que era. Cada vez que él demostraba salirse de esa norma, ella lo forzaba a volver, aun si eso significaba hacerle daño.
Ahora no sería distinto. Su madre era una persona muy estricta, poco permisiva, acostumbrada a salirse con la suya.
—Mañana mismo iremos a la peluquería a que te arreglen el cabello —declaró la mujer duramente—. Pueden ponerte extensiones o hacerte un corte más femenino. ¿Quién te hizo eso? Es como si te hubieran cortado el cabello a machetazos. Jesús, pareces un hombre así...
Sus palabras dolieron una vez más, pero trató de no tomarle la importancia que merecía. Él no parecía un hombre, porque él era un hombre. ¿Cómo reaccionaría su madre si se lo decía? Prácticamente, desde los diez años en adelante dejó de mostrarse cómo realmente era frente a sus padres, frente al mundo, y su mamá estaba a gusto con todo eso.
Pero Yoongi no lo aguantaba más, le costaba seguir manteniendo esa mentira de pie.
—Mamá, no importa —espetó, con la voz un poco furiosa por toda la situación—, me gusta como está, déjalo.
—¿Te gusta? —su mamá lo tomó del brazo, sin dejar de lucir más iracunda—. Ahora lo único que falta es que me digas que eres una asquerosa homosexual, ¡si hasta ya vistes como un chico!
Quiso replicarle, pelear contra ella, pero en ese momento su papá apareció. Tenía una clara expresión de confusión, con toda probabilidad, escuchando parte de la discusión que tenían.
—¿Qué ocurre? —preguntó, fijando sus ojos en Yoongi—. Yoonji, ¿qué demonios te pasó?
Frunció el ceño, disgustado por completo. No sabía qué espera de sus padres ante esa situación, pero no creía que era para tanto. Es decir... Era sólo un corte de cabello, nada más. Nada menos. Un maldito corte de cabello. ¿Debía ser necesario actuar de esa forma?
—No pasó nada, dejen de hacer un show por esto —contestó, tratando de relajar el ambiente, pero fallando de forma miserable.
—¡Show! —su mamá se veía realmente asqueada e iracunda—. ¡No voy a dejar que mi hija luzca como esas repugnantes enfermas!
—Hazle caso a tu madre, Yoonji —señaló su papá, con las cejas arrugadas en señal de molestia también.
—¡Es un maldito corte de cabello, no indica nada! —gritó, sin poder evitar el enojo, la rabia, la ira por lo que ocurría.
—¡Imagínate si sale un día con que le gustan las chicas, Bonhwa!
—¡Bueno, y si me llegaran a gustar, ¿qué tiene de malo?!
Su papá volteó su rostro con una bofetada.
Un latigazo de dolor recorrió su mejilla al recibir el golpe, que lo desestabilizó por completo e hizo que su cuerpo chocara con la pared. Soltó un gemido de dolor, aturdido por la sensación ardiente en su rostro, y miró a sus padres, de pie ante él.
Su papá lucía rabioso, en tanto su mamá ponía ahora una expresión fría. Su papá tenía una mano dura, pensó, y no pudo evitar recordar a Jimin hablándole de todas las cosas que le dijo su progenitor cuando era más pequeño. Cuando lo llevó a ese prostíbulo para convertirlo en un verdadero hombre.
¿Cómo era posible...?
—No te atrevas a decir otra vez una basura como esa, Yoonji —espetó su papá, interrumpiendo sus pensamientos. Lo tomó del brazo con brusquedad y lo puso de pie.
Yoonji. Yoonji. No Yoongi.
Aturdido... no, no, aturdida. Chica. Era una chica, no un chico. ¿Cómo se le ocurrió que era un chico? ¿Cómo lo pudo pensar? Ella era una chica. Una chica.
—Vete a tu cuarto, no puedo verte más —dijo su mamá, volteándose.
Su papá la empujó, y tropezó al subir las escaleras, apenas siendo capaz de ponerse de pie. En lugar de dirigirse a su cuarto, como planeó en un inicio, fue hacia el baño.
Al entrar allí y mirarse al espejo, sus ojos se posaron en su ahora hinchada y roja mejilla, en su labio roto otra vez, sangrando.
—Patética —murmuró, y comenzó a llorar cuando el femenino salió como si nada de sus labios.
Yoongi, su pequeño niño, volvió a esconderse para así evitar que le hicieran daño, y Yoonji sabía que debía seguir protegiéndolo, a pesar de que eso la destrozara otra vez.
—Es como si un pájaro hubiera hecho un nido en tu cabeza, Yoonji —comentó Taehyung sentándose frente a ella.
Yoonji levantó la vista, y los ojos divertidos de su amigo se llenaron de preocupación.
—¿Qué le pasó a tu mejilla? —preguntó, asustado.
Cerró sus ojos un momento, recordando el punzante dolor al recibir el golpe, los ojos llenos de desprecio de sus padres, las lágrimas que derramó toda esa noche.
Se removió en su asiento, incómoda, pero no por estar bajo el escrutinio de Tae, sino por el uniforme que llevaba puesto. Detestaba usar la falda del colegio, le provocaba una vomitiva sensación en su cuerpo. Cuando se la ponía, siempre evitaba mirarse al espejo, porque provocaba que su disforia fuera más terrible, más retorcida. Evitaba los espejos, los ventanales, el tocarse. Si no se miraba, era como si no existiera.
En ese preciso instante, sólo quería acostarse bajo su cama, desaparecer de ese lugar. Todas las sensaciones buenas del fin de semana, todo lo positivo que sintió, parecía haberse ido, llevado por el viento como hojas de otoño. Ahora lo único que quedaba y podía sentir era asco, odio y una profunda y dolorosa tristeza que parecía consumirla de a poco cada segundo, cada minuto, cada hora.
—Me golpeé con la ventana al querer cerrarla —mintió, mirando la pared, y antes de que Tae siguiera preguntando, agregó—. Entonces, ¿ya estás saliendo con Lisa?
El rostro de su amigo se iluminó, y en ese momento, Hoseok llegó y se sentó a su lado, dejándole la caja con jugo que fue a comprar sobre la mesa.
—¿Te duele mucho, bebé? —preguntó Hoseok, sin cambiar su rostro preocupado.
Se encogió de hombros.
—Ya pasará —dijo tajantemente, antes de mirar otra vez a Tae—. ¿Entonces?
—¡Saldremos este viernes! —comentó Taehyung—. Lisa dijo que podíamos hacer una excursión por el bosque o algo así...
—Par de raritos —contestó Yoonji de forma cariñosa.
—Podríamos tener una cita doble —agregó Hoseok de pronto—. Si van en serio, Tae, ¿te parece?
—¡Eso suena bien! —concedió Tae—. ¡Me gustaría que Lisa fuera más cercana a Yoonji, le hace falta alguna amiga! —Tae le revolvió el cabello, sin mala intención—. Quizás Lisa podría arreglarte el cabello, me comentó que le gusta hacer peinados o–
—No —pero, a pesar de que su amigo no tenía mala intención, no pudo evitar que su tono saliera duro—. A mí me gusta así y así se queda.
Tae se quedó callado y Hoseok la regañó con la mirada.
Sin embargo, Yoonji se puso de pie, diciendo que iría al baño, y no esperó a que su novio o Tae le dijeran algo más. Se marchó en silencio, encerrándose en el cubículo, tratando de ahogar esa mala sensación que la invadió cuando entró al baño de chicas y una parte suya susurró que no debería estar ahí porque no era mujer.
Debía calmarse, debía relajarse, debía–
—¿Viste como lucía? ¡Parece un hombre usando vestido!
Reconoció la voz de Joohyun llena de burla al entrar al baño, y subió sus pies al inodoro para no ser descubierta.
—Deber ser horrible para Hoseok tener sexo con ella —contestó Seulgi entre risas—. ¡Debe ser como si lo hiciera con un hombre!
—¡Qué asco! —Yerim se unió, riéndose también—. No le bastaba con ser plana y agresiva, ahora tenía que cortarse el cabello así.
Hubo un pequeño silencio entre ellas.
—Oye, ¿y si está con Hoseok para ocultar que le gustan las mujeres? —preguntó de pronto Seulgi, asqueada—. ¡Imagínate, quizás debe imaginarse que folla con nosotras!
‹‹Ni en tus pesadillas, perra››, pensó amargamente Yoonji, conteniéndose para no salir y golpear a esas bastardas.
—Lo único que faltaría es que se juntara con esa basura de Jin y quedaría confirmado que le van las chicas —comentó Joohyun, llena de desprecio.
Yoonji cerró sus ojos, pensando en el chico homosexual de la otra clase, Seokjin. Desde que declaró ser gay un año atrás, todos en el colegio le hacían el quite, lo trataban como si fuera una paria y lo agredían como podían, ya fuera con palabras o acciones. Sin embargo, Yoonji admiraba que, a pesar de todo, Jin seguía comportándose como si toda la gente de ese colegio no fueran más que cucarachas fáciles de aplastar.
—Vámonos, el timbre ya tocó —dijo Yerim, y segundos después, las chicas salieron del baño.
Yoonji tomó aire, yendo a lavarse las manos, y miró su reflejo en el espejo.
‹‹Lo siento, lo siento Yoongi››, pensó, antes de arreglarse para salir a enfrentar al mundo con los pedazos rotos de su corazón que quedaban.
¡gracias por leer!
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