78.
Advertencias: angst, drama, temas de género.
La verdad es un poco extraña. Puedes intentar reprimirla, pero siempre logra salir a la superficie. Convertimos la mentira en nuestra verdad para sobrevivir. Tratamos de olvidar. Hasta no resistirlo más.
~Dark~
―¿Lo disfrutaste?
Yoongi sintió sus mejillas coloradas ante la pregunta de Alex, recibiendo el vaso de café que su amiga le tendió. Asintió con la cabeza, observando esa sonrisita que su amiga esbozaba, tan grande que se veía preciosa. La chica tenía su cabello atado en una coleta, ya no tan abrigada porque el invierno estaba acabando.
―Fue bueno ―afirmó Yoongi, poniéndose a caminar junto a Alex.
―¡Qué bien! ―dijo su amiga―. ¡Esto hay que celebrarlo!
Yoongi no pudo evitarlo, y comenzó a reírse por lo que le estaba diciendo la chica. A Alex todavía le costaba mucho manejar el coreano, y eso hacía que su acento fuera aún más marcado. Es decir, era normal que los coreanos hablaran su dialecto con cierto acento notorio debido a la región en la que vivían, pero el de Alex era muy chapucero. Sin embargo, se le podía entender la mayoría de las veces. En algunas ocasiones, solía mezclar el inglés con el coreano, y ahí todo era una confusión.
―¿Me invitas a ver películas de terror? ―preguntó Yoongi, animado.
Alex soltó unas carcajadas escandalosas.
―¡No seas aburrido! ―regañó ella―. ¿Qué tal si vamos al club de Harisu a tomar algo?
―No puedo beber ―recordó Yoongi.
―¡Bueno, yo bebo y tú me cuidas!
―Pero es para celebrar mi logro ―Yoongi la miró con ojos entrecerrados―. ¿Me estás usando?
Las risas de Alex se volvieron más y más fuertes. Tenía una risa tan juguetona y sonora que llamaba la atención enseguida, pero también era muy contagiosa. El chico no podía evitar reírse ante esas carcajadas.
―Oh, ¡baby boy! ―dijo Alex, abrazándolo por los hombros―. ¿Salimos o no?
Yoongi lo pensó un momento: él no era muy dado para esos ambientes de música electrónica y resonante, que a veces parecía reventarle los oídos. Prefería quedarse en una cama, acurrucado y mirando algo en la televisión. Eso sonaba como un mejor panorama.
Sin embargo, Alex parecía muy ilusionada con esa salida. Además, era en el club de Harisu, hecho especialmente para personas disidentes. La mujer tenía especial cuidado en que fuera un lugar seguro para todos sus compañeros y compañeras. Y Harisu era muy simpática, siempre andaba con una sonrisa y se preocupaba por todo el mundo. Especialmente por la comunidad trans.
Terminó por suspirar, pero no por el hastío. La verdad que un panorama así no sonaba para nada mal.
―Está bien ―le dijo―, ¿vamos el sábado?
Alex gritó por la felicidad.
―¡Por eso te adoro! ―gritó Alex―. Puedes quedarte a dormir al departamento, ¿te parece? ¡Mi cama si resiste a los dos!
El entusiasmo de la chica terminó por ser bastante contagioso.
Siguieron conversando a medida que caminaban hacia el departamento de Yoongi, y una vez estuvieron cerca, Alex se despidió de él para irse a su hogar. Se sentía de mucho mejor últimamente, a pesar de que las cosas parecían estar igual que siempre. Aunque Dahye y él estaban avanzando muy bien con la letra, en dos semanas más harían la grabación de la letra, y tenían casi todo listo. Además, con Hoseok, pareció encontrar un punto medio en su relación, y las cosas ya no estaban tan incómodas entre ellos.
Eso le alegraba bastante también. Si bien seguía existiendo cierta tensión rara entre ellos, los dos se querían lo suficiente para saber que no debían dejar que eso arruinara su relación. Quitando ese pasado romántico entre ellos, Yoongi sabía que Hoseok era su mejor amigo, y no quería perderlo por nada del mundo. Incluso, lo consideraba su alma gemela, aún si no estaban en una relación, e imaginarse sin él a su lado se le hacía extraño y aterrador. No sabía si Hoseok también lo miraba de esa forma, pero no le importaba. No quería perder al chico por nada del mundo.
No tardó en subir a su piso y abrir la puerta. Por un instante, creyó que no había llegado nadie al departamento. Lisa ya no estaba mucho tiempo allí, se la pasaba con su novio, y Hoseok siempre se quedaba hasta tarde en sus clases. Y Namjoon...
Estaba allí. Sentando en el sofá, girándose a mirarlo. Yoongi se quedó congelado en su lugar, sin saber cómo reaccionar ante el chico.
Hubo un momento de extraño silencio entre ambos.
―Hay que hablar ―dijo Namjoon, y esas palabras hicieron que Yoongi parpadeara.
―Hablar ―repitió, un poco desconcertado. Pasó tantos días sin ver a Namjoon, que pensó que ya no aparecería más por allí. Al menos, con Yoongi presente.
El más alto suspiró. El chico de cabello negro reparó en que se veía algo cansado e incómodo, y él no sabía cómo sentirse al respecto. ¿Culpable, triste, decepcionado? Un montón de emociones y no tenía claro cuál parecía la más fuerte.
―Necesito fumar ―fue lo primero que dijo, buscando la cajetilla de cigarros en su mochila, y sacándola junto al encendedor.
Para su sorpresa, Namjoon pareció sonreír levemente ante sus palabras.
Yoongi no se detuvo a verlo dos veces, yendo al balcón directamente y encendiendo el cigarrillo. De forma desesperada, le dio una primera calada, sintiendo los nervios atenazando en su estómago. La conocida sensación de ansiedad estaba creciendo poco a poco, provocando que sus manos temblaran, y Yoongi estaba desesperado por controlarlo, no sólo por lo que podía desencadenar, sino porque no quería que eso pudiera terminar siendo una excusa.
Unos meses atrás lo platicó con Sora: Yoongi temía que su ansiedad pudiera evitar que la gente lo enfrentara cuando tenía actitudes equivocadas. Yoongi no quería que su trastorno pudiera terminar patologizándolo frente al resto como una persona con la que no se podía hablar, porque no querían hacerlo tener un ataque de ansiedad. Él deseaba ser capaz de enfrentar sus problemas y discusiones de la mejor forma, sin que el otro le mirara con compasión, temiendo decirle cosas duras por el temor de que él la pasara mal. Sora le dijo que eso estaba bien, el pensar de esa forma, pero que implicaba también un largo trabajo, no sólo por él, sino porque la gente solía mirar en menos a las personas que sufrían de algún trastorno ansioso o depresivo.
Pudo sentir la presencia de Namjoon detrás de él, pero dio otras dos caladas profundas antes de girarse. El chico frente a él también parecía un poco fuera de lugar.
―Lo siento ―fue lo que dijo Nam, luego de al menos cinco minutos sin decir algo―, por... por lo ocurrido ese día, Yoongi. Yo no...
Otro silencio. Namjoon parecía estar buscando las palabras correctas para poder hablar, aunque parecía que no podía encontrarlas bien, ya que tardó otros largos y agónicos minutos en lograr decir algo. Yoongi trató de concentrarse en el ruido exterior para controlar la ansiedad: los motores de los autos andando en plena calle, unas risas en un balcón lejano, una bocina sonando.
―Lo que hizo Jiyong no estuvo bien ―terminó por decir Namjoon―, y yo no tuve que ocultarlo, porque Jungkook es también mi amigo. Es sólo que pensaba que no debía meterme entre ellos, para así no arruinar lo que nosotros teníamos, y aun así terminé jodiéndolo todo. De verdad que lo siento.
Exhaló el humo del cigarrillo, viéndolo desaparecer en el aire. Podía sentir sus labios un poco resecos gracias a los nervios, con su cabeza dando vueltas ligeramente. Sabía que, si dejaba que esas emociones lo dominaran, iba a terminar teniendo un ataque de pánico. O de histeria. Cualquiera de las dos opciones sonaba como la mierda.
―Fue grave ―murmuró Yoongi, con su voz sacudiéndose un poco. Namjoon lo miró―, lo que pasó entre ellos... El hecho de que Jiyong haya sido capaz de eso... ―sacudió su cabeza, queriendo despejarse―. Y lo que dijiste de Kookie...
―No estaba pensando bien ―se apresuró en decir Namjoon―, estaba... estaba muy enojado con toda esa pelea y no me detuve a pensarlo dos veces. Me arrepiento mucho, Yoongi, sé que Jungkook... ―apretó sus labios―. Sé que él no se merece esas palabras.
Yoongi quería llorar de sólo volver a pensarlo. Recordar esas peleas, todos esos gritos, mientras la histeria y el pavor crecía en él...
―También lamento lo de... lo que dije acerca de Hoseok ―agregó Namjoon, y sus mejillas se pusieron coloradas por la vergüenza―. Sé que nosotros... nosotros decidimos tener una relación abierta, pero no podía evitar ponerme celoso a veces de... de la forma en la que lo mirabas.
Yoongi se sintió mal, sin embargo, también se sintió algo molesto por sus palabras. Cuando quiso estar con Namjoon, le pareció un chico despreocupado y que entendía todas sus emociones e inseguridades, y no se complicaba por sus evidentes indecisiones.
―Tuviste que decírmelo ―le dijo, sin dejar de fumar su cigarrillo. Con la nicotina en el cuerpo, la ansiedad pareció retroceder un poco, lo suficiente para mantenerse concentrado―. Una... una relación abierta implica confianza. Yo jamás te oculté que... que Hobi es importante para mí, y si no te sentías cómodo...
―No quería hacerte sentir mal ―se defendió Namjoon―, o que tuvieras que escoger, porque yo sé que... Yo sé que lo vas a elegir a él.
Yoongi quiso ser capaz de replicarle, pero sabía que eso sería mentirse. Desde hace mucho que sabía que Hobi iría primero, aun cuando fueran sólo amigos. De sólo pensarlo, tenía claro que, si Namjoon le hubiera hecho elegir, él no habría dudado en mandarlo a la mierda, para después ir y darle un abrazo a Hoseok.
―Jamás te dije otra cosa ―replicó Yoongi―, y nunca te lo oculté. Y que lo hayas dicho como si te lo estuviera escondiendo...
―Mi culpa ―admitió Namjoon, y Yoongi lo vio sacar también un cigarrillo. Debía estar ansioso también por todo ese intercambio de palabras―. ¿Cómo fue todo con Jungkook?
El chico más bajo mordió su labio inferior, recordando lo ocurrido semanas atrás. El llanto de su amigo, la mirada afectada de Jimin, y luego cuando fue a encarar a Jiyong. Namjoon le llamó esos días, pero Yoongi no contestó ninguna llamada.
―¿No lo has hablado con Jiyong? ―preguntó, sin mala intención.
Namjoon se encogió de hombros.
―No llamé a Jiyong, me esperé a que él lo hiciera, y estaba histérico. Me dijo que Jungkook apareció en el huerto de Siwon y le gritó un montón de cosas y luego le dijo que se fuera al diablo y lo golpeó.
Yoongi no pudo evitarlo, y comenzó a reírse al escuchar las palabras de Namjoon. Incluso el chico, frente a él, trataba de reprimir la sonrisa en sus labios.
―Algo así fue ―admitió Yoongi―, es decir, primero lloró mucho, pero al día siguiente, decidió ir a enfrentarlo. Sabes cómo es Jungkook.
―Un bebé cuando quiere ―suspiró Namjoon―, pero medio salvaje si se le provoca.
Yoongi apagó el cigarrillo contra el pequeño platito que dejaban fuera para cuando alguien quería salir a fumar.
―Le dije que nosotros estábamos mal y peleamos, y decidiste contarme por iniciativa propia ―le soltó Yoongi, observando a Namjoon abrir la boca levemente―. No quería que se sintiera afectado por tu cobardía también, y por el hecho de que lo consideras una puta.
Sabía que fue un ataque duro para Namjoon, pero no pudo contenerlo. Todavía seguía sintiendo un poco de rencor por lo que hizo y dijo, y eso no era fácil de borrar. Especialmente, por ocultarlo durante tanto tiempo. Namjoon trató de empujar esa mentira hacia abajo, hasta que ya no pudo contenerla, y terminó por arruinar lo que ellos tenían.
―No lo estaba pensando bien ―espetó Namjoon.
―Me importa una mierda ―replicó Yoongi―, porque al final, lo dijiste.
Namjoon sacudió su cabeza en una negativa, pero pareció decidir que no quería seguir discutiendo por eso. Yoongi, honestamente, tampoco tenía muchas ganas de hablarlo, porque sentía que volverían a pelear, y eso provocaría que su ánimo se volviera inestable. Todos sus doctores le habían dicho que tenía que evitar eso.
―Lo he estado pensando mucho ―continuó Namjoon―, y lo mejor es que yo me marche de aquí.
Yoongi apretó sus manos en puños, sus labios presionándose uno contra otro. No sabía cómo sentirse realmente respecto a eso, pues un año atrás, estaba seguro de que irse a vivir todos juntos sería una gran idea.
―Si es tú decisión...
―Es lo mejor para los tres ―respondió Namjoon, práctico―. Pero no te preocupes, lo haré en verano, ¿está bien? Así les dará tiempo para que... para que busquen a otra persona. O busquen otras opciones, un departamento más barato.
Yoongi asintió, sabiendo que debería hablarlo con Hoseok y Lisa también. Especialmente, cuando Lisa también pasaba poco tiempo allí y estaba haciendo nuevas amistades. Si bien el departamento le gustaba mucho, si Nam y Lisa se marchaban, tendrían que buscar otras opciones.
―Por otro lado... ―el más alto suspiró―, no quiero que... Me gustaría que más adelante pudiéramos recuperar nuestra amistad. O algo así. No dejar que esto arruine nuestra relación amistosa, Yoongi. A pesar de todo, te quiero mucho.
Oh, ahora venía el llanto.
Yoongi desvió la vista para pestañear y alejar las lágrimas.
―Si eso te hace mejor, entonces lo respeto, Namjoon ―le dijo, su voz sacudiéndose levemente―, y yo también... Me apena mucho que esto haya acabado así. No quería... No imaginé...
Namjoon pareció estar a punto de darle un abrazo, pero Yoongi estaba seguro de que, si lo intentaba, él le daría un golpe. Un abrazo lo haría empezar a llorar como un bebé.
Sin embargo, el más alto pareció darse cuenta de eso, por lo que sólo se quedó quieto en su lugar.
―Nos seguiremos viendo ―añadió Namjoon―, en la empresa. No vamos a perder el contacto, Yoon.
Asintió en silencio, y Namjoon se quedó un momento más antes de suspirar y murmurar una despedida baja. Yoongi no sabía qué más decirle, así que sólo lo dejó marchar, sacando un nuevo cigarrillo. La ansiedad pareció comenzar a crecer otra vez.
Estaba bien, estaba bien. Las cosas podían ir mal por un momento, y era normal. Yoongi sólo tenía que preocuparse de no volver a caer en el barro y quedarse allí como hizo tanto tiempo.
Aunque era difícil. Muy difícil.
Si bien Namjoon pareció estar más presente en el departamento los siguientes días, tampoco es como si hablaran mucho. Ni Hoseok ni Lisa hicieron preguntas sobre la presencia del más alto, ni tampoco le consultaron qué ocurrió entre ellos, y Yoongi se los agradecía.
Sin embargo, eso no quitó que necesitara quejarse. Y a Alex le gustaba escuchar quejas.
Estaban en el departamento de la chica, con la muchacha desenredando su cabello frente al espejo. En unos minutos más saldrían al club de Harisu.
Yoongi se decidió por unos pantalones rotos en las rodillas, unas botas que se compró para el invierno y una camisa negra, junto a la chaqueta de cuero que Jungkook y sus amigos le regalaron. Alex, por el contrario, decidió irse por un crop top de color negro, que tenía un trozo de tela que cruzaba su estómago y se anudaba en un costado, junto con una falda de flecos, también oscura y de bordes rojos. Todo rematado con unos tacos que se cerraban en sus tobillos.
Los ojos de Yoongi a veces se desviaban hacia las piernas de la chica.
―No es tu culpa ―le decía Alex, sonriendo a su reflejo mientras su cabello ondulado caía hacia atrás―, Namjoon fue un cretino. No conozco a Jungkook, pero parece una chica muy genial. ¿Y qué si le gusta usar falditas? Eso no la hace una puta. Hay cada idiota...
―¿No crees que te dará frío? ―preguntó Yoongi―. Recién estamos a inicios de primavera, Alex.
―Soy de cuerpo caliente ―dijo la chica, y Yoongi sintió sus mejillas un poco coloradas―. De todas formas, ¡Namjoon no se merece nada de ti!
―Es decepcionante ―suspiró Yoongi―, pensé que como él... No se me ocurrió que hubiera personas así con nosotros o...
―Lo bisexual no le quita lo machito ―Alex caminó hacia la cama y agarró una chaqueta de mezclilla―. Yoongi, sé que puede ser horrible decirlo así, pero que sea una persona perteneciente a nuestra comunidad no le quita que pueda tener pensamientos malos.
Yoongi puso una carita triste, algo apenado por lo que estaba escuchando, pero sin evitar darle la razón. Sabía que era cierto, porque las personas no eran buenas sólo por formar parte de un grupo que luchaba por derechos de cualquier tipo. Había gente mala en el mundo, independiente de su género o etnia, y debía tener claro eso.
―¡Pero vamos a divertirnos ahora! ―saltó Alex, agarrándole la mano―. ¡Quiero bailar y mover este trasero!
Se rió ante el intento de animarla, y la siguió sin dudarlo un poco.
Llegaron cerca de las once al club de Harisu. La mujer era transexual, tenía treinta y siete años recién cumplidos, y se dedicaba a cantar y ser modelo. Ese era su nombre artístico y por el que todos la conocían, porque para sus amigos, era Lee Kyungeun. Abrió ese club unos años atrás, se llamaba Mix-Trans, y era un espacio seguro para toda la comunidad LGBT. Yoongi no iba mucho, no porque Harisu le cayera mal, sino porque no consideraba que fuera su ambiente.
Cuando entraron a la pista principal, estaba resonando en los parlantes un remix de Born This Way. Alex le agarró la mano, llevándolo hacia la barra de tragos. En el camino pudo ver a Jaejoong bailando junto a Momo, que lo saludaron a lo lejos. También vio a Chaerin, que estaba junto a una chica que no conocía, y a Minki con su novio, Dongho.
―¡¿Quieres beber algo?! ―le gritó Alex, haciéndose oír por encima de la música. Ahora la canción cambió a Mr. Saxobeat.
Yoongi lo pensó un momento. Jaebeom le bajó la dosis de antidepresivos, diciéndole que era importante seguir las mismas indicaciones de siempre, pero que, si tenía deseos de beber, a lo más podía ser una cerveza en lata. No más que eso.
―Una cerveza ―terminó por decir, sabiendo que debía ser cuidadoso. Él nunca fue bueno para beber, y no lo hacía todos los fines de semana, por eso Jaebeom decidió no ser tan estricto con él.
Una vez con sus bebidas, se dirigieron hacia alguna mesa que estuviera vacía, abriéndose paso por en medio de la multitud de gente sudorosa y medio borracha. Se pusieron a conversar de cualquier cosa, y en algún punto, Alex le preguntó si encontraba guapo a algún chico de allí.
Yoongi se volteó a mirar hacia la pista, con Party Rock Anthem resonando en los parlantes. A pesar de que Yoongi no era de salir mucho a fiestas, la verdad la música le estaba animando un montón, sumado al hecho de que nadie le estaba dirigiendo una mirada grosera.
―Vernon es mi tipo ―le dijo repentinamente, apuntando al chico en la pista, que bailaba junto a una chica.
Alex se rió.
―¡Oh, es como Leonardo DiCaprio, pero coreano! ―apoyó Alex―. ¿Tendrá un hermano gemelo que sea bisexual?
Yoongi también soltó unas carcajadas, observando la enorme sonrisa de la chica frente a él, y no pudo contener sus siguientes palabras:
―Tú también eres mi tipo.
Apenas dejó de hablar sintió el rubor pintando su cara, más cuando Alex se volteó a mirarlo, con una expresión indescifrable. Temió, por un momento, haber dicho algo demasiado raro o ir muy lejos con sus palabras, y que las cosas pudieran tornarse incómodas. Yoongi entraría en pánico si era así.
―¡¿De verdad?! ―gritó Alex―. ¡Tú también eres mi tipo, Yoongi!
El chico no sabía si ella lo dijo de broma para relajar el ambiente, o si realmente era así, pero sus palabras tuvieron un efecto tranquilizador en él. El pánico comenzó a desaparecer y dio paso a nuevas risas.
―¡Oh, amo esta canción! ―chilló la chica, cuando Starships comenzó a sonar―. ¡Vamos, baby boy, baila conmigo!
Yoongi iba a protestar que no, pero Alex le agarró la mano y tiró de él. Ni siquiera hizo el amago de negarse, dejó que ella lo llevara en medio de la pista, y comenzó a moverse al ritmo de la música electrónica que resonaba en el lugar. De alguna forma, bailar le ayudó a relajarse y olvidarse de sus problemas momentáneos, con Alex frente a él, sin alejarse en ningún momento.
Era... era divertido y casi un calmante, a pesar de que pronto estuvo sudando y con las piernas temblando, pero no le importaba nada en ese momento.
La música comenzó a pasar a pasar, junto a las horas, y de pronto dieron las dos de la mañana. Yoongi no bebió más que la cerveza que pidió cuando llegaron, pero Alex fue un poco más lejos que él. La chica no estaba borracha como tal, pero su tono si sonaba un poco arrastrado, y eso hacía que su coreano fuera mucho más torpe y arrastrado. Era un poco divertido.
En algún punto, ella lo abrazó por el cuello. Yoongi no pudo evitarlo, y también la abrazó, por la cintura. Era gracioso porque Alex, sin tacones, era un poco más baja que él, pero ahora con esos zapatos le pasaba en altura.
―¿Puedo besarte? ―le susurró Alex, sorprendiéndolo―. Hace mucho que quiero hacerlo, baby boy.
Yoongi pensó que la idea de besarla le provocaría rechazo, sin embargo, sólo sintió mariposas en el estómago. O una mierda así, porque él no era muy inclinado a pensar de esa forma.
―Está bien ―aceptó Yoongi, con su voz volviéndose un poco tímida.
Alex le sonrió, mostrando sus dientes, y Yoongi no tuvo tiempo para decir otra cosa, porque de pronto la chica se inclinó y le dio un beso suave en la boca, apenas presionando sus labios. Yoongi cerró sus ojos, más por costumbre que por otra cosa, y respondió con algo de timidez. El beso fue muy dulce y lento, sin ser salvaje y descontrolado. Fue bonito.
La chica se alejó segundos después, sin soltarlo un poco. Parecía más risueña que antes. Yoongi, por otro lado, quería volver a besarla, pero no sabía si eso era muy atrevido de su parte.
―Vamos a casa ―dijo Alex, entusiasmada.
Yoongi solamente asintió con la cabeza, sin saber cómo pedirle otro beso. La verdad es que la vergüenza le ganaba un poco en ese momento, y se dejó llevar por la chica hacia el exterior, donde pidieron un taxi.
Sin embargo, no tuvo que pedirlo. Alex volvió a abrazarlo, dándole otro beso suave, y ahora Yoongi también se sentía algo eufórico. Se subieron al taxi, tomados de la mano, y llegaron al departamento a los minutos.
En algún punto, entre los empujones y sus risas escandalosas al tratar de abrir la puerta, se besaron una tercera vez. Aunque ahora el beso era un poco distinto, con más fuerza mientras no podían dejar de reírse. Yoongi, extrañamente, se sentía algo embriagado en esa situación, pero no incómodo. Se sentía... se sentía muy bien. Y le gustaba sentirse bien.
Entraron a la habitación de Alex, y Yoongi se sentó en la cama. La chica permaneció de pie, dándole un último beso antes de separarse. El muchacho observaba los ojos color miel de su amiga, sus labios rosados e hinchados, la suave sonrisita en su rostro.
―¿Puedo tocarte? ―le preguntó Alex―. ¿Me dejas tocarte, Yoongi?
―¿Tocarme? ―respondió Yoongi―. ¿Cómo?
Vio a Alex titubear un momento, pero ella terminó por dirigir su mano izquierda hacia la entrepierna de Yoongi, cubierta por el pantalón. No hizo el amago de meter sus dedos dentro de la prenda, sólo los deslizó por encima del jean, y comenzó a frotar dos dedos ahí encima.
Yoongi se tensó de forma inmediata, pero su cuerpo se relajó ante el frote que provocaban los dedos de Alex con la tela de su ropa. Sin pensarlo mucho, abrió sus piernas y se dejó caer en la cama, gimiendo en voz alta al sentir el roce aumentando. Podía notarse húmedo, muy húmedo.
―¿Puedo seguir? ―preguntó Alex, con su voz un poco ronca―. ¿Te... te gusta...?
―Sí, sí ―afirmó Yoongi, volviendo a gemir por los dedos frotándose en su entrepierna―, oh, Alex...
Pudo sentir un nuevo beso en su cuello, y sus ojos revolotearon hacia el techo, mordiendo su labio inferior luego de soltar un nuevo gemido cuando los dedos aumentaron su velocidad. Por dios, no le estaba tocando, no directamente, pero hacían que la tela de su bóxer se frotara contra su clítoris y su entrada, y le provocaba demasiado placer.
―Ah... ah... ―lloriqueó, sintiéndose avergonzado por sus gemidos.
Alex se alzó sobre él otra vez, y vio la curvatura de sus pechos, encerrados en ese apretado crop top. Yoongi movió sus caderas al ritmo de los frotes, deseando por un momento que no hubiera tanta ropa entre ellos.
―Así, así ―le susurró Alex, a centímetros de su cara―, que hermoso chico eres, Yoongi, el chico más hermoso que he visto...
Sus palabras le entregaron otra ola de placer, especialmente por la validación que contenía. Por el hecho de que ella lo estaba tocando, y le recordaba quién era.
―My pretty baby boy ―le susurró Alex―, eres tan bonito así, Yoonie...
Mordió su labio inferior, incapaz de dejar de mirar los ojos cubiertos de placer de Alex. Arrugaba bajo sus manos el cubrecama, gimoteando por los frotes que no se detenían, y podía sentir todo el bóxer húmedo en su propia lubricación. Se sentía un desastre mismo en ese instante, pero no le importaba ni un poco. No cuando Alex le estaba frotando la entrepierna con tanto ahínco.
La sensación del orgasmo comenzó a aumentar poco a poco, y sentía sus ojos con un pequeño rastro de lágrimas. Sus gemidos se hacían más y más sonoros, con su mirada enfocada en todo momento en el rostro de Alex.
El éxtasis culminó con un grito un poco agudo, sus piernas temblando, y con el placer cubriendo su cuerpo completamente. Su piel se puso de gallina, arqueando su espalda con levedad, su boca soltando un gemido bajo.
Los dedos de Alex seguían en su entrepierna cuando el orgasmo pareció desaparecer, y volvió a presionar contra su clítoris. Eso le provocó una pequeña sobre-estimulación, obligándole a dejar salir un quejido lastimoso de placer. Alex sonrió con cariño, acariciándole la mejilla a Yoongi.
―Eres el chico más increíble que haya conocido ―le dijo ella, y se inclinó a darle otro beso en la boca, dulce y amoroso.
―Te quiero ―le confesó Yoongi, con la voz un poco tiritona.
No dudó en decirlo, porque era cierto. Así como sabía eso, también sabía que el amor que sentía por ella era sólo amistoso y fraternal, y no de carácter romántico. Yoongi no quería estar en una relación con Alex, ni la miraba como una especie de novia. Ella era su amiga, y la quería como tal.
―Yo también te quiero, baby boy ―afirmó Alex, y con esas palabras supo que ella también lo veía de esa forma.
Y eso estaba bien. Estaba más que bien.
Unos minutos después, se pusieron un pijama para irse a dormir. Acostados en la cama, con el sueño llegando a él poco a poco, miró a su amiga en la oscuridad.
―¿No quieres que yo...?
―No, Yoongi ―le susurró Alex―, esto se trató de ti, de nadie más. Tienes derecho a sentir placer ―ella le besó la frente―. ¿Fue bueno?
―Muy bueno ―contestó Yoongi―, gracias.
Alex lo abrazó con cariño.
―Cuando quieras, podemos hacerlo otra vez ―le aseguró ella―. Para eso estamos los amigos, Yoonie.
Suspiró por el gusto ante las suaves caricias en su cabello, y Yoongi pensó en lo raro que era todo eso. Pero raro no implicaba que fuera malo.
Era raro, pero le provocaba felicidad. Y le gustaba sentirse feliz a pesar de todo.
¡gracias por leer!
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