75.

Advertencias: angst, drama, temas de género.

¿Dónde estás ahora?

¿Puedes verme?

Cayendo, tratando,

Buscando, Perdiendo.

¿Dónde está la tierra

Que hemos construido para nosotros?

¿Dónde están las calles

Que hemos construido para nosotros?

Cuando me pongan en la tierra,

Puedes estar cerca de mí.

Cuando me pongan en la tierra,

Puedes sostenerme...

Por favor...

~Summer 78 (1), Yann Tiersen~

Apretó las teclas con demasiada fuerza gracias a la frustración.

No miró hacia otro lado, sólo hacia el piano frente a él, aunque sabía que llamó la atención de Dahye, que hizo reventar la goma de mascar.

―No está resultando como quieres ―comentó Dahye, interrumpiendo el silencio del cuarto.

Yoongi no respondió enseguida, haciendo un mohín porque la chica a su lado tenía razón, pero no quería dársela. Él quería que todo fuera bien, para así demostrarle que era bueno. Estaba en segundo lugar dentro de los mejores aprendices y ella era la penúltima de los trainees, ¿no debía acaso mostrarle lo habilidoso que era?

Pero llevaban una semana trabajando juntos, en buenas condiciones, y apenas avanzó algo en la composición y la letra. Tenía una idea en mente de lo que sería el ritmo, pero ¿lo que Dahye cantaría? Su mente estaba congelada con eso.

Reservó, con Woobin, el salón de instrumentos, logrando sentirse un poco mejor ahora que podía plasmar su idea en el piano, sin embargo, no estaba avanzando demasiado.

―Se me hacen difíciles las letras de amor ―respondió Yoongi―, y... uh... trabajar contigo. No sé me ocurre una idea para adecuar tu estilo con lo que ellos quieren.

―Mmm...

Yoongi lo pensó un momento, analizando el color de voz de Dahye. Tenía un tono muy bonito, agudo y algo extraño, además de que su rap era bueno. Debería resultarle fácil hacer algo, pero estaba todo tan, tan difícil.

―Pero, ¿por qué no haces algo basado en tus sentimientos? ―preguntó de pronto Dahye.

―¿Ah?

Ella se encogió de hombros.

―¿No estás... saliendo con Namjoon? ―dijo ella, cuidadosamente―. ¿Por qué no usas esos sentimientos?

―No somos novios ―respondió de forma automática. Dahye lo miró, como diciéndole "¿y qué?"―. Es... complicado. Me gusta, pero...

Pero gustar es distinto a amar. Y no le pidieron una canción sobre un enamoramiento superficial, sino sobre amor.

―¿Y desamor? ―volvió a sugerir Dahye.

―¿Cómo?

―Hoy estás algo sordo ―se burló Dahye―. Desamor. Ruptura.

―Ellos pidieron...

―Amor, sí. Pero el amor no siempre es positivo y alegre y bueno ―la chica se cruzó de brazos, desviando los ojos―. A veces, el amor también es doloroso.

Yoongi dejó de verla, pensando en sí mismo. En su relación con Hoseok. En lo feliz que fue mientras estaban juntos, pero también en todas las peleas que tuvieron meses atrás, las cosas crueles que llegaron a decirse. Lo mucho que lloró el día que decidieron terminar, porque era lo mejor para ellos. Como todo parecía ir bien, pero la realidad era otra cosa, pues hubo varios momentos en donde dejaron de hablarse, y expresar sus sentimientos y temores.

Tal vez...

―Eso suena bien ―dijo Yoongi, inclinándose para escribir algo rápido en el cuaderno, tocando unas notas en el piano de forma distraída―. Suena... muy bien...

Dahye lo observó otra vez, algo tímida, pero se dio cuenta de que Yoongi no la estaba mirando ni tomando en cuenta, sino que se volcó a escribir unas frases en ese cuaderno que siempre llevaba para todas partes.

El día anterior, Yoongi dijo que iba a ir al baño, y mientras se marchaba, Dahye no aguantó las ganas de ser una metiche, así que agarró ese cuaderno. Lo hojeó con rapidez, encontrándose con un montón de borradores de letras: First Love, The Last, So Far Away...

En su mente, no podía ponerles un ritmo, pero las leyó de forma superficial, y se dio cuenta de que Yoongi era muy talentoso, demasiado, lo que explicaba su segundo lugar. Mordiendo su labio inferior, puso el cuaderno en su lugar, sacando su móvil para fingir que estuvo allí en todo momento cuando Yoongi volvió. Pero estuvo pensando el resto del día sobre la letra que ellos debían hacer: si bien Dahye era quien la cantaría o rapearía, Yoongi le dijo que deberían trabajarla juntos, para que ella se sintiera cómoda también.

―Gracias ―dijo Yoongi de pronto, todavía sin mirarla pues estaba concentrado en lo suyo―, es una buena idea...

―No fue nada ―murmuró Dahye, tan avergonzada.

Pero también, un poco más tranquila. Aunque no lo pareciera, ella realmente quería esa letra.

Observó el mensaje de Namjoon, más tarde, con el ceño un poco fruncido. El chico le dijo que tuvo unos problemas en Daegu y estaría allí el resto de la semana, pero nada más, y suspiró afectado, porque Namjoon le estaba evitando. Otra vez.

Pasó al supermercado, comprando algo de comida chatarra para la cena. Le preguntó en la mañana a Alex si quería comer con ellos y pasar la noche allí, a lo que la chica respondió con un emoticón sonriente. Se iban a juntar en unos minutos más.

Al menos, pensó, la canción parecía haber encontrado un buen camino: escribió ya un primer borrador que le mostró a Dahye, que dio su visto bueno, mucho más animada. Todo resultaba un poco extraño ya que, ahora que estaban a solas, Dahye no hablaba demasiado ni decía cosas fuera de lugar. A veces se ponía algo hostil, pero... pero Yoongi podía manejarla con facilidad, sin que tuvieran que pelear.

No es como si de pronto hubieran forjado una gran amistad, sin embargo, parecían haber llegado a un acuerdo mutuo de entenderse. Ya con eso, estaban trabajando bien, y era lo importante finalmente.

Cuando fue a pagar, pausando la música del reproductor, escuchó unas risas escandalosas que se le hicieron algo conocidas.

Se volteó, echando un vistazo rápido y sintiendo la sangre desaparecer de su rostro. Joohyun y Yerim, con otras chicas desconocidas, estaban riéndose a varios metros de él. Volvió su vista a la cajera, pagándole, con su mano temblando.

Que no me hayan visto. Por favor, que no me vieran...

Escuchó más risas, pero no se volteó, recibiendo el vuelto. Para su propia suerte, sus excompañeras no le estaban prestando atención alguna, además que Yoongi llevaba encima un gorro, que cubría su cabello, y una mascarilla negra. Era difícil reconocerlo de lejos.

Agarró sus cosas, caminando derecho a la salida, sin querer mirar hacia atrás. Si hacía eso, podía perderse, y Yoongi no quería perderse nunca más.

Sólo cuando salió del supermercado pudo respirar con calma, aunque no demasiada, queriendo alejarse lo máximo que pudiera de ese lugar. Joohyun y Yerim eran las primeras personas, de su antigua vida, que veía luego de haberlas sacado a la fuerza. Para él, era como si no existieran, pero esto le devolvió un poco al año pasado, a las burlas, a los empujones, a los golpes.

Su estómago se contrajo y el mundo pareció dar vueltas un instante.

‹‹No. No. Respira. Inhala, exhala. Tienes el control, Yoongi, eres el dueño de tu vida. No ellos. No la ansiedad. Respira. Cuenta objetos. ¿Qué ves? Un auto rojo. Dos basureros juntos. Tres pájaros en una rama. Eso, eso››.

Podía escuchar la dulce voz de Sora, diciéndole esas cosas a su lado, para calmarlo un poco. Para impedir que un ataque de ansiedad lo golpeara en ese instante.

Frotó sus ojos, tratando de volver a respirar pausadamente, sin caminar. Las cosas iban bien, no tenía motivos para dejarse caer así: estaba trabajando en composiciones, la letra de su canción estaba avanzando, la semana pasada tuvo su primera inyección de testosterona, tenía buenos amigos y una familia que le querían.

Joohyun y Yerim no existían. No eran importantes. No en esa etapa de su vida.

Volvió a caminar cuando se sintió un poco mejor, encontrándose pocos minutos después con Alex, que le saludó con entusiasmo. La chica se veía muy bonita con su cabello suelto y rizado, llamando la atención de todos los que se le cruzaban.

Baby booooooooooooooooooooy ―canturreó Alex. Había adoptado la mala costumbre de decirle así, luego de ver a Yoongi colorado por el apodo―. Te ves algo pálido, ¿todo bien, Yoongi?

―Sí ―dijo Yoongi, comenzando a caminar con la chica a su lado―, ¿cómo estuvo tu día?

―¡Horrible! ―empezó a contar Alex―. Hoy tuvimos un examen y creo que fracasé, estuve estudiando mucho y no quiero que me vaya tan mal.

―Estoy seguro de que lo hiciste bien ―animó Yoongi―. Eres muy inteligente.

Alex se rió, abrazándolo por los hombros.

Cuuuuute! ―le dijo, sin dejar de caminar―. ¿Cómo te fue a ti hoy?

Yoongi decidió contarle que estaba avanzando bien con Dahye, ignorando lo ocurrido en el supermercado, pues no quería revivirlo, no quería hablarlo. Sólo le contó lo bueno de ese día, animándose cuando Alex le felicitó.

Llegaron varios minutos después al departamento. Ya estaba atardeciendo, así que no le extrañó ver a Hoseok allí, junto a Taehyung.

―¡Hola! ―saludó animado Tae, sonriéndoles.

El más bajo les presentó a la chica, que respondió con felicidad. Alex tenía mucha facilidad para llevarse bien con todo el mundo.

―¡Es muy bonita! ―dijo Tae, en coreano, creyendo que quizás la muchacha no lo entendía muy bien.

―¡Eso fue tierno! ―respondió Alex, y Taehyung se puso colorado, corriendo al baño mientras gritaba un "¡Noooooooooo!".

Yoongi, aprovechando que su amigo no estaba, se volteó hacia Hoseok.

―¿Lisa no está?

―No ―respondió Hoseok―, ha dicho que saldría y no volvería hasta mañana. Al parecer... ha conocido a alguien...

Yoongi puso una expresión comprensiva, entregándole el vaso con agua a Alex, que jugueteaba con su celular. Antes estuvieron comiendo de las papas fritas que Yoongi compró, así que notó un trozo de papita en la mejilla de la chica, y se la quitó con suavidad, haciéndola reír.

―Comes como cerda ―regañó Yoongi.

―No seas malo, baby boy ―gimoteó Alex.

Yoongi le dio un capirotazo en la frente a la chica, que soltó varios quejidos, antes de voltearse hacia Hoseok. Se quedó congelado al notar la mirada del más alto encima de él, con algo que no supo identificar de forma inmediata. Sus labios estaban un poco apretados, como si tratara de no soltar una palabrota.

Sin embargo, antes de poder decirle algo, Hoseok le sonrió.

―¿Qué película veremos entonces? ―preguntó el chico.

―¡Una de terror! ―animó Alex.

Hoseok palideció.

Al final, terminaron viendo una de humor, y cuando dio medianoche, todos se fueron a acostar: Taehyung en el cuarto de Hoseok, Alex a la habitación de Yoongi. El más bajo le dijo a la chica que durmiera en su cama, así que ahora, Yoongi estaba acurrucado en el suelo, bostezando.

―Oye ―susurró Alex, volteándose para verlo.

―¿Sí? ―murmuró Yoongi.

―Hoseok es guapo.

Yoongi se enderezó de golpe.

―¿Qué?

Alex comenzó a reírse sin control alguno, y tuvo que cubrir su boca con ambas manos para no soltar carcajadas más fuertes. Sólo cuando logró controlarse lo suficiente, volvió a mirar a su amigo, riéndose en voz baja.

―¡Tuviste que ver tu cara! ―se burló Alex―. Pareciera que me fueras a pegar ―frotó sus ojos, sin dejar de sonreír―. Es bonito, pero Taehyung es más guapo.

―¿Por qué le estás echando el ojo a mis amigos?

―¿Crees que Taehyung quiera follar conmigo?

―¡Alex!

La chica hizo un puchero, ignorando el rostro colorado de Yoongi ante lo que le estaba diciendo su amiga, con el sueño pareciendo desaparecer entre ellos.

―Tae dijo que era bonita ―Alex suspiró―, y no he follado con nadie desde que llegué aquí ―Yoongi no respondió enseguida―. ¿Lo intentaste, Yoonie?

―Me estás avergonzando ―se quejó Yoongi.

Alex se rió, volteándose a mirarlo en medio de la oscuridad.

―Podemos hablarlo, si quieres.

Yoongi soltó un suspiro, poniéndose de pie al ver que Alex se hizo a un lado para dejarle espacio en la cama, y subió a ella, acostándose a su lado. La chica le quitó el cabello de su rostro, sonriéndole con suavidad.

―La semana pasada ―susurró Yoongi, con su voz un poco ronca debido a los nervios―, uh... me quedé solo y... mmm... lo aproveché para... to-tocarme, pero fue... fue algo superficial... No... No me metí dedos...

La muchacha permaneció en silencio varios segundos, sin dejar de mirarlo.

―¿Quisiste hacerlo?

―Pensaba hacerlo, pero... uh... ―tragó saliva, avergonzado―, pero Hoseok apareció de pronto y... y como que...

―Oh, dime qué cerraste el cuarto con llave ―saltó Alex.

―¡Sí, obvio! ―chilló, demasiado agudo para su propio gusto, aclarando su garganta―. Pero Hoseok llegó al departamento gritando y como que me interrumpió...

―¿Quieres volver a intentarlo? ―siguió preguntando su amiga.

Yoongi lo pensó un momento: siendo sincero, no se sintió incómodo cuando se tocó, por el contrario, fue muy placentero si lo comparaba con sus antiguas experiencias. Esos últimos meses, estuvo trabajando mucho en cómo veía y sentía su cuerpo.

Antes, evitaba siempre los espejos, porque observarse a sí mismo se sentía incómodo y algo desolador, como si fuera un desconocido, así como también evitaba tocarse mucho el cuerpo. Pero cuando le explicó todo eso a Sora, ella le dijo que debería hacer ejercicios diarios para poder enfrentarlo poco a poco, ya que no era sano vivir con asco hacia uno mismo.

Así que le dijo, que cada día, iba a tener que mirarse al espejo. Al inicio, le explicó, sólo por unos segundos, y luego debería ser por más tiempo, pero que al observarse, debía decir en voz alta que era válido. Que él era un chico y su cuerpo era válido. Costó mucho los primeros días, sin embargo, con el paso del tiempo, pudo hacerlo ya por minutos, hasta que se convirtió en una costumbre. Cuando iba mejorando, Sora le animó a que empezara a tocar su cuerpo, sin doble intención, sólo para acostumbrarse.

Las cosas se hicieron más sencillas luego de eso, y ahora, con su interés por saber cómo se sentía la intimidad, sólo sentía vergüenza natural, no repulsión o asco.

―Sí ―le dijo a Alex, respondiendo a su pregunta―, me gustaría... ir más lejos...

Su amiga le revolvió el cabello, abrazándolo, y Yoongi pensó en lo extraño que se sentía eso, pues él no era muy propenso al contacto físico con otras personas, pero Alex era cálida y amable, por lo que no era incómodo.

―Si alguna vez quieres ―dijo Alex, con cariño―, puedo ayudarte. De verdad.

―¿Ayudarme?

―A experimentar ―explicó ella―, a conocer tu cuerpo. Somos amigos, Yoonie, y quiero que seas feliz. De verdad que lo quiero.

A Yoongi le extrañó no sentirse mal o raro por la propuesta; por el contrario, sólo sintió algo de... ¿excitación? ¿Sería bueno llamarlo así? Pero era extraño, demasiado, considerando que él siempre se sintió atraído por hombres, nunca por mujeres. Tal vez eso debería hablarlo en su próxima sesión con Sora, mencionarle lo que sentía en ese momento.

La perspectiva de Alex tocándolo no resultaba incómoda o desagradable.

La abrazó con más fuerza, siendo consciente del cuerpo junto al suyo, pero sólo cerró sus ojos dormir.

―Gracias ―le dijo, unos segundos después―, eres la mejor.

―Lo sé ―se rió Alex, encantada.

Vio a Namjoon el sábado por la tarde.

No de la forma deseada, considerando que el chico llegó de Daegu el viernes en la mañana, pero no se vieron en esos casi dos días... porque Namjoon no contestó sus mensajes. Lo estaba evitando, era evidente, y Yoongi se estaba hastiando de la actitud del mayor.

Estaba bien, ellos no eran novios, pero eran algo, tenían una relación abierta, y el mínimo respeto por el otro era hablarse para que las cosas funcionaran. Eso, Namjoon no lo estaba haciendo en aquel instante.

Así que, el sábado, Yoongi fue a trabajar en la mañana, y cuando estaba saliendo, le envió un mensaje a Lisa para saber si Nam estaba en el departamento. La chica le contestó afirmativamente, añadiendo que ella saldría otra vez, además de que Hoseok estaba fuera, ensayando en la Academia. El chico le agradeció, apurándose en ir hacia su casa.

Yoongi de verdad quería hablar con Namjoon y tratar de solucionar los problemas que tenían –y que aparecieron en algún momento que no podía identifica bien. Ellos... ellos simplemente dejaron de tener esa complicidad que tanto les caracterizó, tal vez impulsado un poco por la competencia, tal vez porque cada uno tenía sus trabajos, y con tanta presión encima, dejaron de pensar en el otro.

Pero a Yoongi todavía, de alguna forma, le gustaba Namjoon: él era comprensivo, amable, muy inteligente y atractivo. Siempre parecía tener una buena palabra para él. Por eso mismo, no quería que las cosas entre ellos se tornaran tan incómodas, tan raras. Por último, si iban a terminar lo que tuvieran, Yoongi quería que fuera en buena forma.

Entró al departamento, yendo al comedor, y viendo a Namjoon en el balcón, luciendo pensativo.

―Oye ―saludó, asomándose por la ventana y sobresaltándolo―, ¿quieres ir al cine más tarde?

Quizás, luego de eso, podrían ir a comer algo para hablarlo con más calma y–

―Oh, hola ―saludó Namjoon, desviando su vista―, lo siento, Yoon, pero pensaba en ir al río Han ahora. Estoy algo atrasado con la letra.

El primer instinto de Yoongi era suspirar, asintiendo, deseándolo suerte, antes de ir a su habitación y deprimirse un instante. Sin embargo, él estaba cansado de eso: el no hablar, el evadirse, el fingir que todo estaba bien.

Las cosas estaban mal y había que enfrentarlo.

Yoongi le agarró el brazo al pasar a su lado, deteniéndolo y llamando su atención.

―Me estás evitando y no sé por qué ―le dijo con su tono firme―, quiero que hablemos, Namjoon.

Lo vio, de forma inmediata, ponerse nervioso, incapaz de mirarlo a la cara y con sus ojos yendo al suelo.

―En otro momento ―dijo Namjoon.

―No ―insistió Yoongi―. Ahora, ¿quieres?

―Yoongi... De verdad, estoy cansado hoy...

―¿E irás al río Han si estás cansado? ―picó él―. Me estás evitando.

―No, no lo estoy haciendo ―replicó Namjoon, suspirando―. ¿Qué tal si lo hablamos mañana? No he tenido buenos días...

Yoongi se vio tentado de ceder, pero tenía claro que, si aceptaba ahora, entonces no tendría el valor suficiente para hacerlo otra vez al día siguiente. Le costó demasiado reunir coraje en ese momento para enfrentar a Namjoon, así que no iba a perderlo, por mucho que el mayor insistiera en dejarlo para otro instante.

―Quiero que lo hablemos ahora ―espetó Yoongi, sin ceder un poco.

Namjoon arrugó el ceño, soltando un bufido bajo. Ahora lucía como si le estuviera fastidiando, pero a Yoongi no le interesaba.

―Dios, ¿de qué quieres hablar? ―Namjoon se sacudió, haciendo que Yoongi le soltara con algo de sorpresa―. No te estoy evitando, ¿vale? Sólo que no soy de estar pegado a ti todo el día, Yoongi, necesito también mi espacio.

El chico más bajo se sobresaltó ante el ataque repentino de Namjoon, atónito por lo que le estaba diciendo, y negó con su cabeza, muy fuertemente, tan sorprendido por lo que le dijo de pronto.

Eso era mentira. Yoongi no estaba tras Namjoon en todo momento, ¿de dónde sacó eso? Yoongi le daba su espacio, si no quería ir a algún lado, le decía que fuera solo, no siempre salían a comer juntos, qué demonios...

Y eso de que no le estaba evitando... Qué mentira más grande, ¡lo estaba haciendo!

―Estás siendo odioso a propósito ―acusó Yoongi―, quieres que te deje en paz, ¿no es así? ¡Namjoon, si quieres terminar esto, entonces habla claro!

―¿Qué?

―Conociste a otra persona, ¿cierto? ―la idea repentina saltó en Yoongi―. Tú... ¿tú estás con alguien más y no quieres decírmelo?

―¡No, no es eso!

―¡Si no es eso, ¿qué es, entonces?! ―Yoongi sentía la molestia inundando en su interior, mezclada por la pena―. Namjoon, ¡llevas varios días evitándome! ¡Ni siquiera pudiste avisarme que volviste!

―Eso fue un olvido...

―¿Cómo mierda pudiste olvidarlo?

―Yoongi, por favor ―Namjoon trató de calmar su tono, viendo el rostro enfurecido del más bajo―, sólo... sólo tuve unos problemas personales en Daegu, nada importante, necesito...

―¿Necesitas tu espacio? ―Yoongi le miró con desprecio ahora―. Toma todo el espacio que quieras, Namjoon, pero esto no va a funcionar si sigues actuando así. Yo te quiero, realmente te quiero, pero hay días dónde... Mierda, ¿qué te cuesta decirme qué pasó? ¿No puedes decirme que te gusta alguien más? ¿Qué fue tan malo para que llegaras así? Estoy tratando de hacer que esta mierda funcione, por amor a Dios.

―¡Vale, vale, tú ganas! ―Namjoon bajó la vista, derrotado por completo, su voz quebrada―. ¿Quieres saber lo que ocurre? Sé algo. Sé algo que no te va a gustar, y eso me está matando, Yoon. Me estoy ahogando y verte lo hace peor.

Namjoon caminó hacia el sofá, sentándose en él, pero el menor no le siguió. Se veía un poco aturdido, aunque muchísimo más desesperado.

—Puedes decirme lo que sea y lo sabes. ¿Qué pasa?

Namjoon se quedó un momento en silencio, tratando de pensarlo.

—¿Te dijeron algo horrible estando allí?

Pero no había respuesta. Yoongi insistía, subía la voz gradualmente, sin embargo, le respondía el silencio, el ruido natural de la nevera, pero no Namjoon. Namjoon parecía hacer un voto de silencio en ese instante, poniéndolo más de los nervios, hasta que no pudo aguantarlo más.

—¡Háblame, maldita sea! Dímelo ¿No confías en mí? ¿No puedes decirme las cosas en la cara? ¡Dime! ¡Dime! ¡Lo que sea, dímelo, no puede ser peor que la mierda que estás haciéndome!

―Recuerdas que fui a Daegu hace un mes, ¿cierto? ―empezó Namjoon, aclarándose la garganta, con la voz pendida de un hilo―. Te conté que Jiyong y yo a veces nos juntábamos a rapear y componer, ese día también lo hicimos.

Yoongi tuvo el repentino pensamiento de que le iba a decir que ellos ahora estaban saliendo, o que se acostaron mientras estaban borrachos, pero la expresión de Namjoon le dijo que eso no iba por ahí. La expresión de él ni siquiera le dejaba entender a dónde iba todo eso.

—En medio de uno de los descansos, salimos al balcón para que él fumara algo de... Ya sabes de qué, y, de pronto... de pronto empezó a hablar de Jungkook, de Jimin, de que extrañaba a su novio, pero que no podía hacer nada, y que lo que hizo no funcionó...

―Namjoon, deja de retrasarlo, dilo ―la voz de Yoongi salió algo débil, baja, teniendo un horrible presentimiento.

Namjoon se levantó de nuevo, saliendo hacia el balcón y moviéndose como un león cautivo en una jaula.

―¡Yo no lo entendí en su momento! ―trató de defenderse Namjoon―. Jiyong comenzó a llorar y a hablar. Me contó que... Me dijo que... Es decir, yo no tuve que meterme, pero él se veía muy mal, así que lo escuché mientras me... me soltaba que se metió entre Jungkook y Jimin la primera vez, cuando ellos estuvieron juntos la primera vez.

―Namjoon, por amor a Dios, ¿qué me estás contando?

Tras él, iba Yoongi, de lado a lado, no sabiendo si saltarle encima, si huir. No tenía ni idea de qué hacer. Namjoon le ignoró, huyendo de su mirada, de sus pasos y de su toque, incapaz de hacer otra cosa excepto de caminar de un lado hacia otro.

—Namjoon, habla de una maldita vez.

La respuesta una y otra vez fue evadida, hasta que los llamados de Yoongi se le volvieron insoportables, y levantó la voz sobre el bucle de "Namjoon" con el que Yoongi exigía una respuesta.

―Jiyong ―continuó Namjoon, callándolo― fue quien hizo correr el rumor del noviazgo entre Jungkook y Jimin, él sabía que Jimin no iba a soportarlo y le iba a abandonar, y que Jungkook iba a volver con él si se lo pedía. Él les hizo creer a todos que Jungkook fue quien pidió su tiempo y que fue él quien sedujo a Jimin, como una puta barata.

―¿Fue Jiyong? ―preguntó Yoongi.

Hubo un silencio corto, las respiraciones de ambos resonando en el lugar.

―Él sólo quería volver con Kook, ellos llevaban siendo novios desde hace tiempo, no lo hizo con mala intención...

Yoongi retrocedió, atónito.

―¿Acaso lo estás defendiendo?

Namjoon permaneció en silencio un instante, algo sorprendido por la repentina pregunta. Yoongi lo miró con exigencia, incrédulo, al borde de la ira.

―No ―se defendió Namjoon―, pero... pero, vamos, Yoon, no es tan malo...

―¡Se metió donde no tenía qué meterse! ―saltó Yoongi―. ¡Y tú...! ¡Tú lo sabías hace más de un mes!

―¡Jiyong me pidió no decirle a nadie! ¡Yoongi, por dios, ¿qué se supone que debía hacer?!

―¡Ser honesto! ―el más bajo sintió su rostro húmedo, pero no sabía por qué estaba llorando―. ¡Ser honesto con el resto de tus amigos, porque Jungkook igual lo es!

Yoongi recordaba cuando Jungkook le contó toda la historia de Jimin y él. Como dijo que ellos estuvieron saliendo unas semanas, pero a escondidas, para que Jimin decidiera tomar valor. Sin embargo, el rumor se echó a correr y todos empezaron a apuntar a Jungkook como una zorra que engañaba a su novio, y cuando le dijo a Jimin que dijera algo, su hermano entró en pánico, sin saber cómo reaccionar por la repentina atención llena de maldad sobre él. Recordaba la mirada triste y dolida de su amigo, mientras le explicaba lo desolado que se sintió y cómo lo único que le quedó fue el dolor y la tristeza.

Y ellos terminaron, y Jiyong estuvo allí para Jungkook, para que llorara en su hombro, maldiciendo a Jimin y a quién abrió la boca.

―Y tú no ibas a decírmelo ―continuó Yoongi, con un temblor agresivo en las manos y los ojos inyectados de decepción―. Te ibas a quedar callado, aunque eso estuviera arruinando lo que sea que tenemos.

―No tiene por qué hacerlo ―espetó Namjoon―, ese tema es de ellos, no nos incumbe a nosotros.

La rabia inundó a Yoongi, porque él no era capaz de guardar eso. No a Jungkook. No a Jimin. Fue hace tiempo, sí, pero todavía importaba, en especial porque Jiyong y Jungkook seguían siendo amigos, a veces se veían, como si Jiyong no hubiera cometido ningún error.

Como si Jiyong no hubiera expuesto una relación en la que él ya no estaba. Como si no hubiera profundizado el estigma de Jungkook como la zorra.

―Si tú prefieres no hacerlo, es cosa tuya ―espetó Yoongi―, pero yo no me quedaré callado. ¡Jiyong trató a Jungkook muy mal, él... él le dijo que era una zorra y una puta! ¿Cómo demonios pensaste que no era necesario abrir esa jodida boca tuya?

―¡Yoongi, por amor a Cristo! ¿Por qué mierda me voy a meter en eso? ―respondió Namjoon, enfurecido también.

En algún punto de sus gritos, ambos se acercaron, se habían puesto frente a frente, como en una batalla campal. No importaba que Namjoon fuera más alto, con sólo esa mirada fría y altanera de Yoongi, el mayor podía sentirse atacado profundamente, en especial por sus reclamos, por ese tono de voz tan alto, tan fuerte.

—¡Porque son tus amigos, porque Jungkook también es parte de las personas que te quieren! ¡Porque no puedes defender la mierda que hizo Jiyong y hacer como que Jungkook no sufrió una mierda con todo lo que dijeron de él por meses en esa universidad! ¡¿Siquiera eres consciente de que no tenía amigos, de que Jiyong le dominó toda su vida, y lo hizo contando mierda de él?! ¡Namjoon, santo Dios!

—¡Bueno, pero si lo decían, era porque Jungkook dio muchos motivos para decirlo, no sólo por esa historia!

Yoongi lo empujó, incrédulo, pero lleno de ira, con las mejillas ahogadas en un rojo furibundo, con la respiración jadeante de la rabia pura que se sentía.

―¡Vete a la mierda! ―le gritó―. ¡No quiero estar contigo nunca más, bastardo!

―¡Dios, Yoongi, qué mierda...!

Los dos miraron hacia la puerta de entrada cuando ésta fue abierta de pronto, Hoseok asomándose, llevando su bolso de deporte.

―¿Uh? ―dijo el chico, parpadeando―. Yo... ¿interrumpí algo?

Yoongi miró a Namjoon. Namjoon miró a Yoongi.

―No ―espetó Yoongi―, no interrumpiste nada ―se volteó, caminando a su cuarto, pero Namjoon lo agarró de la muñeca.

―¿No querías hablar? ―gruñó Namjoon―. Hablemos, entonces, ¡porque yo no he sido el único que anda evitando, Yoongi!

―¡¿Quieres callarte?!

―Eh... chicos... ―tartamudeó Hoseok.

―¡Vamos, yo no soy el único mentiroso aquí, ya que estamos con esas! ―Namjoon le soltó―. ¡¿Por qué no le dices a Hoseok que todavía estás enamorado de él?!

Hubo un tenso silencio en el comedor. Yoongi se soltó del agarre del más alto, que enseguida puso una expresión de arrepentimiento por sus palabras.

―¡Jódete, imbécil! ―gritó Yoongi, yendo a tropezones a su cuarto e ignorando los murmullos de Namjoon.

El ruido de la puerta, cerrándose de golpe, que resonó en el comedor.

―Mierda, necesito salir ―murmuró Namjoon, caminando hacia fuera e ignorando a Hoseok, que seguía congelado en el pasillo.

Hoseok sólo se movió cuando escuchó a Yoongi llorar, demasiado aturdido con lo que sea que hubiese pasado allí.

¡gracias por leer!

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