68.
Advertencias: angst, drama, temas de género.
—Contéstale que sí —le dijo—. Aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te arrepientas, porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le contestas que no.
~El Amor en los Tiempos del Cólera, Gabriel García Márquez~
La música que salía del piano llegó a su fin, y Yoongi soltó un suspiro de alivio, quedándose un momento en silencio debido a la comodidad que sentía- Minutos después se giró hacia Sora, que le sonreía dulcemente, sentada en el sofá.
Su psicóloga era casi de su porte, con piel más morena del común, y cabello rapado totalmente. A Yoongi le causó una gran impresión positiva cuando la vio, sintiéndose cómodo inmediatamente con ella, y todo mejoró cuando, al entrar a su oficina, vio el piano en una esquina.
Yoongi siempre fue bastante tímido y vergonzoso, sin embargo, no dudó en preguntarle si podía tocar una pieza. La mujer no se negó, amable, dulce, y Yoongi se dio cuenta, unas semanas atrás, de que realmente la quería por su actitud. De alguna forma, le recordaba a mamá Taeyeon.
―¿Cómo te has sentido estos últimos días? ―preguntó Sora al verlo ponerse de pie, sentándose frente a ella.
Puso una expresión pensativa.
―Todo ha estado bien ―dijo―, pero... um, el otro día acepté cenar con Hoseok y Jihyo. Ella fue muy amable a pesar de que la estaba evitando, no me hizo ninguna pregunta incómoda y su cena estaba buena ―titubeó un instante―, aunque... me da la impresión de que... bueno, Hoseok no le ha dicho de mí.
Sora enarcó una ceja, viéndolo nervioso, sus ojos moviéndose a la forma en que abría y cerraba sus manos sobre sus rodillas, su pie golpeando el suelo de forma incansable en un gesto que Yoongi dijo no podía controlar.
―¿Sobre qué ustedes fueron novios?
―Sobre que soy transexual ―murmuró Yoongi, forzándose a tomar aire para controlar la ansiedad que pujaba por salir de su garganta― y sobre eso también. Jihyo parece sólo saber que somos buenos amigos ―soltó una risa mordaz―. Obviamente es lo único que sabe, no se comportaría de esa forma si supiera la verdad.
―Yoongi...
―¡Es la verdad! ―soltó Yoongi―. De seguro Hoseok siente vergüenza por haber estado conmigo, ¡es tan obvio! Vergüenza y asco, y no quiere decírselo a la perfecta de su novia porque no quiere que lo dejen, porque sabe que Jihyo sentirá desprecio por mí así que...
―Yoongi ―le interrumpió Sora―, a veces, cuando dices esas cosas, siento que eres tú mismo quien las piensa y no el resto.
El muchacho se quedó en silencio.
Desvió la vista, su tráquea apretándose más, y tomó más aire, ya que sentía que en cualquier momento se iba a asfixiar. Sora no le estaba mirando acusadoramente ni de forma triste, sólo parecía estar dando un hecho, y Yoongi lo sintió de esa manera.
Como si fuera un hecho, claro y brutal.
Por supuesto que lo era. Había tanta confusión en su interior todavía, tanto miedo, y por sobre todo, palabras grabadas de personas a las que quiso mucho y que todavía no podía eliminar.
A veces, tenía pesadillas con ellos. Con mamá, con papá, con Jiho, con el padre de Hoseok, con todas sus crueles palabras, y una parte suya pensaba que eran ciertas. Que, bueno, él era un chico, pero repulsivo, al fin y al cabo. Un chico asqueroso que daba vergüenza ajena.
Cubrió su rostro con ambas manos.
―A veces, las personas a nuestro alrededor ―dijo Sora con suavidad―, no son quienes nos ponen límites, sino que somos nosotros mismos.
Volvió a tomar aire, sintiendo como su alrededor se estabilizó una vez más. Estaba bien. Estaba perfecto, el momento de pánico ya pasó.
―Lo he estado aplazando ―murmuró Yoongi en voz baja―, pero yo... quiero empezar a tomar hormonas...
Sora permaneció en silencio, dejando que Yoongi se tomara su tiempo para hablar, para expresar todo lo que le estaba ahogando.
―Sé que... que hay muchas cosas que no podré cambiar jamás de mí, y e-estoy aprendiendo a vivir con eso ―continuó, mordiendo su labio inferior―, y eso está bien, de alguna forma, hallaré la forma de aceptarlo. Pero... re-realmente me gustaría...
―Lo he estado hablando con Jaebeom ―contestó Sora, con su expresión comprensiva, siempre cariñosa y amable―, y estamos dispuestos a iniciar contigo una terapia hormonal hasta el punto que tú decidas. Por supuesto que vamos a estar aconsejándote y dando, dentro de lo posible, nuestras recomendaciones, pero debes saber, Yoongi, que el único dueño de tu vida eres tú, y así debes ver hasta qué punto te sientes realmente satisfecho.
Asintió, su estómago dando vueltas ante la perspectiva que se le estaba presentando.
Sora suspiró, llamando su atención otra vez.
―Por otro lado, Jaebeom será quien emita las recomendaciones, y en conjunto, te buscaremos un endocrinólogo especialista en terapia hormonal. Sin embargo ―Yoongi la miró al notar su expresión decidida―, debes tener en cuenta que muchas terapias hormonales suelen ser rechazadas si el paciente presente alguna enfermedad mental.
Yoongi sintió como perdía el poco color de su cara, abriendo su boca en una mueca sorprendida.
―Pero...
―Por ello, Yoongi ―continuó Sora―, es que vamos a ser más duros contigo con tu tratamiento, ¿está bien? Con Jaebeom no podemos obligarte a consumir tus antidepresivos, pero debes tener en cuenta que si, en algún momento, llegas a dejarlos en contra de nuestras indicaciones, tu posible terapia hormonal se verá truncada por tu trastorno depresivo y de ansiedad, ¿lo entiendes?
Tragó saliva, asintiendo en silencio, pues entendía muy bien lo que su psicóloga le quería decir en ese instante, y no era necesario que se lo repitieran: Yoongi tuvo unos malos episodios en todo ese tiempo que llevaba en Seúl. Fueron tres momentos críticos en los que se negó a consumir sus antidepresivos y que vinieron de la mano con crisis de pánico, y Hoseok (siempre Hoseok), e incluso Namjoon, tuvieron que estabilizarlo para no llevarlo al hospital.
El último fue luego de año nuevo, casi dos meses atrás, tres días después de que Hoseok les hubiera presentado a Jihyo. Yoongi se empezó a sentir muy mal ese día, sin gana alguna de salir de su cama, incluso sin levantarse para comer, sólo durmiendo y llorando en silencio, y estuvo así hasta el día siguiente, sólo yendo al baño para beber agua y hacer sus necesidades.
Namjoon tuvo que entrar a su cuarto, notando que no le haría caso, así que llamó a Hoseok, que le trató como si fuera un niño pequeño. No le importaba mucho, no si era Hoseok.
―¿No quieres comer? ―suspiró Hoseok esa vez, subiéndose a la cama―. Pero cociné yo, Yoonie...
Se dio vuelta, dándole la espalda, con sus ojos llenos de lágrimas, cubriendo su boca para que no escuchara los sollozos que salían de su boca.
Pero Hoseok siempre le conoció tan, tan bien...
Su mejor amigo lo abrazó por encima de las mantas, suspirando con cariño.
―Lado azul... ―le cantó en voz baja, sin soltarlo un poco, aferrándolo más contra él―, Dentro de mí sueño azul... Quiero contenerte... Incluso si dices que no...
Yoongi no tenía idea de dónde sacó esa canción, sin embargo, no le importaba un poco, porque estaba funcionando muy bien. El tono dulce de Hoseok siempre funcionaba muy bien para calmarlo, así que no dudó en devolverle el abrazo para quedarse dormido, y luego ir a comer.
Trató de borrar ese episodio debido a que, honestamente, le daba mucha vergüenza.
―Está bien ―concedió Yoongi―, seré más responsable con mi tratamiento.
Sora le miró con aprobación.
―Si te mantienes estable hasta tu cumpleaños, consumiendo tus medicamentos cuando corresponde, iniciaremos con todo el papeleo y tendremos nuestra primera cita con el endocrinólogo que escojamos, ¿te parece? ―ella le sonrió―. Sería un buen regalo, ¿no lo crees?
Contra su voluntad sonrió, dándole la razón, y se dejó envolver con esa familiar sensación de que las cosas iban por buen rumbo.
―¡Hasta abajo, hasta abajo!
Yoongi sacudió su cabeza al ver a Howon gritando de forma escandalosa hacia Chaerin, que estaba bebiendo su décimo vasito de soju sin detenerse, y más gritos explotaron a su alrededor cuando lo logró, todo el mundo riéndose al ver que la chica se alzó victoriosa.
Sonrió levemente, girándose al sentir el brazo de Namjoon deslizándose por su cintura.
―¿No estás cansado? ―preguntó su compañero, relajado luego de un largo día en la empresa.
Ambos decidieron pasarse por el café de Heejin, pues esa noche habría una junta con varios chicos que pertenecían a una pequeña comunidad LGTB de la ciudad. Namjoon fue quien los encontró cuando llegaron, aludiendo a que haría bien conocer a nuevas personas para formar un círculo familiar, y Yoongi al inicio estuvo algo reacio y nervioso, pero su amigo nunca le dejó solo.
Así fue como se incorporó a ese nuevo grupo lleno de personas que jamás le miraron mal: Howon, uno de los mayores, era gay; Chaerin era bisexual; a Jaejoong le encantaba el transformismo...
Lee Kyungeun era una mujer transexual, que en ese momento estaba cantando sobre el pequeño escenario del café. Tenía el mismo formato que el café de Heechul, lo que sirvió bastante para que Yoongi se sintiera cómodo allí.
La miró, sonriendo de lado al ver a la mujer cantando de forma tan animada, para luego darle un beso a Namjoon en los labios.
―Estoy bien ―le dijo, pellizcándole una mejilla y admirando el hoyuelo que se le formaba.
Namjoon se rió.
―¿Sí? ¡Bien, quiero presentarte a alguien! ―se animó Namjoon―. Has estado tan metido en la empresa que no te has pasado por aquí, ¡hay mucha gente nueva!
―Namjoon...
―Por favor ―el chico la miró con un puchero, poniendo ojos de cachorrito, y Yoongi lo golpeó en el costado―. Estaré a tu lado, lo prometo.
Suspiró, terminando de beber el vaso de cerveza que se sirvió, y se puso de pie, tomándole la mano al mayor. Se dejó llevar por él por entremedio de todas las personas del local, algunos saludándolos con gesto o con alguna palmada en la espalda. Era, en esos momentos, en donde extrañaba más a Jungkook y a Jimin, extrañaba sus juntas en Daegu y todos los amigos que hizo allí. Extrañaba a EunYoung.
Pensó que, cuando fuera a ver a su hermano, podría ir a visitar a su amigo junto a Henry. Eso sonaba bien, más porque se iba a cumplir un año del ataque que sufrió. De que Jungkook fuera también violentado.
Y todavía no había justicia. Puede que nunca la hubiera.
Namjoon se detuvo frente a otro grupo de personas en una mesa. Reconoció a Momo, una chica japonesa que se dedicaba al baile, y a Sehyuk, un muchacho que estudiaba Derecho, y los saludó con una sonrisa algo cohibida. A la tercera persona no la reconoció, pero desvió sus ojos al notar que no era asiática.
―¡Hola! ―saludó Namjoon, tratando de lucir relajado, sentándose en la mesa, y los conocidos le hicieron un espacio para que Yoongi pusiera una silla―. Hey, Yoongi, no la has visto nunca, ¿cierto? ―preguntó, moviendo su cabeza hacia la chica.
Negó con la cabeza, su boca un poco seca.
―No ―contesto, queriendo llorar porque su tono salió algo agudo.
―Ella es Alexandra ―presentó Namjoon, antes de girarse hacia la chica, hablando ahora en inglés―. ¿Vas mejorando en el coreano?
La muchacha sonrió.
―A medias ―contestó, en un chapucero coreano―. Soy Alexandra ―añadió, luciendo algo insegura.
―Hola ―respondió Yoongi, sin mirarla a los ojos―, soy Min Yoongi.
No podía mirarla por dos motivos: el primero, y más importante, es que se estaba sintiendo algo ansioso y realmente no se veía capaz de levantar la vista para establecer contacto visual. Muy apenas podía lograrlo totalmente con Namjoon.
Y lo segundo, es porque Alexandra no sólo no era asiática, sino que también era de piel oscura, su cabello de un fuerte castaño, rizado, con un estilo afro total. Su sola presencia en ese lugar parecía ser un imán para el resto de las personas.
Mordió su labio inferior.
―Alex es rapera también ―dijo Namjoon con ánimo―, y está de intercambio por estudios, ¿no es eso genial?
Yoongi parpadeó.
―¿Cuántos años tienes? ―le preguntó a la chica.
Alexandra sonrió.
―Veintidós ―respondió, y a Yoongi se le hizo un poco gracioso (pero tierno) su marcado acento extranjero―. ¿Y tú, Yoon...?
―Yoongi ―repitió―. Voy a cumplir los diecinueve años.
―Oh ―Alexandra pasó su cabello por detrás de su oreja―. ¿Eres la novia de Namjoon?
Sintió su sonrisa tensarse en ese punto, en tanto Namjoon se atoró con su bebida. Momo tosió en voz baja, mientras Sehyuk desviaba la vista con vergüenza.
―Alex ―dijo Momo con delicadeza―, Yoongi es masculino.
―¡Oh! ―Alexandra soltó una risa nerviosa, luciendo ahora avergonzada, mirando a Yoongi con disculpa―. Lo siento mucho, no quise...
―Está bien ―dijo Yoongi poniéndose de pie e ignorando la mirada preocupada de Namjoon―. Debo ir al baño, vuelvo enseguida.
Se marchó antes de que Namjoon pudiera decir algo más, caminando por entre las personas hasta llegar a los lavabos, y entró al de hombres, suspirando cuando vio su reflejo.
Su cabello estaba creciendo, su rostro seguía luciendo fino, delicado, alargado. En definitiva...
Humedeció su cara. No era culpa de la pobre chica, por supuesto, si no lo conocía y era su primera impresión, ¿qué más podía esperar? No estaba molesto por eso, no iba a sentirse ofendido ni hacer un show mediático por lo ocurrido, pero eso no quitaba un poco el desgano que le provocó la situación.
Salió del baño minutos después, sin embargo, alguien ya le estaba esperando.
―Lo siento de verdad ―dijo Alexandra, luciendo como si fuera a llorar en cualquier momento―, no quise ofenderte.
―No te preocupes ―aclaró, tratando de sonreír―, ha sido un largo día y me ha pillado con la guardia baja ―añadió, forzándose a que sus palabras salieran lentas para que Alexandra lo entendiera bien―, a cualquiera le puede pasar.
―Yo sólo... ―Alexandra hizo un mohín―, estoy aquí desde enero y ha sido un poco difícil todo esto, sé lo que es que te discriminen por estupideces... ―la muchacha suspiró―. Discúlpame.
Yoongi volvió a mirarla, observándola detenidamente, viendo lo bonita que era: no sólo su cabello rizado ni su cara delgada, sino también sus ojos de un extraño color miel oscuro, grandes, poco vistos en Corea. Su cuerpo era, además curvilíneo totalmente, delgada, con un porte estilizado, y se sintió torpe de repente.
Volvió a desviar su vista.
―Está bien ―le dijo con torpeza―, no ha sido nada.
Alexandra le sonrió y sintió, de pronto, mucha vergüenza. Quería desaparecer de allí, con sus mejillas coloradas repentinamente.
―¿Volvemos a la mesa? ―ofreció Alex.
Asintió con la cabeza porque su voz no podía salir de pronto, siguiéndola a través de la multitud, y dejando que el fiestero aire de la noche despejara su nublada mente en ese instante.
A Yoongi no le gustaban mucho los abrazos ni el contacto en general, pero eso no significaba que fuera una persona helada o fría. Simple y llanamente, prefería ser él quien buscaba a alguien cuando no se sentía muy bien.
Antes siempre era Hoseok. Hasta cierto punto, todavía sus manos picaban por buscarlo y dejarse abrazar por él, ya que Hoseok era quién daba los mejores abrazos del mundo. Pero tenía claro que ya no podía hacer eso, pues ellos terminaron, estaban saliendo con otras personas y debían darse su espacio.
Sin embargo, Namjoon también daba buenos abrazos.
―¿Te gusta Alex? ―le preguntó en medio del silencio de la noche, ambos acostados en la cama de Namjoon, acurrucados uno contra el otro.
Namjoon parpadeó antes de desviar su vista, con color pintando su rostro, podía verlo debido a que era iluminado por la luz de la luna.
―¿Qué? ―preguntó Namjoon―. ¿Por qué...?
―Ella es muy bonita ―dijo Yoongi―. ¿Te has acostado con ella?
Namjoon volvió a atragantarse con su saliva.
―¡Yoongi!
El menor ocultó su rostro en el pecho de él, suspirando.
―Tú sabes... ―comenzó a decir Yoongi―, tú y yo estamos en una relación abierta, entonces si quieres...
―Ah, Yoongi...
―No quiero que sientas que me debes algo ―insistió Yoongi, enderezándose ahora para poder mirarlo un poco mejor―, porque yo estoy bien con lo que tenemos ahora. No siento que... Poner más compromiso me cuesta demasiado, porque no sé muy bien de lo que soy capaz de dar.
Namjoon lo observó, sus dedos acariciando su desordenado cabello, para luego pellizcarle la mejilla, sonriendo al escuchar su quejido de irritación. Tiró de él para abrazarlo una vez más, dándole un beso pequeño en los labios.
―Está bien, tú me gustas mucho ahora ―dijo Namjoon―. Alex es muy bonita, pero no me he acostado con ella.
―¿Es lesbiana?
―Bisexual ―corrigió Namjoon―, como yo. Pero me gustaría conocerla un poco más. Y si llegara a ocurrir algo, te lo diría para que las cosas estén claras entre nosotros.
Asintió, dándole otro beso y sonriendo cuando sintió las manos del mayor acariciando su cintura, haciéndole cosquillas. Luego de varios segundos, le dio un golpe para que dejara de molestarlo, riéndose también y causando que Namjoon se carcajeara.
―Iré a buscar un vaso con agua, ¿quieres algo? Creo que quedaban galletas en la encimera ―dijo, poniéndose de pie.
Namjoon hizo un gesto con su mano, sacudiendo la cabeza.
―No, sólo ven a dormir, no me gusta que te quedes hasta tarde ―dijo Namjoon, cubriéndose con las frazadas.
Soltó un resoplido, saliendo del cuarto para ir hacia la cocina, y no le tomó importancia al ver la luz encendida. De seguro era Lisa, comiendo algo a las dos de la mañana, porque ella siempre–
Se quedó congelado al ver a Jihyo sacando un yogurt del refrigerador.
Pensó en irse rápidamente, pero en ese momento la chica se volteó, y ambos se quedaron mirando con expresiones de sorpresa que, con velocidad, se transformó en incomodidad.
Yoongi se aclaró la garganta.
―Hola, noona ―saludó, fingiendo ignorar la camisa de Hoseok que la chica llevaba.
Jihyo sonrió con timidez.
―Hola, Yoongi ―respondió Jihyo, buscando ahora una cuchara.
Yoongi agarró un vaso, llevándolo al fregadero para llenarlo con agua, esperando que la chica se marchara para así no tener que entablar una conversación con ella.
―¿Saliste con Namjoon? ―preguntó entonces Jihyo.
Mordió su labio inferior.
―Sí ―respondió, queriendo que su tono de voz saliera suave y no agresivo―, teníamos una junta con otros amigos.
―Oh ―Jihyo volvió a sonreír―, eso suena muy genial, ¡se nota que ustedes son muy buenos amigos!
Soltó una risa burlona, creyendo que Jihyo debía estar bromeando, pero su mofa desapareció al ver que la muchacha le miraba con desconcierto.
―¿Qué? ―preguntó Yoongi, atónito―. Tú... ¿realmente crees que sólo somos amigos?
Jihyo ahora tenía una expresión de incomodidad.
―¿No lo son? ―tartamudeó, insegura.
El chico soltó un chasquido con su lengua, haciendo un gesto para tratar de quitarle importancia, aunque una parte suya moría por actuar de una forma grosera y soltarle todo. Absolutamente todo.
Pero eso no estaba bien, así que sólo fingió que esa conversación no había ocurrido.
―Ya es tarde ―dijo―, deberíamos ir a dormir, noona ―añadió.
Jihyo hizo un pequeño mohín, su rostro viéndose adorable, y Yoongi la detestó un poquito más por eso.
―Es sólo que... ―Jihyo parecía indecisa―, po-podríamos hacer otra cena...
―Noona ―dijo, tratando de que su voz sonara amable―, no tienes que esforzarte, ¿está bien? Yo no... ―rascó su nuca―, lamento si he sido algo grosero contigo, he tenido varios malos días y me he desquitado de una forma que no corresponde. Pero... ―buscó las palabras correctas para decir― no me gusta mucho que fuercen las cosas, ¿lo entiendes? Entonces no... no tienes que actuar así conmigo, lo prefiero de esa forma.
Jihyo le observó, asintiendo en silencio y luciendo entonces un poco triste, aunque pareciendo entender sin problema alguno a qué se refería.
―Lamento si te incomodé, Yoongi ―suspiró Jihyo―, es que... Hoseok realmente me gusta y no quiero... arruinarlo con él.
Humedeció sus labios, tomando aire para no dar rienda suelta a los comentarios groseros e irónicos que pujaban por salir. No era lo correcto y no quería ser malo.
―Te entiendo ―mintió―, pero no te preocupes por mí. Yo no... te odio ni me caes mal, te lo juro.
Jihyo ahora sonrió con más fuerza, asintiendo y retrocediendo unos pasos para volver al cuarto de Hoseok.
―Está bien ―concedió―, nos vemos entonces, Yoongi.
―Nos vemos, noona ―se despidió Yoongi, volteándose para seguir bebiendo agua.
Bien. Bien. Yoongi estaba madurando, ¿no es así?
Entonces, ¿por qué ahora sentía que quería golpear algo?
Madurez. Sí, cómo no. Sólo se estaba volviendo más idiota con el pasar del tiempo. Qué fracaso.
foto de alex:
¡gracias por leer!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top