Capítulo 7: La Reunión Secreta

Narrado por Caroline

Danny se había ido. El juego había iniciado.

Nos quedamos sentados en la sala pensando en la siguiente jugada que daríamos. Sabía que quien debía seguir era yo, pero todo iba a depender de si Danny lograba encontrar todo.

—Háblanos más del juego Caroline —habló Dylan tomando postura seria.

—¿Qué quieren saber?

—¿Qué pasa si Danny no encuentra todo?

—Nada. Básicamente queda fuera del juego...

—Eso quiere decir que... ¿puede morir? —preguntó Lizeth temerosamente.

—Es una opción. Todo depende de las reglas de Evan...

—¡Pero no las sabemos! —gritó Dylan exaltado. Intenté calmarlo, pero fue en vano.

—¿Quién gana el juego? —esta vez Tiffany fue quien intervino.

—Todos los que encuentren los objetos. Al menos en nuestra versión todos ganábamos...

El silencio volvió a asaltar la sala. Cada uno volvió a su bloqueo personal en el que nadie podía interrumpir.

Subí a mi habitación y me recosté. Lo único que podíamos hacer era esperar, no había nada más.

Mi celular sonó e inmediatamente lo agarré para ver si no era un mensaje de Danny. Pero no lo fue, en lugar de ello el mensaje era de Evan.

"Si quieres que Danny sobreviva, deberás venir a la cafetería del centro de Runaville. Sola."


Me asomé a través de la ventana y calculé la altura para poder saltar al pasto. No podía irme por la puerta principal sin no captar la atención de todos. Debía hacer caso a todo lo que Evan quería.

Salté sin pensarlo tanto y logré caer en el lugar más blando que había en el jardín. La altura no había sido tanta como lo había visualizado.

De reojo, vi a los chicos todavía en la sala inmersos en sus pensamientos. Sabía que todo esto les estaba reviviendo sensaciones, que hubieran preferido tenerlas reprimidas por el resto de sus vidas.

Corrí hacia la parada de buses que llevaban a los suburbios vecinos. Debía hacer todo con suma discreción.


Al subir al transporte, me percaté de una cara conocida. El mundo era tan pequeño, siempre se encargaba de hacer coincidir a las personas en el momento menos indicado.

—¿Caroline? —preguntó en el momento en que me vio subir al bus.

—Detective Harper, qué sorpresa.

—Cuánto tiempo ha pasado, ¿verdad?

—Sí, unos buenos años... —respondí nerviosa. No quería que nadie supiera lo que iba a hacer.

—¿Y Danny? ¿También está aquí?

—Sí. De hecho regresamos los seis, ¿si los recuerda? —asintió para dejar que continuara hablando—. Nos llegó el correo de invitación al baile y, henos aquí. Nuevamente en este maldito lugar.

—No debían de haber regresado.

Lo mismo pienso, pero las cosas así debían de pasar.

—Sí, ¿verdad? Pero fue algo que decidimos juntos.

—Está bien. ¿Y a dónde te diriges?

—A Runaville.

—Oh mira, qué coincidencia.

Maldita sea.

Durante todo el camino el detective quiso que lo pusiera al tanto de mi vida. Básicamente me la pasé resumiendo todo lo que había hecho desde el inicio de la universidad hasta ahora.

Después de tanto hablar de mí, comencé a bombardearlo de preguntas sobre Evan y el por qué es que no lo habían atrapado todavía. Me contó sobre algunas pistas que estaban siguiendo, pero que esas pistas habían sido plantadas para despistar a todos. Por lo que su captura se había atrasado más de lo debido.

Sin embargo, algo que me dejó sin habla, fue cuando me habló sobre la muerte de Malcolm Stewart. La información sobre su caso había sido esparcida por toda la prisión, así que algunos presos con sus propias manos le quitaron la vida. No podía creer que ese sujeto ahora estuviera muerto.

— ¿Y nadie lo sabe?

— No. Se quedó en el acuerdo de mantener la noticia libre de todos, para no crear alboroto. Para todo el mundo Malcolm sigue en prisión, pero para un círculo especial de autoridades, está muerto.

—Increíble. Sigo estupefacta.

—Me imagino. Ahora solo resta atrapar a Evan y conseguir que se pudra en la cárcel.

Lo que restó del camino nos quedamos sin hablar. Lo único que escuchaba era rugir del motor andando.

Dejé de pensar en Malcolm y empecé a concentrarme en cómo me le escaparía al detective Harper. Evan no podía ver que estaba llegando con él, pensaría que le estaba tendiendo una trampa. Y lo que menos quería, era perjudicar a Danny y a todos.


Al descender del bus inmediatamente me despedí diciendo que ya iba atrasada en mi compromiso. El detective no logró despedirse como debía, solo de reojo alcancé a ver que movía la mano diciendo adiós.

Vaya improvisación que había hecho.

Me quedé cerca de una calle esperando a que quedara fuera de mi vista para poder ir hacia mi destino. En el momento en que lo perdí del perímetro, corrí hacia la cafetería en que me había citado Evan.

Crucé la puerta y una campana sonó. Era una manera de indicar que alguien estaba ingresando al lugar o que alguien ya se estaba retirando.

Giré mi vista a mis laterales buscando al maldito que había jugado con todos, al hijo de puta que había matado a varios de nosotros, al infeliz que quería asesinar con mis propias manos. Y ahí estaba, en una de las esquinas. Sonriendo en el momento en que nuestra miradas se cruzaron.

—Hola Caroline.

—¿Qué quieres de mí maldito? —dije tomando asiento. Debía ser lo más discreta posible.

—Primero, que bajes de tono. No estás en condiciones de hablarme así. Segundo, deberás escuchar todo lo que diré.

—Entendido.

—Como bien sabes, tienen una misión importante con el propio juego que ustedes crearon. Solo que las reglas esta vez van a ser un poquito diferentes. Quien no logre conseguir cada una de las cosas que están en la lista, será candidato a ver a sus padres morir. Quien intente hacer trampa, también se unirá a la lista de candidatos. Todos pueden salir vencedores si así lo desean, pueden regresar a sus escuelas y terminar con todo lo que tenían planeado antes de regresar. Y mejor aún: pueden recuperar a sus padres.

—Pero...

—Todavía no acabo. Una regla muy clara que les deje en la carta, es que no quería que le dijeran a nadie. Y parece que no lo entendiste.

—No, espera.

—¡Shh! Te vi bajando del bus con uno de los detectives de Stewartville. Y eso tiene consecuencias Caroline.

Sacó su teléfono del bolsillo y lo colocó de tal forma que viera la pantalla. En ella estaban mis padres atados en sillas. Intenté decirle que no era lo que estaba pensando, pero fue inútil.

Detrás de ellos apareció alguien y sin pensarlo cortó el cuello de mi papá. Intenté no gritar y explotar en ese momento. Sabía que si hacía algo, lo provocaría aún más.

—Advertida Caroline. No estoy jugando, bueno sí estamos. Pero, entendiste ¿no?

—Eres un maldito hijo de puta.

—Cuidado con esa boca. No estás en condiciones para actuar de esa manera.

—Te detesto.

—Y bien. ¿Algo que quieras preguntar?

Sequé las lágrimas de mis ojos. Debía actuar con la cabeza fría, tenía que sacarle cualquier tipo de información que pudiera ayudarnos.

—¿Cómo es que nadie te ha atrapado?

—¿Qué no ves? Tuve que cambiar mi apariencia. Nadie conseguirá reconocerme, a menos que haya convivido lo suficiente conmigo. Así como tú, lo hiciste en el momento en que me viste.

—¿Cómo lograste atrapar a nuestros padres?

—No trabajo solo Care. ¿Acaso pensaste que los dejaría ir a sus escuelas así sin más? Fue un trabajo con mucha dedicación. Conseguir gente que fueran mis ojos y oídos con los demás; seguir a sus padres una vez que ustedes mismos nos llevaran a ellos.

—¿Por qué haces esto?

—Porque debo acabar con aquello que inició mi padre y hermano. Tal vez Malcolm no haya logrado matar a sus padres, pero si es algo que debo completar, con gusto lo haré. Y Christopher no terminó con ustedes hace seis años, y henos aquí. Ya solo restan ustedes dos...

—Pero dijiste que todos podíamos ganar el juego.

—Sí, pero las reglas cambian a veces para conveniencia de uno.

No supe qué más decir. Evan se levantó del asiento y se acercó a mi oído.

—Nos vemos en la fiesta. 

¡Hola Marcados!
Les tengo un capítulo especial, porque salió inesperadamente.

Espero les haya gustado. Que lo hayan disfrutado. Así que voten y comenten.

Compartan con sus amigos. Me gusta ver cómo muchas personas se están uniendo a la Trilogía. :D


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