If I feel*


Nunca olvidaría la segunda vez que la vio.

Steven llegó unos pocos minutos antes de las doce, y ella llegó a la hora en punto. La vio venir desde lejos; y cuando la observó de cerca, apenas pudo dar crédito a sus ojos.

Llevaba una camisilla blanca ceñida, y una linda minifalda con vuelo que le llegaba a la mitad de los muslos. El atuendo resaltaba la perfección de sus formas. Pero lo más impresionante para Steven, fue la manera en que arregló su rostro y su cabello. Utilizó solamente un delineador, y sombras tenues del color exacto de sus ojos. Su cabello estaba recogido en dos trenzas que caían sobre sus hombros; con un flequillo que resaltaba el aire entre inocente y perverso de su mirada, y la belleza casi infantil de los rasgos de su cara.

Estaba preciosa. Mucho más que el día anterior.

Era la primera vez que Steven veía a una verdadera loli.

Ella lo saludó efusivamente, y se dio cuenta enseguida del efecto que produjo. El chico apenas pudo balbucear algo, mientras ella lo besaba en la comisura de la boca. Steven tardó unos segundos en reponerse de la impresión.

La chica estaba de verdad encantada por el efecto que había logrado. Pero no le dijo nada a Steven. Ya se había dado perfecta cuenta de lo inocente que era él, y no era conveniente incomodarlo con bromas o sarcasmos.

Después de todo, era su primera cita. Tenía que ser memorable.

***

Y lo fue. Una vez repuesto de la impresión, Steven volvió a ser el chico alegre, adorable y atento de siempre. Pasaron juntos otro día maravilloso, disfrutando de las atracciones mecánicas más peligrosas de Funland; riendo, bromeando y comiendo juntos. A diferencia de Connie, a Lofn le emocionaba mucho la buena comida, y devoraba sin preocuparse las cosas más exóticas y ricas en grasa.

Al caer la tarde, se sentaron juntos en una escollera de la playa y contemplaron el mar mientras conversaban. Después de un rato, se habían tomado la suficiente confianza como para que Steven le hablara de las gemas, del grupo de las Gemas de Cristal, y de su condición de híbrido. La chica no se convenció del todo hasta que él le mostró su cuarzo.

- ¡Es increíble! - dijo tocando el cuarzo rosa del chico con absoluta naturalidad -. ¿Tu gema es como una parte de tu vientre?

- Sí, así es - respondió Steven, un poco apenado por el toque inesperado.

- ¿Y qué se siente?

- No lo sé. La he tenido toda mi vida, y no se siente como algo raro o ajeno a mi cuerpo; si te refieres a eso.

Curiosamente, ella no manifestó mayor interés sobre sus aventuras como Gema de Cristal.

- Entonces te entrenas con ellas, pero pocas veces te dejan ir a sus misiones. Dime una cosa, Steven. ¿No te sientes solo? ¿No extrañas a tus padres?

- Sí. Me quedo sólo la mayor parte del tiempo. Pero las chicas tienen misiones; mi papá su trabajo. Y mi mamá... Bueno, ya intenté explicarte.

Steven suspiró.

- A veces, pasaba las tardes con Connie. Paseábamos juntos, leíamos, asábamos malvaviscos, o jugábamos algún juego de mesa en el templo. Nosotros dos solos.

Lofn sonrió ligeramente. No pudo evitar pensar en la clase de juegos que ella habría jugado con Steven, si hubiera estado en el lugar de la tal Connie. ¡Vaya romance a nivel de primaria! No era sorprendente que, en cuanto creció un poco, ella fuera a buscar algo más... emocionante.

Qué niña tan tonta e inexperta. -pensó la chica-. Con alguien como Steven hay que ir poco a poco, sin desesperarse... Y gozar con cada etapa del proceso.

- Te entiendo, Steven -dijo Lofn-. Mi madre vive, pero no la veo mucho. Yo me quedé con papá, y mi madre está siempre viajando. Me encanta verla y la pasamos muy bien juntas. Pero tengo suerte si la veo una vez al año.

- Oh... Yo, lo siento.

La chica le dirigió una sonrisa forzada.

- Está bien. No debería quejarme. Yo por lo menos puedo verla.

Con un movimiento rápido, se pegó al muchacho y recargo la cabeza en su hombro.

- Me encanta estar contigo, Steven. ¿Sabes? Eres el único que me entiende.

Steven se sonrojó. La proximidad del hermoso cuerpo de la chica, la suavidad y el aroma de su cabello estaban comenzando a hacerlo sentir extraño y confundido. ¿Qué podía ser ese nuevo sentimiento?

Solo sabía que se sentía tan bien, al tener su cabeza recargada en el hombro...

Ni siquiera se dio cuenta cuando él también recargó su cabeza sobre la de ella.

***

- ¡Hey, Stevo! - dijo Greg al ver a su hijo-. ¿Cómo estás, socio?

- Creo que... Mucho mejor, papá. Pero la verdad, me siento confundido. ¿Podemos platicar?

En efecto, estaba confundido y un poco asustado. Hacía más de una semana que salía con Lofn, y las sensaciones y pensamientos que tenía eran muy distintos a lo que estaba acostumbrado... Sus citas con la chica se habían convertido en una necesidad. Apenas terminaba una, y ya pensaba en la del día siguiente.

Y empezaba también a tener cambios corporales. Ciertas partes de su cuerpo reaccionaban con sensaciones incomodas, cada vez que la veían con aquellas blusas entalladas y sus diminutos shorts.

También le parecía perturbador el hecho de pensar muy poco en Connie. Tantos días de añoranza, de dolor, de recordar muchas cosas buenas con el corazón entristecido habían sido borrados de un plumazo. ¿Es que lo que vivió con ella ya no representaba nada? ¿Connie había sentido lo mismo, y por eso destruyó su amistad sin misericordia?

Lofn consiguió que olvidara sus penas. Pero le había traído nuevas e inesperadas complicaciones. Le estaba costando trabajo concentrarse en los entrenamientos, y la única misión en la que había participado en esos días se había visto seriamente comprometida por sus distracciones. Tanto, que Garnet decidió suspenderlo hasta que "se sintiera mejor".

De todo eso habló con su padre. Greg, como siempre, lo escuchó con toda atención. Para él era evidente lo que ocurría, y solo le preocupaba saber hasta qué grado le afectaban aquellos cambios a su hijo.

- Vamos a ver, Stevo -recapituló Greg-. Quieres pasar cada vez más tiempo con ella. Te gusta mucho cómo se ve y cómo te trata. Tu cuerpo se siente raro cuando la ves. Te sientes feliz y contento a su lado, y te ha hecho olvidar lo que te pasó con Connie... Todo eso tiene un nombre cuando viene en conjunto, hijo. ¿Sabes cuál es el nombre?

Steven se quedó un instante pensando en lo que le dijo su padre. Entonces, descubrió la clave del enigma y se puso todavía más rojo que cuando Lofn lo abrazaba contra sus pechos.

- ¡Papá! ¡No querrás decir que...

- ¿Qué estás enamorado de ella? -completó Greg con una sonrisa-. Hijo, ¿acaso crees que eso tiene algo de malo?

Steven se quedó callado. Estaba a punto de contestar que no. Pero todo el dolor, el miedo, las preocupaciones y emociones tan intensas de las últimas semanas se agolparon en su corazón. Sus ojos se nublaron y comenzó a llorar.

- Oh, Steven...

Greg lo abrazó, y Steven se refugió en los brazos de su padre. Tuvo que calmarse un poco antes de que pudiera volver a hablar.

- Papá. Ya estuve enamorado de Connie. ¡Y mira lo que pasó! Me rompieron el corazón. ¿Y si me vuelve a pasar lo mismo? Lofn es muy bonita, una chica increíble. ¿Y si se enamora de alguien más? ¿Y si ella sólo quiere que seamos amigos? No quiero que eso pase, papá. No quiero sufrir otra vez.

Greg estrechó a su hijo con fuerza, y luego se separó de él para mirarlo a los ojos.

- Hijo, tienes que saber algo. Estas cosas son así. El amor es así. Siempre, siempre tienes el riesgo de que no te quieran, de que te rompan el corazón y de que acabes lastimado. ¿Pero sabes qué, socio? Es lo justo. Es un precio justo por un juego justo.

- ¿Qué? - dijo Steven, perplejo-. ¿Por qué?

- Porque si ganas, si también te aman, tu vida cambiará para siempre. Conocerás la alegría más grande. El máximo placer. El sentimiento supremo que hace que la vida en la Tierra continúe existiendo. Y si pierdes, al menos habrás averiguado cosas sobre ti mismo. Algo ganarás siempre. Recuerdos, buenos momentos...

Greg acarició la cabellera ondulada de su hijo y continuó.

- Mírame mí. Renuncié a todo por tu madre, y ella ya no está conmigo. Pero tengo mil recuerdos maravillosos. Y te tengo a ti, Stevo.

- ¡Oh, papá...

- Si hijo. El dolor que sentí al perder a tu madre jamás podrá igualar las alegrías que sentí y que siento hasta hoy. Y si hoy en día me llevaran al pasado para volver a elegir, sabiendo todo lo que iba a sufrir, no dudaría en volver a escoger lo mismo.

Se abrazaron de nuevo, estrechándose fuertemente.

- Sé valiente, mi pequeño. Toma lo bueno, disfruta todo lo que puedas y consérvalo siempre en tu corazón. Así, aunque finalmente pierdas a tu amor, tendrás mil cosas para recordar con alegría cuando hayas dejado de llorar.

***

- ¡Guau, Steven! - exclamó la muchacha mientras recargaba la cabeza sobre el hombro de del chico -. Nunca lo había pensado de esa manera. ¡Gracias!

- Bueno, es otro punto de vista. ¡Siempre ayuda!

A ambos les dio un ataque de risa, y Lofn aprovechó para abrazarlo. En los últimos días, procuraba el contacto físico cada vez que tenía oportunidad. Sus caras quedaron a menos de diez centímetros de distancia, y sus ojos se encontraron. Sostuvieron sus miradas solo un momento, mientras el rostro de Steven se teñía de un intenso rubor.

- Steven, tienes unos ojos preciosos - dijo la muchacha, mirándolo fijamente.

- No.... Bueno... Gracias, pero - balbuceó el chico-. Tus ojos sí que son hermosos. Yo... Nunca vi unos ojos más preciosos en mi vida.

- ¿De verdad? ¡Gracias! - la muchacha se sonrojó levemente y le dio un beso en la mejilla. Lo soltó solamente para recargar la cabeza en su pecho.

Steven sudaba frío. Intentaba aplicar el consejo que su padre le había dado unas horas antes, pero nunca había estado en una situación así. Abrazando a una chica tan hermosa, aspirando su aroma enervante e intercambiando halagos. ¿Cómo disfrutar si estaba tan nervioso?

- ¿Sabes Steven? - dijo la chica sin soltarlo ni un instante -. Nunca conocí a un chico como tú. Tan alegre y divertido... Tan tierno, cariñoso, y respetuoso... ¿Me dejas que te diga algo?

- Si... Claro.

- Ojalá nunca tuviera que separarme de ti. Cada noche, cuando me voy a mi casa, me es tan difícil verte partir... Cuando me voy a dormir, siempre estoy pensando en nuestra cita del día siguiente.

Se separó un instante solo para tomar sus manos y mirarlo a los ojos.

- Lo que te quiero decir es que... Me encantaría ser tu novia. Que fuéramos novios, Steven.

De alguna manera, Steven esperaba eso desde que ella lo abrazó. Pero esperarlo no le servía de mucho. Estaba demasiado nervioso, y no atinaba a contestar. La chica estaba también nerviosa y sonrojada. Lo miraba, expectante; y estuvo esperando a que respondiera. Hasta que ya no fue capaz de soportar su propia ansiedad.

- Steven, por favor... Dime algo - y apretó sus manos con fuerza.

- Lofn, yo...

- No quieres, ¿verdad? - ella bajó la vista, mientras soltaba sus manos. Esto hizo que el muchacho reaccionara y tomara sus manos antes de que ella las retirara.

- Espera, por favor.

Hizo una pausa para buscar las palabras adecuadas.

- Lofn, hermosa... Me encantas. Me fascina estar contigo; pasar tiempo contigo. Y a mí tampoco me gusta tener que separarme de ti. Pero... ¿Entiendes que tengo miedo?

La muchacha lo miraba fijamente, atenta a cada una de sus palabras. Steven continuó:

- Antes de conocerte me rompieron el corazón. Yo realmente deseaba que mi mejor amiga se convirtiera en mi novia. Ahora, tú eres mi mejor amiga, y sí quiero que seas mi novia. Pero no me gustaría sufrir de nuevo... Volver a llorar y sentirme triste.

Bajó la mirada. Lofn se soltó solamente para tomar la cabeza de Steven entre sus manos.

- Steven, escúchame. Te voy a hacer una promesa. Yo no te voy a hacer llorar, corazón. Nunca te haré llorar.

Steven le regaló una sonrisa forzada.

- No prometas lo que no puedes cumplir.

- No lo haré, cariño. No lo haré.

Le dedicó una sonrisa deslumbrante y, muy lentamente, sin soltar su cabeza, fue acercando su boca a la del chico. El beso fue apenas un poco más que un toque de labios, pero Steven sintió como si le absorbiera la vida y se la volviera a entregar. La suavidad, el calor intenso de aquella boca se estampó a fuego en su memoria.

Se separaron apenas un poco. La sonrisa de la muchacha era radiante.

Steven suspiró y sonrío a su vez. ¡Así que esto era un beso!

Y para enorme deleite de la muchacha, fue él quien buscó el siguiente. 

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*.- Capítulo inspirado en la melodía "If I Feel", de la banda británica THE BEATLES (1964).

https://youtu.be/DdjyNTp9Xa4

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